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31 dic 2020

"Conspiración en Atenas" de León Uris

15 comentarios:

“Le gustaba sentarse a la sombra de un pino y ver cómo los viejos y los niños bajaban por la carretera llevando un haz de leña sobre la espalda. Era agradable el olor acre del queso de cabra, o el contemplar los ondulantes campos de trigo, o el ver cómo las muchachas caminaban erguidas bajo las ánforas que llevaban encima del hombro, marchando suavemente sobre los pies desnudos."

"Conspiración en Atenas" de León Uris

"Conspiración en Atenas", León Uris 1955, thriller bélico
Sinopsis
(tomada de la nota proporcionada por la editorial)
En el momento en que los invasores alemanes se disponen a arrojar al mar a las tropas del Imperio Británico, Mike Morrison, un americano recién llegado a Grecia, se encuentra súbitamente envuelto en una red de intriga y de aventura, con visos de pesadilla, en la que pasa sin transición de las más espeluznantes situaciones a los brazos de dos bellas griegas, para volver a asomarse inmediatamente al mortal abismo de horror y peligro que se abre a sus pies.

El autor

León Uris
(Baltimore, USA, 1924 - 2003) fue un novelista estadounidense de origen judío. En 1941, con sólo diecisiete años, se incorporó al Cuerpo de Marines luchando en la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico Sur. En 1950 la revista Esquire le compró un artículo lo que le animaría a escribir su primera novela, "Battle Cry'" (1953), que fue un éxito de ventas. En 1955 publicó la que acabo de leer, "Conspiración en Atenas" ('The Angry Hills' en el idioma original) situada también en el contexto de la IIª Guerra Mundial. Tras ésta se animó a viajar a Israel y concibió "Éxodus", novela publicada en 1958 que lo consagró definitivamente. En 1967, tras algunas obras menores, revalidó su condición de novelista de éxito con "Topaz". Hasta poco antes de su muerte, continuó escribiendo y publicando novelas muy bien recibidas por el público.

Mi comentario
El norteamericano  Mike Morrison acude a Atenas en plena guerra mundial (estamos en 1941) para retirar unos dineros recibidos de una herencia que, entiende, corren peligro en Grecia ante la inminente entrada de los alemanes. 

Su gestor griego (Fotis Stergiou) lo cita para las ocho de la tarde de ese mismo día no sin antes pedirle que en su vuelta a América  vía Londres lleve con él una carta que le va a entregar. Ese día a la hora convenida Stergiou aparece muy  malherido en su despacho por disparos de agentes alemanes que desean lo mismo que Morrison ahora tiene en su poder: un papel con 17 nombres de agentes contrarios a los nazis infiltrados en países y delegaciones alemanas. 

Todo esto está sucediendo en plena salida de los ingleses de Grecia que se están viendo azuzados por la rápida conquista que los alemanes están realizando. Morrison se une para escapar de los asesinos de Starigou a una división inglesa. Mike para pasar desapercibido se ha vestido con el uniforme de un inglés abatido. Comienza así un auténtico thriller consistente en esta persecución y la huida de este escritor de novelas y periodista norteamericano que se ha visto implicado en una aventura que no buscaba. 

A lo largo del relato nos enteramos de que Morrison está viudo de Ellie, que tiene dos hijos pequeños y que dos mujeres griegas: Eleftheria ("Una bonita muchacha de unos veinte años apareció ante él. Tenía profundos ojos negros y busto erecto y firme; su negro cabello le caía suavemente sobre los morenos y redondos hombros"), que lo atiende en primer lugar y cura de sus heridas; y Lisa  Kriakides, mujer de la Resistencia griega, que lo esconde y prepara para huir de Grecia, las dos se enamoran de él, y él de una de ellas.

En toda esta aventura queda evidente que para el autor y sus lectores los griegos son machistas, tienen a sus mujeres dominadas y ninguneadas mientras que los americanos son amantes de sus esposas, galantes e igualitarios ("Sólo había dos camas en la casa y, como era lógico y era costumbre, Mike tuvo prioridad sobre Eleftheria." o "Mike se sorprendió al descubrir el papel relevante que las prostitutas tenían en la sociedad griega. La esposa, generalmente obtenida a causa de un arreglo entre familias, era pronto arrinconada. ").También se observa que entre los griegos hay traidores a su país (Zervos es un ejemplo de ello) mientras que en los norteamericanos aunque en algún momento el lector lo llegue a pensar, tal cosa no sucede jamás; muy al contrario, ellos, como le sucede a Mike y en menor medida al redactor americano Linsey sienten emoción a la vista de la bandera estrellada. Pero por otra parte la manera de vivir de los griegos, pese al atraso en sus costumbres, le parece pintoresco, sosegado y muy agradable. 

IIª Guerra Mundial, La batalla de Grecia, "The Ungry Hills"
Del mismo modo que los aliados, en especial los norteamericanos, son nobles y buenos, no hay nazi que se salve, más bien al contrario parece haber competencia entre ellos por ver cual es peor. El antagonista de Morrison es el comandante alemán Hailser que es como todos los suyos un condenado abusador de mujeres. En todo momento los alemanes son presentados bajo este punto de vista: violadores, asesinos, torturadores...

Estamos, como se ve, ante un best seller, una novela bélica de aventuras con los ingredientes habituales en el género: maniqueísmo buenos (los americanos y los de la Resistencia) versus malos (los alemanes y los colaboracionistas griegos), tópicos asentados (meridionales europeos atrasados y machistas, frente a norteamericanos civilizados y amables); sexo o al menos cierto erotismo, aunque quizás por la época de su publicación bastante  contenido y nada explícito.

Lo más destacable aparte del desarrollo del thriller, ciertamente entretenido y electrizante, son las sarcásticas referencias al mundo editorial y a ese escritor mediocre, Michael Morrison, una especie de trasunto del propio León Uris que irónica y reiteradamente en la narración se describe como escritor mediocre de unas pocas novelas de serie B. 
  • "Se trataba de Michael Morrison, americano, uno de estos escritores que llenan cuartillas con el exclusivo fin de ganar a cambio el pan y la mantequilla y que se hallan en el catálogo de casi todos los editores."
  • Aceptó la mediocridad cuando sus propios libros se volvieron mediocres, escritos para un público mediocre.

Cierto es que hay diálogos y situaciones muy del gusto de lectores de novelas consideradas de serie B o por debajo de la calidad literaria universalmente entendida por todos. Un ejemplo podría verse en este diálogo amoroso que bien podría haberse sacado de una típica película hollywoodense de los años 40 ó 50:

—¡Vassili! ¡Vassili! ¡Casi me volví loca!
—Lisa… Lisa…
Ella le acarició el cabello con la punta de los dedos y apretó su cara contra los labios de Mike.
—Lisa… Lisa… Lisa…
—No, querido, no. No podemos. Aquí no. No es seguro… Pueden venir los de la Gestapo.

Prueba de que él mismo es el modelo de este Mike Morrison son las palabras que recuerda le dijo en una ocasión uno de sus editores: 
Recordó su primera novela, que versaba sobre el gran amor de un hombre. Su editor, con el cinismo de todos los editores, le dijo que el gran amor sólo existía en las novelas. Su editor también le informó de que tan sólo en los libros se encontraban individuos dispuestos a vivir toda la vida con un recuerdo. Mike se daba cuenta de que el editor tenía toda la razón.
Efectivamente, León Uris a partir de esta segunda novela escrita como la anterior partiendo de su experiencia en la milicia y en la Guerra abandonaría esta temática bélica enfocando sus relatos hacia otros asuntos como el espionaje o las penalidades vividas por la etnia judía a la que él pertenecía.


"Éxodus" de León Uris
Para finalizar
En líneas generales me parece una novela muy entretenida, que se lee muy bien y que me anima a proseguir con alguna otra del escritor. Estoy con él -quiero decir con su personaje Morrison- en que "cuando un profano se topa con un escritor parece sentirse decepcionado si no es un Faulkner o un Hemingway". Efectivamente,  "Conspiración en Atenas" de León Uris, como prácticamente el resto de sus novelas, no está a la altura de la peor de Faulkner y  tampoco de alguna buena de Hemingway;  pero es un autor que entretiene, que maneja con soltura el lenguaje y que sabe captar la atención y el interés del lector. No siempre se puede -y creo que ni se debe- estar degustando ambrosía literaria; de vez en cuando conviene echar pie a tierra para así tomar distancia y valorar debidamente en lo que se merecen las obras de los Faulkner, los Hemingways y demás grandes escritores que en el mundo existen.
_________________________
Nota
Con esta novela doy cumplido final este último día del año al Reto Autores de la A a la Z convocado por por Marisa G. en su blog "Lecturápolis". Creo haberlo completado debidamente y agradezco al Reto el haberme hecho leer autores que nunca lo había -e incluso habría- hecho de no haber tenido necesidad de buscar un apellido que comenzase por esa o aquella otra letra inicial. Este ha sido el caso de León Uris, y no me arrepiento de ello. 


30 dic 2020

Mis favoritos de 2020: Lecturas, Películas, Series TV y Teatro

12 comentarios:
Como llevo haciendo en el blog desde 2015, quiero también este año realizar, de entre la Literatura leída, lo visto en Cine, Televisión y contemplado en Teatros, mi particular ránking. Doy un color a cada una de las cuatro categorías que señalo en el título: Lecturas, Películas, Series TV y Obras de teatro. Vamos allá.

Lecturas
Curiosamente y frente a lo esperado en un año de práctica reclusión, 2020 no ha sido en mi caso -y se lo he leído a otras personas también- un año león león (ja, ja...). ¿Por qué? Pues porque la necesidad de información me ha llevado a abrir la televisión con más frecuencia de lo habitual, tal era y sigue siendo todavía, la urgencia de tener noticias recientes acerca de los desmanes cometidos por el virus de marras y la lucha que contra él se planteaba desde las más altas instancias del país. 

Elegir diez libros de entre los setenta y tantos leídos no es tarea fácil. Dejo fuera de mi selección varios títulos de calidad inmensa como "La madre de Frankestein" de Almudena Grandes o "Justo" de Carlos Bassas del Rey, entre las españolas; "Amsterdam" de Ian McEwan o "Años luz" de James Salter, entre las extrajeras. Y es que quiero ser ecuánime y no premiar a aquellos que a igualdad de méritos con los que selecciono gozan del favor de los mass media más influyentes. De las lecturas que he realizado este 2020 destaco las siguientes:

Los mejores libros de 2020, Mejores lecturas de El blog de Juan Carlos
  1. Los milagros prohibidos” de Alexis Ravelo
  2. Nunca fuimos héroes” de Fernando Benzo
  3. El infinito en un junco” de Irene Vallejo
  4. Lluvia fina” de Luis Landero
  5. La colina del almendro” de Mayte Esteban
  6. Pura pasión” de Annie Ernaux
  7. Ladrilleros” de Selva Almada
  8. El animal moribundo” de Philip Roth
  9. El ferrocarril subterráneo” de Colson Whitehead
  10. El tiempo es un canalla” de Jennifer Egan
Los mejores libros de 2020, Mejores lecturas de El blog de Juan Carlos

Películas
No ha sido buen año para ver películas en Sala que es como a mí más me agrada disfrutar del Cine. El Coronavirus y los sucesivos confinamientos y fases de desescalada que provocó hicieron muy difícil y arriesgado pasar por taquilla físicamente, por lo que muchos de los filmes que he visto ha sido en la pantalla del televisor a través de alguna de las múltiples plataformas que han proliferado aprovechando la explosión obligada del consumo virtual digital. Pese a todo alguna película vi en Sala para no perder el auténtico ser del Séptimo Arte. He seleccionado estos cinco títulos:
  1. “La decisión” de Roger Michell (vista en Movistar) 
  2. “La tercera esposa” de Ashleigh Mayfair (vista en Filmin) 
  3. 1917 de Sam Mendes (vista en Amazon) 
  4. The farewell de Lulu Wang (vista en Movistar) 
  5. “Tenet” de Christopher Nolan (vista en Sala)
Las mejores películas de 2020, Mejores películas de El blog de Juan Carlos

Series TV
Incluyo este 2020 como novedad venida para quedarse -que se dice en repetición cansina tantísimas veces ahora- un apartado de Series televisivas seguidas con gusto por mi parte. Verdad es que he visto bastantes y como el tiempo es uno y las distracciones muchas, la lectura se resiente cuando la visualización de historias crece. La selección que realizo con rapidez a riesgo de dejar en el tintero alguna interesante incluye los siguientes títulos:

Antidisturbios (Movistar) de Rodrigo Sorogoyen; Todas las criaturas grandes y pequeñas (Filmin) adaptación televisiva de los libros del veterinario James Herriot; Roadkill (Movistar) de Michael Keillor; Unorthodox (Netflix) de Maria Schrader; y Gambito de dama (Netflix) de Scott Frank

Las mejores Series TV de 2020, Mejores Series TV de El blog de Juan Carlos



Las mejores Obras de Teatro de 2020, Mejores Espectáculos de El blog de Juan Carlos

↖↖↖ Teatro y Espectáculos ⬈⬈⬈

Macbeth (William Shakespeare), puesta en escena de Gerardo Vera (in memoriam ) y Alfredo Sanzol; “¿Y si nos enamoramos de Scarpia?” de Albert Boadella y Martina Cabanas; “Prostitución” de Andrés Lima y Carmen Machi; “Traición” (Harold Pinter) por Teatro Kamikaze; y Reinar después de morir (Luis Vélez de Guevara), por Compañía Nacional de Teatro Clásico.


🎶🎼¡¡Os deseo un muy Feliz Año 2021!!🎼🎶


29 dic 2020

Amélie Nothomb: "Los nombres epicenos" y "Golpéate el corazón" (A pares XVI)

11 comentarios:

No es una autora que me vuelva loco, aunque reconozco que escribe bien, sus libros se despachan en dos horitas y son muy legibles, aunque en mi opinión casi siempre incidan en lo mismo: relaciones dentro de la familia vistas especialmente desde la perspectiva de una mujer. Y cuando se sale del núcleo familiar la relación sigue circunscrita al ámbito femenino; los hombres en su novelística son normalmente antagonistas o, si no, simples comparsas que habitan junto al universo femenino.

Novela francesa, Novela intimista, Novela lírica, Novela autobiográfica

"Los nombres epicenos"

La novelista belga Amélie Nothomb prosigue en su tema favorito, el de la relación paterno-filial; y más concretamente en la difícil relación padre - hija. Leí de ella hace ya unos años "Soledad y temblores" aparecida en 1999 y en España en 2004 en traducción de Sergi Pàmies, traductor de prácticamente toda su obra del francés al castellano, al menos de la publicada en España por la editorial Anagrama. Frente a los encendidos elogios de unos y de otros (mejor debiera decir de unas y de otras, pues sobre todo son lectoras las que forman el grueso de su público) la novela me dejó algo frío al parecerme algo forzado todo lo que la Nothomb contaba de ese hombre, padre en la ficción, respecto de la protagonista.

Editorial Anagrama, Amélie Nothomb, "Los nombres epicenos"
En esta novela de "Los nombres epicenos" estamos ante una venganza doble realizada por dos personajes de distinto sexo pero casi idénticos en carácter y cualidades. Además son padre e hija. Aparentemente Claude, el padre, y Épicene, la hija, son muy diferentes, pero en el desarrollo de la trama veremos que son de aquellos que siguen el proverbio de que la venganza se sirve fría. Sí, son seres vengativos, aunque la raza parece que mejora según se suceden las generaciones y la acción de desquitarse de la afrenta recibida por uno y otra se resuelve de manera dispar, así como también serán distintos los resultados de las mismas.

El título viene a cuento de la existencia en francés de nombres propios aplicados indistintamente a hombres y mujeres. Son patronímicos como Dominique o Claude, precisamente los nombres que tienen los miembros de la pareja protagonista del relato: la bondadosa, enamoradiza y muy ingenua Dominique, y el rencoroso, sibilino y vengativo Claude. Claude es un joven brillante que deslumbra con su palabrería y detalles a una ingenua muchacha de Brest con poco mundo. Enseguida él la enamora y ella convencida de que él la ama accede a casarse. Desea Claude ser padre cuanto antes y el sexo lo practican de modo extenuante guiados exclusivamente por esta finalidad. Tras ciertos momentos de duda sobre si podrían o no tener hijos ella se queda embarazada y da a luz una niña a la que el padre decide llamar Épicene en honor al título de una obra del escritor isabelino Ben Jonson (‘Epicoene, or the silent woman’ de 1609). Al poco deberán mudarse a París donde Claude ha levantado una filial exitosa de una empresa de Brest en la que "casualmente" Dominique, antes de casarse, trabajaba.

Claude es frío con su hija a la que mira con cara de odio. Épicene pronto, sobre todo según entra en la adolescencia paga a su padre con la misma moneda. Dominique está en medio y disculpa constantemente al padre ante su hija con el argumento de que las ocupaciones laborales le hacen comportarse así. La pobre chica se refugiará en una amiga del colegio y sobre todo en su soledad, sus libros, su amor por el estudio, su gran inteligencia... Un día Claude decide ir a vivir a la 'rive gauche' simplemente porque esa zona es más chic, de más nivel social, más burguesa. Épicene sufre una conmoción interior pues perderá a su amiga Samia. Su padre lo que desea es introducirse en el círculo social de los Cléry y para ello incita a su esposa a hacerse amiga de Reine Cléry y no parará hasta lograr que los inviten a una de sus recepciones.

Dominique es una mujer con cualidades que ella misma desconoce que salen a relucir cuando para conocer y procurar hacerse amiga de Reine cuyas hijas van al mismo Liceo que Épicene se las ingenia para coincidir con ella en las visitas a los profesores de sus hijas. Es allí en la espera a ser recibidas por el profesor de Historia donde se conocen. Pero será en otra reunión posterior, concretamente al año siguiente convocadas por la profesora de latín, Caracala (buen sentido del humor el de la Nothomb al denominar así, como al emperador romano de la dinastía de los Severo, a la exigente, rígida, sincera y aparentemente insensible profe de latín). Caracala critica el abandono en que Dominique tiene a su hija y que ella deduce del lujo que detecta en las ropas que viste y el perfume Chanel nº 5 que percibe. Y es que Dominiquea fin de que congeniase con Reine le está comprando muchísimos vestidos y caros perfumes.

Como es lógico no se puede desvelar más de la trama. Sólo me gustaría añadir a lo hasta aquí dicho que Épicene y Dominique, su madre, son pese a las apariencias más fuertes que su padre porque pese a los desprecios de éste y su maldad intrínseca, lo aman ("La persona que ama siempre es la más fuerte"). El nombre Épicene es claramente simbólico y hace que el lector quede inmerso en el sentido del teatro isabelino. Para Claude simboliza la mujer perfecta; para comprenderlo debidamente hay que fijarse en el subtítulo que Jonson da a su comedia, “The Silent Woman” (la mujer silenciosa, callada, silente).

En Amelie Nothomb los referentes literarios siempre son muy importantes. En "Los nombres epicenos" importa mucho, como ya se ha visto, el teatro isabelino. Pero no sólo por el nombre del personaje principal sino también por las preferencias literarias de ésta. Mientras que al autoritario y machista Claude le gusta la comedia de Ben Jonson “Épicene” a su hija Épicene le atrae más la shakespeariana tragedia “Ricardo III”. En ambos casos impera el simbolismo: Épicene es para Claude ejemplo de mujer perfecta, y Ricardo III es para Épicene el prototipo de su padre: un ser odioso y ambicioso que se vale de todo para lograr sus materialistas fines. Shakespeare, pues, como se ve, está muy presente en esta novela. La protagonista Épicene dedica su tesis al verbo 'to crave' tan importante en la obra poética y dramática de Shakespeare. Su materialista padre Claude no entiende esta dedicación y al preguntarle por el sentido del término ella se lo traduce como "tener la imperiosa necesidad de"; precisamente lo que ella lleva sintiendo toda su vida: la necesidad del padre, la orfandad sentida.



"Golpéate el corazón" 

En "Golpéate el corazón" la relación entre mujeres se sitúa en el terreno laboral universitario (estudios, investigación, profesorado...), en una parte de la historia; y en otra parte de la narración seguimos instalados dentro de un ámbito familiar. Hay un personaje que centraliza y es protagonista principal de ambas tramas. Este personaje es Diane, joven inteligentísima cuya madre Marie, belleza provinciana, la tuvo sin desearla, razón por la que la ignoró desde el principio odiándola al verla hermosa, inteligente y admirada por el entorno.

Editorial Anagrama, Amélie Nothomb, "Golpéate el corazón"
Es "Golpéate el corazón" una especie de cuento actualizado de “La Cenicienta”. Diane se ve relegada en los afectos maternales respecto a a su hermano Nicolas y a su hermana Celia. Esta manera de ser tratada y la falta de reciprocidad de Diane respecto a su madre a la que ve como una diosa confiere al relato el aspecto de un cuento tradicional

Diane se salvará gracias a su inteligencia y a la relación que en sus años universitarios entablará con Olivia, profesora que se siente ninguneada en el departamento universitario de cardiología por sus colegas masculinos. Marie cree encontrar en ella a la madre que no tuvo pues Olivia la apoya en sus trabajos y le da recomendaciones muy pertinentes. Diane, por su parte, la anima a presentarse a la cátedra compitiendo con el elenco masculino; a cambio ella, que ya la ayuda en los estudios de su hija Mariel también colaborará en la preparación de la prueba pasándole a máquina sus trabajos

Como en la anterior novela nada más cabe decir para no torpedear el placer de la lectura y las sorpresas que la Nothomb como es habitual en ella reserva en la misma. 

Es una novela que  discurre toda ella entre mujeres: relaciones madre-hija, discípula-maestra, y también entre amigas: Elizabeth-Diane. Precisamente es ésta quien despierta a Diane sacándola del atontamiento afectivo en que se encuentra. El verso de Alfred de Musset, "Golpéate el corazón, ahí es donde reside el genio", que leyeron juntas a la tierna edad de 11 años decantará la vocación de Diane hacia la cardiología y le servirá en el futuro para tomar decisiones afectivas importantes. Los cuentos tradicionales, como ya he dicho, se vislumbran en el fondo de esta novela corta. A mí particularmente muchas veces los diálogos de las niñas entre sí y de la protagonista con su madre o con su hermano me han hecho recordar a las novelas de la Serie "Celia" de Elena Fortún. [en este blog hablé  en su día de dos novelas suyas: "Celia en la revolución" y "Oculto sendero". Pinchando en los títulos se accede a las reseñas]

Además de indagar en las relaciones afectivas entre seres humanos, en este caso materno-filiales, y también en las emocionales entre maestro-alumno, Amélie Nothomb toca como al paso otros temas que parecen menores pero no lo son. Tal es el de la prepotencia o supremacismo de unos profesionales frente a otros: : "al elegir la cardiología y la investigación, optamos por la nobleza; ejerciendo como simples médicos, solo curamos a cerdos." También, aunque en esta novela tratado menos directamente, se percibe el choque hombres-mujeres en la decisión de Diane de no acudir a la boda de su hermano Nicolas, algo que a mí me pareció según lo leía algo egoísta e insolidario por su parte.

Y como en toda la novelística de Amélie Nothomb, la literatura aparece por doquier. Aquí directamente en el título del libro tomado de Alfred de Musset. Y si esta frase marca el inicio de la narración, ésta se cierra con una soberbia frase de Rene de Chateaubriand: "no se debe usar el desprecio sino con gran economía, debido al gran número de necesitados.". Dos muy pertinentes recomendaciones las que sacadas de estos dos autores románticos sirven para abrir y cerrar esta novelita.

Aunque Amélie Nothomb cuestione y ponga en evidencia las relaciones afectivas en el ámbito familiar sin embargo siempre deja abierto un pequeño resquicio, una espita, para salvar la relación parental por muy deteriorada o tóxica que la misma sea. Así ella ve claras diferencias entre el desprecio y el odio: 
"¿Qué es mejor, el desprecio o el odio?, se pregunta Diane: "ahora le parecía a Diane que el desprecio era peor que el odio. Este está próximo al amor, mientras que el desprecio le es extraño. 'Por lo menos mi madre nunca me desprecio', pensó."


Conclusión.
Estas dos novelas de Amélie Nothomb, "Los nombres epicenos" y "Golpéate el corazón", son estupenda muestra de la tendencia novelística que la escritora belga cultiva: la Novela intimista. En efecto, en ambas conviven la memoria y la identidad como temas principales. Según la autora estas dos narraciones no son autobiográficas si bien en mi  opinión hay mucho de la propia escritora y no poco de introspección en ellas. Además el tratamiento lingüístico de las mismas es muy lírico, muy poético en ocasiones como no puede ser de otro modo al tocar la intimidad de seres humanos. En general, la escritora belga en sus cerca de 30 relatos novelescos realiza un intento de llegar a las raíces de la personalidad frustrada. En estas dos novelas entiendo que supera ya esa frustración y las mujeres que protagonizan esas narraciones ya viven en plenitud su vida al haber logrado desasirse de las anclas familiares, emocionales, sociales, profesionales... que las atenazaban.  

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Nota:
Participo con estas dos novelas en el Reto 'Autores de la A a la Z' del blog Lecturápolis. Me sirve el apellido de la autora para cumplimentar debidamente la letra 'N'.

27 dic 2020

Paula Izquierdo: "La falta"

14 comentarios:

✔  “Creo que si he sido un buen psiquiatra es porque nunca me ha importado la gente. En realidad, oía las angustias, los traumas, las desgracias, las tinieblas en que vivían los demás sin que me afectaran un ápice. Al contrario, cuanto peor estaban ellos, mejor me sentía yo.” (Pablo)
✔  “Muy a menudo me pregunto si de verdad me gusta escribir. O si, como leí hace poco que decía un psicoanalista, la escritura es la porción de masoquismo que todo ser humano necesita.” (Sara)

Azarosamente como tantas veces sucede en la vida, he llegado hasta esta novela. Resulta que andaba yo viendo de completar el Reto de 'Lecturápolis' de la A a la Z y me faltaba un autor en la letra 'I'. No se me ocurría ninguno, así que indagué en el blog de Marisa y allí encontré el nombre de Paula Izquierdo. Leí las primeras páginas de su novela "El callejón de los silencios" y quedé atrapado en la maraña de sus palabras. ¡Vaya!, me dije, tengo que buscar algo escrito por ella. Además, por las fechas en que estamos, casi acabando el año, quería una novela suya que no fuese muy extensa. Y dicho y hecho, en Amazon encontré "La falta", novela del año 2005, de sólo 208 páginas. La tengo, pensé. Y sí, yo creo que, aparte de resolverme ese problemilla del Reto, me he topado con una novelista desconocida para mí aunque de amplia trayectoria y de la que, estoy convencido, leeré más en el futuro.

Resumen y sinopsis de "La falta" de Paula Izquierdo

¿Qué tiene que ocurrir para que un hombre, un psiquiatra de prestigio, que lleva una vida ordenada y estable, se vea sumido en la más absoluta confusión? Pablo, un hombre de cincuenta y tres años, tendrá que enfrentarse consigo mismo para intentar asumir lo que ha sido su vida hasta ahora. La catarsis que sufre el protagonista, una especie de huida hacia adelante, es propiciada por la lectura de los cuadernos de su hermana Sara, escritora, diez años más joven que él, a la que hasta entonces había ignorado. Dios tardó, según el Antiguo Testamento, siete días en crear el mundo; el de Pablo, en cambio, está a punto de derrumbarse en el mismo espacio de tiempo. Con una prosa sencilla y contenida, Paula Izquierdo estructura La falta como una novela de suspense psicológico que atrapa al lector desde la primera línea. Las tensiones vitales de los dos protagonistas, Pablo y Sara, definen las líneas maestras de la obra. Por un lado, Pablo busca el castigo porque considera que ha incurrido en una falta. Por otro, Sara, que se siente castigada por la vida, necesita incurrir en lo depravado para justificar el castigo. Él ha crecido en un entorno y construido un mundo donde todo es excesivamente racional y tiene una lógica. Ella, por el contrario, considera que «la poesía de la existencia se encuentra en lo incalculable; existe sin razón». ¿Qué son las palabras si sólo mienten? ¿Qué es el amor si sólo es sexo? La falta, novela de pérdidas y ausencias, intenta dar respuesta a estos interrogantes, aunque, como dice Milan Kundera «la sabiduría de la novela es la sabiduría de la incertidumbre». La falta significa defecto, error, vacío o carencia. En La falta todos estos aspectos del ser humano tienen cabida en un compendio de miles de verdades relativas. .

La escritora

Buscando información sobre Paula Izquierdo (Madrid, 1962) me entero de que es psicóloga de formación. Como es la primera lectura que realizo de una obra suya no puedo hacer afirmaciones generalizadoras, pero lo que sí que es evidente en "La falta" es que sus conocimientos de la psicología del ser humano quedan patentes en esta novela. Lleva veinte años dedicada a la escritura. Ha publicado, además de la que he leído, las novelas siguientes: La vida sin secreto (1997), El hueco de tu cuerpo (Anagrama, 2002), El nombre no importa (2010),  El diario oculto de la princesa de Éboli (2016), y El callejón de los silencios (2017); el libro de relatos Anónimas (Seix Barral, 2002), y ha participado además en las antologías, Páginas Amarillas (1997), Lo del amor es un cuento (1999), Lo que cuentan los cuentos (México, Eón, 2001), Lavapiés (2001), Ni Ariadnas ni Penélopes: quince escritoras españolas para el siglo XXI (Castalia, 2002), entre otros. Es también autora,de los ensayos Cartas de amor salvaje(s) (Aguilar), Picasso y las mujeres (Belacqva), Sexoadictas o amantes (Belacqva, 2007). 
Su hasta el momento última novela, El callejón de los silencios (2017), fue ganadora del décimo Premio Logroño de Novela.


Mi comentario
Pablo, psiquiatra de profesión, escapa de la gran ciudad hacia el sur tras la muerte y entierro de su hermana  Sara, cuya relación con ella había descuidado desde hacía tiempo. Esta falta de dedicación a Sara y la fragilidad de esta mujer consagrada, al menos en apariencia por entero a la escritura de novelas, es lo que en esta huida al desierto al borde del mar (en mi imaginación la acción por este y otros detalles se ubica en la provincia de Almería) van a hacer reflexionar a Pablo. La muerte de Sara representará para él una especie de catarsis, un reencuentro consigo mismo, con sus debilidades, sus carencias afectivas, su egoísmo, su falta de sensibilidad que le impedía percibir las llamadas de socorro que silenciosamente Sara, su hermana pequeña, en vida le lanzaba.

Pablo está separado de su mujer Amalia, aunque ambos mantienen una buena relación. Es ella, Amalia, quien le envía a esa casa de la playa donde se ha refugiado unos cuadernos de Sara en los que ésta hacía apuntes y anotaciones sobre su vida personal, una especie de diario donde también escribía borradores de escenas para posibles futuras novelas. Pablo lee en esos cuadernos durante la semana que dura su retiro del mundanal ruido lo que su hermana pensaba de sí misma, de su propia vida, de su familia, de su hermano Pablo, y del mundo en general. Descubrirá a una Sara que desconocía, una mujer que en el fondo lo admiraba aunque no se lo dijese directamente. Se da cuenta Pablo de la enorme fragilidad de su hermana y de lo poco -nada, más bien- que él hizo en vida por ella. Se enterará con enorme sorpresa de cosas, aparentemente tan sin importancia, como de dónde sacaba Sara el dinero para sobrevivir; algo que él siempre imaginó provendría de las ventas de sus novelas y no de otro tipo de transacciones más lúbricas. La venta del propio cuerpo junto a prostitutas profesionales en confusa mezcla de ejercicio de indagación propio de la novelista y de satisfacción personal o de falsa huida de la soledad es de lo que Sara informa en esos diarios. ¿Verdad o pura ficción propia de la creación novelística? 

Junto a las informaciones que la propia Sara vierte en esos diarios escritos en primera persona está la otra narración, la que cuenta Pablo también en primera persona sobre esos siete días vividos en el refugio meridional donde él y su hermana Sara junto a sus padres pasaban los veranos. Desaparecidos los padres, la casa es lugar de solitarias estancias pasajeras por parte de ambos hermanos. La casa es atendida por Elisa, una mujer de la localidad, que en esta ocasión, al estar ella ocupada en el restaurante que tiene abierto en el pueblo, envía a su hija Sara, mujer pocos años menor que la fallecida, que crea en la mente de Pablo un confuso batiburrillo de ideas en el que se mezcla la atracción erótica que esta mujer despierta en él con la equívoca homonimia que le lleva a confundir en su imaginación a las dos Saras. La mentira, la ocultación de la verdad, las informaciones veladas, la hipocresía... son manifestaciones propias del psicólogo Pablo que, además de escapar de la vorágine urbana y del episodio de la muerte de Sara, ha llevado consigo a esta segunda vivienda para estudiar una serie de casos de la consulta que con otros compañeros tiene abierta en la ciudad. Pero, ciertamente, el verdadero caso que va a escudriñar e intentar comprender es el suyo propio.


La novela está cargada de referencias literarias. La primera y más evidente es la de Milán Kundera de quien una cita inicial que enmarca y sirve de entrada a la historia viene a declarar que lo íntimo más trivial coincide en esencia en los mecanismos psicológicos con aquellos grandes acontecimientos en apariencia increíbles e inhumanos. 

A lo largo de la novela hay gran variedad de citaciones. Por ejemplo del surrealista Louis Aragon ("A partir de un cierto día, vivir no es más que sobrevivir"), del existencialista Albert Camus (¿Hasta dónde llegará la noche donde ya no me pertenezco?, se preguntó Camus.), de Samuel Beckett... Pero quisiera destacar en especial la de la muy libre y anticipada a su tiempo Djuna Barnes:
"«Ella, cuando se enamoraba, era con una perfecta ferocidad de falta de honradez acumulada: se convertía automáticamente en una especie de chamarilera, especializada en sentimientos de segunda mano y, por consiguiente, incalculables.» Djuna Barnes, El bosque de la noche. ¿Estaría hablando Barnes de mí?"
Esta referencia a la escritora norteamericana que en su novela "El bosque de la noche" [en 2013 leí y reseñé esta novela que me produjo una fuerte impresión aún muy presente en mi memoria] indaga en las entrañas de la mente humana en la que penetra a través del surrealismo vanguardista es esencial y muy reveladora de la personalidad luchadora e independiente de la hermana de Pablo. El surrealismo, el incipiente feminismo, la liberación de la mujer con las cargas que en esos años la misma conllevaba, ha servido de inspiración al feminismo y empoderamiento de la mujer que hoy tanto se ve y se pregona. Al tiempo muchos de los asuntos y elementos manejados por Djuna Barnes en su novela (el onirismo, la libertad sexual, el existencialismo, el culturalismo [literatura y cine, especialmente], algún ribete humorístico como cuando se refiere a la prescindibilidad de la literatura...) son tocados por Paula Izquierdo en su novela. 
Para qué nos vamos a engañar, todo es prescindible. O, quizá, alguien es capaz de afirmar que el mundo sería de otro modo si no hubieran existido Proust, Joyce, Faulkner o Musil. No hay nada imprescindible en esta puta vida y menos una novela. Pero no 
Pero no se vaya a pensar que la escritora es una mera recreadora de la Barnes. Para nada. Paula Izquierdo en "La falta" muestra una serie de consideraciones la mar de interesantes sobre al amor y sus cadenas; sobre la propia creación literaria; sobre sus razones para escribir, etc.: 
  • mera terapiaMuy a menudo me pregunto si de verdad me gusta escribir. O si, como leí hace poco que decía un psicoanalista, la escritura es la porción de masoquismo que todo ser humano necesita.
  • pura necesidad vital: Hay gente que cree que escribe para el bien de la humanidad, de la historia del arte o de la literatura. Yo, en mi caso, hacía tiempo que había descubierto por qué escribía; porque estaba esclavizada, sí, esclavizada por las palabras
  • obligaciónVuelvo muda al escritorio, tengo que escribir el final. Sé que sigue ahí, detrás de la puerta. No oigo su respiración jadeante, su voz repitiendo mis frases, pero sí la siento a corta distancia.
Por último hay que señalar la habilidad con la que la novelista realiza la unión o la confusión e indeterminación de confines entre lo real y lo ficcional (he descubierto lo que le pasa a mi personaje: está siendo seducido por el fracaso), la escritura como vía de descubrimiento personal y existencial:
  • Ahora estoy sola conmigo misma, con mi capacidad, como dice Kundera, para descubrir una parte hasta entonces desconocida de la existencia)
  • algo que resulta evidente, es que tengo dos vidas, la de antes y la de después de la escritura
Igualmente es interesante desde el punto de vista estilístico destacar el manejo de no pocos recursos literarios debidamente utilizados que hacen que la lectura de la novela sea grata. De entre ellos no puedo menos que destacar el del soliloquio muy visible en los diarios de Sara, aunque quizás sea el del monólogo interior tan presente en el personaje de Pablo el más llamativo:
¿Iba en su busca? La estoy viendo bailar, juguetear con su cuerpo, me atrae con sus gestos obscenos de cadera, procaces para mi mirada alcohólica, moviendo los brazos delgados, lánguidamente, a cámara lenta, la cabeza a un lado y a otro, el pelo largo, enmarañado en la música, siguiendo un ritmo imposible; afila los ojos oscuros como manchas de tinta. Mis hijos, los matorrales, Amalia, los enfermos, la hierba, las piedras calizas. El mar. Yo nunca me atreví a tirarme de cabeza desde lo más alto del acantilado. Sara envuelta en su mortaja. Sara, amante del reino. Me parecía inabarcable. ¿Dónde está la ciencia en toda esta confusión? ¿Qué fue lo que me decidió a atropellar al animal?


No es de extrañar, pues, visto lo comentado hasta aquí, que "La falta" de Paula Izquierdo fuese novela finalista del VI Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones en 2005, año de su publicación. Y tampoco que prácticamente fuese esta novela la que decantó definitivamente a la autora hacia la escritura literaria. 


23 dic 2020

"Ámsterdam" de Ian McEwan

36 comentarios:

—Hay cosas más importantes que las sinfonías. Las personas, sin ir más lejos.
—Y ¿no son esas personas tan importantes como las tiradas de los periódicos, Vernon?

"Ámsterdam" de Ian McEwan se publícó en 1998, año en el que se la distinguió con el Premio Booker


Sinopsis (tomada de la propia edición de Anagrama)
"Ámsterdam", Ian McEwan, Panorama de narrativas, Premio Booker 1998

Molly Lane ha muerto a los cuarenta y seis años de edad. Era una mujer muy libre, muy seductora, y en su entierro se encuentran presentes los cuatro hombres más importantes de su vida: Clive Linley, músico famoso; Vernon Halliday, periodista y director de uno de los grandes periódicos del país; George Lane, su poderoso y multimillonario marido, y Julian Garmony, un notorio político de derechas, actual ministro de Asuntos Exteriores y candidato a primer ministro. 

Clive y Vernon son amigos desde los lejanos y felices años sesenta, y ambos fueron amantes de Molly cuando todos ellos eran jóvenes, idealistas y pobres. George, el marido, entró mucho más tarde en la vida de la fascinante mujer y jamás pudo poseerla del todo, excepto en el terrible período final, de descenso a los infiernos, de la pérdida de memoria y la desintegración mental, en el que se convirtió en su implacable cuidador y carcelero. Y con respecto a Garmony, representante de la derecha más pura y dura y de todo lo que Vernon, Clive y Molly odiaron durante toda su vida, ni el periodista ni el músico pueden explicarse qué era lo que Molly veía en él, qué extraña relación les unía. 

Pero lo descubrirán pocos días más tarde cuando George, el marido, le ofrezca a Vernon unas espectaculares fotos del futuro primer ministro vestido con unas excitantes ropas de mujer. Fotos tomadas precisamente por Molly y que serán el disparo de salida de esta feroz, cínica, mordiente fábula moral.



Mi comentario
Tras una sinopsis tan poco esquemática creo que no queda mucho margen para contar aspectos de la trama si es que no se quiere 'spoilear' (perdón por el palabro) a degüello. Me dedicaré a ver esta interesante novela desde el punto de vista que creo más destacable: el humor, la crítica sarcástica -y algo cruel, todo hay que decirlo- de la sociedad norteamericana urbanita que vive inmersa en su narcisismo y ajena a la realidad y sensibilidad del mundo circundante.

Creo que lo que mejor define a Ian McEwan es su fino olfato para detectar la impostura, la falsedad y la pura apariencia tan frecuente en profesionales muy pagados de sí mismos, como Julián Garmony, político hipócrita; Vernon Halliday, periodista director de "El Juez", un periódico en horas bajas; y su amigo de siempre, Clive Linley.  Halliday cree que todo vale para el negocio ignorando que su tiempo quizá ya pasó, lo que es perceptible en su incapacidad para reconocer la falsedad de quienes como Frank Dibben dicen ayudarle en su propósito y lo que en verdad le están haciendo es lo que popularmente se conoce con la expresión "hacer la cama". Sí,  Vernon Halliday que en otro tiempo se hizo famoso por desvelar un asunto político conocido como 'Calvogate' piensa que las fotos de Garmony travestido de mujer será otra pica en Flandes en su trayectoria periodística. No se da cuenta de que el paso del tiempo es inexorable y de que él profesionalmente está acabado pues en este momento asuntos como éste no excitan a la audiencia.

El amigo de siempre de Vernon, el compositor Clive Linley, está en estos momentos (los acontecimientos narrados suceden en 1995; 1998 es el año en que la novela apareció en Inglaterra alzándose con el premio Booker) preparando la Sinfonía del Milenio, encargo musical que Bruselas le ha hecho y que servirá para que Europa dé la bienvenida al nuevo siglo como se merece. También a él el tiempo se le está acabando en un doble sentido: el primero es que apenas si le quedan unas semanas para ir a Ámsterdam y ensayar allí con la Orquesta toda la Sinfonía que aún no ha finalizado del todo; y el segundo es que, al igual que a Vernon, su momento de gloria profesional parece haber declinado. Así se desprende de la feroz opinión que sobre dicha sinfonía le dará el crítico musical Paul Lanark en diálogo con el propio Clive:
—He oído millones de cosas sobre ella. Dicen que ha «fusilado» usted a Beethoven de mala manera.
—Lárgate, imbécil.
—Supongo que usted lo llamará «muestreo». O «cita» posmoderna. Pero ¿no era usted premoderno?
Pocos autores hay capaces de decir más y con más humor crítico que McEwan en este breve diálogo. El novelista se burla del 'todo vale' que el posmodernismo ha instituido en las artes, en especial en esa ocultación del plagio bajo la expresión 'cita', 'muestra' o 'intertexto'. Magnífico.

En definitiva, pues, nos encontramos con dos hombres que conocieron y amaron a la muy libre Molly en los años sesenta, Clive, y en 1975, Vernon; dos hombres que se consideran de izquierdas, que consumieron drogas en su juventud, que junto a otros jóvenes contribuyeron a detener la guerra de Vietnam, que triunfaron en sus profesiones y que ahora en el momento del sepelio de Molly no pueden entender cómo el político de derechas Garmony pudo tener un affaire con ella. Además, ambos desprecian al viudo marido entregado en vida a su mujer a la que cuidó hasta que murió. Y lo peor es que no disimulan su mala opinión sobre ambos, en especial sobre el ministro de Asuntos Exteriores aspirante a Primer Ministro al que Clive en público le recuerda que 30 años atrás él, Garmony, había dicho que Nelson Mandela merecía morir. Al marido, George Lane, lo que le hacen es un enorme desprecio dándole la espalda durante la ceremonia fúnebre. Clive y Vernon son, como se ve, dos personas con un muy mal perder, pero como reconoce el dicho popular la venganza se sirve en plato frío y nos bastará con leer la novela para ver cómo la prepotencia y el no saber valorar debidamente los méritos de unos y de otros los abocará a un final bastante contrario a sus propósitos.

Premio Booker 1998, Posmodernismo, Novela inglesa actual
Es Ian McEwan un artista en el manejo de los resortes del thriller psicológico. Es fantástico ver cómo va llevando a estos dos hombres por unos vericuetos mentales que casi sin saberlo propiciarán su final sin ser muy conscientes de ello. Los dos, al ver la muerte súbita y dolorosa de Molly, se han prometido mutuamente ayudarse si, por lo que sea, las cuestiones de salud se les tuercen. Lo curioso, y este es uno de los acicates de la lectura de esta novela, es ver cómo las circunstancias en uno y otro se disponen para que ellos realicen acciones creyéndose independientes cuando en el fondo el muñidor de todo lo que acaece es otro que tranquilamente y sin mancharse espera ver pasar los cadáveres de sus enemigos por delante de la puerta.

La novela es crítica con los urbanitas. Lo hemos visto en el caso de Clive y Vernon. También lo es con "Molly, mujer espléndida y de ingenio, crítica de restaurantes, fotógrafa, audaz jardinera", aunque mucho menos que con sus amantes. de juventud A ella la presenta como una mujer independiente y sincera que no está pendiente de cómo será entendido su comportamiento por los demás. A ella no le importa amar al derechista Ministro de Asuntos Exteriores porque ella a quien ama es al hombre Julián Garmony, no al personaje público; y lo mismo le sucede con su marido, el poderoso y multimillonario empresario George Lane. Muy distinta su conducta de la de sus dos antiguos enamorados, siempre pendientes del impacto que sobre los otros tendrá su modo de proceder.  

Junto a la impostura de cierta izquierda la novela profundiza en el miedo a la desaparición, el paso del tiempo, el temor a la muerte, la angustia a no ser recordado tras la extinción. El deterioro, la vejez, la enfermedad sigilosa, son pensamientos recurrentes para Clive Linley:
La residencia de ancianos, la televisión en la sala comunal, el bingo, los varones viejos con sus pitillos y sus orines y sus babas. No lo consentiría. A la mañana siguiente iría al médico. Pero era eso lo que Molly había hecho, y la habían enviado a hacerse análisis. Podían llevar a cabo el seguimiento de tu declive, pero no podían evitarlo. Lo mejor, pues, era mantenerse lejos de los médicos.
En Vernon Halliday, el novelista centra más el asunto de la moralidad, de la hipocresía, de la intimidad..., y de cómo todo esto debería, según el personaje, incidir en la política. Pero no, ya lo he dicho antes, esto ya no es así hoy y Vernon al pensar así demuestra que pertenece a otra época: 
su firme mano se disponía a extirpar un cáncer de los órganos del grupo gobernante (tal era el tenor que pensaba emplear en el editorial que seguiría a la dimisión de Garmony). La hipocresía saldría a la luz, el país seguiría en Europa, la pena capital y el servicio militar obligatorio seguirían siendo estantiguas del pasado, la seguridad social sobreviviría de una forma u otra, la ecología planetaria recibiría un empujón decoroso.

Estilísticamente la novela tiene cualidades y calidades enormes. Las descripciones, por ejemplo, del proceso mental que el compositor desarrolla en su cabeza en el curso de creación musical me han parecido magníficas:
Ahora las texturas se multiplicaban al incorporarse a la confabulación del trombón nuevos instrumentos, y la disonancia se propagaba como por contagio, y pequeñas y duras esquirlas —las variaciones que no habrían de conducir a ninguna parte— se alzaban hacia lo alto como chispas que de cuando en cuando chocaban y producían las primeras vislumbres del vertiginoso muro de sonido, del maremoto que empezaba ya a gestarse y pronto barrería cuanto encontrase a su paso, para acabar destruyéndose a sí mismo en el lecho de roca de la tónica y su escala.
Es una gozada leer en Ian McEwan fragmentos como el citado. Sólo lamento una cosa y es no poseer el suficiente nivel de inglés como para haberlo leído en su idioma. Aquellos que manejáis bien la lengua de Shakespeare disfrutaréis leyendo esta novela en la lengua en que fue escrita pues hay juegos de frases y de palabras que, seguro, encontrarán pleno sentido en la versión original. Así se deduce, por ejemplo, cuando a Vernon la esposa de Garmony le echa por tierra toda su estrategia al convertir el asunto de las fotos en algo doméstico, íntimo y lúdico, muy lejos del escándalo político que él, con las palabras que utilizaba en el editorial del periódico, pretendía desatar:
la pueril distorsión jocosa de drag, y el populachero —y condenado al fracaso— juego de palabras entre «bragas hechas un ovillo» y «estar hecho un manojo de nervios», y las poco convincentemente contrapuestas expresiones «vestirse informalmente» y «disfrazarse»

 En conclusión...
"Amsterdam"  de Ian McEwan es una trágica historia de amistad-odio entre los actuales y antiguos amantes de Molly, una mujer vital que inesperadamente enfermó y al poco murió. La llegada de todos sus antiguos amigos, actual marido, amantes pretéritos y tal hacen revivir en todos ellos no pocos recuerdos que serán el punto de salida de una sigilosa venganza que se consumará en la ciudad de Ámsterdam.

Un interesante relato que tiene sus momentos sorpresivos y sus giros inesperados tan habituales en el escritor inglés y que siempre incitan a leerle.

Datos de la novela:

ISBN 978-84-339-6890-6
EAN 9788433968906
PVP CON IVA 16.00 €
NÚM. DE PÁGINAS 200
EDITORIAL: Anagrama
COLECCIÓN Panorama de narrativas
CÓDIGO PN 430
TRADUCCIÓN Jesús Zulaika Goicoechea
PUBLICACIÓN 01/09/1999

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Nota:
De Ian McEwan tengo reseñada en el blog, "Chesil beach", una novela que al igual que ésta me gustó mucho. Si queréis leer mi opinión sobre ella no tenéis más que pinchar aquí

20 dic 2020

William Shakespeare y Gerardo Vera. "Macbeth"

10 comentarios:

Después de haber visto en el Teatro María Guerrero de Madrid (España) la excelente puesta en escena de esta obra que estaba preparando Gerardo Vera cuando el cruel Coronavirus se lo llevó en septiembre pasado, busqué el texto impreso y lo leí de una sentada.

Es, todos lo sabemos, una magnífica tragedia shakespeariana sobre la ambición desmedida que pasa por encima de cualquier cosa para conseguir el poder y mantenerse en él. El crimen es el instrumento utilizado para lograr los fines; unos fines que Macbeth escuchara -o quizás soñara- de boca de tres brujas (en la puesta en escena de Alfredo Sanzol, solo una) que le dan tratamiento de rey y a su compañero Banquo le auguran que será padre de reyes. Ya solo esto -realidad o imaginación- sirve para poner en marcha la máquina del crimen, de la sangre delatora que teñirá de manera indeleble las manos de Macbeth y de lady Macbeth, quien con astucia y malévola mano izquierda instigará a su esposo para que realice la acción asesina requerida.

Un clásico que es de una modernidad sorprendente y en el que no pocos políticos de nuestra actualidad de aquí y de fuera de aquí deberían mirarse para evitar ser como este asesino implacable que en su megalomanía llegará a enloquecer. Menos mal que la Providencia hará que su indigno comportamiento sea castigado debidamente: primero con la enajenación mental en ambos esposos y luego con la venganza por parte del hijo del rey Duncan, traidoramente asesinado por Macbeth.

Hoy las maneras han cambiado pero la ambición y el deseo de poder desmedido permanecen. Los asesinatos políticos, afortunadamente, son incruentos, pero haberlos 'haylos'.

[En MoonMagazine publiqué el pasado 17 de  diciembre una reseña sobre la obra de teatro que desde el pasado 27 de noviembre y hasta el próximo 17 de enero de 2021 se puede ver en el Teatro Maria Guerrero del Centro DramáticoNacional]

16 dic 2020

"Confesiones de un inglés comedor de opio" de Thomas de Quincey

16 comentarios:

“El comedor de opio no pierde ninguna de sus sensibilidades o aspiraciones morales: desea y anhela, con el mismo fervor que siempre, llevar a cabo lo que cree posible y lo que siente que le exige el deber; pero su percepción intelectual de lo que es posible supera infinitamente su capacidad, no sólo de ejecución, sino incluso su capacidad de intentarlo.”

Thomas de Quincey (1785-1859), escritor, poeta y periodista inglés de la primera mitad del siglo XIX, relata en esta novela breve los inicios, estado pleno y superación de su adicción al láudano (tintura de opio). Es, pues, una novela autobiográfica en la que el autor cuenta cómo tras morir su padre, acomodado comerciante, quedó a cargo de cuatro tutores que le dieron clase y casa en colegios ingleses de élite. Era tal su nivel intelectual y su capacidad para las lenguas clásicas y algunas de las modernas que a los 17 años harto de perder el tiempo con las pobres enseñanzas recibidas de estos preceptores abandona la Escuela en la que residía y comienza su deambular por la marginalidad londinense. Estamos en 1802. Durante este año y los siguientes hasta 1807 conoce el hambre, la imposibilidad de dormir, mil privaciones más, pero también entra en contacto con la bondad humana como la que Ann, una chica de su edad dedicada a la prostitución, le proporciona salvándole literalmente de la muerte. Por puro azar en una ocasión se encuentra con el abogado de un íntimo amigo suyo al que solicitará ayuda. La ayuda le llegará y le pondrá en contacto con el abogado de su padre encargado de administrar su herencia.

A partir de aquí finaliza su etapa de privaciones y volverá a la Universidad y a sus estudios que es lo que más le agradaba. En esta época, concretamente en 1807 y durante los 18 años siguientes, el opio entra en su vida; al inicio para mitigar un dolor para luego, y a la vista del enorme estado de claridad mental que siente con su ingestión, aficionarse a su consumo. En sus Confesiones contradice afirmaciones muy respetadas del momento que decían que el consumidor, tras un estado de felicidad de mayor o menor duración, caía en una profunda depresión que le inducía, para evitarla, a volver a consumir, de manera que así muy pronto se entraba en la espiral de la adicción. De Quincey niega tal cosa siguiendo a otros autores como Buchan que recomendaba la mesura en su consumo proponiendo dosis que proporcionaban beneficios al tiempo que evitaban la caída en la dependencia.

Tras hablar de los placeres que el consumo del láudano procuraban al sujeto pasa a hablar de los horrores que él mismo vivió cuando en el sueño entraban a formar parte elementos vistos, leídos o conocidos que de manera alucinatoria se repetían y multiplicaban en su imaginación borrando las fronteras entre sueño y realidad. Desde luego estas alucinaciones recurrentes son en mi opinión una anticipación o ejemplo evidente del surrealismo del siglo XX (cine de Buñuel, cuadros de Dalí, etc.). 

Y por último la superación de la esclavitud adictiva con una reducción de los granos de opio y de las gotas de láudano (24 gotas por grano) hasta llegar a su supresión total percibiendo entonces el autor-personaje protagonista que su intelecto funcionaba igual o mejor que cuando diecisiete años atrás se inició en el consumo.

Claramente es un canto de optimismo a las posibilidades del hombre de superar la adicción. Lo mejor de la obra es que no es moralista en el acostumbrado sentido de que ser un drogadicto es lo peor o de que toda la sociedad te evitará si consumes. Y al tiempo no cae en el concepto de culpa o de pecado tan pegado a las admoniciones moralizantes.

Han transcurrido doscientos años desde que en 1821 se publicó la obra. Me ha sorprendido la modernidad de los planteamientos sobre los peligros y también los placeres que el consumo de opiáceos produce. Y lo hace combatiendo los falsos prejuicios de un Anastasius frente al láudano al tiempo que,  apoyándose en tratadistas como Buchan pero sobre todo en su propia experiencia, tras aconsejar un consumo responsable pasa a declarar la diferencia que existe entre el bebedor de alcohol y el comedor (consumidor) de opio:
Por resumirlo todo en pocas palabras, un hombre que está ebrio, o tiende a la ebriedad, está, y tiene la impresión de estar, en un estado que apela a la supremacía de la parte de su naturaleza meramente humana, muy a menudo brutal; pero el comedor de opio (hablo del que no padece ninguna enfermedad, ni otros efectos secundarios del opio) siente que lo que domina es la parte más divina de su naturaleza;

Para un intelectual más que inteligente, amante de la creación y del pensamiento filosófico, es evidente que el estado de claridad mental que dice experimentó durante ocho años y que él achacaba al consumo de la tintura de opio, le fuese llevando casi sin darse cuenta a la esclavitud de la adicción hasta que por fin y gracias a  una enorme fuerza de voluntad lograr desasirse de la misma. 

Thomas de Quincey se plantea en la construcción de estas confesiones la manera como mostrar este cambio, esta evolución, en su discurso narrativo. En definitiva el autor realiza reflexiones metaliterarias la mar de interesantes: 

Y aquí me encuentro en un desconcertante dilema: o por un lado he de agotar la paciencia del lector detallándole mi enfermedad y cómo la combatí, dejando claro que ya no podía seguir luchando con esa irritación y constante sufrimiento; o, por el otro, si paso de puntillas sobre esta parte crucial de mi narración, renuncio a la ventaja de dejar una impresión más profunda en la mente del lector y me expongo a que se interprete que, igual que las personas débiles, me fui deslizando de manera fácil y gradual desde la primera a la última fase del comedor de opio (una interpretación que, en vista de lo que he reconocido hasta ahora, puede rondar en la mente de casi todos los lectores).

Reflexiones sobre su propia escritura que a mí me suenan a plena modernidad:

  • yo escribo como si pensara en voz alta, y sigo mi estado de ánimo sin pararme a considerar quién escucha; y si me paro a considerar lo que resulta decoroso decir a esta o a esa persona, pronto llegaré a dudar si es decoroso decir algo.
  • Ahora comenzaré «in medias res», y relataré sus efectos paralizantes sobre las facultades intelectuales en la época en que se podría decir que los tormentos del opio habían llegado a su acmé [«su punto culminante»].
  • Algunas llevan su propia fecha; otras las he fechado yo; y otras no tienen fecha. Cada vez que ha servido a mi propósito arrancarlas de su orden cronológico o natural, no he tenido reparo en hacerlo. A veces hablo en presente, otras en pasado.

En su manera de narrar hay que detenerse especialmente en el modo como comunica el estado de enajenación mental en que el consumo inmoderado de láudano le hizo caer. Son descripciones que si no supiéramos su procedencia adscribiríamos sin dudarlo al surrealismo:

  • A veces me escapaba y me encontraba en alguna casa china, con mesas de bambú, etc. Todas las patas de las mesas, los sofás, etc. pronto estaban inflamadas de vida: la abominable cabeza del cocodrilo, y sus ojos ladinos, me miraban multiplicados en miles de repeticiones: y yo seguía fascinado y aborreciendo todo aquello.
  • Monos, periquitos y cacatúas me miraban fijamente, se burlaban de mí, me hacían muecas o parloteaban. Me topaba con pagodas: y me quedaba inmovilizado durante siglos en la cúspide o en salas secretas; yo era el ídolo; yo era el sacerdote; me adoraban; me sacrificaban. Huía de la cólera de Brahma a través de los bosques de Asia: Visnú me odiaba; Shiva me tendía una emboscada. De repente me encontraba con Isis y Osiris, que decían que yo había cometido un acto que había estremecido al Ibis y al cocodrilo.

Desde luego no he encontrado en literatura mayor claridad y síntesis para comunicar al lector que "la percepción del espacio, y, en última instancia, la percepción del tiempo, quedaban profundamente afectadas" para el consumidor de opio tras su ingesta.

Y a lo dicho hasta aquí hay que añadir que De Quincey es un gran conocedor y degustador de la literatura de su tiempo; conocimiento que como sin querer va desgranando a lo largo de su relato: Percy Bysshe Shelley, Samuel Taylor Coleridge, Jeremy Taylor, el poeta escocés James Thomson ('El castillo de la indolencia'), el economista David Ricardo...; así como alusiones diversas a autores y pensadores anteriores (Homero, Spinoza...). 


A mí, aunque no lo cite por su nombre, me parece que las "Confesiones" del propio Jean Jacques Rousseau están en la base de estas de Thomas de Quincey. La manifestación plena del 'yo', de la propia subjetividad es la que sobre todas las cosas aparece aquí. Rousseau con sus "Confesiones" estableció la importancia de la experiencia personal, de la individualidad del ser humano; no otra cosa hace el escritor y pensador inglés en esta obra inserta por derecho en ese Romanticismo que se anunciaba ya en el pensador francés.

Ya para finalizar no me resisto a señalar una frase que aparece en el libro cuando De Quincey hablando de una obra suya inacabada dice que "Ese proyecto ahora estaba detenido y como congelado, al igual que un puente o acueducto español comenzado a una escala demasiado grande para las posibilidades del arquitecto." ¿Se refiere quizás aquí el pensador inglés a esa arrogancia española, tan nuestra, de pretender siempre hacer algo enorme, grandioso, 'lo mejón' en expresión castiza andaluza, sin tener en cuenta las capacidades de sus realizadores?

Una lectura que me ha satisfecho mucho. Una lectura que he visto muy moderna, muy actual, nada fuera del tiempo. En definitiva, un clásico con todas sus letras al que llegué por dos azarosas circunstancias: una, buscando un autor cuyo apellido o nombre identificativo comenzase por la letra 'Q' y me sirviese para cubrir esa grafía en el Reto de Marisa de su blog "Lecturápolis"; y la segunda, libros que no tuviesen demasiadas páginas por ver si logro completar el número de lecturas que atrevidamente me propuse a principios de este año tan aciago.

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"Confesiones de un inglés comedor de opio" de Thomas de Quincey me sirve también para participar en el Mes de la Novela Clásica del blog "Libros que hay que leer" de mi amiga Laky, así como para añadir una lectura clásica más a la IVª edición del Reto 'Nos gustan los clásicos' del blog "Un lector indiscreto" de mi amigo Pedro.


11 dic 2020

Los chicos de la Nickel. Colson Whitehead

25 comentarios:

"Los chicos podrían haber sido muchas cosas si la Nickel no los hubiera echado a perder. Médicos que curan enfermedades, o neurocirujanos, o de los que inventan algo que salva vidas. Candidatos a presidente. Tantos genios echados a perder"

Los chicos de la Nickel, Colson Whitehead

Colson Whitehead
ha logrado algo insólito, ganar dos veces seguidas el Premio Pulitzer, algo sólo conseguido en los más de 100 años de existencia del galardón por William Faulkner. Desde luego es sorprendente y muy poco frecuente que un mismo autor se alce en sus dos últimas publicaciones con un galardón tan prestigioso como éste. Podríamos preguntarnos el porqué. Pienso que la razón podría estar en que el tema del racismo y de la segregación racial que en ambos relatos se toca desgraciadamente sigue de actualidad en gran parte del mundo pero especialmente en USA de donde es el autor y donde se concede el galardón. Además creo que el estilo literario y la personalidad del escritor casan a la perfección con la finalidad que figura en las bases del Premio: premiar la excelencia en el periodismo, la literatura, el teatro y la educación. Habiendo obtenido el correspondiente a la literatura es evidente tras leer la novela que Whitehead  sabe mucho de periodismo y que sus libros encierran también una clara finalidad educativa.

Mi comentario

[He ocultado frases para no desvelar partes importantes.
Si quisieras leerlas no tienes más que pasar el ratón sobre esas 
frases como haces cuando quieres seleccionar texto] 

abusos a la infancia, racismo, segregación racial
La novela, corta en extensión -poco más de 200 páginas-, está dividida en tres partes más un Prólogo y un Epílogo. Prólogo y Epílogo se sitúan en el momento actual y sirven de marco a la historia que a continuación se cuenta perfectamente estructurada en tres secciones que obedecen al clásico planteamiento, nudo y desenlace de cualquier obra tradicional. 

En la primera parte conocemos la infancia y adolescencia del personaje central Elwood Curtis, criado por su abuela Harriet, tras la sorprendente marcha de sus padres (Percy y Evelyn) a California. Esta parte finaliza cuando ilusionadamente Elwood, siempre buen estudiante y con un afán tremendo por aprender pese a las dificultades que un negro tiene sólo por el hecho de serlo, con 16 años hace autostop para ir hasta la Universidad donde ha sido admitido para realizar un curso preuniversitario sobre literatura inglesa. La policía para el coche al que ha subido hace escasos momentos y para desgracia suya resulta que el conductor negro que lo conduce hacía nada que lo acababa de robar. Elwood es considerado cómplice y tachado de ladrón por lo que es condenado a pasar dos años en la Escuela Reformatorio para chicos Nickel. Aquí acabaron todas sus ilusiones y todo su esfuerzo y amor al estudio se ve seriamente comprometido.

En la Segunda Parte ya vemos a El en la Academia Nickel. Aprender los códigos que allí dentro funcionan le ocasionará tener que pasar por la Casa Blanca, viejo almacén donde los supervisores encabezados por Spencer azotaban a los chicos negros o blancos para hacerles entender todos los puntos no escritos del manual de conducta. de la institución.

En la Nickel, Elwood que vive en la residencia Cleveland se hará amigo de Turner, de Desmond, de Jaimie y con ellos aprenderá a sobrevivir allí dentro. Con Turner logrará participar en un servicio que sale del centro una vez por semana. Acompañan en coche al supervisor Harper para repartir entre ciertos ciudadanos de Eleanor los donativos que diversas instituciones, el Estado de Florida, el Ayuntamiento o simples particulares hacían a la Nickel para mejorar la calidad de vida de los allí confinados. La corrupción, pues, junto a la violencia es norma en este Reformatorio.
En esta parte conocemos la manera cómo se las gastan los trabajadores de la Nickel con los chicos a su cargo. Son éstos objeto de crueles palizas, de frecuentes abusos sexuales, utilizados como obreros sin salario e incluso objeto de desapariciones físicas enmascaradas con el argumento de escapadas del Centro. Escapadas que, si algunas -muy pocas en verdad- existieron, eran en su mayoría meras disculpas para ocultar la muerte y el apresurado enterramiento de los chicos en el denominado por ellos mismos cementerio de Boot Hill. 

La tercera parte es quizás la más variada pues comienza con el personaje en el Nueva York de hoy. Es un próspero empresario de mudanzas que posee una flota de camiones capitoné y un nutrido grupo de empleados. Ha triunfado. Esta es la primera sorpresa que Colson Whitehead nos da. Una sorpresa que en los capítulos que forman esta sección IIIª de la novela nos irá desvelando. En una especie de alternado hoy – ayer, o vueltas atrás (flash backs) esclarecedoras de lo sucedido hasta aquí, nos enteramos de lo que aconteció a esta pareja de compañeros (Turner y Elwood) para que ahora pasado el tiempo el que atiende por el nombre de Elwood sea empresario de una empresa de mudanzas con varios empleados en plantilla y una importante flota de camiones. Ocurrió que Elwood aprovechando una visita de inspección a las instalaciones de la Nickel entregó a uno de los tres inspectores una carta en la que denunciaba los abusos sufridos por los chicos a manos de sus ‘educadores’ y la corrupción de todo el establecimiento que desviaba fondos y productos a ciertos vecinos de Eleanor dejando la comida y las instalaciones del Reformatorio en un estado lamentable. A consecuencia de esta denuncia sufrirá castigo en la celda oscura. Afortunadamente Turner escucha que a Elwood lo van a sacar para llevarlo a Boot Hill (el cementerio) y decide que el momento de escapar juntos de la Escuela Nickel ha llegado.

Como digo, alternando los capítulos del hoy con los del ayer, vamos atando cabos y vemos cómo la pareja de fugitivos fueron perseguidos por la ciénaga, fueron tiroteados y uno cayó. Un encuentro casual en Nueva York con un compañero de la escuela reformatorio sirve de disculpa para recordar penosos
Premio Pulitzer 2020, Colson Whitehead
sucesos allí vividos; luego el descubrimiento que en el Prólogo leímos de restos humanos en los terrenos que ocupara la Nickel hace al Elwood empresario que vive satisfactoriamente con su mujer Mollie plantearse que ya es llegado el momento de participar activamente con su testimonio en desvelar la verdadera cara de este establecimiento y de pedir responsabilidades de lo sucedido aunque hayan pasado 42 años desde que él saliese de allí. Son varias las sorpresas que nos llevamos en esta tercera parte si bien la mayor es la que leemos en el Epílogo que cierra el relato y que, naturalmente, no voy a desvelar aquí. 

La verdad es que "Los chicos de la Nickel" es una novela que aunque cuenta una historia dura y cruel inspirada en una auténtica escuela reformatorio, la Escuela Dozier para Chicos de Marianna (Florida) que funcionó hasta el año 2011, me ha sorprendido menos que "El tren subterráneo", novela de Colson Whitehead que al igual que ésta obtuvo el Premio Pulitzer el año de su publicación. Como digo en la reseña que de ella hice en septiembre de este año [leer la reseña aquí] la historia de la organización clandestina urdida por los antiesclavistas estadounidenses y los terribles castigos inflingidos a los esclavos en los estados del Sur me sorprendió por su increíble dureza y por el desconocimiento total que yo tenía sobre grupos humanos que hubiesen luchado jugándose el tipo por que otros seres humanos alcanzasen la libertad.

Es "Los chicos de la Nickel" una novela que presenta el asunto del Racismo y de la segregación racial  existente de facto en no pocas personas de los Estados Unidos. Desgraciadamente lo que se cuenta en este relato me ha sorprendido menos al ser una historia más cercana a nuestro hoy, más conocida, por verla con indeseada frecuencia en los informativos diarios. Me refiero a abusos sobre personas de color por parte de fuerzas policiales que rápidamente tiran de pistola para defenderse de un supuesto ataque de un indefenso ciudadano.de color. Este asunto del racismo y de la segregación racial no es exclusivo de USA; también en la culta Europa asistimos con cierta periodicidad a revueltas ocasionadas por discriminaciones de esta clase (Francia  ha conocido no pocos casos de estos por segregación respecto a su población de origen magrebí) aunque sin duda la palma se la lleva Estados Unidos donde localidades como Ferguson (en Misuri), Charleston (en Carolina del Sur), Minneapolis (en Minnesota) o Filadelfia (en Pensilvania) han conocido, sólo fijándonos en los últimos cinco años, disturbios sonados provocados por la violencia policial. 

Es por esto que digo que la sorpresa de "Los chicos de la Nickel" ha sido para mí menor. Pero sí que creo que es una historia necesaria la que Colson Whitehead con un estilo ágil, muy próximo al de la crónica periodística (conviene recordar que el escritor es o ha sido habitual reseñista de libros, música y televisión en revistas populares americanas como 'Village Voice') presenta en esta novela. Sin lugar a dudas esta novela es un homenaje al pastor Martin Luther King Jr. asesinado en 1968 por su lucha por los derechos civiles de los afroamericanos. Precisamente esa lucha pacífica, en forma de escritos y cartas denunciando abusos y vejaciones de la población de color, es lo que emulándole realiza el protagonista de esta narración, Elwood Curtis. Es El un chico estudioso, trabajador, idealista, crédulo, que quiere hacer realidad las ideas del pastor King que escucha en el único disco que tiene, 'Martin Luther King at Zion Hill', que le regaló en 1962 su abuela Harriet y del que habiéndolo oído tantas veces ha interiorizado sus palabras: 
«Tenemos que creer con toda nuestra alma que somos alguien, que somos importantes, que valemos, y tenemos que caminar a diario por las calles de la vida con este sentido de dignidad y este sentido de ser alguien.»

Martin Luther King, Premio Nobel de la Paz 1964
Elwood será fiel a estas palabras del Premio Nobel de la Paz 1964 así como a su propia tradición familiar: su padre Percy condecorado por su papel como soldado en la Guerra Mundial que escribió a sus superiores denunciando el trato desigual dado a los soldados de color; el abuelo Monty que pagó cara su intervención en una pelea con afán de separar a los contendientes; o su bisabuelo, el padre de la abuela Harriet, castigado con dureza por no apartarse del camino de una señora blanca en Tennessee Avenue. También, educadores como su profesor en el instituto Lincoln, Hill, que le puso en contacto con obras escritas por autores afroamericanos que denunciaban la desigualdad entre norteamericanos: «Los negros son estadounidenses y su destino es el destino del país.» (James Baldwin, Notes of a Native Son) serán muy importantes en la formación de su conciencia reivindicativa por la igualdad entre negros y blancos.

Una mente abierta como la de Elwood asimila todo lo anterior y durante su estancia en el Reformatorio se sentirá minusvalorado como ser humano, ninguneado por supervisores -supuestos 'educadores'- de una ignorancia supina, y finalmente castigado con una crueldad inusitada simplemente por haber querido socorrer a un chico débil que estaba siendo agredido por dos mayores abusones. El castigo pretendidamente educativo se iniciaba con frases muy reveladoras por parte de los supervisores encargados del castigo, Spencer y Earl: «Como te oiga quejarte una sola vez, tendrás propina.» «Cierra la puta boca, negro de mierda.»; seguía con una tanda de unos setenta latigazos en nalgas y piernas; y finalizaba como en el caso de El en la enfermería si, también como en su caso, el castigado tenía la suerte de sobrevivir al correctivo: "De resultas de los correazos, fragmentos del pantalón viejo se le habían incrustado en la piel y el médico había necesitado dos horas para extraerle las fibras.". Brutal, como se ve.

Para Elwood el único refugio era la amistad tejida con Turner, Jaimie o Desmond; juntos idean e imaginan venganzas contra estos crueles supervisores que casi nunca realizan. Sobre todo es con Turner con quien los lazos serán más estrechos a consecuencia de ser ellos dos quienes ayudan al supervisor Harper a dar salida bajo cuerda a muchos de los productos y donaciones recibidas por la escuela, o sea, serán mano de obra gratuita en la corrupción practicada por los miembros del Reformatorio a costa de la salud de los adolescentes allí internados.

La historia de la Nickel, trasunto de la Escuela Dozier para Chicos de Marianna (Florida), se presenta de manera muy cinematográfica con el descubrimiento en 2014 por parte de unos alumnos de arqueología de unos restos humanos, la indagación en los archivos de la institución desaparecida ya hace tres años de lo que allí existió y la salida a la luz periodística del infierno que allí se consintió durante tantas décadas. A partir de aquí particulariza en la historia de uno de los internos, Elwood en el relato, y avanza en su peripecia vital hasta el final en que de nuevo se vuelve al momento de 2014 en que en Tallahassee (Florida) se está realizando una especie de convención de antiguos alumnos de la escuela que aportan testimonios sobre lo allí vivido. Habida cuenta de las sorpresas que en el desarrollo de la trama se producen, no me extrañaría nada que viéramos esta novela convertida en película. Desde luego todo conduce a ello: el ritmo vivo, el juego presente-pasado, y sobre todo el relato del racismo tan arraigado en algunas partes y seres humanos de los Estados Unidos.

En mi opinión uno de los grandes méritos de esta narración es ver cómo una historia particular, la de un chico que por azar ve quebrarse su futuro, la vemos convertida en algo más amplio, de alcance más universal: la defensa de la dignidad humana, la lucha contra la violencia gratuita, la resistencia pasiva al estilo de Mahatma Gandhi para así denunciar la maldad indiscriminada, la universalidad de lo predicado por el doctor Martin Luther King y la pervivencia de su legado:

 «Metednos en la cárcel y nosotros os seguiremos amando. Arrojad bombas contra nuestras casas y amenazad a nuestros hijos, y nosotros, por muy difícil que sea, os seguiremos amando. Enviad a vuestros criminales encapuchados para que entren en nuestras comunidades al amparo de la noche y se nos lleven a rastras a un camino apartado y nos abandonen allí tras darnos una paliza de muerte, y nosotros os seguiremos amando. Pero tened por seguro que nuestra capacidad de sufrimiento acabará por agotaros, y que un día ganaremos nuestra libertad.»


La novela fue la lectura elegida por la tertulia "más que palabras..." para la reunión del mes de noviembre y tuvo un rendimiento fantástico. En mi opinión es una lectura muy adecuada para debatir en grupos de lectura o lecturas colectivas.