.header .widget { text-align:center;} .header img {margin:0 auto;}

27 jul 2024

"Asesinatos, S. L.", una novela de Jack London

6 comentarios:

«El mundo se basa en la moralidad. Sin ella perecería. Hasta en los elementos hay justicia. Destruya la moralidad y destruirá la gravitación. Las mismas piedras saldrían volando en todas direcciones. El sistema sideral sería arrojado a la inconcebilidad del caos.»

Asesinatos S. L., novela filosófica, thriller
Dice Isabel de La Senyoreta Buncle en la reseña que el año pasado hizo de esta novela que la misma no se parece en nada a lo escrito por Jack London («Asesinatos, S. L. no tiene nada que ver con lo que London nos tiene acostumbrados: animales, Alaska y aventuras.»). ¿Es así? En efecto Asesinatos S. L. poco se parece a Colmillo blanco, a El lobo de mar o a El motín del Elsinore, novelas en las que el mar, la aventura o las peripecias protagonizadas en gran medida por animales ocupan un lugar central. Sin embargo en mi opinión no está demasiado apartada de otra novela suya, Martín Eden, metafórica narración autobiográfica que no he leído pero sí que he visto la muy bella e interesante adaptación cinematográfica realizada por el italiano Pietro Marcello en 2019. 

La literatura de Jack London y el cine se han llevado siempre muy bien. Haciendo una búsqueda en Filmaffinity de las cintas basadas en obras escritas por el autor estadounidense encuentro nada menos que 44 películas fruto de versionar narraciones suyas. El espíritu de aventura, la naturaleza en libertad presente en las mismas y los valores que se asocian con la educación de los adolescentes (amistad, sinceridad, esfuerzo, amor, castigo a los insolidarios, persecución de la avaricia...) han hecho que las mismas, especialmente entre los jóvenes y la gente menuda siempre hayan sido un rotundo éxito. 

¿Asesinatos S. L. se aparta completamente de todo lo dicho hasta aquí? Pues siendo sincero y aunque corra el peligro de contradecir un poquito a Isabel de La senyoreta Buncle yo diría que no mucho. En esta novela hay aventura (los miembros de la agencia que es la empresa Asesinatos S. L. se esfuerzan por encontrar a Dragomiloff, el jefe de la misma, que por convicciones morales y sentido ético ha aceptado hasta su propio asesinato; también aparece el mar dentro de la misma, nada menos que en torno a las islas Hawai donde el color local se funde armoniosamente con fenómenos naturales que suceden en los océanos; y en cuanto a los valores que suelen impregnar las obras de London el amor entre Grunya y Winter Hall tiene su cuota, así como la amistad a prueba de bomba de todos los integrantes de la agencia entre sí y el tremendo sentido ético que todos y cada uno tiene para cumplir aquello que han acordado y/o contratado.

¿Entonces Asesinatos S. L., dentro de la producción literaria de Jack London, es más de lo mismo? Claro que no. Aquí hay, junto a lo ya señalado, un debate filosófico de lo más interesante entre individualidad y sociedad. La pregunta que subyace a lo largo y ancho de la novela es la siguiente: ¿es justo asesinar a alguien que hace mal a la sociedad? Y también esta otra: ¿el asesino que así obra puede proseguir su vida con sentido ético aunque la equivocada moral de la sociedad lo persiga? Es el intelecto el que se erige como centro rector de la actuación de estos hombres. Los 19 miembros que componen la agencia son seres inteligentísimos, éticos y de un tremendo comportamiento moral. Tan es así todo esto, que los asesinatos que aceptan cometer sólo los realizan tras una investigación profunda de la necesidad de eliminar la excrecencia social que es ese hombre, bien sea un policía como McDuffy con quien se inicia la novela, bien sea un ser corrupto y explotador como Burgess, el rey de los ferrocarriles. 

Junto a las disquisiciones filosóficas que aparecen en la novela, para nada pesadas ni abstrusas, Jack London lanza cuestiones como la coherencia humana entre lo que se predica y lo que se hace. Así por ejemplo el personaje de Winter Hall es un socialista millonario que -esto sin saberlo previamente- ha pagado por el asesinato del padre de la mujer que ama. También es muy contradictorio que a Haussmann, un anarquista que milita en un grupo violento, la sangre le dé grima y no tenga el valor de matar a nadie.
(Los anarquistas) «eran tan poco prácticos... Soñaban, hilvanaban teorías y despotricaban contra la persecución a que la policía los tenía sometidos, pero nada más. [...] En cuanto a los seguidores de Tolstói y Kropotkin, no eran más que filósofos puramente especulativos. Ni ellos ni sus compañeros más violentos eran capaces de matar a una mosca.»
Y es que como se ve por la cita anterior la acción se sitúa en la primera década del siglo XX cuando en Rusia la Revolución está teniendo momentos de pulsión evidentes. Todo lo que allí ocurre durante esos años está siendo observado desde el exterior con precaución por unos y con pasión y admiración por otros. Jack London por su militancia socialista está entre los segundos, si bien no llegaría a ver el triunfo definitivo de la revolución en Rusia al fallecer en 1916.

Me ha gustado mucho en esta novela el enorme sentido del humor que muchas veces se desprende de la  misma. Iván Dragomiloff, creador de la empresa, y el resto de sus miembros repartidos por todo Estados Unidos son tan legales que nadie puede esperar que no cumplan con las reglas que se han autoimpuesto:
  • Primera: la muerte de la persona debe de aportar algún beneficio social y ser por ello de utilidad
  • Segunda: una vez aceptado el encargo y pagado, nadie se puede echar atrás.
  • Tercera: el asesinato tiene que ser cometido en el plazo de un año. Si no es así el dinero se devuelve al cliente con una compensación del 10%
Y si por algún imprevisto la víctima fallece por ella misma de manera natural y no puede llevarse a cabo el asesinato, la Empresa devuelve el dinero:
«Créame usted que tal como operamos nosotros, al margen de la ley, todo lo que no sea la más estricta honradez podría sernos de fatales consecuencias.»
Muestra el autor en esta novela un enorme conocimiento de la literatura, en especial de la rusa (Turgueniev. Tolstoi...) dado el contexto revolucionario mundial en que se desenvuelve la trama y a que el protagonista de la novela, Iván Dragomiloff, es un ruso exiliado en USA. La cultura de este hombre es inmensa como lo demuestra su bien surtida biblioteca:
«Allí en una incongruente intimidad, de hallaban El problema de Asia, de Mayan; Fuerza y materia, de Bruckner; Mr. Polly, de Wells; Más allá del bien y del mal, de Nietzsche; Muchos cargos, de Jacob; Teoría de la clase ociosa, de Veblen; De Epicuro a Cristo, de Hyde, y la última novela de Henry James.» (en la biblioteca que Dragomiloff tenía en Edge Moor).
Fue Jack London escritor prolífico en especial de historias cortas. Tuvo mucho éxito y publicaba cuentos en revistas de muchísima difusión. La escritura pronto le dio muy buenos réditos. Quizás por ello, aunque a veces con razón, fue acusado de plagio por otros autores. Él se defendía diciendo que se había inspirado para ese cuento o esa parte de aquella novela en alguna noticia leída en los periódicos o algo similar, pero sí que hubo páginas de algunas de sus obras -no muchas, ciertamente- idénticas a otras escritas por escritores de su época.

Novelas de aventuras, Novelas juveniles, Novelas filosóficas, Novelas de valores
httpscommons.wikimedia.orgwikiFile
JackLondon-office-1916.jpg
La gestación de Asesinatos S. L. tiene una peculiar historia. En primer lugar la idea de una Agencia de Asesinatos se la compró en 1910 Jack London al por entonces jovencísimo escritor norteamericano Sinclair Lewis. Se trataba de una empresa que aceptaba encargos para asesinar a personas malvadas o corruptas como jefes de policía, legisladores y políticos, Eso sí la organización debía constatar debidamente el merecimiento de la víctima a ser asesinado.  El mismísimo Jack London confiesa que el año que compró la idea a Sinclair Lewis desarrolló la historia en unas 20.000 palabras, pero que se atascó y la aparcó por no encontrar la manera idónea de continuarla. En ese estado quedó cuando en 1916 le sorprendió la muerte a la temprana edad de 40 años. Junto a esas 20.000 palabras el escritor dejó una serie de anotaciones en el manuscrito para esa posible continuación; asimismo su esposa, Charmian Kittredge, había dejado pergeñado antes de morir en 1955 una especie de esquema del relato. Fue con estos mimbres que en 1963 el escritor de novela negra, Robert L. Fish se encargó de culminar el relato. 

Lo dicho en el párrafo anterior sobre la escritura de la novela puede ser el motivo por el que su finalización -que, evidentemente, no voy a desvelar aquí- me ha parecido un poco brusca como si se tratase de una especie de 'deus ex machina'. Pero, en fin, este pequeño detalle no desmerece el conjunto que es Asesinatos S. L. Ahora mismo no sabría decir a quien pertenece la autoría de las fantásticas escenas de persecución, luchas y muertes que en los últimos capítulos de la narración aparecen. Desde luego están dotadas de una plasticidad y un dinamismo que tanto podrían ser autoría de London como de Fish. 

Como tantas obras de Jack London, esta novela salida de varias manos también ha sido llevada al cine. En 1969 Basil Dearden dirigió la adaptación de la novela que en España se tituló El club de los asesinos. La película fue bien recibida por el público y fue nominada en 1970 para los Globos de Oro.

Para concluir
Me ha gustado leer Asesinatos, S. L. de Jack London. Me ha hecho recordar las lecturas de aventuras leídas durante mi juventud. Quizás esto sea una de las cosas que más me ha hecho disfrutar de esta novela. El mar, las luchas entre contendientes me han parecido fantásticas. Sin lugar a dudas me reafirmo en que Jack London es uno de los grandes en la literatura de aventuras. Pero, como ya he dicho en esta reseña, este libro no sólo va por ahí; Su dirección enfila directamente hacia lo filosófico: Moralidad y Justicia, he ahí la gran pancarta que se extrae de la trama de esta novela. Unos asesinos justos. ¿Es posible tal cosa? Además en el texto se plantea hasta qué extremo de fidelidad a la palabra y a la inteligencia puede llegar el ser humano: ¿Incluso hasta la propia muerte? Son asuntos profundos desde luego.

La novela la publica Siruela dentro de una denominada Colección Escolar de Filosofía. Al respecto viene precedida de una Invitación a la lectura que ya anuncia un poco el tono de la narración; también al acabar la obra se proponen unas Actividades tras la lectura que desde luego pueden ser muy útiles en el aula. La invitación a la lectura de la obra y las actividades tras la lectura corren por cuenta de Marta Aja Cobo. Sólo he echado una rápida vista sobre ellas y me parecen muy bien traídas y muy estimulantes para los jóvenes lectores.
_________________________
Nota: Con esta novela culmino el Reto Serendipia recomienda de este año 2024. También, por fecha de su primera escritura y definitiva publicación añado el título a los correspondientes del Reto Nos gustan los clásicos propuesto por el blog Un lector indiscreto.

18 jul 2024

Francisco José Sánchez Muniz: "Cuentos del Espejo de Agua"

14 comentarios:

«El libro paró su escritura y se cerró suavemente al ritmo que la claridad irrumpía en la mañana al amanecer. El lector, que había envejecido, […], estaba ahora radiante. Zoraida y sus criadas lloraban de emoción. En la cara del lector se abrió una sonrisa. La princesa se acercó a él y le cogió de la mano suavemente.»

Emulando al genial Miguel de Cervantes, aunque marcando las debidas, respetuosas y obligadas distancias con él, de Francisco José Sánchez Muniz (entre amigos, Paco) yo bien podría decir aquello de que Paco "ha cierto tiempo que es grande amigo mío" para proseguir confesando que es persona por demás afable, degustador de la buena cultura, hacedor de versos y narraciones, además de muy competente en lo suyo, o sea, especialmente en lo que toca a la nutrición y la salud cardiovascular. 

Yo que nada sé de nutrición, sí que puedo decir al menos, tras la lectura de los Cuentos del Espejo de Agua, que Paco es experto en lo que emocionalmente toca a la salud del corazón. Y es que, esto hay que decirlo desde el principio, los quince relatos que componen el volumen están llenos de amor: Amor a la literatura, amor a las narraciones mágicas y maravillosas, y amor humano hombre-mujer como el que se profesan los dos personajes principales de estos cuentos, Zoraida y el Lector del libro; un amor que van construyendo, recordando  y alimentando poco a poco, cuento a cuento, hasta sumergirse en las aguas del Espejo de Agua cuyas letras los habían enamorado.

La sensación que me invadía según iba leyendo estos relatos era la de adentrarme en la literatura propia de los cuentos mágicos y maravillosos. En efecto la cronología se pierde en ese «Érase que se era»  o «Érase una vez» con que principian buen número de los escritos que el Agua de Espejo va cincelando en las páginas del Libro azul celeste que el Lector lee a una audiencia que, noche tras noche, se congrega en torno al agua del foso del castillo-palacio donde se produce el milagro de la palabra. Estamos en un tiempo impreciso, que en mi imaginación se me antoja situado en esos siglos oscuros del alto medioevo en los que los grandes hacedores de cuentos vienen a ubicar la mayoría de sus historias. 

La sensación anterior se ve fortalecida por el romanticismo que impregna las narraciones contenidas en Cuentos del Espejo de Agua. Al decir romanticismo no sólo me refiero al sentimiento del amor que en mayor o menor medida, directa o transversalmente, cruza todos los relatos, sino a componentes románticos tan claros como la nocturnidad y el gusto por el terror, el miedo o la angustia que Paco pretende -y logra- reflejar en algunas de las historias. Tal sucede, por ejemplo, con la personificación dada a animales, objetos de la naturalezas y fenómenos atmosféricos que acaece en el titulado La bruma y el caballo; también en la analogía que en Día y noche se efectúa entre caballo y caballero y dama y yegua componiendo la quimera de un ser de seis patas. La plasticidad de la figura que se muestra remite con claridad a la intimidad amorosa. Es tal el poder mágico de la literatura, que los humanos que escuchan éste y otros cuentos vienen a confundir su realidad con la que se plasma en la ficción donde terror, prisión, lucha y amor se funden con la vida de Zoraida y del peregrino lector

Es una obra claramente de sensaciones, de emociones. Según paseaba por sus páginas he topado una y otra vez con un mundo sensorial lleno de sonidos y de colores, con una plasticidad que en literatura se logra fundamentalmente a través de la expresión poética. Y es que en Francisco José Sánchez Muniz anida un poeta. En él el estro pugna siempre por mostrarse, como se ve en este libro en multitud de expresiones de fuerte nervio poético («se acercó a ella, la cogió despacio por el taller y acercó su cara hasta que los ojos y sus bocas se fundieron llenándose de espumas de marea alta», en Sumergiéndose en el fondo del Espejo; «perdiendo la noche la soledad del silencio», en Una peregrinación diferente; «morir asaeteado por los cuernos de la luna o por el run-run de las estrellas titilantes», en La huida y el lago; «Infierno albo algo dantesco», en La bruma y el caballo); sin olvidar, claro, los poemas que se cuelan pertinentemente en algunos de los cuentos.

Francisco José Sánchez Muniz, Juan Carlos Galán, Paloma Celada, Antonio Bisquert
En la presentación del libro en el Centro Riojano de Madrid

Es evidente que Paco en esta colección de cuentos anidados entre sí por un hilo conductor, que inicia y concluye cada uno de los mismos (la lectura por el lector de los relatos que el Espejo de Agua escribe en ese libro de pastas azules cuando la noche comienza y que concluye con brusquedad al alba), tiene clara voluntad de estilo. Un estilo patente en la propia estructura anidada y en la variada manera de abordar los finales de los relatos: alguno, totalmente abierto; otros, inconclusos e incluso con doble final cual si de un ejercicio de taller literario se tratase. Un estilo a través del cual muestra, como ya he dicho, su gusto por la creación poética. También es evidente como rasgo de estilo el conocimiento que Francisco José exhibe del léxico de diferentes oficios (la 'gubia', el 'escoplo', el 'cepillo'... en El carpintero y el pájaro; la 'tanza', la 'carnada', la 'cofia', los 'rizos', el 'foque'...en El barco y el mayor tesoro). Y por último, dentro de lo propiamente estilístico hay que citar su inmenso amor por la literatura, la cual es homenajeada en referencias como la que realiza en El barco y el mayor tesoro, cuento en el que, así como en otros el escritor introduce partes en verso, en éste divide el relato en apartados bajo el epígrafe de las noches sucesivas durante las que el lector va leyendo el relato. La influencia y/u homenaje intertextual a obras o escritores clásicos es evidente:
  • «Segunda noche. Donde se relatan las aventuras que acontecieron a los tripulantes y marinos del barco después de una semana de viaje»
  • «Tercera noche. En la que se cuenta lo que aconteció al capitán y a los oficiales»
  • «esos hombres de la mar [en los que] existía mucha superstición y miedo y se contaban historias de mujeres bellas con cola de pez que, en las noches de luna nueva, cuando sólo hablaban las estrellas, hacían enloquecer con sus cantos y belleza a los hombres que el azar hacia caer en sus redes»
Para cerrar esta breve nota sobre el estilo de Francisco José Sánchez Muniz es obligado aludir a su condición de andaluz, onubense por más señas. Paco nació en donde el mar y los hombres que viven en su ribera soñaron e hicieron realidad el descubrimiento de otros mundos, otras gentes, otras historias... Su andalucismo es patente en la plasticidad, el colorismo, la magia, los sonidos, la sensualidad que habitan sus quince relatos. Dice el autor que hay en su obra una clara alusión a Las mil y una noches: «En un principio quise hacer algo que recordara a las mil y una noches, por eso, cuando y donde la luna está presente, un lector, noche tras noche, lee historias a una mujer que vive recordando su pasado». Efectivamente es así; y yo añadiría que además de esa evidencia también existe relación, en el modo de estructurar y anidar los relatos, con el clásico Decamerón boccacciano y con otros decamerones más actuales como el Decamerón del siglo XXI del Colectivo Literario Bremen en el que Francisco participa con varios relatos. 

Por último, y como sucede en los relatos contenidos en Cuentos del Espejo de Agua, el propio autor realiza sobre sí mismo una fusión entre lo real y lo ficticio. En el Proemio a estos cuentos leemos que, entre otras muchas fuentes de inspiración, dice el propio Francisco José Sánchez Muniz  «Cuentos del Espejo de Agua tiene su inspiración [...] sobre todo en un libro azul celeste grande con letras preciosas que recibiera de mi padre». Ese libro de su realidad vital lo transforma en el Libro azul celeste en el que el Agua escribe historias ficticias. Realidad y ficción, ficción y realidad, formando un ente único, como cuerpo y alma de un mismo ser. 

Si hubiera de elegir dos cuentos de entre los quince que forman el volumen (¡elección difícil, sin duda!) me inclinaría por los dos siguientes: "El peregrino" y "El candelabro". 
  • "El peregrino" me ha gustado por el ambiente frío, misterioso y el paisaje solitario de premonición de muerte en que se desarrolla. Todo esto y más se percibe en este cuento donde un peregrino y su fiel mastín se dirigen a una ermita. El camino es peligroso y misterioso. La arribada al destino, incierta. Nos movemos entre la certidumbre de una cosa y su contraria. La muerte, el descanso, el sueño... Todo ello se confunde armoniosamente en este cuento mágico.
  • "El Candelabro" es uno de los relatos que más se aproxima a los cuentos clásicos. Genios, seres maravillosos, Candelabro, espejo y cuadro de propiedades misteriosas siempre benefactoras si se cumplen condiciones establecidas. Amor paterno filial, hermano que aparece de manera mágica e inopinada, amor a raudales. Luna llena agosteña, éxito material en un bazar oriental... Como digo es un cuento en la más pura línea de lo mágico maravilloso.


El libro Cuentos del Espejo de Agua fue presentado el pasado día13 de junio en el Centro Riojano de Madrid. La sala en que tuvo lugar estuvo llena hasta los topes. Acompañó al autor en dicha presentación Margarita Arroyo, presidenta de AEFLA. 
La edición de Cuentos del Espejo de Agua está realizada por Ediciones Vitruvio, cuyo director Pablo Méndez también acompañó al escritor en la presentación. 
Es en la página web de la editorial donde se puede adquirir la obra. 


14 jul 2024

Maj Sjöwall y Per Wahlöö: "El policía que ríe". (A pares XLIII, 2ª 1/2)

9 comentarios:

Pues aquí que llega ya sin más demora la 2ª entrega de este A pares XLIII. Se ve que me he contagiado de las entregas de las series de las que forman parte tanto la novela de la reseña anterior como ésta. Dice Jonathan Franzen en un artículo que me ha gustado mucho sobre esta novela, y que recupero al final de esta reseña, que no todos los días vamos a leer a Faulkner o a Henry James. Hay días, prosigue el estadounidense, que estamos mal, que nos duele la cabeza, que no queremos pensar demasiado, que sólo queremos puro y sano entretenimiento. Pero, y esto ya lo añado yo, un entretenimiento de calidad, que al tiempo que deleita enseña, que hace que la panda de personajes que habita en esas páginas acaben siendo amigos de uno. Sí, esta pareja de suecos que escribieron la serie de Martin Beck a cuatro manos son unos auténticos artistas del noir, unos clásicos de la novela negra contemporánea y se merecen reseña diferenciada.

Maj Sjöwall y Per Wahlöö: "El policía que ríe"

«Suecia es mal país. Estocolmo es mala ciudad. No hay más que violencia, drogas, ladrones y alcohol. Nordin no dijo nada. En esto último coincidía en buena medida: —Un asco —dijo el suizo a modo de resumen—. Pero para un extranjero es fácil ganar dinero. Todo lo demás, una pena.»

Maj Sjöwall, Per Wahlöö, novela negra sueca
El policía que ríe
, cuarta novela de la serie del inspector Martin Beck creada por Maj Sjöwall y Per Wahlöö, es una muy entretenida historia que he leído con muchísimo gusto. Martín Beck y sus compañeros policías investigan durante los dos últimos meses de 1967 y las primeras semanas de 1968 una incomprensible matanza del conductor y los viajeros que ocupaban la planta inferior de un bus de dos pisos que a las once y media de una noche del mes de noviembre hacía su ruta habitual por Estocolmo. Para la resolución del crimen el inspector y sus colegas de profesión habrán de remontarse al asesinato de una prostituta portuguesa ocurrido quince años atrás. El caso de la portuguesa aparecida muerta y desnuda en una cuneta en 1952 quedó sin resolver entonces; quizás ahora su asesino, piensan en la comisaría de Martin Beck, tema que el caso se reabra; quizás ahí resida la clave para la resolución del caso. ¿Si? ¿No? Como en toda novela de intriga nada más cabe decir aquí para no romper la magia de su lectura.

Sí que se puede decir lo muy interesante que es el fondo histórico de esta narración donde aparece la guerra de Vietnam, el presidente norteamericano Lyndon B. Johnson, y las manifestaciones antibelicistas que en todo el mundo -también en Suecia, claro- se están produciendo durante esos años contra la barbarie de una guerra que duraba ya demasiado tiempo y que no tenía visos de finalizar próximamente. 

Aunque el suceso investigado sucede en noviembre su difícil resolución hace que nos metamos en plena época de Navidad. Por ello se cuelan en el relato no pocas tradiciones suecas propias de estas fechas: bebidas como el glögg o encontrar la almendra escondida en el arroz con leche, que se sirve obligadamente en el bufé navideño, son algunas de ellas; pero también la consumista costumbre del regalo -no exclusiva de Suecia, por cierto- que los autores critican abiertamente. Entre los regalos que recibe el protagonista de la novela se encuentra un tema musical de mucho éxito años atrás; su título 'El policía que ríe ' hace muchísima gracia a los hijos de Martin Beck, si bien a él no le hace ninguna, aunque como a un padre se le supone  soporta serio el regalo. ¿Para qué sirve esta anécdota sobre el mal carácter del inspector y la para él poco divertida vida familiar que lleva? Para esclarecer la matanza parece que para nada salvo por el hecho de que Charles Penrose el cómico disfrazado de policía que ríe y ríe mientras canta esta canción murió en 1952, precisamente el año en que esa prostituta portuguesa... Paree una anécdota menor, pero en ella está el germen de la resolución del caso; de ahí que los autores dieran a toda la novela el título de dicho tema musical.

Maj Sjöwall y Per Wahlöö son tenidos  por los creadores de la novela negra nórdica  contemporánea. Desde luego en ésta que comento y también en la que reseñé en el blog hace dos años, Roseanna, los autores radiografían la sociedad de su país. Las descripciones que realizan de Martin Beck y de sus compañeros de fatigas le sirven a Maj Sjöwall y Per Wahlöö para dar una imagen certera, profunda y crítica de Suecia durante esos años 60 del siglo XX: su amigo  Lennart Kollberg, los agentes de radiopatrulla   Kristiansson Kvant Kristiansson y Kvant eran de Escania y su instinto para ordenar las palabras dentro de la frase dejaba bastante que desear»), el memorioso, serio y metódico Fredrik Melander, los refuerzos llegados de fuera de Estocolmo (Månsson, de Malmö; Gunnar Ahlberg, de Motala), RönnLarsson Rönn, con su nariz roja, que era una medianía en todos los sentidos. O de Gunvald Larsson, capaz de aterrar a cualquiera con sus proporciones descomunales y su intensa mirada, y que además se sentía orgulloso de ello. O incluso de él mismo, el gangoso Martin Beck»), el forense Hjelm..., sin olvidar, naturalmente, al asesinado en la matanza del autobús Åke Stenström Åke Stenström, subinspector de la Brigada Nacional de Homicidios, uno de los colaboradores más jóvenes de Martin Beck»).

La visión que transmiten sobre su país, sobre Europa, sobre el mundo en último término no es positiva para nada. Para ellos el mundo salido de la segunda guerra mundial con la división en dos bloques antagónicos que se amenazan constantemente con exterminarse no les gusta. Ellos dos, militantes en el partido comunista sueco, no disfrutan con el país que les ha tocado en suerte (véase la cita inicial de esta reseña). Por eso todo lo referido en la novela al contexto social, e incluso geográfico o climatológico, es negativo. Jonathan Franzen, el autor de Libertad entre otros títulos, remarca que en El policía que ríe la pareja de escritores  no dicen sobre Suecia más que cosas negativas. Del artículo de Franzen extraigo el siguiente párrafo que suscribo plenamente:
«El tiempo era horrible», nos informan los autores en la primera página de El policía que ríe. E igual de horrible seguirá siendo durante toda la obra. El suelo de la jefatura de policía «aparecía cubierto de suciedad», y quienes lo ensuciaban estaban «empapados de sudor y lluvia». La acción de uno de los capítulos se desarrolla durante «un miércoles repulsivo». Otro comienza: «Lunes. Nieve. Viento. Un frío de todos los demonios». Y lo que vale para el tiempo vale también para la sociedad en general. La visión negativa que tienen Sjöwall y Wahlöö de la Suecia de posguerra, tema recurrente en todas sus novelas, alcanza extremos delirantes en El policía que ríe. El invierno sueco es indefectiblemente un asco, los periodistas suecos son indefectiblemente sensacionalistas y estúpidos, las caseras suecas son indefectiblemente racistas y codiciosas, las autoridades policiales suecas miran indefectiblemente por su propio interés, la clase alta sueca es indefectiblemente decadente o depravada, los manifestantes pacifistas suecos son indefectiblemente perseguidos, los ceniceros suecos están indefectiblemente llenos a rebosar, el sexo en Suecia es indefectiblemente sórdido o repulsivamente crudo y las calles suecas en período navideño constituyen indefectiblemente una pesadilla.»
Imposible superar tan certero análisis del autor de Las correcciones y de Libertad entre otras importantes novelas suyas. Tan sólo se me ocurre para cerrar esta reseña referirme al toque culturalista que la pareja de suecos autores de esta narración incluyen en ella. Me ha llamado la atención el título de los libros que Martin Beck lee al despertar o llegar a su casa:  «Abrió la novela de Övre Richter-Frich que por entonces estaba leyendo [...] «Martin Beck se despertó temprano, pero permaneció en la cama, leyendo el libro sobre el Graf Spree». Övre Richter-Frich fue uno de los escritores de novelas policiacas más populares de Noruega durante el período de entreguerras;  Maj Sjöwall y Per Wahlöö nacidos respectivamente en 1935 y 1926 serían lectores de este autor y con esto le homenajean como en su opinión se merece.
A este culturalismo referido a novelistas que cultivaron el género noir, de suspense o policíaco, pertenecería también alguna frase cuya lectura provoca ba en mi cabeza la sensación de estar leyendo a Raymond Chandler, Dashiell Hammett o a James M. Cain:
«El cartucho era sueco, pero la pistola procedía de Estados Unidos: una Smith & Wesson 38 Special, fabricada en Springfield, Massachussets.»
Novela negra nórdica, Serie Martin Beck
Es evidente que estos dos suecos han bebido, han leído y han crecido en las novelas de los clásicos norteamericanos del hard boiled y de la novela negra. Lo que ellos hacen es transmutar a su realidad sueca los elementos de estas historias. De ellos yo destacaría especialmente el elemento crítico con su sociedad. Maj Sjöwall y Per Wahlöö son muy duros con la realidad de su propio país, no se andan por las ramas. Critican el racismo que existe en no pocos de sus compatriotas y también la dureza con la que la policía reprime las manifestaciones a favor del FLN argelino que en esos años está librando una guerra con Marruecos y dentro del propio partido que gobierna el propio país:
  • Racismo: «Månsson le preguntó qué opinión tenía de Mohammed, ella respondió: —Pues la verdad es que era realmente agradable para ser árabe. Suelen ser tan sucios y tan poco fiables.» (la sra Karlsson, esposa de uno de los asesinados en el autobús)
  • La represión policial: «La mañana del jueves 21 de diciembre, ser policía era cualquier cosa menos agradable. La tarde anterior, en mitad de la ciudad y en plena histeria navideña, un ejército de agentes del orden, uniformados y de paisano, se había enzarzado en una caótica y espectacular trifulca con los numerosos obreros e intelectuales que salían de un acto de apoyo al FLN en la Casa del Pueblo.»

 ______________________

Con El policía que ríe relleno la letra W del Reto Autores de la A a la Z. También, al ser una novela aparecida en 1968, incluyo este título entre los correspondientes al Reto Nos gustan los clásicos.


8 jul 2024

Michael McDowell: Blackwater I: "La riada" (A pares XLIII, 1ª 1/2)

8 comentarios:
Es el verano época propicia para la lectura desordenada, sin guía firme que asegure una dirección previamente determinada. Es grato que así sea, pues así el descanso llega también a los centros mentales de decisión (ja, ja...). Estando por ahí, en la playa, fuera de casa y de viaje, dos libros cortos han caído recientemente en mis manos: uno, el de una pareja de suecos, todo un clásico del género negro nórdico; el otro, aunque publicado en USA en los 80 del siglo pasado, entre nosotros es novedad y entra de lleno en el campo narrativo del terror que personalmente frecuento poco. A lecturas breves corresponden también reseñas breves. He aquí la primera. Dejo para la 2ª 1/2  de este 'A pares XLIII' mi comentario sobre la novela de los suecos Maj Sjöwall y Per Wahlöö. ¡Atenta la Compañía!



Michael McDowell: Blackwater I: "La riada"

«La mañana del domingo de Pascua de 1919, el pueblo de Perdido, en Alabama, amaneció con un cielo despejado, de un rosa pálido y translúcido que no se reflejaba en las aguas negras que desde hacía una semana anegaban por completo el pueblo. El sol, inmenso y anaranjado, apenas asomaba por encima del pinar que había más allá de lo que en su día había sido Baptist Bottom, el barrio más bajo de Perdido. Aquel lugar, donde los negros emancipados se habían instalado hacinados en 1865, y donde seguían haciéndolo sus hijos y nietos»


Como digo, comienzo este 'A pares', ya número XLIII, por el último libro citado. Se trata de "La riada", primera entrega de la saga Blackwater, que en 1983 Michael McDowell (Alabama, 1950-1999) publicó de una curiosa manera: exigió a su editor que la diese a la luz en seis entregas, a razón de una por mes. El motivo que adujo fue el de querer hacer un homenaje real al folletín, a la novela por entregas decimonónica (Balzac, Alejandro Dumas, etc.) que él tanto admiraba. Los títulos de cada una de las entregas son los siguientes: La riada, El dique, La casa, La guerra, La fortuna, y Lluvia. Las seis constituyen la novela Blackwater, una saga familiar que se mueve entre lo real y lo fantástico mezclándolos con tino y acierto .

En Blackwater I. La riada encontramos al pueblo de Perdido en Alabama inundado por una enorme y no infrecuente riada de los ríos Perdido y Blackwater. Anegada completamente la localidad, Oscar Caskey surca en barca la laguna en que ha quedado convertido Perdido. Lo acompaña a los remos Bray Sapp, fuerte criado negro que trabaja de jardinero en su propiedad. En una ventana del hotel de la localidad creen ver una figura humana; se acercan y logran salvar a Elinor Dammert, enigmática mujer que nadie conoce. Ella les dice que ha acudido a Perdido para cubrir la plaza vacante de maestra; pero nadie sabía que la maestra que la ocupaba iba a abandonarla, ¿por qué Elinor sí? Todo lo que rodea a esta mujer es misterioso, en especial su afinidad y comunión con el agua. Así, mientras que la confluencia de los ríos Perdido y Blackwater es siempre evitada por los lugareños debido a los ahogamientos que ocasionan los remolinos que allí se forman, ella acude hasta su puesto de trabajo docente siempre en barca sin problema alguno; donde otros mueren ahogados, ella navega y se baña de madrugada a plena satisfacción.

Los hombres de la familia Caskey, industriales madereros de la localidad junto a los Turk y los Bordenave, se sienten atraídos por Elinor. También les sucede a las mujeres, si bien, la matriarca de los Caskey, Mary-Love manifiesta su resquemor hacia ella. Pero Mary-Love tiene todo en contra, pues su cuñado James Caskey, sus sobrinos Grace y Óscar, e incluso su propia hija, Síster, adoptan rápidamente como amiga a Elinor. Incluso su sobrino Óscar la pedirá en matrimonio a las pocas semanas de su aparición. 

Elinor es un ser que se sale de lo normal: mantiene una relación especial con el agua, se baña en ella a primera hora de la madrugada cuando todos duermen y aunque algunos como Annie Bell Driver, la predicadora de la iglesia baptista donde las tres familias más ricas de Perdido se han refugiado de la riada, la ven bañarse no saben si la transformación que perciben en ella es cierta o fruto de su imaginación:
«Elinor salió del agua. Los efectos de la transformación que había experimentado al sumergirse seguían presentes, y la señora Driver vio ante sí una criatura inmensa y deforme, de color verde grisáceo, con el cuerpo blando, una cabeza enorme y dos ojos fríos e inmóviles. Las pupilas eran verticales y delgadas, como dos líneas hechas a lápiz. Entonces el agua se deslizó por su cuerpo, de vuelta al arroyo, y la predicadora vio ante ella a Elinor Dammert, sonrojada y sonriendo con timidez, pudorosa ante aquella mujer que la había descubierto sin ropa. [...] Si la señora Driver no hubiera seguido tan mareada, habría jurado que, cuando la señorita Elinor sacó el otro pie del arroyo, este no era blanco y delgado, como el que ya estaba en la arena, sino que tenía un aspecto totalmente diferente: ancho y plano, verdoso y palmeado.»
Las mujeres son las que en el fondo mandan en la pequeña localidad de Perdido. Con la llegada de Elinor, la matriarca de los Caskey verá comprometida su autoridad. Poco a poco da la sensación de que Elinor va haciéndose con el poder. El proyecto de dique que los tres madereros proponen hacer  en la confluencia de los ríos a fin de evitar futuras inundaciones como la sufrida no es bien visto por Elinor cuya relación y/u origen acuático se hace evidente en el curso de la narración. Precisamente el segundo volumen de la saga se titula 'El dique', algo que ya por sí solo incita a proseguir la lectura de la historia.

Yo he llegado a Blackwater movido por la imparable corriente que desde su nueva publicación en España este febrero pasado (la anterior tuvo lugar en 2008) ha llenado periódicos, blogs y redes sociales culturales. En nuestro país su última aparición no ha sido a razón de una entrega por mes, como hizo el autor en 1983, sino quincenalmente quedando de esta manera: La riada (7 de febrero), El dique (21 de febrero), La casa (6 de marzo), La guerra (20 de marzo), La fortuna (3 de abril) y Lluvia (17 de abril). No sólo de esta serie sino referido a toda su obra Stephen King, maestro del terror, ha dicho que Michael McDowell es el mejor de todos sus cultivadores. 

Personalmente confieso que leyendo esta primera entrega (es posible que siga con la siguiente y quizá con alguna más) he sentido en mis manos la vibración sostenida de la literatura norteamericana del sur. Sin afán alguno de compararlos (toda comparación es odiosa y más en este caso) he querido ver un territorio tipo Faulkner (calor, sudor, segregación racial, pulsión sexual, violencia, machismo...) en ese Perdido que, aunque realmente existe, con el agua impenitente y esa Elinor alcanza la condición de mítico. 
 «Perdido es un pueblo de Alabama que existe de verdad y que se encuentra en el mismo liugar que ocupa en estas páginas. En cambio ni tiene ni tuvo nunca los edificios, la geografía o los habitantes que le atribuyo. Además, los ríos Perdido y Blackwater no tienen confluencia alguna. Y, aun así, me atrevo a decir que las personas y los paisajes que describo no son completamente imaginarios.» (dice el propio McDowell en la Nota del autor que precede al relato)
Territorios literarios míticos, , escritores de terror, literatura norteamericana del Sur
Michael McDowell
quería ser autor leído. Sobre las críticas que le llovían por escribir bestsellers decía que estaba encantado de ser un escritor comercial. Y añadía no sin razón: «Yo escribo para la gente que va ahora a las librerías. Pero si te leen ahora te van a leer dentro de cien años. Si gustas, gustas». 'Verdad verdadera', que decía un niño repipi de nombre Eduardo en un anuncio televisivo de hace ya algunos años. Sí, parece ser que veinticinco años después de su fallecimiento la obra de McDowell sigue acaparando los primeros puestos de las listas de libros más vendidos. Y es que, la verdad sea dicha, sus libros son muy entretenidos y maneja como nadie los denominados cliffhanger (finales en suspenso) que hacen que quieras seguir leyendo para despejar esa duda que el autor con maestría te acaba de inocular. ¿Es esto señal de populismo literario o falta de maestría? Pues, como sucede con todo lo artístico, depende de muchos factores, entre otros de las expectativas con que acude a la obra el propio lector. A mí en concreto el cliffhanger del dique al que Elinor se opone no me ha despertado la necesidad de ir corriendo a por el segundo volumen. No sé, yo y lo fantástico que roza la inverosimilitud no nos llevamos demasiado bien. ¿Leeré las siguientes entregas? Seguro que alguna sí; pero todas..., esto ya no lo puedo asegurar.

En la Lista de libros más vendidos de "El Cultural" de 
esta semana aparecen dentro de los 15 primeros puestos
 cinco de las entregas de la saga Blackwater