No recuerdo ahora cómo llegué hasta ella, pero sí que era consciente de que debía verla antes del día 31 del mes de julio de este año, pues ese día, avisaba el texto que acompañaba al título en la plataforma televisiva de Movistar+ sería retirada. Lo que también sé es que, tras haberla visto una tarde de este verano, quedé conmocionado, conmovido, convencido una vez más del enorme talento de su director: nada más y nada menos que el grandísimo realizador italiano Bernardo Bertolucci.
El director
Nada más cabe decir de este italiano de Parma nacido hace 77 años que no haya sido dicho ya. Por eso hablaré sólo de aquello que Bernardo Bertolucci representa para mí. En primer lugar su nombre corre asociado en mi memoria a las tórridas escenas de una jovencísima y muy hermosa María Schneider (fallecida algo prematuramente en 2011 a los 59 años de edad) y un ya maduro Marlon Brando (1924-2004) en la mundialmente famosa película "El último tango en París" (1972). Tras el recuerdo de este film, otro de Bertolucci viene a mi mi mente. Se trata de la impresionante y épica recreación de la historia de Italia durante la primera mitad del siglo XX titulada "Novecento" (1976).
Es evidente que Bertolucci en mi vivencia personal marca el principio del final del franquismo con "El último tango en París" (1972) y el principio del inicio de la transición a la democracia plena con "Novecento" (1976). Sí de la primera lo que más recuerdo son los variados usos que la mantequilla pudiera tener, de la segunda atino a ver con bastante claridad a los fascistas (éstos si que lo eran de verdad, no como ahora que se arroja el calificativo a quien quiera que nos lleve la contraria) echando pintura a los carteles anunciadores del film ante los atónitos y asustados ojos de quienes hacíamos cola para comprar entradas y entrar a verla.
Mi último gran recuerdo de la cinematografía de Bertolucci me lleva a doce años después, a 1986 cuando estrenó la grandiosa y magnifica producción titulada "El último emperador". Esta película supuso para el realizador italiano el momento culmen de su trayectoria profesional al ganar nueve Óscar con ella.
En estos tres filmes se condensa para mí la enorme figura de este artista del séptimo arte. Pero su Obra es mucho más amplia y contiene otros titulos importantes como "El conformista" (1970), "La estrategia de la araña" (1970), "La luna" (1979), "El pequeño Buda" (1993), o ésta que acabo de ver, "Soñadores" (2003). Todas ellas las he visto y como característica común señalaría su inequívoco sesgo político. Bertolucci es un genio que sabe aunar lo político y lo poético partiendo por lo común de la cotidianidad y el mundo privado para trascender a lo social e histórico.
"Soñadores" ('The dreamers'). La película
Cierto es que cuando supe del titulo en inglés, "The Dreamers", mi cabeza se situó rapidamente en tierras del Tio Sam -con Trump, más Tio Sam que nunca-. Me faltaba por conocer el nombre de su director para esclarecer mi error, pues Bernardo Bertolucci nunca habló, por lo que yo sé, de inmigración latina en USA.
De entrada estamos en París. La película abre con un primerísimo primer plano descendiendo por los hierros que conforman la Torre Eiffel. Tan de cerca es este recorrido ferruginoso que sólo cuando ya han acabado de pasar los títulos de crédito y la cámara abre el plano descubrimos que estamos en los parisinos Campos de Marte con la Torre Eiffel al fondo. De seguido vemos a Isabelle (Eva Green) entre una turbamulta de estudiantes sesenteros que manifiestan su protesta contra el ministro de cultura André Malraux por la destitución, a instancias del presidente de la República Charles de Gaulle, como director de la Cinémathèque Française de Henri Langlois. En el interior de la muchedumbre de jóvenes estudiantes destacan dos chicos: Matthew (Michael Pitt), un joven norteamericano venido a París para estudiar francés que mira embobado a Isabelle encadenada a las puertas de la Cinémathèque, y Theo (Louis Garret), hermano siamés de Isabelle y dirigente junto a otros de la Revuelta. Estamos en mayo de 1968.
Prácticamente hasta el final del film no volveremos a ver secuencias exteriores. A partir de aquí asistimos a la relación entre estos tres chicos casi siempre en interiores. Hoy que es habitual el traspaso entre géneros narrativos "Soñadores" admitiría sin ninguna dificultad la versión teatral. Todo esto ya es sintomático: lo interesante no es sólo Mayo del 68 y los cambios que va a producir en la sociedad, lo importante está ocurriendo dentro de los individuos.
Theo e Isabelle llevan a Matthew a su casa, en pleno centro de París y lo presentan a sus padres: un burgués profesor universitario que practica la composición poética con varios libros publicados (Robin Renucci) y una amorosa madre (Anna Chancellor) que viven ignorantes de los perversos juegos erótico-amatorios practicados por sus amados hijos. Estamos, pues, ante una familia burguesa que desde supuestos meramente teóricos alimenta y justifica la protesta que se desarrolla en las calles. Los padres de los dos hermanos saldrán de viaje y la amplia casa parisina queda solo para ellos dos quienes invitan a Matthew a vivir en ella mientras los padres estén fuera.
Matthew se siente atraído por Isabelle pero sus sentimientos son confusos pues descubre a los dos hermanos durmiendo desnudos sobre la cama de los padres. No dice nada pero su confusión crece cuando asiste y participa en los juegos eróticos que los siameses inventan. Todos tienen siempre por elemento central el cine del que los tres son grandes conocedores y consumidores. Deben adivinar por los gestos que hacen, las frases que dicen o las canciones que entonan la película en la que aparecen. Matthew es un campeón pero cuando una vez falla Theo le dice que la prenda que debe pagar es acostarse con Isabelle. Y a partir de aquí todo se complica en él, ella y el hermano. Hay erotismo en los desnudos que se muestran pero no hay pornografía alguna. La belleza de Isabelle ("Eva es una mujer tan bella que casi debería de estar prohibida", decía de esta joven de 23 años el propio Bertolucci en la promoción del film). Se muestra el disfrute del sexo, no su realización. Son tres jóvenes que se abren a la vida y como tales gozan de ella. Los tres personajes los representan actores muy jóvenes: Eva Green, 23 años; Michael Pitt, 22 años; y Louis Garrel, 20 años. La película es un gozo para los sentidos. Hay placer en la acción y también en la contemplación. Quedan en el aire, sobreentendidos o en duda razonable, las otras dos posibles relaciones dentro de este trio de seres encerrados en una casa: la homosexual latente y la incestuosa posible. Pero ninguna de ellas se explicita ni se muestra con claridad; quedan ahí, inmersas como bazas plausibles en la mente del espectador.
Es esta película un homenaje al Cine con mayúsculas. Los personajes viven su realidad inmersos en la ficción del cinematógrafo que tanto aman. Hasta de 23 cintas son los pasajes utilizados en el film mezclados con la realidad situada en 1968. Todas ellas son grandes títulos clásicos: Johnny Guitar de Nicholas Ray, Paisá de Roberto Rosellini, Jules et Jim de François Truffaut, Top Hat de Mark Sandrich, Persona de Ingmar Bergman, Rebelde sin causa de Nicholas Ray, etc., etc. Además de las escenas de cintas concretas, Bertolucci homenajea en este encierro dentro de una casa al Buñuel de "El ángel exterminador"; y a mi durante la proyeccion constantemente venia a mi cabeza la novela de Milán Kundera, "La insoportable levedad del ser" e incluso por aquello del trio amatorio con mayo del 68 al fondo la novela de Marcos Ordóñez, "Detrás del hielo".
En todas las referencias anteriores la política y la necesidad de salir de uno mismo, de no encerrarse en una inexistente realidad, en una ensoñación, es asunto de primer orden. En "Soñadores" además se da una vuelta de tuerca al tema al presentar la dependencia, imposible de superar, entre estos dos hermanos siameses unidos para siempre incluso habiendo probado la posibilidad y la dulzura de salir de ella. La escena final que no voy a desvelar aquí es de un simbolismo estético y temático magníficos.
Así mismo en el film tiene la música una importante función. Los 60 supusieron la liberación de los jóvenes en muchos terrenos: el sexual, el patriarcal..., y esta libertad se cobijó en, y se alimentó de, la música. A esta música se rinde debido homenaje también en esta estupenda película de Bernardo Bertolucci. Os dejo aquí la BSO para que la disfrutéis debidamente
Para acabar
Sólo diré para acabar que el film surge de la adaptación cinematográfica de la novela del británico Gilbert Adair, "The Holy Innocents". Adair es responsable de dicha adaptación al ser guionista de la pelicula.
"Soñadores" fue en su momento una pelicula que levantó ampollas al ser tildadas de excesivas y gratuitas algunas de sus escenas sexuales. Quizás por ello no obtuvo grandes galardones a pesar de haber sido nominada a algunos de ellos como el Goya a la mejor película europea en 2004 o el David de Donatello al Mejor montaje también en 2004. Pero en todos los festivales en los que se presentó fue aclamada por el público. Sin embargo su distribución e impacto mediático no fue muy grande en su momento.
No sé si a otros les habrá ocurrido como a mí que la he visto quince años después de su estreno y por televisión. Afortunados ha habido que en mayo de este mismo año pudieron verla en sala, al menos en Madrid, al haber sido presentada en los cines Verdi el 17 de mayo en pase unico dentro de los denominados 'jueves imprescindibles'. El motivo de este pase fue la conmemoración del 50 aniversario del Mayo del 68 y haber sido presentada la película este mismo año en el Festival de Cine de San Sebastián dentro de la sección Zabaltegui - Perlas.
Si podéis no dejéis de verla. Buscadla por ahí. Es una auténtica joya, una delicia. Os lo aseguro.