“Una ciudad democrática es una red de bibliotecas, públicas y privadas, y grandes y pequeñas librerías: un diálogo entre lectores que viven en centros múltiples y diversas periferias” -dice Jorge Carrión en "Librerías", obra donde hace un sentido homenaje a esos negocios, a esos comercios que son una auténtica institución que intermedia entre el creador y el lector, entre el escritor y el destinatario de su escritura.
Comienza Carrión hablando de las librerías primeras, aquellas en las que no sólo se vendían libros sino que en ellas se realizaba todo el proceso que seguía al de su estricta escritura: la impresión, el diseño, la encuadernacion, la exhibición, el consejo y, naturalmente, su venta. Previamente habla el escritor en este ensayo de cómo surge el papel a partir del tejido, de la lucha que mantuvo con el papiro y el pergamino, del prestigio de éstos frente al descrédito del otro. Pero muy pronto viene a enlazar el libro y las librerías con el viaje. Un libro es en si mismo un viaje, pero cuántos viajeros desde Goethe ("Viaje a Italia") no han entrado en estos comercios que albergan la sabiduría que los libros contienen preguntando por tal o cual obra y qué satisfacción recibían cuando veían una librería bien ordenada, que mostraba los ejemplares para que el posible lector los pudiese hojear:
"Al fin tengo la obra de Palladio [...] Con motivo de esta compra entré en una librería, cosa que en Italia tiene un aspecto muy original. Todos los libros están encuadernados y colocados en contorno al alcance de la mano. Siempre se encuentra gente escogida. Los algo versados en la literatura, ya sean del clero secular, de la nobleza o artistas, entran y salen a cada momento. Desean un libro, lo piden, hojéanlo, tómanlo, déjanlo, como les parece". Goethe ("Viaje a Italia")
Jorge Carrión, autor ya de una extensa y muy valorada obra de creación ("Los turistas", 2015; "Los huérfanos", 2014 [leer reseña aquí]; "Los muertos", 2010 [leer reseña aquí]), viaja mucho por el mundo debido a su actividad profesional. En sus viajes siempre busca y acude a esas librerías históricas ("Shakespeare & Company" y "La maison des livres" en la rue de l'Odeon de Paris, "Lello & Irmão" de Oporto, "Hatchards" de Londres, "Hodges Figgis" de Dublín, "Livraría Bertrand" de Lisboa...). En cada uno de sus viajes pregunta, busca, inquiere por las librerías importantes. Él es un coleccionista de estos establecimientos, igual que otras personas coleccionan otras aficiones. En sus viajes por África o por Japón también acude a estos centros del saber. Le interesan especialmente aquellos establecimientos sobre los que existe algún rasgo cultural o exótico. Así se detiene mucho en Tánger, ciudad abierta internacional durante un periodo de su historia que desde 1947 se convirtió en lugar de acogida de intelectuales -"Paul Bowles, Tennessee Williams, Truman Capote, Jean Gener, William Burrougsh (y el resto de la generación Beat) o Juan Goytisolo"- que se reunían en la "Librairie des Colonnes". Esta librería no sólo era reducto de escritores, también directores de cine como Bertolucci, cantantes y grupos como los Rolling Stones o Elvis Presley alimentaron su mitología. Más cerca de nosotros, Eduardo Haro Ibars, nacido en Tánger en 1948 "se infiltró en el círculo Beat acompañando a Ginsberg y a Corso en sus derivas nocturnas". Haro Ibars que se definió a sí mismo como "homosexual, drogadicto, delincuente y poeta" fue alma de la movida madrileña y moriría a los 48 años víctima de las drogas. En Tanger, donde se refugió para huir del servicio militar trabajaría en la Librairie des Colonnes.
Otras librerías orientales como una de Marrakech, toda ella consagrada a libros religiosos escritos en árabe, o algunas de las que existen en la Istiklal Caddesi de Estambul, o en Budapest, o las que descubre en El Cairo, Jerusalén o la misma China le gustan y atraen por su arquitectura o disposición de los volúmenes en su interior aunque el desconocimiento de las lenguas le hacen sentirse extranjero, le asfixian: "Viajamos para descubrir pero también para reconocer".
'América "Coast yo coast"' y 'América "de Norte a Sur"' son junto a 'París sin mitos' los tres capítulos en los que Carrión se encuentra más en su salsa. Le encanta América y disfruta lo indecible viendo cómo muchos de los referentes culturales europeos - la Shakespeare & Company es quizás el principal ejemplo- se han instalado en USA y reviven con más fuerza todavía el entorno y la atmósfera cultural con que nacieron y se desarrollaron en el viejo continente. Sin duda la generación Beat de Ginzburg, Kerouac y tal son el lazo de unión esencial, pero también las estancias en Europa de escritores, actores y cineastas durante los dos conflictos mundiales del XX sirven para tender puentes. El Cine, derivación de la narrativa literaria, cultivará el mito de la perfección estética. ¿Qué otra cosa si no representa en la librería Green Apple Books de San Francisco esa imagen de Marilyn Monroe, la bellísima actriz esposa del dramaturgo Arthur Miller, leyendo el "Ulises"?
Y en América del Sur, a donde viaja con harta frecuencia, le encantan la "Leonardo da Vinci" de Río de Janeiro y no digamos las que en Ciudad de México aparecen citadas en las novelas de Roberto Bolaño -la "Rebeca Nodier", la "Mexicana", la "Orozco", la "Milton", "El Mundo"..., y hasta una con resonancias muy españolas, la "Batalla del Ebro"- que Jorge Carrión como los detectives bolañescos busca, encuentra y disfruta en su interior. Otro tanto, siempre buscando en ellas ecos literarios de autores y obras por él admirados, son las de Perú, Argentina, Chile, Venezuela y Uruguay que él visita porque son prestigiosas hoy ("El Virrey" en Lima, o "Libros Prólogo" en Santiago de Chile, o "La Gran Pulpería del Libro" en Caracas, la "Ateneo Grand Splendid" en Buenos Aires, etc...).
Aprovecha el escritor este libro mixto, híbrido, difícil de clasificar -de ensayo lo califica él mismo- para dar informaciones variadas de la pequeña historia de alguno de estos negocios, de las distintas generaciones que los han dirigido. Pero también se encuentran en esta obra variadas alusiones críticas a libros, a películas, a continentes, a culturas..., a la vida vivida en intensidad cultural. Una intensidad cultural, evidentemente, elitista, saboreada por la minúscula falange cultural que influye pero no dirige la marcha de las naciones o, lo que es peor, es olímpicamente ignorada por sus conciudadanos.
También, y esto en una muy importante medida, estamos ante un libro de viajes, esos viajes que a mí personalmente me encantan, en los que se rastrean esos reductos literarios reales (los autores y sus biografías) y/o ficticios (los personajes que alguien -el escritor- echó a andar por esas calles, hizo entrar en esos edificios, o tanto hizo disfrutar en esos ambientes y paisajes). Y, claro, el nexo de unión perfecto entre unos -los autores- y otros-las ficciones por ellos creadas- es la librería.
Además de hablar de aquellas librerías importantes y/o de aquellos libreros fundamentales (por ejemplo Sylvia Beach, la creadora de la "Shakespeare & Company" parisina, o Adrienne Monnier, que fundara "La Maison des Amis des livres" en la msma rue de l'Odeon que la anterior), Carrión presta atención a lo que es y debe ser un buen librero: un hombre que constantemente pase el plumero por los libros a fin de combatir al principal enemigo de éstos pero también para memorizar así la ubicación de los diferentes ejemplares y poder localizar, si es requerido a ello, ese libro raro, minoritario, artesanal, pasado de moda...
Y ya cerca del final habla de la evolución que la librería ha sufrido en nuestros días. Muchas han sido absorbidas por otras más potentes creando cadenas. Es el caso de Barnes & Noble, de la Bibliothèque de Chemins du Fer, de Waterstones, de Feltrinelli en Italia o de La Central en España. Muchas de estas cadenas tampoco han logrado sobrevivir. Es evidente, afirma el autor de este ensayo, que la librería necesita reinventarse, y así lo están haciendo muchas incorporando a sus locales una zona de cafetería y ofreciendo a los clientes además de libros toda una gama de productos que tienen con éste relación, como todo lo preciso para escribir; y también objetos que rodean el mito culturalista: tazas con imágenes de autores, personajes u obras; imanes y camisetas con idénticos motivos; DVDs de películas con base literaria; música originada en la creación literaria... Y naturalmente abrir los locales al diálogo entre autores y lectores a través de presentaciones de obras, tertulias literarias, coloquios, conferencias, etc. La librería lisboeta "Ler Devagar" le parece ejemplo perfecto de lo que hoy debe ser una librería:
"Es una gran biblioteca con libros en venta, que invita a leer lentamente. Es, también, un centro cultural de primera magnitud, un lugar donde siempre pasan cosas: no se me ocurre mejor definición de la librería ideal"
Luego llegamos hasta las librerías digitales, de las que Amazon es su culmen. Jorge Carrión, muy activo en las redes sociales, considera que no se puede poner puertas al campo y que la irrupción del soporte digital para leer y transmitirse ha venido para quedarse.
Final
Muchas de las librerías que Carrión visita y busca lo hace por haber sido importantes políticamente. Es el caso de algunas de las que hay o había en la Avenida Nevski de San Petersburgo donde Stalin y otros jovenes revolucionarios comunistas buscaban lecturas prohibidas bajo el régimen zarista. También en España, durante el franquismo, algunos libreros fueron suministradores de lecturas prohibidas por el sistema. Y lo mismo en muchos otros países. Siempre ha sido así.
Otras veces lo que le mueve a indagar sobre éste o aquél establecimiento es el conocimiento de que determinado título cambió la manera de escribir de determinado autor. ¿Cuál sería la librería donde Julio Cortázar adquirió "Opio" de Cocteau, cuya lectura, confiesa el autor argentino, le hizo modificar su estilo? Carrión quisiera encontrar esa librería que tanto bien hizo a la literatura universal y para eso indaga, investiga, busca.
Como la imposible librería de Cortázar muchas librerías ya no existen, bien por haber sido sustituidas por negocios más prósperos, o bien porque las historias de las familias que las mantuvieron abiertas han evolucionado al ritmo de la historia local. Así sucede con la Karl Marx, la más emblemática de Berlín Oriental, hoy convertida en una gran oficina pero cuya actividad política fue recreada en la película 'La vida de los otros' de Florian Henckel von Donnersmarck.
Jorge Carrión, en definitiva, ha querido rendir con este ensayo un merecido tributo a estos negocios necesarios por tantas cosas que están en riesgo en la actual época digital y pirata. Negocios que lo son en un doble sentido:
"Las librerías son negocios en un doble nivel, simultáneo e indesligable: económico y simbólico, venta de ejemplares y creación y destrucción de famas, reafirmación del gusto dominante o invención de uno nuevo, depósitos y créditos. Las librerías, desde siempre, han sido aquelarres del canon y por tanto puntos clave de la geopolítica cultural. El lugar donde la literatura se hace más física y, por tanto, más manipulable. El espacio donde, barrio a barrio, pueblo a pueblo, ciudad a ciudad, se decide a qué lecturas va a tener acceso la gente." (p. 318)