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30 jul 2020

Roger Martin du Gard. 'La consulta' (Los Thibault 4) y 'La Sorellina' (Los Thibault 5) [A pares XII]

6 comentarios:

La pobreza —continuaba el señor Thibault— ¿ha sido alguna vez incompatible con la felicidad cristiana? ¿Y la desigualdad de los bienes temporales, no es condición indispensable del equilibrio social?
[……]
siempre he sentido el orgullo de pertenecer a esta clase acomodada sobre la que siempre han descansado la religión y la patria… ¿No deberías… tener cierto fervor religioso, en una palabra? ¿Una fe más sólida, más observante?
(La sorellina)

El año pasado leí las tres primeras novelas de las ocho que forman "Los Thibault" la Novela-Río que junto a otras realizaciones menores fue la producción literaria que más pesó en la concesión sin discusión alguna en 1937 del premio Nobel de Literatura a su autor, el francés Roger Martin du Gard.

La consulta (Los Thibault 4), La sorellina (Los Thibault 5)

Según leía las dos primeras entregas de "Crónicas de los Cazalet" de Elizabeth Jane Howar, reseñadas en este blog hace bien poco en un 'A pares' [leer la reseña aquí], constantemente venía a mi cabeza la historia de esta otra familia, en este caso francesa, de la que dos años atrás leí con sumo gusto las tres primeras novelas ("El cuaderno gris", "El reformatorio" y "Estío") de las que dejé constancia en dos reseñas en este blog [ambas reseñas pueden leerse pinchando aquí y aquí]. Ha sido por esto que he retomado la lectura de "Los Thibault" donde los dejé, es decir, en esta ocasión he leído las dos siguientes de la serie: "La consulta" y "La sorellina". La lectura de ambas ha sido de mi agrado. Es una delicia leer a Roger Martin du Gard como ya he declarado en mis comentarios a las tres entregas primeras de esta saga familiar.


La consulta

Esta cuarta entrega de "Los Thibault" es muy curiosa. Es breve y se centra en la faceta médica de Antoine, el hijo mayor del patriarca Óscar Marie. Como sabemos, Antoine es un joven doctor de poco más de treinta años que se siente atraído por 'Nigrette' (Gise) que atiende al padre de los Thibault; la inclinación de Antoine por Gise no es correspondido por ella que sigue presa en el amor de Jacques desaparecido hace tres años pero que ella piensa sigue viviendo en Inglaterra.

Por la consulta médica de Antoine pasa un sinfín de personas con enfermedades diversas, desde esos dos chicuelos -los hermanos Bonnard, Robert y Loulou- del inicio que sobreviven mal que bien por ellos mismos, pasando por Huguette, la niña enferma incurable cuyo padre Isaac Studler le pide a Antoine la solución final rápida y compasiva a la que él, como médico, entiende que no debe prestarse aunque en su cabeza se desata un interesante debate entre la ley moral y la ley natural. 
No hay más ley que las leyes naturales; éstas sí, ineluctables. Pero esas pretendidas leyes morales, ¿qué significan? Un conjunto de costumbres implantadas en nosotros desde hace siglos…
 En este terreno de la moralidad es de sumo interés el caso de la adolescente que padece una tuberculosis seria de columna que tras ser evaluada por Antoine deberá ser escayolada por completo; la madre de esta chica, una frívola mujer burguesa, vive desentendida por completo de los problemas médicos de su hija  y coquetea con Antoine, juego al que él no se presta. También aparece Rumelles, el político cínico que vende una imagen falsa ante sus electores y que oculta la enfermedad vergonzante que padece. Estos y algunos más son los pacientes que en un día normal, lunes 13 de octubre de 1913, el doctor Antoine Thibault atiende en su consulta, visita en sus domicilios o evalúa sus casos con otros colegas como su maestro el doctor Phillip o con quien atiende los problemas del viejo Thibault, el doctor Thérivier.

Lo que me ha parecido más interesante en esta entrega aparte de ese interesante debate personal que en soliloquio mantiene consigo mismo Antoine sobre la eutanasia es la mostración de libro del naturalismo en literatura: el cientifismo, las leyes de la herencia, el alcoholismo, la sífilis... sobrevuelan esa sociedad que paradójicamente también guarda elevados pensamientos sobre el amor, la fidelidad, la compasión... Y es que en el hombre positivista de esta época lucha constantemente el corazón y la razón.

Se disponía a decir: «Lesiones curables…», pero no lo creía así. El estado general, a pesar de las apariencias, era inquietante. Todo el sistema ganglionar estaba tumefacto. Huguette era hija del viejo Goupillot, y esta herencia corrompida, al parecer, iba a poner en serio peligro su porvenir.

La historia sucede en una sola jornada, e lunes 13 de octubre de 1913. Los movimientos políticos de franceses y alemanes auguran que la guerra comenzará en breve. Toda la sociedad ya lo tiene asumido.


La sorellina

En esta 5ª entrega de la saga familiar Antoine sale en busca de su hermano Jacques al haber recibido en la casa parisina de Los Thibault una carta dirigida al hermano pequeño remitida por el profesor Jalicourt. Dado que Jacques lleva 3 años desaparecido Antoine abre la carta y cuál no será su sorpresa cuando se encuentra con que Jalicourt se dirige a un tal Jack Baulthy a propósito de la novela que éste le ha remitido y que él considera demasiado moderna para su sensibilidad.

Buenos Aires, Novela francesa de entreguerras
Antoine
visita a Jalicourt y éste lo remite a Lausana dado que Jacques, le dice el profesor, colabora con una revista ginebrina. De inmediato se pone en marcha hacia Lausana porque quiere recuperar al hermano y más ahora que el padre está a punto de fallecer.

Llega a Lausana por la mañana, encuentra a Jacques y los dos hermanos pasan juntos el día contándose lo sucedido a ambos durante estos tres años. Todo esto sucede mientras aguardan para tomar esa misma noche un tren que los devuelva a París. De lo que se dicen lo más interesante en mi opinión es la falsedad que el hermano pequeño descubrió en el adorado por los jóvenes profesor Jalicourt. La narración de la visita que el día antes de desaparecer de París hizo al venerado profesor fue en definitiva la que desencadenó toda la serie de acontecimientos: no apuntarse a la escuela normal, volver a casa a visitar al padre para contarle su decisión y ante la incomprensión de éste salirse de casa con la frase "¡Voy a matarme!" que seguramente es la que le hizo sostener al viejo Thibault la idea de que Jacques se habría suicidado.

Durante la breve estancia en Lausana Antoine descubre a un hermano que desconocía. Jacques es apreciado por el entorno en el que vive, hay un halo de misterio y de cierto activismo político en muchas de las conversaciones que mantiene con personas que se le acercan, es evidente que Jacques ha roto más de un corazón femenino durante su estancia en Suiza, su nivel profesional y literario era desconocido del todo por Antoine...

De esta novela lo que más me ha gustado es precisamente la novela de Jacques que Jalicourt le entrega a Antoine y que este lee con fruición a toda velocidad pues aún siendo de ficción está  tan inserta en la realidad de Jacques que Antoine ve en los paisajes, personajes y acciones fiel reflejo de la vida de su autor, de sí mismo, de Gise, de los Fontanin..., aunque eso si todos ellos con nombre diferente y ubicados preferentemente en Italia, en Roma, en Génova... La literatura bebiendo de la realidad y convirtiéndola en materia ficticia es algo que me ha encantado por demás. Creo que en esta entrega el escritor Martin du Gard hace una clara confesión de su poética. 

Creía haber progresado considerablemente desde aquella época y hoy encontraba insoportable aquellos amaneramientos, aquella poesía, aquellas exageraciones de la juventud. Lo más raro es que ya no pensaba en absoluto en el tema, en la relación de este tema con su propia historia; una vez que había dado una existencia de arte a este pasado, creía haberlo apartado de sí.

 Es interesante y muy teatral la manera como durante la lectura de la novela escrita por Jacques en la narración se mezclan dos o casi tres realidades: la ficticia de la novela "La Sorellina", la alegórica de la familia Thibault y la propia de la reacción a la lectura por parte de Antoine

«¿Y yo?» Pero aquí, un poco más lejos, trata de un hermano mayor, Humberto: «Algunas veces, en la mirada de su hermano mayor, Giuseppe ha creído ver una muestra de simpatía…» ¿Una muestra? ¡Ingrato!

Muestra el escritor la transformación de estilos en literatura, la evolución de la misma y la dificultad que se tiene a la hora de aceptar estos cambios. Así el profesor Jalicourt ante la diferente manera de escribir por parte de Jacques comenta a Antoine la dificultad que esto representa para él:

Hay que hacerse una opinión. Uno se fosiliza… Mire, en música he tenido todavía la suerte de poder evolucionar: después de haber sido un wagneriano furibundo, he podido, sin embargo, comprender a Debussy. ¡Pero todavía estaba a tiempo! ¿Usted concibe que yo no hubiera comprendido a Debussy?… Pues bien: estoy completamente seguro de que en literatura, hoy en día, no le comprendería…

Y más tarde el narrador omnisciente que cuenta la historia da paso a la voz del propio novelista a quien he creído escuchar cuando tras leer la descripción de un acto amoroso por parte del joven autor: 

Suavidad. Confusión de alientos, de miembros, de deseos. Los árboles agitan las ramas por encima de ellos, las estrellas se desvanecen. Ropas arrancadas y en desorden, atracción irresistible, descubrimiento, contacto de carnes desconocidas, aplastamiento, contacto, aplastamiento viril, humilde consentimiento desatinado, posesión, posesión, embriaguez dolorosa, nupcial. »¡Ah! Un solo aliento y el tiempo detenido.

dice por boca de Jalicourt: ¡Literatura, literatura! Este procedimiento de pinceladas breves y brutales es exasperante. Claramente quien irónicamente habla aquí para marcar la distancia entre la literatura anterior y la nueva representada por Jacques es el propio Roger Martin du Gard

Naturalismo, cientifismo, objetivismo
El realismo, el naturalismo, la evolución de los mismos hacia otra manera de concebir la narrativa, precisamente lo que caracteriza la literatura de Martin du Gard, es lo que de manera metaliteraria aparece en "La sorellina". Más me parece escuchar hablar al propio escritor francés en estos juicios que al propio narrador cuando comenta el pensamiento que tiene Antoine leyendo otros escritos de Jacques:

Los personajes, tomados de la vida cotidiana, dibujados con cuatro rasgos, se imponían todos por su realismo; el estilo cursivo, recortado, de La Sorellina, despojado esta vez de todo lirismo, confería a estas notas un carácter de autenticidad que atraía la atención.

Hay en esta novela mucha metaliteratura, mucha metanarratividad, mucha reflexión sobre l propio acto de escribir, sobre el estilo. La novela aparece en 1928, un momento en que la literatura está evolucionando, en que la misma se encuentra buscando una nueva manera de expresarse que se aparte del pasado decimonónico sin romper del todo con él. Y estas dudas las expresa el autor francés con maestría en este relato. Me ha gustado. Sí, señor.

Finaliza esta 5ª entrega con la vuelta en tren a Paris. Dejamos a los dos hermanos dormitando en un departamento del tren. Se han contado muchas cosas pero sigue habiendo secretos inconfesables entre ellos pues las frases, el ruido exterior, el traqueteo... todo está envuelto en una atmósfera que favorece la falta de concreción.
_______________________
Nota Como hice con las otras lecturas de "Los Thibault" incluyo estas dos novelas dentro de la relación de los libros que leo para cumplir con el reto "Nos gustan los clásicos" en su edición 2020, o sea, la IVª, del blog "Un lector indiscreto" que con tanto tino administra mi amigo virtual Francisco

25 jul 2020

Richard Linklater y Ladj Ly. "¿Dónde estás, Bernardette?" y "Los Miserables" (A pares XI)

15 comentarios:

Repasando las entradas hechas en este blog otros veranos veo que las referidas a películas abundan en estas fechas. ¿Motivo? Pues simplemente escapar de los fuertes calores en la sala refrigerada disfrutando de una interesante historia. Sin lugar a dudas éste es uno de mis placeres veraniegos. Sin embargo (este año parece que todo se ve corregido por una adversativa mayúscula), sin embargo, como digo, este verano está siendo peculiar por culpa de ese enemigo silente e invisible de nombre siniestro: el/la COVID19.

https://bit.ly/3fRwVm4

Primero el confinamiento y luego las fases de desescalada dejaron el disfrute visual para el final de las distintas fases. En mi ciudad natal no fue hasta el pasado viernes 10 de julio que algunas salas decidieron aprovechar el levantamiento de la prohibición y en medio de todo tipo de prevenciones y protocolos de seguridad comenzar a proyectar títulos, algunos relegados varios meses por culpa del susodicho coronavirus. Es el caso de la última película realizada por mi admirado Richard Linklater, "¿Dónde estás, Bernardette?"


Hasta que muy tímidamente los exhibidores se vayan atreviendo a jugársela dado que los espectadores que acuden son muy pocos por culpa del miedo a los recintos cerrados, yo como tantas otras personas he disfrutado del Cine -y lo sigo haciendo- a través del sucedáneo de la pequeña pantalla. Ayer mismo vi en Movistar una película que me impresionó y me gustó mucho, "Los Miserables" de Ladj Ly, un joven realizador que debutó en Cannes con este film en 2019 cosechando todo un sinfín de distinciones: César a la mejor película, al mejor actor revelación, al mejor montaje, César del público, Premio del Jurado... En España ese mismo año fue distinguida con el Goya a la mejor película extranjera. 

¿Dónde estás, Bernardette?
Comenzaré hablando de la de Richard Linklater, realizador al que admiro y sigo desde hace ya tiempo. Mi enganche con él comenzó en 2013 cuando vi "Antes del anochecer" [leer reseña aquí], tercera entrega de la saga temporal que cada nueve años realiza o, al menos hasta ahora, realizaba sobre la vida de una pareja (la primera fue "Antes del amanecer" en 1995, y "Antes del atardecer" en 2004). Es un muy interesante experimento sobre el paso del tiempo y las relaciones de pareja el que realiza el cineasta en estos tres títulos protagonizados todos ellos por la misma pareja de actores, Julie Delpy y Ethan Hawke, en quienes, además, su edad real coincide aproximadamente con la de los miembros de la pareja ficticia.  

El experimento sobre el efecto destructor del tiempo (cambiante o destructor prácticamente viene a ser lo mismo porque...)  lo plasmó al año siguiente en "Boyhood (momentos de una vida)", un paseo por la niñez y adolescencia en tiempo real a lo largo de 12 años desde los despreocupados 6 años del personaje Mason (Ellan Coltrane) hasta los 18 en que el adolescente descubre o intuye el amor, una vez finalizado el instituto y presto ya a abandonar la casa familiar, camino de la Universidad. El film también lo rodó en tiempo real en sólo 39 jornadas utilizando dos tres días de cada uno de esos doce años. Dos años más tarde, en 2016, realizó una especie de precuela del ciclo "Antes de..." que bien podría considerarse ya iniciada en "Boyhood". Me refiero a "¡¡Todos queremos algo!!", quizás de las películas suyas que he visto aquella en la que la música tiene un mayor  protagonismo [leer reseña aquí]. En ella el personaje, Jake Bradford, llega al campus de la Universidad de Texas para iniciar sus estudios superiores. En cierto sentido este film también pueda verse como secuela de "Movida del 76" escrita y dirigida en 1993 por el mismo Linklater en la que muestra la vida de cinco chicos durante su último año de instituto.

Cate Blanchett, Kristen Wiig, Maria Semple
Como puede verse, pues, los filmes del director estadounidense giran en torno al tema del tiempo, su paso inexorable y destructor. Sin embargo en "¿Dónde estás, Bernardette?" este asunto cumple una función menor sin dejar de ser importante, naturalmente. El film es la adaptación a la gran pantalla de "Where'd You Go, Bernadette" (2012), novela de comedia y ficción de la escritora estadounidense Maria Semple. El éxito popular de este libro fue tal que estuvo durante un año seguido en la lista de best sellers del New York Times. Aunque dirigida por Richard Linklater viendo la cinta se evidencia que él no es el autor de la trama y tampoco del guión; y digo que es evidente porque de todas las películas del director norteamericano que he visto ésta es la que más se aparta de sus asuntos favoritos.

La historia gira en torno a una arquitecta y madre agorafóbica llamada Bernadette Fox (Cate Blanchett), que desaparece antes de emprender un viaje familiar a la Antártida. La historia es narrada por su hija Bee Branch (Emma Nelson), de 15 años. Bee es una excelente estudiante que recuerda a sus padres (Bernadette y Elgie (Billy Crudup) la promesa que le hicieran sobre viajar a la Antártida si sus resultados escolares eran buenos. Y esta vez, milagrosamente, ellos aceptan.  Desde ese momento el personaje huidizo, insociable y antipático de Cate Blanchett no sabe qué hacer para evadirse de este compromiso. Su vecina Audrey (Kristen Wiig), quizás quien más sufre en su relación con ella, será paradójicamente la tabla de salvación de Bernardette

Como en otros de sus filmes Linklater aborda el tema de la maternidad y el trastorno que supone para la vida profesional de una mujer. Bernardette era una arquitecta premiada y muy reconocida por sus soluciones e ideas arquitectónicas que tras sus problemas de embarazo y consiguiente maternidad desaparece de la noche a la mañana del panorama profesional. Esta decisión le ocasiona problemas psicológicos y de relación que no sabe superar más que a base de fármacos que ahondan aún más su agorafobia y falta de sociabilidad. Ver cómo se desenvuelve la actriz en este tipo de personaje ya es un dato a favor de la película. El otro sin lugar a dudas sean los preciosos paisajes de la Antártida que paradójicamente pese a la soledad inherente a ellos van a ser la mejor medicina para que Bernardette retorne a la sociabilidad perdida.

Todo el film, como he dicho,  está al servicio de la magnífica actriz que es Cate Blanchett que, sin lugar a dudas, es la sostenedora del mismo. Pero hay otros actores como sobre todo Kristen Wiig que logran añadir a la película ese punto de comedia necesario. Kristen Wiig en el papel de vecina quisquillosa y presidenta de la Asociación de Padres y Madres de la Escuela a la que asisten Bee y su propia hija está fantástica y sin duda alguna es otro de los atractivos del film.

Una película que mezcla debidamente la comedia con el drama y que en mi opinión es una muy buena opción cinematográfica de verano. Nada más, pero también nada menos.

"Los Miserables"
La película de Ladj Ly es muy diferente a la anterior. Aquí estamos ante la ópera prima de un cineasta francés que presenta un producto que se sale del marco afable, ameno y desenfadado, al que últimamente el cine francés nos tiene habituados. No, aquí no estamos ante una historia amable para nada. Ladj Ly es un ciudadano francés de padres malienses nacido en 1978 que antes de dirigir este su primer largometraje había realizado documentales, cortometrajes y había actuado en películas de otros directores como Romain Gavras.

La trama cuenta lo siguiente: el policía Stéphane (Damien Bonnard) se une a las brigadas anticriminales del distrito parisino de Montfermei, donde conoce a sus compañeros Chris (Alexis Manenti) y Gwada (Djebril Zonga). Ambos le muestran las enormes tensiones que existen entre los distintos grupos organizados cuyo único objetivo es hacerse con el control de la zona. Pronto conocemos la distinta manera de entender la profesión y función policial por parte de cada uno de ellos: Chris bordea el mundo de los delincuentes empleando sus mismos métodos intimidatorios y violentos; Stéphane es un policial fiel a la legalidad y a los derechos de los ciudadanos; por su parte, Gwada es un superviviente que se mueve entre esas dos aguas quizás por su propio origen étnico y cultural.

Cine francés actual, negros en Francia, Convivencia étnica
Además del mundo de los adultos representado por parte de la ley en estos tres policías y por parte del mundo delicuencial en miembros más o menos cualificados de las distintas facciones que pululan por el barrio (musulmanes, africanos, y europeos) está el mundo de la chavalería que, aparentemente ajenos al mundo de sus mayores, actúan como correos y ayudantes de éstos, aunque también como lo que son, niños que juegan  al fútbol o al basket con sus amigos y amigas o que disfrutan de las tecnologías como los drones para, como diversión pícara, espiar a las chicas en sus casas. Precisamente será una grabación accidental hecha por uno de estos chicos con su dron la que va a desatar en el barrio una vorágine inesperada pero muy comprensible tras lo visto en el film.

La película tiene mucho de documental pero sabe ligar ambos géneros realizando un auténtico docudrama que ilustra la realidad valiéndose de la ficción. La actuación de todos es magnífica. Me ha gustado mucho la de los chicos en especial la de dos de ellos: Issa Perica en el papel de sí mismo, Issa; y Al-Hassan Ly en el papel de Buzz el niño que juega y graba con su dron cuanto sucede en su calle. La dureza de la vida de estos chicos junto a la alegría innata a los mismos es uno de los grandes activos del film. Desde luego, siempre se dice, la esperanza de futuro reside en los niños, pero ¿podemos estar satisfechos con lo que se nos avecina de seguir así?

Ladj Ly ha dicho que lo que ha pretendido mostrar con su película es la existencia en Francia de dos o más realidades superpuestas que siempre están a punto de estallar. ¿Hay solución? No sé. Visto lo visto en este largometraje no puedo pronunciarme. Sólo me quedo con la excelente producción que es. Magnífica. Merece ser vista sin duda alguna. Para mí ha representado la reconciliación con el Cine francés del que tanta comedia tonta o falsamente profunda tipo algunas de Daniel Auteuil, Audrey Tautou, Omar Sy y otros me habían expulsado. 

23 jul 2020

"El origen de la tristeza". Primera novela de Pablo Ramos

9 comentarios:

Durante el desayuno papá intentó explicarme algo acerca del incendio y la explosión. No tenía nada que ver con lo que me había dicho el camionero de volar el fuego en mil pedazos. Ser camionero, me dijo papá, es una profesión que te vuelve bastante bruto; y él debía de saberlo bien porque durante muchos años había sido camionero. (p. 110, El incendio del arroyo)

A raíz de la lectura de Ladrilleros de Selva Almada mi buena amiga Rosa Berros me recomendó leer a Pablo Ramos. Me sugirió para iniciarme en él “El origen de la tristeza” una novela, me decía, de iniciación, igual que lo era la de Selva Almada. Es Pablo Ramos un bonaerense del barrio de Avellaneda y conoce al dedillo el entorno y la manera como crecen en él sus habitantes, auténticos supervivientes que se fraguan el futuro a golpe de ingenio, a veces de violencia, otras de imaginación y especialmente de hambre de todo, sobre todo afectiva. 

El regalo, El incendio en el arroyo, El estaño de los peces
En “El origen de la tristeza” un chiquillo de apenas doce años cuenta lo que hace, lo que le sucede a él, a su hermano Alejandro y a los amigos del barrio de El Viaducto, situado entre la villa Mariel, las vías del ferrocarril Roca y el arroyo Sarandí. Él se llama Gabriel y aunque no le gusta ni un poco así el resto de la pandilla le dice ‘Gavilán’. En la novela lo vemos en tres momentos de su amanecer adolescente acuciado siempre por el deseo sexual que ha despertado en él con una fuerza irresistible. Estos tres instantes de su dejar atrás la niñez llevan por título “El regalo”, “El incendio del arroyo” y “El estaño de los peces”. Son tres capítulos de la novela que bien podrían funcionar como relatos independientes, como auténticos cuentos. 

En El regalo Gabriel aparece solo, es decir, sin la cuadrilla de pibes de su misma o pareja edad que lo acompañan en los otros dos relatos. Aquí encontramos a Gabriel ilusionado por hacerle un buen regalo a su mamá que en estos momentos está encinta de una hermanita para él y para su hermano Alejandro quien trece meses mayor ya contribuye a la economía familiar trabajando a la salida de las clases en el taller de bobinas para automóviles junto a su padre y a Coco, el otro socio del taller. En el fondo Gabriel quiere competir con Alejandro entregando a la mamá un regalo magnífico pero para ello ha de reunir treinta pesos que intentará conseguir colaborando con Rolando, un buscavidas de 50 años que vive del engaño y cuya meta fundamental en la vida es proveerse del dinero suficiente para poder emborracharse debidamente. Rolando será para Gabriel su maestro de vida, su ciego que le enseñará no sólo el arte del engaño sino también un sinfín de cosas que le acompañarán, cual si de Lazarillo se tratase, durante toda su vida. Al tiempo que acompaña a Rolando en los timos que realiza a otros, Gabriel va creciendo siendo sobre todo el despertar del sexo lo que ocupa su tiempo y su cabeza por completo. Cuando visita el taller paterno de rebobinaje fantasea con las 'minas' (mujeres) desnudas que lucen impresas en papel las paredes del local. Hay una bellísima, Andrea C., ante la que su pulsión masturbatoria no se puede retener; el pensamiento mágico provocado por su edad, su fantasía y la palabrería de Rolando llevará a Gavilán a verla –real o imaginada- en una de las visitas que junto a su maestro realiza al Cementerio de Avellaneda donde se hará realidad para él el dicho barroco de la fugacidad de la belleza, de la verdad profunda de la existencia. Será su primera entrada en el concepto de tristeza.

En El incendio del arroyo encontramos al grupo de rapaces, siempre empujados por la pulsión del sexo emergente, enredado en la preparación de su estreno sexual con alguna meretriz. Todo lo tienen calculado, incluso el engaño urdido ante las familias de que están realizando una rifa para cambiar las camisetas (las ‘remeras’) de la equipación deportiva de fútbol 5 a la que pertenecen. La verdad es que el dinero que saquen lo destinarán a pagar los servicios sexuales de las prostituías que contraten. Cinco serán los beneficiarios y ahí comienzan los problemas: ¿quiénes serán los elegidos y por qué criterios se regirá dicha elección?, ¿Marisa, la única chica de la ‘barra’ (pandilla) también puede ser candidata?, ¿dónde realizarán el encuentro con las rameras?... Todo esto forma parte de sus preocupaciones. Otra es cómo lograr el alcohol con el que regarán la fiesta. Gabriel será elegido jefe de la pandilla y dirigirá como buenamente pueda el grupo, aunque siempre su hermano Alejandro estará allí para ayudarle. Finalmente deciden que sea en la propia escuela donde tenga lugar el encuentro con las meretrices para acordar el montante de la operación. El peligro estriba en que la señorita Cueto, directora del centro, los descubra. El giro que toman los acontecimientos es por demás divertido. Sin destapar el final simplemente diré que la desilusión, la tristeza, añade en esta resolución un ladrillo más en el enorme muro que la misma supone.

 Por último, en el tercero de los capítulos o cuentos, El estaño de los peces, la desilusión, la tristeza sube muchos grados. Lo que en los dos anteriores no dejaba de ser un juego, incluso enternecedor como en “El regalo”, cobra en este último relato tintes de tragedia. Ya en el capítulo anterior el grupo de chicos compuesto por Gabriel y Alejandro junto a otros miembros como Carlón, el Percha, el Tumbeta, Marisa, el Chino, la Rata, Rindone, el Jaro, y algún otro más ya no muchacho como Celis se había visto perturbado por la desaparición temporal del Tumbeta, uno de sus integrantes. El Tumbeta era como un verso suelto dentro del grupo Pibes de Avellaneda dado que él asistía a una escuela privada y no a la del resto que dirigía la señorita Cueto; quizás por esto en “El incendio del arroyo” se relacionó con la barra del otro lado del río, que era vista con cierto temor y aprensión por los chicos. Estos devaneos con esos muchachos mayores provocarán que el Tumbeta se vea inmerso en este último cuento en asuntos más peliagudos, menos infantiles, más de… adultos. Con su actitud y el desenlace de la misma todos los chicos, en especial Gabriel, el narrador, se caerán del guindo. Su proceso educativo ha finalizado. La niñez ha sido abandonada definitivamente. Ya están todos ellos instalados en el mundo adulto. Han llegado a la tristeza. Es en este momento cuando entendemos perfectamente las dos citas iniciales que sirven de marco a la novela: 
  • la de Roberto Arlt
¿Cómo describir mi llanto… mi odio… la desesperación de haber perdido el paraíso?
  •  y la de J.P. Donleavy:
Y descubriste que crecías como tus padres. Que papá no era Dios, ni siquiera un buen vendedor, sino un hombre tembloroso y aterrado, en medio de una pesadilla
Novela argentina actual, "El origen de la tristeza"
Me ha gustado mucho en esta novela la perfecta relación que como sin querer surge de la lectura de estos tres capítulos que bien podrían sostenerse de manera individual como cuentos. Me ha gustado mucho la naturalidad con que este chico, Gabriel, va descubriendo la vida, cómo la naturaleza humana se va haciendo presente en él tanto a nivel individual (el sexo, sobre todo, pero también el amor) como a nivel colectivo (social). Me ha gustado mucho la manera de escribir de Pablo Ramos que discurre con suavidad pero sin remilgos, que se adapta como un guante a la psicología de sus personajes. Todos ellos están provistos de individualidad propia. Aparte de Gabriel y de Alejandro me ha gustado la manera de presentar al padre: un hombre con iniciativas aunque también algo iluso que se mete en negocios de futuro que por fuerza dado el signo de los tiempos no han de salir bien; la madre, por su parte, es una mujer cariñosa volcada en sus hijos aunque ahora en opinión de Gabriel la hermanita le haya quitado protagonismo a él y a su hermano Alejandro. Ambos, el padre y la madre, viven plenamente integrados en el barrio con sus vecinos que no son otros que los padres de los otros integrantes de la pandilla de amigos. Y mucho me ha agradado ese estilo natural utilizado por Pablo Ramos que discurre con fluidez entreverando en el lenguaje habitual y comprensible para cualquier hablante de español algunos términos propios del lunfardo (lenguaje delicuencial argentino) que no impide para nada seguir el discurrir del relato; un relato en el que se muestra un tiempo que avanza inexorable en cada uno de los capítulos hasta llegar al final: 
y entonces lo supe: era el final, yo estaba viviendo el final de esto que acabo de contarles. Y ahí me quedé, hasta que se hizo muy tarde, hasta que ya no pude ver, brillando en el agua, el estaño de los peces
Final
Una novela magnífica que muestra el descubrimiento de la tristeza atisbada en la propia finitud de todo cuanto hay creado, personas y animales (peces de colores) incluidos.  Esto es el mundo adulto al que todos los niños desean llegar. Una enorme tristeza, pues, que se va descubriendo a cogotazos, a golpe de desilusiones y desencuentros, de separaciones, de finales irremediables como el presentado dentro de la propia novela que como bien dice Gavilán, dirigiéndose directamente a nosotros, nos acaba de contar y nosotros acabamos de leer. 

Cine argentino actual, Pablo Ramos,
En 2017 la novela fue llevada al cine en un film dirigido por Oscar Frankel, amigo suyo. El guion corrió a cargo del mismísimo Pablo Ramos que refundió los tres capítulos en una historia unitaria. La película fue el debut del director en el mundo de los largometrajes.

Sobre el autor (tomado de la primera edición de la novela publicada por Malpaso, enero de 2014)
Pablo Ramos nació en el suburbio bonaerense de Avellaneda en 1966. Es poeta, músico y narrador. Ha escrito las novelas El origen de la tristeza (Malpaso, 2014), La ley de la ferocidad (Malpaso, 2015) y En cinco minutos levántate María (2010). Su libro de relatos Cuando lo peor haya pasado obtuvo los premios Fondo Nacional de las Artes (Argentina, 2003) y Casa de las Américas (Cuba, 2004). En 2012 publicó la colección de cuentos El camino de la luna. Su obra está traducida al francés, el portugués, el ruso y el alemán.

18 jul 2020

Rafael Soler: "El grito"

6 comentarios:

"Doña Consuelo Gómez Nájera, conocida por su afición a cualquier tipo de lectura y, en especial, su debilidad por las aventuras de Tarzán, propuso un brindis por los jóvenes esposos, deseándoles que juntos alcancen la sabiduría de Sheeta, la pantera, el valor de Numa, el león, y la probada paciencia de Tantor, el elefante" ('El grito', cap. 1º, pág. 44)

La novela lleva como fecha de finalización el mes de noviembre de 1978. La firma un Rafael Soler que por entonces sólo tenía 31 años. Era su primera aparición dentro del mundo formal o más serio de la literatura, y fue todo un éxito pues se alzó con el Premio Primera Bienal Ámbito Literario (novela) de ese mismo año 1978. Las reseñas que aparecieron por entonces sobre ella encomiaban la dificultad de la escritura, su novedad, y la aparición sin duda alguna de un valor seguro dentro del panorama literario español. 

Rafael Soler. Biografía literaria
Hablar a toro pasado es muy fácil, pero sí que veo necesario hacer en este momento un breve recorrido por la biografía literaria de Rafael. Su fulgurante aparición se dio con esta novela publicada en 1979; el año siguiente, 1980, vieron la luz un libro de poemas, "Los sitios interiores", y una colección de relatos titulada "Cuentos de ahora mismo". Hasta 1985, año en que el escritor se sumió en el silencio literario,  tres novelas más aparecerán: "El mirador" y "El corazón del lobo" en 1981, "El sueño de Torba" en 1983 y "Barranco" en 1985. Estas dos últimas serían publicadas por la prestigiosa editorial Cátedra lo que da idea de la relevancia que en ese momento había alcanzado Rafael Soler.

Hasta 2009 no volveremos a tener noticia literaria del autor valenciano. La noticia vendrá de mano de la poesía  y es que como Teo, el protagonista de su primera novela, Rafael Soler se considera y se siente sobre todo poeta. En diez años siete títulos aparecen: “Maneras de volver” (2009), “Las cartas que debía” (2011), “La vida en un puño”[Antología] (2012),“Pie de página” [Antología] (2012), “Ácido almíbar” (2014), “No eres nadie hasta que te disparan” (2016) y “Leer después de quemar” (2019). Es evidente, como se ve, que durante estos veintipico años de silencio público el escritor no dejó de producir obra.

Últimamente el poeta ha retomado su faceta de narrador y ha dado a la luz dos novelas que son todo un éxito: "El último gin-tónic" y "Necesito una isla grande". He disfrutado de la lectura de ambas y he dejado testimonio de ello en sendas reseñas publicadas en la Revista MoonMagazine, una, y en este blog, la otra. [pinchando en los títulos se accede a las reseñas]

"El grito"
Novela experimental, Rafael Soler, Novelas de la transición
La novela llegó a mis manos por gentileza del autor quien desinteresadamente se prestó a colaborar en la celebración del 10º aniversario de mi blog ofreciéndome varios libros. Uno de ellos fue "El grito". La novelita de apenas 150 páginas llamó muchísimo mi atención; tanto que decidí dejarla para mí a fin de conocer cómo fue la irrupción en la Literatura del joven Rafael. Antes de hablar de ella diré que el autor me habló de la existencia de un proyecto editorial para publicar "El grito" junto a "El corazón del lobo" en un volumen titulado "Dos novelas de la transición". Espero y deseo que así sea, pues ambas novelas lo merecen.

Mi comentario
Poco se puede añadir a la inmejorable introducción realizada por Raúl Nieto de la Torre en la edición de la novela que en 2014 publicó la editorial paraguaya Servilibro que yo he manejado. Para entender bien el relato de Rafael Soler es muy conveniente demorarse leyendo, antes o después de haberlo hecho con "El grito", lo que el poeta que es Nieto de la Torre dice de la misma. Yo por mi parte intentaré sólo en esta reseña, aunque venga a apartarme un tanto de la ortodoxia crítica, dar mi opinión libérrima.

No es lo mismo leer este relato cuando yo lo he hecho, o sea, tras haber leído las dos últimas novelas de Rafael que, ¡es seguro!, haberlo hecho en 1979, el momento de su aparición. El microcosmos personal y el macrocosmos contextual de ayer y de hoy no se parecen ni por asomo. En 1978 cuando se firma la novela acababa de aprobarse en España la Constitución que mal que bien nos ha hecho llegar hasta hoy sin peleas cruentas excesivas; hoy está en proceso la adaptación (hay quienes la dicen 'demolición') de ese texto que es visto por algunos como demodé. Igual que en lo socio-político, en lo literario veníamos los españoles buscando desde 1975 una literatura que recuperara la narratividad en un afán por reconquistar lectores perdidos durante años de experimentalismo excesivo. El propósito desembocará en una literatura de compromiso entre la innovación y la tradición. Los recursos formales utilizados por los escritores hispanoamericanos del realismo mágico, la hibridación entre géneros (poesía, novela, teatro, periodismo, cine...), la consolidación definitiva de los procedimientos faulknerianos, la mezcla realidad - irrealidad, etc., no ahogarán ahora la historia relatada que siempre quedará a flote embellecida gracias a estas novedosas técnicas narrativas. Hoy, estas innovaciones no sorprenden a los lectores y los autores las incorporan de manera natural a sus producciones. En el caso de Rafael Soler sus dos últimas novelas dan buena muestra de ello. Pero no sólo las novelas también sus poemarios -en especial los dos últimos- evidencian que en él, por ejemplo, la hibridación de géneros es habitual y casi casi marca de la casa. 

Si comparo estas tres novelas -la primera con las dos últimas- veo que "El grito" es un compendio de innovaciones de todo tipo:
  • la cultura pop impregna todo el relato: el cómic y el Cine aparecen en ese grito del mono-hombre (Teo en la novela) que infantilizado querría salvar a su Jane ignorando que Jane (Carmen en la novela) tiene personalidad propia y decide por sí misma.
  • un deje humorístico, mejor sarcástico, que permite sobrevivir a Teo en el inframundo al que le ha precipitado su fracaso de pareja, su paternidad quebrada y su profesión que detesta.
  • la reflexión sobre el propio quehacer literarioTeodoro Lucas tiene en perspectiva un proyecto novelístico ('la novela ésa del grito de Tarzán') que le permita abandonar su profesión, es una novela que poco a poco vamos intuyendo que es la que tenemos en nuestras manos con lo que también nosotros sus lectores estamos en cierta manera dentro de ella.
  • Confluencia de niveles de realidad, irrealidad e hiperrealidad en que los personajes se mueven, aparecen y/o desaparecen: el hijo David dirigiéndose a sus padres en primera persona, la negación de la realidad que realiza la madre de Teo respecto al suicidio del padre, la ensoñación de Teo respecto a la realidad querida para él y Carmen, etc.
  • Juego de identidades o realidades en la mezcolanza o indistinción autor - personaje: ¿Quién se siente poeta por encima de cualquier cosa: Teo o Rafael Soler?, ¿Quién considera como óptima salida para su afición literaria escribir una novela que desde hace tiempo tiene en mente: Teo o Rafael Soler?
  • Procedimientos narrativos múltiples: Flujo de conciencia, monólogo interior, mezcla de planos discursivos, mezcla de temporalidades narrativas, etc.
  • Innovaciones formales de todo tipo:
    • estructurales: estructura novedosa de la que es totalmente consciente el autor que en un epígrafe especial que precede a todo el relato avisa con un más que evidente sentido del humor y conciencia de la innovación formal: 
      • "Novela o qué; escrita en cinco capítulos y ocho referencias debidamente numeradas, de fácil manejo y probada utilidad para el lector"
    • léxicas: 'latíaconchalapobre'
    • tipográficas: mayúsculas en los enunciados introductores de las referencias e incluso en el cuerpo de alguna de ellas; separación por medio de línea de puntos en algunas secuencias para marcar los diferentes planos de realidad en que se sitúan los intervinientes en ellas; quebrantamiento de la ortodoxia en el uso de los signos de puntuación rompiendo con lo acostumbrado y forzando una lectura activa por parte del lector: 
      • "Entré. Asustada. Tiritando. Pero aquel vinillo fresco. Y la música. Y tú. La primera campanada me cazó por sorpresa, que apenas tuve tiempo de mirarte y comprobar que el año también te abandonaba. Por David. Me dije. Y luego la segunda. También por David. Que aún. Que todavía. Y ya más tranquila." [...]
  • Juegos con la figura del narrador: externo, interno, testigo, narrador-personaje, objetivo, subjetivo, omnisciente, partícipe...
  • Hibridación entre géneros literarios: se muestra de manera evidente a veces introduciendo estrofas poéticas en medio de la narración en prosa y muchas otras el poeta que es Rafael Soler impregna de poesía el texto en prosa creando auténtica prosa poética: 
    • "Y pasa de nuevo la página para no anclarse en recuerdos dolorosos por no ver a padre con las cuadernas rotas y su rosa de los vientos averiada, tambaleándose por el pasillo cuando ya madre inválida y él perdido en la bodega y Teo estremecido, azotado de insomnios y pájaros azules, solo, abandonado en su desván:
      He perdido mis sitios puede ser 
      y quizá la memoria ante también
      entre dos aguas
      a punto de embarcarse para otro continente
      y reconozco"
Estas y otras muchas innovaciones más desbordan "El grito", una novela experimental por demás. A lo largo de los años es evidente que Rafael Soler ha ido depurando y seleccionando en sus novelas estos recursos como puede verse en "El último gin-tónic" y "Necesito una isla grande" novelas en las que aparecen un buen número de procedimientos narrativos ya presentes o esbozados en "El grito"

Fijándonos sólo en la peripecia relatada de esta manera tan singular lo que en síntesis tenemos son diez años de conocimiento y convivencia, siete meses de distanciamiento, un hijo de por medio que separa como una sombra, una serie de desapariciones familiares que enturbian la mente de los miembros de la pareja formada por Teo y Carmen, unos trabajos que no acaban de llenar, amistades que molestan pero que se precisan como agua de mayo, el deseo de cobijarse en ese paraíso lejano que siempre es la infancia y dentro de ella la admiración por ese personaje a medio camino entre el hombre y el simio que con su grito pertinaz logra siempre salvar a la chica. ¿Será así también esta vez?

Los personajes giran todos alrededor de Teo y de Carmen. Por el lado de Teo tenemos a Bru, el compañero del periódico con el que se abrió paso en la profesión; Consuelo Gómez Nájera, su madre, que le inoculó el virus de la lectura a través du su afición por las aventuras de Tarzán; Luciano, cuyo grito en el pajar aún resuena en la cabeza de Teo; el padre de Teo que se pegó un tiro en la boca; Chus, la compañera del periódico que fue la gota que colmó el vaso de las desavenencias conyugales; Margarita, la prostituta con la que Teo se desfoga... Por el lado de Carmen aparecen Pilar, la amiga algo pesada pero necesaria para Carmen; Javier, el compañero del colegio donde ambos trabajan y que le ofrece otro horizonte a Carmen; Sebastián Bellido, el padre de Carmen; la tía Concha, tan vigilante siempre... Y en medio de todo, David, el hijo que ambos pensaron que podría ser la solución y que sin embargo sus problemas provocaron la disolución del vínculo; y junto a David, lógicamente el abogado Thomas T. Hecht cuyo bufete se ocupó del divorcio de esta pareja irredenta.

Todos estos personajes los vemos circular en perfecto desorden por la mente de Teo y de Carmen durante el tiempo que dura esa Nochevieja que inexplicablemente pasarán juntos como una fiesta de despedida de lo viejo -su unión fracasada- y epifanía de lo nuevo a lo que se abren en un final de varias posibilidades, concretamente dos, ofrecidas por el autor: una en la que se deja la puerta abierta a la continuidad de esa relación absurda una vez al año; y la otra en la que por muy fantasiosa que la ficción tarzanesca parezca la solución para ambos pasará por el distanciamiento e ignorancia mutua. Como se ve las innovaciones en la novela "El grito" no quedan circunscritas sólo a lo formal.

Para finalizar
Poetas y novelistas de la transición
Novela experimental como corresponde al momento de su escritura. Una novela haciéndose, una escritura que es la que estamos leyendo o, incluso, la que el propio autor está escribiendo a pachas con el personaje de Teo. Una novela en la que los planos real e irreal se mezclan, se inmiscuyen el uno en el otro. ¿Hasta qué punto es factible esto: reencontrarse durante una nochevieja desatendiendo los consejos de la propia conciencia para sin solución de continuidad volverse a separar tras recordar las geografías humanas de ambos? ¿Será este el comportamiento habitual durante las siguientes Nocheviejas?
Todas estas preguntas y más deja el autor abiertas. Pero quizás la más importante es la que ya el tiempo y la trayectoria vital y literaria de Rafael Soler han resuelto: Sí, allí, en ese año de 1978 había un buen escritor que por encima de todo era y es un poeta pero que no hace ascos a la creación en prosa como demuestra la serie de títulos que de unos años para acá orna su camino. 

Nota: Esta novela de Rafael Soler es un auténtico clásico contemporáneo de nuestra literatura. Por esto la incluyo dentro de los clásicos que estoy leyendo durante este año en la IV edición del Reto 'Nos gustan los clásicos' promovido por Francisco en su blog "Un lector indiscreto"

14 jul 2020

'Crónicas de los Cazalet': "Los años ligeros" y "Tiempo de espera". Elizabeth Jane Howard (A pares X)

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Los Cazalet eran una familia besucona. Al llegar la primera tanda (la de Edward y Villy), besaron a la Duquesita y a Rachel (los niños besaron a la Duquesita y abrazaron a la tía Rach); cuando llegó la segunda (Sybil y Hugh), hicieron otro tanto, y después los cuñados y las cuñadas se besaron entre ellos (‘¿Qué tal, cariño?’); cuando llegaron Rupert y Zoë, él besó a todos, y ella marcó las caras de sus cuñados con su tenue pintalabios escarlata y ofreció su aterciopelada mejilla a los labios de sus cuñadas.(Los años ligeros)
'Es bastante reservada, por no decir huraña, pero supongo que se debe en buena medida a su frustración sexual', escribió, y después miró satisfecha la página que acababa de estrenar con esta frase fluida y sofisticada. Se la había encontrado en un libro y llevaba tiempo deseando utilizarla. Durante el invierno, y en busca, como siempre, de nuevos temas, se había propuesto escribir sobre todo aquello de lo que veía que la gente jamás hablaba.
(Clary, Tiempo de espera)

Con frecuencia durante los dos últimos años en blogs amigos ("Perdida entre mis libros", "Jimena de la Almena",  "Adivina quien lee" y otros) he visto reseñas sobre algunos de los cinco volúmenes que componen las "Crónicas de los Cazalet" escritos por Elizabeth Jane Howard (Londres, 1923 - Bungay, 2014) de 1990 a 1995 las cuatro primeras entregas de la saga y ya en 2013, un año antes de su fallecimiento, el quinto y último volumen de esta novela-río. Prácticamente todas las reseñas de alguna de las entregas de esta voluminosa obra de la escritora inglesa nacida en 1923 eran elogiosas. Esto, unido a que quienes administran estos blogs (por orden, Natalia, Jimena de la Almena, Albanta, y otros) elogiaban las distintas novelas que comentaban, hizo que me interesara por la Saga. Por ahora he leído las dos primeras, "Los años ligeros" y "Tiempo de espera" pero no digo que no vaya a seguir leyendo el resto por haberme resultado una lectura de lo más agradable.

editorial Siruela, Crónicas de los Cazalet, Elizabeth Jane Howard

En definitiva de lo que aquí se habla es de las vicisitudes de una familia de clase media alta (para los parámetros actuales españoles, clase media muy muy alta) durante los años previos a la segunda guerra mundial -1937 y 1938- en "Los años ligeros" y ya en plena guerra, concretamente durante el asedio feroz de Gran Bretaña por parte de los alemanes en 1940, aunque el período abarcado por la novela va de septiembre de 1939 al otoño-invierno de 1941. Son tres las generaciones que aparecen en los relatos: la de los abuelos, el matrimonio habido entre el 'Brigada' (William Cazalet) y la 'Duquesita' (Kitty Barlow); la de sus cuatro vástagos: Hugh, Edward, Rachel y Rupert; y la de los nietos, fruto de los matrimonios habidos entre Hugh y Sybil Carter (Polly, Simon, William), entre Edward y Viola Rydal (Louise, Teddy, Lydia), y entre el hermano menor, Rupert, e Isobel Rush (Clary y Neville) quien a la muerte de ésta, se casó en segundas nupcias, con Zoë Headfort (Juliet). Este gran número de personajes, multiplicados de manera casi geométrica por las relaciones interpersonales mantenidas por cada uno de ellos a lo largo de los relatos, los vemos en el primer volumen acudir a Home Place, la casa familiar de veraneo que los abuelos poseen en Sussex a donde se retiran en fechas señaladas (verano, navidades y otras efemérides) para celebrar juntos la fiesta de la vida. Dos veranos -el de 1937 y el de 1938- son los que pasan en Home Place en la primera novela; y ya en la segunda la estancia veraniega de 1939 en la residencia se prolongará dado el cariz que han tomado los acontecimientos bélicos.

Y es que las "Crónicas de los Cazalet", si bien se centran en las peripecias de todas y cada una de las personas que componen esta gran familia, suceden dentro de un contexto histórico, el de la Europa de finales de los años 30 del pasado siglo y de los dos primeros años -1940 y 1941- de la década de los cuarenta. En definitiva, la gestación e inicio de la IIª Guerra Mundial que se llevará por delante no sólo la vida de cerca de 60 millones de personas en el mundo sino también una manera de vivir y de ver la vida. Eso es lo que muestra esta novela-río la evolución de una estirpe familiar, la caída de los Cazalet desde la altura de la clase social media-alta que ocupaban a un lugar menos elevado pues la democratización de la sociedad se ha profundizado y las diferencias de clase se han difuminado un tanto. Al respecto es de ver cómo en "Tiempo de espera" el gran número de personal doméstico que asisten las necesidades de esta familia se va adelgazando en principio por imperativos propios del esfuerzo bélico que exige mano de obra en fábricas de armamento a donde acuden varias jóvenes mujeres que antes trabajaban en la casa y luego ya por la propia evolución del pensamiento femenino en todos los campos de la vida (laboral, familiar, personal...) que las hará tomar conciencia de su propia valía e individualidad.

La guerra -su posibilidad más que cierta en "Los años ligeros" y su realidad en "Tiempo de espera"- es el fondo que sin apabullar marca la existencia de estos seres que prosiguen su vida habitual como si nada de esto pasase. Quizás esta sea una de las sorpresas que provoca esta lectura: los Cazalet parece que olvidan o echan en saco roto la brutalidad que existe o que se acerca y que cual bestia feroz amenaza a toda Europa. Sí, Austria se ha anexionado a Alemania y la república checa está siendo acosada por Hitler, pero en el fondo, piensan los Cazalet, estos países no dejan de ser partícipes de la misma cultura. En el primer tomo la manera de obrar del primer ministro británico Chamberlain intentando evitar la confrontación con Hitler es bien vista por algunos miembros de esta familia -Hugh y Edward- que ya combatieron en la Gran Guerra y que no desearían volver a verse envueltos en otra guerra de trincheras como erróneamente imaginaban que sería este nuevo enfrentamiento. En "Tiempo de espera" se demostrará lo equivocados que estaban todos pues la infranqueable línea Maginot que les proporcionaba teórica seguridad no ha servido para nada y los alemanes durante todo el verano de 1940 no harán otra cosa que bombardear de modo inmisericorde Inglaterra. Londres que es donde radica el negocio maderero de los Cazalet recibirá miles y miles de bombas, pero resistirá. Desde luego la guerra no es como se la imaginaban. Lo que sí que han hecho bien ha sido abandonar la ciudad y refugiarse en la inmensa casa de campo de Sussex para así evitar caer bajo las bombas.

La vida cotidiana de esta familia es muy normal, poco destacable. Las mujeres se ocupan de la crianza de sus hijos a los que atienden solícitas yendo a la ciudad a comprarles lo necesario para procurarles una cómoda existencia; estas mujeres tienen la inestimable ayuda de sus empleadas domésticas que las liberan de lo más pesado: jugar con los niños, cocinar, hacer faenas domésticas, procurarles educación y cultura. Para todo esto disponen de una serie de personas: están las criadas Eileen, Dottie, Emeline, Edie, Peggy, Bertha, el granjero York (no es criado, pero sirve productos a los Cazalet), el sr. McAlpine que se ocupa de la jardinería, el Sr. Wren que cuida de los caballos, el chófer Tonbridge, la Sra. Cripps que se ocupa de la cocina, etc. Estatus especial en este grupo de empleados tiene la srta. Milliment encargada de la educación de los niños que no han sido enviados a internados aún por ser pequeños como Neville o de las niñas como Lydia que aún no tienen edad para asistir a las clases de la Escuela de economía doméstica formación adecuada para ellas que en el futuro serán madres y dirigirán una casa. Los chicos según van creciendo son enviados a internados donde aprenderán cosas útiles y adecuadas para un hombre. En esta situación se hallan Simon, Teddy y Christopher, este último hijo de Jessica y Raymond que no pertenecen a la familia Cazalet pero que acuden a veces a Home Place dado que Jessica es hermana de Viola Rydal, la mujer de Edward Cazalet.

Por lo dicho en el párrafo anterior es evidente que en la novela se muestran claras diferencias sociales entre amos y criados en una especie de 'arriba y abajo' para nada desconocida por parte del lector; y también una señalada diferencia entre hombres y mujeres que comienza a trabajarse ya desde la más tierna infancia con esa distinta educación dada a unos y a otras. Al respecto es interesante ver cómo la discriminación de la mujer por parte del varón es visiblemente clara y existente no sólo dentro de las clases altas sino también entre las clases populares; así el chófer Tonbridge al escuchar unas opiniones de la señora Cripps sobre el conflicto polaco-alemán le dice: "Tiene usted una cabeza de primera…, para ser una mujer."

Novela Río, Martin Amis, Saga
En realidad, como digo, en medio del conflicto bélico, activo o por estallar, en que se enmarcan estas crónicas, la vida de esta acomodada familia es de gran placidez, hasta el punto de que podría decirse que en la primera novela no pasa apenas nada, seguramente llevada la autora por el afán de presentar debidamente a todos y cada uno de los personajes. Es cierta la ausencia de grandes conflictos en esta primera entrega aunque también es verdad que sutilmente hay algunos brochazos dados por la escritora que dejan la puerta abierta para posteriores comportamientos por parte de algunos personajes. Esto quiere decir que Elizabeth Jane Howard cuando se puso a escribir esta gran novela a instancias de su hijastro Martin Amis ya tenía claramente establecido en su cabeza el ritmo y la extensión que tendría la misma. Así, es en la segunda entrega, "Tiempo de espera", donde los sucesos nuevos se multiplican siendo más que bien entendidos por los lectores sobradamente conocedores de la psicología de cada uno de los personajes.

Destaco como gran valor de las "Crónicas de los Cazalet" la individualidad que la escritora logra dar a todos y cada uno de los personajes tanto los mayores: Hugh, inválido de guerra y de opiniones firmes respecto a la misma; Edward, mujeriego impenitente; Rachel, insegura en su relación de amistad con Sid, su amiga moderna; Rupert, enamoradísimo de Zoë y amantísimo padre; etc. Y también de los pequeños: los adolescentes como Louise, Clary, Polly, Angela, Christopher..., con las inseguridades propias de la edad,  con las equivocaciones necesarias que van fraguando su personalidad; o los más pequeños como Neville o Lydia a veces impertinentes en grado sumo y otras en que se hacen querer de manera incondicional... Esta atención dedicada a todos y cada uno de los personajes -muy importante, importantísima, la que presta a las mujeres con su deseo de resultar atractivas a los demás, su deseo de conquistar y ser conquistadas, su entrega a los hijos, su permisividad con las actitudes de sus maridos, etc.- es para mí uno de los grandes activos de, al menos, estas dos novelas que he leído. Estamos claramente ante unas novelas de personajes.

Otro de los grandes valores es para mí la gran cantidad de referencias literarias que en las dos novelas hay. Los personajes, pertenecientes a la clase media alta inglesa tienen entre los comportamientos propios de su clase consumir literatura, asistir al teatro y escuchar o interpretar música. Así, son muchos los escritores citados y hay múltiples alusiones a diversas obras literarias. A través de ellas la autora marca la evolución de cada uno de ellos y/o sus intereses: Louise en "Los años ligeros" está leyendo a espaldas de sus padres "El velo pintado" de Somerset Maughan y "Persuasión" de Jane Austen. En otro  momento su madre Villy le encuentra un libro titulado "Chin Ping Leí" sobre la China del siglo XVI; Villy y Edward van al teatro a ver una obra de Bernard Shaw; la Srta. Milliment lee poemas de Tennyson; Sybil en Home Place lee "La ciudadela" de A. J. Cronin, y además se había llevado en su maleta el  "Asesinato en la catedral" de T.S. Eliot y "El ascenso del F6" de Auden e Isherwood. En Home Place Louise en la cama lee "El ancho, ancho mundo" de Susan Warner y Polly "El libro marrón de las hadas'. Zoë le pide a Rupert que en Londres le compre "Lo que el viento se llevó" que está leyendo en ese momento (1938) todo el mundo. El mismo Rupert dice a Zoë: "Ahora tenemos que volver al mundanal ruido". A lo que ella replica: "¿Al mundanal ruido?". Y él le aclara: "Como en la novela de Thomas Hardy". Por su parte las chicas del servicio leen "Mundo infantil", publicación que pertenece al universo de sus intereses ocupacionales.
 
Quizás en "Tiempo de espera" sin dejar de aparecer alusiones a la literatura sea la música la que gane en importancia. Peter el hermano de Stella Rose, la amiga que Louise se echa en la 'Escuela de Economía doméstica' toca en la Royal Academy al piano el 3° concierto de Rachmaninoff. En casa de Stella se oye al piano "Papillons" de Schumann. El nivel musical y las apetencias culturales de Louise crecen en esta segunda entrega de la saga en la que ella prueba suerte en el mundo de la interpretación teatral.

Por último
Finalizo esta reseña 'A pares' destacando la buena traducción que en mi opinión realiza Celia Montolío cuyo segundo apellido, Nicholson, creo que da pistas de su buen dominio de ambos idiomas. Aunque el mérito primero y básico es siempre sin lugar a dudas de la autora sin una buena traducción sería imposible disfrutar debidamente de una obra literaria. La que realiza Celia Montolío Nicholson de estas "Crónicas de los Cazalet" en la edición de Siruela de 2017 es en mi opinión impecable y quizás por ello he disfrutado tanto de la lectura de estas dos novelas de Elizabeth Jane Howard.


6 jul 2020

Selva Almada. "Ladrilleros"

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"Ninguno recordaba cuál había sido el principio del disturbio. Una noche de esas en que los dos se dejaban estar hasta el amanecer en un bar, se habían desconocido." [los dos son Òscar Tamai y Elvio Miranda, padres respectivos de Pajarito y Marciano] .
"En una de esas tardes calurosas, con el cuerpo veteado por los surcos que deja el sudor en el polvo adherido a las pieles, disfrutando del botín de una pila de naranjas amargas robadas de alguna quinta, Marciano y Pajarito se habrán hecho amigos."

Esta novela corta ha sido para mí toda una sorpresa. De mano, de ella sólo sabía que había sido publicada en 2013 y que era argentina o uruguaya, esto lo tenía claro. De su autor o autora lo desconocía todo. En principio penséa que sería hombre pese a que el nombre era Selva, pero ¡hay tantos seudónimos en los que quienes gustan de escribir se ocultan cambiando de género! Según fui leyendo me fui más y más convenciendo de que quien había creado esta historia no podía más que ser varón, pero cuál no sería mi sorpresa cuando acabada la lectura consulto en Internet y me devuelve la imagen de una agradable mujer de 47 años, argentina, nacida en la provincia de Entre Ríos que ha tocado varios géneros en el mundo de la Literatura: cuento, ensayo, poesía... "Ladrilleros" sería la tercera de sus novelas. La identidad de Selva Almada, es la última de las sorpresas que "Ladrilleros" me ha dado.

Selva Almada, novela corta, bildungsroman
Entré en la novela bajo de expectativas pues personas próximas me habían hablado en negativo de la dificultad del léxico utilizado por la autora. "¡Es imposible leer esta novela de seguido. Cada poco hay que pararse a buscar significados!" En efecto el vocabulario utilizado en la narración es extraño para un español si bien al haberlo leído en mi kindle pudiendo consultar rápido los sentidos correctos de las expresiones en ningún momento vi interrumpido mi disfrute lector. Tan sólo alguna expresión como la de "chaque" se me quedaba en el limbo de los justos durante la lectura; no ha sido hasta ahorita mismo o recién -que diría algún paisano de la escritora- que he podido dilucidar el sentido de la expresión: modismo regional derivado del idioma guaraní propio del nordeste Argentino con el sentido de ¡cuidado! o ¡precaución!. En el fondo esta expresión es una más del grueso de vocablos del mismo origen guaraní presentes en la novela y cuyo uso es muy frecuente entre la población de la provincia de Corrientes en el nordeste de Argentina, zona limítrofe con Paraguay y Brasil, donde suceden los hechos relatados. Así pues vencer y disfrutar de la inmensidad de la lengua viva popular argentina sin perturbar excesivamente mi lectura fue la primera grata sorpresa.  Algunos ejemplos del vocabulario:
Yuyos’: malas hierbas, ‘pispear’: indagar; ‘culear’: realizar el coito; ‘berretín’: deseo, ilusión; ‘chicote’: látigo, trabilla; ‘rebenque’: látigo; ‘afanar mamones. Mantener a raya a los cuzcos’: robar [perrillos] recién nacidos. Controlar a los perros pequeños; ‘carayá’: mono aullador; ‘changas’: chaperones; ‘lauchas’: ratones; ‘gausca’: pene; ‘paspado’: agrietado; ‘chirle‘: blanduzca; ‘percudida’: ensuciada; ‘guacho’: huérfano; ‘atado’: paquete de cigarrillos; ‘potrero’: Terreno inculto y sin edificar donde suelen jugar los muchachos; ‘buchaca’: Bolsa de la tronera de la mesa de billar; etc.
Las siguientes sorpresas vinieron ya todas juntas y solidarias formando la perfecta novela que "Ladrilleros" es. Me refiero especialmente a la estructura que Selva da a esta historia de la amistad y enemistad habida entre dos chicos ('changos') que nacen prácticamente al mismo tiempo, crecen y se educan juntos, pierden su amistad por resquemores típicos de muchachos, y se sienten herederos de la tremenda inquina que en vida existió entre sus padres, aversión que ambos practicarán con resultado tremendo.

En la novela, principio y final se unen cerrando un círculo. Son dos momentos separados por apenas unos minutos o quizá segundos, los que van de sentir unos navajazos a la pérdida de la vida. Es en ese interregno de la agonía cuando pensamientos y recuerdos acuden en desorden a la conciencia de los moribundos, que conocemos la vida y los antecedentes familiares de estos dos chicos, Pajarito y Marciano, que les han llevado inevitablemente a este final fatal.

El texto, pues, es todo un enorme flash back con avances y retrocesos que nos van dando informaciones debidas sobre los avatares de los Tamai (la familia de Pajarito: su padre Óscar, su madre Celina, su hermana Sonia...) y de los Miranda (la familia de Marciano: su padre Elvio, su madre Estela, su hermano Ángel, sus hermanas mellizas). Todo lo iremos sabiendo en perfecta y medida dosificación según establece la autora. Esto es magnífico y me ha gustado mucho. 

Junto a lo anterior está el ritmo vivo, dinámico, real, costumbrista podría decirse aunque de un costumbrismo no urbano ni rural sino más bien de etapa vivencial, la de estos dos niños, luego adolescentes, luego ya muchachos. Son las maneras de ser típicas de estas fases de desarrollo las que se nos muestran en esta novela. Estamos ante unos chicos que sufren a sus padres, violentos a veces con ellos en grado sumo, sobre todo con Pajarito; unos chavales que disfrutan infringiendo pequeñas y muchas veces absurdas prohibiciones paternas como la de no ir a la Feria que se está instalando en la localidad; unos muchachos que comienzan a sentir las urgencias del sexo que en un momento dado es el centro de todo. Tener sexo con ésta o con aquélla, beber hasta perder el sentido, utilizar las conquistas como arma con la que violentar al un día amigo y de un tiempo acá ya enemigo eterno, ocultar al otro las apetencias sexuales si éstas no se atienen a lo establecido en un universo de machos, pelear y gallear dentro del grupo a fin de dejar claro quién lleva la voz cantante... Es en este sentido en el que digo que en la novela hay costumbrismo.

A una mentalidad europea como la mía le sorprende la sexualidad constante en que viven estos chicos junto a sus compañeras del otro sexo, quizás ellas más propensas a la sensualidad y más enraizadas con el sentido telúrico que las lleva a la maternidad, su meta vital, donde se cobijan y a la que, de no haberla conseguido aún, ansían llegar. Una vez allí se sienten realizadas; no así sus partenaires masculinos que viven la necesidad del sexo más como caza y prueba de éxito entre sus iguales que por afán de ser padres. Ellos -es el caso de uno de los personajes- pueden dejar mujer e hijos sin sentir gran pena, no se sienten atados a un hogar, su vida está más fuera que dentro: en los boliches, en el juego, en las tabernas, en los quilombos... Es, evidentemente, una sociedad cien por cien machista donde la única función del varón es la de con el sexo procurarse satisfacción y contribuir, aunque eso ya no le importe mucho, a que ellas sean madres. La propiedad del hombre sobre la mujer e hijas es total. Así al padre de Celina le molesta que ella lleve en su interior un hijo de Tamai y ejerce su derecho a golpearla por ello, algo que Celina entiende pues de siempre los hombres han golpeado a sus mujeres.
Los hombres golpean a sus mujeres alguna vez en la vida. A eso también lo había aprendido. ¿Acaso su padre no la había agarrado con el cinto cuando le dijo que esperaba un hijo de Tamai?
novela argentina actual, sexo en la literatura, machismo, Selva Almada
 Otra cosa que me ha gustado muchísimo es la manera de utilizar los recursos narrativos: el narrador aparece en forma de variadas personas gramaticales dando viveza y también complejidad al relato; otro tanto sucede con los tiempos verbales, usados en combinaciones temporales a veces sorprendentes pero que contribuyen a que el texto no sea jamás pesado ni repetitivo; me ha parecido curiosa la manera frecuente de utilizar sintácticamente el doble Objeto Indirecto (Si Tamai le mató a Miranda…) e incluso en ocasiones el doble Objeto Directo (Se había alejado para no molestarla a Estela con el humo); y desde luego es magistral la manera fluida con que la autora sabe introducir el Estilo Indirecto Libre, el monólogo interior y el soliloquio logrando que el propio lector se vea inmerso en la historia que lee, como si ésta lo hubiese abducido. ¡Fantástico! Por último, a este respecto, hay que destacar muy mucho el lenguaje expresivo, fuerte, sin artificios ñoños, que Selva Almada utiliza y que vuelca en el papel con gran naturalidad
 Agarrar y oler una concha, meterle la lengua hasta el fondo, chuparle todo el jugo a ver si se saca el olor a meo y a mierda del baño de la bailanta, ['bailanta': club donde se escucha normalmente un tipo de música (cumbia, tropical, reguetón...) y que es frecuentado por una clase social baja, de escaso poder instructivo]
Leyendo esta novela he sentido que la escritora 'proviene de' y 'pertenece a' el enorme mar del buen hacer literario hispanoamericano. La gran literatura del subcontinente americano subyace en esta obra, novelita por su tamaño y gran narración por su historia y forma. En especial dos autores constantemente se me venían a la cabeza mientras la leía. Uno era Gabriel García Márquez y su "Crónica de una muerte anunciada" pues de parecida manera a lo acontecido en la historia del colombiano la inevitabilidad del encuentro mortal ronda por nuestras cabezas desde bien temprano. El otro autor que continuamente se me aparecía, sin duda alguna por la historia y sobre todo por las técnicas narrativas empleadas, era el mejicano Carlos Fuentes en su genial novela "La muerte de Artemio Cruz" publicada el año 1962. Ese ir y venir del ámbito de lo real a lo irreal, esas visiones alucinatorias propias del estado agónico de una persona, esa confusión como de duermevela en la que sueño y fantasía onírica invaden y hasta llegan a suplir el orden propio del mundo racional, son el eje formal y estructural del relato de Selva Almada
Aunque hayan pasado diez años, Elvio Miranda todavía no pudo entrar a la tierra de los finados. Está varado en esos pocos minutos antes de ser asesinado; no se resigna a abandonar el mundo de los vivos.
Este buen hacer procedimental, además de en la genial novela de Carlos Fuentes, últimamente también lo he disfrutado -si bien no es idéntico pero sí semejante- leyendo "Lincoln en el Bardo", novela del año 2017 escrita por otro americano, aunque en esta ocasión anglo y no hispano, llamado George Saunders; este relato lo leí hace bien poco y lo tengo reseñado en este blog [para acceder a la reseña pinchar aquí

En el capítulo de las evocaciones ha habido también momentos en que frases o situaciones se me hacían como muy lorquianas. En especial he tenido esta sensación al leer cómo ella se quedaba con el corazón en la boca hasta que él volvía, temiendo lo peor. Ella es Celina, la madre de Pajarito, angustiada al ver que su marido Óscar marcha a la taberna y temiendo que cuando se emborrache pueda tirar de navaja. Y es que las navajas en manos de hombres es un elemento frecuente en poemas y tragedias de Federico García Lorca. El momento en que más he sentido la presencia del poeta granadino ha sido en la frase "Los filos hambrientos buscaron la carne enemiga". Poesía total la que derrocha Selva Almada aquí y en muchos otros momentos de esta bella novela.

Para finalizar
En cierto modo esta novela podría encuadrarse dentro de las llamadas novelas de aprendizaje, iniciación o con palabra germánica 'bildungsroman'. Efectivamente en esta narración asistimos al proceso de la educación del carácter de Pajarito Tamai y Marciano Miranda por sus respectivos padres. Ambos niños, amigos en su tierna infancia, se verán conducidos al enfrentamiento inexorable a través de los actos de sus padres, de sus propias madres y también del ambiente de la comunidad en la que viven que casi sin sentirlo los empujará a ello

Antes de concluir quisiera aclarar algo respecto al título que de seguro muchos se estarán preguntando. ¿Por qué "Ladrilleros"? ¿Es que acaso el asunto va sobre industrias cerámicas que fabrican materiales de construcción? Bueno, no exactamente. La razón del título obedece sólo a que los dos personajes centrales y sus familias respectivas trabajan en sendas fábricas de ladrillos. Pero en la historia no hay que buscar asuntos propios de la construcción de casas ni cosas por el estilo. 'Ladrillero' sólo es la profesión que tienen Pajarito y Marciano. Nada más.

Nota
Esta novela de Selva Almada ha sido  el libro que este mes de julio hemos comentado en la Tertulia "más que palabras...". Con ella cerramos el año lector. Si queréis leer nuestras divagaciones y las aportaciones que unos y otros hicimos sobre ella no tenéis más que hacer clic aquí.