Este acontecimiento televisivo ha traído a mi memoria la lectura que en la tertulia Más que palabras realizamos hace ya algo más de tres años de la novela "Los muertos" del escritor, profesor y crítico literario español Jorge Carrión. Pienso que la relectura de la misma -Jorge Carrión recomienda hacer relecturas constantemente de todo- es especialmente oportuna en estos momentos.
LOS MUERTOS de Jorge Carrión
Jorge Carrión |
Es una obra sugerente y
sorprendente. En primer lugar está estructurada en dos partes (dos temporadas televisivas) con dos
apostillas: una, bajo el rótulo de Reacciones;
y otra, bajo el de Apéndice. Las dos
partes son la versión novelada de lo que parece ser el guión para una teleserie
de ciencia-ficción del mismo título (Los Muertos) al que siguen ensayos teóricos sobre la
misma e incluso una breve entrevista final.
El tema que plantea el relato es
el de la existencia “real” de los seres de ficción, de lo “virtual”. En concreto, -y esto lo realiza en las reacciones que una tal Martha H. de
Santis señala de la recepción de la primera parte de su relato-, el derecho de
los seres de ficción a tener una existencia propia (se alude a este tema en las
referencias que se hacen a Unamuno, o al cineasta Akira Kurosawa y su película “Trono de sangre”, que se dice es una
versión libre de la obra shakesperiana Macbeth); y también –y esto me
parece lo más importante- viene a considerar que lo mismo sucede con los
seres vivos[i],
que, al morir pasan a existir sólo en nuestra imaginación, razón por la que
también –y esto ya dentro de su reino, que no es otro que el de los muertos-
tienen derecho a retornar, a ser Nuevos
e investigar su identidad y agruparse en la comunidad que les corresponda en
ese mundo que para nada es el real, pues en él, para empezar, la muerte no
existe, sólo existe el sufrimiento, ya que morir es imposible porque todos lo
están. Lo que sí se va a dar allí es la desaparición,
algo que también sucede con los muertos reales que no pueden volver a morir pero sí desaparecer
del recuerdo de aquellos que los mantenían ‘vigentes’ en su pensamiento.
Las dos partes (las dos temporadas televisivas) suceden dentro de
momentos temporales diferentes. La primera durante un año, de mayo de 1995 a
mayo de 1996; la segunda, en 2012, o sea, en un momento plenamente futuro pero
nada lejano al vivido por el lector. Los referentes ‘literarios’ también son
cercanos: en la primera, es Blade Runner
del director Ridley Scott; y en la segunda, las teleseries televisivas con
centro en la de Los Soprano. Entre
ambas temporadas, separadas por casi 20 años, hay nexos de unión como se ve en los
personajes de Roy (Lenny) – Selene, Nadia (la vigilante que sigue en su función
en la segunda parte), Lilith y el Nuevo (que es Galft), el Topo (Bruce)
–auténtico replicante de Supermán (Batman, dice que fue en la materialización
anterior), la niña Jessica y sus extrañas interferencias... Hay un hecho esencial
que marca la evolución, el cambio de una época a otra: Roy creía en I que amaba
a Selene y que ambos pertenecían a la Comunidad de Blade Runner, pero en el discurrir de la II va a descubrir que Selene no es de su Comunidad y que la
esposa muerta que se le interfiere lo es de Días extraños. Todos ellos van a ir perdiendo sus escasas certezas durante el
transcurrir de la 1ª y la 2ª partes, llegando a asistir al final de esta última
a la desintegración del mundo extraño en que viven[ii].
Las apostillas. En ellas
el autor realiza un análisis crítico de la recepción que la teleserie Los Muertos ha tenido en la sociedad.
Son una especie de justificaciones teórico-críticas dentro de la estética
narrativa visual y literaria. Así, en la apostilla Reacciones lo esencial es defender y/o justificar la existencia de
las materializaciones en línea con las figuras de los
replicantes presentadas en la película Blade Runner; y en la 2ª apostilla, Apéndice,
la teorización sube de nivel y constata un cambio de época al apoyar la
justificación teorética en el fenómeno de las teleseries, elevadas en el mundo
actual a objeto de culto, superada la fase de su consideración como producto
‘basura’ y de ‘consumo de masas’; se toma como serie de culto de referencia la
de Los Soprano.
Sentido del relato: Según
se deduce de la 2ª apostilla el relato pertenece a la narrativa “Postraumática”
superadora de la etapa “Traumática” presente en textos como los de Vassili
Grossman o Primo Levi. Aparece una serie de ejemplos de textos y filmes
“Postraumáticos”:
- Maus de Art Spiegelman (novela-cómic),
- el film “Shoah”(1985) de Claude Lauzmann,
- la narrativa de W. G. Sebald (por ejemplo “Sobre la historia natural de la destrucción”) o
- los documentales en 1ª persona como “Los rubios” (2003) de Alfonsina Carri o “Vals con Bashir", de Ari Folman.
Nucky Thompson vs Vito Corleone |
è Otros
sentidos:
- Necesidad de las relecturas. La novela lo exige, y más cuando en las apostillas se hace referencia a capítulos y momentos del relato importantes para la intelección del mismo (así, por ejemplo en la pág. 161 se dice que [la estética y su esencia] proviene de los monitores de las cámaras ocultas de Shoah” (película citada en el capítulo 3 de la 1º temporada).
- Hay que buscar otra manera literaria de
contar porque el mundo ya no es el que era. Para mí, éste es uno
de los leit motiv de este relato:
"Ahí radica el hecho estético diferencial de Los Muertos: su imposible conversión en novela” (pág. 160)
"La reproducción de un fragmento de ese libro de 690 páginas nos parece suficientemente elocuente de su ineficacia como artefacto literario" (pág. 163)
Conclusión: Esta por ahora única novela de Jorge Carrión me parece un interesante ejercicio
teórico de tipo socio-cultural que, como tal ejercicio, choca
con el concepto habitual (no digo tradicional) de novela del momento primero
(años 90) cuando el posmodernismo y sus personajes haciéndose con su
metaliteratura e intertextos ocupaban la mayoría de los relatos. Esa concepción de los noventa se ve superada por la importancia que en la
actualidad (momento segundo de la novela) ha cobrado la ficcionalización de todo y, dentro de ésta, el mundo
visual que se reproduce de una manera circular. Me parece que lo que viene a
decir Jorge Carrión es que de nuevo estamos en Cervantes, autor que introdujo
la ficción dentro de la ficción haciendo un bucle, una ‘mise en abîme’,
sorprendente que no deja encontrar el sentido fuera del mismo hecho
ficcionalizado que a su vez remite a la realidad que constantemente se hace
ficción. Un claro ejemplo de esto último se encuentra en los cómics o filmes basados en hechos reales como, por ejemplo Vals con Bashir, Persépolis o, sin ir más lejos, la "Operación Palace" de Jordi Évole que tanto revuelo mediático ha levantado estos ´´ultimos días del mes de febrero.
_____________________________
Postdata: En el blog Interferencia sónica hay un interesantísimo post sobre lo que DJSergiSonic denomina "La novela multiplano". Merece la pena leerlo.
[i]
Así
en la pág. 78 coloca al mismísimo Che como celebridad difunta al nivel de otras
como Hamlet o el Capitán América. Cuando menos esto es un deseo de borrar las
fronteras entre vida y ficción o manifestar, como dice en la cita inicial de la
2ª parte de César Aira que los medios de
comunicación son necesarios para que lo inexplicable exista. ¿Será el Ché
una mera creación de estos medios?
[ii] En la pág. 141 Roy y
Gaft reflexionan sobre lo duro que es ver cómo desaparece “tu comunidad”. Y en
este recordar, hablan de la emoción que sintieron cuando estuvieron ante el
edificio Bradbury. Precisamente el final de esta página 141 y el inicio de la
142 son reveladores del sentido de la novela.