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30 mar 2021

Las experiencias de un médico para todo. Francisco Coronel Díaz

17 comentarios:

"He sido un médico afortunado y no sólo por la satisfacción de ejercer una profesión tan vocacional como la medicina, sino porque he tenido suerte con mi trabajo. He disfrutado ejerciéndolo y casi siempre mis pacientes me han demostrado su confianza" (Pág. 155)

Mi muy buena amiga María, afincada en Las Rozas (Madrid), me regaló hace poco un librito de Francisco Coronel Díaz, a quien no tenía el gusto de conocer. Sin embargo, al acabar de leer "Las experiencias de un médico para todo", salgo con la sensación de conocerle desde hace tiempo, tal es la sencillez, cercanía y afabilidad con que Francisco se muestra en esta colección de anécdotas.

Editorial Círculo Rojo, Libros Amazon, El blog de Juan Carlos
Inicia Coronel la relación de situaciones curiosas vividas durante el ejercicio de su profesión por el principio, o sea, por cuando ya en los últimos años de estudio en la facultad de Medicina de la Complutense junto a otros compañeros comenzó a hacer prácticas gratuitas los fines de semana en las Urgencias del hospital de Atocha. Lo que hubo antes de esto, su adolescencia en el colegio de la calle Ibiza esquina Dr. Esquerdo, lo cuenta de pasada en el prólogo su amigo y compañero en el bachillerato el director de cine José Luis Garci, quien como es lógico destaca del libro todo aquello que tiene que ver con el séptimo arte, como por ejemplo la relación que el doctor Coronel tuvo con el director argentino afincado en España León Klimovsky o las anécdotas protagonizadas por muchos actores y artistas españoles (Lili Murati, Lola Flores, Luis Prendes...) durante el tiempo que el autor fue médico de la Sociedad de Autores. Coincido con el cineasta en casi todas sus apreciaciones, especialmente en las literarias cuando dirigiéndose directamente a su compañero de Bachillerato le dice: 
"Cuentas muy bien, Francisco, con amenidad de la buena [...] escribes con sencillez, ligereza y esa melancolía leve que no se nota. [...] Los médicos siempre habéis tenido algo especial con la literatura, también con la pintura o la música. Ese 'tacto' único, tú también lo tienes."
Efectivamente, Francisco Coronel cuenta muy bien y por ello el paseo que realiza por su vida profesional se lee con muchísimo gusto. Yo me lo imaginaba al principio casi casi como al barojiano Andrés Hurtado luchando por la vida, por hacerse un hueco en el oficio, por asegurarse las lentejas, siempre con una enorme vocación y entrega. Pienso que muchos jóvenes actuales debieran de leer esta obra para aprender de primera mano que no es fácil llegar arriba, que nadie regala nada y que al mérito se accede a través del trabajo y la bonhomía. 

No voy a destripar las anécdotas, algunas muy divertidas con las que no he podido contener la risa. Sólo diré que Francisco vivió situaciones cómicas y/o comprometidas, felizmente resueltas, en todos los ámbitos donde ejerció la medicina: en las urgencias del hospital de Atocha; en su etapa de médico militar especialmente por la confusión que en el medio castrense provocaba su apellido Coronel, sobre todo cuando alcanzó la graduación de teniente y pasó a ser, naturalmente, el Teniente Coronel; en el servicio privado de urgencias -ese teléfono 2222222 que no le dejó dormir tantas noches y que más de una vez le dejó a deber algún dinero-; en las muchas suplencias que hizo en consultorios de la Seguridad Social; en sustituciones hechas a compañeros, alguna de las cuales, como la que hizo al doctor Antelo que llevaba la consulta de la Sociedad de Autores, exigía tener despacho donde realizarla, lo que provocó que su domicilio particular se trocase de dos a tres de la tarde en consultorio médico donde Ami, su mujer, ejercía de recepcionista y las niñas de la pareja  debían de permanecer a ser posible en silencio, algo difícil, ciertamente, suscitándose por ello situaciones simpáticas con algunos pacientes, muchos de los cuales -la mayoría, claro- pertenecían al mundo de la farándula; o en las antiguas casas de socorro del Ayuntamiento donde realizó suplencias y guardias de 24 horas, llegando incluso a opositar y ganar una plaza de médico funcionario en la Beneficencia municipal.., etc. 

Estudioso siempre y muy atento a cuantas oportunidades laborales salieran, por fin Francisco Coronel Díaz, tras convertirse en médico de familia de la Seguridad Social por oposición, opta y consigue plaza de médico adjunto de Nefrología en el Hospital Clínico San Carlos. Hasta que finalmente pudo dedicarse en exclusiva a esta especialidad Francisco compatibilizó el Clínico con las guardias de fin de semana en las casas de beneficencia municipales y con su consulta privada. 

Ya en la dirección del servicio de Nefrología del Clínico el doctor Coronel siguió viviendo situaciones curiosas que añade a la colección de historias que es este "Las experiencias de un médico para todo". De todas las que de esta etapa cuenta me han llamado mucho la atención las que tienen que ver con su afición a la música que practicó como hobby desde su época estudiantil compatibilizándola luego, siempre como distracción y puro entretenimiento, con el ejercicio  profesional, lo que suscitó situaciones sorprendentes al ser reconocido por algún paciente cantando con amigos músicos en algún local nocturno o al ser vista su afición con no muy buenos ojos por algunos compañeros del Hospital.

Humor español durante el franquismo, Nefrología, Medicina y Humanidad
Es esta obra de Francisco Coronel un ilustrativo conjunto de historias que dan cuenta del periplo vital de su protagonista, médico de vocación entregado en cuerpo y alma durante años a su profesión. Como cualquier libro memorialista -y éste lo es- hay mucho de verdad en él. Se percibe mucha emotividad y ternura en algunos momentos; por ejemplo en la niña con síndrome de Down y sus simpáticos saludos a médico y enfermeras, o en el compositor y músico del grupo Académica Palanca, Antonio Sánchez, quien le regaló su guitarra, una guitarra que había acompañado a "Sabina, Krahe, Aute y alguno más" que era después de su mujer, claro, lo que él más quería.

Como lector he aprendido con este libro muchas cosas. Por ejemplo, ignoraba por completo que de 1966 a 1971 hubo una propuesta oficial para que médicos militares españoles voluntarios acompañasen en Vietnam al ejército norteamericano; tampoco sabía la diferencia entre Urología y Nefrología, y dentro de ésta de las distintas técnicas de diálisis existentes: la DP (diálisis peritoneal) y la HD (hemodiálisis). Enterarme de que la DP se la pueden practicar en su domicilio los propios pacientes me ha hecho exclamar para mis adentros: ¡Madre mía, cómo avanza todo! 

Por último quisiera destacar el conjunto de fotografías de poemas y escritos de agradecimiento de pacientes, de dibujos y libros dedicados por artistas y autores tratados por el doctor Francisco Coronel Díaz, en los que le dan las gracias por su buen hacer profesional y su buen carácter como persona. Yo también, como ellos, agradezco desde aquí al autor haberme hecho pasar un muy entretenido tiempo leyendo este libro, "Las experiencias de un médico para todo", que recomiendo a cualquiera sin duda alguna.
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Datos técnicos del libro:

Páginas: 192 Formato: Tapa blanda Precio: 14,50€ ISBN: 9788413853390 Tamaño: 15x21

28 mar 2021

Calderón de la Barca vs Nao Albet y Marcel Borràs (A pares XVIII)

12 comentarios:
La Cultura es segura”, se hartan a decir los trabajadores de este gremio cada vez que tienen ocasión. Hombre, sí, esto es cierto, la Cultura nunca ha hecho daño a nadie. Perdón, hubo un caballero allá por los años treinta que clamaba eso de ‘cuando oigo la palabra Cultura echo mano a la pistola’. Pero eran otros tiempos y otra la pandemia que asolaba el mundo, más peligrosa que la actual pues ésta, siéndolo y mucho, sólo afecta al cuerpo mientras que la que a algunos hacía llevar la mano a la cartuchera afectaba y corrompía las mentes.

Pues eso, que como la Cultura es segura en estos tiempos aciagos, y yo creo y sigo a pies juntillas las recomendaciones, no tuve que oír más para lanzarme, provisto de mi correspondiente FFP3 y con la boca bien cerrada, a los teatros de mi ciudad que van ofreciendo aquellas representaciones que se vieron bruscamente interrumpidas por el estricto confinamiento decretado en marzo de 2020 y que a cuentagotas y con muchas idas y venidas han ido reponiéndose aquí o allá, según, en función de la denominada cogobernanza que a más de uno nos tiene en un sinvivir. Dos son las representaciones a las que en el plazo de 30 días he asistido, y las dos, siendo muy distintas, mucho me han agradado.

"Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach" 

 
Nao Albet, Marcel Borràs, Irene Escolar, Vanguardias teatrales actuales
La primera fue la ideada, escrita, dirigida e interpretada junto a otros actores por Nao Albet y Marcel Borràs. El espectáculo es de título largo y sorprendente: "Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach". Se trata en esencia de un engaño al que se ven sometidos dos jóvenes amantes del teatro que quieren escribir una obra que les han encargado en la que obligatoriamente debe de existir un atraco a un banco;  según la escriben discuten posibles versiones y escenas distintas hasta que una mujer (Irene Escolar) llamada María Kapravof, estandarte de la vanguardia artística denominada (re)productivismo, les propone dar un paso más en ese movimiento estético de hiperrealidad de manera que a través de una perfomance la ficción quede perfectamente integrada en la realidad. Y ¿qué mejor fusión entre ambos niveles que la ejecución de la representación en el escenario real donde se ubica, o sea, en una entidad bancaria auténtica? Todo así va a ganar en hiperrealismo: el atraco, el secuestro e incluso el resultado de muerte que en la escritura ellos propugnan. La verdad es que se les ha ido un pelín la mano a estos artistas innovadores en su afán por agradar a Boris Kaczynski, el gurú del teatro que les ha encargado esta primera obra teatral que ellos están escribiendo. 

En esta representación todo, incluso la trama, me ha gustado. Pero especialmente me he sentido atraído por la puesta en escena. En ella se marcaba perfectamente con un escenario a dos niveles los ámbitos de la realidad y la ficcionalidad. El primero estaba más próximo al patio de butacas mientras que el de la ficción y representación era más profundo, más amplio, más habitado. Junto a esto la música moderna y las proyecciones de imágenes en movimiento así como de textos escritos cuyas letras mudaban de lugar componiendo anagramas dadores de pistas comprensivas sobre los sucedidos, son recursos innovadores que me sorprendieron gratamente. Por otra parte hay momentos en que el escenario es mostrado por su haz y su envés. Quiero decir que hay escenas -las más importantes en el desarrollo de la trama- que los espectadores vemos desde la perspectiva de quien está dentro de la habitación (despacho u oficina bancaria) donde suceden los acontecimientos y de quien está fuera de ella o sale de la misma para ejecutar la acción engañosa que a todos nos tiene boquiabiertos. 

Autores teatrales españoles actuales, Nao Albet, Marcel Borràs
Luego está el ritmo. Un ritmo endiablado, que no da descanso, un ritmo trepidante al que todo contribuye: la música, los textos proyectados, las imágenes, la luminotecnia… y la propia actuación y movimiento de los actores. Aquí hay que detenerse un poco para elogiar la buena actuación del elenco formado por (Nao Albet, Carlos Blanco, Marcel Borràs, Irene Escolar, Alina Furman, Eva Llorach, Francesca Piñón y Vito Sanz). Me han gustado todos. A algunos como los propios Nao Albet y Marcel Borràs no los conocía mientras que a otros en especial a Irene Escolar sí que la había visto en otras obras pareciéndome en éstas quedarse un poco encasillada en un estilo actoral; sin embargo en esta obra su actuación me ha encantado por todo: su versatilidad en la manera de moverse así como el dominio que demuestra de los idiomas, en especial del ruso y del inglés. Muy bien por la Escolar. Y muy bien por Nao Albet y Marcel Borràs. Lástima que el día 21 de marzo finalizase la exhibición del espectáculo en el CDN. Ojalá vuelva a reponerse o a realizar gira por toda España pues la Obra bien lo merece.

“El príncipe constante”

Tras este espectáculo teatral con el que disfruté muchísimo, unas semanas más tarde, he visto la representación de una obra cuyo título conocía pero que nunca había leído y menos había visto representada. Me refiero a “El príncipe constante” de Calderón de la Barca que desde el  pasado mes de febrero y hasta el día 17 de abril se puede ver en la sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, el Teatro de la Comedia de la calle Príncipe de Madrid.
 
CNTC, Compañía Nacional de Teatro Clásico, Teatro de la Comedia, Luis Homar

Si la obra que vi en el Teatro María Guerrero me gustó por su frescura e innovación, ésta de Calderón me ha sorprendido por su tremenda contundencia, por su imponente calidad y la elevación literaria que esconde en su interior. Los dramas históricos como éste, así como sus Comedias, Tragedias y Autos Sacramentales más importantes, hacen en mi opinión de Calderón de la Barca nuestro Shakespeare español.

En la obra estamos ante la prisión sufrida por el infante de Portugal don Fernando hecho cautivo por parte de los marroquíes en 1437 cuando con su hermano el infante don Enrique quisieron conquistar Tánger siendo derrotados por los musulmanes. El rey de Fez deja libre a don Enrique para que acuda a Lisboa y demande al rey de Portugal, Duarte I, la cesión de la ciudad de Ceuta a cambio de la libertad de don Fernando. Ceuta había sido ganada para Portugal en 1415 y durante esos veinte años se habían erigido iglesias y convertido al cristianismo toda su población. Cuando en la obra retorna de Portugal don Enrique con el consentimiento luso para el acuerdo exigido por el rey musulmán, don Fernando se opone vivamente a él considerando enorme traición a Dios y a los ceutíes convertidos ceder la soberanía de la plaza a cambio de su persona.

El rey de Fez sorprendido por esta negativa y comportamiento le dice a Fernando que será tratado como un cautivo más y que conocerá la muerte por su contumacia. A este penoso futuro el infante no se opone sino por el contrario acepta con estoicismo su suerte, comportamiento que es vivamente elogiado por los compatriotas cautivos de los musulmanes. Don Fernando sostiene su actitud en una serie de consideraciones, argumentaciones y reflexiones filosóficas de peso que a mí me han recordado muchísimo las contenidas en la Tragedia y también Auto Sacramental de “La vida es sueño”. Son esos silogismos y razonamientos que tanto gustaban en el momento (siglo XVII. La obra se estrenó en 1627) en el seno del catolicismo tipo los contenidos en el muy conocido monólogo de Segismundo de "La vida es sueño" ( ‘Nace el pez, que no respira, aborto de ovas y lamas y apenas bajel de escamas […]  ¿y yo, con más albedrío, tengo menos libertad? ‘. En el caso de la obra que comento la argumentación es de signo opuesto pues en vez de buscar la libertad lo que se quiere justificar es precisamente la elegida ausencia de ésta.

La obra se sostiene especialmente por la excelente actuación del actor Luis Homar que con voz y ritmo adecuados va diciendo sus parlamentos que lejos de hacerse pesados y/o tediosos se celebra escucharlos tan bien dichos. Son parlamentos y razonamientos envueltos en la sintaxis profusa y complicada típica del barroco con ese cúmulo de antítesis, oxímoron e imaginería conceptual a la que hoy estamos poco o nada acostumbrados. Por esto es esencial transmitir bien y con diáfana claridad el texto; y esto, a mi entender, lo logran, además de Luis Homar, pocos actores. Por citar alguno quizás Lara Grube (princesa musulmana Zara en la obra) y José Juan Rodríguez (Muley, enamorado y pretendiente de Zara, mujer a quien su padre quiere casar con otro partido más beneficioso); el resto del elenco lo logra a duras penas diciendo el verso de manera atropellada, con poca claridad articulatoria y baja altura de voz que provoca que al espectador no le llegue de la manera debida. Y esto, por favor señores del CNTC, es una terrible lástima.

Luis Homar, Xavier Albertí, El príncipe constante

El texto teatral de Calderón muestra el camino hacia el heroísmo a través de la extenuación física y la resistencia paciente frente a la tortura. Muestra también (tema muy calderoniano) la defensa de la libertad como experiencia y elección individual consciente frente a las imposiciones de la Razón de Estado. De ahí el carácter "peligroso" de esta obra para los gobernantes que ni aquí ni en otros lugares han sido muy proclives a alabar este drama calderoniano. Afortunadamente el Romanticismo europeo alemán de la mano de Goethe valoró adecuadamente este texto reconociendo en él la enorme poeticidad y lirismo que contiene. Luego ya en los inicios del siglo XX el ruso Meyerhold y el polaco Grotowski basaron en gran medida en esta obra -y también en otras de otros autores, claro- la renovación del teatro europeo que ya había iniciado el mismísimo Goethe con el Teatro Espectáculo en Weimar.
 
Es muy comprensible que Goethe se fijase en "El príncipe constante" para su Teatro Espectáculo pues Calderón de la Barca es el introductor de la música y de los efectos teatrales de magia en escena algo que hizo avanzar la dramaturgia un montón. En la puesta en escena realizada por Xavier Albertí hay que destacar la presencia en escena del Cuarteto Bauhaus (dos violines, viola y violoncelo) que ponen música a buena parte de las escenas. 

Y si Goethe, quizás, se puede reconocer en esa apuesta por la música en escena, la escenografía practicada con un escenario desnudo completamente puede que quiera evocar siquiera lejanamente al Teatro pobre de Grotowsky quien prescindía de todo lo innecesario (escenario, incluso el texto) dejando sólo lo esencial que él consideraba que era el actor. Sí, desde luego aquí, lo esencial, lo imprescindible, el soporte de todo el andamiaje teatral radica en la fuerza de dos o tres actores con Luis Homar, ¡fantástico!, a la cabeza.

Por eso, pese a esas pequeñas dificultades que he señalado derivadas del atropellamiento verbal o bajo tono de voz de algunos intérpretes, es perfectamente entendible que a su conclusión, la obra recibiese una enorme cantidad de aplausos que bien fácil tuvieron una duración de cinco o seis minutos continuados. Luis Homar y Calderón de la Barca se lo merecen sin duda alguna. 
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Nota
Aunque un día después sirva este "A pares XVIII" como mi homenaje particular al Día Mundial del Teatro celebrado ayer día 27 de marzo en todo el mundo.

25 mar 2021

La ridícula idea de no volver a verte. Rosa Montero

29 comentarios:

" El arte en general, y la literatura en particular, son armas poderosas contra el Mal y el Dolor. Las novelas no los vencen (son invencibles), pero nos consuelan del espanto. En primer lugar, porque nos unen al resto de los humanos: la literatura nos hace formar parte del todo y, en el todo, el dolor individual parece que duele un poco menos." (Pág. 76)

En  "La ridícula idea de no volver a verte", novela publicada el año 2013, Rosa Montero está realizando una especie de biografía de Mme Curie al hilo de la lectura de una serie de biografías (Soy una gran aficionada a las biografías: son cartas de navegación de la existencia que nos avisan de los escollos y de los bajíos que nos esperan) sobre la científica y del propio Diario que la física escribió sobre la repentina muerte por atropello en 1906 de su marido Pierre. La relación entre ambos cónyuges era de felicidad si bien la Montero enfoca con frecuencia su análisis, sus reflexiones sobre los hechos vitales de Marie Curie que lee, desde la perspectiva feminista actual. Esta visión no es del todo adecuada pues supone un anacronismo que no hace justicia a la realidad.

Rosa Montero, Novela biográfica, "La ridícula idea de no volver a verte", Duelo
Los comentarios y reflexiones que hace la autora sobre las vicisitudes vividas por los Curie las conecta por analogía con su realidad personal pues ella, como Mme Curie, enviudó también en cierto modo de manera semejante al declarársele a su pareja, el periodista Pablo Lizcano, un cáncer de forma repentina que a la postre se lo llevaría tras un año de haber luchado contra él. El duelo, la pena por la pérdida, la superación del mismo, sobreponerse al dolor, reinventarse para poder seguir sobrellevando la existencia sin esa persona querida. Todo esto va surgiendo y planteándose en este relato de no ficción, basado en hechos factuales precisos aunque, como todo lo vivido, traicionados por el recuerdo memorialista. Y es que la memoria, la propia incluso,  como viene a reconocer la propia autora, es una gran fantaseadora.

La maestría de la pluma de Rosa Montero hace que el relato discurra con naturalidad y tremenda soltura. Estamos de nuevo en ese género ambiguo del ensayo narrativo caracterizado por ser siempre la primera persona escritural la que relata. En este caso, esa primera persona que es sin duda alguna la propia novelista se dirige a un "" que, además del propio lector (Lo expresó muy bien Fernando Pessoa: «La literatura, como el arte en general, es la demostración de que la vida no basta.» No basta, no. Por eso estoy redactando este libro. Por eso lo estás leyendo.) pienso no es otro que el mismísimo Pablo Lizcano con quien ella, su viuda, entabla esa última conversación truncada por el fallecimiento pese a haber sido éste esperado y casi deseado para evitar sufrimientos innecesarios. Creo que Rosa Montero realiza un ejercicio literario émulo del que Marie Curie realiza en el Diario que se incluye al final del propio libro. Así, pues, igual que Marie se dirige a su marido directamente, Rosa Montero hace lo propio en algunos momentos con Pablo Lizcano. La lectura del Diario de la Curie y de las muchas biografías que sobre la descubridora del radio y del polonio ha leído o está leyendo la autora de entre otras novelas "La carne" reseñada por mí en este blog, le hacen entrar en su interior a revivir su propia experiencia personal.

En cuanto a la propia biografía de Manya Skłodowska, el nombre de soltera de Marie Curie, nos encontramos ante una mujer titánica, increíble, magnífica, luchadora, precursora del feminismo que vendría más tarde. Una mujer que no se contenta con reivindicar o vociferar como tantas personas hacen hoy día sino que con su práctica diaria (su trabajo profesional) demostraba estar al nivel de cualquier científico de sexo masculino. Afortunadamente para ella en la sociedad machista de su época  topó con un hombre que la amó, consideró y trató siempre en un nivel total de igualdad.

Me ha gustado mucho leer que ella no renunció a sus derechos de mujer, quiero decir que el trabajo al que prácticamente era adicta no hizo que renegase de ser madre. Bueno quizás un poco sí, y lo confiesa con pesar, en la atención que prestó a su segunda hija, Eve, cuyo embarazo le impedía trabajar tanto como ella deseaba. Pese a un cierto sesgo anti masculino que se le ve a la escritora hay que decir que este Pierre era un santo e hizo todo lo posible y más por que su esposa siempre estuviese en el mismo nivel de igualdad y reconocimiento público que él. Así lo demostró cuando para aceptar en 1903 el Premio Nobel de Física dijo que sólo lo haría si el trabajo realizado por su mujer era debidamente reconocido, algo que la Academia sueca, algo renuente al principio, acabó  aceptando.

En un mundo de plena modernidad en el que las tecnologías nos invaden y las redes sociales con su impacto y taimadas directrices van conduciendo nuestra vida, acertadamente Rosa Montero en esta novela hace uso de una innovación tipográfica que confieso es la primera vez que he visto usada con tal profusión. Me refiero al empleo en ocasiones de # (la almohadilla). En el mundo de la informática, especialmente en Twitter e Instagram, almohadilla (#) se usa para introducir un hashtag, es decir, un asunto o un tema que queda indexado en las redes sociales y sirve de punto de partida o de núcleo en torno al cual entablar una discusión o debate; con el hashtag la escritora presenta al lector un pensamiento en construcción del que es factible, tirando de él, sacar cosas interesantes. En "La ridícula idea de no volver a verte" los hashtags que señala la autora tienen que ver un su mayoría con aquellas ideas tradicionales que se asocian al hecho de ser mujer: #HacerLoQueSeDebe,  #cuidaralpadre,  #atenderaloshijos, #laculpa, etc., ideas contra las que ambas autoras (la Curie y la Montero) se enfrentan. Pero también sirven para sacar a la palestra otras ideas que a ella misma le atañen como el hecho de las #Coincidencias que encuentra entre la vida de la polaca ilustre y su propia peripecia vital (muerte más o menos súbita del marido en ambas, por ejemplo), pero sobre todo las coincidencias sucedidas en el propio proceso creador de sus libros ("las #Coincidencias. Son raras, son imposibles, son inquietantes y abundan, sobre todo, en la literatura. No quiero decir dentro de las novelas, sino en las proximidades de la escritura. O en la relación entre la escritura y la vida real. Por ejemplo: mi penúltima novela se titula Instrucciones para salvar el mundo."). 

Madame Curie, Premio Nobel de Física 1903 y Química 191313
Al carácter experimental, híbrido e innovador del libro contribuyen también las abundantes ilustraciones fotográficas que contiene. Son imágenes muy variadas: los Curie (el matrimonio, sus hijas Irene y Eve, etc.) y otras más de actualidad como las referidas a la propia escritora (su tatuaje, sus manos...) o a personajes como Litvinenko envenenado con polonio, precisamente el material que descubrió Marie Curie o Rosalind Franklin que contribuyó a descubrir la estructura del ADN y fue ninguneada como les ocurrió a tantas y tantas otras mujeres que se vieron relegadas o ignoradas siempre en favor del varón. 

Según leía las páginas dedicadas en el relato a las #Coincidencias no he podido dejar de pensar en las "Correspondencias" de Baudelaire quien en su famoso poema de igual título vino  a establecer que existen 'comunicaciones' entre el mundo material y el mundo espiritual siendo la función del poeta irlas descubriendo, captando, traduciendo. Evidentemente no es esto lo que quiere decir la Montero con sus #Coincidencias aunque en mi opinión no está muy lejos. En apoyo a mi idea dejo aquí el poema de Charles Baudelaire y que cada uno juzgue y saque sus propias conclusiones:

Correspondencias

La natura es un templo donde vivos pilares
dejan salir a veces sus confusas palabras;
por allí pasa el hombre entre bosques de símbolos
que lo observan atentos con familiar mirada.

Como muy largos ecos de lejos confundidos
en una tenebrosa y profunda unidad,
vasta como la noche, como la claridad,
perfumes y colores y sones se responden.

Hay perfumes tan frescos como carnes de niños,
dulces como el oboe, verdes como praderas,
y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes,

que la expansión poseen de cosas infinitas,
como el almizcle, el ámbar, el benjuí y el incienso,
que cantan los transportes del alma y los sentidos.

Desde luego Montero no es una escritora simbolista pero sí que en sus coincidencias parece percibirse un no sé qué de casualidad inexplicable que omite toda clase de explicación racional. 

Final
Sin ser  en mi opinión esta obra  lo mejor que he leído de la periodista escritora, sí que me ha parecido de lo más innovador e íntimo de las suyas. Muchas ideas y mucha vida personal sobrevuela y aterriza en este libro difícil de encuadrar en una categoría concreta (ensayo, novela, biografía, autoficción, poesía...) . Todo ello es y nada en exclusiva. Estamos ante una literatura híbrida, hija del tiempo que nos ha tocado vivir donde todo en palabras de Quevedo se mezcla y se bazuca (siempre me ha encantado este verbo que el genial poeta utiliza en su soneto titulado 'Pronuncia con sus nombres los trastos y miserias de la vida' en el que tras nombrar las fatigas escatológicas inherentes al vivir concluye con este contundente terceto final:
Viejo encanece, arrúgase y se seca, 
Llega la muerte, todo lo bazuca,
Y lo que deja paga, y lo que peca.
)

 Evidentemente la muerte todo lo revuelve, todo lo enturbia, todo lo estropea... como a Rosa Montero y a Marie Curie les sucedió con la inesperada desaparición de sus queridos compañeros de vida. Una desaparición a la que es difícil acostumbrarse pues -de ahí el título que la periodista da a la novela- no hay nada más inconcebible que "La ridícula idea de no volver a verte", el no volver a estar con la persona con la que se ha convivido tantos años. La segunda persona, el interlocutor al que se dirige la autora, está presente ya desde el mismo título como se ve.

Postdata
Siempre digo que en este mundillo de los blogs uno puede encontrar informaciones increíbles sobre aquello que busque. En esta ocasión, mi búsqueda, naturalmente, ha sido Madame Curie, premio Nobel de Física en 1903 y Premio Nobel de Química en 1911. A través del blog de Francisco Javier Tostado (https://wordpress.com/read/feeds/8772988) he conocido no pocas cosas sobre los Curie y especialmente sobre Marie Curie. Su blog me ha llevado a otros que en alguno de sus posts han tocado el tema: el de Gerardo Quesada A. (https://wordpress.com/read/feeds/106736366) o el de José Félix Rodríguez Antón (https://wordpress.com/read/feeds/39546340). Son blogs más que recomendables.

Por último también os animo a visitar el blog 'más que palabras...' donde el pasado martes comentamos esta novela. Allí encontraréis aportaciones que sobre este libro hicieron las personas participantes.
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Otros títulos que tratan el asunto de la pérdida y del duelo reseñados en el blog:

"Lo que no tiene nombre" de Piedad Bonnett 

"El amor te hará inmortal" de Ramón Gener

"La hora violeta" de Sergio del Molino

"Cenizas y rosas" de Charo Jiménez

20 mar 2021

Día Mundial de la Poesía. 21 de marzo de 2021

21 comentarios:

Desde hace cuatro años celebro el  Día Mundial de la Poesía. Este, pues, será el quinto. Y no hay quinto malo, dicen los taurinos. El año inaugural celebratorio, 2017, todo el post fue un sentido homenaje a uno de mis poetas favoritos, Ángel González. [podéis acceder a la entrada pinchando aquí]. Mi celebración este año se inicia también con un poema del poeta asturiano de la Generación de los 50 que dedica a la figura materna o paterna (por su biografía intuyo que será más bien la madre quien está solicitada en el poema). Prosigue luego con un poema en prosa del bardo londinense del XVII John Taylor sobre la cerveza que bien podría haberse escrito ayer mismo. Los tres últimos poemas de los cinco que conforman mi homenaje a la Poesía los firman nada más y nada menos que Federico García Lorca, Gloria Fuertes y una poeta insospechada y recién descubierta por mí, Marilyn Monroe, cuya también hermosa composición poética sirve para explicarme por qué otros motivos Arthur Miller pudo sentirse atraído por esta bella mujer. Espero que disfrutéis de la lectura de estas cinco composiciones.

EN SERIO

¿Qué te dimos en vida?  

Te llamábamos
a veces por tu nombre
para decirte lo que nos dolía,
para pedirte cosas,
para quejamos
del frío
—como si fueses responsable del invierno—
para preguntarte, suspicaces,
en dónde habías guardado esto o lo otro.

Pero
¿qué te dimos realmente?
¿Qué hubiéramos podido haberte dado a ti, que no pedías, 

que parecías no necesitar nada
más que estuviéramos allí, llamándote
a veces por tu nombre,
para pedirte siempre:
—danos, danos?
Acaso amor,
esa palabra impronunciable, impura.

Porque lo extraño es que tal vez te amábamos.
Pienso que te amábamos.
¡Ah, sí, cómo te amábamos!

Presenciamos inmóviles tu vida
y ahora, frente a tu muerte,
se nos vienen de pronto todas esas palabras
que no escucharás nunca. 
Ángel González (poema contenido en el poemario Áspero mundo)

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El poeta inglés John Taylor
(…) La cerveza es agradable al olfato, resulta un placer para el paladar; su textura y su alegre tono verdoso son una delicia para la vista; es una caricia para el cerebro y el corazón, y además ( para deleite de todos los sentidos) incita al hombre a la risa y al canto, es un placer para el oído. Beberla reconforta la mente preocupada, le procura la risa a una viuda desconsolada, haciéndole olvidar la tristeza por su difunto marido…Hace decidir al pretendiente tímido, calienta la sangre fría de los ancianos, hace hablar al hombre por encima de sus propias capacidades o de su comprensión, y es amiga de las musas… Con ella el músico se vuelve eufórico y el poeta crea rimas sin sentido. Repara la palidez del rostro, otorga elocuencia al orador, profundidad al filósofo, erudición al estudiante, y agudeza y sensibilidad al abogado (…) Es una gran amiga de la verdad, por lo que los que la beben con este propósito revelan lo que saben, si no se trata de un secreto que debe ser guardado. Es un emblema de la justicia porque procura la mesura. Infunde coraje al cobarde para luchar y jactarse. Cierra muchos buenos negocios. El físico la elogia y el abogado la defiende. No hace daño ni mata sino a los que de ella abusan sin medida. Es beneficiosa para los que la beben comedidamente. Es tan buena como un par de anteojos para la vista de un viejo cura. En definitiva, resulta un gran alimento para la humanidad que aunque mi boca fuera tan grande como el portal de una catedral, mi pluma tan larga como el mes de mayo y la tinta una cascada o un estanque, no podría con boca, pluma y tinta decir o escribir sus virtudes.
John Taylor— “Elogio de la cerveza” (Londres, siglo XVll)
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Tardecilla del Jueves Santo
(A José Bello)

Federico García Lorca, Pepín Bello, Generación del 27
Cielo de Claudio Lorena.
El niño triste que nos mira
y la luna sobre la Residencia.

Pepín, ¿por qué no te gusta
la cerveza?

En mi vaso la luna redonda,
¡diminuta!, se ríe y tiembla.

Pepín: ahora mismo en Sevilla
visten a la Macarena.

Pepín: mi corazón tiene
alamares de luna y de pena.

El niño triste se ha marchado.

Con mi vaso de cerveza,
brindo por ti esta tarde
pintada por Claudio Lorena.

Federico García Lorca, (Poesía varia, 1924)

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Gloria Fuertes, Generación poética del 50, Postismo Lo que más me enerva
es que estamos de paso
y aún así como necios nos comportamos.
Y no acariciamos bastante
atardeceres
cuerpos
risas
manos
muslos
senos
hombros
brazos
no acariciamos bastante
la vida, el vaso,
sabiendo que estamos de paso.


GLORIA FUERTES  (de "Mujer de verso en pecho").

_______________________

Canción triste

Tengo una lágrima colgando
Marilyn Monroe, Arthur Miller, actrices hermosas
sobre mi cerveza
que no termina de caer.

Está mal que me sienta morir
cuando contemplo lo que he vivido.

Un mínimo alivio
a tamaño dolor
sería suficiente
como clavo ardiente
al que agarrarme.

Es estupendo estar viva.
Me dicen, sí,
que soy afortunada por estar viva.
¡pero es tan difícil sentirlo
cuando todo me hace daño!

Marilyn Monroe (Los Ángeles, 1926 - Ibídem,  1962)

¡¡Feliz 21 de marzo, Día de la Poesía!!

19 mar 2021

¡¡¡1.000.000 de visitas!!!

57 comentarios:


Ni en lo más escondido de mí podía pensar que este entretenimiento, este juego de lecto-escritura con el que disfruto infinito pudiera alcanzar este elevado número de vistas: nada más y nada menos que el millón. O sea, amigos, que ahora lo puedo gritar a los cuatro vientos: ¡¡¡Soy Millonario!!! Ja, ja,, ja... 

Sí, soy millonario porque muchísimas personas os habéis detenido siquiera unos breves instantes en mi blog, "El blog de Juan Carlos". Un blog que durante sus algo más de diez años de existencia ha ido in crescendo: de las sólo 4 entradas publicadas en 2010 he pasado a 90 en 2016, 86 en 2015 o en los dos últimos años a 79 en el 19 y a 80 en 2020. Creo que no está nada mal. Yo al menos estoy satisfecho porque en conjunto desde su creación en mayo de 2010 son ya 605 las entradas en él aparecidas. 605 entradas que han merecido casi 8000 comentarios por parte de algunos de la  millonada de visitantes que con vuestras  opiniones me habéis dado a conocer no pocas cosas y descubierto errores en los que sin saberlo había incurrido. Gracias a todos por esto, muchísimas gracias.


No sé cuánto más durará la fiesta que para mí supone realizar el blog. Carlos Puebla, el cantautor cubano tiene una canción en la que entre otras cosas dice: 'llegó el comandante y mandó a parar'. Le tomo prestada la frase y aunque no dirigida, naturalmente, al mismo comandante confío en que mi afición al juego de leer y escribir con el que tanto disfruto dure hasta que la Vida y sus antojos -verdadero Comandante de cada uno- diga aquello de '¡Campana y se acabó!' Bueno, pues si se acabó, se acabó, qué remedio. Pero hasta entonces que siga la fiesta. Otra ronda, amigos, de buenos libros, de animosos comentarios, de agradecidas respuestas... Va por todos ustedes, -ustedes-vosotros, cois, que hay confianza-. Besos, saludos y abrazos. 


16 mar 2021

Charo Jiménez: "Cenizas y rosas"

22 comentarios:

"Si tuviéramos más presente en nuestro día a día que vamos a morir, si lográramos vivirlo sin angustia ni miedo, aceptando que la muerte forma parte de la vida, y no la siguiéramos tratando como un tema tabú, nuestro paso por aquí probablemente sería muy diferente." (Pág. 241)

En 2020 completé con gusto el divertido Reto 'Autores de la A a la Z' que Marisa G. de "Lecturàpolis" convoca desde hace ya varios años. Marisa tiene la costumbre de sortear entre quienes logran culminar con éxito dicho Reto una serie de libros. El pasado año tuve la suerte de ser premiado con el libro de Charo Jiménez "Cenizas y rosas" y, desde ya, he de decir que fui doblemente afortunado: primero porque salió premiada mi papeleta, pero en segundo lugar, y sobre todo, porque he descubierto a una autora que no conocía que me ha gustado mucho.

Charo Jiménez. Literatura de la ausencia
Esperaba, por lo que había oído y leído sobre esta obra, encontrarme ante una narración de duelo desesperanzado, de hundimiento en el propio dolor ocasionado por la pérdida de un ser querido. Creía que sería un alegato contra la injusticia que supone arrebatar de nuestro lado a alguien a quien amamos infinito. Sí, esperaba todo eso, y,  aunque la injusticia de la muerte ocasiona en el ser humano duelo, pena y sentimiento de desamparo, he topado con una novela que sin rehuir hablar de ello incide más en  la Vida, en la necesidad de vivir a tope disfrutando de la existencia como a buen seguro quien ha desaparecido desearía que hiciéramos.

La novela tiene dos partes argumentales bien diferenciadas. Por una parte está la vejez de José, padre de Beatriz que lo cuida y se preocupa por él por que no le pase nada, por que pase el tiempo que le queda lo mejor posible, por que el alzhéimer que le ataca por momentos no le haga languidecer en la orilla de lo que en verdad es un ser humano. Todo esto le preocupa a Beatriz, que ha de compaginarlo con las ocupaciones derivadas de su profesión de educadora y orientadora en un Centro de Secundaria sevillano: chicos difíciles, reuniones con padres, toma de decisiones, etc. 

Beatriz es madre de Alba que está en Londres porque aquí la cosa anda mal, de Gonzalo, que anda ahora por Budapest, y de Fran  que estudia en la universidad. Tiene dos hermanos, Cándido que se ha hecho cargo del despacho profesional que llevaba su padre y que colabora con ella en su cuidado, y Natalia, la hermana menor que desde siempre se sintió minusvalorada y se alejó física y emocionalmente de la familia. La relación fraternal se tensiona ante las exigencias que impone el cuidado del padre.

Es Beatriz, sin duda alguna, el personaje central. Es una mujer que afronta la vida con determinación y arrojo gracias al amor que siente por su marido Paco, por sus tres hijos, por su anciano padre y muy especialmente por la amistad profunda, de años, que siente por Reme, la hija de Juana y Silverio, vecinos de escalera que siempre se han ayudado. La historia de Juana, de Reme y de Valentina, su hija, es la otra historia que se nos cuenta en la novela. Es la de Reme una historia de caída y de superación, una historia bastante diferente de la Beatriz pero también coincidente en el amor hacia los padres aunque este amor lo haya vivido de distinta manera y no se haya percatado mucho de él e incluso lo haya negado con reiteración.

Naturalmente en este repaso de personajes no podemos olvidar a José, el anciano padre de Beatriz que vive en una nebulosa mental perfectamente presentada por la autora. José tiene en casa una cuidadora extrajera que chapurrea el español y de cuyo nombre se acuerda en pocas ocasiones. Es una relación en la que la intimidad del anciano se ve seriamente comprometida pues ella, Sofía, es la que se ocupa de que haga sus necesidades fisiológicas, de asearlo, bañarlo, secarlo, vestirlo, sacarlo de paseo... En fin ella [Sofea, la llama humorísticamente José] es el sustituto de su cabeza, cada vez más perdida, y de sus brazos y piernas que apenas ya le sirven de nada. Como digo, la confusión mental del anciano está muy bien mostrada por Charo Jiménez a base de monólogos interiores y soliloquios en los que fluye su conciencia en confuso desorden; en esas reflexiones, en esos pensamientos imaginativos el anciano fabula con ideas absurdas para un hombre de su edad, pero que le sirven para mantenerse vivo e ilusionado hasta el final. Un final que me ha gustado mucho cómo lo presenta la autora y que me ha llevado a recordar esas idas y venidas mentales, esa lucha agónica que se desata en la mente del personaje de la novela de Carlos Fuentes, "La muerte de Artemio Cruz".

La historia -mejor sería decir, las historias- que se presentan en "Cenizas y rosas" son muy auténticas, muy reconocibles, muy 'Verdad'. Cualquiera que las lea se puede reconocer en alguna o en todas ellas. Ciertamente lo que se cuenta no es nuevo ni original, es la vida misma. Beatriz que asiste a un Taller de Escritura recibe de su profesora Nazareth la enseñanza de que en literatura casi todo ya está dicho, de que la originalidad no reside en el/los asunto/s sino en la manera de mostrarlos filtrados a través de la propia experiencia de quien escribe.  ¡Qué gran verdad!
"Nazareth, la profesora del taller, nos dice que todo está dicho, todo está escrito, pero no con nuestra voz, nuestras emociones y nuestras tripas. Y eso convierte nuestras palabras en algo especial y único" (pág. 26)

La idea anterior, particularmente la he transmitido a mis alumnos a lo largo de mi vida profesional muchas veces; ocurría esto cuando ellos veían que los temas literarios fundamentales eran muy coincidentes de unas obras a otras fueran cuales fueran sus creadores (amor, vida, muerte, pena, familia, traición, egoísmo, solidaridad, instintos...) y se preguntaban qué diferenciaba a los unos de los otros. Como dice Mario Vargas Llosa en el librito que hace muy poco leí y reseñé en el blog, "Cartas a un joven novelista" [leer la reseña aquí], la diferencia en los asuntos reside en la propia experiencia vital del artista que se transfunde en su obra y se muestra a través de una estructura, de una forma determinada.


Lo dicho en el párrafo anterior lo evidencia la autora en su novela. Lo primero que percibimos es autenticidad vital, se nota que Charo Jiménez ha pasado por esta experiencia de pérdida y sabe comunicarla a las mil maravillas. También percibimos que su formación, sus lecturas, sus gustos musicales. artísticos y cinematográficos campan con acierto por las páginas de "Cenizas y rosas". Así temas musicales del grupo Kansas o de Rocío Jurado le sirven para transmitir mejor esa reflexión sobre la inanidad de la existencia ("Dust in the wind" de Kansas) o el imposible deseo de volver a los brazos de la persona desaparecida ("Qué no daría yo" de Rocío Jurado) que acometen por oleadas el pensamiento del doliente. También el Cine, otra manifestación artística popular como la música, le sirve para comunicar la necesidad de superar la pena buscando incentivos vitales: 

"Un día todo cenizas que finalmente ha salvado una peli que tiene Chelo, y que hacía mil años que no veía: Julia. Oh, me sigue encantando. Qué actuaciones -Jane Fonda, Vanesa Redgrave…-, qué historia, qué bien reflejadas las tribulaciones del escritor. Sí, definitivamente, el arte nos protege de nuestras miserias." (pág. 210)

Si eso sucede con la música y el cine mucho más acontece con las lecturas que la autora tiene interiorizadas. La poesía de Ángel González envuelve por completo con su enorme sensibilidad y tono de realidad la novela: al principio en la cita inicial con ese poema "En serio" y casi hacia el final en ese capítulo de título "Octubre" en el que Beatriz escapa a Rota  y reflexiona: "Es octubre y, como dice Ángel González, 'esas hojas, los pájaros, las nubes, las palabras dispersas y los ríos nos llenan de inquietud súbitamente y de desesperanza'. Es lo que pasa, y en este octubre, mucho más." La poesía le encanta a Charo siendo ella misma hacedora de poemas como bien demuestra en la novela que se compone de partes en prosa, otras en verso y otras en prosa poética. Prosa poética que a buen seguro le han inspirado autores como Francisco Umbral a cuya novela lírica "Mortal y rosa" hace referencia sin nombrarla cuando describiendo el estado cada vez peor de su padre Beatriz piensa: "Estoy oyendo menguar a mi padre como Umbral oía crecer a su hijo"

Todo lo anterior lo presenta la escritora con gran maestría mezclando secuencias referidas al padre narradas por él mismo con otras también en primera persona protagonizadas por Beatriz; además la tipografía de unas y otras secuencias es distinta: cursiva cuando es Beatriz quien narra; versalita cuando no es ella. Así pues en esta segunda tipografía aparecen las partes referidas a José, el padre de Beatriz, y las referidas a Juana y a su hija Reme. Además las distintas secuencias son de desigual longitud lo que también incide en la significación que Charo Jiménez quiere conferir a ciertos momentos de la narración y dota a la novela del ritmo preciso.

Para finalizar añadiré que la propia autora se cuela en el relato en  forma de una escritora que acude al Centro de Iniciativas Culturales de Sevilla (CICUS) a presentar su novela titulada "Ara, como el río", precisamente el título real de la que precede a ésta que estamos leyendo. Este proceso de autoficción, de confusión de límites entre lo real y lo ficticio agrega un plus a esta interesante y bien realizada obra cuya lectura recomiendo a todos. 

¿Quién es Charo Jiménez?(Triskel, su editorial, da esta semblanza de ella )
Charo Jiménez nace en Sevilla en 1961. Recuerda su niñez como una etapa extraña en la que descubre, gracias a Andersen, Perrault, Rabindranath Tagore…, que los libros guardan sueños y secretos extraordinarios. Ya nunca abandonará su pasión por las letras.

Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y ha sido profesora durante más de veinte años. Por circunstancias ajenas a su voluntad, se ve obligada a abandonar las aulas y, tras un periodo de adaptación en el que, como decía Ortega y Gasset, tiene que esforzarse en salvar sus circunstancias para salvarse ella, escribe su primera novela Trampantojo (Triskel, 2015). Dos años después cuenta la extraordinaria historia de Jánovas, un pueblo del Pirineo aragonés, en su segunda novela Ara, como el río (Triskel, Ediciones, 2017). Cenizas y rosas, su novela más personal e íntima, es por ahora su último trabajo.



Ficha Técnica del libro

Título: Cenizas y rosas
Autora: Charo Jiménez
Editorial: Triskel Ediciones
Diseño cubierta: Triskel Ediciones
Ilustración Verónica Navarro
Formato: Rústica/EPUB/MOBI
Páginas: 254
ISBN: ISBN: 978-84-122574-0-3
Depósito legal: SE 1573-2020
P.V.P.: 17€ (papel) 3,99€ (digital)



11 mar 2021

Andrés Trapiello. Madrid

28 comentarios:

"Es imposible llevar la cuenta de las transformaciones, mejoras y peoras. Madrid cambia tan rápidamente como nosotros mismos, pero esa velocidad solo la aprecia el que viene de fuera o el que llevaba sin vernos mucho tiempo. Madrid, como nosotros, al verse cada mañana en el espejo, no nota el cambio. Puede que algún día llegue a decir: ¡cómo he envejecido!, pero se olvida a los dos minutos.

Leyendo "Madrid" de Andrés Trapiello no he podido menos que recordar la satisfactoria lectura que realicé, cinco años atrás, de "Madrid. La novela" escrita por Antonio Gómez Rufo  de la que dejé debida constancia en este blog [lee su reseña aquí]. Desde luego son obras muy distintas. Si la de Gómez Rufo me pareció original y novedosa, la de Trapiello me ha sorprendido por el enfoque, ¡tan personal!, dado a la misma. Viene a decirnos el autor que los lugares son lo que las personas que los habitan perciben de ellos. Soy de la misma opinión.

Andrés Trapiello, natural de Manzaneda de Torío (León), donde nació en 1953, abandona la casa familiar por desavenencias familiares con su padre en mayo de 1971. A dónde ir con esos pocos años y en compañía de un hermano algo mayor que él no podía encontrar otra respuesta que la de la ciudad de Madrid. A Madrid vino Andrés junto a su hermano Pedro tras una discusión con el padre. En Madrid, Andrés no tenía otro asidero que un amor de verano -una prima- con quien contactó imbuido totalmente del romanticismo emanado de la lectura de "La Cartuja de Parma" de Stendhal. El padre de la chica, tío por parte de madre de los dos chicos, era miembro de la Guardia Civil, y avisado de la huida de los sobrinos decidió acogerlos en su casa. Pronto Andrés se dio cuenta, cuando su hermano decidió volverse a León y la prima le dio a entender que de lo dicho en verano nada de nada, que había de buscarse la vida por sí mismo. Y así decidió salir de la casa de su tío y buscar una de huéspedes que encontró por los Carabancheles. Como medio de subsistencia se valdrá de la venta de enciclopedias que había iniciado con un boxeador que le metió en el negocio: no lo hacía mal y por la zona de la calle de Serrano vendió varias así como suscripciones al Círculo de Lectores que por estos años se iniciaba en España. Pero pronto tomó conciencia de que era difícil salir adelante así y más si como a él le ocurría lo que deseaba era hacerse escritor. De manera que, transcurridos cinco meses de estancia en Madrid, decide marchar a Valladolid donde un tío suyo lo acoge y él podrá estudiar Filología; cambiará sus contactos anarquistas madrileños por su militancia en la Joven Guardia Roja al tiempo que comenzó a colaborar en prensa. De la Joven Guardia Roja pasaría a militar en el PCE (i) del que sería purgado en 1974 por 'revisionista y drogadicto'. El hecho es que en 1975 de nuevo vuelve a Madrid, ciudad que ya no abandonará y en la que vive desde entonces.

El libro "Madrid" es una obra literaria de naturaleza mixta. Digo mixta porque, pese a su título, no es un libro de viaje al uso dirigido al turismo que visita la ciudad, no es sólo una historia de Madrid, tampoco es exclusivamente la crónica de un Madrid que fue y que ya no es...; bueno es y no es todo eso al tiempo porque lo esencial es que es el libro de Andrés Trapiello que pasea y vive Madrid durante medio siglo. En definitiva, pues, cabría calificarlo de ensayo, género muy personal que puede acoger todo lo anterior y aún más.

El descubrimiento personal que realiza Trapiello de Madrid le lleva a hablar, a la par que de su propia biografía, del ayer de la capital, un ayer que se remonta diez siglos atrás cuando la Villa no era más que una fortaleza árabe, un alcázar de defensa. Vamos a ir sabiendo de la ciudad y de los lugares y calles de la misma según que discurre la propia peripecia personal de Trapiello en la capital: redactor de una revista de arte; colaborador de un programa cultural televisivo donde conocerá a su mujer y del que sería despedido por no ser del agrado de la directora presentadora del mismo; partícipe en todos los aspectos de la llamada Movida madrileña en la que se pondrá en contacto con no pocos protagonistas de la misma, y de la que afortunadamente él y su pareja se alejarían al tener que atender las obligaciones familiares derivadas de la paternidad; la fundación junto a Juan Manuel Bonet de la editorial "La Ventura" en la que publicarían la Obra de Francisco Giner de los Ríos Morales, -nieto del creador de la Institución Libre de Enseñanza Francisco Giner de los Ríos-, cuya mujer, hermana de Díez Canedo, "tenía una biblioteca fabulosa con primeras ediciones de JRJ, Cernuda, Max Aún, León Felipe o Amster" (p. 167); etc. 

Los locales donde sonaba la Movida, las calles y los barrios donde vivían los escritores regresados del exilio que conoce por su trabajo de editor, y de cuya amistad y compañía se complace hablar, son protagonistas importantes de estos años de dificultades económicas y muchas ilusiones literarias de Andrés Trapiello
"De los cinco exiliados que trató uno mucho entonces, y a algunos mucho mucho, cuatro eligieron a su regreso barrios que parecían recordarles los tiempos anteriores a la guerra; Giner (Santa Isabel, en Antón Martín, separado del barrio de las Letras por la calle de Atocha), Ramón Gaya (Cuchilleros, entre las Cavas, a un paso de la Plaza Mayor y a otro de la plaza de la Cebada), María Zambrano (Antonio Maura, en el aristocrático de los Jerónimos, [...]) y Bergamín (en una isabelina plaza de Oriente y a dos pasos también del romanticismo)."
Así, de esta manera, entreverando su peripecia personal con la descripción e historia de Madrid van discurriendo las páginas de este ensayo. Al finalizar su  lectura conocemos de cabo a rabo los títulos de la obra narrativa de Andrés Trapiello, las dificultades por las que pasó dada la inquina que algunos críticos le tenían desde antiguo por su manera independiente de pensar y comportarse tanto personalmente como en su faceta de editor literario cuando en la Biblioteca de Autores Españoles de la editorial Trieste publicó a escritores que no estaban de moda. Desde entonces, viene a decirnos, varios críticos lo tuvieron en el punto de mira. De ellos sólo cita por el nombre a Juan Palomo (seudónimo humorístico de un colectivo de críticos) que tras criticarle que en Las Armas y las letras no apareciese nombrado Koldo Michelena, dijo no esperar mucho de una de sus novelas a punto de aparecer.

Andrés Trapiello escribió su obra más importante, Las Armas y las letras, a instancias de Rafael Borras que hacia los años 90 del siglo pasado le pidió una obra que hablase sobre la literatura en España durante la Guerra Civil. Tras finalizarla la presentó al Premio Espejo de España promovido por la editorial Planeta y no se lo dieron. A cambio, dice en 'Madrid', consiguió que el diario La Vanguardia lo fichase como articulista, trabajo que ejerció durante 25 años, desde 1995 a 2020. Seguramente en su salida haya tenido mucho que ver su indisimulada militancia contra el independentismo catalán, pensamiento que queda expuesto bien a las claras en el ensayo leído. Así, por ejemplo, en la página 193  habla de la movida madrileña y de la envidia que Barcelona sentía en esos años hacia la capital por su notoriedad: "Por suerte para todos las Olimpíadas de 1992 resarcieron a Barcelona de los 'seculares agravios', y los nacionalistas dejaron unos años de victimarse y dar la matraca, entretenidos en robar como pujoles y chupar del bote. [...] En todas partes, excepto en Cataluña y Euskadi, querían ser Madrid, y a Almodóvar lo recibían en el extranjero como hubieran recibido a Federico (García Lorca)"

Madrid y Galdós,
Me doy cuenta de que quien lea esta reseña se preguntará: ¿pero también se habla de la ciudad propiamente dicha? Sí, y mucho, pero siempre, como digo, enlazando con la peripecia vital del autor en ella: en las distintas zonas donde vivió desde Carabanchel alto hasta  Conde de Xiquena donde lleva viviendo desde hace 40 años de modo ininterrumpido. Es desde esta casa sque e desplaza en estos años  hasta el Museo Romántico en la calle de San Mateo, hasta el Museo del Prado,  el Jardín Botánico o el Parque del Retiro, a husmear en las casetas de la Cuesta Moyano o en las de la Feria del libro antiguo y de ocasión que se montan en Otoño en Recoletos, etc. Y en el ínterin nos habla de la evolución de esa Cuesta, de las vicisitudes vividas por ese parque o ese jardín y sobre todo habla muy mucho de la importancia que en Madrid tiene y tuvo el Romanticismo que marcó el siglo XIX y  dio a la ciudad gran parte de la belleza actual (la reina Isabel II, el rey José I, la desamortización de Mendizábal, los conventos reconvertidos en plazas, los monumentos erigidos en los años que vivió esa generación de escritores que configuraron la Edad de Plata, y de  todos ellos especialmente Pérez Galdós. Galdós y Madrid, Madrid y Galdós son inseparables.

Quizás si tuviera que elegir alguna parte de esta obra que más me haya impactado o interesado elegiría las referencias que el autor da de los crecimientos demográficos de Madrid que influyeron en la transformación y configuración de la ciudad. La capital tenía en 1868 300.000 habitantes llegando a tener en 1936, 1.000.000. Hubo que adecuar en esos años la ciudad. Hubo planes que seguían al del promotor inmobiliario Marqués de Salamanca: el plan Castro (1860), el de Arturo Soria (la Ciudad Lineal) o el de Zuazo y Jansen (1929). Secundino Zuazo y el alemán Hermann Jansen pensaron para la paz social en hacer colonias donde conviviesen las clases sociales en tres tipos de viviendas: 160 metros para la clase alta, 110 metros para la burguesía, y de 60 metros para los obreros. Estas colonias se hicieron en las afueras de la ciudad. Hoy las casas las habita clase pudiente. Son El Viso, Ciudad Jardín, Cruz del Rayo, la Prosperidad, la del Retiro, la Obrera, la del Hogar Ferroviario… Se hicieron al amparo de la ley de Casas Baratas de 1911. 

La verdad es que me ha gustado todo en el libro y especialmente la libertad con la que está escrito. Al ser el propio autor el eje sobre el que pivota la obra, es por eso en parte una autobiografía centrada en su actividad literaria. Estos dos factores (liberalidad en las opiniones vertidas y su propia peripecia vital) han hecho que Trapiello sea recibido por la comunidad literaria (autores, lectores, editores, críticos, etc.) con variedad de opiniones, algunas muy encontradas entre sí. Y precisamente por eso, por apartarse del pensamiento único imperante y empobrecedor me agrada Andrés Trapiello y me ha gustado este libro que habla de Madrid en aproximadamente unas 500 páginas.

Textos seleccionados
Seleccionar fragmentos dentro de este libro es difícil pues todo él es merecedor de ser destacado. Con todo lo intentaré hacer siquiera sea con una pequeña muestra. El capítulo dedicado al Romanticismo -el capítulo 13- es capital. En él al hablar del ambiente intelectual que se respiraba en Madrid en los años 90 del siglo XX dice lo siguiente:
"Osadía era también leer a nuestros verdaderos escritores de la modernidad, porque había que hacerlo medio a escondidas para no desacreditarse: Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Machado, Baroja, Azorín… Todos ellos eran para nosotros hijos del romanticismo: Unamuno de Espronceda, JRJ. de Becquer, Machado de Campoamor, Baroja de Larra, Azorín de Mesonero, valle de Zorrilla…" (,p. 216)
En ese mismo capítulo comentando el olvido durante 200 años en que los españoles tuvimos a músicos nuestros como Bocherini, Scarlatti, Vicente Martín y Soler, Blas de Laserna y otros escribe: "Cuando ahora se escuchan alguna rara vez, la gente se pregunta: '¿Por qué España es así? ¿Por qué aquí prescindimos siempre de lo mejor nuestro? ¿Qué nos pasa? ¿Somos masoquistas?'"

Sobre el Rastro (capítulo 20) y citando a Francisco Umbral escribe: "Entre el Prado y el Rastro [...] Madrid no tiene otras opciones que 'organizarse en Museo del Prado o desorganizar en el Rastro. El Rastro es un Prado al revés'" (pág. 323)

El capítulo titulado "El Madrid de Galdós" es la mar de sabroso. Trapiello además de reivindicar la
figura del escritor canario ("a Galdós, de verdad de verdad, de la literatura solo le interesaban las mujeres. Y de Madrid, la gente. O mejor, como decía Juan Ramón Jiménez: la mujer, y como decía Gaya, las gentes") se sirve de él para lanzar una pullita política que, me imagino, no es bien recibida por muchas personas: [Ballester, enamorado secreto de Fortunata a la vuelta de enterrarla]: "Sin olvido no habría hueco para las ideas y los sentimientos nuevos. Si no olvidáramos no podríamos vivir, porque en el trabajo digestivo del espíritu no puede haber ingestión sin que haya también eliminación."

Por último finalizo esta selección con una cita sobre el oficio de reseñista al que él ha dedicado muchos años de su vida. Escribió reseñas hasta que le encargaron el que sería luego su libro más aplaudido, "Las Armas y las Letras (literatura y guerra civil, 1936-1939)". Al hablar de este trascendental giro en su vida reflexiona: 
"El oficio de reseñista literario es el más triste y deslucido de todos, decía Baroja. [...] Un reseñista literario es alguien que se quema las pestañas leyendo libros de escritores que viven de escribirlos y venderlos, y no de aliñar reseñas, lo cual despierta en muchos de los reseñistas, escritores frustrados, un comprensible resentimiento y mal humor, que no dudan en trasladar a sus juicios sumarísimos." (p. 281)

Biografía del escritor (tomada de https://ortegaygasset.edu/tertulia-literaria-con-el-escritor-andres-trapiello/)

Andrés Trapiello, poeta y escritor español, nació en 1953 en Manzaneda de Torío, León.
Después de estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de Valladolid, donde también trabajó en el diario Pueblo, se trasladó en 1975 a Madrid, ciudad en la que vive desde entonces. De 1975 a 1977 trabajó como redactor en una revista de arte y de 1977 a 1980, también como redactor, en programas de arte y de literatura de Televisión Española.
En 1980 fundó y dirigió con Juan Manuel Bonet las Entregas y Libros de La Ventura, donde ese mismo año apareció Junto al agua, su primer libro de poemas.
En 1982 empezó a dirigir, con Valentín Zapatero, su fundador, la editorial Trieste en la que apareció ese año su segundo libro de poemas, Las tradiciones, al que siguió, en 1985, también en la editorial Trieste, La vida fácil.
En 1988 publicó su primera novela, La tinta simpática, y en 1990 vio la luz El gato encerrado, primer tomo de los diecisiete, hasta la fecha, del Salón de pasos perdidos, conjunto de diarios que ha subtitulado “Una novela en marcha”, publicados todos ellos en la editorial Pre-Textos.
En 1989 empezó a dirigir en la editorial Comares de Granada, de Miguel Ángel del Arco y Mario Fernández Ayudarte, la colección La Veleta, donde han aparecido hasta la fecha más de cien libros, de poesía y de prosa.
En 1992 recibió el Premio Internacional de novela Plaza y Janés por su segunda novela, El buque fantasma, y en 1993 el Premio de la Crítica por su cuarto libro de poemas Acaso una verdad, al que han seguido hasta la fecha Rama desnuda y Un sueño en otro.
En 1993 Las armas y las letras. Literatura y guerra civil 1936-1939 recibió el Premio don Juan de Borbón y señaló el comienzo de sus artículos semanales en el Magazine de La Vanguardia, en la que colabora desde entonces. Ese libro fue revisado, significativamente ampliado y reeditado en 2010.
En 2003 su novela Los amigos del crimen perfecto obtuvo el Premio Nadal, y en 2005 Al morir don Quijote el Premio Fundación Juan Manuel Lara a la mejor novela de ese año editada en español, a la que siguió en 2009 Los confines, todas ellas en la editorial Destino.
Otros libros suyos son La noche de los Cuatro Caminos (2001), crónica de un episodio del maquis en Madrid, El arca de las palabras (2006) e Imprenta moderna. Imprenta y literatura (2006). Colaborador de La Vanguardia, El País, El Cultural o el Abc Cultural y diversas publicaciones literarias, es autor, junto a Alfonso Meléndez, y en calidad de tipógrafo, de un número apreciable de catálogos y diseños editoriales.
En 2003 le fue concedido por el conjunto de su obra el Premio de las Letras de la Comunidad de Madrid, y en 2010 el de las Letras de la Comunidad de Castilla y León.
En 2012 su novela Ayer no más fue elegida mejor novela del año por los lectores de el diario El País.
En 2014 publicó la novela El final de Sancho Panza y otras suertes.
Su diario titulado Salón de pasos perdidos tiene ya más de veinte tomos desde el primero aparecido en 1990 con el título El gato encerrado 1987 hasta el último, Diligencias 2016, publicado en 2019
"Madrid" es el último de los 17 ensayos que ha escrito entre los que destaca además de éste el titulado 'Las armas y las letras' y 'El Rastro'.