Es evidente que las plataformas televisivas (HBO, Netflix, Movistar, Amazon, etc.) se están imponiendo de manera imparable. La competencia entre ellas es brutal, lo que provoca que todas se esfuercen en ofrecer buenos productos a fin de atraer nuevos suscriptores o, al menos, no perder los que ya tienen. Netflix, la primera o una de las primeras en ofrecer películas en streaming, se había quedado algo dormida en los laureles.
A Netflix todo le iba bien hasta que surgió la competencia con oferta semejante cuando no superior a la que ellos ofrecían. Quizás por ello la compañía californiana comenzó a realizar producciones cinematográficas destinadas a su plataforma sin que las mismas debieran guardar ese período de tiempo -3, 6, 9 meses- antes de pasar a la televisión.
Todo comenzó, o al menos en mi cabeza es lo que yo tengo interiorizado, con la película "Roma" de Alfonso Cuarón [leer reseña aquí] creada ex-profeso para su exhibición en la pequeña pantalla. Hubo sus dimes y diretes sobre esta estrategia comercial de apenas pasarla por las salas convencionales; incluso hubo exhibidores que decidieron boicotearla y negarse a ofrecerla en sus locales. No sirvió de nada. El éxito de la película fue inmenso; fue de tal calibre que en los Oscar de este año cosechó nada menos que tres de los más preciados premios de la academia de Hollywood: Mejor película, mejor dirección y mejor fotografía. No mencionaré la ristra de honores recibidos en los Globos de Oro, los Bafta, etc., etc. Estaba claro que a poco que se descuide, a la industria le ocurrirá algo parecido a lo que reza la conocida canción de The Buggles, 'El Video mató a la estrella de la Radio', que las plataformas televisivas acabarán con las Salas de Cine tradicionales. Y así llegó este año.
Muchas plataformas producen películas para consumo en la propia plataforma: "Día de lluvia en Nueva York" de Woody Allen (Amazon) [reseñada en el blog], "Elisa y Marcela" de Isabel Coixet (Netflix), "El cuento de la criada" basada en la novela homónima de Margaret Atwood [reseñada en el blog] o "Patria" basada en la novela de Fernando Aramburu (ambas en HBO) [de la novela hice reseña en su día], "Mientras dure la guerra" de Amenábar (Movistar), "El irlandés" de Scorsese (Netflix)... No todas las productoras restringen la exhibición en salas (Movistar, por ejemplo, no acostumbra hacerlo) y alguna de ellas, como le ha ocurrido a Amazon con la película antes citada de Woody Allen, tienen serios problemas si toman decisiones drásticas al respecto.
"El irlandés"
La larga introducción anterior venía a cuenta de esta película dirigida por Martin Scorsese. "El irlandés" se exhibió en exclusiva en Salas durante apenas siete u ocho días; transcurrido este tiempo se estrenó en la plataforma, en la que actualmente puede verse así como aún en sólo dos o tres salas de cine. Los críticos que la han visto en ambos espacios se inclinan sin dudarlo por la gran pantalla frente a la pequeña. El metraje de la cinta es grande teniendo su visualización la duración de 3 horas y media, un tiempo que si ya nos parece mucho para verlo en sala, qué no diremos para casa. Sin lugar a dudas, excesivo. Los más enterados dicen que el motivo de esta larga duración se debe a que en principio parece que la idea era la confección de una serie y que en esta idea estaría Scorsese hasta que finalmente la productora decidió hacerla película.
La verdad es que a mí la película me ha decepcionado un poco. Llegaba yo a ella henchido de altas expectativas por ser creación del hacedor de "Uno de los nuestros", "Taxi Driver", "Shutter Island" o "El lobo de Wall Street" entre tantas y otras suyas memorables, y tras su contemplación quedé algo frío. Me pareció una obra más de tema gansteril, en esta ocasión referido a la caída del mítico Jimmy Hoffa que entró en el poderoso sindicato de camioneros estadounidense para manejarlo a su conveniencia. La música, uno de los grandes alicientes de los filmes del director, conocedor como pocos de la música popular contemporánea, me defraudó en gran medida. Pero eso sí la actuación de esos tres actorazos: Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci es sencillamente fantástica. Si hubiera de destacar a uno de los tres por encima de los otros sin lugar a dudas Al Pacino sería el elegido seguido muy de cerca por Joe Pesci. Qué maravilla las interpretaciones de ambos; en esta ocasión -¡y mira que me gusta!- Robert De Niro queda en mi opinión algo por detrás de los dos anteriores.
La historia que cuenta "El irlandés" es la de Frank Sheeran conocido como 'el irlandés', camionero y veterano de guerra, que comienza a involucrarse en los negocios de la Mafia al venderles parte de los cargamentos que transporta. Despedido por la empresa y llevado a juicio lo defiende un abogado quien al ver cómo Sheeran no da al juez ningún nombre lo pondrá en contacto con Russell Buffalino (Joe Pesci), el jefe de la Mafia de la zona de Pennsylvania. Será a través de Russell para quien empezará a hacer trabajos cada vez más personales que incluyen hasta el asesinato, como conocerá a Jimmy Hoffa (Al Pacino), principal dirigente de la Hermandad de Camioneros. Hoffa entra en confianza con Sheeran, en especial con su hija Peggy (Lucy Gallina, de joven / Anna Paquin, de mayor), y 'el irlandés' se convertirá en su guardaespaldas.
La película además de la historia de mafiosos toca en la tela de araña que es la Mafia el mundo de la política. Las figuras de John F. Kennedy elegido presidente y de su hermano Robert (Jack Huston) encargado de la Seguridad de la Nación tienen interés diferente para estos mafiosos: Hoffa detesta a Kennedy y sin embargo Russell está contento con él. También aparece en escena Richard Nixon que sacará de la cárcel a los mafiosos encerrados durante la presidencia de los Kennedy / Johnson.
El film inicia y finaliza con la figura de Sheeran ya muy anciano en una Residencia de ancianos, impedido y en silla de ruedas tras haber pasado varios años encarcelado junto a Russell y otros dirigentes de la Mafia. Él no ha fallecido en prisión como los otros y excarcelado viendo ya próximo su final está confesándose con un sacerdote católico que lo absuelve de todos sus crímenes.
La película en el aspecto técnico tiene elementos de gran altura. El primero sería la estructura de la misma, habitual en Scorsese, con avances y retrocesos en la línea temporal, entradas y salidas del momento actual; y luego estaría la manera como maneja la cámara. Los enfoques de la misma me han parecido espectaculares; en especial me han encantado los picados con que aborda determinadas escenas a través de los cuales transmite muchísima información sin decir palabra.
Pero sobre todo "El irlandés" es una película de actores. Todo el plantel es y está fantástico, pero de él, como no podía ser de otro modo, destacan por encima de todos los tres 'tenores' (es broma): Robert De Niro, Joe Pesci y Al Pacino. Son actores que sobrepasan los tres los setenta y cinco años: Robert De Niro, 76; Joe Pesci, también 76; y Al Pacino, 79. Son, pues, actores veteranos muy fogueados en producciones que tratan asuntos de la Mafia en Estados Unidos, que entienden a la perfección a sus personajes por tenerlos ya muy interiorizados y que los representan a las mil maravillas. Por ponerles un pequeño 'pero' diría que al comprender la historia relatada un muy extenso lapso temporal su caracterización como hombres jóvenes cuando deben representar esas edades chirría un poco. Y como ya he dicho al inicio, los tres están soberbios, pero para mí Robert De Niro queda en esta ocasión algo opacado por la altura de los otros dos, en especial por la de Al Pacino que compone un Jimmy Hoffa de manera espectacular.
"Historia de un matrimonio"
Como casi siempre -¡y que sigan así, por favor!- los Premios Oscar van a estar muy reñidos este año. Se venía diciendo con bastante displicencia que la maestría consumada de Martin Scorsese y su "El irlandés" coparía el certamen, pero hay muy buenos competidores que le harán frente. Es ahí donde encontramos a "Historia de un matrimonio" de Noam Baumbach, película también de producción norteamericana que con un asunto bien distinto al de la anterior será seria competidora en la obtención de galardones.
Casi 30 años separan a Scorsese nacido en 1942 de Baumbach que vino a este mundo en 1969. Exactamente son 27 años, en realidad muchos años. Esto no quiere decir nada en principio salvo que los intereses de uno y otro discurren por torrenteras diferentes. Mientras que a Martin Scorsese le han ocupado fundamentalmente asuntos como la Mafia, Vietnam, la corrupción política y demás, Noam Baumbach parece más enfocado a asuntos de tono y desarrollo más intimista. Hago esta afirmación, si me fijo en el director de "Historia de un matrimonio", más por intuición que por contrastada convicción dado que mientras de Scorsese he visto muchos filmes de Baumbach que yo sea consciente éste es el primero. Pero en fin, esto no deja de ser un blog personal y creo tener permiso -y si no, ahora mismo me lo acabo de conceder- de lanzarme a la piscina.
Es importante saber que lo que se nos cuenta en esta cinta, el divorcio de una pareja que se llevaba al menos en apariencia a las mil maravillas, es fruto de la experiencia personal vivida por el director y guionista de la película que conoció que su mujer, la actriz Jennifer Lason Leigh, con la que tiene un hijo en común tras haberse casado en 2005, le solicitó inopinadamente el divorcio en 2010 por, según ella, diferencias irreconciliables. Esto, en definitiva, es lo que nos cuenta el film, ni más ni menos.
Es una película muy alabada por los movimientos de empoderamiento femenino dado que en la cinta asistimos a que una esposa y buena madre, Nicole (Scarlet Johansson), siente que su marido, Charlie (Adam Driver), no le deja espacio para realizarse profesionalmente. Charlie es un relativamente conocido director de teatro en Nueva York donde está desarrollando su carrera que parece ir despegando y ella, Nicole, es actriz en la Compañía que dirige Charlie. Nicole ve que puede dar el salto al mundo de la televisión para lo que va a trasladarse a Los Ángeles, a Hollywood, donde grabará el episodio piloto de una posible exitosa serie. Esto será lo que a ella le lleve a solicitarle el divorcio.
Lo que en principio ellos acordaron sería un proceso amable y sin abogados de por medio se complicará ad infinitum. Todo van a ser obstáculos que los abogados de uno y otro usarán a veces maquiavélicamente: la distancia geográfica que los separa, la educación de Henry (Azhy Robertson) -el hijo que tienen en común-, la familia que ella tiene en Los Ángeles, la falta de arraigo familiar de él allí, los problemas de las visitas al hijo, la custodia del mismo, etc., etc. En cierto sentido en la película se hace una fortísima crítica a estos bufetes estadounidenses que se comportan despiadadamente con las partes en litigio con tal de obtener sustanciosos réditos. ¡The money, first!, que diría aquel.
No se puede contar mucho más si no se quiere destrozar esta preciosa cinta. Lo importante en ella es ver el proceso evolutivo de ambos cónyuges durante el desarrollo del divorcio. Los actores realizan sus papeles a las mil maravillas. En mi caso, no sé si -alguna amiga así me lo ha manifestado- por ser hombre, el personaje de Scarlet Johansson se me ha hecho algo indigesto al detectar en ella un egoísmo personal, una falta de consideración hacia la otra persona, en mi opinión algo excesivos. Se me dice que la actitud de Nicole, en el fondo no es otra más que la de 'lo tomas o lo dejas', es decir, la habitual en el hombre hasta el momento en la mayoría de los procedimientos de divorcio. No sé, quizás, sea así. Pero si es así, yo me preguntaría lo siguiente: ¿la película es feminista porque presenta un comportamiento femenino tan egoísta como el habitual en los hombres? ¿Consiste en esto ser iguales: igual de insensibles o de brutos o de...?
Bueno, bueno, como veréis la peli da para mucho. Sólo os diré que tras verla te deja un run-run en la cabeza que no te abandona, que te hace pensar, hablar, cambiar de opinión o no, convencer a los demás que la han visto o no... Es, pues, una película viva, auténtica, que no muere cuando aparece la palabra FIN; por el contrario es entonces cuando comienza a transitar por el mundo de la realidad de quien la ha visto. Sólo puedo, por esto, recomendaros verla, porque, repito, da para mucho.