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11 jul 2021

Guzel Yájina se da a conocer con esta su primera novela: Zuleijá abre los ojos

«Hay kulaks de sobra, así que nadie va a echar de menos a los que has perdido. Trabajarán la tierra y sembrarán trigo: medios de producción no les van a faltar, como puedes ver-añade señalando a la larga hilera de soldados que avanzan por el muelle llevando cajas llenas a rebosar de instrumentos, así como palas, sierras y hachas envueltas en trapos-. Y pronto estarán reproduciéndose como conejos.» (pág. 224)
«La lista de Leningrado: Algunos maestros o profesores universitarios; un obrero tipográfico; un empleado de banca; dos ingenieros, o talvez mecánicos, de una fábrica; una ama de casa; dos personas sin ocupación conocida (estos parásitos son la verdadera úlcera en el cuerpo social); y hasta una modista, que se coló quién sabe cómo en esta compañía. En definitiva, vejestorios, ancianos apolillados, polvo de la historia.» (pág 261)


Zuleijá abre los ojos

Guzel Yájina, Zuleijá abre los ojos
Así, con esta frase, abre la novela. Zuleijá acaba de despertarse y con sumo cuidado, para no romper el sueño de su marido Murtazá que duerme en la zona de hombres de la isba, coge dos láminas de manzana para ir a ofrecérselas a los espíritus del bosque (basu kapka iyase) a fin de que cuiden a sus cuatro hijas fallecidas al nacer o con escasísimos días de vida. Zuleijá tiene en el momento de iniciarse la novela los mismos años que el siglo XX, treinta. Es en 1930 cuando el padrecito Stalin ordenó la campaña de deskulaskización. "Kulaks" era el término despectivo con el que los bolcheviques designaban a los terratenientes y campesinos con propiedades. Zuleijá y su marido Murtazá pertenecen a esta clase y ven año tras año cómo la "Horda Roja" -término con que se referían a las misiones confiscatorias que, a fin de abastecer a las ciudades donde se estaban instalando industrias, regularmente visitaban sus territorios para incautarles grano o animales. Para evitar ser esquilmados los campesinos como Murtazá y Zuleijá escondían sacos de grano o conservas de carne y fruta en el bosque. Es precisamente al retornar de uno de estos ocultamientos cuando se ven sorprendidos por una expedición requisitoria bolchevique comandada por Vania Ignatov. Tras este azaroso encuentro en el bosque la vida para Zuleijá ya no volverá a ser la misma.

Zuleijá, su marido y la suegra que ella denomina la Vampira viven en Yulbash, pequeña localidad de la República Socialista Soviética Autónoma Tártara, dependiente de Kazán, ciudad que Murtazá visitaba a veces pero que Zuleijá no conoce. Y es que Zuelijá, como buena esposa musulmana, no hace más que trabajar en todo aquello que su marido le demanda tanto de índole laboral (ordeñar, acarrear leña, hacer el fuego, la comida, servir los desayunos, bañar a la suegra...) como de débito conyugal siempre a capricho del marido. Ambos, Murtazá y la Vampira, la tienen sometida. Ella no se queja pues en realidad nunca ha conocido otra cosa.

La novela distribuye su contenido en cuatro partes con títulos muy clarificadores cada una: 

I. «Pollo mojado». Así llamaba la suegra a Zuleijá al considerar que no servía para nada pues ni  siquiera había sido capaz de darle un hijo varón a su marido. En esta primera parte se nos muestra la dureza de la vida de estos campesinos tártaros en medio de una naturaleza inhóspita contra la que deben de luchar constantemente para a duras penas sobrevivir. Es el apartado en el que vemos a la protagonista del relato más inmersa en la religiosidad musulmana y en un sinfín de supersticiones que rigen su existencia.

II. «¿Adónde?» Los kulaks de Yulbash -prácticamente todos lo eran salvo uno, Mansurka, el ahora presidente del Soviet rural y antaño trabajador contratado por sus vecinos- son deportados a la taiga siberiana como método de reeducación. El viaje hasta el río Angará donde se establecerá el Campo de Trabajo es toda una aventura: primero en un tren para transportar ganado; luego en una barcaza para remontar los ríos Yeniséi y Angará. Este viaje que dura más de seis meses me ha hecho recordar otras lecturas y narraciones vistas en cine: el largo viaje en tren me ha recordado "Doctor Zhivago" -tanto la novela de Pasternak como la película de David Lean- y el ascenso por el río en la barcaza mentalmente me llevaba a "El corazón en las tinieblas" de Conrad. 
En esta segunda parte de la novela la autora demuestra un buen manejo de las técnicas de la novela clásica de aventuras: fugas de prisioneros, naufragios, salvamentos, etc. Además en este apartado al grupo de campesinos se unirán otra serie de "peligrosos" kulaks procedentes de la antigua ciudad de San Petersburgo, ahora Leningrado. Son nuevos personajes que se unen al grupo de los campesinos musulmanes procedentes de Tartaria. Entre otros se trata de Gorelov, expresidiario, el 'truhán honesto' que lidera el vagón de tren donde van Wolf Kárlovich Liebe, el médico trastornado, y Zuleijá; Iliá Petróvich Ikónikov, borracho pintor que molesta a Gorelov con sus preguntas; Konstantin Arnoldovich y su esposa Isabella, cultos representantes del viejo orden en Leningrado e instruido él en agronomía (en 1896 hizo su «tesis doctoral sobre la teoría de la alimentación con gramíneas» Uno de los nuevos personajes, perteneciente en este caso al grupo de los bolcheviques opresores y que a partir de este momento tendrá un muy importante papel en el relato es Kuznets, jefe de misiones espaciales de la GPU en Krasnoyarsk, que responsabilizará a Ignatov de la expedición.

Gulag, Koljos soviético, Taiga siberiana
III. «Vivir». Es el nombre que recibe esta parte. Estamos en los confines del mundo y los fríos están a punto de llegar. Hay que sobrevivir como sea. Los pocos que han logrado remontar con vida el Angará lucharán por construir un refugio, aprovisionarse de leña para el invierno y distribuirse tareas para procurarse alimento. Cobran importancia en esta parte Luka, un avezado pescador, y el doctor Leibe que parece haber superado su locura. Este momento que durará varios años -desde la llegada al lugar en 1930 hasta 1941 o 1942 en que se sitúa ya la cuarta parte- tiene un momento esencial en el nacimiento de Yuzuf, el hijo que Zuleija sin saberlo ella ya llevaba en su vientre cuando los bolcheviques los hicieron salir de sus casas en Yulbash y los condujeron hasta Kazán donde iniciarían el larguísimo viaje hasta el río Angará. Este niño será la razón de vivir de su madre. Por él llegará a renunciar en un momento dado del relato al amor de un hombre.

IV. «El regreso». Han pasado ya más de diez años desde que la colonia de trabajo Semruk -este es el nombre que decidieron sus habitantes ponerle- fue fundada. Ahora es una aldea de más de ochocientos habitantes pues a ella han ido llegando contingentes diversos de deportados. En un momento dado se dice que conviven en ella personas de más de diez u once procedencias étnicas (griegos, tártaros, armenios, uzbekos, chechenos, etc.). Cuando esta parte se inicia se está produciendo la Segunda Guerra Mundial y la dureza del gulag parece relajarse un poco pues con muchas precauciones se empieza a consentir que quien quiera pueda alistarse para servir en el campo de batalla a la URSS. Así lo hace el pintor artista de la colonia, Ikónikov, siempre deseoso de volver a ver su San Petersburgo y de conocer París, y también Gorelov quien así hará méritos ante sus superiores y volverá a la aldea en 1946 con el encargo de asumir nuevas responsabilidades.

Prácticamente todo en la novela de esta autora tártara, Guzel Yajiná, nacida en Kazán en 1977, me ha gustado. No es una narración difícil pues es de tipo lineal con algunos excursos en general breves para poner al lector en antecedentes de las circunstancias de alguno de los personajes. Tal es el caso de la actividad que el profesor, cirujano y ginecólogo Wolf Kárlovich Liebe ejercía en la Universidad de Kazán cuando se produjo la revolución de octubre de 1917 y la posterior guerra civil; también por uno de estos excursos nos enteramos de la amistad del propio Vania Ignatov con Mishka Bakíyev quien le encomendará la misión de transportar a los deportados hasta la localidad de Sverdlovsk. Pero salvo estos contados abandonos de la línea principal del relato, éste discurre cronológica y ordenadamente a lo largo de los dieciséis años que van de 1930 a 1946. 

Me ha gustado el modo como fluye el relato, sosegadamente, con naturalidad, sin retorcimientos formales. Es una narración en tercera persona que en ocasiones cambia a la segunda especialmente en soliloquios de Zuleijá
«¡Andando, Zuleijá, pollo mojado! Sabes bien que como te apartes del trineo y te quedes atrás estarás pérdida, porque allá delante, Murtazá no se percatará de ello. Y acabarás helándote en el bosque,» (p. 26). 
Muchas veces esta 2ª persona tiene la finalidad de mostrar, introduciendo el narrador el estilo indirecto libre, la afectividad del sujeto:
«Zuleijá mira disimuladamente a Murtazá, que está reparando la collera sentado en el siak. [...] Acaba de llegar de la ciudad y ya lo tienes trabajando de nuevo. Un buen marido, la verdad.» (p. 46). 
La emotividad conferida por esta persona narrativa se ve aumentada con la inclusión del dativo ético o de interés ( [Yuzuf] «lo mismo te cortaba la leña, que te enderezaba una Tapia o te reparaba el tejado»), que dice con sentido generalizador un narrador externo, o en el ofrecimiento envenenado que Kuznets hace a Vania Ignatov en un momento dado del relato: «En medio año te me convertirás en teniente».

Así mismo en el terreno formal me ha gustado mucho el manejo que la autora hace de los tiempos verbales, variándolos con maestría para así provocar un interesante efecto de proximidad o de inmersión del lector en la narración:
«Sus charlas en torno a la mesa solían ser cordiales y hasta profundas. Ignatov era consciente de que Kuznets retenía [...] todo lo que hablaban estando sobrios [...]. Pero no le importaba, porque no tenía nada que ocultar [...]. Allá Kuznets si se mantenía en tensión. si se contenía, si se cuidaba de lo que decía, si temía irse de la lengua. Él, Ignatov, se sienta a la mesa a gusto y lleno de alegría, como quien muestra su alma desnuda.» p. 391)
Y como digo, sin abusar nunca, Guzel Yajiná emplea procedimientos narrativos como el contrapunto o el perspectivismo sin jamás percibir el lector violencia estilística alguna. Hay contrapunto en la conversación mantenida por Ignatov con un marinero según remonta la barcaza el río Angará. Mientras el marinero le habla, él está en conversación consigo mismo (capítulo 'La barcaza', pp 236-237). El perspectivismo es técnica utilizada en varias ocasiones. Una de las que han llamado mi atención ha sido el relato del mismo hecho (la enfermedad de los deportados tras el Año Nuevo) desde el punto de vista de Ignatov y el de Zuleijá.

En un impresionante homenaje a la lengua de los tártaros, Guzel Yájina introduce en la novela muchos vocablos de esa lengua distinta a la rusa y que alberga una cultura que los soviéticos intentaron hacer desaparecer. Son términos como los siguientes: urmán, abystái, zhebeguian tavyk (pollo mojado), Ubyrly karcyk (Vampira), basu kapka iyase (el espíritu de la la linde), bichura, zirat iyase (espíritu del cementerio), shuralé, kosh-telé (nueces en miel), taban, siak, kyzylyk (embutido de caballo), albasty, dev y yalmavyz (demonios), Alá saklasynliaujé (tapiz con frases del Corán. La que tenían Zuleijá y Murtazá decía: «Nadie puede morir sino con la venia de Alá y en el momento que Él lo haya dispuesto», p. 91), charshau (cortina o manta colgada que separa en la isba las partes que corresponden al hombre y la mujer), urmanes (bosques en Siberia), kulmek (prenda de abrigo: vestido, camisa), argamak (caballo de raza), fejishé (puta), y otros cuantos más. 

Yurta tártara, Zuleijá abre los ojos, Tartaria
Junto a estos términos provenientes de la lengua tártara el homenaje a la cultura de este pueblo al que pertenecía la abuela de la escritora, cuya peripecia vital es la que se cuenta en la novela personificada en el personaje de Zuleijá, se realiza -magníficamente en mi opinión- a través de los relatos maravillosos que ella cuenta a su hijo Yuzuf. Especialmente es muy simbólico el de Semrug, animal de leyenda, rey de los 30 pájaros, cuyo nombre mítico está en el origen del topónimo Semruk con que designan a la aldea fundada por, precisamente, treinta supervivientes del azaroso y proceloso viaje desde la lejana Kazán. A través del relato de este cuento mágico la novelista realiza un hermoso canto a la Naturaleza y al ciclo de la vida que paradójicamente encuentra en la Muerte su principio y final. En el urman, el bosque donde anida Semrug, nacen y perviven todas las creencias supersticiosas sobre espíritus que conforman el mundo de Zuleijá (los peri, espíritus con forma de mujer «tan hermosos como malvados», los azdhajá «que escupen fuego» o «la voraz giganta zhalmavyz».

Lógicamente, al ser rusos los vigilantes del contingente de cautivos, las voces de este idioma también son frecuentes especialmente aquellas referidas al proceso de sovietización dentro del cual se inscribe la historia contada: kulak (propietario agrícola contra quien iban los bolcheviques), koljos (cooperativa agrícola promovida por los soviéticos), budionovka (gorro militar usado por los bolcheviques del Ejército Rojo durante la Guerra Civil Rusa y al concluir esta), isba (típica vivienda campesina rusa),  versta (unidad de longitud rusa actualmente en desuso. Equivale a 1066,8 metros), gulag (campo de prisioneros en la URSS) y algunas otras más.

Lo mágico y lo simbólico es uno de los aspectos que más me han atraído durante la lectura. Creo que la autora presenta con acierto el mundo de magia y superstición en el que vive Zuleijá y del que poco a poco a lo largo de esos dieciséis largos años se va a ir desprendiendo. Es frecuente en ella que de pronto se le presenten de manera muy vívida pero plenamente irreal seres desaparecidos. En especial es la Vampira quien más disgustos le da a lo largo de esos terribles años. Es ella la que le echa en cara sus nuevas actitudes que poco a poco la han ido alejando del cumplimiento religioso. Afortunadamente en un momento dado Zuleijá es consciente de que quien la reconviene y contra la que ella se abraza o se abalanza no existe, es el tronco de un árbol.

Y junto al mundo mágico de Zuleijá, del que poco a poco ella irá despertando, está ese otro mundo de locura en el que durante al menos diez años ha vivido el doctor LiebeWolf Kárlovich Liebe creía vivir dentro de un huevo y llevar sobre él la cáscara de huevo. Este huevo le hacía pensar y al tiempo vivir en un pasado que no se correspondía con el presente que siguió a 1918 cuando en la universidad de Kazán donde daba clases vio cargas contra personas y sintió que el huevo se extendió sobre su cabeza. El huevo simboliza, pues, el mundo mental en el que vive inmerso Wolf Kárkovich. Es su locura. Ahora, cuando Zuleijá tiene los dolores de parto él ha sacado su cabeza fuera de la cáscara del huevo y ha visto la realidad de la taiga siberiana donde con otros 29 seres humanos se encuentra. A partir de este momento recobra la antigua lucidez. También él como Zuleijá abrirá los ojos y encarará con determinación la nueva realidad.

Leo hoy mismo en la prensa escrita un artículo firmado por Paolo Giordano, el autor de la exitosa "La soledad de los números primos" en el que entre otras cosas dice a propósito de una narración que a él le «gustan las historias con personajes que van de A a B, completando un arco de transformación, y que al final saben algo más de sí mismos y de la existencia». Desde luego todos los personajes que aparecen en este relato tanto los campesinos como los presos políticos provenientes de Leningrado sufren o completan el arco evolutivo al que se refiere Giordano. Y de todos ellos, evidentemente, es Zuleijá la que sufre una mayor transformación que la lleva de ser una esposa musulmana sumisa y cumplidora en todo a convertirse en una mujer libre que decide con plena conciencia su propio destino. En este sentido me atrevería a calificar esta novela de bildungsroman, habida cuenta del proceso evolutivo vivido por ella y por otros personajes -incluso los burgueses provenientes de Leningrado- para adaptarse a las nuevas circunstancias, al nuevo orden, a la nueva normalidad.

Hay en esta novela, en algunos de sus personajes, atisbos de esperanza que indican que la opresión del gulag, de los koljoses soviéticos, de la propaganda política, del realismo socialista en arte..., periclitarán en beneficio de la libertad. Especialmente tal expectativa está depositada en el joven Yuzuf del que nada diré para no machacar el interés que tiene la novela a lo largo de sus quinientas cincuentaitantas páginas. Sólo avanzaré que es el amor, la necesidad de amar y la necesidad de creer en algo, de tener proyectos o metas, lo que hará que muchos de estos seres no cedan a la tentación de bajarse del tren de la vida en marcha


Para finalizar
Literatura rusa contemporánea, revisión de la época soviética
La autora, Guzel Yájina, es, como ya he dicho en el comentario, nieta de la mujer que sufrió junto a sus vecinos la deportación a un gulag siberiano. Ella, Guzel, nació en Kazán en 1977 y con "Zuleijá abre los ojos" se ha dado a conocer en el mundo literario ruso. De padre ingeniero y de madre médica estudió Lenguas Extranjeras en la Universidad de Kazán y luego ya en Moscú se graduó en la Escuela de Cine titulándose en escritura de guiones. Su carrera como escritora se inició como guionista y con la publicación de artículos en revistas. Esta, su primera novela, la publicó en 2015. Antes de darla a la imprenta como obra literaria escribió la historia en forma de guion cinematográfico; esto, quizás,  contribuyese  a que en 2020 la novela fuese convertida en Rusia en una serie televisiva de ocho capítulos. 
La novela en sí ha recibido diversos reconocimientos en Rusia como el 'Premio Gran Libro' en 2015 o el 'Yásnaya Poliavna' ese mismo año. Fuera de Rusia, en Francia, fue incluida en 2017 entre los diez premios de la "rentrée litteraire" de la revista "Transfuge" .
En España la novela la publicó en 2019 la editorial Acantilado. La traducción, en mi opinión magnífica, ha sido realizada por Jorge Ferrer.

Nota.
He leído este título motivado por las buenas opiniones vertidas sobre ella por Rosa del blog "Cuéntame una historia" y por Laura del blog "Niu de mones". Además, esta novela la tengo elegida dentro del trío de libros seleccionados para realizar el Reto 'Serendipia Recomienda 2021'. Y por si esto fuera poco, además he de decir que no conociendo muchos escritores cuyo apellido comience por la letra Y, Guzel Yájina me ha venido de perlas para llenar la casilla correspondiente a esa letra dentro del Reto Autores de la A a la Z en el que este año también estoy participando. ¡Ah! y además en la Tertulia "más que palabras..." la tenemos como lectura del próximo mes de septiembre. 

Si, además de todos estos compromisos, la novela ha cubierto con suficiente holgura las expectativas que tenía depositadas en ella, entonces, como bien comprenderéis, miel sobre hojuelas. ¿No os parece?

23 comentarios:

  1. Hola.
    Leí la novela gracias a masa Crítica de Babelio y me encantó, la recomiendo siempre. Magnífica reseña. Saludos.

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    1. Aunque ahora lo buscaré por internet y también haré una visita a tu página web, te quisiera preguntar por qué es "masa Crítica de Babelio". La verdad es que me suena mucho pero no sabría ubicar la cosa con seguridad.
      En cuanto a tu comentario sobre mi reseña, pues muchísimas gracias por ese calificativo que le das. Y sobre que te gustase mucho la novela, pues no me extraña nada porque la verdad es que está pero que muy bien.
      Muchas gracias por tu comentario, Lourdes.
      Un abrazo

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  2. Sí que le has sacado rédito a la lectura para cumplir con tus retos literarios, Juan Carlos. Jeje.
    Parece una novela ambiciosa a la par que sencilla y que sin embargo consigue llegar a todo lo que pretende precisamente por esa sencillez. Al menos esa es la impresión (no sé si equivocada o no) que saco tras leer tu reseña.
    La novela lleva algún tiempo ya en mi lista de pendientes precisamente por la reseña de Rosa, así que te agradezco el recordatorio.
    Besos

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    1. De nada, Lorena (je, je...). Te diré que he aprovechado el calor de esta tarde madrileña para intentar instalar en mi blog el servicio de suscripción por e-mail que me recomendaste. No me ha quedado igual de bonito que a ti (soy algo/bastante torpe en informática) pero creo haberlo logrado. He dejado el formulario de suscripción bien visible al principio de la columna de la derecha. Si no te importa me gustaría que te suscribieras àra así yo poder comprobar con mi próxima entrada que te llega el aviso pues no sé si lo que he hecho es correcto. Pero sólo si tienes tiempo y ocasión, ¡eh!, o sea que no tú tranquila. ¿Sabes lo que pasa? Que no me sale según el camino que yo he seguido la necesidad de confirmar la suscripción y entonces me quedo un poco así...
      Sobre la novela, cierto es todo cuanto apuntas. Lo mejor de ella es la historia que es dura por ser muy real y lo bien que se lee a esta mujer siendo ésta su primera novela.
      Un beso

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    2. Pues ya me he suscrito, Juan Carlos. Me ha salido una pantalla confirmando mi suscripción pero tampoco me ha pedido que yo la confirme. Puede ser que hayamos configurado algo de manera distinta, no sé, pero en principio pienso que está todo ok. Ya te aviso en tu próxima entrada si me ha llegado por email.
      Besos

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  3. Ya había oído hablar muy bien de esta novela. Apuntada está pero quién sabe. Desde luego, esa narración pausada no es la más adecuada para este momento pero quizás en otro...
    Besos

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    1. Pausada pero con ritmo que incita a seguir y seguir leyendo. Una novela muy entretenida y que ilustra mucho sobre lo vivido en la URSS durante la primera mitad del siglo pasado.
      Besos

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  4. La novela perfecta por lo que veo. Te ha cubierto dos retos y una tertulia, ja, ja. ya en serio, es genial. Para mí fue todo un descubrimiento. No es el tipo de libros que suelo preferir: ambiente hostil y largo viaje, pero la verdad es que lo disfruté de principio a fin. cada vez que rompo con un prejuicio me doy cuenta de lo infundado que era. debería romperlos más a menudo.
    Gracias por la mención. Creo que es el primer libro en mi galería móvil de los mejores de 2020 (a mitad de año la he sustituido por la de mis reseñas en MoonMagazine ya que no se pueden poner dos galerías simultáneas).
    Un beso.

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    1. Pues si que me ha servido para muchos compromisos, pero lk esencial es que me ha gustado mucho.
      La Galería de MoonMagazine la tengo que actualizar. Tuve un problemilla con ella al hacer una actualización y no he vuelto a tocarla.
      Un beso, Rosa

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  5. No la conocía, pero me parece interesante. Gracias.
    Besos.

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  6. Hola Juan Carlos. Vayamos por partes. La novela me ha parecido muy curiosa. No me sonaba de haber leído nada sobre ella en el blog de Rosa. Lo mismo se me pasó esa entrada. No lo sé. Sin duda, la primera inmersión de la autora en literatura no puede ser más potente. Me gusta mucho lo que cuentas, especialmente toda la magia y la simbología que destacas de la novela. Por lo demás, el libro te sirve para cumplir muchos objetivos jejeje. Me alegro por todo, por esos objetivos y la buena lectura que ha sido este libro. Besos

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    1. Está muy bien la novela, se lee estupendamente. Lo de que me sirve para cumplir objetivos es una simple anécdota, aunque eso de que haya que forzarse para encontrar autores con determinada letra inicial me hace descubrir a veces autores a los que de otro modo nunca habría llegado (ja, ja...).
      Un beso fuerte

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  7. Hola, Juan Carlos.

    Espectacular el análisis que haces de la novela que desde luego invita a sumergirse en la cultura de los tártaros y de los sucesos ocurridos en la Rusia del siglo XX que aún sigue afectando a nuestros días. Las metas o los proyectos salvan muchas vidas como comentas en el cierre ;)

    Abrazos y buena semana veraniega.

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    1. Muchas gracias, Miguel, por tu amabilidad al hablar de mi reseña. Sólo me dejé en el tintero, creo, decir que como guionista cinematográfica que es la autora, el estilo puede decirse que es muy cinematográfico. Y eso es una característica más que hacen a la novela interesante y algo diferente a otras de recorrido histórico.
      Ya en otro plano, te diré que ayer fui a ver "Miss Marx" y, bueno, me agradó aunque tampoco es que me llenara absolutamente. Pero está bien, sobre todo a la hora de mostrar lo difícil que es mostrar coherencia entre lo que se predica y lo que se practica. Eso y la banda sonora son aspectos de lo más interesantes, sí señor.
      Un abrazo

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  8. No conocía esta novela. Muy interesante para conocer un poco esa Rusia de la primera mitad del siglo XX, una Rusia en la que no tuvo que ser nada fácil vivir.
    Besotes!!!

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    1. Desde luego que nada fácil debió de ser vivir en la URSS, en especial en la de Stalin. ¡Vaya animalitos que eran y cómo practicaban la crueldad con los campesinos y otros seres que bien bien desde luego no vivían aunque se les acusara de explotadores y detentadores de la riqueza por poseer una vaca, un caballo y unas tierrucas de las que con mucho trabajo sacar para la propia supervivencia.
      Muchos besos, amiga

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  9. ¡Hola Juan Carlos!
    aunque sea un libro que no creo que lea (nunca digas nunca jamás...) me parece muy interesante por todo lo que se debe de aprender leyéndola (culturalmente hablando, yo he aprendido mucho solo con leerte a ti) y me gusta eso de los personajes que evolucionan a lo largo de la lectura (especialmente el de esa esposa musulmana, porque ese tipo de evoluciones son más complicados) y es toque de realismo mágico con supersticiones que comentas
    Besos

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    1. Estoy seguro, Marian, de que la novela te gustaría. En cuanto a lo de las supersticiones es muy normal que las mismas existan en culturas rurales cuando están muy imbuidas por la religiosidad. Es curioso observar cómo el ateísmo oficial en la URSS caló en algunos de sus conciudadanos que así pudieron desprenderse de esta influencia (es el caso de la mismísima autora, nieta de quien le inspiró el personaje de Zuleijá), aunque también tuvo un efecto rebote que a la caida del sistema hizo que las religiones experimentasen en las antiguas repúblicas soviéticas un revival que llega hasta hoy y que incluso los mandatarios aprovechan para conolidarse en el poder (el ejemplo más característico es ver al antiguo jefe del KGB soviético portando un cirio pascual en conmemoraciones del critianismo ortodoxo: ¡Cosas veredes!)
      Un beso fuerte

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  10. Vaya, pues según iba leyendo tu reseña me iba entrando más y más curiosidad por leer esta novela, que además me ha recordado que hace ya un montón de años conocí a una chica de Kazán de la que me acuerdo muy a menudo porque me regaló una reproducción de un cuadro precioso de un pintor ruso que todavía conservo en casa (el cuadro, no el pintor, jajajajajaja). Además con tu párrafo final en el que dices que la lectura ha superado tus expectativas, no se puede pedir más.

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    1. Pues no te queda más remedio que leer la novela porque todo está a tu favor: conoces a una persona de Kazán, tienes en tu casa un cuadro de un pintor ruso, o sea que ya sólo te falta tener en tu casa la novela de una autora de Kazán. Ya verás como te gustará, Espe.
      Un abrazo

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  11. Me he leído la novela para un club de lectura y me ha fascinado. Buscando más información, he ido a parar a tu blog y esta entrada sobre Zuleijá me parece brillante. Mi más sincera enhorabuena.

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