«Era todo un espectáculo. Como toda la granja estaba rodeada de campos sembrados con cereales, parecía un montón de oro entre los oscuros bosques y prados de alrededor. Y los colores brillantes de los vestidos de las mujeres, los blusones color crema y las camisas de colores de los hombres, los caballos relucientes y los bueyes de colores intensos, los pajares amarillos con sombras azules, las imponentes cargas amarillas en las carretas, formaban una imagen que pocas veces puede verse en esta vida, al menos en aquellos tiempos.»
He leído Precioso veneno de Mary Webb por recomendación de algunos magníficos blogs que sigo desde hace mucho tiempo. Concretamente tres han sido las páginas webs que me decidieron a leer esta novela: Cuéntame una historia de Rosa Berros, que fue quien la reseñó en primer lugar; tras ella el tándem que forman Marian del blog Marian lee más libros y Mariana del blog Los libros de Mava, quienes subyugadas por lo que leyeron en la reseña que Rosa le dedicó confiesan en sus respectivas críticas que no pudieron contener su deseo y se precipitaron en la hermosura de este Precioso veneno.
«Mary Gladys Webb (1881-1927) fue una novelista y poeta inglesa. Aprendió a leer con su padre y siguió luego en el colegio. A los veinte años empezó a tener síntomas de una enfermedad que le provocó tener ojos saltones y bocio. Se casó en 1912 con un maestro que al principio la apoyó en sus ambiciones literarias. Su falta de salud y belleza la atormentó durante toda su vida.»A esta oportuna información cabe añadir lo que Jan Arimany. editor de Trotalibros Editorial responsable de la edición aparecida en 2023 de la novela que he tenido en mis manos, dice sobre la escritora:
«cuando empecé a investigar sobre Mary Meredith, descubrí lo mucho que tiene de autobiográfico "Precioso veneno". Como Prue, Mary era una niña sensible, solitaria y soñadora que creció en la región de Shropshire, su querido hogar y refugio. [...] El fracaso literario se sumó al fracaso matrimonial, y este al sufrimiento y la soledad a la que la condenó la enfermedad autoinmune de Graves-Basedow que padecía y cuyos síntomas incluyen ojos hinchados, insomnio, nerviosismo y temblores.»
«Y mientras escuchaba el sonido adormecido de los gritos de las cornejas y el aleteo que hacían cuando se posaban, pensé que este era un mundo muy raro, en el que enterrabas a tu padre por la noche y al amanecer te ponías a pensar en desayunos, casas y oro; en el que tenías que cargar con una maldición toda la vida porque una pobre liebre había mirado a tu madre antes de que nacieras; en el que un hijo, al comer el pan y beber el vino que había hecho su madre, cargaba sobre su pobre alma con todos los pecados de su padre.»
«Miraras adonde miraras, todo era de oro, excepto hacia Sarn, donde empezaban los bosques y la gran extensión de agua gris que brillaba y se estremecía bajo el sol. Ni los bosques ni el agua tenían un aspecto sombrío en aquel buen tiempo primaveral, cuando las hojas brotaban y las copas de los abedules tenían el color del trigo. Sólo nuestro robledal tenía siempre aire de otoño, ya que las hojas jóvenes eran muy marrones. Así que nuestro mayo siempre tenía un soplo de octubre. Pero era agradable sentarse en los prados y mirar hacia las colinas lejanas. Los alerces alzaban su verde intenso, y el oro de las prímulas parecía meterse en el corazón, e incluso la laguna de Sarn no era más que una neblina azul junto a la neblina amarilla de las copas de los abedules. Y había tal quietud en el lugar que si pasaba una abeja silvestre, por no decir un abejorro, te sobresaltaba como si fuera un grito.»
- «pero no quiero adelantar ahora lo que todavía no toca contar.»
- «"Él", digo, como si el lector tuviera que saber, como yo supe en aquel momento, quién era.»
Como se ve el momento de escritura no coincide con el del relato. Prue escribe alejada de estos recuerdos, igual que Mary Webb lo hace evocando el siglo anterior al suyo. Una Mary Webb que, por su manera de contar y sus reivindicaciones o presentación de las problemáticas femeninas, ha sido comparada con Emily Brönte o Thomas Hardy.
«El tiempo está en calma, como si fuera una tarde tranquila cuando los campos están nevados, el cielo adquiere un tono verdoso y las ovejas balan. Estoy sentada junto al fuego con una Biblia al alcance de la mano, soy una mujer mayor y cansada que tiene que cumplir una tarea antes de dar las buenas noches a este mundo.» (Prue en el capítulo La laguna de Sarn del Libro Primero)
A mí, al igual que a Rosa del blog Cuéntame una historia, Precioso veneno me ha recordado bastante a "Ritos funerarios" de Hannah Kent. Pero también según avanzaba en la lectura resonaba en mi cabeza "Harriet" de Elizabeth Jenkins, si bien el tono que imprime en su novela Mary Webb es menos gótico y terrible que el existente en estos dos títulos. También por las referencias religiosas e insistencia en la propia contingencia del ser humano varias veces me venía a la mente El gran teatro del mundo de nuestro Calderón de la Barca:
«Somos los títeres del Creador. Él nos saca de la caja cuando quiere y dice: «¡Ahora bailad!». O ahora nos toca inclinarnos, agitar una mano y caer desfallecidos. Y luego Él nos mete en la caja y se termina el juego. Puede ser una representación cómica, navideña o una tragedia, según a Él le plazca. La obra la hace Él.»
Y ya, aunque sin semejanzas en el asunto, hay momentos, mejor casi sería decir frases, en este libro que me han evocado a autores que nada tienen que ver con esta escritora y poeta inglesa, ¡así de universal es la creación literaria! En la lectura del Prefacio que firma la propia Mary Webb me parecía estar leyendo al mismísimo Francisco de Quevedo («Somos el pasado del mañana. En este mismo momento nos vamos borrando como las imágenes pintadas en las esferas móviles de los relojes antiguos: un barco, una cabaña, el sol y la luna, un ramillete de flores. La esfera gira, el barco asciende y se hunde, el sol pintado de amarillo se pone, y nosotros, que éramos lo nuevo, vamos adquiriendo un carácter mágico.»). También el poema de Juan Ramón 'El viaje definitivo' venía una y otra vez a mí cuando leía lo que escribe en el momento de la muerte del padre (ya citado en esta reseña) o en otro triste instante cuando la narradora reflexiona sobre su desgracia y la del propio Jesucristo crucificado:
«El sol dorado lo envolvía todo, como la miel envuelve a las abejas en los panales, y el aire azul, el agua marrón, el prado verde eran tan hermosos que o podía creer que fuera a derramarse sangre en un día así. A veces me pregunto si hacía buen tiempo y estaba despejado en el Gólgota cuando María miró la cruz, y si cantaba algún pajarillo y las abejas se afanaban en el trébol. ¡Desde luego! Creo que hacía un tiempo claro y luminoso. Para que no faltara amargura en aquel cáliz, ya que, sin duda, hay pocas cosas más amargas que contemplar la crueldad del hombre en una mañana hermosa.»
Una novela que mezcla naturaleza, leyendas, realidad, folklore, ruralismo, destino de la mujer en el siglo XIX... Una novela que aunque evita caer en un maniqueísmo absoluto: buenos muy buenos, y malos muy malos, sin embargo no lo logra de manera absoluta al presentar en posición preeminente a las mujeres frente a los hombres, y salvar de entre éstos sólo a uno, una joyita de ser humano, más un ideal que una realidad, me parece.
https://booknode.com/auteur/mary-webb |
Muchas más cosas de índole exclusivamente literaria se podrían decir de esta magnífica novela que encierra una gran modernidad en muchos aspectos: esa casi desaparición de la figura del narrador que pese a serlo en primera persona siempre se asegura de dar verosimilitud a todo lo que narra («Más tarde Jancis nos contó [...]», «Lo sé porque Tim, el del molinero, estaba en el bosque en ese momento y vino corriendo a contármelo, asustado»), y también en que como narradora procura que los juicios que da sobre otros personajes no caigan en lo subjetivo sino que sean opiniones compartidas; luego está el colorismo presente en esas enumeraciones de elementos naturales [un ejemplo claro puede verse en la cita que abre esta reseña]; y también, claro, la plasticidad y sensualidad que logra a través de hermosos símiles, personificaciones, el gusto tan asentado que tiene por las sinestesias...; etc., etc.
«Pero no te gustará cosechar el precioso veneno del que habla el libro que me prestó el vicario. No querrás que crezca lo que crece en el infierno, hermano.»
El aval de un Primer Ministro. Madre mía. Qué peculiaridades presenta el mundo de la literatura. ¿Por qué no te animas a escribir un libro recopilando esas circunstancias? Seguro que sería curiosísimo. Abrazos admirados.
ResponderEliminarPienso que los políticos de antes tenían mayor preparación en todo y por tanto más prestigio. Hoy si un primer ministro habla en pro de algún artista no sé si le hace más favor o más daño. Muchas gente, según sea su posicionamiento ante el político será su valoración del artista. A mí esto me da algo de pena, pero lo veo frecuentemente en conversaciones sobre este o aquel autor: "es un facha" o "es un rojo de mierda". Pero ¿qué tal es como escritor?, pregunto: "¡Ah!, no tengo ni idea", me suelen contestar. ¡Qué penita!, pienso yo.
EliminarUn abrazo
Magnífica reseña Juan Carlos. Se te notan los años de profesión hablando de literatura. Has hecho un análisis de la lectura que me ha encantado. Ciertamente, no es la mejor novela de todos los tiempos (a ver a cuál nos atrevemos a calificar de tal cosa), pero es todo un placer leerla y adentrarse en ese mundo rural un tanto supersticioso; ver a esas mujeres que luchan por salir adelante en contra de los hombres que las rodean y, lo consiguen. tal vez hay ahí un anacronismo en el que la autora traslada características de principios del siglo XX a principios del siglo XIX. Sea como sea, me ha parecido una gran novela, con sus fallitos, que los tiene, pero...
ResponderEliminarMuchas gracias por la mención (o menciones).
Un beso.
Hola, Rosa:
EliminarAgradezco todo lo que dices sobre mi reseña. Sobre ese posible anacronismo que señalas referido a cómo esas mujeres de principios del XIX logran salir adelante pese a la oposición terrible de los hombres, creo que no hay tal. Digo esto porque esa supervivencia femenina en un mundo machista la presenta en Prue bajo la forma del acatamiento, del sí por fuera aunque en su interior ella sea librepensadora y decida en consecuencia. Y creo que esto ha sido así desde la noche de los tiempos: las mujeres (las sabias mujeres, que diría Molière) saben capear el temporal de la violencia y represión machista desde que el mundo existe; es cierto que, penosamente, algunas se quedan por el camino en el intento (en nuestro país unas 50 por año, ¡terrible e injusto!), pero ellas nos han traído a todos hasta aquí y gracias a ellas, a su sabiduría, a su saber estar, el mundo es mucho más habitable de lo que lo serís si sólo los hombres lo dirigiéramos.
Un beso grande
¡Querido amigo!
ResponderEliminarantes que nada gracias por las menciones tanto a mi, a mi blog y a mis otras amigas blogueras. Me alegra mucho que también la hayas disfrutado. A mi me pareció una pequeña joyita literaria, aún sin ser como dices la mejor novela de todos los tiempos. Que curioso lo de los cambios de títulos ¿verdad?
A mi el personaje de Kester Woodseaves me gustó mucho, no sé si alguien así será utópico, quiero creer que existen hombres así. EL resto de personajes masculinos pues no quedan demasiado bien, como nos cuentas, tan solo algún atisbo de cariño de Gideón a su hermana, pero una relación en el fondo demasiado fría y distante
Es una novela como comentas fascinante, ese homenaje a la naturaleza, esa forma de describirla y de escribir, y las consecuencias de ese "precioso veneno" que es don dinero, la excesiva ambición que puede llevar a la perdición
Tu reseña me ha parecido genial, se nota como dice Rosa tu profesión y ese desglose que haces desde el punto de vista literario de la obra, magnífico
Por cierto, a mí también me recordó mucho a otra novela que te recomiendo mucho (ahora no recuerdo si la leíste) "DEL COLOR DE LA LECHE" de Nell Leyshon, también leída por las tres de forma separada
Besos
Tomo debida nota de tu recomendación lectora. La buscaré, no tengas duda, sabes que vuestras recomendaciones no caen en saco roto.
EliminarEl jueves tenemos la reunión del Club de lectura al que propuse esta novela, a ver qué se cuentan sus integrantes. Espero que les haya satisfecho tanto como a todos nosotros.
Un beso grande
¡Hola, Juan Carlos!
ResponderEliminarUn placer leerte, una reseña muy completa y muy profesional, contenta de saber que tu también has disfrutado de esta lectura. Muchas gracias por mencionarnos, la verdad es que las tres hemos apreciado la prosa de Mary Webb, tan poética y delicada. Su sensibilidad y capacidad para describir la naturaleza y los sentimientos humanos, poco tiene que envidiar a los grandes nombres de la literatura y aún sin ser la mejor novela de todos los tiempos, "Precioso veneno" es sin duda una historia hermosa y conmovedora que vale la pena leer. Una historia de vida rural que me llevó a la campiña de las Midlands, a esos lugares y tradiciones centenarias y que disfruté de principio a fin ;)
Un abrazo.
Así es, Mariana. Pienso que lo más hermoso de esta novela de Mary Webb es ese hacer revivir las tradiciones y leyendas legendarias que habitan o habitaban esos territorios, esas naturalezas rurales en el pasado, cuando la vida estaba atada al campo, a sus cultivos. Ver a hombres y mujeres ayudarse los unos a los durante la cosecha, contemplar el enorme esfuerzo que suponía hacer fructificar los campos, y asistir a las fiestas e ilusiones de los lugareños es, por haber desaparecido en nuestros días, algo bello y muy hermoso.
EliminarGracias por todo, amiga.
Un beso
Ya tenía este libro apuntado por las grandísimas reseñas que citas pero aún no le ha llegado su turno entre tanto pendiente como tenemos. Pero desde luego tengo que leerla. Es lo que me queda clarísimo tras leerte. No será la mejor novela de todos los tiempos, pero se nota que la has disfrutado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sí, así es, la he disfrutado mucho. Y tú, Margari, seguro que la disfrutarás.
EliminarUn beso
Recuerdo que cuando leí Lo que el viento se llevó pensé que era una novela que reflejaba muy bien el lugar y el tiempo en el que había vivido su autora, Margaret Mitchell, no siendo ese tiempo coincidente con aquel en el que se desarrolla la conocida trama de su famosísima novela. Me alegra, pues, saber que la lectura de Precioso veneno y lo que de su autora, Mary Webb, sabes te ha generado una reflexión similar.
ResponderEliminarYo también me he fijado en esta novela por las respectivas reseñas de nuestras comunes amigas Rosa y Marian. Sumo ahora la tuya en su haber. ¿Que tampoco vaya a ser para mí la mejor novela de todos los tiempos? Pues probablemente, pero con sentirla una buena novela y disfrutar de su lectura me conformo.
Besos
Qué ganas saber tu opinión sobre Precioso veneno cuando la leas, Lorena. Creo que te va a gustar.
EliminarUn beso