«Aquella mañana, mirando a esa chica, los presuntos logros de las psicoterapias y de la fenotiacina se habían venido abajo. Y lo supo: su vida tampoco existía. Él no existía. Él era tan irreal como la abeja. Siempre lo había sospechado. Lo sabía. Los psiquiatras se equivocaban y él tenía razón. Todo era ficticio. Como una novela. No era más que una novela.» (Pasos en la escalera, pos. 916)
«Los crecidos jugadores de rompecabezas también han llegado hasta el coro. Ellos son siempre los primeros que se apuntan a guitarra, a baloncesto, a los Scouts. También el coro lo dominan. Sofía procura alejarse de todo en lo que ellos estén. Con ellos cerca no puede sentirse bien.» (Rompecabezas, pos. 910)
Pasos en la escalera (1ª edición, julio de 2015) es la segunda novela de una paisana mía,
Laura Rivas Arranz, que se dio a conocer con
Rompecabezas aparecida en 2013.
He llegado hasta la autora por simpatía hacia su origen salmantino, que es el mío también. Naturalmente nos separan muchos años, pues ella es una mujer joven y yo un hombre nacido una montonera de tiempo antes. Pero su amor por Salamanca, sus artículos en
Noticias Salamanca, sus cuentos y relatos que leo en su blog
Desde el bosque, su activismo en redes sociales... me han hecho amigo virtual suyo. Haciendo el listado de mis adquisiciones del Día del Libro, su novela
Pasos en la escalera se presentó ante mí, la adquirí y la he leído. Como digo más adelante, nada más acabarla me vi en la perentoria necesidad de ir a su novela anterior,
Rompecabezas, para poder completar el puzzle novelístico de la escritora.
Me he adentrado, pues, en la literatura de
Laura Rivas Arranz en orden inverso, pero creo que tal alteración no ha sido óbice alguno para degustarla debidamente. He comprobado que el procedimiento fundamental empleado en ambas novelas, dentro de los capítulos en que distribuye su contenido, es la presentación de la trama en breves secuencias o escenas narrativas. Es un procedimiento original que perfecciona en
Pasos en la escalera donde suma al mismo el del perspectivismo (enjuiciar un mismo fenómeno, vivir una experiencia, sentir una emoción... desde el diverso punto de vista de diferentes personajes) y el contrapunto. Por contra en
Rompecabezas las secuencias narrativas se suceden unas a otras de manera más lineal sin ahondar en otros recursos más que el derivado de la propia evocación por la contemplación de una fotografía de un tiempo pasado.
Rompecabezas
Pero vayamos por partes, esto es, por cada una de las novelas. Comenzaré por la primera publicada, o sea, por
Rompecabezas.
Sinopsis (tomada de la página de Literanda)
Una historia sobre colegios, rompecabezas y niños algo rotos. Una historia sobre lo afiladas que pueden llegar a estar las aristas de un rompecabezas. Hoy es un día como cualquier otro. Hoy Aurora cumple dieciocho años, pero nadie puede ir a celebrarlo con ella. Hoy a Sofía una gripe le desgarra la garganta, le tapona las narices y le recalienta la cabeza con pensamientos oscuros. Hoy Sergio lee; lee siempre porque tiene demasiadas horas muertas que intenta reanimar leyendo novelas. Julio estudia; como ayer, como hace un año, como hace dos años… Hoy los cuatro se plantean dar un giro a sus vidas.
En esta novela Aurora, una chica de 18 años, hermana de Julio, a la muerte del abuelo Hugo revisa una caja en la que el fallecido, muy amante de la fotografía, guardaba muchas hechas a sus nietos. Según toma en sus manos estas instantáneas, las imágenes le hacen evocar los años que ella, su amiga Sofía y su primo Sergio pasaron en el colegio, centro vital de socialización durante la infancia y adolescencia. Estos tres personajes tienen cada uno hermanos: Julio lo es de Aurora; Sergio, de Sandra; y Sofía, debe cuidar del bebé Rober. Los tres amigos sienten que en el colegio al que acuden se discrimina a unos alumnos frente a otros. Hay una crítica a profesores como Elvira que premia a sus favoritos con el juego del rompecabezas y la pertenencia al coro mientras que a otros como Aurora, Sofía y Sergio los excluye de los mismos. Esto es una clara injusticia que ahora, a sus 18 años y a la vista de las imágenes, Aurora rememora.
Creo que en todos los personajes que aparecen en la novela hay mucho de la propia escritora, quien ha querido remarcar en Rompecabezas las inseguridades propias de la adolescencia, los temores, los primeros amores o atracciones más o menos platónicas... Así Julio duda de si su decisión de haber estudiado derecho y preparar una oposición es acertada o no («Fue él y no el destino quien abandonó el violín, él quien eligió su carrera, y él quien ahora no se atreve a olvidar diez años y empezar de nuevo. Fue él quien decidió preparar la oposición») al tiempo que se la va el santo al cielo pensando en Susana; Sofía se cuestiona la inanidad de la existencia -planteamiento típicamente adolescente- a la vista de los lloros de su hermano Rober («Tal vez llora porque está deprimido. Quizá tampoco a él le gusta su vida. Dedicar la mayor parte del tiempo a comer y a dormir no es el colmo de la diversión»); Sergio, un grandísimo lector, quiere ser escritor en un futuro pero está lleno de dudas («Ellos viven; han vivido mientras él leía», «No necesita esos ánimos. A pesar de esto, a pesar de todo, incluso a pesar de sí mismo va a ser escritor. Ahora no, pero algún día.»); y Aurora siente mariposas en el estómago y un gran nerviosismo ante su próximo primer curso universitario («El próximo curso irá a la universidad. Será el principio de una nueva etapa; de una etapa feliz. Por un momento piensa que su solitario dieciocho cumpleaños puede ser el oscuro preludio de todo lo contrario, pero enseguida
lo olvida.»).
Pasos en la escalera
Sinopsis (tomada de la página de Amazon)
Alguien se lanza al vacío contra el asfalto oscuro de la calle.
Cuatro meses antes, una universitaria principiante se instala en el sexto piso de un edificio viejo, frío y sin ascensor. Sus nuevos vecinos: un niño-batman, una niña fea, un médico con el botiquín desmantelado, una vieja que extravía recuerdos, una dependienta que oye voces en inglés para desoírlas en castellano, un escritor que vende batidoras.
El perturbado del séptimo sabe que puedes leer sus pensamientos. En lo alto del edificio, un astrónomo deprimido vigila con obstinación la luna.
En
Pasos en la escalera pienso que
Laura Rivas Arranz da un gran salto como escritora. Continúa como he dicho con la estructuración de la narración en capítulos y, en éstos, con la distribución de la trama en secuencias o escenas breves. Pero el situar toda la historia en un mismo edificio le sirve para poder hacer uso del punto de vista o perspectivismo, así como del contrapunto algo que como ya he dicho no hacía en
Rompecabezas. Lo que sí hacía en su primera novela, pero mucho más y con mas conocimiento en ésta, es la finalización de algunas secuencias e inicio de la siguiente con una misma expresión. Es un recurso que da ritmo al relato y que sirve para cohesionarlo y engarzar mejor todas sus partes:
«No podría. No lo conseguiría, seguramente no podría pagar el alquiler.
***
No podría. No lo conseguiría, seguramente no podría aprobar.»
Hay mucha más literatura en Pasos que en Rompecabezas. Mientras que en la primera publicada un personaje pensaba que con lo que se contaba en la historia podría él mismo lanzarse a escribir y hacer realidad su sueño de escritor, en Pasos en la escalera ya uno de los personajes, Alejandro, cree vivir dentro de una novela y otro, Bruno, que está escribiendo una dentro de un piso de ese edificio, reflexiona en voz alta sobre la misma haciendo verdadera metaliteratura
«Releyó las últimas líneas, y volvió a escribir:
La radio, los periódicos y la televisión no prestaban atención a su virus. Nadie hablaba ya de él. Encerrado en aquel piso a medio amueblar, se sintió abandonado y muy solo. Tan solo que decidió entregarse.
Bruno miró sorprendido a su personaje. Eso no estaba previsto. pero le daba un giro interesante a la historia.»
Además, en esta novela aparecen muchos más elementos que en Rompecabezas. Así el mundo de la Música («El cerebro le canturreaba, desafinado y descontrolado, aquella Suite en Re mayor o lo que fuera del dichoso Bach.»); del Cine en la alusión que se hace a personajes de El silencio de los corderos del director Jonathan Demme, película que Claudia está viendo en el televisor («Y Claudia pensó que al lado de Clarice Starling ella era una inútil total. Ella jamás daría con Bufalo Bill ni recataría a la pobre Catherine.»); del Cómic («Mirando a Batman dentro de la viñeta, Daniel pensó que sí, que Bruce Wayne era un hombre afortunado.»); de la misma Literatura en las referencias a títulos de libros que unos u otros personajes leen sirviendo esas lecturas a la novelista para caracterizar a alguno de sus personajes, de manera que mientras que Claudia lee a J. D. Salinger («Miró la portada de ese viejo libro de bolsillo, que en algún momento debía de haber metido en la maleta, porque ahora estaba allí junto a la radio: "El guardián entre el centeno"») Irene se siente atraída por Lo que el viento se llevó («Miró otra vez el libro. Le consoló que Escarlata tampoco estuviera teniendo un buen día en la novela»)...
A propósito del Cómic, según yo avanzaba en la lectura de la novela no se me iba de la cabeza la semejanza que encontraba entre el edificio viejo de siete plantas donde transcurre la vida de este variopinto grupo de personajes y la exitosa historieta gráfica "13, rúe del Percebe" de Francisco Ibáñez. Al igual que en las historietas ideadas y dibujadas por Ibáñez, en la novela de Laura Rivas Arranz todo sucede de manera simultánea en cada uno de los pisos que ven su actividad interrumpida por el ruido de los pasos de alguien bajando las escaleras, por el portazo de la puerta que da acceso a la azotea, por la discusión en la casa del hijo de la propietaria, etc.
Ya he dicho que la novelista prosigue con el procedimiento de abrir secuencias utilizando las mismas palabras empleadas para finalizar la inmediatamente anterior: una discusión en un piso, el sonido de la televisión, el golpe de una puerta... En alguna ocasión, incluso, se repite toda la serie de palabras con que acaba una para sin solución de continuidad iniciar con ninguna o muy pocas variaciones la siguiente. Este recurso literario, denominado técnicamente anadiplosis, sirve para marcar la simultaneidad temporal de lo que sucede en los diferentes pisos que componen el edificio. Una simultaneidad que transcurre a lo largo de los cuatro meses evocados a raíz del salto al vacío que en enero una persona efectuó desde un piso de ese edificio viejo y destartalado. Estamos, pues, ante una novela que comienza y finaliza en el mismo momento, abriéndose entre el primero y último de los cinco capítulos que forman el relato un paréntesis de cuatro meses durante el que nos enteramos de la vida de cada uno de los habitantes de ese peculiar edificio. Es un procedimiento muy cinematográfico.
Todos los personajes sufren algún problema, tienen alguna carencia. Los hermanos Víctor y Alejandro padecen depresión uno y esquizofrenia el otro; la anciana Catalina, dueña de todo el inmueble, está entrando en fase senil y tiene claros síntomas de alzheimer; su hijo, la mujer de éste, y los hijos de ambos, Cristina y Daniel, representan a una familia tipo con un padre algo agresivo, una mujer que está despertando de su sumisión y unos hijos, en especial, Daniel, que contemplan lo que les rodea con un estoicismo digno de alabanza; Bruno, es un escritor sin posibles que debe mendigar a su hermana para poder pagar el alquiler; Martín, un médico que mantiene una relación en el hospital; Irene, la chica popular menospreciada en parte por sus propios padres ante el éxito profesional de su hermano...Y, naturalmente, Claudia, el ser más próximo en mi opinión a la propia escritora. Todos estos seres se encuentran algo perdidos en el mundo que habitan. Y sobre todo están solos; en ello insisten los dos hermanos Víctor y Alejandro: «Estaba solo. Estamos todos solos».
La soledad, la timidez, la necesidad de plegarse a los deseos de los otros, especialmente a los de los padres como le ocurre a Claudia, son temas recurrentes en la novela. Temas que en cierto sentido ya estaban presentes en Rompecabezas.
Para finalizar
No quiero cerrar esta reseña sin aludir a algo que me ha resultado muy grato leyendo a
Laura Rivas Arranz. Me refiero al enorme cariño que demuestra tener a su ciudad, a la manera que tenemos de hablar por allí, a los nombres de los lugares que son para nosotros señas de identidad. Los salmantinismos sin ser excesivos sí que aparecen en sus historias. Así los personajes de las mismas
candan la puerta, no la cierran (
«mientras Claudia candaba la puerta») y pasean por lugares que sin reproducir exactamente la denominación de los reales existentes en la ciudad sí que los evocan sin temor a equívoco alguno:
«Asociaciones de vecinos denuncian el abandono del parque de La Alameda. No había fotografía. Pasó a otra página: La artista argentina Marisa Escobar muestra su
obra en la Sala Platina.»
¿Qué distancia existe para un salmantino entre ese novelesco parque de la Alameda y el real parque de la Alamedilla o esa Sala Platina y el manantial o fuente de la Platina? Para un natural del lugar desde luego ninguna. Y esto a mí me ha gustado verlo, leerlo, evocarlo. Gracias Laura.
Pasos en la escalera y también
Rompecabezas, aunque algo menos, son novelas que me han gustado, que me han entretenido y que pienso que son de muy buena factura. En cierto sentido ambas me parecen novelas de aprendizaje, de formación, pues muestran el proceso de situarse en el mundo de unos personajes, niños en la primera publicada, y ya saliendo definitivamente de la adolescencia en la segunda. Aunque yo las he leído ahora descubro que la publicación inicial de ambas se remonta, como digo al inicio de esta reseña, al año 2015 y 2013 respectivamente. Leo en la página web de la autora su lamento por que
Pasos en la escalera no haya tenido tan buena fortuna como la anterior. Pues debe de ser que a mí me gusta ir contracorriente porque
Rompecabezas, gustándome, me parece bastante inferior a
Pasos en la escalera.
«Pasos en la escalera no ha tenido, hasta el momento, mucha suerte. Ha tenido lectores, sí, pero no muchos. Así como Rompecabezas puedo afirmar que es una novela con estrella. Pasos en la escalera ha sido —hasta ahora— más de estrellarse.»
Las gracias, Laura, tengo que dártelas yo a ti por los amenos ratos que he pasado leyendo estas dos historias tuyas. No sabes lo que dudé antes de escribir sobre el parecido que veía entre la casa de la historieta de Ibáñez y tu destartalado edificio, pues no quería que quien lo leyese viera en ello minusvaloración sino más bien todo lo contrario como tú misma vienes a corroborar en tu amable comentario.
ResponderEliminarCreo que Pasos en la escalera se merece más reconocimiento y si esta reseña puede ayudar no sabes la satisfacción que me produce.
Sobre la Sala Platina que he relacionado con el manantial o fuente de la Platina, según que finalizaba ya la reseña pensé que también, quizás, el sonido de la palabra Platina podría relacionarse con esa sala de exposiciones que está junto al Palacio de la Salina en la calle de San Pablo. Pero como no vivo en Salamanca y no lo podía comprobarlo directamente no me quise complicar la vida.
Muy contento de haberte leído y deseoso, cuando llegue, de leer tu tercera novela. A ver si más de una editorial se interesa por tu Obra que bien lo merece y te lo mereces.
Un beso grande
¡Hola Juan Carlos!
ResponderEliminarmagnífica tu reseña..., como todas. Ya somos dos a los que parece que nos gusta ir a contracorriente, jeje, yo también me desvío a veces de la opinión generalizada, y me siento algo bicho raro. Pero es lo que hay y siempre la sinceridad ante todo.
No conocía a la autora y la verdad es que todo lo que comentas es bastante apetecible (me ha parecido curiosa esa similitud en tu cabeza en ese cómic con la "13, rúe del Percebe" de Ibáñez y curioso también esa recurso que desconocía totalmente (creo que nunca había escuchado esa palabra, anadiplosis, siempre aprendo algo nuevo leyéndote)
Igual me animo con alguno de los dos libros, pero cuando me decida no sabré si empezar por Pasos en... , que es tu preferida o por la otra que es la mas aclamada pero que te gustó algo menos.
Ya veré
¡Un beso!
Quienes hemos dado clase de literatura tenemos un defecto, una especie de deformación profesional, que es reducir todo a unas o una única palabra. Siempre recuerdo la pregunta de los alumnos: ¿Profe, eso cómo se llama? Y la respuesta debía de ser corta y tajante: metáfora, hipérbaton... ¡anadiplosis! (ja, ja...). Luego ellos se liaban, claro: :apaplosis, diaplosis, metaplosis..., ¡qué sé yo! La verdad es que resultaba divertido ver el grado de confusión que habitaba sus cabezas.
EliminarLa autora está ya con su tercera novela. Tras los años transcurridos entre la publicación de "Pasos en la escalera" y la que tiene entre manos, será interesante ver cómo ha evolucionado. Yo a tu pregunta sobre por cuál de las leer en primer lugar, respondería que por Pasos que es la que a mí más me ha agradado.
Buen finde, Marian
Un beso
A mí quizás me gustó un poco más Rompecabezas que Pasos en la escalera, aunque coincido contigo en destacar que esa simultaneidad y ese ir pasando de la intimidad de un vecino a otro por esa escalera está super logrado. En todo caso mi preferencia es algo absolutamente subjetivo y personal y creo que ambas novelas merecen el mismo recorrido.
ResponderEliminarEn mi caso fueron las primeras ediciones de ambas novelas las que leí y guardo un grato recuerdo de ambas lecturas. También le tengo un cariño especial a Laura. Fue de las primeras personas que 'conocí' cuando abrí mi cuenta de Facebook para echar un poco a rodar el blog cuando lo creé allá por 2014. Tropecé con un enlace a uno de sus cuentos y percibí en él algo especial: esa mirada que posa Laura sobre las inseguridades y la vulnerabilidad que todos tenemos pero nos empeñamos en disfrazar, esa manera de dar visibilidad a la fragilidad y de hacerlo además con esa sencillez que es tan difícil de conseguir pero que ella borda. Esa marca de la casa está en todos sus cuentos y también en sus dos novelas.
No sé si conoces su blog Historias del cuarto de atrás (https://historiasdelcuartodeatras.blogspot.com). Por tu origen salmantino seguro que ese espacio con guiño a la Gaite en su nombre te agrada. Yo lo he visitado bastante menos que Desde el bosque, pero, aun así, no puedo dejar de elogiar la gran labor que realiza Laura en el mismo. Y otra faceta suya que creo conviene destacar es la de rescatadora de escritoras salmantinas olvidadas. Recuerdo especialmente la novela Fémina de Ángela Barco que pude leer gracias a Laura: https://historiasdelcuartodeatras.blogspot.com/2016/04/femina-de-angela-barco.html
En fin, Juan Carlos, me ha gustado mucho recordar tanto Rompecabezas como Pasos en la escalera de tu mano. Seguro que tu reseña les da un empujoncito para llegar a más lectores.
Besos
Lorena! Gracias por todo lo que dices de mí. Yo también te tengo mucho cariño❤, eres de las primeras, si no la primera que leía mis cuentos y que encima luego me dejaba un comentario para que pudiera conocer tu lectura, tu recreación del cuento. Y qué voy a decir de tu sinceridad y cariño con mis novelas. Un abrazo enorme, amiga.
EliminarSí que me he pasado alguna vez por el blog de Laura 'Historias del cuarto de atrás', guiño a la Martín Gaite, autora de la que he leído no pocas obras, entre ellas la que da pie al título del blog. Pero pese a ello no había reparado en esta faceta reivindicativa de Laura respecto a autoras salmantinas en el olvido. Tomo nota de la novela que citas ('Femina' de Angela Barco) pues sé de tu muy buen criterio. La buscaré.
EliminarMe encantaría ver que el buen oficio de Laura Rivas se viese más reconocido. Y si esta reseña que he hecho a sus dos títulos -más a Pasos que a Rompecabezas, esa es la verdad- colaborase a ello sentiría que mi blog, aparte de divertimento propio, serviría para algo importante.
Un beso
No sé si te estarán saliendo varios comentarios míos, porque no sé si es que blogger está jugando conmigo o es mi ordenador. Decía que he disfrutado mucho de peque con los tebeos de 13, rúe del Percebe. Y que se nota que has disfrutado mucho con Pasos en la escalera, aunque a mí me has dejado con mucha curiosidad por ambas novelas. Tomo nota de ellas. A la autora la conocía por su blog, aunque le había perdido la pista. He descubierto ahora que tiene nueva web. Voy a cotillear.
ResponderEliminarBesotes!!
Hola, Margari:
EliminarNo, no te preocupes, no me están saliendo varios comentarios tuyos. O sea que tranquila. A mí también de pequeño, adolescente y hasta en la primera juventud Ibáñez y su "13, rúe del Percebe" me divertía una enormidad. Solía estar en la última página (contraportada más bien) del Mortadelo y a él iba directo cada vez que lo veía por casa. Sí que he disfrutado con Pasos en la escalera. Creo que tú también disfrutarás cuando la leas. Laura es una autora que merece la pena. Seguro que lo reconocerás cuando la leas.
Un beso
Muchas gracias por estas dos sugerencias, Juan Carlos. Me gusta no solamente la manera en que abordas el análisis e interpretación de las obras, sino la forma en que adviertes la evolución de la escritora. Seguro que quienes no somos salmantinos nos perderemos algunos guiños importantes de la ambientación de las obras, pero no creo que resulte importante, frente a las propuestas argumentales y psicológicas de su interior. Repito: muchas gracias. Mi bloc se va llenando con tus autores.
ResponderEliminarNo es preciso ser salmantino para penetrar en el arcano (ja, ja...) pues Laura no la localiza en lugar concreto alguno. Sólo he querido realizar con ella un ejercicio de complicidad; pero las posibles correspondencias que le señalo no son más que simples adivinanzas que yo me hago, y la historia no precisa de las mismas.
EliminarEs una autora que merece más reconocimiento. Si la lees, creo que lo comprobarás por ti mismo.
Un fuerte abrazo, Rubén
Hola Juan Carlos, pues te diré que ambas novelas tienen buena pinta. Se nota que las has disfrutado mucho y creo que a mí también me podrían gustar. Me has hecho retroceder en el tiempo al mencionar aquellos tebeos jeje. Besos
ResponderEliminarSí que la tienen, Marisa, sí. Creo que por cómo están escritas y los temas que tocan te podrían gustar. Al estar situadas en la adolescencia, una, y la primera juventud, la otra, provocan que quien las lee evoquen escenas, gustos y vivencias personales semejantes a las de los personajes. Y la de esas historietas de "13, rúe del Percebe" predominan por encima de otras, sin lugar a dudas.
EliminarUn beso
PD.- Marisa, no sé por qué pero tus comentarios se van a spam y no me aparecen en el blog hasta que yo los saco de allí. Este Blogger hace lo que le da la gana.
Me llama bastante el segundo libro que nos traes hoy. Si se me cruza, le daré una oportunidad. Un beso.
ResponderEliminarY disfrutarás con él, amiga Lady, ya verás como sí.
EliminarBesos
Magnífico par de reseñas, Juan Carlos. No me extraña que Laura haya quedado entusiasmada.
ResponderEliminarTengo los dos libros en mi lista y tus comentarios me animan mucho, pero creo que empezaré por el primero, Rompecabezas, ya que sólo tiene dos novelas, me apetece leerlas en orden y ver la evolución de la autora. Por cierto, en León mis abuelas decían lo de candar las puertas.
Un beso.
Naturalmente, Rosa, que en León se dice (tus abuelas decían) "candar las puertas". Date cuenta de que León está más cerca de Asturias que Salamanca y que el astur-leonés, dialecto del latín que no llegó a convertirse en lengua, nació precisamente en esa zona. En Asturias fue donde en el habla (bable) este dialecto quedó más presente; según se avanza hacia el sur: León, Zamora, Salamanca, incluso norte de Cáceres, su influjo se va adelgazando. En Salamanca quedan vestigios como esa expresión "candar" y alguna otra más, pero los jóvenes ya ni las usan no casi las entineden.
EliminarCreo que la evolución literaria de Laura es evidente en estas dos novelas. Por eso quiero ver cómo queda la tercera novela que está escribiendo. Será su completa confirmación, sin duda.
Un beso
Hola, Manuel:
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario y por lo que en él dices sobre mi reseña. Asimismo te agradezco que hayas colocado mi blog entre tus favoritos y así puedas estar al tanto de lo que vaya colgando en él. De nuevo, gracias, Manuel.
Respecto a las novelas de Laura estoy completamente de acuerdo contigo. Hay ahí en las novelas escritas por ella mucho más de lo que suele haber en autores que deben echar mano de la autopublicación para darse a conocer. Despachar, como hacen algunos, a estas dos novelas como destinadas a jóvenes y adolescentes es una manera de minusvalorarlas. Y no porque la literatura -llamémosla juvenil- sea de menor calidad que la dirigida a los adultos, no, sino porque el alcance especialmente de Pasos es mayor que el aparente. Yo relaciono en mi reseña el edificio de esta novela con la historieta de Ibáñez; tú elevas la relación nada menos que a la fantástica novela de Faulkner, Mientras agonizo. Desde luego que Laura tiene un bagaje literario amplio y sí, es una más que verosímil posibilidad que esa novela esté en la base del procedimiento empleado por ella. Es por todo esto que siento una gran curiosidad por leer la que será su tercera novela que, según confiesa ella misma, está en estos momentos escribiendo. Sí es verdad que Laura se mueve en ligas muy potentes.
No sabía que eres tú el autor de la portada. Recibe mi aplauso por ello desde aquí. Yo compré la novela en formato ebook y no he reparado en el autor de la misma. Lo acabo de hacer ahora mismito (ja, ja...) y veo tu nombre. Pues te diré que la portada está más que bien. Creo que recoges en ella gran parte del espíritu del libro: la soledad, , la depresión, el posible salto al vacío...
Te haré caso y ahora mismo tomaré un trocito de mi reseña y la colocaré en Amazon para animar a leer PASOS EN LA ESCALERA. Creo que Laura se lo merece y la verdad es que hacerlo no cuesta ningún esfuerzo.
Cierro ya esta larga respuesta diciéndote que suelo ser muy cuidadoso a la hora de reseñar para no desanimar al posible lector. La verdad es que no veo el pequeño spoiler que me señalas. Quizás esté ahora un poquito lento. He leído y releído lo escrito en ella y, Manuel, no lo veo. Si es muy evidente, te rogaría que me lo hicieses llegar por un email o algo así, porque, nada, que no lo veo.
Un muy fuerte abrazo
Hola ,Francisco. Lo mejor de todo es ver esa evolución de la autora en su escritura. Es algo especial cuando te gusta un autor que ves cómo progresa, en cierto modo le coges cariño incluso aunque no lo conozcas.
ResponderEliminarMe gustan estas historias del día a día, con personajes que son personas ordinarias. Me llama más la atención El segundo, ese microcosmos que es la comunidad a lo 13 rue del percebe, creo que si lo leo pronto me acordaré de eso. Lo que no me gusta nada, incluso me agobian, son las repeticiones. No sabía el nombre de este recurso en concreto.
Me lo quedo de todos modos.
Saludos