«—Para hacer esto estamos en esta tierra —le explicó—. Para comerciar. Vamos a los desiertos más áridos y a las selvas más oscuras, y nos da igual comerciar con un rey o con un salvaje, o si vivimos o morimos. En algunos lugares por los que pasaremos verás que el comercio aún no ha entrado en la vida de sus gentes, que viven como insectos paralizados. No hay personas más listas, por no decir más nobles, que los comerciantes. Es lo que nos da vida.» (palabras dichas por el mnyapara Mohammed Abdalla)
Abdulrazak Gurnah
Abdulrazak Gurnah, nace en 1948 en Zanzíbar, Tanzania. Es un escritor de novelas en inglés que vive en el Reino Unido. Sus novelas más famosas son Paradise (1994), nominada en el Booker Prize y en el Whitebread Prize; By the Sea (2001) y Desertion (2005).
En 1980 accedió a la universidad Bayero Kano en Nigeria. Luego, se trasladó a la universidad de Kent donde obtuvo su doctorado en 1982. En la actualidad, es profesor y director de los estudios de grado en el departamento de inglés. Sus investigaciones se centran en el postcolonialismo, así como el colonialismo especialmente relacionado con África, el Caribe y la India.
En 2021, el jurado del Premio Nobel de Literatura justificó su concesión por su «conmovedora descripción de los efectos del colonialismo y el destino del refugiado en el abismo entre culturas y continentes».
Paraíso
Sinopsis (proporcionada por la propia editorial)
Cuando los padres de Yusuf, de doce años, le dicen que vivirá con su tío Aziz durante una temporada, el chico se muestra entusiasmado. Pero lo que Yusuf no sabe es que su padre lo ha empeñado para saldar una deuda imposible de pagar, ni tampoco que Aziz no es pariente suyo, sino un rico y acaudalado comerciante con el que viajará por África central y las riberas del Congo en vísperas de la primera guerra mundial.
A través de los ojos de ese chiquillo descubriremos una naturaleza exuberante y hostil, poblada de tribus despiadadas e invasores desalmados, en la que una vida humana vale tanto como unas cuantas gotas de agua.
Mi comentario
Juan Luis, muy buen amigo mío, científico y matemático de calidad contrastada, amén de buen lector, me comentó un día que estaba leyendo esta novela por eso de conocer la literatura del Premio Nobel de Literatura 2021. Tomé buena nota de su elección y decidí acompañarle en el viaje al interior de la narrativa de Abdulrazak Gurnah a través de esta novela, la primera suya traducida en España hace ya veinticinco años. Y ya, sin más preámbulos, diré que de su lectura he salido bastante satisfecho.
Sitúa Gurnah Paraíso en la zona este africana, denominada por los colonizadores alemanes África Oriental Alemana, territorio que se corresponde con la actual Tanzania. Alemania, al igual que otras potencias europeas a finales del siglo XIX, dirigió sus ojos a África. Tanzania limita hoy por el el noroeste con Uganda, Ruanda, Burundi y la actual República Democrática del Congo, territorios que en los años en que se sitúa la novela estaban bajo el poder personal del rey de los belgas Leopoldo II. Las brutalidades cometidas por los más de 16000 colonizadores europeos pagados personalmente por el rey belga contrasta con el, en comparación, comportamiento afable y benigno de los colonizadores alemanes cuya presencia en la AOA nunca superó el número de 4000 frente a los casi 8 millones de nativos. La política seguida por Alemania en su colonia fue la de alianzas con los sultanes y jeques de las diferentes tribus así como la de mejorar en lo posible la vida en la Colonia: el ferrocarril que iniciaron en 1888 y culminaron en 1914 es buena prueba de esto. Cubría el mismo una extensión de más de 1200 kilómetros y comunicaba las tierras situadas a los pies del Kilimanjaro con la ciudad portuaria de Tanga, en el noreste del país. Alemania tuvo responsabilidades colonizadoras en Africa desde 1885 hasta el final de la Primera Guerra Mundial. En 1919 la Conferencia de Paz celebrada en París otorgó el África Oriental Alemana a Gran Bretaña.
La novela de Abdulrazak Gurnah se desarrolla en un momento algo anterior al inicio de la Primera Guerra Mundial. Sin dar fechas concretas vemos que las expediciones comerciales que el tío Aziz realiza hacia la zona de los grandes lagos, al norte del país, para realizar intercambios mercantiles con los nativos, deben efectuar los últimos kilómetros hasta la base del monte Kilimanjaro a pie pues el tren aún no llegaba hasta allí. Las relaciones con los «salvajes» son en general cordiales aunque a cuenta de los engaños que muchas de estas tribus han sufrido comienzan ya a desconfiar de estos mercaderes que a cambio de baratijas se apoderan de los bienes (oro y marfil sobre todo) de los autóctonos.
Lo dicho hasta aquí marcaría el marco general en que se produce la historia narrada en esta novela. Un marco que, pese a estar escrito por una persona originaria de Tanzania, no se muestra en términos maniqueos, de buenos y malos. En el relato aparecen dos mundos enfrentados: el de la negritud y el del colonialismo, en este caso el alemán. Hay equidistancia y equilibrio cuando se habla de desmanes y abusos cometidos en el país; los mismos los cometen tanto los habitantes de la propia nación tanzana donde se desarrolla la novela, cuanto los extranjeros alemanes llegados desde Europa. Es en este contexto que, leyendo la novela, asistimos al crecimiento personal de Yusuf, un niño de doce años al inicio, que alcanzará al final de la narración su madurez como persona, representada en el amor y el deseo que lo asaltan y en la toma personal de decisiones. Esta evolución se realiza en plena comunión con una naturaleza colmada de color y de vida diversa... Todo esto y más se puede contemplar y disfrutar a través de la lectura de esta novela.
«Tenía la sensación de que con cada día de marcha maduraba y se fortalecía. Los hombres seguían metiéndose con él, pero su camaradería se acrecentaba. Cuando por la noche se sentaba con ellos, le hacían sitio y lo incluían en la conversación.»
Verdaderamente, el mundo en que se desarrolla la vida de este joven Yusuf , que en ocasiones, como se ve en la cita anterior, acompaña a Aziz en sus viajes de mercader por el interior del país, es de una gran belleza. Hasta las venganzas de los llamados "salvajes" que se sienten explotados y engañados por otros mercaderes que han pasado por sus tierras entran a formar parte de la vida hermosa que se disfruta en estas tierras de animales salvajes, lluvias fuertes seguidas de sequías terribles, y de mujeres que aman y desean amar. Como se ve, un Paraíso en la tierra.
La prosa del autor me ha sorprendido por su prodigalidad en los calificativos que procuran color, calor y disfrute de los sentidos a los lectores. El diseño de los personajes es adecuado y bien proporcionado como se observa en el pequeño
Yusuf y el algo mayor
Khalil , entregados ambos chicos por sus padres al
tío Aziz en pago por las deudas contraídas, y no satisfechas, con él.
El Paraíso es el lugar donde este
Aziz vive en compañía de sus dos esposas a las que tiene en un jardín que cuida
Mzee Hamdani, un jardinero ya anciano, esclavo en su juventud, que pudiendo ahora disfrutar de la libertad ha preferido quedarse con el ama a cuyo padre sirvió desde bien joven. Otro personaje curioso es
Amina, la hermana de
Khalil cuya belleza atrae a
Yusuf de manera irresistible.
Siguiendo en el capítulo de los personajes, en la novela me ha gustado observar el cosmopolitismo de los mismos. A los autóctonos de etnia swahili como el propio Yusuf se unen árabes como el tío Aziz, el comerciante Hamid y su mujer Maimona o el organizador de las expediciones Mohammed Abdallah; también hay indios como Kalasinga, el mecánico que visitaba a Hamid y con el que éste disputaba amigablemente; o asimismo de la etnia chaga como Chatu, jefe de la tribu que vive a los pies del Kilimanjaro y que planta cara a los abusos y engaños que solía practicar el tio Aziz; y así otros más.
Por encima de las consideraciones ya señaladas, destacaría la magia, el mito, la hermosa irracionalidad, presente en la novela, manifestada en forma de historias salidas de la boca de unos u otros personajes. Esta magia está cargada de simbolismos. Yusuf, el personaje principal del relato, es un hermoso muchacho que atrae tanto a hombres como a mujeres. Él es inexperto en estas lides y será Khalil quien, ante la insistencia de la joven Mª Ajuza por hacerse con el guapo joven, cantará las alabanzas y méritos de éste: «¡Yusuf el Magnífico, bendito de Dios, el nuevo Dhul Qurnain, asesino de Gog y Magog!». Estas alusiones a seres míticos y maravillosos presentes en el Corán, que Yusuf no conoce por no haber asistido el tiempo suficiente a la escuela coránica, se las aclarará el propio Khalil
«—Dhul Qurnain es un caballito que vuela. Si consigues cogerlo y asarlo sobre un fuego de madera de clavero, y comer un trozo de cada miembro, incluidas las alas, te proporciona poder sobre las brujas, los demonios y los espíritus necrófago. Entonces si lo deseas, puedes pedirle que vaya a China, Persia o India y traiga para ti una princesa hermosa y delgada. Pero el precio que tendrás que pagar es convertirte en prisionero de Gog y Magog... de por vida.»
La formación de niños y jóvenes en la fe de Mahoma la realizaban profesores que dilataban la misma para no perder sus ingresos. Lo cuenta el mismo narrador cuando explica el porqué de que Yusuf no supiera leer las suras coránicas que el comerciante Hamid ponía ante sus ojos
«Cuando tenía siete años, lo enviaron al profesor de la ciudad, a la que acababan de mudarse, para que lo educase en la religión. El profesor no tenía prisa por ver a los niños completar sus estudios, ya que cuando uno de ellos había logrado leer el Corán desde el principio hasta el final, él se quedaba sin unos honorarios mensuales. Se suponía que un niño debía asistir a las clases durante cinco años para completar sus estudios. Esto era justo tanto para el profesor como para los alumnos. Los niños realizaban muchas tareas para el profesor; limpiaban su casa, recogían leña, hacían recados.»
Formando parte de este ambiente mágico, maravilloso, en el que se desarrolla la novela ocupa un lugar importante la superstición:
«Khalil contó a Yusuf historias de lobos y chacales que robaban bebés y los criaban como bestias alimentándolos con pecho de perro y carne regurgitada. Les enseñaban a hablar su lenguaje y a cazar. Cuando eran mayores hacían que se apareasen con ellos para engendrar hombres lobo que vivían en lo más profundo de la selva y sólo comían carne podrida.»
Y también, claro, no se puede obviar, estando situada la acción en torno a 1914 y dentro de una cultura tradicional mahometana, el machismo, la presencia clara y evidente del machismo. El mismo es perceptible en el comportamiento de la mayoría de los personajes -indistintamente hombres y mujeres- aunque explícitamente lo expresa el comerciante
Hamid Suleiman a propósito de las risas que su mujer
Maimuna echa al ver que su marido está dispuesto a despejar una zona de selva para que el idealista
Yusuf hiciese el jardín que siempre deseó:
«—¿Dónde crees que estaríamos si lo hubiésemos dejado todo en manos de las mujeres? —dijo—. En las cavernas, te lo aseguro./span>»
Para finalizarMi propósito al elegir leer Paraíso de Abdulrazak Gurnah no era otro que conocer la literatura de este tanzano residente en Gran Bretaña que ha logrado para el continente africano uno de los pocos Premios Nobel que los académicos suecos han dado a África.
Al llegar al final de la novela que he tenido en mis manos entindo a la perfección el sentir del Comité sueco expresado en la justificación de la concesión del galardón: «descripción de los efectos del colonialismo». Sí, tales efectos -perniciosos todos ellos- son evidentes y patentes en "Paraíso": destrucción de la belleza y equilibrio natural presentes en el continente, abandono del mismo por parte de los jóvenes que podrían sacarlo hacia adelante, imitación y copia de los comportamientos destructivos de los colonizadores europeos «famosos destructores de naciones», y el abandono del nomadeo y del tradicional comercio entre tribus a través del trueque:
«—¿En qué próximo viaje queréis participar? No habrá próximo viaje —contestaba el mnyapara, con una expresión de mofa y malicia en su rostro cruel y altanero—. Los europeos se han apoderado de todo.»
El Paraíso en el que Yusuf se ha formado y al que ama, pero no pertenece, le cierra las puertas. Es un apátrida. No va a tener más remedio que abandonarlo a su pesar:
- «A la luz del día comprobó lo mucho que había crecido el jardín. Los jóvenes naranjos que se alineaban en el muro más alejado se habían estirado y ensanchado, y los granados y las palmeras se veían tan redondos y robustos como si fueran a estar allí eternamente. El verde cerezo, que había crecido y cuya copa tenía ahora una forma esférica, se hallaba cubierto de flores blancas. Entre el trébol y la hierba vio ortigas altas y matas de espinacas salvajes, y las flores de lavanda se debatían para asomar entre las lilas y los lirios manchados de barro. El borde del estanque donde desembocaban los canales estaba medio oculto por un manto de algas espumosas, y el cieno frenaba el paso del agua. »
-
«Podía ir al pueblo de la montaña, donde Hamid lo torturaría con preguntas farisaicas y Kalasinga lo entretendría con sus fantasías. O reunirse con Hussein en su retiro de la montaña. Poca satisfacción podía encontrar allí. O dirigirse al poblado de Chatu, para convertirse en el payaso de la corte de su feudo de poca monta. O a Witu, para visitar a la madre de Mohammed, el fumador de hachís, y ver la tierra fértil que había perdido por culpa de sus transgresiones.»
¡Hola Juan Carlos!
ResponderEliminarPues había oído hablar de esta novela y tiene muuuy buena pinta. Desde luego, esa ambientación en Tanzania, esta tierra llena de naturaleza y belleza, y todo el contexto histórico que acompaña... guau, me intriga un montón. Veo que has salido satisfecho de la lectura y eso me anima, sin duda espero poder darle una oportunidad ^^
¡besotes!
A mí desde luego me ha gustado. No obstante en la tertulia a la que acudo a b¡varias amigas no les satisfizo y se les hizo algo pesada. No fue mi caso y de eso dejo constancia en la reseña.
EliminarUn beso, Irene
Tengo el libro en mi lista de pendientes. Suelo apuntar libros de los premios Nobel y de este no he visto nada más traducido, al menos no lo había en el momento del premio. Puede que ahora ya haya algún otro. Últimamente me da la sensación de que los Nobel no se justifican por la calidad sino por lo que toca cada año: mujer, poesía, África, ensayo... No obstante, me gusta mantenerme un poco informada. Lo que contabas del libro me ha recordado por una parte El corazón de las tinieblas y por otra, Colinas que arden, lagos de fuego, de Javier Reverte. Además esa época de la Gran Guerra me atrae mucho.
ResponderEliminarUn beso.
La evocación a El corazón de las tinieblas de Conrad es muy grande. En la reseña no la he explicitado porque no quería alargarme mucho, pero leyendo la novela su recuerdo me vino muchas veces. Te diré, no obstante, que, como sí digo, la colonización alemana no fue lo cruel y despiadada que fue la belga, y eso se nota en lo amable como se cuentan cosas que nos parecen hoy terribles: por ejemplo la esclavitud que unas tribus practicaban con otras, el reclutamiento obligatorio de los indígenas practicado por los alemanes cuando se avecina la Iª GM, o el trato machista dado a la mujer en esa zona africana por parte de la mayoría de los hombres.
EliminarAdemás de Paraíso en España con motivo de la concesión del Premio Nobel se publicó el año pasado otro título suyo: A orillas del mar.
Besos
Hola, Juan Carlos.
ResponderEliminarParece una belleza de novela por su prosa y por su ambientación a pesar de los desmanes que se cometieron en la colonización africana. Casi se podría hablar de realismo mágico africano. Desde luego que todo lo que cuentas daría para una película de auténtico cine.
Un fuerte abrazo.
Gran verdad es eso que dices sobre que en Paraíso cabría hablar de "realismo mágico africano"; según iba leyéndola era esa la sensación que me embargaba. En imágenes la novela quedaría preciosa pues los paisajes son bellísimos, pero por lo que yo sé no hay ninguna adaptación cinematográfica de obras del escritor tanzano.
EliminarUn abrazo, Miguel
Cómo me ha gustado tu fórmula "hermosa irracionalidad". No conozco nada del autor, pero tus comentarios desde luego incitan a acercarse. Qué enorme vacío tengo en mis lecturas africanas. Mea culpa.
ResponderEliminar¡Madre mía, Rubén, si fuera por vacíos literarios no sé yo quién ganaría! Lo que sí que es curioso es que la mayoría de libros de literatura africana han sido escritos por autores que viven fuera de África (USA, Gran Bretaña, Francia, etc.) aunque su nacimiento o ascendencia sea africana. Como sucede al final de "Paraíso" con los escritores africanos se produce una colonización a la inversa, o sea, son ellos los que salen hacia Europa o América y no como en XIX e inicios del XX cuando eran los europeos (belgas, franceses, alemanes...) los invasores. ¿Sigue, pues, África colonizada aún hoy día? Responder a esto daría para una charla larga y tendida desde luego.
EliminarUn fuerte abrazo, Rubén
No sé por qué, pero no suelo tener curiosidad por los premios Nobel de Literatura. Cuando he leído a algún autor, he solido enterarme después de que ha sido premiado. Creo que siempre hay tantos intereses detrás de estos premios, que no les doy a sus autores muchas oportunidades. Pero has conseguido picarme mucho la curiosidad con este autor. Me atrae el tema que aborda, un tema sobre el que he leído muy poquito, y parece que está bien enfocado, sin maniqueísmos de buenos y malos. Tomo muy buena nota.
ResponderEliminarBesotes!!!
Estoy contigo en lo de los Premios Nobel de Literatura. Yo pienso parecido a ti, especialmente desde que lo dieron a Bob Dylan y el tío ni siquiera fue a recogerlo, aunque no despreció el dinero que le enviaron por otros conductos que él se preocupó en dar. ¡Habrase visto semejante caradura!
EliminarSi la lees, a ver qué te parece.
Un beso grande, Margari
He de confesar qué hubo un tiempo en el que no me perdía la lectura de ningún premio Nobel, aunque no me gustara o me aburriera, seguía hasta el final y a veces me llevaba gratas sorpresas. Pero ya hace unos años que no lo hago, no sé si es porque me volví muy exigente o muy perezosa o muy cómoda. Mi marido trajo el libro a casa no hace mucho, sé que tiene pensado leerlo pronto pero a mí hasta la fecha me da muchísima pereza comenzarlo, no logro encontrar el punto de atracción o simplemente el paso para comenzarlo.
ResponderEliminarLeo tu reseña y me gusta pero no me veo a mí misma leyendo la novela y gustándome ¿A que no me estoy explicando nada? 😅
No sé hacerlo mejor.
Besos.
Te estás explicando divinamente, Yolanda. Sobre lo primero -lo de leer los Premios Nobel te gustaran o no- aplaudo tu decisión actual que, entiendo, es más producto de los años que se van cumpliendo que otra cosa. Aclaro, aclaro: no quiero decir que, claro, ya tienes ahora más años que antes y... No, no es exactamente eso; lo que quiero decir es que con el tiempo a uno se le va afinando el gusto y teniendo más y más criterio y elige libremete lo que lee y lo que no. ¿A qué no me equivoco mucho?
EliminarY si tienes el libro en casa pues estoy convencido de que el día menos pensado, ¡zas!, caes sobre él y te lo meriendas. ¿A qué sí?
Te deseo un buen fin de semana, amiga mía.
Besos
¡Hola amigo!
ResponderEliminarpues me pasa un poco como a Yoli, hace mucho que no suelo leer a los Nobel, creo que a partir dos o tres lecturas abandonadas que ya ni recuerdo cuales eran (los Planetas tampoco suelen gustarme ni atraerme demasiado, aunque alguno sí ha caído). En cambio hay otros premios que no me pierdo: el Nadal, el Goncourt, etc, y otros nacionales
El argumento en sí en principio no me atrae demasiado, pero es verdad que esa prosa que describes como prodigiosa sí que me deja con la miel en los labios.
En fin, Juan Carlos que tu reseña como siempre maravillosa y muy completa
¡Buen finde y besos!!
Te diría lo mismo que le digo a Yolanda, que te entiendo perfectamente. A mí me ocurre a veces con esas obras que todos elogian; tardo en leerlas porque, no sé, algo me echa hacia atrás. Luego, muchas veces ocurre que cuando me pongo con ellas me agradan, aunque en ocasiones me ratifico en mi desconfianza inicial. En fin, los lectores somos así, ¿no?
EliminarEn fin, Marian, a ver si el finde en que estamos se redondea este sábado perfectamente y salimos campeones de Champions (¡glups, acabo de revelar mis inclinaciones futbolísticas!).
Un beso, amiga
Como la mayoría supe de este escritor cuando le dieron el Nobel. Al tratarse de un autor africano, se acrecentó mi interés, pues me acerco poco a la literatura de ese continente, pero ahí sigue en el limbo de los pendientes a la espera de algo que le de el empujón definitivo.
ResponderEliminarMe gusta lo que cuentas de esta novela en tu reseña, Juan Carlos. Difícil hablar de un país africano sin hacerlo de los efectos del colonialismo. Veo, además, que la prosa de Abdulrazak Gurnah es rica en sensaciones y que bebe de esa tradición oral tan africana. Una novela muy apetecible, sin duda, que espero leer en algún momento.
Besos
Desde luego, Lorena, que para acercarse al Premio Nobel 2021 y conocer un poco desde dentro algo de las culturas africanas esta novela se presta.
EliminarUn beso