20 jun 2025

Loxandra. Novela de María Iordanidu

La novela de esta griega que es María Iordanidu, mujer que vivió en Estambul, Atenas, Tabumi (Imperio ruso), El Cairo y otras ciudades... da testimonio personal de su vida y la de su familia en la Europa finisecular del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Presenta la convulsa vida de esa parte de Europa (Grecia, Rusia, Turquía) siguiendo la vida de Loxandra, la abuela de la Ana, la narradora y personificación de la propia escritora. En realidad Loxandra relata la vida y comportamiento de la abuela materna de la escritora. La novela es un canto a la vida en el Estambul de la segunda mitad del siglo XIX, ciudad donde convivían griegos, turcos, kurdos, armenios, chipriotas... Era una ciudad multicultural cuya población vivía en barrios diferenciados: el turco, el cristiano ortodoxo, el cristiano católico... Fue una época políticamente convulsa en la que las revueltas, las guerras, los tratados de paz, etc. propiciaron variación en las fronteras de los países y también movimientos de población temerosas de sufrir matanzas, persecuciones, genocidios (armenios y kurdos principalmente, pero también, aunque en esta entrega de María Iordanidu no aparezca, griegos como la familia de Loxandra).

En medio de todo esto Loxandra es una mujer de familia, que vive entregada a sus hijos y a los de su marido, a los familiares de éste y a los hijos de sus hijos. También la vecindad es para ella como parte de la familia. Según la leía me parecía estar leyendo una novela costumbrista, pues la autora se deleita contándonos las comidas, las celebraciones, la manera de cortejar, los partos, el crecimiento de los hijos... Todo ello envuelto en una manera de contar que, en ocasiones, me ha parecido algo antigua, pero muy muy legible. El humor aflora a veces en la personalidad intrépida y echada para adelante de esta mujer que no se para en barras.

La narración está efectuada en primera persona. Esta primera persona, es la de la nieta de Loxandra, Ana, que con su evolución marca un poco el ineludible cambio de la época que representa la abuela, que llega hasta 1914, a la de Ana que comienza a estudiar en un colegio americano y que por su manera de reaccionar y comportarse, es evidente, abandonará la manera de vivir tradicional que tanto gustaba a Loxandra. El inevitable paso del tiempo.

La novela tiene, en mi opinión, aspectos negativos y otros positivos, si bien, quizás sean los primeros los que más abunden. Son éstos una excesiva cantidad de nombres propios de persona y de relaciones familiares que hacen a veces algo ininteligible la narración. De entre toda esta selva nominalista sobresale la figura de la protagonista de manera algo excesiva para el gusto actual: una mujer que hace dádivas a troche y moche, que recibe a quien quiera que llega a casa, que dice siempre lo que piensa sin importarle quien esté delante, que intenta influir en la vida de todos los miembros de su familia... Un lugar principal en este relato lo ocupa la comida, pero los nombres griegos o turcos de las mismas o de sus ingredientes hacen difícil o al menos complican bastante la lectura. Pero, quizás, lo que menos me ha gustado es que las dos líneas, mundo general histórico-político y particular de Loxandra y familia, no se entrelazan debidamente sino que María Iordanidu despacha el contexto y los abundantes sucesos históricos en resúmenes rápidos de uno o dos párrafos breves para de seguido retornar a la peripecia constante y muy repetitiva del personaje que da título a la novela. Según  avanza la narración parece que la novelista, consciente quizás de esta distorsión, la va corrigiendo, de manera que en la última parte, de las tres en que distribuye el relato, el trenzado de ambos mundos -el general y el de Loxandra- está más conseguido.

Griegos t turcos enfrentados en el siglo XX
Pero también hay elementos muy salvables en este relato aparecido por vez primera en 1963.  El primero, quizás sea la verdad del personaje si lo consideramos dentro de su contexto histórico: una sociedad de finales del siglo XIX en la que la responsabilidad y comandancia de la casa estaba siempre en manos de las mujeres, en especial de las mayores. También me ha gustado -casi lo que más- la información que la autora transmite sobre esa Constantinopla multicultural y cosmopolita, habitada por diversas etnias y culturas, que vivían en la misma ciudad pero bien separadas unas de otras; quizás ese  Estambul que hoy ya no existe, una ciudad donde las culturas vivían sin mezclarse pero soportándose, sea de lo mejor de Loxandra. También es destacable el tono de humor que en algunas páginas se entreve: es un humor que nace de la propia narradora, la nieta Ana que está narrando desde su hoy (años 60 del siglo pasado) el mundo extinto de su abuela, el cual en la distancia ciertamente parece digno de risa e incluso algo ridículo. Y es que, creo ya haberlo dicho, la novela viene a mostrar el paso de un mundo viejo y acabado, el de la abuela Loxandra, al mundo nuevo y emergente, el de la joven nieta Ana que abandona Turquía, que se va a estudiar a Norteamérica a pesar de que a su abuela tal deriva le pareciera estúpida e inconveniente.

De Loxandra yo destacaría, para mover a su lectura, el despertar en la mente del lector de un mundo que quizás éste viviera en su niñez. Muchos recordamos alguna abuela, alguna tía, alguna madre... parangonables a esta griega de Constantinopla. La evocación de ese tiempo lejano -el de mi niñez- es lo que me hizo persistir en la lectura y no abandonarla como -lo sé porque así me lo han transmitido amigos lectores- algunos hicieron. Y es que cada lector es un mundo, cada libro nos muestra otro, y que estos dos factores se adecúen y compaginen debidamente con el momento personal de lectura influye decisivamente en la satisfacción o insatisfacción de una concreta experiencia lectora. Naturalmente ayuda mucho la calidad literaria (escritural) de la obra que se tenga entre manos, algo que en esta ocasión, desgraciadamente en mi opinión, no es para nada destacable. De aquí nace el que si hubiera de dar una calificación del 1 al 5 a Loxandra. le daría un 2'5, o sea aprobado justito.

Maria Iordanidu (Constantinopla, 1897 - Atenas, 1989) escribió tras Loxandra otros dos títulos, (Vacaciones en el Cáucaso y Como pájaros atolondrados) aparecidos respectivamente en los años 1965 y 1978. Los tres libros han sido traducidos al español hace relativamente poco tiempo: en 2018, Loxandra; en 2020, Vacaciones en el Cáucaso; y en 2023, Como pájaros atolondrados. Quienes han leído las tres novelas traducidas por Selma Ancira y publicadas por la editorial Acantilado me transmiten su predilección por la aparecida en segundo lugar. 

1 comentario:

  1. Se nota el cariño y la dedicación que has puesto al analizar Loxandra de María Iordanidu. Me encanta cómo destacas la riqueza de ese Estambul multicultural y el contraste entre el mundo tradicional de Loxandra y el cambio que representa su nieta Ana. Tu descripción de la novela como un canto a la vida, con ese toque costumbrista y humorístico, invita a imaginar esa época tan vibrante y compleja. Aunque señalas aspectos mejorables, como la dificultad con los nombres o la desconexión entre el contexto histórico y la historia personal, tu análisis es tan equilibrado que anima a darle una oportunidad a la novela, especialmente por esa evocación nostálgica que mencionas.
    Abrazos, Juan Carlos.

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