27 feb 2025

De bestias y aves. Pilar Adón

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«En la misma postura, junto al árbol, oyó un zumbido y se pasó una mano por el pelo. De nuevo estaban ahí los reclamos de los gorriones y los cantos agudos de las golondrinas. Esos chi-r-r-r, chi-r-r-r, chi-r-r-r. También el trino de un cuco, aunque quizás se tratase de una tórtola. Y un sonido similar al que emitiría un pato. "Somos los pájaros que se quedan", recordó. Y "La esperanza es esa cosa con plumas". No había silencio en la naturaleza.»

Pilar Adón, De bestias y aves
De bestias y aves es una novela de Pilar Adón (Madrid, 1971) publicada en 2022, distinguida con una gran pluralidad de premios: el Premio Nacional de Narrativa, el Premio de la Crítica, el Premio Francisco Umbral al Libro del Año y el Premio Cálamo Otra Mirada. Sin conocer previamente todas estas distinciones he de confesar que varias razones me han empujado a leer De bestias y aves: la primera, como en otras muchas ocasiones, corre de cuenta de blogs literarios que admiro y frecuento, concretamente los de mis amigas Lorena (El pájaro verde) y Marian (MarianLEEmásLIBROS); pero el impulso definitivo me vino dado por la lectura de la entrevista que Nuria Azancot hace a la escritora en la revista El Cultural de la semana 10-16 de enero de este mismo año con motivo de la aparición de su último libro de relatos titulado "Las iras". Los elogios que a la novela que he leído le hacían mis dos compañeras blogueras más la interesantísima entrevista de Nuria Azancot en la que se hablaba mucho de De bestias y aves me decidieron a leer ya la novela. Tantas distinciones, elogios y referencias de unos y otras no podían ser mera casualidad, me dije. Y así es.

Sinopsis (de la contraportada del libro)
Termina el verano, cambia la estación, y una mujer conduce durante horas en plena noche sin saber que se aproxima a Betania, una casa aislada, casi un territorio fuera del mundo. Un lugar desconocido y habitado exclusivamente por unas mujeres que, sin embargo, sí parecen conocerla a ella. Lleva a sus espaldas a una hermana ahogada, y no le ha dicho a nadie que se marcha ni adónde porque ni siquiera ella sabe que su viaje va a ser tan largo. Que está a punto de entrar en una casa en la que las mujeres se visten de la misma manera, como adeptas de un culto ancestral, y llevan a cabo extraños ritos y celebraciones. Un espacio en el que las cabras dominan todo lo que no esté vigilado por los innumerables perros que viven allí, y en el que una roca inmensa oculta la luz del sol y domina el paisaje. En el que, al fondo, un lago delimita las fronteras del terreno, sobrevolado de manera perpetua por las aves. Y en el que también viven una mujer ciega a la que todas adoran y una niña que corretea de un lado a otro sin haber salido jamás de ese sitio. Un rincón de tierra, agua y árboles donde la recién llegada no quiere estar a pesar de que tal vez sea, como le dicen sin que llegue a creérselo, el lugar en el que descubra por fin lo que significa formar parte de algo

Hay sinopsis cuyos realizadores no deben de conocer con exactitud el significado del término. Tras leer la sinopsis anterior creo que la información y el dirigismo que se da al posible lector son excesivos. Si hay algo que gusta cuando se lee es sorprenderse, perderse, buscar el sentido, equivocarse y volver a buscar el dato que nos conduzca en la dirección correcta... Pero tras resúmenes tan extensos y pretendidamente tan explícitos la capacidad de sorpresa queda seriamente dañada. Estoy a punto de velar algunas frases para dejar al futurible lector la libertad de perderse, sorprenderse, equivocarse... Confieso que yo no leí ese resumen del contenido y lo celebro pues mi percepción hubiera sido diferente de haberlo hecho previamente.


Comentario
Se trata de mi primer acercamiento a la literatura de Pilar Adón. De bestias y de aves me ha parecido una novela diferente, una obra literaria distinta que me ha sorprendido y hasta despistado -especialmente al principio-, pero que sobre todo -esto ya al haberla finalizado- me ha hecho reflexionar sobre lo leído. Pese a las resistencias iniciales he de decir que, vencidas las mismas, la lectura del libro se realiza con mucho gusto y hasta con rapidez

Se trata de una historia en la que participan sólo mujeres, unas mujeres que se arropan, que se ayudan, que viven en comunidad, que participan de algo en común; son unas mujeres libres de estar o no en el lugar donde se encuentran congregadas, pero no siempre es o ha sido así. Sólo hay un hombre que se dice el dueño del lugar que habitan, algo que ellas no le reconocen. Lo que le sucede a este tal Tobías de Mos no queda muy claro. La verdad es que en esta novela nada está muy claro, no todo queda debidamente explicitado. El lugar, la casa, la finca con el lago y la poza a la que llega la protagonista por azar no se ubica con claridad, igual que la manera de arribar de ella... Según leía tenía la impresión de que la protagonista al inicio sale de esa misma casa, toma su automóvil y tras una serie de kilómetros, se pierde, ve que no tiene combustible y buscándolo llega hasta la verja que delimita la casa a la que entra y en la que permanecerá. ¿Por siempre? Tampoco el final es claro, aunque sí que parece que ella busca a la hermana que se ahogó en un canal víctima de un accidente del coche que Coro, la protagonista, conducía. La busca en las aguas del lago y, quizás, puede que la encuentre y permanezca con ella para siempre. Pero no está claro, nada lo está, ¡claro!

La religión, mejor sería decir la religiosidad, es importante en esta novela. Hay algo de religioso en esa comunidad de mujeres que visten todas igual, que trabajan la tierra y cuidan de las mayores que vigilan las aguas de un lago. El agua es un elemento básico en esta narración. También en las religiones -en la cristiana especialmente- el agua ocupa un lugar preeminente. Los nombres de muchos de los personajes son simbólicos y nos hacen pensar en personajes evangélicos: Magdalena, Rebeca, Tobías... Incluso el lugar donde está la casa o el nombre dado a la misma, Betania, remite a los evangelios: Betania es donde Cristo resucitó a Lázaro. ¿Es ahí, en esa casa dónde Coro, la protagonista, resucitará, encontrará su nueva y definitiva vida? 

Elemento esencial en De bestias y aves es la Naturaleza. Los seres humanos que habitan en el relato lo hacen en pleno medio natural. Los árboles, los animales (en especial los perros), las aves, están por doquier. El conocimiento que tiene la autora de la misma es increíble. Es importante señalar que Pilar Adón, además de escritora, traductora y crítica literaria, es licenciada especializada en Derecho Medioambiental y ha trabajado en diversas agrupaciones ecologistas. La Naturaleza es algo que le interesa sobremanera. En la citada revista El Cultural a Nuria Azancot le decía al respecto: 
«No soporto que hagan daño a los seres indefensos, incluiría a los animales o las hectáreas de árboles que se incendian cada año. Es doloroso y absurdo. He formado parte de diversos grupos ecologistas y creo que todas las acciones son necesarias para llamar la atención sobre algo tan primordial como el cuidado del planeta, que, sin embargo, no parece importar demasiado. […] Del ejercicio medioambiental me interesó lo que hacían mis compañeras científicas: salir a la naturaleza y estar en contacto con ella, en vez de metida en un despacho rodeada de directivas europeas, que era lo que me tocaba a mí. El afán de naturaleza, por tanto, ha estado ahí siempre.»
Las mujeres que protagonizan De bestias y aves no dejan de ser parte de estos seres indefensos dado que siempre han estado sometidas. Como otros seres amenazados su única posibilidad de supervivencia, de resistencia, es comportarse como esas hormigas que para vadear las aguas del lago se agrupan y se integran junto a otras afines formando una balsa que las permita sobrevivir. En cierto modo es lo mismo que Coro Mae, la pintora de trípticos y miniaturas que protagoniza esta novela, hacía antes de ingresar en la comunidad de Betania: buscar refugio en la burbuja de seres afines siguiendo una serie de reglas no escritas, pero respetadas por todos. De esa comunidad a esta otra sólo había una diferencia: en Betania sólo hay mujeres, mientras que en el mundo convivía con otros muchos individuos.
 [Un] «grupo robusto que la había protegido y en el que se había mantenido a flote. Compuesto por la familia, los compañeros, los otros creadores con los que había compartido rutinas, métodos, propósitos y vivencias en un espacio trazado y montado para ella y para los que eran como ella. Una manera de actuar y congregarse. Igual que las hormigas. En torno a un trozo de pan. Los restos de un escarabajo. A lo largo de muchos años de servidumbre voluntaria, cuando se encontraba tan afianzada en su burbuja de esclavitud diaria que ni siquiera se percataba de la existencia real de la burbuja real. También ella había sido una hormiga marrón integrando junto a otras hormigas marrones su propia balsa.»
Pilar Adón insiste en su preocupación por las mujeres, personas a las que ve abrumadas por una serie de normas y conductas que sus iguales masculinos -dice la novelista- no han tenido que soportar jamás.
«Las mujeres llevamos una carga que los hombres no han sufrido jamás: esas normas de conducta que primero nos dieron ellos y que ahora, en una especie de giro perverso, nos imponemos nosotras mismas. Los hombres han escrito sobre nosotras desde su atalaya y han establecido sus patrones ideales de cómo debía ser nuestro comportamiento: pulcras, castas, buenas esposas, buenas madres, y, por supuesto, nada rebeldes ni imaginativas. De alguna manera, en una trampa increíble, ahora somos nosotras las que nos decimos cómo ser estupendas en la cama, con las parejas, las mejores hijas, las mejores amigas… Cayendo una y otra vez en unos tópicos que, aunque parezca que sí, no han cambiado mucho» (entrevista en El Cultural, enero de 2025)
 Quizás por ello la autora las saca del medio urbano que las constriñe y las lleva a la naturaleza donde  estas mujeres están mejor, son más felices, especialmente en el medio acuático. El agua es importantísima en la historia. El lago, la poza donde se hunde y se pierde una de las mujeres, donde otras van a buscarla, donde Coro Mae encuentra el sosiego y la paz... ¡El agua, siempre el agua! Los miembros de esta Comunidad femenina son como náyades que habitan las aguas del lago, de la poza donde la sabia Gloria o la ciega Missa Tita constantemente están atentas y vigilantes. Al igual que las náyades mitológicas estas mujeres parecen depender de un ser superior que, aunque pretendan ignorarlo, es el propietario del espacio que ellas ocupan, la casa de Betania. Este ser es Tobías de Mos con quien la niña Adel parece comunicarse mejor que ninguna otra. 

Es una novela no fácil, que exige dedicación y que hace un canto a la naturaleza en la que, sin ser muy conscientes de ello, los humanos estamos inmersos y a la que pertenecemos. La imaginación, el aprendizaje, el diálogo, aunque a veces sea un diálogo de sordos porque no se responde a lo que se inquiere, la importancia del agua, la mezcla de lo irreal con lo real...  Todo esto hace distinta y diferente esta novela. Respecto a esa simbiosis entre realidad e irrealidad me parece importante, fantástica e interesantísima en su realización, la escena de un ahogamiento ocurrido en la poza, a la que se accedía por el sótano de la casa, ingresando así en un mundo húmedo de irrealidad, de náyades, de criaturas mágicas, fantásticas... Al contemplar este suceso, en la cabeza de Coro se mezclan el ahogamiento de su hermana en el pasado y la quiebra de su vida a partir de ese momento. Hay un claro paralelismo entre la aventura que corren las hermanas Beca (Rebeca) y Lena (Magdalena) y la vivida por Coro y su hermana en el pasado.

Al ser Coro Mae una artista, una creadora, en la narración hay múltiples referencias al mundo del arte:  pintura y escultura en unas ocasiones...
Mujeres, Naturaleza, Pilar Adón
(del Museo Albertina de Viena)
«Coro ya no se resistía. Se había creado un nuevo refugio mental. Un espacio al que acudir para mantenerse en la realidad y, a la vez, al margen. Próxima a Louise Bourgeois. A Seraphine Louis, a Cornelia Parker o a la santa Casilda de Zurbarán. Reuniendo y reorganizando las piezas que habían quedado dispersas durante aquellos días. La herencia que le había dejado su hermana. Reconquistando la luz y el fervor de la Gran mata de hierba de Durero. Las flores de Adolphe Millot. Las metamorfosis de los insectos de María Sibylla Merian. Preguntándose dónde estaba la vida. ¿En su trabajo? ¿En el mundo al que tanto había querido regresar? ¿En sus cuadros? ¿O en el espacio real pero balsámico de la poza, donde residía y no residía su hermana?»
...literatura en muchas otras...
«Dio unos pasos hacia la puerta, pero no volvió a oír nada. Miró en el cabecero de la cama. Luego se dirigió a la estantería. Había un Manual de la buena esposa encuadernado en piel de color granate. Un Manual de plantas de interior. Un Anna Karenina, un Rebecca y varios tomos de Poesía completa con los lomos agrietados. Cavafis. Viaje a los confines de la tierra. En los mares del Sur. Y libros en francés.»
...y ambas juntas también:
«Nunca había sabido disfrutar del riesgo. Y ahí estaba, asumiendo el riesgo máximo, sumida en un fluido que parecía respirar para ella. Como La joven mártir. Como Antinoo. Como los hermanos al final de El molino del Floss o la Chica ahogándose de Lichtenstein. "Cuando la Taciturna llegue y decapite los tulipanes". La piel azulada alrededor de los labios. Como Ofelia. Como Shelley. Como la madre de Magritte en el río Sambre cuando él tenía 13 años y la descubrió ahogada con la cara cubierta por su propia ropa empapada que se transformaría en los velos de sus cuadros. Como el capitán Ahab. Como Mungo Park en el río Níger. El estado de apnea e hipotermia. Abogados azules con agua en los pulmones o ahogados blancos sin absorción de agua.»
Por último me gustaría destacar la incomunicación en que viven los seres humanos que transitan por este relato. Las conversaciones que mantienen estas mujeres son, en ocasiones, auténticos diálogos de besugos. A las preguntas que unas hacen o no responden las otras o salen por peteneras. Esta actitud es especialmente visible en el trato que al principio dan a Coro las mujeres que dirigen la casa. Son diálogos muy ágiles, vivos, directos, apenas con intervenciones del narrador
«La mujer fue hacia la cama y extendió sobre la colcha un vestido idéntico al que ella llevaba puesto. Idéntico también al de Catina. [...]
Sí. Les agradezco que me hayan alojado en su casa. Pero tengo que irme.
De momento le traigo uno. Ya habrá más para que pueda cambiarse. Pruébeselo Le quedará bien. Si necesita cualquier otra cosa, dígamelo.
Gasolina. Necesito gasolina para el coche. Ya se lo he dicho unas cuantas veces. Me he quedado sin gasolina y tengo que irme.
Los coso yo, ¿sabe? No imagina la cantidad de horas que empleo en llevar esta casa. El mantenimiento. La limpieza. [...]
¿Por qué no me escucha?
Claro que la escucho. Pero tiene que relajarse. Nada más que eso. Sólo relajarse
Me iré andando. Saldré de aquí aunque tenga que escalar la verja.
Tresa la oyó, pero no la oyó.
Debemos desprendernos de lo que no nos es útil. Renunciar a ello. De lo contrario, terminaríamos todas a empujones y codazos. Nos odiaríamos. [...]
¿Por qué no me lo dice de una vez? No pensarán que voy a quedarme aquí… En esta casa.»
De bestias y aves, Mujeres españolas que escriben
(Foto aparecida en El Cultural
del 10-16/1/2025)
 
Es De bestias y aves una novela densa, profunda. Pilar Adón presenta un mundo, el terrenal, sobrevolado por aves, animales que no están limitados por muros. El resto de seres vivos son bestias que apenas si tienen la libertad de poder ir a donde quieran; siempre topan con limitaciones físicas o mentales, siendo más fáciles de traspasar las primeras que las segundas. Echo mano de las palabras que Lorena pone en la estupenda reseña que dedica a esta novela. Dice Lorena que según un tal José Miguel Muñoz Santana, exégeta religioso, «los animales, al no ser esclavos de su mente, están en total conexión con su ser y por tanto en estado de reposo. Los humanos, en cambio, tenemos capacidad de razonar, lo cual nos lleva a desvincularnos de nuestra condición animal y de nuestra pertenencia a la naturaleza. Nuestra mente, además, crea sus propias formas de entender la realidad, estando estas muy influenciadas por el ambiente y la sociedad». Cada persona, pues, acarrea con una mochila en la que viaja su impedimenta mental. Este bagaje es el que lo fija a un lugar, a un paisaje, a un pensamiento.  El ser humano es un ser vivo que desde su condición animal de bestia debe procurar elevarse a la de ave porque son las aves (bestias diminutas) los seres más libres que habitan la naturaleza; estas aves son en cierta manera y paradójicamente peces que se deslizan por el medio que se refleja en las aguas. Y estas aguas en la novela son las del lago donde Coro, su hermana, las mujeres que vigilan, Rebeca, el resto de mujeres de Betania... se sumergen y encuentran reposo y paz.
«También ella era fruto de la tierra. Un elemento más del universo. Guiándose por una norma que consistía básicamente en no tratar a los demás como no querría que la trataran a ella. O al revés: tratar a los demás como querría que la trataran a ella. ¿Qué buscaban todas las criaturas del mundo, al fin y al cabo? Alimento. Espacio. Compañía.»

20 feb 2025

Han Kang: Imposible decir adiós

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«La silla donde se encontraba sentada Inseón estaba tan silenciosa como la jaula cubierta con el paño.
Pero entonces distinguí los hombros de Inseon en la oscuridad. Una respiración suave y regular emanaba de detrás del silencio de la vela. En cambio, se sentía un vacío helado en la silla donde yo había estado sentada
»

Traductora Sunme Yoon, Han Kang, novela surcoreana

Es la primera novela que leo de la coreana Han Kang, Premio Nobel de Literatura 2024. Casualmente es la última de la escritora publicada en España, si bien en Corea vio la luz en 2021; antes de ella apareció "Actos humanos" (2013, en Corea; y 2024, en España). En España hasta que le fue concedido el Nobel sólo se podían conseguir otros dos títulos suyos: "La vegetariana" (2007) y "La clase de griego" (2011). Todas las novelas de Han Kang han sido traducidas por Sunme Yoon, coreana afincada en Argentina. Conviene tener en cuenta este dato para entender debidamente algunos términos (pocos, en realidad) que en español no significan exactamente lo mismo aquí que allá.

Sinopsis (tomada de la contraportada de la novela)
Una gélida mañana de finales de diciembre, Gyeongha recibe un inesperado mensaje de su amiga Inseon: después de sufrir un accidente en su taller de carpintería en la isla de Jeju, ha sido trasladada de urgencia a un hospital de Seúl. Desde la cama, Inseon le ruega que tome el primer vuelo a la isla y se ocupe de su pequeña cotorra antes de que se le acaben el agua y la comida.
Pero, desafortunadamente, cuando Gyeongha llega a Jeju se desata una terrible tormenta de nieve. ¿Llegará a tiempo para salvar al pájaro antes de que caiga la noche?, ¿sobrevivirá al viento helado que la envuelve a cada paso? Lo que ni siquiera sospecha es que algo más oscuro la espera en casa de su amiga.
Allí, la historia enterrada de la familia de Inseon está a punto de salir a la luz a través de los sueños y los recuerdos transmitidos de madre a hija y de un archivo cuidadosamente compilado que documenta una de las peores masacres de la historia de Corea.

Comentario
Es Imposible decir adiós una historia de amistad entregada entre dos mujeres: la periodista fotógrafa Inseon, ahora apartada del documentalismo y dedicada a la carpintería, y su amiga y colaboradora también periodista, pero redactora, Gyeongha. Esta relación de sana y duradera amistad contrasta vivamente con los trabajos periodísticos que una y otra, cada una en su campo, han realizado y/o investigado sobre hechos antiguos sucedidos en su país, silenciados muchísimos años como la nieve que simbólicamente cae durante toda la novela. Gyeongha publicó en 2014, hace ya cuatro años -la historia que se relata se sitúa en 2018-, un libro sobre la masacre de Gwangju, localidad sureña de la península de Corea; dicho trabajo y los sucesos por ella conocidos en el curso de su realización le provocan desde entonces insomnio, pesadillas, migrañas, vómitos, dolores estomacales... Hay una pesadilla recurrente en ella: ve una serie de troncos negruzcos de la altura de seres humanos que están clavados en la tierra; en un momento dado el mar anega la zona donde se encuentran y al retirarse el agua se lleva con ella y deja a la vista de todos huesos y restos humanos.  Por su parte, Inseon, ha investigado en la isla de Jeju, donde tras dejar un poco de lado su labor como documentalista gráfica se ha refugiado, el entorno familiar de su madre alzheímica a la que ha cuidado durante los últimos diez años hasta su recién fallecimiento; estas averiguaciones le han hecho conocer hechos terribles ocurridos en la isla y en otras partes del país. El choque entre la hermosa y sincera amistad de las dos amigas y la crueldad de los hechos terribles que ambas conocen es brutal. 

Esta historia tan cruda la presenta Han Kang envuelta en una belleza literaria muy elevada. Elevada en la organización y estructuración, con títulos muy simbólicos para cada una de las tres partes en que distribuye el asunto: Los pájaros, La noche y La llama. La bisemia, la duplicidad, el doble significado, está presente en estos epígrafes: Los pájaros alude, simbólicamente, a la nieve que cae durante todo el relato sobrevolándolo y, directamente, al encargo que Inseon le da a Gyeongha de acudir a su casa en Jeju para salvar a la cotorrita que tuvo que dejar sin atender cuando ella hubo de ser llevada urgentemente a un hospital en Seúl, tras haberse segado las falanges de dos dedos (siempre dos de todo, como se ve) en su taller de carpintería; La noche, en la segunda, tiene también sentido bisémico, pues directamente alude a la oscuridad reinante por culpa de la tormenta y la falta de luz eléctrica y, simbólicamente, apunta a las terribles revelaciones que surgen desde esa noche del tiempo y el olvido colectivo en que se pretendió hundirlas; por último, La llama significa directamente la luz de la palmatoria con que se iluminan ambas mujeres en su deambular por el jardín de la casa y simbólicamente señala la esperanza de luz que toda la investigación documental de Inseon sobre su familia va a proyectar sobre la historia común del país.

La literatura de calidad que es Imposible decir adiós se percibe también en la presentación dentro de los capítulos (seis en las partes I y II) de textos en cursiva y otros no, según que unas veces, sobre todo en la primera parte, sea Gyeongha quien recuerde conversaciones con Inseon y la madre de ésta o documentales anteriores realizados por Inseon; en otras ocasiones estos textos en cursiva reproducen la lectura que la misma Gyeongha está, ya en la segunda parte de la novela, haciendo de cuadernillos y documentos que ha hallado en la casa de Inseon en Jeju. En todos los casos los fragmentos en cursiva hacen alusión directa o indirectamente a las masacres que en Jeju vivieron sus habitantes. De entre estos habitantes destaca, por encima de cualesquiera otros, la familia de la madre de Inseon a la que ésta en su etapa de rebeldía juvenil menospreció un tanto al considerarla más abuela que madre; sin embargo las investigaciones que sola o junto a Gyeongha hizo durante sus años como periodista le harán descubrir a una mujer muy comprometida y muy valiente, que se jugó el tipo en la búsqueda que realizó de su hermano y de su marido. Las confesiones y averiguaciones contenidas en estos textos entran en el relato principal -la historia que protagoniza Gyeongha, pero también el documental que preparaba Inseon-  justificadas mediante el convencionalismo narrativo del manuscrito encontrado 
[Inseon] «salió del cuarto con algo en las manos. Era una de las cajas apiladas en la estantería metálica. Sacó unos libritos en cuyas tapas había pegados posits amarillos con flechas y títulos […] Inseon pasó el dedo por el lomo de los libros apilados y sacó uno que tenía el subtítulo Shecheon y el número de serie 12 […] Inseon abrió el libro por una página marcada con un adhesivo de color verde limón y me lo puso delante, girándolo antes para que pudiera verlo mejor.»
En una novela que muestra a seres -ambas mujeres, en este caso- que investigan y publican es normal que aparezcan momentos de reflexión sobre el propio hecho de la creación. Tal lo vemos contenido en alguno de los cuadernillos de Inseon, una especie de diario sobre su actividad profesional, que Gyeongha está leyendo:
«decidí estructurar el documental en torno al proceso que seguiría para averiguar la identidad de ese adolescente. Empezaría mostrándole la foto del periódico a algún miembro del equipo que había exhumado los restos, a fin de averiguar dónde había sido depositado sus huesos y los zapatos de goma punto en el artículo posterior […] pero, antes de eso, decidí coger el equipo de filmación y venirme a casa de mi madre con la intención de hacerlo en una sencilla entrevista. Había pensado en empezar el documental con una conversación de carácter cotidiano en la que mi madre me contaría qué tal había sido la cosecha de invierno y si estaba durmiendo mejor que antes.»
Me parece importante destacar la idea de duplicidad. Dos mujeres, dos cotorritas que acompañan a Inseon, dos investigaciones de masacres (la de Gwangju, de Gyeongha, y la de la isla de Jeju, de Inseon)... Y también, ya dentro de la segunda parte, la más onírica de todas, presencia de seres (animales y personas) que se sabe que han muerto o que no están en ese lugar, pero que se comportan, al menos en la mente de Gyeongha, que es quien está relatando, como presencias reales. No se puede olvidar tampoco la presencia latente de dos Coreas. Hasta la propia Gyeongha participa de esta duplicidad, pues no sabemos si está viviendo exactamente lo que cuenta o si en el estado febril en que se encuentra lo vive sólo en su cabeza. 

Duplicidades, repeticiones, dudas, pérdida de la noción temporal, pérdida de los límites real / irreal , ausencia también de un final cerrado, redondo: ¿Ha muerto Inseon?, ¿Es todo una pesadilla de Gyeongha que ha caído en un agujero de nieve y se encuentra al borde la muerte? Hay mucha repetición, aunque no siempre en el mismo estado. Y todo esto lo utiliza Han Kang para presentar envuelto en una tonalidad de ensoñación, onirismo, y enorme poeticidad la barbarie vivida por su pueblo al finalizar la segunda guerra mundial. He aquí la maravilla de esta novela, que presenta unos hechos terribles, odiosos, inhumanos..., pero reales, ocurridos en el marco de una naturaleza hermosa, amable; de ahí que la autora tire de lenguaje muy cuidado, muy bello, aunque con él refiera hechos propios de bestias, impropios de seres humanos.
«Las hojas lustrosas de los camelios cambiaban constantemente de ángulo reflejando los rayos del sol, las enredaderas de dioscóreas trepaban por las ramas de los cedros hasta alturas pasmosas para balancearse como columpios, y los ojiblancos, escondidos quien sabe dónde, se llamaban mutuamente con su canto. [...] yo  sentía el viento a cada paso, pues era como una mancha de tinta china esparciéndose en la quietud, como una sombra que en cualquier momento pudiera adoptar una forma nítida»
Y en medio de esta naturaleza bella y amable aparece la barbarie, la crueldad y la falta de humanidad que Han Kang en Imposible decir adiós muestra de manera explicita: 
«La Liga Bodo fue una “organización creada por el primer gobierno de la República de Corea en 1948 con la finalidad de "reeducar" a quienes habían profesado ideas de izquierdas. [...] Cuando estalló la guerra, en 1950, todos los que figuraban en esa lista fueron detenidos y fusilados. En total, se estima que fueron asesinadas y enterradas de forma clandestina entre doscientas mil y trescientas mil personas.»
Según leía la novela el lector, o sea yo mismo, me preguntaba cómo es posible que hechos tan terribles hubiesen sucedido y que a día de hoy estuviesen aún medio silenciados. La verdad es que -hablo por mí- de la historia de Corea poco sabía. Ha sido con la lectura última de dos novelas, -"El quinteto de Nagasaki" de Aki Shimazaki y ésta que estoy reseñando-, que me he enterado del sufrimiento de los coreanos: primero, por haber sobrellevado la colonización casi esclavista por parte de los japoneses desde 1910 hasta el final de la IIª Guerra Mundial; y en segundo lugar, por la brutalidad con que, derrotados los japoneses, los norteamericanos se emplearon en su cruzada asiática anticomunista que en Corea se resolvió con la partición del país en dos, separados por el paralelo 38, tras una contienda (1950-1953) que aún oficialmente no ha finalizado:
«No es casualidad que aquel invierno [el invierno de 1948] fueran asesinadas treinta mil personas en esta isla, y en el verano del año siguiente, otras doscientas mil en el resto del país. El gobierno militar estadounidense ordenó poner fin al comunismo a toda costa, masacrando de ser preciso a los trescientos mil habitantes que componían por aquel entonces la población de Jeju. [...] Antes de que se hubiera secado toda aquella sangre derramada estalló la guerra de Corea y, tal como habían hecho en Jeju  aprehendieron a doscientas mil personas en todas las ciudades y pueblos del país, las transportaron en camiones, las encerraron, las fusilaron, las enterraron clandestinamente y no permitieron que nadie exhumara los restos. ¿Por qué? Porque la guerra nunca terminó, porque sólo quedó en suspenso, porque el enemigo sigue allí, al otro lado de la Línea del Armisticio»

En conclusión...
Finalizo Imposible decir adiós sorprendido por su enorme calidad y  sobrecogido y un tanto aterrorizado por la dureza que contiene en su interior esta última novela de la surcoreana Han Kang.

Nobel de Literatura 2024, literatura coreana
La escritora surcoreana presenta en esta novela, en una atmósfera de hermoso y crudo invierno, muestras ciertas de la terrible masacre -no fue la única, hay muchas más- ocurrida el 3 de abril de 1948 en una pequeña localidad de la isla de Jeju. En el ambiente inicial de la Guerra Fría nacida al acabar la IIª guerra mundial, avanzaba el comunismo por Asia y USA decide cortar de raíz dicha penetración.
Esta historia de muerte se inscribe dentro de una hermosa amistad entre dos amigas compañeras de profesión periodística. Precisamente esta dedicación, aparte de circunstancias familiares que se vieron afectadas por las ejecuciones denunciadas, será lo que las ponga en la pista de las mismas, las cuales habían permanecido ocultas o acalladas a lo largo de cincuenta años, momento en que la administración norteamericana levantó el top secret que existía sobre una serie de documentos oficiales referidos a Corea.

Novela dura, pero al tiempo hermosa por la amistad, la imaginación derrochada en ella y por la enorme belleza del lenguaje que la autora utiliza. Lectura muy recomendable. 




11 feb 2025

Recursos inhumanos. Novela de Pierre Lemaitre

18 comentarios:

«El sistema desanima, desmotiva y empuja hasta el límite. La sensación por parte de los más débiles de que solo los más fuertes lo consiguen. Los mayores, cada vez más amenazados por la exclusión. Plantea una pregunta: "En 2012, diez millones de viejos ¿son diez millones de excluidos?"»

Pierre Lemaitre, Novela negra francesa, Novelas de la crisis económica
Pierre Lemaitre
 (París, 1951) es uno de mis autores preferidos de novela negra. Como con otros autores he tenido mis épocas de entusiasta enganche con él. Así me ocurrió en 2016 cuando, recién publicadas en España el grueso de las cuatro novelas de su trilogía Verhoeven, leí los cuatro títulos con fruición (Irene, Alex, Rosy & John, y Camille) y de los cuatro dejé constancia en este blog. Como digo en sus respectivas reseñas, llegué hasta el escritor francés a través de la lectura dos años antes de Nos vemos allá arriba, novela que fue objeto de tertulia en el grupo de lectura más que palabras... en diciembre de 2014, tal y como consta en la crónica que de la misma aparece en el blog de dicho grupo tertuliano (leer dicha Crónica aquí). Mi admiración por Lemaitre me ha llevado también a procurar no perderme cuantas adaptaciones cinematográficas de sus escritos existen. Fue así como he visto con gusto en el cine dos películas basadas en obras suyas: Los colores del incendio del director Clovis Cornillac y Nos vemos allá arriba que firma Albert Dupontel. Y ahora mismo ya estoy buscando por ahí la adaptación que se hizo de esta novela que acabo de leer, Recursos inhumanos, a miniserie televisiva. Si la encuentro, la veré y creo que disfrutaré pues las creaciones de Lemaitre siempre me han satisfecho suficientemente.


Sinopsis de la novela 
Alain Delambre, directivo en paro de 57 años, es un hombre humillado tras seis años de desempleo. Así que cuando una prestigiosa compañía lo selecciona como candidato, está dispuesto a traicionar a su mujer, robar a sus propias hijas o pegar a su yerno, sabiendo que, si finalmente es el elegido, todo será perdonado. Pero nada resulta ser como parecía.


Pierre Lemaitre es psicólogo de formación y eso se nota muchísimo en sus novelas, muy especialmente en ésta. El protagonista, Alain Delambre, es un hombre que necesita sentirse útil; por ello acepta empleos muy por debajo de su nivel como el que al inicio de la novela tiene en Mensajerías Farmacéuticas, una empresa de reparto de fármacos. Se levanta a las cuatro de la mañana para a las cinco estar ya en el tajo y comenzar su trabajo de seleccionador de las cajas de fármacos que a lo largo de la mañana los repartidores llevarán a las oficinas de farmacia de París. Su empleo es un miniempleo de unas tres horas diarias de duración. Está bajo las órdenes de Mehmet, su supervisor, de origen turco 
«En Mensajerías Farmacéuticas, donde trabajo, Mehmet es "supervisor", y siguiendo un comportamiento vagamente darwiniano, cuando asciende pasa de inmediato a despreciar a sus antiguos compañeros y a considerarlos meras lombrices.»
El encontronazo ocurrido entre ambos será determinante en el desarrollo de la trama. Lo mejor de este miniempleo es la amistad que Alain hace con dos de los compañeros, Romain, un fracasado estudiante de arte dramático, y Charles, un hombre a quien el alcohol acompaña desde que despierta y al que deberá no pocas cosas a lo largo de la narración.

Alain está completamente enamorado de su esposa Nicole, que trabaja en un Centro de documentación. Sus hijas, Mathilde y Lucie, ya no viven en la casa familiar. Mathilde es profesora de inglés en un colegio y está casada con Gregory a quien Alain no soporta entre otras razones, aparte de por su cursilería, porque trabaja en una empresa de créditos al consumo, empresas que precisamente junto a los bancos son muy responsables de la enorme crisis económica que ha puesto de patitas en la calle a nuestro protagonista; por su parte, Lucie, tras una díscola adolescencia y primera juventud parece ahora haber sentado la cabeza en su trabajo de joven abogada. Para Alain su vida son estas tres mujeres, a las que adora. Por eso cuando desde BLC-Consulting, una empresa de selección de personal a la que escribió por mero hábito de hombre en el paro, le contestaron comunicándole haber sido elegido entre los posibles candidatos para un puesto de adjunto a la dirección de Recursos Humanos de una empresa importante, la alegría del matrimonio no pudo ser mayor. 

Habida cuenta del desagradable incidente ocurrido con el turco Mehmet en Mensajerías Farmacéuticas, Alain pone toda su ilusión en lograr el puesto para el que ha sido preseleccionado. Piensa concurrir al proceso selectivo aun sabiendo que BLC-Consulting de acuerdo con la empresa que ofrece el trabajo ha ideado un juego de rol que simulará un secuestro con rehenes; la finalidad es comprobar in situ las cualidades de los cinco candidatos. Según leía Recursos inhumanos, a mí la novedosa manera de elegir al trabajador me ha recordado muchísimo la obra de teatro de Jordi Galcerán El método Grönholm. Alain  Delambre, sabedor de lo que está en juego, indaga en  la identidad de los otros candidatos e investiga sobre ellos a fin de tener más posibilidades. Obtener toda esta información cuesta dinero; Delambre lo sacará de sus escasos ahorros e incluso de los que su hija y su yerno tenían para comprar un piso. Y nada más conviene decir sobre el desarrollo de la trama que Pierre Lemaitre realiza de esa manera suya tan particular que hace que el lector caiga en sus redes sin posibilidad alguna de dejar el libro hasta no saber qué ocurrirá con este hombre de 57 años en paro, con sus compañeros de Mensajerías Farmacéuticas, con los directivos de BLC-Consulting y la empresa contratadora, con Nicole, con sus hijas... 

La historia se enmarca dentro de la crisis económica de 2008 que sacudió a todo el mundo. Producto de ella fue un enorme crecimiento del paro en los países desarrollados, el frenazo de los créditos bancarios, la subida de las hipotecas, etc. Las jubilaciones anticipadas y el despido de los trabajadores que resultaban más gravosos, los de más edad, fue práctica habitual en las empresas a fin de poder sobrevivir al vendaval económico que se llevó por delante a un buen número de ellas. Estamos, pues, ante una novela muy incardinada en la realidad socioeconómica del momento. El autor confesó en entrevistas concedidas a raíz de la publicación en 2010 de la novela que el libro estaba «inspirado en un hecho real ocurrido en 2005 en France Télévisions Publicité, protagonizado en aquel momento por Philippe Santini, y por cuyo atrevimiento fue condenado por el Tribunal de Casación el 7 de abril de 2010».

La sociedad capitalista, y los actores de la misma son plenamente reconocibles. Las situaciones que la crisis económica produce, en especial el paro,  como tantas otras desagradables que ocurren a nuestro alrededor, parecemos ignorarla, no queremos verla y mucho menos sentirla
«El paro se sabe que existe pero solo afecta a los demás, como el hambre en el mundo, la escasez de vivienda, el sida. Las hemorroides. Para los que no están directamente afectados, el paro es un ruido de fondo.»
http://revistafiatlux.com/entrevista-pierre
-lemaitre-verhoeven-no-volvera/
Lemaitre en este thriller social sabe presentar circunstancias duras debidamente condimentadas con leves dosis de humor, como puede observarse en la cita anterior o en la referida al comportamiento de su jefe Mehmet en Mensajerías Farmacéuticas. Este recurso al humor es característico en el autor y ya lo señalé en las reseñas que hice de las novelas de la serie Verhoeven. También en dichas reseñas dejé constancia del culturalismo que, siempre en dosis muy bien medida, el escritor va dejando caer a lo largo del relato. Así, por ejemplo, en un momento de Recursos inhumanos Alain y su hija Lucie, que están preparando el juicio al que él se ha visto abocado, al despedirse, y tras haber utilizado varias veces la palabra 'batalla' para referirse al juicio, el padre se despide así: «Mañana, en la batalla, piensa en mí». Precisamente este es el título de una importante novela de Javier Marías, autor al que Lemaitre aprecia muchísimo. A veces la alusión culturalista es directa como la que se hace al dramaturgo del clasicismo francés Pierre Corneille: «Mi hija está frente a mí y se debate entre obligaciones incompatibles, un auténtico dilema digno de Corneille: su piso o su padre.»

Además del conocido panorama de crisis económica mundial provocado por las hipotecas subprime en que se inscribe la historia particular de este directivo arrojado al paro hace ya seis años, hay referencias, mucho más concretas, al día a día en que la sociedad en general y los ciudadanos en particular han de ir digiriendo la misma. La digestión se hace difícil conociendo la enorme corrupción de los políticos 
«—Pascal Lombard. Joder. Un antiguo ministro del Interior. Para caerse de culo. Recuerdo bien su cara. Un puro producto de la política corrupta. Bastante talento, un pasado gris, un cinismo a prueba de todo, algunos fiascos históricos que la justicia no ha conseguido desentrañar.»
Pero no sólo hay corrupción en los políticos, los empresarios, en plena crisis económica, miran poco por los trabajadores a los que despiden sin contemplaciones, mientras ellos se enriquecen. Constantemente, la Radio y la Televisión dan noticia de desfalcos empresariales, de ganancias desorbitadas de algunos directivos...
«busco una emisora de radio. Suena France Info. "… John Arnold, un trader de treinta y tres años, ha ganado entre dos mil y dos mil quinientos millones de dólares el año pasado. Le sigue…" La apago. La tierra gira siempre en el mismo sentido y a la misma velocidad.»
Sí, hay mucha denuncia social en esta novela que cabría calificar más de drama social-realista que de novela negra, si bien la intriga, el suspense y los giros inesperados en la trama tan propios del noir existen también en Recursos inhumanos
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Novelas que he leído de Pierre Lemaitre:

2 feb 2025

La invención del amor. Novela de José Ovejero

18 comentarios:

«Nunca utilizo la palabra amor. Nunca leo novelas de amor. Durante un tiempo, cuando coqueteé con la idea de ser escritor, sin concretarla nunca por falta de fuerza de voluntad, imaginaba un libro de relatos que se titularía El amor es un cuento. Luego descubrí que ese título ya existía, que todo lo que uno pueda pensar sobre el amor ya está dicho, que es imposible contar una historia de amor, porque están todas contadas.»

Novela, La invención del amor, Premio de nOvela Alfaguara
Hasta hoy, salvo los poemas que hizo a 22 cuadros expuestos en el Museo del Prado contenidos en un libro titulado "Nueva guía del Museo del Prado" (tengo reseña hecha en este blog), nada había leído de José Ovejero (Madrid, 1958). Es, pues, La invención del amor, la primera novela que leo de este madrileño que ha cultivado todos los géneros y que ha trabajado como traductor del alemán, francés e inglés en conferencias; también ha traducido libros como las obras de teatro de Agota Kristof.

Con La invención del amor Ovejero ganó el Premio Alfaguara de Novela 2013. Es una novela muy interesante que muestra el poder infinito que tiene la imaginación. Al concurso literario presentó esta narración con el título de 'Triángulo imperfecto' que, quizás, concretiza más la trama que se desarrolla en la obra. La novela tiene una importante parte de thriller, retazos de relato empresarial, muestra el nacimiento del amor a partir de una descomunal impostura y presenta a un personaje, la fallecida Clara, desde la perspectiva de una serie de seres con los que compartió su existencia: su hermana Carina, su amante Samuel Queipo, sus propios padres, y especialmente el protagonista cuyo nombre Samuel marca el origen de la invención en la que él se involucra un poco por diversión y un mucho por indolencia y apático juego. 

Samuel es un hombre de unos cuarenta años que está ya un poco de vuelta de todo. Tiene amigos a los que frecuenta. Precisamente, la novela se inicia con el final de un encuentro tenido con ellos hasta la madrugada en su casa. Es en esa hora incierta de la mañana del día siguiente, cuando el cerebro de Samuel se mueve en la incertidumbre del sueño pesado y el despertar provocado por el sonido del teléfono, que conoce a través de él que Clara ha muerto. Samuel es un hombre que tiene y ha tenido relación con muchas mujeres y piensa que quizás, aunque no la recuerda de nada, Clara haya sido una de ellas. Es por eso que decide asistir al funeral y posterior entierro donde será golpeado por Alejandro, el marido al que Clara engañaba; más tarde entrará en conversación con Carina, hermana de Clara, deseosa de conocer más de la fallecida tan diferente a ella.

Estos son los palos que comienzan a edificar la impostura que Samuel va haciendo crecer ante Carina. Hábilmente él le pide que le cuente cómo era Clara en la casa familiar, la relación entre las hermanas y con los padres. Carina accede. Así Samuel va sabiendo cosas de esta Clara que todos le atribuyen a él y de la que hasta esa temprana llamada nada sabía. A las preguntas de Carina él responde con generalidades que nada le comprometen. Será cuando conozca al verdadero amante de la fallecida en accidente de coche, de nombre Samuel Queipo, y converse con él cuando podrá ir introduciendo otros datos en las conversaciones con Carina a la que frecuenta con asiduidad. Surge entre ellos, con la disculpa de la fallecida Clara, una cierta atracción.

La impostura no sólo atañe a Samuel, también el comportamiento falso lo practican muchos -si no todos- de los otros personajes: En primer lugar está la propia Clara, casada con Alejandro y amante de Samuel Queipo a quien cuenta una vida que nada tiene que ver con la real; luego la propia Carina ante sus propios padres, pero también ante Samuel al que el lector no se sabe si sigue el juego o es totalmente desconocedora del mismo; e incluso hasta la madre de Samuel quien cuando su hijo le comunica la muerte de Clara se lamenta y lo consuela diciéndole que está segura de que Clara volverá. De los tres sólo la madre está disculpada pues parece que la senilidad ha colonizado ya su cabeza.

La novela de José Ovejero me ha recordado a algunas novelas de Juan José Millás y de Javier Marías. A Millás por ese pasar sin aviso de la considerada auténtica realidad a otra realidad más evanescente, más lábil y huidiza, pero realidad también. A Javier Marías por ese cúmulo de reflexiones y argumentaciones que el narrador en primera persona del relato, el propio Samuel, se hace a sí mismo construyéndose así de esta manera una justificación de la farsa en la que voluntariamente se ha metido y que está disfrutando sobre manera.

Es tal la inmersión de Samuel en esta patraña, impostura, falsedad o como quiera que queramos denominarla, que hasta las relaciones profesionales con  su socio José Manuel en la empresa de materiales de construcción que ambos tienen se deterioran o transforman precisamente por esto. Y es que Samuel parece vivir en otro mundo, dentro de una burbuja de mentiras que él mismo parece disfrutar según la misma va creciendo; la vida real, los problemas económicos de la empresa le resbalan, que haya unos clientes kosovares interesados en la misma no le quita el sueño, todo lo contrario que a José Manuel que no entiende el comportamiento de su socio. 

José Ovejero en La invención del amor al tiempo que presenta la llegada al amor por unos derroteros insospechados por poco frecuentados, está escribiendo una narración amorosa también muy poco frecuente. Estamos ante una investigación (técnica propia de los thrillers)  por parte de Samuel de quien fuera esta tal Clara; el conocimiento de ella lo va a tener a través de las comunicaciones que le hacen los demás (Alejandro, el marido; Carina, la hermana; Samuel Queipo, el amante) a las que finalmente añadirá la suya propia («Clara, según Samuel») quizás la más certera de todas ellas.  

De manera magistral según avanza la narración se va produciendo un tránsito sin barreras, o con poquitas trabas, entre la realidad y la invención, entre lo verdadero y lo impostado; ambas dimensiones comienzan a fusionarse. 
«Una mentira y todo cambia, se precipita, se disuelve. Una mentira y ya no puedes defenderte, decir: "No es posible, te juro que no es así". Porque ya te has creado un personaje y has convencido a los demás de que ese personaje eres tú; y ahora no puedes salir tú mismo a escena para mostrar quién eres. Ahí está, tu doble, el otro inventado que querías que diese la cara por ti.»
Esta duplicación y confusión entre la verdad y la mentira se marca en el propio texto, además de con la narración en estilo indirecto, con el acercamiento a una imaginada, pero posible, en estilo directo, que introduce colocándola entre paréntesis. Igualmente, en ocasiones, la narración cambia de la primera a la 2° persona para marcar el extrañamiento de uno mismo, el verse Samuel como desde fuera de su propia persona:
«Me toco el labio, que ahora empieza a dolerme, y la sangre que mancha mis dedos me parece irreal, perteneciente a otra persona, una imagen que has visto mil veces en el cine, siempre con otro protagonista, y de pronto estás tú allí, mirándote el índice y el corazón manchados de sangre.»

En la construcción del relato el perspectivismo, como se ve, es elemento fundamental. El narrador que es el propio Samuel cuenta lo que otros (Carina, Alejandro, Samuel Queipo...) le van contando. Estamos, pues, ante un texto de textos, una historia en la que diversos personajes cuentan la de otro personaje. A esto se le llama técnica de las cajas chinas o narrativa enmarcada. En La invención del amor es evidente la misma. El mismísimo narrador lo expone bien a las claras en una intervención metaliteraria que hace a propósito de lo que Carina le ha contado sobre su hermana Clara:
«Ahora, al transcribir todo esto, probablemente estoy prestando a sus frases una cadencia, un tono y una sintaxis que son los míos. La recuerdo y la recuerdo con mis palabras, porque cuando contamos lo que nos rodea lo hacemos siempre en nuestra lengua, después de filtrarlo con ojos, con entendimiento y emociones que queremos neutrales o los únicos posibles pero que no dejan nunca de ser los nuestros, distintos, limitados. Ella habla en frases más cortas que las mías, duda menos también; adopta a veces un tono sarcástico tan ajeno al mío que soy incapaz de reproducirlo.»
Lo anterior es revelador del proceso de escritura, algo sobre lo que el narrador -en cuanto figura, alter-ego de José Ovejero- con no poca dosis de humor reflexiona cuando dice: «Vuelvo a dormirme y no me despierto hasta bien entrada la mañana siguiente, creo que ya sin fiebre. Si no fuese un tópico tan horroroso, diría que la visita de Carina me ha parecido un sueño. Ya está: lo he dicho.»"

Autores multigénero, Madrid, Humor
 https://www.lamarea.com/author/jose-ovjero/

El autor es, lo he señalado al inicio de esta reseña, muy buen conocedor de los cuadros contenidos en la pinacoteca madrileña del Prado. Su saber lo muestra citando algunos títulos de pinturas y autores de las mismas («Perro semihundiudo, la sala de los bufones, el David de Caravaggio, los cuadros de Baldung Grien, el Cristo Yacente de Vallmitjana, Venus y Adonis.»)

Junto a las pinturas, Ovejero introduce en La invención del amor no pocas referencias a escritores y títulos de libros: Julio Cortázar, Philip Roth... Pero especialmente ha llamado mi atención la que hace a una novela totalmente desconocida por mí titulada "Brujas la muerta" (Bruges-la-Morte [en francés : La ciudad muerta de Brujas]), novela corta del belga Georges Rodenbach, publicada por primera vez en 1892. Es una novela simbolista de la que el mentiroso o fabulador Samuel ha extraído información para hablar a su hermana sobre el amor y su pérdida. Como se ve el texto de textos que es la novela de Ovejero se muestra aquí de otra manera: usando como verdades lo que son mentiras, ficciones literarias

La acción se sitúa en una zona concreta de Madrid, el entorno de la Glorieta de Embajadores y el tiempo es el actual. Hay referencias costumbristas madrileñistas que el escritor introduce con cierta reiteración humorística como la que alude al extendido hábito entre la población de origen chino de fumar mucho y escupir en el suelo. 

Novela entretenida, equilibrada, muy bien estructurada, que aborda una situación cotidiana -el enamoramiento- desde una novedosa posición: la simulación, la suplantación, la impostura. Y dado que la novela va de amor he indagado en la Red cómo le va al autor en este terreno. He encontrado que -y creo que sigue en esa situación- es pareja de la también escritora Edurne Portela, autora de la que en este mismo blog reseñé hace ya más de cinco años su novela titulada Formas de estar lejos, novela que en su momento leí con atención, si bien nada más he vuelto a leer de la autora.