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27 jun 2024

Pedro Simón: Los ingratos

«Hubo muchas cosas que cambiarían para siempre y otras que se fueron para no regresar jamás. Mis padres me explicaban que en eso consistía precisamente hacerse mayor: en dejar de hacer cosas que antes podías hacer y ahora no»

El Mundo, editorial Espasa, Booket
Los ingratos es una novela escrita por el periodista Pedro Simón. Con ella ganó en 2021 el Premio Primavera de novela. La historia que cuenta me ha gustado, me ha conmovido y me ha emocionado. Trata sobre el abandono de la infancia sin reconocer el amor recibido y sin querer manifestar, quizá por vergüenza, el amor sentido hacia esa persona adulta que se desvivió por uno. Cuando se quiere paliar ese lamentable descuido siempre o casi siempre se llega tarde. 

Pedro Simón Esteban (Madrid, 1971), el autor, es periodista. En el ejercicio de su profesión ha recibido varias distinciones: Premio Ortega y Gasset (2015), Premio APM al Mejor Periodista del Año (2016), Premio de prensa (2019) y Premio Internacional de Periodismo (2020). Practica el periodismo social y es proclive a tratar temas relacionados con la infancia; precisamente un trabajo suyo sobre el trasplante de corazón a un bebé ('Hugo, historia de un corazón', Diario El Mundo, septiembre de 2019) le hizo acreedor del PIP en la XXXVIII edición de los mismos. Como novelista, antes de Los ingratos ya tenía en su haber cinco títulos, y tras ésta, en 2022 publicó Los incomprendidos.

He leído de un tirón Los ingratos. Nada, antes de ella, había leído del novelista. Su manera de narrar me ha gustado mucho. Escribe sencillo, pero de una manera eficaz con la que llega muy profundo al lector. La historia que presenta, por su naturalidad y la sinceridad que encierra, ha conseguido emocionarme en varios momentos. 

Sinopsis  de la novela (ofrecida por la propia editorial en la contraportada del libro)
1975. A un pueblo de esa España que empieza a vaciarse llega la nueva maestra con sus hijos. El más pequeño es David. La vida del niño consiste en ir a la era, desollarse las rodillas, asomarse a un pozo sin brocal y viajar cerrando los ojos en el ultramarinos. Hasta que llega una cuidadora a casa y sus vidas cambiarán para siempre. De Emérita, David aprenderá todo lo que hay que saber sobre las cicatrices del cuerpo y las heridas del alma. Gracias al chico, ella recuperará algo que creyó haber perdido hace mucho. 

No quiero decir mucho de esta novela para no destruir el mucho encanto que encierran sus páginas. Sí diré que es la historia de un niño, David, que encuentra cariño y seguridad en la señora Emérita, la cuidadora que Mercedes, su madre y maestra del pueblo ciudarrealeño donde viven ahora por haber sido ella destinada allí, ha buscado para cuidar de sus tres hijos, David y sus hermanas Vero e Isa. A Mercedes quien más le preocupa es David, especialmente al estar falto gran parte del tiempo de la figura paterna, Natalio. Natalio trabaja en la Chrysler en Madrid y toda la semana la pasa fuera de la casa familiar. A veces, cuando los padres discuten, es más tiempo el que David queda huérfano de padre. 

David, que es quien narra, es muy amigo de Gregorio y de Vicente Jesús. Con ellos aprende cosas que no se enseñan en la escuela como echar las primeras caladas a un Bisonte, sentir la vergüenza de no poder controlar siempre y como es debido sus esfínteres, o no saber qué decir al ver el culo a Sarita que por un duro los domingos lo muestra en un visto y no visto, uno por uno, a toda la pandilla de chicos. Los tres amigos no son los únicos niños, enfrentados a veces a ellos y amicísimos en otras ocasiones están Mario, el Pirracas, Eugenio Tododieces, Eladito, Tomás... Luego está el otro mundo, el de las chicas. A la ya nombrada Sarita se añaden las amigas de Vero y de Isa: Sufragio, Encarni... 

Pero sin lugar a dudas es la señora Emérita el centro del relato. Para Emérita David es su niño; ella lo llama Currete y él a ella le dice Eme. Emérita no sabe leer ni escribir; serán los tres hijos de la maestra quienes se encargarán de enseñarle y cuidarán de que escriba con corrección señalándole bien en rojo las faltas de ortografía que comete en los dictados que por las noches, especialmente en el frío invierno, le hacen. Emérita es sorda, no oye nada. Por qué se quedó sorda es motivo de habladurías; que si por un cohete que le rompió el tímpano como a la perra de José Luis, el amigo de Natalio, un tiro estando de caza; que si su marido Ramón; que si... El caso es que la escritura es muy importante para mejor poder comunicarse con ella. De hecho en la novela hay una buena parte de la misma en que ella, Emérita, escribe sus pensamientos, sus reflexiones («Escribo y lo guardo. La de vergüenza que me daría que lo leyeras») sobre los sentimientos que alberga hacia David, su Currete, hacia toda la familia de Mercedes y Natalio, que para ella fue sustituta de la que no pudo tener. También, llegado el momento en que David y su familia dejan el pueblo y se trasladan a vivir a Madrid, Emérita escribe cartas interesándose por todos ellos. Como suele suceder estas cartas, como las visitas al pueblo desde Madrid que los primeros meses le hicieron la familia de Natalio y Mercedes a bordo de su flamante Simca 1200, con el tiempo fueron espaciándose hasta quedar reducidas a una breve felicitación navideña. Es el olvido.

Y también es el desagradecimiento. No se es consciente del mismo hasta que sucede lo inevitable. Y entonces ya no hay solución, de nada vale lamentarse y decirse que tenía que haber..., tenía que..., tenía... Sí, ¡tenía uno que haber hecho tantas cosas, pero ha hecho tan pocas! Pedro Simón en una de las muchas entrevistas que en 2021 le hicieron a raíz de la concesión del Premio Primavera de Novela dice que «'Los ingratos' habla de los mayores a los que no hemos podido despedir abrazando», quizás esto venía a colación de los muchos ancianos que estaban en ese momento muriendo solos en Residencias por culpa del COVID; que «Los ingratos somos nosotros, por no haber dado suficientemente las gracias a la generación anterior»; y también que «Se habla mucho de las mujeres urbanas que rompen moldes, pero se habla poco de las mujeres rurales que se quedaron a recoger los pedazos rotos».

Ya sólo por esto la novela es importante. Pocas veces se ha reparado en ese esfuerzo, en esa entrega a cambio de poca cosa material, en ese amor de madres sin serlo biológicamente. Pedro Simón, como Héctor Abad Faciolince de cuyo libro El olvido que seremos incluye una cita al inicio del libro, escribe «para alguien que no puede leerme, y este libro no es otra cosa que la carta a una sombra».

Son trece los capítulos en los que distribuye la historia de iniciación que cuenta el autor en la novela. Salvo el primero y los dos últimos, titulados el inicial como (1960), el penúltimo (2020) y el último con el título de toda la narración, (Los ingratos), los títulos del resto son pronombres en grupos de dos -salvo uno, (Él)-: (Él y él), (Él y aquello), (Ella y ella), (Él y ellos), (Ella y él), (Él y ella), (Ella y aquel), (El y ellas), (Él y eso)... Como se ve, Él, el niño David, y Ella, la señora Emérita, son los protagonistas absolutos. En el titulado (Ella y él) el empleo del dativo ético, también llamado de interés, deja bien a las claras el amor de madre que Eme sentía por su Currete David
«Me has crecido mucho en este tiempo: lo menos dedo y medio, que lo tengo yo señalado a lápiz en el marco de la puerta de tu habitación»
Toda la novela, como digo, me ha encantado. Pero si tuviera que destacar alguno de los capítulos sobre el resto, sin lugar a dudas mi elección recaería sobre (Ella y aquél): Emérita en una de sus reflexiones «Escribo y lo guardo. La de vergüenza que me daría que lo leyeras» escribe en él sobre Ramón quien fuera su marido y sobre el hijo que tuvo, nació y murió. El niño de la maestra, David, vino a ser para ella una especie de sustituto.

Periodismtas y novelistas, Periodismo y Literatura
No he hecho en esta ocasión playlist de los temas musicales que Pedro Simón incluye en Los ingratos, pero sin duda alguna merecería la pena realizarla. El autor utiliza estas referencias musicales para contextualizar, para delimitar un momento vital, una época. Así los viajes en coche con Natalio al volante del Simca 1200 durante los años finales de los 70 los marca con su gusto por las canciones de Víctor Jara y Daniel Viglietti (David niño lo llamaba «Daniel y Leti» con gran regocijo de Natalio) dada su militancia sindical siempre reivindicativa; los que realizó durante esos mismos años junto a sus hermanas a bordo del Seat 127 de Mercedes, su madre, a quien las canciones de José Luis Perales o de Camilo Sesto la entusiasmaban, el narrador los recuerda así:
«Cuando ponía la de Algo de mí, esa que empezaba con "un adiós sin razones, unos años sin valor", los tres nos poníamos como locos a cantar el estribillo y mamá (al cantar yo ya veía a mamá) subía el volumen:
"Aaaaaalgo de mí,  aaaaaalgo de mííííí, algo de mííííí, se va muriendooooo..."»

Luego ya en 2020 el David adulto, a bordo de su Ford Kuga, para amenizar el viaje pone una playlist y escucha Eme, de Leiva; Everybody Hurts, de REM; Lo que quieras oír, de los Pistones; House where nobody lives, de Tom Waits... 

Los coches, la música..., sirven para poner de manifiesto los cambios, el paso del tiempo. En los setenta en el pueblo, y luego como señal, signo o falso mito de progreso ya en la ciudad, en la gran ciudad, en Madrid:

«El mito relacionaba quedarse allí con el fracaso y encontrar un futuro en la ciudad, con el triunfador. El mito».

17 comentarios:

  1. ¡Hola Juan Carlos!
    yo leí esta novela hace más de dos años y me encanto, recuerdo con mucho cariño el personaje de Eme, de esos que se quedan para siempre en el corazón y no se olvidan nunca. La relación tan entrañable entre ella y el niño me fascinó. Me pareció una novela maravillosa, muy fresca, sobre aquellos maravillosos años 70, contada con cierto humor y tono melancólico. La forma de escribir del autor también me encanta, aunque escribe sencillo, sí, pero con una prosa muy cuidada. Además cómo dices, una novela que invita a reflexionar sobre muchas cosas, sobre todas esas cosas que a veces tendríamos que haber hecho y no hicimos, los agradecimientos que no dimos, cuantas verdades encierra...
    Te recomiendo sin duda la otra novela que leí del autor Los incomprendidos, tengo la reseña en el blog, no sé si la leíste en su día. Es un autor que recomiendo mucho en la biblioteca y que sé, volveré a disfrutar
    Me alegra que lo hayas descubierto, porque merece mucho la pena
    Besos

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    1. Hola, Marian:
      De acuerdo con todo lo que dices sobre esta novela tan fresca y maravillosa. Compré Los ingratos en la feria del libro de Carabanchel (aprovechando el tirón de la de Madrid en muchos barrios hacen la suya. Y me parece fantástico). El librero me recomendó Los incomprendidos por eso de que era más reciente, pero yo insistí en Los ingratos por ser la primera de la jornada.
      Acabo de ir a tu blog y en la reseña de Lis incomprendidos veo que no te dejé comentario, quizás fuera por las prisas o cualquier otro motivo. La acabo de leer ahora y está claro que tras hacerlo y tener tan en mi cabeza Los ingratos leeré Los incomprendidos sí o sí.
      Un beso grande, Marian

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  2. Gustar, conmover y emocionar. Tres verbos que colocas inteligentemente al principio de tu comentario. Y la invitación final para que los lectores elaboremos la playlist. Reseña redonda, querido amigo. Sugerente. Mano tendida para que nos pongamos a la tarea.

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    1. Sííí, Rubén, ya sabes, los profes somos insuperables en eso de poner tareas a los demás.
      Sobre el libro, una lectura fácil, sencilla y cautivadora. Ideal para la temporada de verano en la que estamos.
      Un abrazo

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  3. Maravillosa esta novela. Todos tenemos una deuda de gratitud con alguien que ya no puede leernos. Este libro lo cuenta de una forma tan entrañable que conmueve hasta lo más hondo. Pasó a formar parte de mis mejores lecturas de 2022. Después leí Los incomprendidos que también es muy buena, pero sin la magia especial de Los ingratos. Un autor al que no hay que perder de vista.
    Un beso.

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    1. Sí que conmueve, sí, Rosa. Es fácil que cuando a fin de año haga repaso de lo mejor de este 2024 Los ingratos entre a formar parte de la selección. Quiero leer Los incomprendidos para ver si coincido contigo o no.
      Un beso

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  4. Creo que generación tras generación nos hacemos más ingratos con los que nos cuidaron y el bucle parece que va a acelerarse en las nuevas generaciones. Me gusta como abres y cierras la reseña. Si una novela consigue emocionar ya tiene medio camino hecho. El mito quizás esté rotando de alguna manera. Ante la imposibilidad del acceso a la vivienda de los jóvenes la gran ciudad parece un lugar que se acerca más al fracaso que una vida más natural fuera de ella.
    Un abrazo, Juan Carlos.

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    1. Según pasan los años y veo cómo he caído en la ingratitud más de una vez, tomo conciencia de la necesidad de cambiar y procurar evitar caer de nuevo en ella. Es difícil, pero por intentarlo no pierdo nada. Lo malo es que a algunas de las personas a las que debería mostrar mi gratitud ya no lo podré hacer. Es así,es ley de vida.Lo lamento mucho, más después de haber leído está buena novela que va sobre eso.
      Un abrazo, Miguel

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  5. Hola, Juan Carlos!!! Gran reseña, poco se puede añadir. Hace unas semanas que leí Los ingratos, entrañable historia y un personaje inolvidable, la Emérita. Un abrazo

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    1. Me curre muchas veces -imagino que también a ti- que coincido en lecturas con otras personas. Creo que es que hay como corrientes de opinión invisibles que nos invitan a realizarlas o a buscar libros de determinados escritores.
      Emérita es inolvidable; la historia de la perdida del hijo llega muy hondo. Su relación con la familia donde sirve es tan auténtica que todo lo que a ella y a la tal familia sucede emociona muy profundamente.
      Un abrazo, Angels

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  6. Fabulosa novela. De las pocas que recuerdan esa época que de una forma u otra hemos habitado muchos de nosotros. Personajes entrañables y reales que nos acompañan durante una lectura que por lo que nos atañe en cuanto a recuerdos e implicación, se nos hace corta.
    Seamos agradecidos, con los que nos quedan de esa generación que nos dio tantas lecciones de vida. La ingratitud no es moneda de cambio.
    Un abrazo

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    1. Así es, querido Javier. Debemos de ser agradecidos con quienes cuando fuimos niños se despidieron por nosotros. Pero lo solemos olvidar, lo dejamos y cuando llega el momento, entonces ya es demasiado tarde.
      En cuanto a la novela totalmente de acuerdo, es fabulosa. Todo en ella es perfecto: los personajes, las situaciones, el lenguaje de chicos y mayores, los niños y las niñas, los juegos... Pocos lectores habrá que no identifiquen o se sientan identificados con alguno de ellos ; y se reconocerán en no pocas de las situaciones.
      Un fuerte abrazo, amigo

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  7. Pienso que ese desagradecimiento, esa ingratitud forma parte del crecimiento, de la madurez. Es como si necesitáramos desligarnos de alguna manera de la familia (o de las personas que han sido familia sin serlo biolígicamente, como en este caso lo fue Emérita para David) para hacernos adultos. Y la adolescencia, además, es una época complicada, en la que parece que manifestar afecto es cosa de esos niños que tanto deseamos dejar atrás, especialmente en el caso de los chicos. Creo que esa ingratitud es algo natural, lo cual no implica que no conlleve carga o culpa, especialmente cuando no se llega a tiempo para devolver todo el afecto e incondicionalidad o mostrar al menos cierto reconocimiento.
    No he leído esta novela. Me saturé un poco de tanto verla. Es algo que suele pasarme, lo cual no me impide pensar que creo que pudiera gustarme. Si alguna vez me animo a leerla, espero que me conmueva tanto como a ti y como sé que ha hecho con tantísimos lectores.
    Besos

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    1. Qué bien has explicado, Lorena, esa actitud que especialmente durante la adolescencia se tiene con aquellos que sin ser de nuestra sangre se dedicaron con cariño por nosotros. Cómo dice la cita de entrada hacerse mayor era eso: dejar de hacer cosas que antes hacías, pero que ahora, ya por no ser niño, ya no puedes o debes hacer. Y en el concepto de "cosas" se incluye a las personas que nos atendieron de niños.
      Un beso

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  8. Juan Carlos, no te imaginas el favor que me has hecho. Acabo ahora mismo de terminar de leer un thriller y andaba pensando qué leer ahora. ¿Otro thriller? No, estoy saturada. He abierto tu página y ahí está mi próxima lectura. Me encanta Pedro Simón. Leí Los incomprendidos y me pareció maravilloso. Y este, cuando salió y pude hablar con el autor, tenía intención de leerlo pero se me fue quedando atrás. Así que ahora mismo me levanto de la silla y voy en busca del libro para tenerlo a la vista. Ya estoy deseando ponerme a ello y, además, como te ha gustado tanto, seguro que yo también lo disfruto. Un beso

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    1. Me alegro mucho de haberte ayudado a elegir lectura. Estoy seguro de que vas a disfrutar mucho con Los ingratos; bueno eso tú ya lo sabes.
      Un beso grande

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  9. Este libro lo tengo en la estantería esperando (como tantos otros y ahora es la feria del libro en mi ciudad...) y desde luego me has dejado con ganas de hacer que deje de esperar. Por lo que cuentas, un libro que me va a conmover, que me va llegar muy adentro...
    Besotes!!!

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