«Laura revisa sus subrayados sobre el texto de Glantz titulado “La mosca y el dinosaurio”: “Sí, estoy de acuerdo con Tito: hay tres temas: el amor, la muerte y las moscas” […] “Estoy convencida, la literatura no podría existir si no existiesen las moscas […] Sí, la mosca es el más perfecto vestigio arqueológico, ‘el último transmisor de nuestra torpe cultura occidental’”»
«al poco tiempo de salir me di cuenta de que todo había cambiado, no sólo la relación de la gente con los insectos. Las mujeres también. En especial cambiaron las mujeres. Los hombres, no tanto; quedaron pedaleando en el aire pero de cambios, poco»
«para las moscas el tiempo pasa más lento que para nosotras. Y ahí está la clave de por qué resulta imposible atrapar una mosca. Cuando avanzamos sigilosas (si hay un sigiloso, que se dé por incluido) [...]»
Da la palabra, pues, la novelista argentina al colectivo de género femenino. Y lo hace recurriendo no sólo a las actuales opiniones sociopolíticas tan extendidas, discutidas y conocidas por todos, sino que busca apoyo en otras voces más autorizadas emanadas de la cultura desde la noche de los tiempos. Así la tragedia Medea de Eurípides es cimiento sobre el que Claudia Piñeiro construye buena parte de su novela. Varios de los capítulos, especialmente aquellos que adquieren un tono más ensayístico, aparecen bajo el epígrafe de una cita de esta tragedia griega, normalmente del coro de mujeres. Da paso así la novelista a través de la puerta de la Medea de Eurípides a Inés, la narradora, pero también a otros personajes como la señora Bonar e incluso Charo (la mujer asesinada por Inés en la novela anterior) cobijados todos ellos bajo la manta colectiva del género mujer. Juntas y solidarias hacen uso de la primera persona de plural («votemos», «volvamos al punto anterior», «estamos en el punto»...) y reflexionan sobre el feminicidio, el patriarcado y el feminismo en general introduciendo en el relato citas de otros autores que han tratado el asunto (Rebeca Solnit, Toni Morrison,Vivian Gornick, Natalia Ginzburg, Mary Bulção, Rosa Montero, Chimamanda Ngozi Adichie, Ángela Davis, María Miles... También aparecen los nombres de algunos hombres, pocos en comparación, como el ya citado Eurípides, Rainer María Rilke o Gaston Bachelard).
En uno de estos capítulos que he denominado 'ensayísticos' pasa a debatir sobre si una mujer puede cometer 'feminicidio' (conviene recordar que la protagonista ha pasado quince años de reclusión por haber matado a una mujer), viniendo a concluir que no pues el código penal habla en masculino y no en femenino:
«el feminicidio sólo puede cometerlo un hombre. Error, son crímenes de odio contra las mujeres, ¡y hay mujeres que odian a otras mujeres! [...] La ley dice "el que matare..."; si quiere incluirnos que diga "el o la que matare", cuanto menos. Le que matare. Me gusta, pero parece un trabalenguas. Le mer estebe serene.» [...]
Con esta entrada en el debate del lenguaje inclusivo la Piñeiro hace que la novela trascienda de su condición de mera historia de ficción a la realidad cotidiana que nos rodea. Es sin duda alguna un ejercicio literario muy innovador en el que ella, la autora, pretende permanecer neutral, desaparecer, quedar en una posición equidistante, y por eso da argumentos a unos y a otros para que cada quien pueda exponer su punto de vista.
En la novela, a la par de la historia protagonizada por los personajes con el suspense que supone descubrir si Inés proporcionará o no a Susana Bonar el veneno que le ha pedido, si ésta lo usará para matar a la amante de su marido o por el contrario está engañando a Inés y se lo dará a otra persona que no se lo merece tanto, aparecen junto al feminicidio y el lenguaje inclusivo, otros muchos debates propios del feminismo como el deseo de maternidad y la obligación de por vida de 'maternar', la transexualidad, el debate sobre género y sexo («al igual que las lenguas, las sexualidades se pueden aprender. Se pueden articular varias sexualidades como se hablan varios idiomas»), el deporte y la mujer, el debate sobre si el feminismo debe suponer la cancelación de todo lo masculino, si abandonar un hombre a sus hijos es equiparable a abusar de ellos, etc.
Desde el punto de vista meramente estilístico El tiempo de las moscas me ha gustado mucho y me ha reafirmado en la magnífica escritora que es Claudia Piñeiro. Así lo demuestra la estructura que ha dado al relato con un uso distinto de la figura del narrador según que estemos en aquellos capítulos que he denominado ensayísticos en los que predomina la tercera persona y también la primera de plural, frente a aquellos otros en los que es ella, Inés, quien en 1ª persona de singular reflexiona y ata cabos sobre su vida pasada y lo que está haciendo o va a realizar en la actual. Al tiempo hay otros capítulos en los que predomina el diálogo vivo entre los personajes, especialmente entre las dos amigas. Es curioso observar la práctica ausencia de personajes masculinos en la novela; sólo aparece uno llamado Rudy2, primo de la Manca, que ésta utiliza como ayudante en sus investigaciones y que claramente tiene un papel muy secundario y menor en el relato.
Al igual que en las otras novelas que he leído de esta bonaerense, en El tiempo de las moscas abundan los argentinismos. Se ve que Claudia Piñeiro es una enamorada de su tierra y especialmente de la manera popular de hablar por allá, sobre todo de esos vocablos provenientes del lunfardo. No todos los términos que incluyo en la siguiente relación son lunfardismos, pero sí que abundan: shockeada, chupando a (borracha), fainá (pizza. Es un lunfardismo), boluda, chabón (fulano, zutano, tío, tipo. Es un lunfardismo), transa (vendedor de drogas ilegales. Es un lunfardismo), picada (enojado), poronga (matón, maleante ), bacha (pila de fregar en la cocina), tachos (cubos), remerón (camiseta larga y amplia usada como camisón para dormir), pucho (cigarrillo), pitadas (caladas), estar anotado (dispuesto a participar en cualquier asunto o negocio), chango o changuito (carro para llevar la compra), enchastrado (ensuciado), furgoneta 'botona' (que da el cante, como si fuera un soplón de la policía), bochar (desairar), de prepo (con desconsideración), descular (desentrañar un asunto), cachuzos (envejecidos), posta (en serio, de verdad), etc.Queda por último hacer una pequeña alusión al asunto de las moscas. La verdad es que durante la lectura muchas veces me preguntaba sobre el porqué del título. Luego según iba leyendo, y quiero creer que algo sobre ello he explicado en la reseña, iba tomando cuerpo en mi cabeza una especie de explicación. Pero con todo y con eso creo que la mosca del ojo izquierdo que tiene Inés y que soporta con beatitud franciscana, así como la clasificación y diferenciación entomológica entre unas subespecies y otras despista un tanto al lector del propio desarrollo de la trama. Sólo queda claro que la mosca azul o mosca de la carne, y también la mosca de la fruta son insectos favoritos para Inés. Llega su predilección al punto de que, pese a dedicarse a la fumigación, ellas son los únicos insectos («¿insectas?») que respeta:
«¿Qué mal le hacen las moscas a nadie? No comen las plantas como las hormigas o los pulgones, no pican como los mosquitos, no mastican la madera como el bicho taladro, no producen ronchas como las arañas o las pulgas, ni dejan heces en cualquier parte de la casa como las cucarachas, las ratas o los murciélagos.
Yo no mato moscas
Si una mata, que tenga sentido, un motivo válido, la necesidad de evitar un mal mayor. O de suprimir un dolor.
Un dolor es el mayor mal.»
Pienso que esta última cita más el epígrafe inicial bajo el que coloco la reseña pueden servir al lector de El tiempo de las moscas para comprender algo mejor el sentido que su autora, Claudia Piñeiro, ha querido darles. Pero como siempre, claro, no me cansaré de insistir en que leer la novela es la mejor manera de comprenderla y disfrutarla en su integridad.
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Nota: Tachada aparece una frase que desvela algo importante de la novela Tuya. Si no te importa saber qué es, sólo tienes que seleccionar dicha zona tachada para poder leer lo que ahí se esconde.
Y sigo sin leer nada de esta autora. No tengo perdón. A ver si este año por fin le hago hueco. Pero en esta caso a ver si empiezo por Tuya y luego sigo con ésta, que se nota que has disfrutado mucho de ambas lecturas. Y porque me gusta seguir el orden.
ResponderEliminarBesotes!!!
No preocuparse, Margari. Ya le llegará el turno. No hay obligación ninguna de seguir una ruta de lecturas común para todos. Lo mejor de una comunidad lectora es la diversidad. Pero sí, yo te recomiendo que leas primero "Tuya" y luego esta que aquí reseño. En cuanto leas Tuya quedarás atrapada, te lo aseguro.
EliminarUn beso grande
La verdad es que has escrito una reseña fantástica de una novela que no conocía. Lamento no haber leído nada, hasta ahora, de la autora y espero ponerme pronto las pilas con ella, porque está claro que merece la pena.
ResponderEliminarMe encantará leer tu opinión cuando eches la vista encima a esta argentina que enamora en cuanto se la lee.
EliminarBesos
No conozco a esta escritora, pero me quito el sombrero ante lo que cuentas no solo de esta novela, sino de su obra y ante ti, porque la reseña es perfecta.
ResponderEliminarEres amabilísima, querida amiga.
EliminarUn beso
Ja ja ja. Lo del tachado es un auténtico imán, pero juro que no lo abriré, porque quiero leer la novela y no deseo conocer los detalles antes de tiempo. Magníficas líneas, querido Juan Carlos. Consigues convencer a quien está leyendo para que se aproxime a la obra.
ResponderEliminarPues eso es lo que se pretende, amigo Rubén. Si consigues reprimir tus impulsos de saber te aseguro que disfrutarás mucho más de 'Tuya'. Muchas gracias por tus palabras.
EliminarUn abtazo
Leí por primera vez a esta autora con Catedrales y me gustó mucho, luego seguí con Las viudas de los jueves, e ídem. La tengo apuntada como escritora a seguir.
ResponderEliminarMe ha ayudado mucho esta entrada para ver qué novela será la siguiente y qué esperar. También me ayuda saber la trayectoria de esta argentina.
Gracias, Juan Carlos, por ilustrarme continuamente.
Un besazo
Bueno bueno, Paloma, eres una amiga estupenda, y te lo digo de verdad. No sé si tienes posibilidad de ver la serie inspirada en la novela Las viudas de los jueves; si sí la tienes, te aseguro que pasarás unas horas muy agradables viendo en imágenes la historia que tú ya conoces.
EliminarUn beso grande
¡Que buena reseña, Juan Carlos! ya sabes que leído esta novela ha hecho un año hace nada y que, como todo lo que he leído de esta autora, una de mis preferidas, pues me encantó. Estoy de acuerdo con todo lo que dices de esta novela, absolutamente con toda. Esta mujer construye siempre tramas y personajes muy interesantes, en este caso, creo como tú que se aborda sobre todo el mundo íntimo de las mujeres (y de las moscas, jeje). Recuerdo especialmente lo curioso que me pareció que el personaje de Inés, antes de ir a la cárcel era bastante machista y cómo después, cuando sale y pretende adaptarse a los cambios del mundo durante su encierro, pues vira hacia el feminismo en todos los aspectos, interesante.
ResponderEliminarMe encantó esa sociedad entre Inés y La Manca ("MMM, CONTROL INOFENSIVO DE PLAGAS" lo de MMM por "muerte, mujeres y moscas") en al que una investigaba y la otra fumigaba, peculiar...
Me pareció relevante en el texto de la novela la sororidad manifiesta entre ambas mujeres, un término que ahora está muy en boga
Otra curiosidad que igual ya conoces o has visto en mi blog, pero te la cuento por aquí igualmente: leí por ahí que a Piñeiro siempre le interesó el uso de las moscas como material científico a la hora de resolver muertes dudosas, cómo a partir de distintas variables (tipo de mosca, huevos que pone, etc.), estos insectos ayudan, por ejemplo, a determinar fecha y lugar de muerte. Por ello durante el confinamiento se apuntó a un curso de “Entomología Forense”. Además, se ha asesorado bien para escribir la novela, consultando a biólogos, a licenciados en Criminología y Ciencias Forenses y a expertos en el uso de insecticidas para el control de plagas. Alude a ello en los “agradecimientos” del final.
En fin, magnífica reseña diseccionada como todas
¡Un beso!
Sí, Marian, sí, sé por la magnífica reseña que hiciste en tu blog que la Piñeiro es profunda conocedora del universo "mosca" (ja, ja). Todo lo que dice en esta novela sobre la importancia de las mismas en la medicina forense para determinar momento de la muerte, lugar donde se produjo y tal me pareció algo más que interesante. Luego en esta novela se da uno cuenta de lo muchísimo que se documenta la novelista para escribir, no sólo sobre entomología sino también -¡muchísimo!- sobre feminismo y narrativa om ensayos que lo tocan. La nómina de autores cuyas ideas o frases textuales se citan o se incorporan tal cual es grande. Algunas de las autoras citadas (Vivian Gornick, Chimamanda Ngozi Adichie o Natalia Ginzburg las conozco por haberlas leído, otras no, claro. Pero esta información adicional que me ha proporcionado es uno de los datos a favor de esta escritora y de esta novela. Con todo y con eso (no lo he querido señalar en la entrada porque mi experiencia bloguera me dice que los lectores se quedan con detalles a veces no muy determinantes) te diré que de las dos novelas, si me mandaran elegir, elegiría sin dudarlo "Tuya", novela que me parece superior a "El tiempo de las moscas", más militante, más ideológica, pero también buena, ¡eh!, muy buena.
EliminarUn beso grandote, amiga
Me encanta Claudia Piñeiro de la que creo que he leído casi todo. Me queda Un comunista en calzoncillos que me vendrá muy bien para la Ñ de Autores de la A a la Z. No he visto la serie de Las viudas de los jueves, pero sí la película que es bastante buena. La verdad es que todas las películas que han hecho de novelas de esta autora, son muy decentes. Me queda por ver Elena sabe que es de 2023 y que veré en breve porque está en Netflix. veo que también está la serie de Las viudas de los jueves. Igual me animo aunque tengo la película reciente.
ResponderEliminarUn beso.
Pues no sabía que Elena sabe estaba en Netflix. Si es así, la veré sin dudarlo porque las historias y el particular modo de suspense que la autora incorpora en las mismas creo que en cine quedan fenomenal.
EliminarYo empecé a leer a la autora gracias a ti y a Marian, y también por eso de rellenar la Ñ en el Reto de Lecturápolis (ja, ja...). Disfruto mucho con las novelas de esta argentina y la recomiendo a diestro y siniestro. De hecho en el grupo de lectura para febrero llevamos Tuya y El tiempo de las moscas. A ver qué les parecen a mis amigas tertulianas. Creo que les van a gustar. espero.
Un beso
Yo también llegué a Piñeiro por comentarios positivos de lectores y por reseñas de blogs amigos. Leí Catedrales. Me gustó mucho el estilo de la autora y su manera de envolver al lector, pero también he de decir que según fui avanzando en la lectura fui sintiendo que como lectora necesitaba algo más que lo que me estaba ofreciendo Claudia Piñeiro. Esto no se traduce en que haya cerrado definitivamente las puertas a leer algo más de esta escritora (mira, ya que vengo de responder a tu comentario en mi reseña de No y yo, puede que lo que me pasó a mí con Piñeiro sea algo parecido a lo que te pasó a ti con de Vigan). De hecho, hay muchas cosas que me atraen de El tiempo de las moscas. De decidirme a leerla creo que sería interesante leer también Tuya. Aunque novelas independientes, al estar relacionadas, creo que se enriquecería la lectura.
ResponderEliminarBesos
Pues sí, Lorena (ja, ja...), me da que nos ha ocurrido lo mismo a los dos, con autoras distintas, sí, pero en el fondo lo mismo. Y es que hay tantos factores que influyen en el agrado mayor o menor hacia un libro y su autor: el momento en que se aborda esa lectura, el ánimo que en ese momento nos embarga, la atención que por lo que sea ponemos en mayor o menor grado ese día o esos días..., en fin, muchas, muchas, cosas.
EliminarPor todo lo que te digo antes y por lo que he escrito en tu blog voy a volver a leer a Delphine de Vigan. Creo que con ella he cometido una injusticia (ja, ja...)... ¡literaria, claro!
Un beso
No me agradan las moscas, pero creo que podría ser una lectura muy interesante. Tomo nota. Gracias. Un beso.
ResponderEliminarCreo que las moscas gustan a poquísima gente; a mí no me gustan tampoco, lady. Por eso leyendo la novela el asunto "moscas" me tenía algo vigilante y como no entendiéndolo en su totalidad. Luego, según avanza la historia, pues sí se puede ir uno haciéndose a la cosa.
EliminarEspero que te guste o te gusten si es que decides dar una oportunidad a las dos novelas.
Besos
Claudia Piñeiro me enamoró con su manera de escribir en "Catedrales" y poco a poco me estoy leyendo todos los libros de la autora. Es magnífica y tu reseñan también, Juan Carlos. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarYo también desde que leí "Las grietas de Jara" quedé prendido en las redes de esta argentina
EliminarMuchas gracias, Rita, por lo que dices sobre mi reseña.
Un beso
Hola, me encanta Claudia Piñeiro, este año quiero leer Tuya antes de embarcarme en El tiempo de las moscas que tengo apuntada desde que se publicó. En cuanto a adaptaciones he visto Betibu y Las viudas de los jueves, no sabía nada de las series y tomo nota. Estupenda reseña. Besos.
ResponderEliminarAyer en Netflix empecé a ver la película "Elena sabe" basada en su novela de mismo título. No sé, no me gustó tanto como Las grietas de Jara o la serie Las viudas de los jueves. De hecho la dejé a la mitad, ya la acabaré de ver en otro momento. me pareció muy muy lenta. Pero su literatura, toda la literatura de Claudia Piñeiro, me encanta.
EliminarUn beso, Mar