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29 oct 2017

"El soborno" y "El último testigo". Lo último de John Grisham

17 comentarios:
El juez en un texto preparado arremetió contra su ‘asombrosa avaricia’, su ‘repugnante falta de honradez’ y su ‘cobarde abuso’ de la confianza depositada por los votantes. Una sociedad estable se basa en las nociones de imparcialidad y justicia, y es el deber de ‘jueces como usted y yo’ garantizar que todos los ciudadanos estén protegidos de los corruptos, los violentos y las fuerzas del mal.” (John Grisham: "El soborno")

Sinopsis (proporcionada por la propia editorial)
Lacy Stoltz es una joven investigadora y abogada de Florida, y su trabajo consiste en responder a las demandas relacionadas con la mala praxis judicial. Tras nueve años en el puesto, sabe que la mayor parte de los problemas derivan de incompetencias.
De repente le llega un caso de corrupción. Greg Myers afirma conocer un juez de Florida que ha robado más dinero que el resto de los jueces poco honestos juntos. Estaba involucrado en secreto con la construcción de un gran casino en tierras indígenas. La mafia financió el casino y ahora se lleva cada mes una buena tajada de la caja mensual. El juez también se lleva su parte y mira hacia otro lado. Todos contentos.
Pero ahora Greg quiere poner punto final a esta situación. Su único cliente conoce la verdad y quiere contarlo todo. Greg presenta una denuncia y el caso se le asigna a Lacy Stoltz, quien de inmediato sospecha que puede ser peligroso.

John Grisham, "El soborno", "El último testigo"

Mi comentario
Por vez primera soy consciente de haber entrado al trapo del engranaje mercantil que teje la industria editorial para vender mejor sus productos. Durante el mes de septiembre recibí de Amazon la posibilidad de hacer la reserva de una novela de John Grisham (así decía el reclamo, 'novela') precuela de la que en octubre se lanzaría a bombo y platillo. La precuela, una novela de sólo 42 páginas, tiene el título de "El último testigo" y el bombazo, "El soborno". La primera cumple del todo su función: activar el deseo de leer la novela de la que es antecedente. En mi caso lo logró, pues no me pude resistir y nada más finalizarla busqué "El soborno". Y he de decir que me ha entretenido.

↣ En "El último testigo" asistimos a un juicio amañado en el que el acusado, que es del todo inocente, no tiene escapatoria alguna. Todo es pura representación teatral (los sollozos de algunos testigos, los testimonios comprados de presos sin fiabilidad alguna, los adocenados miembros del jurado...) con una única finalidad: condenar a muerte al pobre Junior Mace, acusado de matar a su mujer Eileen y a Son Razko, su mejor amigo. Todo es un montaje.

El modo como está estructurada la narración en 13 capítulos cual si se tratase de la crónica fiel del juicio me ha recordado vivamente la manera que utilizó Chester Himes en su novela corta "Violación" [leer reseña aquí] en la que presentó la historia distribuida en quince breves capítulos la mayoría de ellos con títulos propios del análisis jurídico ("Hipótesis", "El sumario", "El alegato", "El veredicto", "La defensa", "La sentencia", etc.). Pues bien, Grisham remedando un tanto a Himes aunque sin poner epígrafes a los capítulos hace un seguimiento puntual de las sesiones de dichol Juicio.


En "El soborno" la pequeña y humilde CCJ (Comisión de Conducta Judicial) dedicada habitualmente a dirimir asuntos de poca monta como jueces rijosos con sus funcionarias, jueces vagos que dilatan innecesariamente las causas que instruyen, jueces que pierden por el camino algún dinero que deben custodiar..., y así, se ve ante un asunto de corrupción judicial cuyo alcance es de un nivel nunca visto en dicha comisión.

Lacy Stolz y su compañero Hugo Hatch se encargarán del asunto que un extraño ex abogado y ex convicto que se hace llamar Greg Myers les pone ante sus narices: la juez Claudia McDover acepta sobornos de una desconocida Mafia de la Costa, -antaño denominada Mafia del siluro-, en forma de apartamentos cuyo coste está muy por encima de sus posibilidades económicas. El asunto en sí es de su competencia, pero cuando el denunciante les sigue pasando la información que le da un informante que a su vez la recibe de un topo que desea mantenerse en el anonimato, y en ella aparece el antiguo caso de Junior Mace, condenado injustamente hace quince años a la pena capital por esa misma juez el asunto empieza a complicarse. Si a esto se añade que Junior es de la tribu de los tappaola en cuya reserva, una vez eliminados él y su amigo Son Razko,  contrarios a la construcción de un Casino en ella, se ha edificado, además del Centro de Juegos de azar, todo un complejo de hoteles, apartamentos y campos de golf, el tema empieza a alcanzar proporciones que sobrepasan sus pobres medios.

Ellos, los de la CCJ, no son más que abogados investigadores de deslices judiciales, para nada detectives policiales que porten armas y se las hayan de ver con peligrosos asesinos. Para esto está el FBI los únicos que pueden entender en sucesos delictivos ocurridos en territorios indios como la Reserva de la tribu tappaola. Es aquí donde entra en acción Allie Pacheco, miembro del FBI quien al asunto profesional en sí añade el interés que en él despierta Lacy Stolz.

Como acostumbra, John Grisham despliega en la novela una extensa y variopinta galería de personajes: agentes del FBI (Allie Pacheco, Luna, Hahn), abogados de todo tipo (Edgar KillebrewIkan Archer, Phyllis Turban), indios (Junior y Wilton Mace, el alguacil Gritt, el jefe de la tribu Elias Cappel, su hijo Billy...)  negros (el abogado investigador de la CCJ Hugo Hatch y su esposa Verna,; Louise, primera esposa de Hugo); la juez McDover y su amiga Phyllis Turban; Lacy Stolz y su entorno familiar y profesional (Su familia: Ann Stoltz, la madre; Trudy, la hermana; Ronald, el cuñado; y Gunther, el hermano mayor. Sus compañeros de profesión: el ya citado Hugo; Michael Geismar,  jefe director de la CCJ; los investigadores Justin Barrow y Maddy Reese; Sadelle, la funcionaria que les confecciona prolijos informes...).

Casinos de juego en las reservas indias americanas
También como acostumbra el autor presenta el funcionamiento de la sociedad americana real a través del  mundo jurídico en el que la historia se realiza:
  • · La segregación racial en esta ocasión entre blancos e indios; especialmente me ha resultado llamativa la solapada manera que los blancos que sojuzgan a los tappaola a través del dinero que les entregan, tienen para acabar con esta comunidad de apenas 400 miembros: rebajan la cantidad a la mitad a aquellas mujeres que decidan casarse.
  • ·Una sociedad consumista que vive sólo por y para el dinero: joyas, vuelos en aviones privados, gusto por los coches de lujo...
  • El fraude frecuente de privados y empresas que buscan paraísos fiscales para ocultar sus ganancias legales e ilegales. Me ha resultado curioso que entre estos paraísos fiscales junto a las islas Bahamas también Grisham nombre a las Canarias. Entiendo que es puro gusto por el exotismo que le sugiere el nombre y no otra cosa.
  • La realidad humana de los funcionarios que no son seres fríos y sin sentimientos: sus miembros sienten miedo, se niegan a realizar funciones peligrosas que no les corresponden, se sienten a veces atraídos por compañeros y compañeras a pesar de lo que las ordenanzas que les rigen digan.
Y también, lógicamente, Grisham tira de manual en lo referente al thriller policial clásico:
  • Corrupción (en esta ocasión judicial más que policial),
  • Cosmopolitismo (viajes a Bahamas, New York, París...), atracción por el lujo de los Jet privados (Gunther, hermano de Lacy, pilota un Beech Baron;  la juez Claudia McDover y su lío Phyllis Turban contratan un jet Lear para trasladarse a New York a gastar dinero; los modelos Cessna que se encuentran en los aeropuertos...
  • Afición por los automóviles como es característico de la novela detectivesca o policíaca norteamericana. En ésta aparecen caros SUV y Lexus, 4x4 Ford Explorer, Jeep Wrangler, junto a asequibles Toyota Prius o Mazda.
  • Aparición de la pistolería clásica: la Smith & Wesson de las novelas de Chandler, Hammett o James M. Cain tiene papel estelar en las de John Grisham. Y en ésta también, por supuesto.

Para finalizar
Cuando lees a Grisham los métodos policiales que presenta sorprenden la primera vez que los ves, pero a la tercera o cuarta novela –como me ocurre en esta ocasión- se observa una cansina repetición de sistemas: plan de protección de testigos, acuerdo entre delincuente y policía si el 1º colabora con ellos, identidad nueva, retirada de cargos, casa y trabajo nuevos… En esta novela lo que los policías  ofrecen y algunos personajes delincuentes aceptan es lo mismo que ya vi cuando leí "El estafador" [leer reseña aquí] donde el personaje protagonista de la novela, Malcolm Bannister, urde toda una estafa tras acogerse  al Programa de Protección de Testigos manipulándolo con gran sabiduría en beneficio propio. Sin lugar a dudas en este y otros aspectos "El estafador" es una novela muy superior a esta que acabo de leer, que tira un poco de oficio sin ofrecer grandes sorpresas al lector. Quizás la única sea el exotismo de situar la historia dentro una reserva india, más que nada por el desconocimiento que el lector -al menos yo, claro- tenía sobre las competencias de los gobiernos federal y estatal en esos territorios.

Datos del libro
Autor: JOHN GRISHAM
Título: “EL SOBORNO”
Nº de páginas: 432 págs.
Encuadernación: Tapa dura
Editorial: PLAZA & JANES (19 de octubre de 2017)
Lengua: CASTELLANO
ASIN: B075M8MD5X
Precio:
En papel: 21’75€
Ebook: 12’34€



22 oct 2017

Serie Bergman 1. Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt, sus autores

30 comentarios:
Tenía ganas de leer alguna novela de la serie que los escritores suecos Hjorth y Rosenfeldt han logrado llevar a los puestos más elevados de la novela negra actual. Al ver que la saga protagonizada por Sebastian Bergman ya va por su quinta entrega, he decidido comenzar por el principio para no perderme nada; o sea, me he estrenado con "Secretos imperfectos", la primera de la Serie.


Llegué hasta la pareja de autores suecos a través de las opiniones de unas, por mí muy admiradas, grandes lectoras de Novela Negra cuales son Marina Córdoba, Laky, Manuela, Rosa Berros, Marian, Natàlia, Ayla, Irunesa, Mari Ángeles y tantos otros amigos entusiastas devoradores de las, hasta ahora publicadas en España, cuatro novelas de la Serie Bergman. Todos ellos y ellas, algunos citados antes -y enlazados si se pincha sobre su propio nombre- y otros no encontrados ahora mismo en mi flojita memoria, me han animado a tomar en mis manos la primera aventura del peculiar Sebastian Bergman. La he leído en tres días y he quedado muy satisfecho, dispuesto a proseguir en cuanto pueda con las otras de su Serie.

Los autores
Michael Hjorth, nació en Visby, Suecia en 1963. Es productor de cine y televisión y guionista entre otras de la version sueca de "Wallander", creada a partir del personaje literario creado por el escritor sueco Henning Mankell, o de "Los crímenes de Fjällbacka", serie dramática policial sueca de 2012 adaptación de las novelas de Camilla Läckberg..
Secretos Imperfevtos
Hans Rosenfeldt, cuyo nombre original es Hans Petersson, nació en Borås, Västra Götalands län, Suecia en 1964. Es guionista y creador de una de las series escandinavas de más éxito: "Bron" ("El puente"). También es coguionista de la británica"Marcella".

Serie Bergman 1
A falta de leer otras novelas de la Serie, "Secretos imperfectos", a través de una trama policíaca de investigación de unos crímenes sucedidos en Västeräs, pequeña localidad sueca situada a 100 kilómetros de Estocolmo, nos presenta una serie de personajes que por las reseñas que he leído de las siguientes entregas de esta serie son fijos. Aparecen el jefe Torkel Höglund y sus líos amorosos con la perfeccionista Úrsula, el eficaz investigador y experto informático Billy Rosén, la joven Vanja Lithner y, naturalmente, Sebastian Bergman, el cincuentón de vuelta ya de tantas cosas que arrastra sus traumas familiares y que quizás por edad es irreverente, contestón, impertinente y un sinfín de cosas más que, pese a todo, le hace triunfar con el otro sexo.

A este núcleo de personajes lógicamente cabe añadir los nombres de otros secundarios pero que, imagino, tendrán en las siguientes entregas alguna participación. Me refiero a Mikael, el marido de Ursula; a los padres de Vanja; e incluso -sigo imaginando- a Lily y Sabine, mujer e hija de Sebastián, cuyo recuerdo le impide  llevar una vida normal. De que estos que acabo de citar tendrán papel relevante en las siguientes entregas casi casi me jugaría el cuello. No haría lo mismo con los miembros del cuerpo de policía de la pequeña localidad, Västeräs, a la que se han desplazado los super stars de la Unidad de Homicidios de Estocolmo, y eso que la relación entre dos de ellos: Hanser, la jefa de la comisaría encargada de la resolución del crimen, y Haraldsson, el policía ninguneado por todos incluida su esposa Jenny, le sirve a la autores de soporte de la ración de humor que han esparcido por este relato.

Del asunto policial en sí que se dirime en esta novela y para la que es requerida la presencia de este cuerpo especialista en resolver complicados homicidios sólo diré para no destripar la historia que estamos ante la muerte de un joven de 16 años que se educaba en un colegio de élite. Quién es este joven, cuáles eran sus relaciones familiares y de amistad dentro y fuera del Instituto de Bachillerato al que asistía, será lo que estos cinco investigadores habrán de analizar para así encontrar al culpable.

Como sucede en una novela negra que se precie la investigación sirve a los autores para pasar revista a la sociedad: el bullying escolar, el elitismo educativo y sus cloacas, el consumismo desaforado en nuestras sociedades, las difíciles relaciones de pareja, el sexo, el amor, el alcoholismo, el chantaje afectivo, las dificiles relaciones entre la prensa casi siempre sensacionalista y los investigadores policiales, las luchas dentro de las comisarías por ascender dentro del Cuerpo...

El modo de narrar
Si,  aparte de la personalidad del protagonista  -aquí Sebastian Bergman-,  algo hay que diferencie y haga destacar una novela negra de entre la inmensa floración de las mismas que actualmente existe, ello es la manera de relatar. 
  • Me ha llamado especialmente la atención cómo el ritmo endiablado que tiene la narración de vez en cuando los autores lo embridan y retienen mediante la inclusión de frases (a veces sólo palabras) que se suceden tras pausas largas (puntos y aparte) creando una sensación de conclusión lógica y definitiva: 
"Vanja guardó silencio mientras seguía conduciendo. Había algo.
En Sebastián.
Algo que no había notado antes.
" (pág. 195)
"Estaba leyendo el Aftonbladet. Torkel también lo había hojeado. Lena Eriksson acaparaba cuatro páginas completas.
Bien escritas.
Reveladoras
." (pág. 195)
  • Este recurso lo utilizan con frecuencia para  presentar acciones descriptivas:
"Sus colegas no habían notado nada porque Vanja era demasiado disciplinada pero el esfuerzo la había desgastado
Pensamientos
Preocupaciones
" (pág. 180)
  • Un ritmo que se marca especialmente al final de algunos capítulos o secuencias en forma de resumen de lo sucedido hasta el momento y en muy poco tiempo:
"Echó a andar hacia la puerta de la casa de sus padres. en menos de cuarenta y ocho horas había conseguido una casa, un posible hijo, un empleo, una potencial invasora y una probable enemiga. Reconoció que se había equivocado. No era verdad que nunca pasarabnada en Västeräs." (pág. 229)
  • También me ha gustado la manera como en capítulos y/o secuencias consecutivas los escritores juegan colocando personajes diferentes que sin embargo comparten personalidades semejantes. Con este juego dan ritmo y viveza a la narración.
  • Asimismo el uso del soliloquio, del pensamiento interior, presentado en forma de breves monólogos interiores juega una importante función en esta novela. Especialmente es en los interrogatorios donde la diferencia entre lo que se dice y se piensa, y entre lo que se escucha y se entiende donde estos monólogos destacan especialmente:
"'Eso no es verdad -le dijo la vocecita interior que la había acompañado todo el día-. Tú tuviste poder'" (pág. 106)
  • Interesantísimo y un elemento importante para caracterizar a Sebastian Bergman es lo puntilloso que el psicólogo investigador es con todo lo referido a aspectos lingüísticos:
"Sebastián se puso a considerar si debía de explicarle a Clara que el uso de la segunda persona para hablar de sí misma, en lugar de la primera, era un mecanismo de protección verbal,una manera de generalizar su desgracia, de volverla menos personal, de eludir posibles responsabilidades." (pág. 100)
"-No eres el hijo de los Bergman? ¿Sebastián? ¿Trabajas en estas cosas, no? -Trabajaba. Pretérito imperfecto. Ya no." (pág. 82)
Final
Una novela negra que se lee con ganas; una novela de personajes bien delineados con los que se empatiza positiva o negativamente dada su extrema verosimilitud (en el caso del protagonista me hace gracia la antipatía que genera en algunas de mis admiradas reseñadoras, citadas al inicio de este post, su fría relación con las mujeres); una novela que baraja con maestría los ingredientes clásicos de la novela negra: mundo urbano, cosmopolitismo, bajos fondos, adicciones [sexo, y alcohol], importancia del ingrediente psicológico, suspense, juego con el lector, giros inesperados de la trama, y, sobre todo, un final sorprendente que nos deja sedientos de iniciar la lectura de la siguiente entrega. Sí, está claro, se nota que Michael Hjorth Hans Rosenfeldt son guionistas de exitosas series policiales para televisión.

16 oct 2017

"El cuento de la criada", relato de Margaret Atwood

24 comentarios:
El mundo actual vive casi más de la imagen que de la letra impresa. Naturalmente todo, antes de plasmarse en imágenes, nace en formato escrito; de ahí la mutua retroalimentación de ambos mundos, el visual y el literario. Un ejemplo actual es el de la novela "El cuento de la Criada" de la escritora canadiense Margaret Atwood quien tras haberla publicado hace ya más de 30 años ha visto cómo ha vuelto a los escaparates y expositores de las librerías tras el inmenso éxito alcanzado por la serie televisiva de 10 capítulos que HBO ha hecho de ella y que está actualmente disponible en esta plataforma en nuestro país.

Margaret Atwood escribe "El cuento de la criada" (The Handmaid's Tale) en 1985. Ya desde el momento de su aparición la novela conoció el éxito: galardonada en 1985 con el Governor General's Award for English-language fiction y en 1987 con el Arthur C. Clarke Award, un premio de origen británico que se entrega a la mejor ópera prima del género novela de ciencia ficción publicadas en el Reino Unido durante el año anterior a la entrega. "El cuento de la criada" fue la primera novela galardonada con este premio. 

La novela es una distopía, feminista según algunos dado que el asunto que plantea es el de la esclavitud de las mujeres por culpa de su fertilidad; una distopía de la maternidad, según la propia autora, que no desea alistar la novela tan fácilmente en la bibliografía feminista pues piensa -así lo ha mantenido en diversas ocasiones- 'que hoy en día vive del feminismo no poca gente sin el más mínimo talento'. Pero también es una distopía política: la escritora canadiense denuncia o avisa de la facilidad que corre el democrático mundo actual de convertirse en una dictadura. En la novela nos encontramos con una dictadura de naturaleza teocrática: no se puede obviar el momento en que la Atwood está redactando su relato, en plena resaca de la crisis de los rehenes americanos en Irán ocurrida durante 444 días del 4 de noviembre de 1979 al 20 de enero de 1981. El fanatismo con que se conducía ese país bajo la férula de los ayatollahs que habían impuesto una policía religiosa y que realizaban ejecuciones ejemplarizantes en las plazas públicas está, sin lugar a dudas, en la mente de la autora. Pasados los años y visto lo visto, también podría servir para cualquier otro régimen autoritario de naturaleza populista, misoneísta, supremacista, nacionalista... con ribetes de ser impuesto desde lo más alto por la voluntad de un deus ex machina que como bien todos sabemos jamás se puede equivocar.

Defred es el nombre impuesto al personaje que está contando su historia de manera desordenada, al hilo de los sucesos que le van aconteciendo en la nueva sociedad establecida de manera paulatina en Gilead, nombre del país que antes fuera Estados Unidos. Defred es una Criada, es decir, una mujer destinada a la fertilidad en un momento en que la misma ha caído de manera estrepitosa y las autoridades han colocado su recuperación en el centro de su acción política. Estas Criadas son puros objetos al servicio de los Comandantes (dirigentes) cuyas Esposas no tienen hijos y sí los desean. Para justificar la servidumbre sexual de las primeras esta sociedad fuertemente religiosa -teocrática- echa mano de unos versículos del Génesis en los que Raquel, la mujer de Jacob viendo que no podía darle hijos a su marido, le insta a que los tenga con Bilhá, su criada, la cual parirá sobre sus rodillas de manera que así ella, Raquel, también los tendrá.

Defred, pues, es una de estas Criadas cuya función es darle hijos a Fred, su Comandante, y de ahí el nombre que recibe para indicar de quién es propiedad. Para lograr la gravidez, con regularidad establecida tiene lugar la Ceremonia del apareamiento consistente en la monta de la sierva por su señor ante la atenta mirada de la Esposa llamada Serena Joy por la narradora del relato. En la casa de Serena y Fred, dirigentes destacados, viven otras clases como las Marthas (cocineras, limpiadoras y tal) Rita y Cora e incluso Nick, el chófer del Comandante cuyo aislamiento y abstinencia sexual es una de sus características.

Fuera de la zona controlada donde transcurre la vida de las Criadas delimitada por un muro en el que de manera ritualizada se realizan eufemísticas celebraciones de Salvación (en realidad ajusticiamientos) a la vista de todos y cuyos protagonistas luego son colgados de clavos colocados allí ad hoc, existen zonas donde la mano controladora del gobierno teocrático es más tenue y a donde aspiran a ir aquellas mujeres que quieren escapar de la terrible esclavitud que dentro están viviendo. Es el caso de Moira, compañera de fatigas desde la infancia de Defred que escapa cuantas veces puede del recinto. Pero fuera tampoco hay mucho más que dentro; lo que hay son restos, resquicios repugnantes del antiguo orden social en los que las mujeres eran sexualmente explotadas y humilladas con fines no reproductivos. ¿Qué es mejor, el viejo o el nuevo orden? Desde luego la pura racionalidad del hoy es más deshumanizadora pues sólo valen las mujeres fértiles que deben dar hijos en un período máximo de seis años. Pasado este tiempo los Guardianes (vigilantes) las enviarán a las Colonias exteriores donde trabajarán en el inhóspito medio ambiente y pronto morirán.

La novela estructuralmente presenta dos instancias en contrapunto: una, la del presente terrible que vive Defred en esa tiránica sociedad teocrática; y otra, en la que ella rememora momentos del pasado de manera desordenada según topa con las situaciones que va viviendo en una cierta comparación entre el Hoy y el Ayer. A través de estas rememoraciones, evocaciones y/o ensoñaciones hacia el pasado ["Suelo padecer estos ataques del pasado, como desmayos, como una ola que me invade la mente", pág. 49] vamos recibiendo la información cuarteada que según avanza el relato nos permite dar forma al personaje ["Tendréis que perdonarme. Soy una refugiada del pasado y, como otros refugiados, sigo las costumbres y hábitos que abandoné o que fui obligada a abandonar, y todo esto parece muy pintoresco, y yo soy muy obsesiva con respecto a ello.", pág. 224], a su ocupación en la anterior sociedad, a los sucesos que ocasionaron esta ruptura ["Fue después de la catástrofe, cuando le dispararon al presidente y ametrallaron el Congreso, y el ejército declaró el estado de emergencia. En aquel momento culparon a los fanáticos islámicos. Hay que mantener la calma, aconsejaban por la televisión. Todo está bajo control.", pág. 168], a personajes que formaban su familia: Luke, su madre, su hija...

El Cuento
Chaucer, Cuentos de Canterbury
En el blog de Jimena de la Almena hay una muy buena reseña sobre
Geoffrey Chaucer y sus "Cuentos de Canterbury"
La escritora canadiense titula el relato con una expresión que según se nos aclara en el último apartado de la obra, "Notas históricas sobre 'El cuento de la criada'" es un homenaje al escritor medieval inglés Geoffrey Chaucer, el autor de "Cuentos de Canterbury". En esa obra del siglo XIV, realizada a imitación de "El Decamerón" de Boccaccio, unos peregrinos a Canterbury acuerdan contar cuentos para hacer más ameno el viaje. Dados los distintos oficios de los viajeros  los cuentos de cada uno de ellos lleva como título el oficio de su narrador: 'Cuento del caballero', 'Cuento del molinero', 'Cuento del alguacil', 'Cuento del cocinero, 'Cuento del fraile'... y así hasta 22 de los más de 120 anunciados en el prólogo. Pues bien, a imitación de estos títulos Margaret Atwood presenta "El cuento de la criada".

Naturalmente no estamos en el siglo XIV y tampoco la Criada de Atwood es lo que pudiera entenderse por ello en la Edad Media. Pero tampoco la expresión 'cuento' significa lo mismo en Chaucer, donde el sentido moralizante o de enseñanza es evidente, que aquí. La narradora de la novela de Atwood no hace más que cuestionarse el sentido del término:
"Si esto es un cuento que yo estoy contando, entonces puedo decidir el final. Habrá un final para este cuento, y luego vendrá la vida real. Puedo decidir dónde dejarlo. Esto no es un cuento que estoy contando. También es un cuento que estoy contando, en mi imaginación, sobre la marcha.", (pág. 38) 
Para Defred, la narradora, como para el resto de Criadas, el  contar, el cuento, es casi una terapia.  A su través logran liberar la opresión que sufren.  Por eso a las Criadas cuando salen a hacer la compra siempre en compañía de otra se les tiene prohibido intercambiar información que vaya más allá de lo puramente establecido de manera ritualizada a través de un prontuario de preguntas y respuestas. Defred en su deambulante soledad acompañada normalmente por Deglen, otra Criada, rememora de manera desordenada el pasado del que fue arrebatada de manera brutal. Piensa en Luke, el hombre que fue su pareja y con el que tuvo una hija de la que a día de hoy apenas si tiene vagas referencias; y  la acción de contar, sea o no algo coincidente de manera escrupulosa con la realidad, es instrumento de libertad y de construcción de la verdad:
"Al contarte algo, cualquier cosa, al menos estoy creyendo en ti, creyendo que estás allí, creo en tu existencia. Porque contándote esta historia, logro que existas. Yo cuento, luego tú existes.",( pág. 263)
También piensa en su madre, una mujer liberada y luchadora que creía en la vida de las mujeres sin ataduras ["no quiero a ningún hombre a mi lado, para qué sirven, excepto por los diez segundos que emplean en hacer medio bebé. Un hombre es simplemente el instrumento de una mujer para hacer otras mujeres.", pág. 115]. Una mujer de la que a día de hoy apenas sabe nada, aunque lo más seguro es que haya muerto. Pese a ello es sobre ella y sobre su militancia feminista anterior a la instauración de Gilead sobre la que recae la escasa ración de humor que pudiera encontrarse en esta dura novela:
"Madre, pienso. Estés donde estés, ¿puedes oírme? Querías una cultura de mujeres. Bien, aquí la tienes. No es lo que tú pretendías, pero existe. Tienes algo que agradecer." (pág. 122)
El homenaje a Chaucer se visualiza también en que esta narradora en 1ª persona que se dirige a un receptor múltiple, a un público plural cual hacían los juglares medievales en la plaza pública, relata no una historia única, la suya, sino que acoge en su Cuento otros muchos cuentos más:
"Estoy demasiado cansada para continuar con este cuento. Estoy demasiado cansada para pensar dónde estoy. Aquí va un cuento diferente, uno mejor. Éste es el cuento de lo que le ocurrió a Moira. Puedo completar parte de él por mi cuenta, de la otra parte me enteré por Alma, que se enteró por Dolores, que se enteró por Janine. Janine se enteró por Tía Lydia" (pág. 123)
¿Un mundo feliz?
Leyendo la novela me ha venido a la cabeza el mundo feliz de Aldous Huxley. Sin embargo he visto que la sociedad distópica de Atwood es mucho más dura que la de Huxley. Mientras que los rebeldes de "Un mundo feliz" lo eran a través del amor al estilo humano, aquí en Gilead este amor está condenado a vivir sólo en el mundo del recuerdo de estos seres que son "refugiados del pasado" para quienes como reflexiona Defred "nadie muere por falta de sexo. Es por falta de amor por lo que morimos.".

Gilead es un mundo en el que el sexo es obligatorio y por lo tanto, sin ambages, se cosifica a la mujer que así no puede llamarse a engaño; engaño que en cierto sentido existía en el pasado si hombre y mujer no estaban en igualdad de condiciones. Tal sucede cuando la mujer que era antes Defred pierde su trabajo y Luke que aún lo conservaba tras escucharla quiere hacer el amor:
"Pero algo había cambiado, ya no existía el mismo equilibrio. Sentí que me encogía, de manera tal que cuando me rodeó con sus brazos eran tan pequeña como una muñeca. Sentí que el amor se alejaba sin mí." (pág. 179)
Quizás el Comandante llega casi a convencer a su sierva sexual cuando ella cuestiona la Peregrinación de las Mujeres (casamientos en grupo): 
"¿Qué es lo que pasamos por alto?, preguntó el Comandante
El amor, afirmé
¿El amor?, se extrañó el Comandante. ¿Qué clase de amor?
El enamorarse, repuse
El Comandante me miró con su mirada franca e infantil [...] ¿Realmente valía la pena enamorarse? Los matrimonios arreglados siempre han funcionado perfectamente bien, como mínimo." (pág.216 ) 

Una novela muy versionada
Como digo al inicio la novela se ha visto favorecida en la aceptación popular por su versión televisiva. Desde un primer momento "El cuento de la criada" fue objeto de versiones de todo tipo: cinematográficas (en 1990, Volker Schlöndorff dirigió una adaptación sobre guión de Harold Pinter), teatrales y hasta operísticas (en el año 2000 en Copenhague, en el 2003 en Londres y en la temporada 2004-2005 en Canadá). Pero sin lugar a dudas ha sido la serie de televisión de diez capítulos, protagonizada por Elisabeth Moss como Defred, la que ha tenido más impacto popular. En la realización de la serie intervino la mismísima  Margaret Atwood como consulting producer. La serie ha obtenido 5 galardones en los premios Emmy 2017.

 


Para finalizar
Una magnífica novela por todo: por la construcción; por la denuncia política; por la denuncia de la explotación de la mujer; por los peligros que denuncia, entre ellos el del excesivo puritanismo presente en las sociedades anglos donde viene a contextualizar su historia futurista; por la reflexión  metaliteraria que existe en ella sobre los límites de los géneros literarios, sobre la ductilidad de los mismos ("Me lo inventé. No ocurrió así. Lo que ocurrió es lo siguiente:" y hace una versión diferente a la anterior para, una vez que ha logrado rompernos el espinazo, sorprendernos con un "Tampoco ocurrió así. No estoy segura de cómo ocurrió, no exactamente. Todo lo que puedo hacer es una reconstrucción: el modo en que se siente el amor siempre es aproximado.", pág. 261); por la  denuncia que hace del juego y papel de la intelectualidad en el sostenimiento y justificación de las sociedades incluso de las más autoritarias como la de Gilead; por la utilización de un lenguaje exquisitamente literario que exige un lector que lo deguste.

Datos del libro
Autor: MARGARET ATWOOD
Título: “El cuento de la Criada”
Nº de páginas: 416 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: SALAMANDRA
Lengua: CASTELLANO
ASIN: B071KQF6G3
Precio:
En papel: 18'05€
Ebook: 11’39€



9 oct 2017

Jhumpa Lahiri: "El buen nombre"

19 comentarios:
De Jhumpa Lahiri no había oído hablar hasta la entrevista que la revista El País Semanal publicó el pasado 18 de septiembre. Mi amigo José Antonio, gran lector, me había recomendado vivamente ya hace tiempo la lectura de esta autora, que él había leído durante un verano en la ciudad de Vancouver. Como sé del buen criterio de José Antonio en cuanto tuve oportunidad de contactar con la obra de Lahiri me puse manos a la obra. Tan sólo no le hice caso en una cosa: he comenzado mi contacto con la bengalí por su primera novela y no por los relatos que la hicieron famosa. A falta de leerlos, de la novela adelantaré que me ha parecido magnífica.

La autora
identidad cultural, cultura híbrida, mestizaje cultural
Jhumpa Lahiri es una estadounidense de origen bengalí nacida en Londres en 1967. En 1999 saltó a la fama en el mundo de la narración con "Intérprete de emociones", su primera publicación, una colección de relatos que fue Premio Pulitzer el año 2000. Otros libros suyos además de la novela objeto de esta reseña son "Tierra desacostumbrada", otra colección de relatos aparecida en 2008; y otra novela, última publicación suya por ahora, titulada "La hondonada" del año 2013.

"El buen nombre" sale a la luz en 2003. Su éxito fue inmediato, siendo llevada al cine tres años más tarde por Mira Nair, hindú como Lahiri aunque diez años mayor que ella.

Sinopsis (dada por la propia editorial)
La familia Ganguli emigra desde Calcuta a Boston. Ashoke y Ashima Ganguli forman un matrimonio de conveniencia tradicional indio. Ashoke consigue un trabajo (es ingeniero de profesión) en Cambridge, y la pareja se lanza a una aventura americana. Ashoke, superviviente de un accidente de tren, se adapta con facilidad a su nuevo entorno, Ashima no y pasa los días añorando su casa y su familia. Cuando nace su primer hijo, la pareja prefiere seguir la tradición de permitir a la abuela darle su nombre. Envían una carta anunciando el nacimiento, pero la respuesta no llega. Pasan meses y tienen que poner algún nombre. Ashoke, un lector voraz de literatura rusa, quiere poner el nombre de Gogol, a quien leía cuando sobrevivió al accidente de tren y hacia quien siente un lazo especial. Pero a Ashima no le gusta. La tradición también dicta que un niño nace con un nombre formal, y otro que se utiliza, y finalmente le dan el nombre de Nikhil, y el apodo de Gogol, Gogol Ganguli.


Mi comentario
Muchas cosas me han gustado de esta novela de Jhumpa Lahiri. Quizás la primera haya sido la sensación de verdad que transmiten todos los personajes que se mueven en la narración. Tan de verdad son estos seres que viven en una cultura diferente a la original suya que fácilmente comprendemos los sentimientos que albergan sus corazones:
  • Unos, Ashoke y Ashima, en especial esta última, viven en su burbuja bengalí: ella viste el sari; ambos se descalzan al llegar de la calle; en las multitudinarias reuniones que organizan en casa la comida, abundante siempre, es  el centro de las mismas; cuando cada cierto tiempo la familia se desplaza hasta Calcuta llevan regalos para todos los miembros de la familia; en Estados Unidos forman núcleo 'familiar' con otros bengalíes que como ellos emigraron de la India a USA y han enseñado a sus hijos a llamarlos tías y tíos, aunque en privado Ashima se esfuerza en que sus hijos Sonia y Gogol sepan distinguir 'mashi' y 'pishi', 'mama' y 'maima', 'kaku' y 'jethu', según que en la realidad hindú lo sean por parte de madre o padre, carnales o políticos. Si fuera por Ashima la familia habría regresado a la India; sin embargo, Ashoke guarda muy en su interior la recomendación que le hizo Gosh, compañero de compartimento del tren en el que viajaba para ver a su abuelo: "Antes de que sea demasiado tarde, y sin pensártelo mucho, mete una almohada y una manta en la maleta y vete a ver mundo, tanto mundo como puedas" (pág. 17); o sea, que persiguiese sus sueños, que no se amoldase a la tradición familiar por mucho dolor que la separación le pudiese ocasionar. Junto a este consejo, su vida debe no poco a la obra y vida del escritor ruso Gógol y en especial el relato "El capote" que, como no ha podido ser de otro modo he buscado y leído con avidez a fin de entender mejor a este hombre. En fin, lo mejor será que vosotros mismos cuando acabéis "El buen nombre" os paséis por Gógol, sólo serán unos minutos pues el relato es de unas 20 páginas.
  • Otros personajes, los más jóvenes, son los que circundan a Nikhil -Gógol, en el ámbito familiar-. Aquí estarían, además de él, su hermana Sonia seis años menor, y sus amores, en especial Moushumi con quién contraerá matrimonio. Este grupo de jóvenes constituye ya la segunda generación de bengalíes que, aceptando y participando en no pocas de las costumbres y tradiciones de su cultura bengalí, ya se siente más de la parte del mundo en que han nacido, crecido y educado.
Nikolái Gógol, Jhumpa Lahiri
El personaje central de la novela es Gógol quien crecido en USA oprimido interiormente por su cultura familiar que él se negaba a aceptar. Al final entiende a su padre, ese hombre que se alejó de sus orígenes para tener un futuro mejor que entregar a sus hijos aunque siempre quiso que retuvieran también lo importante de su cultura de origen. El nexo de unión entre la vida americana y la de la India de donde proceden se simboliza en un libro de relatos de Nikolai Gogol que contiene el titulado "El capote". Este libro, su autor y el relato en cuestión acompañan los momentos fundamentales de la vida de esta familia: Ashoke lo iba leyendo en el tren cuando sufrió un accidente; él mismo salvó la vida gracias a las hojas del libro destrozado que al moverse llamaron la atención de los equipos de rescate; Gógol será el nombre que Ashoke ponga a su hijo recién nacido a la espera del principal que han pedido a la abuela de Ashima; todos los miembros de la familia Ganguli, como el personaje del relato ruso -Akaki Akákievich-, habrán de ser resolutivos si quieren hacer realidad sus sueños; Ashoke regala este libro de relatos a su hijo y con ello le entrega el secreto de su vida; al final de la novela Gógol se enfrasca en su lectura simbolizando con ello que el regalo y deseo paterno ha caído en buena tierra.

Además de los creíbles personajes me ha llamado mucho la atención la manera de contar de Jhumpa Lahiri. Es una prosa viva, rápida, que utiliza con preferencia el presente de indicativo con ese sentido durativo que esta forma verbal tiene y que logra transmitir la sensación de intemporalidad característica de los escritos míticos. Y es que la novela de la bengalí Lahiri está cargada de un valor legendario al tiempo que real, algo que, en mi opinión, casa a la perfección con el cosmopolitismo intrínseco a la vida de un bengalí en un medio cultural tan estéril cual puede ser visto el mundo estadounidense:
"Ashima se siente sola de pronto, terrible, definitivamente sola, y durante unos breves momentos se aparta del espejo y llora por su marido. Está algo desbordada ante el paso que está a punto de dar, ante el traslado a una ciudad que fue su casa y que ahora, a su manera, le resulta extraña" (p. 292)
Me gusta también en la novela la manera que la autora emplea para evocar el pasado. Jhumpa Lahiri viaja hacia atrás con suavidad, delicadeza y naturalidad. Lo hace a través de ensoñaciones en esos tiempos muertos que son las esperas de algo o alguien. Y tanto las salidas de las mismas como su inmersión en ellas resultan de lo más natural:
"Reconoce la bocina del coche de su madre, lo ve entrar en el aparcamiento de la estación. Sonia es quien conduce, y al verle le saluda con la mano. Ben va a su lado." (p. 297)
He dicho antes que esta novela fue adaptada al cine con éxito en una película de igual título dirigida por Mira Nair en 2006. La manera de narrar de Jhumpa Lahiri utiliza también muchos recursos cinematográficos. Quizás el que más ha llamado mi atención es el de la elipsis. Esta sensación de que hay pequeños datos no comunicados que el yo-lector halla con criterio, produce en el receptor de la historia un gran placer al ver que en cierto modo él es coautor, que él es necesario para completar lo que la escritora ha dejado sin expresar o simplemente ha sugerido. En mi opinión ésta es una de las características de la buena literatura, y no me diréis que no está muy lejos del cine. Sí, desde luego esta novela se prestaba mucho a la versión cinematográfica.

Una novela que rezuma literatura por todos sus poros.
El personaje central y Ashoke, su padre, no se entienden sin el amor hacia la literatura, en especial la de los grandes narradores rusos. Ashima no participa de esta afición de Ashoke por el realismo ruso ("Ella no ha leído nada de Gógol, pero está más que dispuesta a colocarlo en un estante de su mente, junto a Tennyson y a Wordsworth"), a ella le va más la poesía romántica inglesa, y cuando sus hijos ya no la necesitan trabajará en la biblioteca local a tiempo parcial tres tardes por semana.
Nikhil y Ashoke aunque profesionalmente sus trabajos son más bien de tipo técnico, sin embargo 'viven en literatura'. El primero sobrelleva desde el día de su nacimiento el estigma de Gógol hasta que se reconcilie con él y aprenda a vivir sin complejo alguno. Esta liberación le sobreviene haciendo limpieza en la que fue durante su niñez su habitación en el apartamento que su madre se dispone a abandonar:
"Ashima le ha pedido que los revise [los libros que él tenía de estudiante en su habitación], que se asegure de que no hay ninguno que le interese conservar. Así que se ponen a rebuscar. La familia Robinson, En el camino, Manifiesto Comunista [...] Relatos de Nikolái Gógol [...] Gógol se pone de pie, cierra la puerta de su dormitorio, abre el libro, mira la ilustración de Nikolái Gógol, pasa la página y lee el título del primer relato. 'El capote'" (págs. 302-303)
Esta reconciliación consigo mismo lo es también con su padre al que ahora, al leer el relato de Gógol, viene a entender la frase la enigmática frase que una lejana tarde de su adolescencia le dijo:
"¿Sabes qué dijo Dostoievski una vez?
Gógol niega con la cabeza.
—Que todos salimos del capote de Gógol.
—¿Y eso qué significa?
—Algún día lo entenderás." (p. 83)
Si el relato de Gógol marca el destino de Nikhil, el de Moushumi también va a venir marcado por otro texto, en este caso un gran ejemplar de fotografías de París del fotógrafo Eugène Atget. Para Moushumi este libro que tiene Dimitri, un antiguo profesor suyo, en su apartamento contiene lo que la une a él: Paris. Ahi debía de haber marchado ella aceptando la beca que le habían concedido. Nunca debía de haber renunciado a ello. Sucede en ella algo parecido a lo que le ocurrió a Ashake, el padre de Nikhil.



Una lectura muy oportuna
En un país como el nuestro que ha vivido mucho la emigración, tanto hacia otros países como dentro de nuestras propias fronteras, esta novela dice mucho. Los veranos son manifestación de este trasiego de personas: las familias retornan temporalmente a sus localidades de origen -como la familia Ganguli cuando cada cierto tiempo viaja a Calcuta-; estos grupos familiares año tras año se ven engrosados con los hijos de los emigrantes de la primera generación los cuales ya han nacido en el país de Europa o comunidad española dofijaron la residencia sus padres. Son estos jóvenes los que sienten sobre sí con mayor dureza el problema de su identidad cultural: son españoles en Alemania, y alemanes en España; castellanos en Euskadi y vascos o catalanes en su pueblo de Castilla. Esta sensación de no pertenecer con plenitud a ninguno de estos dos mundos, de ser auténtico extranjero en su Patria es difícil de sentir si no se ha vivido. Jhumpa Lahiri la vivió en sus propias carnes y consigue trasladarla con gran brillantez en esta novela. Gógol es ella, un ser híbrido que quiere tomar lo mejor de las dos culturas a las que pertenece, que no quiere desertar de ninguna de ellas porque eso sería empobrecerse, eso sería caer en el provincianismo y/o en el supremacismo. No, Gógol no es mejor por haber nacido en USA, pero tampoco es inferior a los norteamericanos por ser sus padres bengalíes. No, para nada. Veo en esta novela de Lahiri una excelente medicina para combatir entre nosotros el supremacismo de todos los nacionalismos, así como para favorecer la integración de la cultura foránea en la de la región de destino sin que ninguna de las dos pierda su esencia.
 





3 oct 2017

Los Rolling Stones después de 35 años

17 comentarios:
Mi hijo se presentó hará cosa de cinco meses con dos entradas a mi nombre para ver a los Rolling Stones en Barcelona el pasado 27 de septiembre. ¿Sería una broma la que a su madre y a mí nos hacía? No, no era una broma: las entradas existían; sólo faltaba que nosotros, sus padres, talluditos ya ambos, nos liberásemos del paso del tiempo y, amantes de la música de los cuatro músicos ingleses, decidiésemos como hace 35 años pasar una tarde con ellos en el Estadi Olimpic Lluis Companys. Así lo hicimos y asistimos a un espectáculo increíble, genial, estupendo..., total.


Estadi Lluis Companys, Barcelona, España

Hacía 35 años, desde aquel mítico concierto del Calderón de 1982 en Madrid [pinchar aquí], que no veía y disfrutaba como pocas veces en vivo y en directo con estos cuatro 'jóvenes-señores-ancianos-chicos'. Sí, en efecto, me refiero a "Los Rolling Stones" (Mick Jagger, Keith RichardsCharlie Watts y Ron Woods), situados todos ya en la setentena, conservan la fuerza (Mick Jagger mantiene la felinidad que le caracteriza desde hace cincuenta años, ¡increíble!), el sonido (esencial en este aspecto la aportación de Darryl Jones al bajo, Karl Denson con el saxo tenor, Tim Ries en el teclado, Matt Clifford  al corno francés y teclados y Bernard Fowler en la percusión), la voz (de los cuatro titulares de la banda, Mick Jagger la conserva de manera excelente; no así Keith Richards que, como hace en todos los conciertos de los Stones, interpretó dos temas  -“Happy” y “Slipping Away”- para así dar descanso a Jagger. Y por si el solista titular fuera poca cosa, los Stones suman en muchos de sus temas la prodigiosa voz de la estadounidense Sasha Allen que confiere un brillo especial a los varios blues que en Barcelona interpretaron, y que en “Gimme Shelter” destacó especialmente), y la comunicación con un público variopinto e intergeneracional en el que predominaban los sesenta y cincuentones acompañados en muchos casos de sus vástagos quienes, ¡oh sorpresa por mi parte!, conocían y entonaban todas y cada una de las letras de los veinte temas que interpretó la banda inglesa, y eso que fue un recorrido por temas de toda su carrera, o sea, de los 60, 70 y 80 especialmente; tan sólo hicieron tres temas de su último álbum: “Blue & Lonesome” que fueron “Tumbling Dice”, “Just your fool” y “Ride ‘Em On Down”.

Los veinte temas fueron los siguientes y por este orden:
  1. Sympathy for the Devil
  2. It’s Only Rock ‘n’ Roll (But I Like It)
  3. Tumbling Dice
  4. Just Your Fool
  5. Ride ‘Em on Down
  6. Under My Thumb
  7. Rocks Off
  8. You Can’t Always Get What You Want
  9. Paint It Black
  10. Honky Tonk Women
  11. Happy
  12. Slipping Away
  13. Miss You
  14. Midnight Rambler
  15. Street Fighting Man
  16. Start Me Up
  17. Brown Sugar
  18. Jumpin’ Jack Flash
  19. Gimme Shelter
  20. (I Can’t Get No) Satisfaction
Amante como soy de la música de los Rolling Stones he buscado en Spotify todas estas canciones y he confeccionado una lista de las mismas que he denominado "Los Rolling Stones en Barcelona".  Pinchando en el nombre del listado se accede a la playlist de Spotify. Os recomiendo que lo hagáis para entender así mejor el enorme disfrute que me supuso esa tarde en el Lluis Companys de Barcelona.  Os dejo aquí cuatro temas de muestra: 

No es lo mismo, ¡claro que no!, escuchar los temas grabados en estudio que componen la lista que escucharlos en vivo y en directo. Pero menos da una piedra, ¿no?

Los Rolling Stones en Barcelona 2017
Y es que en vivo y en directo a las cuatro características (fuerza, sonido, voz y comunicación) que antes he señalado hay que añadir la fastuosa puesta en escena que servía para presentar un espectáculo que, teniendo como principal y básico ingrediente la música, voz y movimientos por el escenario de los intérpretes, conseguía realzarlo gracias a cuatro enormes pantallas led de 20 metros de alto cada una en las que se sucedían sin solución de continuidad imágenes de los músicos según ejecutaban las composiciones y/o vídeos en blanco y negro y/o en color para ilustrar los textos de algunas de las canciones; en otros momentos por esos enormes paneles de luces led se desparramaba una tormenta de colores al ritmo de los sones de esas guitarras increíbles de Keith Richards, Ron Woods o Darryl Jones; también las proyecciones visuales acompañaban y realzaban los lamentos magníficos que en algunos blues extraía Mick Jagger de su armónica,  Karl Denson de su saxo tenor o Sasha Allen de sus prodigiosas cuerdas vocales (¡magnífico momento el de Sasha Allen!). Ya digo, lo que contemplé con mis cinco sentidos el miércoles 29 de septiembre en Barcelona fue un espectáculo total. Creo que lo que escuché fue auténtica música clásica contemporánea que a poco que algún programador de las emisoras de clásica abra el espectro musical al confeccionar la escaleta los Stones pasarán junto a muchos otros clásicos modernos a ocupar lugar de privilegio en ellas. Quizás sea algo atrevida esta opinión, pero es lo que sinceramente pienso.
Stones, No Filter, Europe/2017

Y al día siguiente aprovechamos para visitar Barcelona antes del marcado en el calendario 1-O. Paseamos por el modernismo barcelonés contemplando desde las por mí muchas veces disfrutadas Sagrada Familia, casa Batlló, casa Amatllé, casa Milá... hasta otras menos conocidas pero pertenecientes a esos grandísimos arquitectos que fueron, además de Antoni GaudíLluís Domènech i Montaner, Josep Amargós i Samaranch, Josep Fontserè, Enric Sagnier i Villavecchia... quienes en las postrimerías del siglo XIX y primeros años del XX construyeron esa ciudad enriquecida que se ensanchaba,  crecía y rompía sus costuras porque con la exposición universal del año 1888 ya no cabía en sus estrechos límites.

casa Batlló, casa Milá, Sagrada Familia