«La libretita se llamaba La LiBrEeeTa De LasSsS KaNcIoOoNeS porque cuando la robamos de debajo del mostrador de la venta, tenía escrito en la portada, dura, marrón y forrada de tela, la palabra CUENTAS y a Isora se le ocurrió que le pegásemos encima un trozo de papel blanco con cintasiva y le pusiésemos un nombre bonito con letras parriba y pabajo como cuando escribíamos en mésinye.» (cap. “Voy a aserte caricias ke no san inventao”)
Una primera novela que tiene una solidez que sorprende. La autora, Andrea Abreu (1995, Icod de los Vinos, Tenerife, Canarias), es una joven que, partícipe en una escuela de escritura, la madrileña de Fuentetaja, como parte de los ejercicios allí propuestos fue construyendo, al tiempo que trabajaba como dependienta en una tienda de ropa interior y completaba estudios de posgrado en diversos medios periodísticos, una novela que debe mucho a sus orígenes canarios.
Sabina Urraca
La novela es también la primera experiencia como editora de Sabina Urraca quien además se encarga de la presentación del libro. Cuenta en ella que conoció a Andrea Abreu en esos talleres de la Librería Fuentetaja donde ella era profesora. Allí -prosigue- fue donde nació el personaje de Isora que llena con su figura, voluminosa en todos los sentidos, la novela. Sabina, vasco-canaria ella, se enamoró de la manera de escribir que tenía esa joven alumna que vivía atosigada por unas prácticas de máster en un periódico que la exprimía y por su trabajo en una tienda de lencería en la que conseguía lo imprescindible para sobrevivir en Madrid. Ella, la profesora, la animó a proseguir esa historia de las dos niñas tinerfeñas y se comprometió a editarla debidamente. Y así, capítulo a capítulo, golpe a golpe que diría el poeta, Abreu fue enviando a la editora en ciernes los capítulos que poco a poco pero sin pausa iban saliendo de su mano durante el verano de 2019. La novela en una bella edición de la editorial Barrett vio la luz por vez primera en junio de 2020. El ejemplar que tengo entre mis manos, adquirido en la reciente Feria del Libro de Madrid, pertenece a la décimocuarta edición (abril de 2021), lo que demuestra el enorme éxito que esta obra primera de una escritora novel está teniendo.
La iniciática experiencia editora de Sabina Urraca se debe a la propuesta que la editorial Barrett realiza anualmente de que un escritor que admiran les recomiende una obra aún no publicada. Antes de que Sabina Urraca les propusiese la novela de Andrea Abreu la editorial Barrett había atendido ya las sugerencias de Patricio Pron y de Sara Mesa.
Sabina Urraca es una periodista gonzo o inmersiva, esto es, especializada en contar experiencias en las que se sumerge de manera personal. De hecho su labor como editora de Panza de burro cabe incluirla dentro de este tipo de experiencias. Además de otras colaboraciones habituales en medios periodísticos diversos (Vice, Tentaciones, Tribus Ocultas, El Comidista, Eldiario.es, El Estado Mental, Bostezo o Ajoblanco), Urraca es autora de Las niñas prodigio, novela aparecida en 2017.
Andrea Abreu
Sobre la autora dice la propia editorial lo siguiente:
Andrea Abreu nació en 1995 en lo alto de un pueblo, siempre nublado, del norte de Tenerife. Creció entre gatos y flores de bruja y, al cumplir los dieciocho, comenzó sus estudios de periodismo en la Universidad de La Laguna (ULL). Después de incontables cambios de residencia, se mudó a Madrid en el verano de 2017, para cursar el Máster en Periodismo Cultural y Nuevas Tendencias de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). Desde entonces, ha sido becaria, camarera y dependienta de una famosa marca de lencería.
Como periodista, ha escrito para la sección de Cultura del diario 20 Minutos y para diferentes medios, como Tentaciones (El País), Oculta Lit, LOLA (BuzzFeed), Quimera o Vice. Sus textos literarios han sido incluidos en varias revistas digitales y en papel. También en antologías como Macaronesia, de La Galla Ciencia; Los muchachos ebrios, antología de poesía jovencísima transoceánica, de La Tribu, o Piel fina. Poesía joven española (Maremágnum, 2019). Es autora del poemario Mujer sin párpados (Versátiles Editorial, 2017) y del fanzine Primavera que sangra (2017), un breve análisis poético sobre su relación con el dolor menstrual, que aparecerá este mismo año en la editorial Demipage. Ha participado en varios eventos literarios, como el festival cordobés de poesía Cosmopoética 2018 y es codirectora del Festival de Poesía Joven de Alcalá de Henares. El pasado 2019 fue ganadora del accésit del XXXI Premio Ana María Matute de narrativa de mujeres. Panza de burro es su primera novela.
Sinopsis (proporcionada por la propia editorial)
Es verano, principios de los 2000. Con la protagonista, una niña a la que su amiga Isora se dirige como Shit, caminaremos por un pequeño pueblo rural tinerfeño. Recorremos sus calles empinadas y siempre oscurecidas por el cielo nublado mientras Shit, poco a poco, va dejando atrás la adolescencia. La protagonista irá descubriéndose a sí misma a través de su mejor amiga, Isora.
Mi comentario
Muchísimas cosas me han gustado de esta Panza de burro. Lo primero que llamó mi atención, habiendo vivido cuatro felices años de mi vida en las Islas Canarias, fue el título del libro. La panza de burro es el nombre que los canarios dan a ese entoldado de nubes que los vientos alisios colocan sobre las localidades del norte de las islas principalmente durante el verano. Un cielo encapotado y sin lluvia que sirve a los canarios para mejor soportar la canícula.
Luego, ya entrando en el propio texto, la Presentación de Sabina Urraca no hizo más que abismarme sin remisión en el texto que anunciaba. A este abismamiento contribuyó sin duda alguna la alusión a un autor grancanario, José Luis Morales, cuya novela Sima Jinámar conocí y leí con pasión durante los años en que residí por la zona. Que Sabina Urraca comparase el estilo del novelista y periodista canario con el de la joven autora me animó todavía más a adentrarme en la espesura del relato.
En "Panza de burro" se presentan las historias infantiles, ingenuas y no tanto, de una pareja de niñas: Isora y la narradora, que menor que la otra la admira profundamente y está, podría decirse en palabras propias del mundo adulto que no infantil, enamorada de ella a su manera.
Llama muchísimo la atención de esta novela el registro empleado. Es un registro coloquial, claramente de nivel vulgar, lleno de incorrecciones lingüísticas, modismos, canarismos, localismos, errores ortográficos en ocasiones, etc., con los que la autora pretende transmitir de la mejor manera la realidad del habla popular en Canarias. Pero hay que avisar que Andrea Abreu no pretende dar testimonio del habla real de Canarias. No, para nada. He visto en algunas reseñas cómo sus autores criticaban con cierta saña a la Abreu argumentando que así no se habla en Canarias, que jamás han escuchado ni utilizado tal cantidad de canarismos en su día a día. Naturalmente que no, claro. Es que lo que estamos leyendo es una novela, una obra de ficción y su autora se permite la licencia de construirla de esta manera hiperbólica, exagerada, desmesurada. En el fondo lo que ella hace es una escritura novedosa, experimental y esta profusión léxica es parte esencial del experimento.
A mí personalmente me ha interesado y gustado mucho este carácter experimental de la novela. Y digo experimental porque además de lo ya señalado respecto al léxico, la novelista introduce dos capítulos escritos haciendo caso omiso de cualquier normativa ortográfica (signos de puntuación, sistema de mayúsculas y minúsculas, división en unidades oracionales y paragráficas...). Es el propio lector quien con su experiencia de hablante y de lector quien ha de ir añadiendo en su cabeza los elementos omitidos a fin de dar al texto el debido sentido. Vamos, que Andrea Abreu hace realidad en su obra lo de la lectura activa.
En cuanto al vocabulario que estas dos niñas utilizan al comunicarse entre sí y con los demás es probable que quizás el exceso de localismos lleguen en algún momento a ahogar el interés del lector. Esta cuestión, según confiesa la editora en la Presentación de la novela, fue asunto debatido entre ella y la autora. Pensaron -dice Sabina Urraca- añadir un glosario al final pero desecharon la idea. Tras leer la novela no es de extrañar esta duda dado que toda ella deambula dentro del idiolecto típico canario. Un ejemplo de ello sería esta cita:
«estaba doña Carmen con una sombrera sentada en una piedra por fuera de la casa, viendo como el perro le meaba y le cagaba las matas de por fuera de la entrada y las magarzas que crecían salvajes en los poyos descuidados y los chupos de las esquinas de las paredes, que por eso mi madre me decía que no comiera chupos de la carretera que estaban meados de los perros.»
Al léxico propio de las islas [anularse, aquellas, matalahúva, upar / uparse, estampurrarse, gofu, piche, burgados (moluscos que se dan en la zona de Fuerteventura), quícaras y quíquere (gallinas y gallos camperos canarios), fisquito de…, sus, tegasastes, camarotes (cohetes de mayor envergadura que los voladores), perro sato (raza de perro de pequeño tamaño, pelo corto y muy ladrador.) y muchos otros más] vendría a añadirse la reproducción fonética de vulgarismos, anglicismos, barbarismos y agramaticalidades propias del lenguaje infantil que aparecen en el texto: embrasada, güennboi, dientes pafuera, advans, voy a aserte caricias ke no san inventao, mésinye, citansiva, sisá (zig zag), por fa, güevo, produtos, costrusión, nadien, etc., etc.
Ha llamado mucho mi atención la abundancia de contenido escatológico contenido en la novela. Ya el propio inicio de la misma, con una Isora volcada sobre la taza del váter provocándose el vómito por eso de ver si así su gordura se detenía, es escatológico por demás. Pero hay mucho más esparcido a lo largo y ancho de la narración:
«al acabarme el plato potaje me entraron unas ganas de cagar horribles, el potaje coles me pesaba como 5 bolsas de cemento dentro del intestino, pero a mí siempre me encantaba aguantarme las ganas de cagar, sobre todo cuando estábamos jugando a las barbies.»
Lindante con lo escatológico e incluso formando parte intrínseca del mismo estaría el componente sexual que llena las cabezas y actividades de estas dos niñas que exploran el mundo que habitan en el que, naturalmente, está contenido su propio cuerpo. Son unas niñas que se acercan a la edad núbil, en especial Isora. El sexo, estregarse sobre todo, es algo que ocupa su cabeza en especial según que pasa el tiempo y ellas van evolucionando, haciéndose mayores. Este comportamiento quizás sea, al tratarse de dos niñas de apenas diez años, lo que me haya parecido más inverosímil dado que es una conducta, en mi opinión, más propia de adolescentes. Y no me refiero sólo a la sexualidad sino también a la astucia, en especial la de Isora, que en algún momento más parece una muchacha, e incluso de mayor edad, que no una inocente niña.
Para finalizar
Concluyo mi comentario reafirmándome en la enorme satisfacción que me ha producido la lectura de la novela. Aunque se trata de la primera novela publicada por Andrea Abreu parece ya la de una autora consumada. Sí que es verdad que los capítulos que conforman la narración en mi opinión siguen aún muy atados al formato propio del relato, es decir, que cabe leer cada unidad cual si de relatos independientes se tratara. Pero con todo y con eso es tal la potencia que desprenden y la enorme soltura que la novelista demuestra en ellos que es imposible desasirse de la mucha literatura y poesía que el libro segrega. Un descubrimiento, sin duda alguna.
Autora: Andrea Abreu
Editorial: Barrett
Fecha de publicación: junio de 2020
Páginas: 176
ISBN: 978-84-121353-3-6
"El libro de Berta Grau está escrito en un idiolecto canario popular, en el que aparecen numerosos modismos de los que conocemos algunos como fisquito, cholas, alongarse… Es un relato de clara textura literaria. Una testigo, de la que no conocemos el nombre, describe los hechos de su íntima amiga Isora cuya abuela es Chela. Isora odia a su abuela y la llama bitch –puta- sin que ella comprenda la palabra. Isora come mucho y tiene que vomitar, su abuela la pone a dieta de sopa de cebolla… Viven en una aldea del norte, a dos horas del mar al que anhelan ir Isora y su amiga y narradora. (...) Está llena de erotismo turbio e incluso marrano. Obscenidad y audacia sorprendente como cuando la amiga se caga en una caja que Isora guarda hasta que la descubre Chela, la abuela. Se recrea la relación sensual y erótica entre las dos muchachas que se restriegan la una contra la otra, llenas de deseo. Una vez se ponen las bragas de la madre de Isora y se refrotan. El uso de modismos canarios le da una viveza y un colorido espléndido. Los voy buscando en el diccionario de canarismos. La sintaxis es entrecortada, fragmentaria, a veces sin signos de puntuación, llena de vulgarismos y novedades gráficas como no poner el signo de interrogación al principio de las preguntas. En un chat del Messenger Isoraputita chatea con un chico y este le muestra su cuca hinchada de sangre. Es sugerente esta turbiedad expresiva que le da gran frescura narrativa, es un ejercicio de libertad bien diseñado, torrencial y turbulento".
ResponderEliminar"Me tumbo de nuevo para leer ávidamente esta novela breve de Andrea Abreu que recrea la relación entre dos muchachas sumidas en un universo áspero y sensitivo por los olores malsanos, por las alusiones a la caca, a los pedos, por su erotismo compartido que lleva a la narradora a adorar a Isora dependiendo de ella hasta que un día la lleva a una cueva con dos chicos y allí uno de ellos la folla haciéndole bajar las bragas contra su voluntad, y ella retorciéndose sobre las piedras que se le clavan y el olor a huevo del chico que la está follando con su cuca enhiesta. Esto la enfrenta a Isora, se le ha llenado el pepe de pulgas y le pica horrores, no hace más que rascarse. Hasta que un día se enfrenta físicamente e Isora le da un puñetazo en la boca que la hace sangrar… y la amiga la odia pero en medio de un vol-cán de sentimientos encontrados…"
"Termino Panza de burra que me ha parecido sobresaliente. La narradora, tras más de una semana de no ver a Isora, vuelve sin decir nada a su casa para encontrarse con ella. Es la fuerza de la amistad en la adolescencia, cuando se es amigo de un modo apasionado y se es capaz de comerse el amor propio, no como cuando somos mayores".
Estas son algunas anotaciones que tomé de mi lectura de Panza de burro, es una novela sobre la amistad, el despertar a la vida y al sexo. Pienso que en las culturas menos retorcidas que la nuestra, todo avanza de modo instintivo y es precoz.
Un buen comentario que me ha agradado leer.
Es un comentario espléndido el que haces de "Panza de burro". Se percibe en él la satisfacción que la lectura de la novela te ha producido. Todo lo que dices es pura realidad, pura autenticidad. La autora transmite una amistad de verdad, como sólo se vive durante la niñez y primera adolescencia cuando todo se perdona porque por encima de todo está mi amiga o mi amigo.
EliminarMe ha encantado leer tus notas de lectura. Como tú yo también fui consultando los significados de muchas palabras típicas en Canarias.
Un fuerte abrazo, Joselu
He cambiado el nombre de Andrea Abreu por Berta Grau, es un error clarísimo.
ResponderEliminarHabía oído hablar mucho de esta novela y me reafirmas mis ganas de leerla. Un abrazo
ResponderEliminarPues léela. Te gustará y al ser breve te quedarás con ganas de más. Ya verás.
EliminarUn abrazo
También tenía altas expectativas con este libro, pero aunque lo he intentado un par de veces no le he cogido el punto. No me he hecho con el léxico, la sintaxis tan loca y el exceso de escatología, como dices, me revolvió un poco las tripas. Lo tengo aparcado para ver si encuentro el momento idóneo, porque mira que me gustan las obras atrevidas que se salen de la tangente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo.
Te entiendo perfectamente, Gerardo. Desde luego es una novelita que no deja indiferente. El salvajismo antropológico que muestra no permite quedarse al margen, sino que como bien dices revuelve las tripas del lector, le hace posicionarse a favor o en contra. A ti lo hizo en un sentido y creo que es que el momento de lectura no era el idóneo. estoy convencido de que cuando te pongas con ella otra vez te llegará más adentro.
EliminarUn fuerte abrazo
¡Hola Juan Carlos!
ResponderEliminarte soy sincera, intenté leerla hace unos meses cuando la pillé en la biblioteca, pero no pude, la abandoné pronto, no consiguió engancharme, creo que me pasó un poco como a Gerardo, que no me hice con el estilo y eso que me suele gustar mucho lo peculiar y distinto, sin duda esta novela lo es, por eso estoy totalmente convencida de que merece mucho la pena el experimento. Por cierto no sabía que tenía mucho contenido escatológico y también desconocía a lo que el título alude.
Me alegra que hayas quedado satisfecho con la lectura. Me pregunto si un segundo libro de la autora sería del mismo estilo, si lo mantendría
Besos
Hola, Marian:
EliminarLos segundos libros son la prueba de fuego para cualquiera. Y es que hay autores que quedan fundidos tras una obra genial y otros que se superan a sí mismos en cada uno de los libros que van dando a la imprenta. Yo también estoy expectante con Andrea Abreu y espero que esta novela sea el comienzo de una brillante carrera. Ya veremos.
Te diría lo mismo que le digo a Gerardo, que quizás el momento elegido para la lectura de "Panza de burro" no fuese el idóneo. Tú bien sabes que las circunstancias que nos rodean influyen, ¡y mucho!, en la apreciación de aquello que tenemos entre manos. Yo si me llamase Marian (ja, ja...) probaría en otro momento.
Muchos besos
Conozco libreros que la elogian hasta el punto de decir que es lo mejor que han leído en ese año, lectores como tú que han disfrutado muchísimo y otros que no le han podido coger el truco. La solución es leerla uno mismo y formarse una opinión propia. De todas formas un gran acierto de una editorial pequeña sevillana como Barrett que demuestra que las editoriales pequeñas esconden verdaderos tesoros.
ResponderEliminarSe aprende mucho en este mundo bloguero, Fesaro. Desconocía por completo que Barrett fuese una editorial sevillana, pero ahora gracias a ti ya lo sé. Tienes razón en que las editoriales pequeñas tienen mucho que decir en el panorama literario. El mundo, ¡afortunadamente!, no se agota en Penguin Random House y Planeta.
EliminarMe encantará conocer tu opinión cuando la leas, amigo mío.
Un fuerte abrazo
Pese al entusiasmo que derrocha tu reseña y comprobar cuánto lo has disfrutado, no termino de verlo claro con este libro. Por ahora lo voy a dejar pasar, que además tengo demasiado pendiente en las estanterías...
ResponderEliminarBesotes!!!
Claro que sí, Margari. Es imposible hacer caso a todos los entusiasmos (ja, ja...). Ya le llegará el turno a esta novelita y si no le llega tampoco pasa nada pues, como bien dices, ¡hay tantísimo que leer!
EliminarUn besazo
Es de esos libros que pongo en cuarentena ante tanta concentración en un corto período de tiempo de comentarios entusiastas. Por ello agradezco los comentarios y reseñas más posteriores, como la tuya, que me recuerdan que lo tengo ahí en el limbo. Lo que desconocía es cómo se había concebido tanto el libro como su publicación. En cuanto a su estilo experimental, el exceso de localismos, el contenido escatológico, etc. puede ser un arma de doble filo. Yo lo veo como algo así parecido a la manida expresión de desnudarse por exigencias del guion. Si aporta algo a la lectura, bienvenido sea; de lo contrario, 'pa' qué. Si en algún momento me decido a sacar Panza de burro de la cuarentena, ya veré si a mí me aporta o no.
ResponderEliminarBesos
Es un muy valiente ejercicio literario. Creo que lo que la autora aquí realiza sólo se atreve a hacerlo debido a su juventud: veo difícil que un autor cuajado y con éxito se arriesgase por estos lares. Y creo que sale airosa del intento. Gustará más o menos lo que en la novela se cuenta, pero el estilo, la presentación, la evolución de los personajes que no hay que olvidar son niñas pre-adolescentes con lo difícil que es hacer literatura con protagonistas así... Todo es un cúmulo de dificultades y Andrea Abreu acierta en todo.
EliminarCreo que cuando la leas te va a gustar, lorena.
Un beso
Tenía ganas de leer esta novela. Ya tu reseña, a pesar de que la alabas sin reparos, me hace ver que tal vez el lenguaje no me vaya a entusiasmar. Leo luego los comentarios de Gerardo y de Marian y me veo reafirmada en esa idea.
ResponderEliminarAhora no sé qué hacer. Me descargaré la muestra de Amazon a ver cómo lo veo.
Por cierto, mi madre siempre ha llamado panza de burro al cielo gris, pero ella es de León.
Un beso.
Es una novela muy cortita que tú, Rosa, te la despachas en pocas horas. Lo de la panza de burro equivalente a cielo gris como lo llama tu madre ese es el sentido correcto de la expresión. Que se diga en León por algunos y en Canarias por todos no indica nada, dado que las Canarias están habitadas por peninsulares de todas las procedencias. En mi caso (soy de Salamanca) la primera vez que escuché la expresión fue en Las Palmas de Gran Canaria y el sentido allí, en las Islas, es muy preciso pues desaparece a los veinte kilómetros o así, según se camina hacia el Sur donde el sol luce en todo su esplendor.
EliminarY como le digo a Lorena, como tú gran lectora y degustadora de la buena literatura, creo que la novela te gustará. Ya me dirás.
Un beso
Hola Juan Carlos, a mi ese tipo de libros "experimentales" me llaman la atención y me producen curiosidad, aunque por lo que comentas entre localismos, faltas de puntuación, elementos escatologicos, etc, hay que buscar el momento para entender y disfrutar y la historia. Me la llevo apuntada y ya le buscaré el momento oportuno. Besos.
ResponderEliminarEncontrar el momento siempre es muy necesario. Cuando lo encuentres estoy seguro, Mar, que "Panza de burro" te gustará.
EliminarUn beso
Hola, Juan Carlos:
ResponderEliminartengo sensaciones encontradas con esta novela, de hecho la he tenido en las manos infinidad de veces y no me he atrevido a comprarla. Ya veremos al final qué sensación gana.
Un beso
Serán dos sensaciones, Eyra. Una, la que te llevará o no a adquirirla; Otra, la que se apodere de ti tras y durante su lectura. Ardo en deseos de saber en qué para esta lucha interna que estás soportando.
EliminarEspero que admitas de buen talante la broma que te acabo de hacer, querida Eyra. Pero cierta es la última frase en especial para conocer tu opinión que valoro mucho, si finalmente decidieses leerla.
Besos
Hola! Bueno, esta es una novela que produce emociones, no te deja indiferente como comente en mi blog en su momento, a mi me choco un poco la crudeza y la forma como esta escrita con esos modismos y malas palabras, pero si tomas objetividad la obra esta buena y la autora superjoven.
ResponderEliminarTambien me vi, en parte representada, en esas niñas ( rubor aparte) y creo que a muchos nos ha pasado y hemos dicho Epa! si yo.... quien este libre de pecado que tire la primera piedra, jojo, siempre quise decirlo y aqui viene de perlas.
Un enorme abrazo y gracias.
Cierto es, amiga mía, que la autora consigue conectar con el lector. En mi opinión se debe a que no se anda con remilgos sino que cuenta sin cortarse un pelo. Se nota su sinceridad y eso hace la novela muy creíble. Pese a todo y como digo en la reseña a mí me parece algo inverosímil el comportamiento de esas dos niñas que según se nos dice la mayor no tiene aún once años. Verdad es que en las Islas Canarias las niñas maduran antes que en la Península, pero con todo y con eso...
EliminarUn beso
Hola!
ResponderEliminarSe nota cuanto lo has disfrutado, pero se aleja mucho de lo que acostumbro a leer :)
Un beso!
Salir de la zona de confort también es bueno, ¿no te parece? Es broma porque cada lector es libre de leer lo que más le agrade naturalmente.
EliminarUn beso
Hola, Juan Carlos. He leído y reseñado este libro y por lo que deduzco de tus impresiones yo lo he disfrutado más que tu. La escritora convierte a la lengua en una gran protagonista y con ella y con las dos niñas me llene de sensibilidad y de todo tipo de emociones.
ResponderEliminarBesos y felices lecturas.
Hola, Carmen:
EliminarA mí "Panza de burro" me ha gustado mucho. El único 'pero' que le pongo es que una o dos veces el discurrir de estas dos niñas me ha parecido incurrir en cierta inverosimilitud. Y lo digo porque en el año 2000 en una isla como Tenerife (la isla a los pies del volcán) que lleva recibiendo y viviendo en gran medida del turismo varias decenas de años que unas niñas de diez u once años vivan casi al margen de esta vorágine y lejos del mar que es la fuente de vida de los isleños, no ´se, me parece algo difícil de creer; luego estaría esa pulsión sexual que en unas niñas de esa edad por muy canarias que sean me parece ciertamete inverosímil. pero todo lo demás: la lengua utilizada, la estructura empleada, las innovaciones formales, la gavilla de relatos que en definitiva la novela es, etc., etc., me ha gustado, ¡¡y mucho!!
Un beso
Hola, Juan Carlos. Es díficil de entender para los "continentales" cómo es vivir de aislado en una isla, donde las distancias son cortas pero muy empinadas y, aún más, en el medio rural. Los barrios de Icod Alto están en el límite de la corona forestal. En el año 2000 y ahora, si no tienes coche, como es el caso de unas niñas de diez años que van al cole en el micro, la playa o ir al centro del pueblo es casi un imposible. No lo veo inverosímil, pero sí que cuesta entenderlo desde la lejanía de la Península. Un saludo cordial.
EliminarAy, qué buenos recuerdos me has traído de esos talleres de la librería Fuentetaja, que un profe de la universidad siempre me los recomendaba y al final nunca llegué a participar en ninguno... No conocía la novela ni tampoco a su autora, pero me ha llamado lo del idiolecto canario aunque lo más probable es que con él me atascara en la lectura cada dos por tres. La escatología no me importa demasiado, y a pesar de algunos peros que le pones a esta primera novela, no tiene mala pinta. Aunque como siempre, lo mejor es animarse a decidir por uno mismo.
ResponderEliminar¡Hola Juan Carlos! formo parte de la iniciativa 'Seamos Seguidores'.
ResponderEliminarYa te sigo de vuelta. Tienes un excelente contenido.
Mi blog es: https://blueshendrix.blogspot.com
Un saludo.
Una vez finalizada la novela, estoy totalmente de acuerdo con la reseña que haces, Juan Carlos. Es una novela que puede resultar un poco tediosa por su vocabulario y construcción , y resulta inverosímil algunos pasajes con niñas tan pequeñas, pero la novela tiene una fuerza brutal, lo tiene todo, emoción y exageración, ternura y crudeza. Esta autora promete cuando lime esos inconvenientes que a veces lastran su fresca y poderosa narración. Esperaremos su segunda novela.
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