«Soy editor. Acepto novelas largas sobre jóvenes enamorados escritas por viejas solteronas de Dakota del Sur, historias de detectives protagonizadas por miembros de clubs selectos y mujeres apaches “de profundos ojos oscuros” y ensayos sobre amenazas de aquí y de allás o sobre el color de la luna en Tahití, escritos por profesores universitarios y otros desempleados. […] Prefiero sacar un libro con una preventa de quinientos mil ejemplares antes que descubrir a un Samuel Butler,, un Theodore Dreiser y un James Branch Cabell en el mismo año» (apartado I de “El pagaré”)
Conocí este relato largo o novelita cortita de tan sólo unas 60 páginas gracias a la reseña que Miss Hurst, administradora junto a Miss Bingley del magnífico blog Las Inquilinas de Netherfield que visito con frecuencia, publicó sobre ella hará sólo cosa de dos semanas. Le dejé un comentario en el que le manifestaba mi admiración por Francis Scott Fitzgerald y el interés por el relato que su entusiasta opinión había despertado en mí. "Voy directo a por él", le decía en el comentario que le dejé. Y no era una frase hueca, vacía, de simple cumplido con una amiga bloguera. No, para nada. Era la verdad pura y dura. Efectivamente a la semana siguiente estando de visita en una librería de Jerez de la Frontera que me recomendaron vivamente, la librería "El Laberinto", casualmente lo vi en el expositor y sin dudarlo un momento lo adquirí de inmediato.
Sinopsis (ofrecida por la propia editorial)
"El pagaré" es un divertídisimo relato sobre el sector editorial que critica la búsqueda sin escrúpulos de historias sensacionales con criterios exclusivamente comerciales. Escrito en 1920, cinco años antes de la publicación de "El gran Gatsby", «El pagaré» es un relato que permanecía inédito. En 2017 The New Yorker lo descubrió y publicó. Iba a ser publicado en Harper’s Bazaar, pero Francis Scott Fitzgerald nunca lo envió para su publicación. Narra la historia de un editor que acaba de contratar un exitoso libro, las memorias de un médico convertido en investigador de fenómenos paranormales. Después de un exitoso lanzamiento de casi medio millón de copias, el editor decide visitar al autor para firmar su próximo libro… La ilustración de cubierta es del gran dibujante Seth.
Del autor nada de mi propia cosecha voy a decir aquí. Pienso que su figura será sobradamente conocida por todos los aficionados a la literatura que visitan este blog. De todos modos para no dejar a nadie en la completa ignorancia pongo aquí sin modificar ni una coma la breve biografía que del escritor aparece en la solapa del relato elegantemente publicado por Nórdica Libros:
Francis Scott Fitzgerald (Saint Paul, 1896 - Hollywood, 1940). Considerado uno de los más importantes escritores estadounidenses del siglo xx y portavoz de la «Generación Perdida». Su obra refleja el desencanto de los privilegiados jóvenes de su generación, aquellos norteamericanos nacidos en la última década del siglo xix, a quienes les tocó madurar durante la Primera Guerra Mundial y que arrastraban su lasitud entre el jazz y la ginebra. Sus obras están escritas con un estilo elegante y situadas en fascinantes decorados. Destacan A este lado del paraíso (1920), Suave es la noche (1934) y, por supuesto, El gran Gatsby (1925).
Mi comentario
Como bien dice Miss Hurst en Las Inquilinas de Netherfield poco se puede decir de una obrita tan breve si es que no se quiere desvelar nada importante de ella y destrozar el inmenso placer que su lectura supone. En primer lugar cabe hablar de por qué este relato se traspapeló y quedó en el olvido hasta que fue descubierto por los administradores del legado Scott Fitgerald dentro del mismo; estos administradores lo vendieron a la Biblioteca Beinecke (de libros raros y manuscritos) de la Universidad de Yale en 2012. El gran público norteamericano lo conoció, junto a un buen número de otros relatos y cuentos inéditos del escritor de Minnesota, en una antología publicada en 2017 con el título de I'd Die for You: And Other Lost Stories. Hasta nosotros ha llegado en esta primera edición realizada por Nórdica Libros en septiembre de 2021 en traducción de Blanca Gago.
Cuál fue la peripecia del texto salido de la pluma de Scott Fitzgerald la relata con pelos y señales Miss Hurst en su blog. En síntesis la cosa sucedió así: El autor en el momento de la escritura tenía 23 años y ya empezaba a despuntar en el mundo literario. Ese mismo año, 1920, ya había publicado con magnífica acogida "A este lado del paraíso", razón por la que el editor de Harper's Bazaar le pidió un relato. Scott Fitzgerald lo escribió y lo dejó en la oficina del agente que el novelista tenía en Nueva York para que se lo hiciese llegar al editor de Harper's Bazaar. Pero el agente de Scott decidió enviarlo al Saturday Evening Post, motivo por el que el escritor le pidió su devolución para revisarlo dado el prestigio de la revista. Y a partir de aquí, una vez que el manuscrito volvió a estar en manos de su autor se le pierde la pista. La razón seguramente fue que Francis Scott Fitzgerald estaba en estos momentos plenamente inmerso en la escritura de su novela "Hermosos y malditos" que aparecería en 1922.
El relato de "El pagaré" está puesto en boca de un editor que oculta su nombre y que como se puede comprobar leyendo la cita que encabeza esta reseña entiende su oficio como una ocupación destinada a ganar cuanto más dinero mejor sin interesarle mucho la calidad de aquello que llega hasta sus manos. En algún momento dice que él tiene que sacar a flote dignamente a su mujer e hijos y que más vale un libro malo que venda mucho (historias amorosas, novelas tipo hard boiled o ensayos sobre naderías escritos por universitarios y otros desocupados) que obras firmadas por grandes cabezas pero que el gran público jamás lee.
Como se ve por lo anterior Fitzgerald plantea esta narración como una pulla al mundo empresarial -el mundo de la edición y la distribución- que rodea al creador de literatura. De manera muy ingeniosa se presentan estos dos mundos: el de la creación artística y el puramente mercantil que está a su alrededor. El sarcasmo del autor llega en el relato a tocar incluso el ámbito autoral al presentarnos a un escritor, un médico, que decide internarse en el mundo de los fenómenos paranormales, algo que evidentemente es cualquier cosa menos propio de la ciencia. En la época en que Scott Fitzgerald escribía este cuento la literatura de fenómenos paranormales gozaba de enorme éxito en USA. La ironía, el humor sarcástico, la sorna, la burla, presentes aquí muestran bien a las claras que el de Minnesota tenía en muy poca consideración este tipo de literatura que normalmente presentaba como hechos ciertos puras supercherías.
Junto a lo paranormal el breve relato también toca tangencialmente los efectos que en USA dejó la Primera Guerra Mundial en la que Fitzgerald, como muchos otros jóvenes escritores americanos (Hemingway, Steinbeck, Faulkner, Eliot y otros), participó sufriendo y viviendo experiencias muy duras cuyo recuerdo lo acompañarían el resto de su vida. El relato gira precisamente sobre uno de los muchos problemas que la participación en el conflicto bélico entrañó a algunos de sus participantes y cómo siempre hubo personas aprovechadas que se lucraron con el sufrimiento y la credulidad de las buenas gentes. Y no digo más porque si no descubriría la trama y como he dicho no quiero hacerlo.
Pero sin duda alguna lo esencial del relato es la burla que se hace del mundo editorial. En realidad cabría decir que hay mucho de metaliteratura especialmente en las primeras páginas del cuento pero referida la misma fundamentalmente a esta pata empresarial despreciada con frecuencia por los artistas pero muy necesaria para que su trabajo de creación les sea provechoso. Así, en esta ficción, ante el lanzamiento de la edición de 300.000 ejemplares del libro "La aristocracia del mundo espiritual" escrito por el médico Harper, su editor está nervioso y lo vemos controlando en lo posible todos los extremos de la salida del libro: su distribución, el escaparatismo, la publicidad, etc.
«La fecha de lanzamiento fue el 15 de abril. El día 14 un contenido silencio invadió las oficinas y abajo, en el departamento de ventas, los empleados miraban nerviosos los espacios vacantes que quedaban entre las pilas de libros, así como los escaparates vacíos, donde tres expertos escaparatistas iban a pasarse la tarde trabajando para disponer los libros en cuadrados, pilas, montones, corazones, estrellas y paralelogramos.»
En resumen, pues, esta breve narración toca tangencialmente tendencias literarias que en esos años, 1920, estaban muy en boga: lo paranormal, lo humorístico, lo posbélico y lo propio del mundo editorial... Es increíble que en poco más de 60 páginas quepa tanto; sólo los grandes, y Scott Fitzgerald lo era, aunque en ese preciso momento no lo sospechasen los encargados de enviar, recibir y publicar originales manuscritos, o sea, su agente y cuantos en las sedes de periódicos y revistas literarias se encargaban de estas minucias. Cinco años después de esos olvidos de unos y de otros ese chico ya con 29 años publicaría una novela, "El gran Gatsby", que deslumbrará al mundo. En junio de 2013. casi en los inicios de este blog, publiqué una entrada sobre esta novela y sus versiones cinematográficas que desde aquí os invito a leer [para acceder a esa entrada basta con pinchar aquí]
Hace nada -una semana tan sólo- leí un interesante artículo de Ignacio Echevarría en "El Cultural" sobre los libros en cuanto objetos. Creo que lo que allí comenta este critico y editor viene al pelo en el caso del relato comentado. Es cierto que en el mismo Fitzgerald ironiza, considerándolo asunto menor, sobre cuanto rodea al contenido textual de la obra literaria; pero no lo es tanto y mucho menos hoy cuando la fácil reproducción digital de los textos ha originado un enorme roto a la industria que se ha visto atacada y en muchos casos desarbolada por culpa del pirateo informático. De ahí que ahora mismo -y es en esto en lo que insiste Ignacio Echevarría- la presentación del libro en cuanto objeto: su formato, su portada, la tipografía empleada, la calidad del papel, el color y la textura elegidos para las hojas de respeto, etc. no sean asunto menor. Así lo ha entendido Nórdica Libros que ha cuidado mucho estos extremos destacando entre ellos la ilustración de la portada realizada por el dibujante norteamericano Seth. Es la misma ilustración con que salió publicado en 2017 por The New Yorker.
Concluyo con un consejo para aquellos que no se hayan acercado aún a Francis Scott Fitzgerald: empezar por alguno de sus relatos es una magnífica manera de aproximarse a él. Si se deciden por "El pagaré" les aseguro una lectura sencilla y agradable que les resultará plenamente satisfactoria.
Autor: Francis Scott Fitzgerald
Editorial: Nórdica
Traducción: Blanca Gago
Páginas: 62
Fecha publicación original: 2017 (escrito en 1920)
Fecha esta edición: septiembre 2021
Encuadernación: rústica con solapas
Ilustración de cubierta: Seth, para The New Yorker (edición del 20 de marzo de 2017)
Leí la reseña en Las inquilinas de Netherfield. Desde entonces tengo el libro apuntado, pero, como dije allí, tras leer tres novelas de Fitzgerald que me gustaron mucho, tengo A este lado del paraíso estancada hace años y me gustaría leerla antes.
ResponderEliminarNo conocía la novela que mencionas, Hermosos y malditos, pero el título me hace recordar los personajes de Suave es la noche, que puede ser la novela del autor que más me ha gustado, por encima de Gatsby.
Un beso.
Más que libro habría que calificarlo de opúsculo, es una obrita que se lee en no más de media hora o cuarenta minutos si se hace con la debida atención. Es un Scott Fitzgerald en ciernes que en mi opinión aún no ha eclosionado del todo. Su eclosión definitiva le llegaría con "El gran Gatsby", aunque coincido contigo en que es "Suave es la noche" su obra mayor.
EliminarUn beso
Del autor sólo he leído El gran Gatsby, hace ya... Demasiados años. Se va mereciendo una relectura. Pero me voy a apuntar este relato. Eso sí, no voy a ser tan veloz como tú, porque tengo tanto pendiente en la estantería que mis libros se están rebelando. Pero me ha gustado toda esa crítica al mundo editorial que hay en esta novela. Y a ver si también me animo a leer más cosas del autor.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sin hacer de menos este relato yo, Margari, te recomendaría leer "Suave es la noche", una magnífica novela que no ha tenido la repercusión de "El gran Gatsby" pero que es excelente. Lo mejor de "El pagaré" es ese tono humorístico, sarcástico, que con un estilo magnífico extiende Fitzgerald a lo largo de toda la historia.
EliminarBesos grandes
Pues opúsculo y todo, has conseguido convencerme para que lo lea. Fitzgerald era un narrador que me gusta mucho, y al que no frecuento con la asiduidad que debería. Vamos a romper la tendencia.
ResponderEliminarAdemás, Ruben, este relato se lee en media hora como mucho.
EliminarUn abrazo
¡Hola!
ResponderEliminartengo en mente haber leído hace tiempo"El gran Gatsby", pero aunque creo que fue en su día lectura obligada, recuerdo haberla disfrutado, eso sí. De momento no tengo en mente volver a este autor, ya sabes, entre que no me atraen mucho los relatos y la necesidad de priorizar al no disponer de todo el tiempo del mundo para dedicar a la lectura...
Tú eres de los míos, no dejamos comentarios que no sean totalmente sinceros, de esos huecos o vacíos que solo pretenden agradar a un amigo bloguero.
Me ha encantado como siempre tu destripe de este relato y me han parecido curiosas varias cosas, entre ellas lo de que la tome con el mundillo editorial en esa época, en plan burla y el trayecto que recorrió hasta ser publicado, pasando de mano en mano
Besos
Hola, Marian:
EliminarEntiendo el orden y el gusto de tus lecturas. Este es un relato curioso, sin más. Y como dices, y digo en la reseña, lo más curioso es esa manera desinhibida que tenía Scott Fitzgerald de arremeter contra la industria editorial. Era muy joven y poco famoso todavía.
Yo, aunque veo que no tienes previsto volver al autor, te recomendaría vivamente que leyeras su novela "Suave es la noche", creo qye te agradaría.
Muchos besos
Del autor sólo he leído "El gran Gatsby" y no recuerdo que em dejara huella. Desde entonces no me he vuelto a sumergir en su literatura.
ResponderEliminarUn beso.
Pues igual que hago con Marian, te recomendaría Lady Aliena que volvieras a Scott Fitzgerald. "Suave es la noche" seguramente te gustaría, Lady.
EliminarUn beso
Este lo tengo apuntadísimo, Juan Carlos. Mira, ahora estamos en Feria del libro en Sevilla y voy a aprovechar, a ver si lo veo y lo compro. Besos
ResponderEliminarEstoy seguro que lo encontrarás en la Feria del Libro porque este librito lo encontré yo en una pequeña librería de Jerez de la Frontera. Te gustará.
EliminarBesos
El destino estaba en Jerez de la Frontera je, je. Qué buena es esta retro alimentación entre blogs amigos para degustar obras como la que nos presentas hoy. Bueno alguien decía que las grandes fragancias se sirven en frascos pequeños y este puede ser un gran ejemplo literario. No he tenido la oportunidad de leer nada de Scott Fitzgerald pero con el gusto que has realizado la reseña será un placer hacerlo algún día. Desde luego me has motivado a ello. Respecto a las versiones cinematográficas de "El gran Gatsby" la verdad es que las disfruté bastante.
ResponderEliminarUn abrazo, Juan Carlos.
Algo más para conocer😊
ResponderEliminarSííí, uno más.
EliminarBeso
Me perdí la reseña de las Inquilinas pero, por suerte, no la tuya. Y es que este libro me ha llamado mucho la atención. Y, siendo tan cortito, es más fácil hacerle un hueco
ResponderEliminarBesos
Te gustará, amiga.
EliminarUn beso
¡Hola, Juan Carlos!
ResponderEliminarPor fin puedo pasarme a leerte :) Tal y como te dije me alegra muchísimo que no solo siguieses la recomendación, sino que hayas disfrutado de la lectura. Es un relato que se lee en apenas nada, pero la ironía y el sarcasmo que desprende para criticar el mundo editorial en el que ya tenía un nombre y la literatura que se vendía en masa no tiene precio. Fitzgerald tenía un talento innato para los relatos, e incluso en este, tan temprano en su carrera literaria, se desprende todo ese genio. Y además vemos una faceta suys un tanto juguetona muy poco habitual en su obra posterior.
Lo dicho, una alegría leerte. Y gracias por tus amables palabras hacia el blog, Juan Carlos.
¡Un abrazo!
Gracias a ti, Miss Hurst, por tu buena recomendación.
EliminarBesos
Otro que va a la lista, porque con lo que me gusta el sarcasmo en cualquiera de sus formas, seguro que disfruto como una enana de esta lectura. Qué maravilla eso de saber que hay gente que deja comentarios sinceros en los blogs, y no sólo para salir del paso y regalar los oídos a quien toque. Y por cierto, ¿tú crees que fue casualidad que días después de haber leído la reseña te encontraras este librito en El Laberinto? Me da que no...
ResponderEliminarJa, ja, ja..., casualidad casualidad, desde luego que no fue. Te explico: yo entré en esa librería y pedí uno o dos títulos primero; como no los tenían tiré de nota en mi móvil y pedí "El pagaré". Nada, maja, que si tengo que llamar al compañero que hoy no ha venido, que sí que lo tenemos pero no sé dónde lo habrá colocado el compi y así. Total que cuando ya me iba a marchar, casualmente, y esto sí que es cierto del todo, por puro azar vi que frente a mí estaba el librito. Se lo dije al chico, que lo bajó y me lo vendió. O sea que la casualidad no fue completa pero algo sí que hubo.
EliminarY sí, me fío de las opiniones de aquellos blogs que he comprobado son sinceros en sus apreciaciones y comentarios. Esto es lo que me hace perdurar en este mundillo bloguero.
Como te digo otras veces, Espe, creo que este librito (literalmente librito, o sea, breve) te gustará por muchas cosas.
Un beso