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19 mar 2019

"Mientras escribo". Stephen King descubre sus procedimientos de escritura

“Escribir no es cuestión de ganar dinero, hacerse famoso, ligar mucho ni hacer amistades. En último término, se trata de enriquecer las vidas de las personas que leen lo que haces, y al mismo tiempo enriquecer la tuya. Es levantarse, recuperarse y superar lo malo. Ser feliz, vaya. Ser feliz”.

Stephen King, "Mientras escribo", Procedimientos de escritura
Este libro se comenzó a escribir en 1997 ["Me llamo Stephen King, y escribo el primer borrador de este texto en mi mesa de trabajo (la que está puesta donde baja el techo) una mañana de nieve de diciembre de 1997", p. 80] aunque por vicisitudes que King explica en su interior lo abandonó en varias ocasiones. Cuando en 1999 el novelista fue arrollado por un vehículo mientras hacía footing y estuvo a un tris de no contarlo decidió, durante el largo período de rehabilitación, retomarlo y darlo a la imprenta al año siguiente. En ese momento el escritor había sacado ya a la luz unas 35 obras y estaba encumbrado en lo más alto de escritores autores de novelas de terror, suspense y fantasía supranormal.

He leído este libro sobre el oficio de escribir a raíz de la satisfacción que hace nada me produjo "Carrie", su primera novela, publicada con éxito arrollador [la reseña que hice sobre esta novela se puede leer aquí]. También debo decir que la recomendación que del mismo me hicieron Conxita Casamitjana del blog "Enredando con las letras" y David Rubio Sánchez del blog "Relatos en su tinta" han hecho que anticipase su lectura (¡gracias, amigos!). Es precisamente del antes, el durante y el después de "Carrie" que versa este breve tratado sobre su manera de abordar la escritura. 

Hay en él mucho de su propia peripecia vital: sus orígenes familiares; ese padre ausente que apenas si llegó Steve a conocer; esa madre esforzada que lo sacó adelante ayudada por hermanas y cuñados; el instituto y cómo la manera de abordar sus escritos escolares llamó la atención de los profesores; el fichaje para la revista escolar; el salto al periódico deportivo de la localidad; los sucesivos rechazos que sus relatos recibían de las editoriales; la Guerra de Vietnam; sus trabajos diversos para contribuir al esfuerzo que su madre hacía para enviarle a la universidad de Maine; los relatos que enviaba a revistas populares y picantes que normalmente le eran devueltos; el primero que le publicaron y le pagaron; el descubrimiento de la que sería su mujer, Tabitha, en la biblioteca de la Universidad de Maine ("Una chica delgada de risa escandalosa, pelo teñido de rojo y unas piernas de impresión, perfectamente a la vista gracias a una minifalda amarilla. [...] Se llamaba Tabitha Spruce. Nos casamos al año y medio. Seguimos juntos.", p. 44); su trabajo como profesor de lengua en colegios e institutos que a punto estuvo de hacerle abandonar definitivamente la escritura; qué elementos de la vida real le sirvieron de inspiración para "Carrie"; cómo decidió arrojar a la papelera los folios en que había escrito la historia de Carrie White, una chica rara con facultades telequinésicas; cómo Tabitha, su mujer pero también su fiel lectora y consejera, le dijo que finalizase esa historia y la enviase a la editorial 'Doubleday'; cómo la editorial aceptó la obra, le dio un adelanto sustancial de dinero y cómo a partir de ese momento todo cambió.

Si lo anterior hace referencia al nacimiento del escritor de éxito, no puedo por menos de señalar otras notas biográficas que desconocía por completo y que me parecen de mucho interés. En primer lugar estaría que a raíz del éxito de "Carrie", King pudo contribuir a sufragar los gastos que la enfermedad de su madre estaba ocasionando a la familia. Pero lo que más me ha impresionado de esta etapa del escritor de éxito que todos los años publicaba otra obra -a veces dos o más- de igual o mayor relevancia ("El resplandor"y "Rabia" en 1977, "La larga marcha" y "La zona muerta" en 1979...) es su caída en el alcoholismo. Es interesantísima esta parte de la obra en la que el autor cuenta que durante bastantes años se engañaba a sí mismo como un imbécil (“Los alcohólicos erigen defensas como diques los holandeses. Yo me pasé los primeros doce años de mi vida matrimonial diciéndome que «sólo me gustaba beber»", pág. 74) y también cómo con mucho esfuerzo logró abandonar la adicción al alcohol y a otras drogas en las que cayó y salvarse él, su matrimonio e hijos... todo.

Tras estos muy interesantes datos biográficos, "Mientras escribo" pasa a hablar ya más concretamente de aquello que promete su título, o sea, de escribir. En este extenso apartado Stephen King hace un recorrido por todo el campo de la escritura y su resultado: los libros. Cuenta aspectos secundarios al propio acto de escribir cuales son que siempre escribe oyendo música ("ponía a Fats Domino, y ahora a Bob Dylan y los Dave Clark Five", p. 69), el escritorio en el que trabaja, y la necesaria rutina empleada para logar sacar los producos que crea y el mercado espera de él:
 “En mi caso el horario está bastante claro. Dedico las mañanas a lo nuevo, la novela o cuento que tenga entre manos, y las tardes a la siesta y la correspondencia. La noche pertenece a la lectura y la familia, a los partidos televisados de los Red Sox y a las revisiones más urgentes. Por lo general, la escritura se concentra en las mañanas.” (p. 116)
La caja de herramientas
Stephen King no comulga con la romántica imagen del escritor que recibe la visita de las musas que le inspiran obras maestras que él tan sólo transcribe. No, para nada. En la escritura, como en cualquier otro oficio es preciso tener una buena caja de herramientas con diversos niveles o cajones. En el primero es donde están vocabulario y gramática. Incide King sobre todo en la necesidad de evitar adverbios y lo que él llama esferoides verbales –swifties, "en referencia a Tom Swift, el valiente héroe-inventor que protagonizó una serie de novelas de aventuras escritas por Victor Appleton II” (pág. 97)-, es decir, esos sustitutos de la forma 'dijo' del estilo 'graznó', 'espetó'... y otros de este jaez.

Nivel esencial en un escrito es el párrafo: “Yo soy del parecer de que la unidad básica de la escritura es el párrafo, no la frase” (pág. 104). Párrafos extensísimos acobardan al lector más entusiasta al igual que las frases muy largas. Pero esto no siempre es una regla que funcione pues a él mismo prefiriendo la sencillez y la frase breve, no engolada, sin embargo “Los puentes de Madison” de Robert James Waller no le gusta por el exceso de brevedad en la frase; por el contrario a veces el exceso de longitud es bueno y el lector se disgusta cuando observa que la larga historia que está leyendo se acaba como así lo sienten “Los lectores de ‘Lo que el viento se llevó’, de Margaret Mitchell, o de ‘Casa desolada’, de Charles Dickens” ( pág. 105) .

¿Por qué sucede lo anterior? Pues simplemente porque en esta caja de herramientas no se puede obviar el nivel del estilo (imágenes frescas y vocabulario sencillo) que es lo que distingue las obras buenas de otras que no lo son tanto. Y en esta diferenciación que se da incluso dentro de la producción de un mismo autor no se puede obviar que además de la carpintería, de las palabras, del estilo personal... hay que "tener presente que también hablamos de magia" (pág. 106)
mis primeros maestros fueron Chandler, Hammett y Ross MacDonald, y es posible que mi respeto por la fuerza del lenguaje descriptivo compacto aumentara al leer a T. S. Eliot y W. C. Williams (como en 'La carretilla roja', con su contraste entre ésta y las gallinas blancas).” (p. 140).
Metido ya en la harina de la propia escritura, el novelista afirma que son tres los elementos que integran una narración: “A mi modo de ver, todos los relatos y novelas constan de tres partes: la narración, que hace que se mueva la historia de A a B y por último hasta Z, la descripción, que genera una realidad sensorial para el lector, y el diálogo, que da vida a los personajes a través de sus voces.” (p. 125)
Tras esta afirmación King se muestra contrario al ‘esquema argumental’: “Para mi, el esquema argumental es el último recurso del escritor, y la opción preferente del bobo.” (p.126). Lo que no quita para que entre su extensísima producción catalogue algunas de sus propias novelas dentro de las de esquema argumental aunque en su opinión no destacan entre las mejores ("'Insomnia' y 'El retrato de Rose Madder' no destacan por su calidad", pág. 131). A él le gusta más que sus narraciones planteen situaciones que según vaya avanzando la escritura de la novela evolucionarán en un sentido o en otro. Así escribió "Carrie", planteando la situación de una chica a la que le viene su primera menstruación en unas duchas colectivas ante el resto de compañeras.
'El juego de Gerald' y 'La chica que amaba a Tom Gordon' son otras dos novelas de situación pura. Si 'Misery' son «dos personajes en una casa», 'El juego de Gerald' es «mujer en un dormitorio», y 'La chica que amaba a Tom Gordon', «niña perdida en el bosque» […] De mis novelas sobre argumento, la única que me gusta es 'La zona muerta' (y es de justicia añadir que muchísimo).” (p. 131).
 A veces en esta clasificación que realiza de su propia producción aflora el humor: “resulta que sí, que has escrito una porquería (y, como autor de 'La rebelión de las máquinas', estoy autorizado para afirmar que es posible)” (p. 173).
Muchas de estas porquerías de novelas él las atribuye a ese período en que estuvo preso en el infierno del alcohol y las drogas.

De todo su proceso de escritura, por encima de otros muchos aspectos, Stephen King destaca la importancia de las revisiones. Dice que al finalizar la escritura de las historias es el momento de las segundas redacciones. Es entonces cuando se detecta o no el tema o temas de la narración, así como diversos simbolismos: "Hay dos ejemplos de la utilidad de las segundas versiones: el simbolismo y el tema" (pág. 156). Es en la segunda versión donde se incide más o menos en ellos siempre que se vea su utilidad para la historia, porque por encima de todo siempre está la historia. Es la revisión un momento de máximo disfrute para el autor:
Si algo adoro de escribir, por encima de todo lo demás, son esos relámpagos de intuición en que se te relaciona todo. Los he oído calificar de «supralógicos», y es lo que son.” (p. 162)
Por último realiza una alabanza de los clubes de lectura y de los blogs literarios por las aportaciones que se hace en ellos cuando comentan la obra:
si el tema está bastante claro, los que comenten la novela podrán proponer su propia moraleja y sus propias conclusiones. Lo cual no tiene nada de malo, porque ese tipo de comentarios son uno de los grandes placeres de la lectura” (p. 164)
Sin embargo se muestra muy cítico con los Cursos de Escritura:
Club de lectura, Taller de escritura
Truquitos y artilugios los hay de sobra: la onomatopeya, la repetición incrementada, el flujo de conciencia, el diálogo interior, las cambios de tiempo verbal (está de moda narrar en presente, sobre todo en el relato breve), la engorrosa cuestión de los precedentes (cómo incluirlos y en qué cantidad), el tema, el ritmo (de los dos últimos hablaremos in extenso) y una docena de cuestiones más, todos los cuales se tratan (a veces hasta el agotamiento) en los cursos y manuales de escritura al uso.” (p. 155). 
Cuando aborda este asunto de los denominados recursos estilísticos manifiesta que
 “Como lector, me interesa más lo que va a suceder que lo que ya ha sucedido. Reconozco que hay buenas novelas que van a contrapelo de esta preferencia (¿o hay que llamarlo prejuicio?): una es 'Rebeca', de Daphne du Maurier.” (p. 180). 
Vuelve luego otra vez al asunto de las clases de escritura a las que sí que reconoce dos ventajas: Una es para los alumnos dado que “Las clases de escritura son de los pocos lugares, si no el único, donde no está mal visto pasar porciones generosas de tiempo libre en un mundo de sueños.” (p. 190); la otra es para quienes las imparten pues “Para muchos escritores mal pagados, la solución es enseñar lo que saben a los demás.” (p. 191).

Y concluye con su peculiar sentido del humor diciendo sobre esta cuestión que
Las clases o seminarios de escritura son tan poco «necesarios» como este libro o cualquier otro sobre el oficio de escribir.” (p. 191)

El Lector Ideal
Importantísimo para él es la valoración que, antes de entregar la novela a la editorial, le hagan algún o algunos lectores en cuyo criterio él confía ciegamente. Afirma que su lector ideal siempre ha sido su mujer Tabitha que además es también escritora. Destaca de ella su sagacidad y buen juicio y recuerda los consejos que le diera para "Carrie", su primer gran éxito. Gracias a los mismos logró dar a esa historia de poderes paranormales verosimilitud y sensación de realidad:
La sensación de realidad es importante en todas las obras de ficción, pero considero que en un relato que trate de fenómenos anormales o paranormales todavía reviste mayor importancia.” (p. 186)
Este ensayo sobre su manera de hacer novelas lo concluye igual que lo comenzó, afirmando que

 "leer y escribir mucho es la verdadera escuela del escritor".

Cierra la obra un epílogo titulado "Coletilla, segunda parte: Una lista de libros" en el que intenta responder a una pregunta recurrente en cuantas presentaciones de libros y conferencias da, la de "¿Usted qué lee?". Su respuesta consiste en un listado de 96 títulos, que cualquiera puede consultar en las páginas finales de este tratado.
____________________

"Mientras escribo" apareció publicado por primera vez en el año 2000. En 2016 hubo una reedición del mismo coincidiendo con los 70 años de edad de su autor


24 comentarios:

  1. Sin duda un libro interesante, de un autor que nunca nos deja indiferentes

    Grassi pro compartir. Un abrazo

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    1. Gracias a ti, Albada Dos, por la atención que prestas a mi blog.
      Un beso

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  2. ¡Que reseña tan interesante Juan Carlos! De jovencita leía todo del maestro King, ahora la verdad es que sus novelas ya no me atraen tanto (la última que leí fue "Mr Mercedes" y aunque me gustó, me pareció que ya no era como las de antes). Muchas de las cosas que cuentas (que del cuenta sobre él mismo) las desconocía (incluso lo del alcoholismo y las drogas) y tomo nota mental de sus opiniones sobre la escritura (a los que no somos escritores pero que escribimos en blogs y disfrutamos escribiendo, también nos vienen bien este tipo de consejos
    Besos

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    1. Hola, Marian:
      Desde luego, además de conocer datos sobre su biografía, lo más interesante son esos truquitos y consejillos que da sobre la escritura. Y eso que en muchas ocasiones él mismo confiesa que no los sigue (así es la vida, ya lo dice el refrán: "Consejos vendo que para mí no tengo", ja, ja...).
      Un beso

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  3. Comenté este mismo libro al poco de crear mi blog. Por la lista del lateral está.
    Me entusiasmó su lenguaje claro, sin caer en academicismos de teoría literaria, que por cierto conoce, gracias a su pasado como profesor de lengua en la enseñanza secundaria.

    Me encandiló un sentido del humor que no escatima en detalles de todo tipo, fisiológicos también.

    Exhibe esa ingenuidad infantil que tan espontáneamente muestran las personas adultas sin sentido del ridículo, o sea, un montón de norteamericanos.

    Me sorprendió mucho la humildad con que se ve a sí mismo un tipo que lleva cuatro décadas en el Olimpo de los autores más leídos.

    Tiene apuntes de lo más atractivos para cualquiera que disfrute escribiendo.

    Recuerdo cosas curiosas; por ejemplo su espanto ante el uso de metáforas manidas; “su sonrisa era cristalina como el agua de un manantial”… afirmaba que cuando se encontraba un caso así, en la literatura contemporánea, cerraba el libro sin más.

    Tu reseña es magnífica, me ha encantado leerla y anotar más aspectos sobre el libro.

    Un título de lo más ameno a la par que didáctico.

    Gracias Juan Carlos.

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    1. Gracias a ti, Paco, por tu comentario. Me ha encantado leerte porque veo que hay muchas coincidencias en nuestras opiniones sobre tan interesante libro. Es cierto que es un libro que se lee muy bien al no caer en cursilerías de experto en teoría literaria, algo que por supuesto él es tanto por su pasado como profesor y sus cerca de cincuenta -si no más- títulos que ha escrito.
      Se me quedó en el tintero algo que me gustó mucho. Al comenzar el libro hace una especie de justificación de por qué lo ha escrito. Dice que hablando con Amy Tann y otros autores exitosos como ellos dos comentaron la curiosidad de que los periodistas a ellos jamás les preguntasen sobre el lenguaje de sus libros, algo que sí hacían a aquellos escritores tenidos por maestros de la literatura (DeLillo, Updike, etc.).
      Tu comentario es muy amable y afectuoso, Paco
      Un abrazo

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  4. Cuando comenté tu reseña sobre "Carrie", ya dije lo que opinaba de este escritor y alabé este libro, junto a "Un saco de huesos" y "Cementerio de animales" que, por cierto, el próximo 5 de abril se estrenará su versión cinematográfica que no pienso perderme.
    La lectura de "Mientras escribo" me satisfizo muchísimo, pero sobre todo por conocer su biografía, sus inicios literarios y sus tremendas dificultades para lograr que le publicaran y, cómo no, para subsistir. Lo de que vivió en una caravana me llamó muchísimo la atención.
    En cuanto a sus reflexiones y consejos sobre cómo escribir, son para tener en cuenta, al igual que todos los demás libros que he leído sobre esta materia. Ya se sabe: cada maestrillo tiene su librillo, y, si te das cuenta, ellos mismos se contradicen con su propio ejemplo.
    Durante los dos años de asistencia a un taller de escritura creativa, me dieron un montón de recomendaciones de lo que hay que evitar, pero luego, leyendo a renombrados autores, comprobé que caían reiteradamente en esos "errores garrafales", jeje.
    Ante ese cúmulo de normas y consejos, yo los metería todos en una coctelera, los agitaría bien agitados, y luego me bebería el brebaje resultante y, a la hora de escribir, haria lo que me viniera en gana, ja,ja,ja. Lo del vocabulario y la gramática, eso sí, es sagrado. Y aun así, se ve cada cosa por ahí...
    En definitiva, es esta una obra muy recomnedable, especialmente para los que admiramos a este autor tan prolífico aunque, como tambiñen señalé, bastante irregular.
    "Mientras escribo" me inspiró un relato que titulé "Mi amigo Stephen".
    Un abrazo.

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  5. Hola, Josep Mª:
    Recuerdo perfectamente tu comentario sobre "Carrie". Es más te diré que si he leído en seguida "Mientras escribo" ha sido por las recomendaciones que del mismo me dejasteis en esos comentarios. Releyendo ahora la reseña observo que sólo nombré a David Rubio y Conxita Casamitjana entre quienes me recomendasteis vivamente la lectura de este libro. Ya me fastidia porque tu nombre figuraba en mi cabeza pero -tú que eres escritor, lo sabes- la cierta rapidez con que escribimos en los blogs provocó que se me quedase en el tintero (perdón otra vez, amigo).
    Pero estoy atento a tus recomendaciones y tengo apuntado en lugar relevante ese estreno de "Cementerio de animales" el próximo 5 de abril. Intentaré verla pero no sé si lo tendré fácil porque resulta que mi mujer no es fan de las películas de suspense, terror o cualquier cosa que la ponga nerviosa. En fin, a ver cómo me las ingenio para superar las dificultades (ja, ja...).
    Es verdad que encontrar la fórmula para escribir bien es cuestión complicada. El brebaje deseado no existe como tú bien sabes. Es más, es conveniente que no exista pues si no todos los escritos resultarían idénticos y no gustarían ni despertarían nuestro interés como lectores, ¿no crees?.
    Del libro me quedo con muchas cosas pero sobre todo con la recomendación que hace y que desde siempre, creo, a cualquiera interesado por los libros y la escritura nos han dado: "leer mucho y escribir mucho". No hay otra cosa mejor y conste que esto tampoco garantiza nada pues es esencial lo que King denomina 'la magia', algo que sólo algunos -geniecillos o genios como él- poseen.
    Hoy es 19 de marzo, día de los pepes y los papás, así que aprovecho el comentario para felicitarte por las dos cosas.
    Un muy fuerte abrazo, Josep

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  6. Magnífica reseña, Juan Carlos. termino de decirle a David Rubio que tengo poco trabajado a este autor porque el terror no es lo mío, pero recuerdo el placer al leer Carrie, allá por mis quince años. Ese sí que me me gustó. Luego lo intenté con alguno más y ya no hubo forma.
    Este libro de memorias podría gustarme por cuanto veo que habla mucho de literatura y del arte de escribir, además de contarnos partes de su vida.
    Me ha encantado eso de hacer real lo paranormal o fantástico. Es cierto que hay libros en que la fantasía se hace indigerible y otros en que nos gusta. La diferencia es exactamente esa: saber darle un toque de realidad que la haga verosímil dentro de la historia,aunque se trate de un burro volando o de una niña con telequinesis.
    Apuntado queda.
    Un beso.

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    1. Es que la verosimilitud es esencial siempre. A mí también me ha encantado leerle esa afirmación de que todo debe parecer real aunque sea pura fantasía. Y es que cuando decidimos pagar por leer algo (también sucede lo mismo con las películas) lo hacemos para pasar un buen rato "como si", es decir, para "vivir" lo que es obvio que no podemos vivir sea esto plausible o simplemente pura invención paranormal que sabemos es imposible. Y cuando esto lo logra el escritor entonces es que estamos ante un buen autor, ¿verdad?
      Un beso

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    1. Bienvenida al blog, Trini. Me encanta que la reseña te haya resultado interesante. Pásate por aquí cuando quieras.
      Un abrazo

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  8. Me queda tanto por leer de King que éste era un libro que tenía bastante relegado. Pero ahora me has dejado con ganas de conocer más al autor, las opiniones que él mismo tiene de sus novelas y los consejos que da. Excelente reseña, como siempre!
    Besotes!!!

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    1. ¡Uy, Margari, si yo te contara todo lo que de King y de tantos otros (¡y otras!) me queda por leer, la lista sería inacabable! No hay que agobiarse y sí ir leyendo según cuadre. Ahora te apetece tomar este libro pues vas y lo lees; que te aburre a las 50 páginas, pues vas y lo abandonas...; hay que siempre estar a gusto.
      Gracias por tu amabilñisimo comentario, amiga mía.
      Besazo

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  9. Desde luego has plasmado perfectamente lo que nos cuenta King en esta obra, Juan Carlos. Mientras Escribo no es un manual de escritura. Quien busque en él los tipos de Narrador o consejos para escribir relatos se sentirá decepcionado. Es ante todo una conversación, King baja de los cielos para hablarte, para decirte que él fue en su momento tan aprendiz y desconocido como tú que estás leyéndolo.
    Me llamó la atención su crítica despiadada a los talleres de escritura, es un tanto platónico. Considera que la historia está ahí fuera, esperando que tú la escribas.
    Bueno, da para mucho.
    Destacaría una parte deliciosa. Es aquella en la que nos cuenta cómo mientras iba conduciendo, Tabitha leía su novela. Él, Stephen King, estaba más pendiente de sus reacciones que de la carretera. Y es que la inseguridad es algo que compartimos todos.
    ¡Un abrazo!

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    1. Hola, David:
      Sobre lo de cuando Tabitha le va leyendo "El" y King conduce es cierto ese esperar a ver las reacciones del lector, como tú bien dices, nos pasa a todos. por otra parte él mismo dice -y yo, y tú, y tantos otros,confirmamos- que un escrito hay que dejarlo reposar como a la masa de pan para que se asiente, y una vez hecho esto leerlo o que te lo lean y recibirlo como si fuera de otra persona. Si te agrada, entonces es que está bien; si no, hay que rehacerlo o simplemente descartarlo.
      Sobre lo de que el escritor no es más que un receptor, un escribidor de la historia que está afuera aguardándole, es evidente que en esta idea aflora el escritor que es King. Incluso en este libro sobre el oficio de escribir él hace literatura. No hay que interpretarle literalmente porque todos sabemos que eso no es así, ¿verdad?
      Bueno, amigo, confío en que me sigas recomendando otros buenos libros como éste. Ya sabes que confío mucho en tu criterio.
      Un fuerte abrazo

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  10. Todos al escribir tenemos nuestras manias, rutinas, cada escritor es un mundo; como fan de King, no tenerlo debe ser pecado y todo 😂😂😂

    Besitos cielo 💋💋💋

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    1. Precisamente por esa cosa tan personal que son las manías y las rutinas propias de cada escritor es por lo que este libro de King gusta más. Porque transmite verdad y sinceridad. No es el libro de teoría abstracta sobre el acto de escribir; es lo que en una distendida conversación nos cuenta el autor de éxito sin darse pote alguno. Una gozada de lectura, ¿verdad, Yolanda?
      Un beso

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  11. Estoy de acuerdo en muchas de las cosas que piensa King del proceso de escribir, desde mi más que modesta situación, pero no comparto su idea de las escuelas de escritura. Gracias a mis clases fui consciente de muchos errores que desconocía, aprendí a saber ver por qué algunos textos que yo escribía no me terminaban de encajar.
    Es cierto que luego cada uno tiene su propio criterio y no toma todas las clases al pie de la letra desechando algunos consejos.
    Estoy con él en que la inspiración está sobrevalorada y muchas veces es más cuestión de disciplina y trabajo.
    De todas formas yo también creo que leer mucho es la mejor escuela para escribir.
    Me apunto el libro. Gracias por la recomendación.
    Un besote.

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    1. A los autores consagrados como King hay que hacerles el caso justo. Con frecuencia dicen cosas sólo por el gusto de sorprender (de epatar, que se dice imitando a los franceses). Fíjate en que pone en cuestión incluso al mismo libro que está escribiendo. Lo importante son los resultados que siempre se miden en relación al punto de partida. Cuando King escribe estas reflexiones ya lleva escritos 35 novelas exitosas, vamos que éstá lejísimos de sus inicios; habría sido interesante conocer lo que opinaba años antes de escribir "Carrie". A lo mejor no era lo mismo.
      A ti que te gusta escribor creo que te gustará el libro porque está escrito con mucha naturalidad y muy al nivel de cualquier lector, lo cual siempre es de agradecer.
      Gracias a ti, Paloma, por tu comentario.
      Un beso

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  12. Hola!
    Me encuentro perdida, ¿es una autobiografía o un ensayo de sus escritos y preferencias? Aunque ninguna de las dos cosas me llaman la atención, admito que me siento alagada por lo de los blogs literarios (aunque seguro solo se refiere a los de habla inglesa).
    Pero por lo demás, no leí nada de él y empezar con este libro no sería lo ideal, creo yo.
    Saludos!

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    1. Hola, Luu:
      Pues es un libro que tiene un poco de todo. Habla de sí mismo y aporta notas biográficas de mucho interés; y al tiempo es un tratado, un análisis, un ensayo sobre su propio modo de escribir. Lo que hace peculiar a la obra es el tono que logra darle King: conversacional, fluido, coloquial, confianzudo... Esta manera de llegar hasta el lector y tal hacen que "Mientras escribo" sea una lectura amable e instructiva.
      Sobre cómo empezar con Stephen King, yo que tú me leería primero "Carrie" y luego ya "Mientras escribo". Es exactamente lo que yo he hecho. De "Carrie" se habla mucho en "Mientras escribo" y además da muchas pistas sobre muchos de sus otros títulos.
      En cuanto a la positiva referencia que hace a los blogs literarios, es cierto que resulta halagador para quienes tenemos uno, pero tampoco creas que dedica mucho espacio al asunto, los alaba y punto, sin más.
      Muchas gracias por tu comentario, Luu. Un saludo

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  13. Hola Juan Carlos tarde pero llego.

    ¡¡¡Me ha encantado!!!! Me ha gustado releer algunas de las frases que en su momento anoté, ver los puntos en los que te has fijado y comentas, tu análisis. Lo estaba esperando y lo he disfrutado, gracias amigo.
    Ya sabes que el libro me gustó mucho por esa imagen un tanto desenfadada del oficio de escribir, ese sentido del humor un tanto irónico, por su humildad y sí también ese sentido un tanto naïf que descubrí del escritor. Me gustó que dismitificara las musas y esos grandísimos trucos de escritor que te hacen pensar que nunca lograrás escribir bien, algo que los talleres de literatura en muchas ocasiones no se cansan de repetir y que crean "dependencia" para seguir alimentado sus chiringuitos.

    Mientras escribo me pareció un soplo de aire fresco para aquellos a los que nos gusta escribir, que nos habla de leer MUCHO y de escribir MUCHO, de no tener miedo a equivocarnos y sobre todo, eso lo destaco por encima de todo, de ser felices escribiendo o haciendo aquello que nos gusta.
    Después evidentemente es un autor que ha triunfado y que puede vivir de la escritura y eso es casi imposible para muchos pero yo me quedo con ser feliz que sí está en nuestras manos hacerlo.
    Un beso y feliz fin de semana

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    1. En mi opinión, Conxita, eso es lo más importante: ser feliz mientras estás haciendo algo que te encanta, en este caso escribir. Y sobre cómo aprender a hacerlo bien, pues King da en el clavo como tantas veces: leyendo y escribiendo MUCHO MUCHO. Parece una verdad de perogrullo, pero es cierto que a veces se confunde (se nos confunde) a la gente predicando truquitos y fórmulas para escribir bien, cuando --y de nuevo King la clava- es imprescindible que surja la magia; es ahi donde un aficionado a la escritura pasa a convertirse en escritor de verdad. Por eso lo imprescindible es disfrutar durante el trayecto y no estresarse con llegar a la meta cuanto antes.
      Un beso

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