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15 jun 2024

Bibiana Candia. "Azucre"

«José no contestó, nunca hay que contestar a las mujeres cuando piden cosas, ni cuando lloran. Carmen se recompuso. Mañana en cuanto amanezca me levantaré y te prepararé unos huevos, puede ser lo último que haga para ti. José volvió a callarse, no vale de nada discutir con las mujeres, bastante tienen con lo suyo de no entender, de no valer para ser hombres y de tener que parir hijos que mueren cualquier día o a los que se los come un cerdo. Bastante tienen ellas.»"

Bibiana Candia Becerra, Novela premiada
Acabo de leer Azucre de Bibiana Candia. Es una novela dura, pero cargada de notas líricas. La historia es real: en el XIX el dueño de un ingenio en Cuba, aprovechando la situación de necesidad de la población gallega sumida en la hambruna y diezmada por una epidemia de cólera, llevó jóvenes gallegos a la isla para el cultivo y la zafra de la caña de azúcar. Hasta aquí todo normal, bien: se les prometía un jornal a estos rapaces que veían así cómo escapar del hambre que los diezmaba en su Galicia natal. Pero todo era una mentira. Nada más llegar eran obligados a trabajar en jornadas agotadoras, dormir sólo cuatro horas, y estar siempre al dictado del  amo que con el látigo los tenía a raya. No eran trabajadores, eran auténticos esclavos.

Orestes, el Rañeta, José el Comido, Amador el Tísico, Manuel Trasdelrío... junto a otros trescientos y pico rapaces más de apenas 17 años formaron parte en 1853 de esos «mil setecientos jóvenes que viajaron a Cuba para trabajar y terminaron vendidos como esclavos por obra de Urbano Feijóo de Sotomayor, un gallego afincado en la isla»
La historia es real, auténtica, y fue descubierta por Bibiana Candia en los archivos del Congreso de los Diputados. Le sorprendió que una aventura tan siniestra no hubiera alcanzado más resonancia popular en Galicia y el resto de España. Es por esto que esta escritora decidió escribirla, darla a conocer. El propio editor dice en la contraportada del libro 
«Estas páginas estremecedoramente hermosas, hipnóticas y evocadoras, alejadas de informes oficiales y fríos análisis, dan voz a los silenciados de este terrible suceso que en su momento constituyó un auténtico escándalo y que la memoria no puede ignorar.»
La novela histórica aventaja a la Historia con mayúscula en esto: en dar voz y vida propia a los auténtico hacedores de la misma, al pueblo anónimo que construye la Historia de un país, de una nación, sin pasar a las páginas impresas de la misma. La literatura tiene la virtualidad de que los adolescentes Orestes, el Tísico, el Rañeta y Trasdelrío, el Comido, Tomás el de Coruña y muchos otros rapaces se adueñen de estas páginas y nos cuenten en primera persona la terrible historia que padecieron. También las mujeres aparecen en la novela, si bien en un segundo plano, siempre sometidas al varón y bastante despreciadas por estos.

Bibiana Candia es escritora primeramente de poesía  (La rueda del hámster -Torremozas, 2013- y Las trapecistas no tenemos novio -Torremozas, 2016-), también de relatos (El pie de Kafka -Torremozas, 2015-), y de lo que ella misma denomina 'artefacto literario' (Fe de erratas -Franz ediciones, 2018-). Azucre (editorial Pepitas de Calabaza, 2021) es su primera novela. Desde su aparición se ha alzado con multitud de reconocimientos: Premio Nollegiu al mejor libro de narrativa en castellano 2021, el V Premio de las Librerías de Navarra al mejor libro en castellano de 2021, el Premio a la mejor obra escrita en castellano en el 35 Festival du Premier Roman du Chambèry, el Premio Espartaco 2022 a la mejor novela histórica en la Semana Negra de Gijón y el I Premio Novel Almudena Grandes que otorga el Gremio de Librerías de Madrid.

Ser poeta y adentrarse en la narrativa tiene consecuencias evidentes, la verdad es que todas ellas en mi opinión gratas. El lirismo invade el relato en forma de hermosos términos muchos de ellos referidos al mar y la marinería: beque (retrete de la marinería), bao (viga), marmitón (ayudante de cocina de un buque mercante); abanearse (moverse), batey  (lugar ocupado por las viviendas en un ingenio antillano)...; otros son propios de la 'terra galega' que vio nacer y crecer a la novelista (La Coruña, 1977) : brona (pan de maíz). cruceiro (característica cruz de piedra que se coloca en Galicia en la intersección de caminos), abarrotes (tienda que vende diversos productos alimenticios), ferrados (medida agraria usada en Galicia)...

Muchos recursos líricos aparecen y enriquecen este breve relato de apenas 80 páginas. Son los principales las repeticiones fónicas y los  paralelismos que contribuyen a dotar de ritmo y musicalidad a la narración. Estos procedimientos rítmicos aparecen tanto en períodos oracionales sucesivos [1] cuanto al inicio de una serie de párrafos que encabezan distintas secuencias o incluso en el interior de las mismas repitiéndose cual salmodia recordatoria [2]
  • «Ahí van, coitados, ahí van ellos, déjalos ir en paz, Señor, cuídalos, Señor, que nada malo les pase, Señor, no los dejes enfermar, Señor, que curen el hambre de su madre, Señor, que lleguen sanos y salvos, Señor, nuestro Señor.»  [1]
  • «con aperos nuevos de labranza, sachos, hoces y machetes» [2]
  • « Arrea, corta, dale.» [2]
El carácter lírico de Azucre se ve realzado con la recurrente utilización de la prosopopeya o personificación. Con la misma aplicada fundamentalmente a la naturaleza propia de Galicia y también a la de Cuba, la novela crece en magia y logra encantar al lector al introducirle en un medio natural de características animadas: 
  • «Los árboles pasan a su lado casi sin verlo»
  • «A la piedra nadie le pidió responsabilidades, no es fácil reponerse de ser utilizada como arma.»
La imaginería poética abunda en la novela de Bibiana Candia:
  • «Cierra los ojos y el estómago se le convulsiona otra vez en una náusea seca como el grito de un sordomudo.»
  • «la muerte del hijo mayor de sus padres lo ascendió de categoría y tomó heredada también la memoria.»

A todo lo señalado hasta aquí viene a unirse una estructura narrativa construida a base de breves secuencias, cual si se tratara de relatos cortísimos e incluso en algunas, que apenas si alcanzan las diez líneas de extensión, de auténticos microrrelatos. Diríase que más que una novela completamente desarrollada estuviéramos ante un esbozo de la misma.

Por último, volviendo al asunto que presenta y denuncia la autora, los personajes protagonistas de la novela, son víctimas de un engaño, de un terrible fraude humano, que produce en ellos un extrañamiento completo, total. El mismo llega incluso a la propia denominación de los objetos, de las cosas. La frase «COMO A ESTE LADO todo cambia, las palabras para llamar a las mismas cosas son otras» se repite con mucha frecuencia en Azucre. No hay mayor sensación de destierro, de deportación, de sentirse perdido en un mundo ajeno que la de estar ante una lengua extraña, distinta, diferente. Esto es lo que les sucede a Orestes, al Rañeta,  a José el Comido, a Amador el Tísico, a Manuel Trasdelrío... al llegar a Cuba. Es por esto que las riñas, los desencuentros y las peleas protagonizadas anteriormente en Galicia por estos jóvenes pierden en este contexto todo el sentido; ya no más se sentirán enfrentados, ahora todos ellos son compañeros solidarios ante la adversidad a la que se ven abocados. 

Galicia en el XIX, Cuba y los ingenios de azúcar
El látigo que el negro Jeremías hace restallar sobre sus espaldas si paran de trabajar o se rebrincan, la sangre que mana de sus manos destrozadas por el trabajo de cortar caña, el cepo al que son castigados por su conducta levantisca, incluso la muerte por extenuación.  Todos estos horrores me han hecho recordar la brutal novela El corazón de las tinieblas de Josep Conrad que un lejano día leyera y que el año pasado en este mismo blog revisité y reseñé. Naturalmente he de decir que Azucre no alcanza ni de lejos el nivel de terror, de tremenda inhumanidad, de la novela conradiana. 

Como conclusión diría que Bibiana Candia ha escrito una novela corta trabajada lo justo, necesitada quizás de más estudio y documentación, con una estructura muy equilibrada: 50% de vida de los chicos y sus familias en Galicia y durante el trayecto en el barco Villa de Neda hasta Cuba (los muchachos mantienen la ilusión, pese a las dificultades por las que pasan), un cuarto más -del 50 al 75%- en el que vemos a estos rapaces sometidos a la condición terrible de esclavitud, y por último el cuarto final del relato en el que se esboza la resolución de la trama. En mi opinión la novela daba para mucho más, el asunto que desarrolla en ella tiene un enorme potencial. Es por eso que en cierta manera la novela se me ha quedado un poquito corta. 

11 comentarios:

  1. No recuerdo cuándo y dónde (el dónde creo que fue algún post probablemente de Facebook) vi esta novela. Sí recuerdo que esa novelización de un hecho real tan desconocido me llamó la atención. Tampoco recuerdo haber visto mucho esta novela por ahí, y probablemente por ello no me haya acordado mucho de ella. Parece que no es una novela histórica muy al uso, probablemente —pienso— por eso de que la autora venga de la poesía, lo cual me agrada, pues suele gustarme la prosa de los poetas, pero veo que esta novela, aun agradándote, te ha sabido a poco. Bueno, te agradezco el recordatorio sobre ella, así como haberme dado una idea más aproximada de lo que podría encontrarme si me animara a leerla. Ah, y entiendo perfectamente —salvando la distancia entre ambos autores y ambos libros—, dado el horror narrado en ambas novelas, tu referencia a El corazón de las tinieblas.
    Besos

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    1. Desde luego no es una novela histórica al uso. Efectivamente no aparece un contexto histórico tomando para ello los grandes nombres de la Historia; aquí todos los seres que aparecen -ficticios e históricos- proceden de la Historia con minúscula, son mindundis, y quizá por ello su sufrimiento no ha sido de interés para politólogos, novelistas e historiadores. es lo que tiene ser pueblo anónimo.
      Y claro es cierto la historia del barco ascendiendo el río Congo es de tal brutalidad, es tan terrorífica, que Azucre no se alcanza a ella ni de lejos.
      Un beso, Lorena

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  2. Ay, estaba leyendo con mucha atención tu análisis, pero cuando has concluido que la autora ha trabajado "lo justo" y sugieres que quizá hubiera hecho falta más estudio y documentación he comprendido que este libro no es para mí. Las buenas ideas y los buenos argumentos, si no están elaborados primorosamente, son nada (en el mundo de la novela).

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    1. Ta sabes, Rubén, que una reseña es una opinión sobre un libro. No suelo verter opiniones negativas sobre los libros que reseño; en esta ocasión son unos cuantos 'peros' que creo necesario marcar, si bien los mismos no rebajan la calidad de la novela, aunque de nuevo (ja, ja...) se me ha quedado un pelín corta para lo que creo podía Bibiana Candia haber sacado de esta anécdota.
      Un abrazo

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  3. Es que alcanzar el horror de El corazón de las tinieblas es labor ardua. Creo que nunca una novela me había inquietado tanto.
    De Azucre me ha gustado la cita con la que abres la entrada, aunque luego no veo que se refleje en lo que comentas que trata la historia. No vuelves a mencionar una mujer en ningún momento. Imagino que ella, la de esa cita, sufre una esclavitud similar a la de los jóvenes gallegos. me estaba animando, pero tu conclusión final me enfría un poco. Trabajada lo justo, que daría para más, falta de documentación... No termino de animarme.
    Un beso.

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    1. Es que, querida Rosa, en Azucre casi todo se diluye como un terrón de azúcar. La novelista es poeta y por ello -quiero entender- sugiere más que comunica. Sobre las mujeres dice cosas, pero no profundiza. en general actúa con ellas como con el resto de asuntos: los plantea, pero no va hasta el fondo, no los desarrolla en su totalidad. Nos fuerza a presuponer. Creo que es un comportamiento típico de los hacedores de poemas. Eso sí hay mucho lirismo en la narración.
      Un beso

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  4. Juan Carlos, me he ido animando a leer esta novela hasta llegar al 70 % de tu reseña, me interesa el país, me gusta la novela històrica y me encanta la prosa que pueden llegar a escribir los poetas. Me iba animando a buscarla per ponerla en mi pila de libros por leer. Me sorprendía que nombrases tantas nominaciones a la buena escritura porque la novela me había pasado desapercibida cuando la publicaron, no había oido hablar de ella aunque esté presente desde el 2021.
    Ahora bien, justo es decir que el final de tu reseña me ha desinflado, siento que Azucre se ha quedado a la puerta de ser una gran historia a pesar de contar con unos buenos ingredientes. Estaré atenta a ella antes de acabar de decidirme tengo una lista de pendientes que no me la acabo. Me empieza a estresar, jajaja. Gracias por tu reseña.

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    1. Hola, Angels:
      Que conste que los 'peros' que señalo al final de la reseña son puras -¡y pequeñas!- impresiones mías. No pretendo con ellas minusvalorar la novela, sólo decir que si hubiese sido una historia más desarrollada la habría disfrutado muchísimo más. Es por esto que quiero recomendarte su lectura en la seguridad de que no te defraudará.
      Besos

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  5. Juan Carlos, ¡qué bien que hayas traído esta historia al blog! Una pena que se te haya quedado corta, quizás el tema era demasiado grande para una primera novela. Una historia que seguro que podría haberse desarrollado en muchas páginas más. Disfruto mucho con esas novelas que te permiten convivir con los personajes el tiempo suficiente para conocerlos bien, ahora que llega el verano, sobre todo. Un abrazo.

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    1. Creo, Ana, que haces una descripción perfecta de lo que podría haber sido y no ha sido esta novela. Una novela, sin embargo, que como digo a Angels merece la pena ser leída. Ya me dirás tu opinión sobre ella. Pero sí, yo, al igual que tú, prefiero historias más largas que me "permitan convivir con los personajes el tiempo suficiente" (¡qué bien lo has dicho, amiga mía!).
      Un beso

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  6. ¡Hola Juan Carlos!
    tu primera frase de la reseña ya me ha resultado atractiva, me gusta los argumentos duros cargados de notas líricas. Que historia tan escalofriante descubrió esta autora ¿verdad? y encima real, que ocurrió de verdad.
    Me suelen gustar mucho las prosas de las novelistas/poetas, porque escriben que da gusto leerlas, siempre y cuando no sea demasiado recargada. El hecho de que no te haya convencido cien por cien por haberse quedado corta para tí, porque podría haber dado mucho más de sí la trama, pues no es impedimento para que me atraiga y desee leerla. Puede que lo haga
    Besos

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