La película de Mike Leigh (autor entre otras de "Secretos y mentiras", 1996; "Todo o nada, 2002; "El secreto de Vera Drake", 2004; o "Another year", 2010), ganadora del Premio al mejor actor (Timothy Spall) en el último festival de Cannes y también del mismo galardón, más el de mejor director, en el festival de Sevilla de este año, a mí no me ha convencido del todo.
Es un film cuyo mérito mayor reside en la presentación de los lienzos del pintor inglés a través de la propia fotografía, normalmente de un cromatismo grisáceo y plateado cual corresponde al colorido predominante en las pinturas del artista que supo ir un paso más allá del paisajismo pictórico de John Constable quien se preocupaba por el paisaje y, sobre todo, por los efectos ambientales de la luz sobre la naturaleza. Aunque Constable elige paisajes con nubes inestables, en los que el aspecto cambia de un momento a otro, nunca llegará a representar la naturaleza desatada en su libertad como hará Turner. Esta diferencia frente al paisaje entre ambos artistas es puesta en evidencia por Leigh.
El hombre
He de confesar que la película no ha cumplido del todo mis expectativas, si bien según transcurren los días y reflexiono sobre ella cada vez le descubro más virtudes que defectos. Es cierto que yo esperaba asistir a un desarrollo biográfico más convencional de la vida de Joseph Mallord William Turner, pero por contra lo que encontré fueron simplemente trazos -brochazos- de la personalidad del hombre y del artista. Se percibe que fue un constante viajero pese a que no se expliciten los lugares y los sucesos acaecidos en los mismos que influyeron en su obra pictórica; también que su comportamiento con las mujeres fue el de un hombre egoísta al que le importaban un bledo los seres surgidos de su misma sangre; igualmente se aprecia su rijosidad que le llevaba a tener relaciones con su apocada sirvienta (Dorothy Atkinson), enamorada perdidamente de él, pero también con prostitutas, hasta que Turner encuentre cierta tranquilidad al respecto en la figura de una 'landlady' (Marion Bailey) con la que vivirá de incógnito en Chelsea.
También el film muestra la relación comercial con los aristócratas que adquieren su obra y a los que él, a pesar de necesitarlos para sobrevivir, en el fondo desprecia pues todo lo cifran en el dinero: el retrato que se hace en la película de la adinerada familia del crítico de arte John Ruskin que le compra el cuadro titulado 'Barco de esclavos - Negreros echando por la borda a los muertos y moribundos' es magnífico al subrayar la estupidez, hipocresía y cursilería agazapados bajo su riqueza; asimismo el desprecio, amor a su país y contundencia con que Turner despacha al ricachón que le quiere comprar toda su obra por una desorbitada suma es antológico.
El artista
Circunscribiéndonos exclusivamente a su faceta artística el director Mike Leigh presenta a un Turner genial pero incomprendido aunque todos reconocen en él las características del genio. Así sus cuadros forman parte habitualmente de las exposiciones antológicas de la Real Academia a la que perteneció desde muy pronto; su singular obra de narrativa paisajística, fundamentalmente marinas, (El Temerario remolcado a dique seco, Barco de esclavos, Tempestad de nieve en el mar, Lluvia, vapor y velocidad, etc.) contrastaba con las de muchos otros artistas contemporáneos -John Crome,
William Blake, John Martin, David Roberts...-, pero especialmente con la de Constable. Su genialidad, como siempre suele suceder, era objeto de mofa por parte del pueblo que no lograba entender cómo podían pagarse ingentes sumas ingentes de dinero por unos lienzos en su opinión sólo emborronados. Y también, como sucede a todos los genios incómodos, pronto su obra será excluida de las antológicas de la academia siendo sustituida por la corriente de un nuevo clasicismo, los prerrafaelitas, que intentará llevarse por delante en el gusto popular la espectacular obra de los pìntores románticos ingleses, en especial la de Turner.
William Blake, John Martin, David Roberts...-, pero especialmente con la de Constable. Su genialidad, como siempre suele suceder, era objeto de mofa por parte del pueblo que no lograba entender cómo podían pagarse ingentes sumas ingentes de dinero por unos lienzos en su opinión sólo emborronados. Y también, como sucede a todos los genios incómodos, pronto su obra será excluida de las antológicas de la academia siendo sustituida por la corriente de un nuevo clasicismo, los prerrafaelitas, que intentará llevarse por delante en el gusto popular la espectacular obra de los pìntores románticos ingleses, en especial la de Turner.
Aspectos cinematográficos
Fotografía. Impresionante. Sin lugar a dudas lo mejor. La idea que cierra la película sobre el sol y la luz es central en ella. Más que otra cosa el director, Mike Leigh, y su director de fotografía, Dick Pope, crean una serie de pinturas filmadas que hablan por sí mismas del trabajo creativo de Turner.
Los actores. Fundamentalmente la interpretación del actor que da vida a Joseph Mallord William Turner, Timothy Spall. Su Turner es bastante creíble aunque a mí en algunos momentos de la cinta me pareció algo forzado la composición del gesto de egoísta y enfadado con que da vida al pintor. Pero por lo demás Spall es el alma de esta película, calificada por algunos de biopic o documental.
También el personaje del padre de Turner, representado por Paul Jesson, es digno de mención por ser quizás uno de los momentos biográficos más claros en el film: la expresión del inmenso amor entre padre e hijo, la ayuda del primero y el estado depresivo en que cayó el pintor tras el fallecimiento del padre.
Marion Balley (la casera con la que vivirá maritalmente en Chelsea) es la alegría de la huerta. Gracias a ella se logra soportar la morosidad y excesiva extensión de la cinta. Por su parte el personaje de la sufrida y maltratada sirvienta que compone Dorothy Atkinson es representativo del machismo del artista y de la época.
En cuanto a la familia del crítico Ruskin, los aristócratas que pululan por el film, así como la variada representación de pintores del momento, exitosos o no, son personalidades muy convincentes. Desde luego esta cinta es sobre todo una película de época muy bien actuada, una de las características que la salvan.
En cuanto a la familia del crítico Ruskin, los aristócratas que pululan por el film, así como la variada representación de pintores del momento, exitosos o no, son personalidades muy convincentes. Desde luego esta cinta es sobre todo una película de época muy bien actuada, una de las características que la salvan.
La música. las composiciones que incorpora Gary Yershon sirven para reforzar las imágenes. Es una música descriptiva muy apropiada a la pintura romántica cuya esencia se muestra en el film. La música que acompaña a la escena de la preparación del cuadro de la tormenta de nieve en el mar con un Turner atado al mástil cual si de Ulises ante el canto de las sirenas se tratase viene es magnífica.
Duración. Excesiva. Las dos horas y media de duración, paradójicamente, sólo consiguen transmitir al espectador la sensación de que no se le ha contado todo. En mi opinión es el mayor fallo de la película. Desde luego le sobra al menos media hora.
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