Es la 4ª novela policíaca de Guelbenzu y la 1ª que yo he leído. Y he de decir que me ha gustado. Recoge en ella los métodos tópicos de los relatos policiacos pero los mejora con su innegable calidad y cultura.
Así la narración es lineal, sin saltos, y discurre en unas 3 semanas. El personaje protagonista en este caso –el caso de Guelbenzu- no es un detective o policía retirado sino una juez, Mariana De Marco, que en esta novela encontramos ya divorciada de su primer marido ocurrida dicha separación en los relatos precedentes (La muerte viene de lejos, No acosen al asesino o El cadáver arrepentido). Es una mujer que está por los 40 años y que ha pasado por diversos escalones dentro del mundo del derecho: abogada y juez en distintos juzgados de distinta entidad en también distintas localidades. En esta novela la ciudad es G…, localidad que como dice el autor al final del relato es de fácil reconocimiento al estar próxima a Vetusta, etc., etc.
Nuestra juez es mujer liberal y decidida pero ha de refrenar un poco, al decir de su amiga y antigua secretaria Carmen y del inspector Alameda, su afición y atracción por los hombres algo canallas cual es el caso en este relato de Jaime Yago al que le une única y exclusivamente un interés erótico-sexual, nada más. Y al tiempo es mujer sensible que se angustia al ver que con la ley en la mano no va a tener más remedio que otorgar la custodia de la pequeña Cecilia Piles a su abuelo y posible-casi-seguro autor de la muerte de Cristóbal Piles, su yerno, e inductor del suicidio de Covadonga Fernández, su propia hija.
Y es que en esta novela junto a Mariana está Casio Fernández, el abuelo de la niña Cecilia, que con su inteligencia silenciosamente reta a la juez a probar que él es el auténtico asesino de su yerno, inductor al suicidio de su hija e, incluso, aunque esto queda ya algo fuera del relato, de su amante Victoria. Y pierde gracias a una artimaña que se le ocurre a Mariana que hace que Casio caiga en la trampa y creedor de la salida del coma en que se encuentra Covadonga proceda a intentar asesinarla.
El asunto, pues, ya está claro: Casio ha asesinado a su yerno e inducido al suicidio a su hija para luego algo asustado hacer lo propio –asesinarla- con su amante Vicky. ¿Y todo esto por qué? Pues simple y sencillamente porque Cristóbal pide unas pruebas sobre la paternidad de su hija Cecilia; y, claro, en el fondo de todo el asunto subyacen los abusos que desde que Covadonga quedó huérfana sufrió a manos de su padre quien con argucias logró que ella se casara con Cristóbal cuando ella quedó preñada de su propio padre.
Elementos interesantes de la novela: A mí me ha seducido especialmente lo siguiente:
Las alusiones literarias que hay en la novela que viniendo de quien vienen me merecen siempre una confianza ciega. Así la juez Mariana De Arco sacó de la librería el libro Cuento de viejas de Arnold Bennett porque “Había leído en entrevista con un escritor contemporáneo (posiblemente el mismo Guelbenzu, pienso yo) que era la obra ideal para que un recalcitrante lector de novela del XIX se adentrase con una mezcla de nostalgia y expectación en la novela del siglo XX; aunque ese privilegio ella se lo otorgaba sin el menor género de dudas a la obra de Joseph Conrad”. [pág. 248] Y en otro momento la juez para quitarse el asunto de su cabeza duda entre leer La Marquesa de O de Heinrich von Kleist o Effie Briest de Theodor Fontane. [pág. 319]. Y hay muchas otras referencias a escritores en otros lugares de la obra.
Las propias reflexiones narratológicas que de vez en cuando irrumpen en el relato dada la gran imaginación que al decir de todos tiene la juez De Marco. Así en el diálogo con su amiga Carmen,recopilatorio del asunto judicial que tiene entre manos, aparece toda una reflexión sobre la verdad dentro de la ficción (“lo que importa no es la verdad sino que el cuento esté bien contado”)[págs. 360 y 361].
Lo onírico en el relato está bien traído como manera de demostrar la intuición que bulle en la cabeza de la protagonista pero la imposibilidad de darle forma lógica. Así en ese sueño dice algo tan paradójico como lo siguiente: “Sabía qyuién era, pero no lo conocía. Era tan extraño…”[p 314].
Toda la geografía de la ciudad de Gijón, que aparece sólo por su inicial, es bastante cierta y pone una nota de humor dado que el autor nunca la cita con su nombre completo. Pero al tiempo esta argucia le sirve para poder falsear lugares y locales a su antojo.
La música. También es importante en la novela. Aquí el tema de jazz “Take Five” del cuarteto de Dave Brubeck es el que se lleva la palma.
Los distintos tipos humanos que aparecen representados en los distintos personajes. Son en parte tópicos –algo que es muy frecuente en los relatos del género- pero el autor deja siempre una abertura a su propia evolución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas Gracias por dejar tu Comentario.