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31 ago 2021

George Eliot- "El molino del Floss"

«[Maggie Tulliver] podía inventar mundos soñados, aunque ahora ninguno le resultaba satisfactorio. Quería alguna explicación sobre la dura vida real: sobre su taciturno padre, sentado a la triste mesa del desayuno; su madre infantil y desconcertada; las pequeñas tareas sórdidas que llenaban las horas, o el opresivo vacío de un ocio tedioso y sombrío» (Cap. II del Libro Cuarto del Volumen II)

Mary Ann Evans, El molino del Floss, George Eliot
No había leído nada de George Eliot hasta el momento. Sabía, eso sí, que bajo este nombre masculino se escondía una mujer. En la británica sociedad victoriana en la que nació y vivió Mary Ann Evans (1819-1880), auténtico nombre de la escritora, no estaba bien visto que una mujer fuese independiente y viviese de su propio esfuerzo laboral.

La escritora
Mary Ann nació en 1819 en una granja en Nuneaton, Warwickshire, Inglaterra, donde su padre era administrador de fincas. Fue la hija menor y una de las favoritas de su padre, y recibió una buena educación para una mujer joven de su época. Durante su adolescencia se convirtió en una cristiana evangélica muy practicante. Pero según fueron pasando los años y fue realizando decisiones personales muy criticadas por el entorno social y religioso (la principal sin duda fue la "unión" libre con George Henry Lewes, editor de The Leader, quien no pudo divorciarse de su primera esposa. Ambos amantes vivieron armoniosamente juntos durante los siguientes 24 años), el ostracismo social y las dificultades económicas que esta decisión personal les causó propició que ella decidiese ocultarse bajo el seudónimo de George Eliot y publicar obras literarias que de otro modo jamás habrían sido aceptadas por el público británico del momento.

Además de la novela que aquí reseño aparecida en 1860, Eliot publicó otras obras de ficción como "Adam Bede" (1859), "Silas Marner" (1861), "Romola" (1863) y "Middlemarch" (1872). Quizás sea esta última la mejor de todas ellas, aunque al no haberla leído nada puedo añadir de mi propia cosecha, tan sólo hacerme eco de lo dicho por autores tan respetados como Virginia Wolfuna de las pocas novelas escritas para adultos», dijo de ella), Martin Amis y Julian Barnes que describieron esta novela como la mejor escrita en lengua inglesa. Habrá que leerla, es evidente.

Mary Ann Evans realizó traducciones, la principal la que hizo del ensayo de Feuebarch "La esencia del cristianismo". La traducción de esta obra unida a la lectura que realizó en plena adolescencia de "Una investigación sobre los orígenes del cristianismo" de Charles Hennell sirven para comprender su abandono de la fe y la adopción de un agnosticismo respetuoso con las creencias ajenas. 

También la escritora inglesa cultivó la poesía en la que tocó temas importantes para ella, en especial el de la fe y la independencia femenina, asuntos que en muchas de sus obras narrativas quedan diluidos dentro de esa sociedad tradicional que suele mostrar. En español no hace muchos años la editorial Torremozas publicó una antología de su obra poética titulada "La oscuridad radiante".



"El molino del Floss"
Sinopsis (proporcionada por la propia editorial)
Inspirada en gran parte en los recuerdos de la infancia de la autora, El molino del Floss gira en torno al desigual destino de Tom y Maggie Tulliver, los hijos del molinero. A pesar de la inteligencia natural de Maggie, es Tom, por ser varón, quien recibe la educación y en quien el padre de ambos confía para hacer frente al futuro del molino. Cuando los niños se acercan a la juventud la desgracia económica cae sobre los Tulliver, y los hermanos se ven obligados a enfrentarse a las dificultades. Maggie, alter ego de Eliot, es uno de los personajes más fascinantes de toda su producción, una mujer sensible y apasionada encerrada en un ambiente vulgar, monótono y, con frecuencia, ruin.. A pesar del patetismo progresivo de la novela, un fino humor, altamente crítico, está siempre presente. Considerada, después de Middlemarch (1871-1872), la mejor obra de Eliot, El molino del Floss refleja al igual que ésta, a través de los conflictos morales de sus personajes, la preocupación metafísica de la autora.

Mi comentario
La verdad es que si no hubiera sido por la reseña laudatoria realizada por Marta Navarro en su magnífico blog "Cuentos vagabundos" y el Reto 'Serendipia Recomienda 2021' creo que las aguas del río Floss seguirían moviendo la rueda del molino del señor Tulliver sin que yo me hubiese acercado a conocer las vicisitudes de su familia. Pero ver que una buena degustadora de literatura seleccionaba de entre todas sus lecturas del año 2020 ésta y otras dos más para el Reto Serendipia que consiste en recomendar libros que han gustado a quien lo hace por algo especial me animó a llenar esta laguna imperdonable en mi formación literaria. A esto se añadió el verano, época propicia para lecturas extensas, algo que ésta efectivamente lo es, casi 600 páginas.

La novela se estructura en tres grandes apartados (volúmenes) en los que se desarrolla la peripecia de la familia Tulliver. En el volumen I nos enteramos de cómo están las cosas en el mundo que rodea a la niña Maggie Tulliver: la economía familiar, el afecto que siente por su hermano Tom, el distinto nivel económico de su familia materna -los Dodson- y paterna, mucho más humilde. En el II asistimos a la ruina de la familia Tulliver al haber devuelto el padre por puro sentimiento de orgullo un préstamo a los Gleggs, familia de su mujer Bessy. Esto provocó que el molinero tuviese que pedir un préstamo con garantía hipotecaria del molino al señor Waken; en un momento dado al no poder realizar los pagos debidos el señor Tulliver, Waken lo ejecutará dejando a la familia de Tom y Maggie en la ruina. Por último y como no podía ser de otro modo, en el volumen III, los esfuerzos realizados por Tom harán que las aguas vuelvan a su cauce y que los Tulliver recupere el nivel que les corresponde, aunque para ello hayan tenido que aprender en carne propia la lección de que el orgullo nunca es bueno.

En el marco de esta anécdota presentada de manera lineal el narrador omnisciente que cuenta la historia, un narrador que claramente es la propia escritora, quien pese a ocultarse bajo un nombre masculino no puede evitar que se la reconozca cuando al inicio del volumen III en un momento en el que emite juicios y reflexiones a partir de lo que realizan los personajes se le cuela (?) un indefinido generalizador "una" que en mi opinión revelaba -quizás intencionadamente por parte de la autora- que bajo el seudónimo masculino de George Eliot se escondía una mujer: [refiriéndose a Lucy, prima de Maggie, la autora reflexiona] «espero que no consideres, lector, indicio de que la vanidad se imponía sobre otros impulsos más tiernos el que echara algún vistazo al espejo de la chimenea cuando sus pasos la acercaban a éste. El deseo de saber que una no ha tenido aspecto de espantajo  durante las escasas horas de conversación puede considerarse parte de una atención laudable y generosa hacia los demás.»

Es evidente que tras la figura del narrador está la propia Mary Ann Evans que reflexiona y emite juicios sobre los comportamientos de sus personajes tal y como ella misma en la vida real podría hacerlo en animada conversación con sus vecinos o amigos. Son los lectores, o sea nosotros mismos, los receptores de sus razonamientos; así en un momento dado en que Riley, amigo y consejero del padre, censura que Maggie esté leyendo "La historia del Diablo" de Daniel Defoe por considerarlo inadecuado para una niña, la narradora-autora al quedar el asunto sin resolverse adecuadamente comunica que «la llegada de la cena aplazó oportunamente esta dificultad y alivió al señor Riley de la tarea de sugerir alguna solución o compromiso, misión que, sin duda, se habría encomendado porque, como habrás visto, lector, era un hombre muy atento y servicial». E igualmente al ir presentando la vida de los dos hermanos Tulliver ella misma hasta se hace cómplice del sentimiento del lector llegando incluso a disculparse con él como responsable diciéndole «Comparto contigo, lector, esa sensación de estrechez opresiva; pero es necesario que la sintamos si queremos entender cómo actuaba sobre la vida de Tom y Maggie» (cap. I, libro cuarto del volumen II).

George Eliot, Middlemarch, El molino del Floss
Y es que en esta novela la vida real de la autora está presente por doquier. El personaje de Maggie, la hija menor de los Tulliver, está claramente inspirado en ella misma que tal como se ve en la biografía de Mary Ann Evans era la hija predilecta de su padre, quien pese a ello se enfadaba con ella por considerar que ciertas inclinaciones suyas (afición a la lectura y al estudio, su deseo de independencia, y sobre todo su desapego religioso) no la favorecerían en su vida 
«Entiende como nadie todo lo que se dice. Y debería oír cómo lee: de un tirón, como si lo supiera todo de memoria. ¡y está siempre con un libro en la mano! Pero es malo, es malo —añadió el sr Tulliver, entristecido, conteniendo aquella animación culpable—: una mujer no debe ser tan lista, me temo que no le traerá más que problemas.» (cap. 3)

Los deseos de independencia de la escritora quedan plasmados en la ficción en el trabajo como institutriz que Maggie realiza en algunos momentos a fin de asegurar su libertad personal sin necesidad de sometimiento obligado a hombre alguno. La dependencia de la mujer respecto de los hombres se muestra en el relato en muchos momentos: Bessy, la madre de Maggie, no replica ante las decisiones algo ilógicas de su marido; Lucy, la prima y amiga íntima de Maggie, siempre quiere complacer a su enamorado Stephen y critica que ésta no sea complaciente con los piropos que él le dirige

«—Pero, querida Maggie —intervino Lucy—, siempre has dicho que te gusta en exceso la admiración de los demás, y ahora me parece que te enfadas porque alguien te muestra admiración.
—En absoluto —contestó Maggie—; me gusta muchísimo advertir la admiración ajena, pero las fórmulas de cumplido no me hacen sentir nada.
—Entonces, no volveré a dirigirle ninguno, señorita Tulliver —dijo Stephen.
—Gracias, eso será una muestra de respeto.
»

Comportamientos como el que revela este breve diálogo explican que George Eliot sea considerada una mujer precursora del feminismo. Actuaciones como la anterior, incluso hoy, resultan chocantes a muchos; imaginemos, pues, cómo serían recibidas por la puritana y conservadora sociedad victoriana cuando en 1860 la novela vio la luz. Naturalmente no es un feminismo radical de negación del otro sexo o de insurgencia constante. No, Maggie es una joven que sabe construir su independencia y evitar ser tratada como si fuera simplemente un objeto hermoso, pero al tiempo es una hija modelo que obedece en todo a sus padres sin cuestionarlos jamás, y que, incluso, a su hermano Tom cuando se convierte en el hombre de la familia respeta y cumple las promesas que le hace aun cuando le parezcan injustas y desproporcionadas. 

El biografismo contenido en "El molino del Floss" es explícito en el modo como presenta la vivencia de la religión por parte de Maggie. En un momento dado del relato Maggie, lectora voraz, lee con fruición un libro de Tomás de Kempis, seguramente la "Imitación de Cristo", aunque la autora no dé el título. Esta lectura hace que entre en una etapa de misticismo exacerbado en la que el sacrificio y la oración llenan su cabeza. Afortunadamente la explosión de la vida a su alrededor, su juventud y los apremios y atenciones amorosos que los jóvenes Waken y Stephen le prodigan harán que esta efervescencia religiosa baje de nivel y todo vuelva un poco a la normalidad, o sea, a ese agnosticismo que caracterizó la vida de la escritora.

Como cualquier joven de la época la protagonista Maggie está destinada al matrimonio. Su padre piensa que la belleza y las grandes virtudes que atesora la niña no se lo pondrán fácil: «es una pena que no sea más vulgar: la rechazarán. No encontrará a nadie digno de ella para casarse.». A este respecto encuentro una gran distancia entre los personajes femeninos presentes en las novelas de Jane Austen, escritora de la generación anterior, y esta Maggie que anuncia nuevos tiempos. Quizás la unión de ambos tiempos y novelísticas se toquen en el personaje de la prima Lucy quien como la Emma de Austen disfruta ejerciendo de casamentera coincidiendo incluso en los poco  acertados resultados. La distancia se marca evidentemente a través de los personajes de Maggie y también de Philip Waken, ambos jóvenes instruidos y sensibles ante la belleza artística y la propia naturaleza. La relación de amor y amistad que mantienen estos dos seres tan distintos en el físico -ella, una belleza, y él, un tullido- es deudora de la filosofía platónica que está en el cuento de hadas "La bella y la bestia", publicado por vez primera en Francia en 1740 y anunciadora de otra obra magnífica que toca el mismo asunto, "Cyrano de Bergerac" de Edmond de Rostand publicada también en Francia e 1897. 

George Eliot compone una novela con personajes muy bien diseñados. Si nos fijamos especialmente en el de Maggie, por eso de ser el otro yo de la propia escritora, veremos que al tiempo que profesa un amor platónico, idealizado, hacia el petudo pero muy hermoso por dentro Philip Waken, lucha internamente para contener la irrefrenable atracción física que la arrastra sin contemplaciones ni freno racional alguno hacia Stephen, el prometido de su muy buena amiga además de prima, Lucy

La diferencia entre épocas es algo que constantemente se recalca en la novela, señalando la anterior como anticuada en todos los aspectos, especialmente el económico «Estas ideas estrictas sobre las deudas que defendían los anticuados Tulliver tal vez hagan sonreír a muchos lectores de estos tiempos de filosofía más relajada y criterios comerciales menos estrictos, según los cuales todo es equilibrar sin que tengamos que intervenir.», liberalismo puro y duro que en esos momentos está haciendo estragos y creando unas capas burguesas adineradas. Algunos de los miembros de esta nueva clase media proceden muchas veces de estratos sociales bajos pero muy perspicaces para los negocios como es el caso de Bob, el amigo pobre de Tom que sabe ver dónde hay negocio y dónde no. Precisamente la sabiduría práctica de Bob contrasta con la ya algo anticuada de los maridos de las hermanas Dodson, todos ellos (Glegg, Deane y Pullet) con métodos mercantiles muy de otros tiempos. 

En cuanto a las señoras, médicos y la sociedad en general abundan en "El molino del Floss" referencias muy claras respecto a la distancia existente entre ambos períodos: 

 «en aquella época, la ignorancia era mucho más cómoda que ahora, y se acogía con todos los honores en la mejor sociedad sin que fuera necesario disfrazarla con complicados trajes de conocimientos; una época en la que los periódicos baratos no existían y a los médicos rurales y se les ocurría a preguntar a sus pacientes femeninas si les gustaba leer, sino que daban por hecho que preferían chismorrear: unos tiempos en que las damas con ricos trajes de seda llevaban grandes bolsos en los que guardaban un hueso de oveja para protegerse de los calambres.»

Pero si de separaciones hablamos -y aquí la coincidencia con la época y las novelas de Jane Austen es evidente- el mundo de los de arriba (los ricos) y los de abajo (los sirvientes) son distantes con la peculiaridad de que quienes los integran se hayan satisfechos en ellos sin desear mudar de campo ni envidiar a los otros. Parecería que George Eliot, igual que Jane Austen en sus novelas, considera que a este respecto el mundo está bien hecho y que para nada habría que cambiarlo. Así en un momento dado leemos respecto a  Luke, trabajador del molino, lo siguiente: 

«El bueno del Luke sentía, como sienten los hombres satisfechos de haber dedicado toda su vida a servir, que el sistema de clases era adecuado y natural, de modo que la ruina de su amo constituía una tragedia también para él

Estos dos niveles sociales y la constante llegada al estrato económico superior de personas procedentes de estratos más bajos como es el caso de las cuatro familias protagonistas -las creadas por las hermanas Dodson- se marca en el relato mediante una mala utilización de la lengua patente en los frecuentes apócopes y aglutinación de palabras distintas en una sola, provocando auténticos barbarismos y/o vulgarismos lingüísticos:"l'oí", "m'echaría", "d'arbolitos","verdá"...; : «no pienso dar más muselina India a Maggie ni cosas d'esas si se l'ocurre ponerse a servir otra vez, cuando bien podría quedarse conmigo, hacerme compañía y coser para mí, si es que no hace falta en casa de su hermano», escuchamos decir a la señora Pullet, tía de Maggie, cuando conoce la decisión de ésta de marchar a trabajar como institutriz.

Frente a este deficiente nivel cultural de la clase baja y de la nueva clase media burguesa está la alta clase aristócrata representada por los Waken quienes a su riqueza unen loables comportamientos no exentos de exigencia y conocimientos y gustos artísticos elevados. En el libro II del Volumen II Tom Tulliver que ha sido enviado por su padre para estudiar con el clérigo Stelling que es un inepto preparando para la vida práctica y sólo sabe hacerle hacer traducciones del latín para las que Tom es muy lerdo, contrasta con Philip Waken, el contrahecho hijo de los ricos Waken, a quien le encanta el latín, la música y el dibujo, todo lo contrario que a Tom además de ser, en equivocada opinión del Sr. Tulliver, hijo de hombre poco honrado. Tom debería odiarlo pero le atrae su cultura presente en las historias que cuenta.

Y es que si hay algo que llama mucho la atención en esta buena y clásica novela es la literatura que toda ella rezuma. Aparecen muchos títulos de obras, se nombra a autores hoy sólo conocidos por los estudiosos de esa época, y al tiempo se utilizan citas de autores consagrados como argumentos de autoridad para sustentar opiniones por parte de la novelista. Así en el cap. III del Volumen III George Eliot para justificar ante el lector las actitudes de la protagonista dice eso que ya dijera Montesquieu ('las naciones felices tienen su libro de Historia en blanco') o que el mismo Lev Tolstói afirma al inicio de Ana Karenina ('todas las familias felices se parecen, pero entre las desgraciadas cada una lo es a su manera'): «si Maggie hubiera sido esa joven dama, probablemente poco habría sabido de ella el lector; su vida habría tenido tan pocas vicisitudes que difícilmente podría haberse escrito sobre ella; porque las mujeres más felices, como las más felices naciones, carecen de historia.»

En el capítulo de las referencias literarias a autores conocidos, la autora muchas veces recurre a Shakespeare para apoyar sus ideas (con frecuencia nombra a Hamlet por su carácter especulativo) y directamente a Novalis para explicar el comportamiento de algún personaje en esa afirmación del escritor y filósofo: 'el carácter es el destino'

También en ocasiones vemos cómo los personajes por su parte suelen referirse a personajes de obras del momento o del periodo romántico o levemente anterior. Así, por ejemplo, Stephen, prometido de Lucy y que se está sintiendo atraído por Maggie, ante la tozudez de ésta ante ciertas cosas «podía aconsejarle que siguiera el ejemplo de aquella heroína tan encantadora, la señorita Sophia Western, que sentía un gran 'respeto por el juicio de los hombres'» en alusión al personaje de la obra de Fielding "Tom Jones". En el cap. IV del volumen II, transcurrido un año durante el que Maggie y Philips se han visto numerosas veces, vuelven a verse en las Fosas Rojas y allí, de la mano, van a decirse que abandonarán su flirt, algo que les es muy costoso; en el tiempo que dura su encuentro hablan de ellos mismos a través de personajes literarios: la 'Corinne' de Mme de Stäel, las 'Rebecca, Flora Mc-Ivor y Minna' de las novelas "Ivanhoe", "Waverley" y "El pirata" de Walter Scott, etc. 
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Nota:
Esta novela que he leído con mucho agrado me sirve para avanzar en el Reto "Serendipia Recomienda 2021", como ya he dicho, y también para incluir un título clásico más en el Reto "Nos gustan los clásicos (Vª edición)"

Ficha técnica de EL MOLINO DE FLOSS

Nº de páginas: 562
Editorial: ALBA EDITORIAL
Idioma: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa dura
ISBN:9788484281719
Año de edición: 2003
Plaza de edición: BARCELONA
Traductor: CARMEN FRANCÍ


17 comentarios:

  1. ¡Qué buena reseña, Juan Carlos! Y cuánto me alegra que te haya gustado la novela. Es una historia fantástica, más allá de lo entretenido de la trama, por toda esa carga de crítica social que contiene en torno a los prejuicios contra las mujeres y la frustración inevitable de aquellas que luchaban por no limitarse al ámbito del hogar. La has analizado muy bien y trazado estupendamente el perfil de la autora. Besos y mil gracias por la referencia a mi blog (generosísima 😉)

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    1. Muchas gracias a ti, Marta, por tu amabilidad y buenas palabras sobre mi reseña. Te diré que si no hubiera sido por ti, creo que aún no habría leído a George Eliot, una autora importante en la Historia de la Literatura y que marcó un hito en la evolución -que tardaría aún muchos años en generalizarse- de la mujer y en consecuencia también del hombre.
      Un beso, amiga

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  2. Hola Juan Carlos. Es curioso como se le escapa ese "una" en el que aparece Mary Ann Evans por encima de George Eliot. Puede que tengas razón y lo hiciera a propósito para decir "aquí estoy yo". Las autoras que utilizaron pseudónimos masculinos (y las que no lo hicieron) en el siglo XIX fueron muchas y muy valientes por atreverse a romper con esa estúpida e injusta norma social. Aquí tenemos a nuestra Cecilia Böhl de Faber que firmaba como Fernán Caballero y que fue coetánea de George Eliot.
    Muy interesante lo que cuentas sobre "El molino de Floss". Una reseña estupenda.
    Un abrazo.

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    1. La injusticia cometida contra la mujer en los siglos pasados es más que evidente. En Literatura española tenemos a la Fernán Caballero y como me ha picado la curiosidad he ido a Google a buscar más autoras escondidas bajo nombres de hombre y "he encontrado una página que por si te interesa la cuestión te la dejo aquí" .
      Sí que es interesante esta novela, aunque hay que tener en cuenta que es de 1860 y la sociedad y manera de pensar del momento así como el ritmo de la narración es el propio del momento, claro.
      Un abrazo, amigo JC

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    2. Estupenda reseña, Juan Carlos!
      Pero respecto al comentario de ese "una", hay que decir que todo es relativo: habrá dependido del traductor, ya que en inglés no hay el género ("effect on Lucy; and you will not, I hope, consider it an indication of vanity predominating over more tender impulses, that she just glanced in the chimney-glass as her walk brought her near it. The desire to know that one has not looked an absolute fright during a few hours of conversation..." dice el original).
      Y en todo caso, creo que el "una" del traductor no se refiere tanto a la "narradora" como al personaje Lucy, ¿no?

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    3. Hola, Estanis:
      Muchas gracias por esa aclaración filológica sobre la ausencia de género en inglés. En cuanto al uso exacto de "una" en la novela ahora mismo si te soy sincero ya no recuerdo si a quien se refiere es a la narradora o a Lucy. Tras volver a leer la cita, no sé por qué vuelvo a mis trece (ja, ja...), pero esto es una opinión que no hay por qué compartirla, claro.
      Un fuerte abrazo, Estanis

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  3. Qué deliciosa reseña, Juan Carlos. Coincido contigo en lo que comentas al inicio: yo tampoco he leído nada aún de George Eliot. ¡Cuántas cosas nos quedan siempre por conocer y explorar! Mil gracias por la recomendación. Tiene un magnífico aspecto.

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    1. Creo que la literatura de George Eliot ha sufrido el afán de independencia de la autora. Su compatriota y antecesora en el tiempo Jane Austen, siendo mucho más conservadora, ha tenido más predicamento entre los lectores, especialmente -¡y curiosamente!- entre el género femenino y eso que sus protagonistas son mujeres siempre más sumisas al varón que las de George Eliot. Creo que ahora con el imparable auge del feminismo y la conversión de la causa en argumento político, George Eliot está conociendo un auténtico revival. Yo, dejando a un lado estas consideraciones ajenas a la literatura propiamente dicha me gusta más la Eliot que la Austen.
      Apreciado, Rubén, abarcar toda la Literatura es tarea imposible, siempre nos quedarán cosas, autores, libros por hacer, conocer y leer. Y ahí está la gracia (ja, ja...) que siempre habrá horizonte, que nunca podremos decir "¡Se acabó!", al menos en Literatura.
      Un fuerte abrazo

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  4. No he leído nada de la autora, aunque sí, reseñas que me atraen. Creo que con tan encendidos elogios, si me decido, lo haré con Middlemarch, aunque esta El Molino de Floss, mucho más famosa, también me atrae. Veremos.
    Un beso.

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    1. Ahora mismo yo leería "Middlemarch" más que nada porque todo el mundo dice que es la mejor y porque "El molino del Floss" la acabo de leer (ja, ja...).
      A mí, en general, casi siempre me salen encendidos elogios hacia casi todo -hay amigos que así me lo censuran- y yo creo que es debido a que habiendo sido profesor de Literatura "vendía" todo el género con el mismo entusiasmo. Jamás adoctrinaba a los chicos y mira que siendo profe de la cosa era fácil; con todo siempre se nota al profe de qué pie cojea, pero como profesional éste debe procurar que no se le note. Esta ha sido siempre mi postura y la verdad es que siempre me ha ido bien así.
      Un beso, Rosa

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  5. No conocía a esta autora. Me habían hablado de ella y me habían aconsejado su lectura, ahora también, gracias a tu referencia que agradezco, leeré su obra.
    Saludos
    Francesc Cornadó

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    1. Espero, Francesc, que esta escritora victoriana sea de tu agrado cuando la leas.
      Un abrazo

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  6. Una reseña completísima, Juan Carlos.
    Llevo tiempo con ganas de estrenarme con esta autora. Espero no demorar mi intención mucho más.
    Besos

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    1. La verdad es que ka reseña me salió algo extensa.
      Espero, Lorena, que esta escritora victoriana sea de tu agrado cuando la leas.
      Un beso

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  7. Vaya, pues me temo que yo también (bueno, tú ahora ya no) tengo una laguna imperdonable en mi haber literario, así que tomo nota...

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    1. Ja, ja, ja..., Espe, no, yo ahora ya no, pero hace un momentín sí. Estas lagunas se llenan en cuanto uno se lo proponga. pero también te digo que llenar todas las lagunas, por mucho que lloviese, es tarea imposible.
      Besos

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  8. . Hola Juan Carlos. Una reseña magnífica. Me gusta mucho esta escritora. El molino junto al Floss fue la primera novela que leí. Creo que Maggie y Lucy son dos tipos de mujer totalmente diferentes, Lucy se ajusta más al prototipo de la mujer Victoriana, bueno de lo que se suponía que debía ser la mujer, Maggie es una incomprendida, un espíritu más libre, pero a la que le costaba encontrar su lugar, ahora el final nunca me ha gustado, parece que hasta la naturaleza estaba en contra de las aspiraciones de Maggie, Tom en cambio me parece un egoísta. Si no has leído Middlemarch te la recomiendo. Es una novela genial. Bueno, creo que todas las novelas de la autora son estupendas, y no demasiado conocidas, aunque es verdad que ahora hay como un movimiento de reivindicación de George Eliot. De todas formas, no me parece justo compararlas porque son de épocas diferentes y con vivencias distintas. También es verdad que Austen ha sido adaptada en multitud de ocasiones al cine y a la televisión y eso le ha dado más visibilidad. Un abrazo.

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