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25 ago 2021

Alexis Ravelo: La ceguera del cangrejo

✔«su estudio de la calle Covarrubias había sido un lugar interesante para la vida artística madrileña, hasta que decidió no volver jamás a él después de que a Pepi Gómez, su pareja, la fulminara un cáncer. Entonces fue cuando se marchó a Nueva York, alquiló un estudio en la Segunda Avenida y salió del armario en todos los sentidos.» (refiriéndose a aspectos biográficos de César Manrique)

✔«—En realidad no es mi primo. La exmujer de él es prima segunda mía por parte de madre. —Ya: aquí nada queda lejos, ¿no? Mauri dijo que sí, que allí nada quedaba lejos, que todo el mundo conocía a todo el mundo.» (en relación a un mantra muy repetido en el relato: ‘nada está lejos en Lanzarote’)

Alexis Ravelo, La ceguera del cangrejo
Ángel Fuentes, canarión él, va a Lanzarote porque hace pocas semanas que su novia Olga Herrera había muerto accidentada en un paraje precioso de la isla canaria. Olga se encontraba realizando una obra biográfica sobre César Manrique el artista conejero que dio un aire nuevo a la isla y que con sus ideas de una arquitectura en perfecta convivencia con el paisaje revolucionó la isla e impulsó con ellas un turismo sostenible. Ángel es militar y cuando sucedió lo de Olga se encontraba en Líbano. Los mandos no le dieron permiso para asistir a las exequias fúnebres. Es ahora, varias semanas después del accidente, que Ángel regresa a los paisajes que recorrió con su amada Olga años atrás. Quería hacerle una especie de homenaje personal al tiempo que superaba el duelo. Al poco de llegar a Arrecife se pone en contacto con Mauri, compañero de milicia que se ofrece a ayudarle y acompañarle en todo lo que necesite. También Ángel mantiene desde Lanzarote comunicación fluida con Alfonso, el padre de Olga, residente en Las Palmas quien le entregó todos los papeles de su hija, incluido el borrador del trabajo sobre César Manrique que ella tenía prácticamente finalizado y que la editorial, le había dicho, querría publicar. También la máquina de fotos con la que apareció al cuello al fondo del acantilado donde falleció se la da Alfonso a Ángel porque le dice «me jode esto de que sea yo “el heredero” de Olga. Tendría que ser al contrario, Ángel: ella tendría que ser heredera mía, no al revés. Así que lo que vamos a hacer es lo siguiente: las decisiones las tomas tú y yo firmo lo que haga falta».

En Lanzarote, pues, Ángel, con los papeles, las fotografías y el ordenador de Olga, visita los lugares por donde ella anduvo: Los Jameos del agua, la Cueva de los Verdes, el Charco del Palo, Las Hoyas, el Río, Ye, Maguez, Famara, Teguise, Timanfaya, Tinajo, Yaiza, etc., etc. No hay zona de la isla que Ángel no visite en el curso de su homenaje a Olga; al tiempo investiga ciertos aspectos que, según lee los apuntes, ve las fotos y reflexiona, no le cuadran. Toda la geografía de la isla que César Manrique fue cubriendo de sus proyectos arquitectónicos en perfecta comunión con la naturaleza de Lanzarote aparece citada y recreada en la novela: 

  • «las interminables series de fotos que Olga había hecho en sus últimos tiempos: panorámicas del Mirador del Río, el interior de los Jameos, la Casa del Palmeral, vistas de Timanfaya, de la Casa del Taro de Tahíche o los malpaíses que la rodeaban; planos detalle de tuneras, euforbias, veroles o higueras que crecían en lugares inesperados»
  • «primero había atravesado Nazaret y Teguise, Teseguite y Los Valles, había pasado a un lado de Haría para bajar por el barranco del Chafarís y volver nuevamente a Haría, donde esta vez tampoco entró, antes de subir hacia Máguez, Guinate, Ye (que, como le habían pronosticado, había cruzado en un suspiro), La Corona y Las Hoyas
Por momentos la novela se convierte casi en un folleto turístico de la isla, un homenaje al artista canario y a sus esforzados habitantes que sacan cultivos del suelo de rofe (arena volcánica). Esta sensación se confirma plenamente cuando al final de la novela en el capítulo de agradecimientos conocemos de boca del mismísimo Alexis Ravelo que escribió la novela por encargo de la Fundación César Manrique para que sirviese de conmemoración en 2019, fecha de su publicación, del Centenario del nacimiento del insigne pintor.

Junto a los lugares reales hay otros, muy pocos la verdad, de nombre supuesto como la población de Viéitez y la urbanización o proyecto urbanístico Playa Lunar contra el que en la novela César Manrique se opone abiertamente, lo que da pie durante la lectura a crear cierto suspense sobre si la muerte en accidente de coche del artista en 1992 fue un caso fortuito o no. Naturalmente esta interrelación entre el personaje real y ese proyecto urbanístico ficticio entra dentro de las licencias novelísticas que se toma el autor. Lo que sí parece confirmado es que la figura del artista César Manrique fue un bastión contra el que chocaron no pocos especuladores durante los años en que su ideación lanzaroteña iba cuajando. A partir de aquí Ravelo fabula con esta urbanización ficticia que bien podría ser trasunto de cualquier otra de aquellas que escaparon a la visión conservacionista del paraje de su isla que tenía el artista.

Jameos del Agua, Cueva de los Verdes, César Manrique, Lanzarote
Además de Ángel, su compañero de milicia Mauri y su “suegro” Alfonso, muchos otros personajes aparecen en la novela. La primera es Sonia, la que fuera amiga íntima de Olga. Que Sonia mantenga una relación amorosa con David, apodado “Míster Sonrisas” por Angel dado que siempre tuvo celos de él al verlo al lado de Olga en varias de sus fotografías, levanta en él más de una sospecha; luego están Blas y Julia, pareja amiga de Sonia y de Olga. Blas será quien más ayude a Ángel poniéndole en contacto con personajes que mantuvieron relación con Sonia durante su estancia en la isla; al respecto es fundamental la llamada que Blas realiza a Pepe Dolz, director de la Casa del Taro donde viviera César Manrique convertida actualmente en Casa-Museo del artista y por ello en atracción turística. Será Pepe Dolz quien le abra los archivos del Museo a Ángel como se los abriera a Olga y entregue a éste una carpeta que la investigadora nunca llegó a recoger con algunas anotaciones realizadas por ella que cumplen en el relato detectivesco un importante papel. Otros personajes interesantes para la trama son Antoñito el Ruin y Emeterio Brito, este último autor de una conspiranoica teoría sobre la muerte de César Manrique inspirada en las que en la realidad de la biografía del pintor sostuvieron algunos estudiosos.

Con todos estos mimbres, tomados unos poquitos de la realidad y muchos otros puramente inventados, construye Alexis Ravelo este relato. En mi opinión sobra una trama secundaria en la que unos detectives vigilan a Ángel durante la primera parte de su deambular por la isla. Cocoliso y Carapicada son los jocosos apelativos que Ángel les coloca hasta que finalmente logra deshacerse de su por otra parte desastrosa vigilancia.

No cabe decir más del desarrollo argumental, tan sólo advertir que la novela se abre con la referencia a un sumario que está realizando  la autoridad judicial sobre unos sucesos cometidos por o/y sufridos por Ángel Fuentes. Ocupa tan sólo la primera página de la novela y coloca así desde ese momento al lector en modo 'suspense':
«Por qué Ángel Fuentes Medina compró una navaja de las pensadas para matar y por qué le dio el uso para el que había sido concebida es algo que la instrucción del sumario (con su inventario de nombres, fechas, lugares, circunstancias y grados de premeditación) pretende haber aclarado de forma meridiana. Pero el desvelamiento de sus motivos últimos (o primeros) está más allá del ámbito de su competencia.»


Alexis Ravelo es un escritor amantísimo de sus islas. Y eso se nota en sus novelas. Así lo he comprobado en las que he leído de su serie Eladio Monroy y que tengo reseñadas en este blog: "Los milagros prohibidos" y "Tres funerales para Eladio Monroy". Evidentemente el amor a Lanzarote se vislumbra por doquier en "La ceguera del cangrejo". Comienza desde el propio título que hace referencia a esa especie de cangrejos blancos y ciegos que habitan las aguas de los jameos lanzaroteños «hundidos en la blanda nada del olvido y su ceguera es como la de esta sociedad que tanto calla y a tanto cierra los ojos, que se ignora a sí misma y a la belleza que la rodea y de la que depende para sobrevivir». Tienen claramente en el relato un valor simbólico.

vinos canarios: malpaís, malvasía, isla conejera
Todo en la novela es una demostración de amor a Lanzarote y por extensión a las Islas Canarias: los paisajes, la vegetación, los cultivos de rofe, las gentes populares como el Maestro Ezequiel, los creadores canarios como el propio César Manrique y otros muchos (el poeta Agustín Espinosa, los pintores Óscar Domínguez, Remedios Varo o Manolo Millares, etc.). Y este amor en el caso del propio escritor lo manifiesta utilizando un sinfín canarismos: rofe, soco, jiribilla, desriscada, añurgarse, sachar la tierra, etc. etc. Para mí, que tuve el placer y la oportunidad de trabajar en las Canarias durante tres años, volver a escuchar -aunque haya sido por escrito- estos sonidos me ha servido para rememorar una muy feliz etapa de mi vida. Este ha sido uno de mis placeres íntimos al realizar esta lectura.

Es Alexis Ravelo amante de la cultura pero no sólo de la local que he señalado, sino también de aquella otra más universal a través de la cual nos hacemos ciudadanos del mundo. La música de jazz que escucha Blas y que en opinión de sus amigos «se pasa la vida poniendo el Kind of Blue. Y mira que grabó cosas Miles Davis. —Hice una selección —aclaró Blas—. Luego hay temas de Coltrane y de Thelonious Monk.» aparece citada junto a algún tema rockero como  Born to Be Wild de Steppenwolf puso Rock FM. Emitían una versión de Born to Be Wild»). Y cuando el novelista cambia el registro hacia la parte más puramente biográfica de César Manrique echa mano de un personaje cuyo nombre, Alois Neumann, está tomado de un histórico nacionalsocialista checoslovaco reconvertido hasta su muerte en 1977 en socialista aliado de la URSS. Este personaje le sirve para introducir en la novela el tema del Turismo en la isla pues el ficticio Neumann es el director del operador turístico Neumanntours a quien Manrique supuestamente intentaba convencer para que usase su influencia contra proyectos urbanísticos depredadores del paisaje isleño; en definitiva la alta cultura entreverada con los grandes negocios económicos contra los que César Manrique luchó:  

«Vio fotos de él con César Manrique, pero también con Warhol y Antoni Tàpies, con Heinrich Böll y con un gordo que resultó ser Friedrich Dürrenmatt, de quien Ángel recordaba haber leído una novela policiaca. ¿Habría llegado Manrique a convencer a Neumann de participar en un boicot en Playa Lunar? [...] sabido es que los millonarios filantrópicos suelen dejar la filantropía al margen en cuanto hay un buen fajo de billetes sobre la mesa


Del momento de escritura dice el autor que la novela «fue escrita entre enero y diciembre de 2018, con el apoyo de una residencia de escritura de la Fundación César Manrique». Los episodios políticos acaecidos en España durante los meses anteriores, o sea en 2017, que es cuando se sitúa la acción se cuelan en el relato de manera muy pasajera pero a mi entender algo llamativa. Me refiero a cuando en la localidad donde vive David, novio de Sonia y antiguo amigo de Olga, Ángel entra en un bar 

 «La clientela se reducía a tres viejos que tomaban cerveza y comentaban las tonterías que decían en la tele, puesta a medio volumen. Lo de siempre al filo del mediodía: el último escándalo, la última grabación hecha a escondidas a un alto cargo, el último ultimátum del independentismo catalán respondido con amenazas por el nacionalismo español, que eran recibidos con el interés propio que tres jubilados pueden poner en algo que ocurre a dos mil kilómetros.»

Diríase que el escritor entra en el relato directamente para expresar su opinión sobre categorías políticas dejando caer que aunque se utilicen los mismos términos hay diferencias claras entre buenos y malos (¡?). Esta entrada en el mundo de la actualidad más inmediata es fugaz y apenas perceptible. 


Para concluir
Cueva de los Verdes, César Manrique, fundación César Manrique
Es el tercer libro que leo de este novelista canario. Me ha gustado aunque quizás algo menos que los  anteriores con los que lo descubrí. Este no pertenece a ninguna serie y si digo la verdad, teniendo el inconfundible estilo Ravelo, me ha hecho recordar un poquito a Woody Alleen. Me explico: Woody ha hecho películas sufragadas, contratadas o encargadas, por instituciones, ciudades, organismos, etc. No hay por qué pasar lista, creo que con citar "Vicky, Cristina, Barcelona" valdrá para entender el símil. Si con la película de Alleen Barcelona se publicitó hasta el extremo, Alexis Ravelo a otro nivel logra lo mismo con esta "La ceguera del cangrejo", novela encargada o sufragada en 2018 por la Fundación César Manrique con motivo de cumplirse en 2019 el centenario del nacimiento del insigne artista. Y efectivamente la novela, además de la trama policíaco-detectivesca que contiene, cumple con creces la finalidad pretendida del encargo: publicitar Lanzarote y en especial la obra artística y la figura de César Manrique, artífice del despegue turístico de la isla gracias a sus atinadas intervenciones arquitectónicas y urbanísticas.

Como todo lo que escribe Alexis Ravelo la novela se lee muy bien merced al estilo fluido, espontáneo y natural característico en él. Quizás esta espontaneidad, no sé si de manera consciente o no, le haga incurrir a veces en una errónea utilización de las formas átonas pronominales. Me refiero a que comete laísmo en más de una ocasión. Vayan aquí sólo dos ejemplos:

  • «Olga se refería con frecuencia a la Fundación, donde la dejaban usar una sala de investigadores»
  • «Olga, cuando hablaba de ellos [de los cangrejos de los Jameos del Agua], le decía que la ponían triste, que pensar en esos pobres bichos la hacía experimentar una tremenda desazón»

Sé que lo señalado es una mera minucia que para nada oscurece el mérito de este relato. Pero pienso que son los escritores los verdaderos artífices del idioma y que en ellos reside el deber de conservarlo, enriquecerlo y hacerlo evolucionar. 
____________________


editorial Siruela, Alexis Ravelo Betancor

Ficha del Libro

Autor: Alexis Ravelo Betancor
Editorial: Siruela
Colección Nuevos Tiempos 431
Año de publicación: 2019
Nº de páginas: 360
ISBN: 978-84-17860-10-3

15 comentarios:

  1. No conocía al autor, pero haré por leer algo suyo. Besos.

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    1. Si te gusta la novela negra situada fuera de los escenarios habituales ahora en España hay buenos autores. Ravelo es uno de ellos y las Islas Canarias su centro de acción. Creo que alguna de sus novelas te puede gustar.
      Un beso

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  2. ¡Ravelo! También es casualidad que sea la tercera vez este mes que leo o escucho referencias sobre él. Con tu análisis (maravillosamente detallado) y con el burbujeo de su nombre, me parece que tendré que sucumbir a la tentación de leerlo.

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    1. Hola, Rubén:
      Ahora aparecen abundantes reseñas sobre sus dos última novelas, "Un tío con una bolsa en la cabeza" del año pasado y "Si no hubiera mañana" de este mismo año. Esta última, por lo que leo por ahí, es la 6ª entrega de su serie Eladio Monroy. Son novelas muy sencillas y fáciles de leer, que entretienen y como novelas negras que son lanzan dardos más o menos certeros a la realidad social que vivimos.
      Cuando sucumbas a la tentación de leerlo (ja, ja...) me gustará conocer tu opinión.
      Un abrazo

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  3. Hola, Juan Carlos. No he leído nada de este autor pero últimamente estoy oyendo mucho sobre él y sí que tengo curiosidad, a ver si me pongo con alguna (quizá esta no si dices que no es de las mejores). Gracias por la recomendación.

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    1. Ya tiene muchas novelas publicadas. La última es de este mismo año, "Si no hubiera mañana", pero no puedo decirte nada de ella al no haberla leído.
      Es un autor que entretiene y su estilo es peculiar: coloquial, fluido, duro en ocasiones, muy personal...
      Un saludo

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  4. Casualmente, hoy he publicado yo una reseña de un libro de Alexis Ravelo.
    Cuando leí el libro, no entendí que fuera un encargo. Lo único que vi fue que lo había escrito con el apoyo, como bien citas, «de una residencia de escritura de la Fundación César Manrique». Imaginé que, puesto que el libro trataba sobre Lanzarote y al artista, la Fundación le había apoyado. No pensé que fuera un encargo. Siendo así, entiendo mejor ese carácter de guía turística que yo también le noté a la novela. Y creo que el encargo se cumplió con creces y con mucha dignidad. Yo también prefiero otros libros del autor. Todos sus libros (y van trece) me resultan muy interesantes y de gran calidad temática y formal.
    Un beso.

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    1. Coincido contigo en que no es de los mejores, aunque a mí me ha dejado con unas inmensas ganas de volver a Lanzarote porque en verdad la novela cumple con creces la función de publicitar las bellezas de la isla. La verdad es que si eliminase esa trama de ser vigilado por dos malos detectives privados la novela en su faceta de investigación desarrollada por el personaje ganaría bastantes enteros. Pero me ha gustado y entretenido, y como todo lo suyo se lee formidablemente.
      Ahora me paso por tu blog.
      Un beso

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  5. Vaya, pues no conocía al autor, y viendo tu reseña y los comentarios quizá cuando lo lea empiece por otro de sus libros.
    Lanzarote es una isla preciosa y huele a Manrique por todos lados. Parece un buen libro para recordarla.
    Menudo análisis, como siempre, completo, instructivo y fácil de leer.
    Seguimos leyendonos, besos

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    1. Es un libro fantástico para recordar o conocer Lanzarote. Desde luego anima a visitar la isla o a volver a ella a quienes ya la conocemos. Además de esto la novela tiene una historia detectivesca entretenida. Yo te aconsejaría que si sólo fueras a leer un libro de Ravelo comenzases por este al no formar parte de ninguna serie. Pero estoy seguro de que te va a gustar cualquier novela suya que leas.
      Me encanta que mi reseña te haya resultado agradable, instructiva y fácil de leer.
      Un beso

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  6. Aunque lo de los laísmos que has mencionado sea una minucia que no ha de ensombrecer el conjunto de la obra (a no ser que la minucia se haga excesiva), es cierto que da cierta rabia encontrarse con esos detalles. En descargo de los autores (en este cargo de Alexis Ravelo) diré que pienso que es parte de la labor de las editoriales revisar los textos, detectar estas 'minucias' y corregirlas.
    En cuanto a la novela, la conocía por la reseña que Rosa publicó en su día. No recordaba cuál de Ravelo era solo por el título, pero lo he hecho al ir leyéndote. Supongo que algún día tendré que animarme con este autor. Tomo nota de que aunque esta novela mantenga el nivel al que el autor tiene acostumbrado a sus lectores, tiene otras mejores.
    Un abrazo

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    1. Tienes razón en que las editoriales debieran de ser más cuidadosas con detalles como ese del laísmo. Pero en estos tiempos que vivimos me da a mí que los correctores que de siempre figuraban en la plantilla de cualquier editorial que se preciara han pasado a mejor vida. Ahora todo está en el "Hágalo usted mismo" (el banco online, la compra online, el pago en el super sin pasar por caja porque ahora te lo haces tú mismo, en la gasolinera te sirves tú mismo, etc. etc.) como si esto fuera el summum del progreso. Progreso para la empresa sin duda, pero para el consumidor...
      Sí, Rosa la comentó. Ayer mismo reseñó otra de este mismo escritor. Rosa es una fiel seguidora de Ravelo; confesaba ayer en su reseña que se habrá leído doce o trece títulos del escritor.
      Un beso, Lorena

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  7. He leído uno de los últimos libros de este autor y me gustó mucho por lo que tengo la intención de ir leyendo el resto de su obra
    Besos

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    1. Y harás bien, amiga mía, porque Ravelo entretiene y las correrías de sus personajes por las Islas Canarias a mí es que me encantan.
      Un beso

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  8. ¿Te puedes creer que todavía no he leído nada de Alexis Ravelo? Además tampoco he estado nunca en ninguna de las islas Canarias, así que si por momentos la novela es como un folleto turístico, lo mismo hasta me viene bien para "viajar" allí hasta que lo haga de verdad. Me ha encantado tu frase final, esa reflexión está cargada de razón aunque, como dices, sea una nadería que no quita mérito a la novela.

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