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10 feb 2023

Zygmunt Miloszewski: La mitad de la verdad (Un caso del fiscal Szacki 2)

«Los estereotipos que sustituían el pensamiento debían de estar grabados profundamente en la conciencia nacional para que, sesenta y cinco años después del Holocausto, sesenta y tres después del último pogromo y cuarenta después de que en 1968 se echara a los últimos supervivientes judíos, llegara ahora un pirado, que por su aspecto habría nacido en los años setenta, y se creyera lo del ritual de la sangre.»
[…]
«Nos van a crujir de lo lindo en cuanto salga a la luz que investigamos los círculos judíos para encontrar a un asesino. Nos tildarán de fascistas, de nazis; dirán que estamos llenos de prejuicios y de odio, que creemos en la leyenda de la sangre.»

'Los casos del fiscal Szacki', Zygmunt Miloszewski
Nada había leído de este escritor polaco, Zygmunt Miloszewski. Veo que la novela que he tenido en mis manos, "La mitad de la verdad", lleva el subtítulo de «un caso del fiscal Szacki 2» con lo que caigo en la cuenta de que estoy leyendo una novela que es la segunda entrega de una serie, concretamente la protagonizada por el fiscal Teodor Szacki. Al saberlo pensé que quizás no iba a controlar debidamente algún extremo del relato, pero para nada. Está visto que los novelistas que escriben series son sabedores de que los lectores, salvo los muy fans de este o aquel narrador, leemos libros sin prestar mucha atención a ese hecho. Por eso las novelas pueden leerse independientemente sin mayor problema. Concretamente al leer en esta segunda entrega que el fiscal protagonista está divorciado de Veronika con la que tuvo a su hija Hela, deduzco que, quizás, en la primera de la saga además del caso policíaco que se dirima allí aparecerá la vida algo tormentosa de Teodor con Veronika; hombre, mira tú por donde según que escribo estas líneas me invaden las ganas de leer el primero de la serie para ver la vida matrimonial de Teodor, algo que en esta segunda entrega sólo intuyo al comprobar la poca sintonía existente entre los miembros de la pareja.

En cuanto al asunto criminal del que en esta novela se encarga el fiscal Szacki, se trata de una serie de asesinatos, concretamente tres, que parecen tener entre ellos un móvil común: el odio legendario existente entre judíos y cristianos de la ciudad polaca de Sandomierz, en cuya catedral figuran una serie de grandes cuadros dieciochescos que relatan las atrocidades, todas ellas imaginarias, cometidas por los seguidores de David contra los cristianos a quienes robaban los niños para convertirlos en 'matzá' (pan ácimo). Es La mitad de la verdad  una novela negra que conviene leer con atención y cuya trama engancha a los lectores.

Además de las vicisitudes del estamento policial y de las dudas que la fiscalía de la ciudad tiene ante tan extraño caso, es muy interesante en la novela asistir a la vida privada de Teodor Szacki, un hombre exitoso entre las mujeres y que disfruta del sexo con prodigalidad. Me ha recordado a nuestro don Juan Tenorio en el sentido de que a Szacki todas las mujeres le atraen, sean éstas jueces, fiscales, abogadas o simples ciudadanas; lo mismo le ocurría a nuestro Tenorio quien, según dice en la relación que lee a don Luis Mejía, afirma: "yo a las cabañas bajé / yo a los palacios subí / yo los claustros escalé", o sea, no había mujer ante la que su afán depredador se detuviera. Esto me ha parecido de lo más interesante,

Me ha gustado mucho enterarme de las barbaridades que los judíos polacos sufrieron durante la ocupación del país por los alemanes. Y no sólo eso, sino la mala conciencia de los polacos ante lo hecho por cada uno de ellos durante el nazismo. Especialmente fue duro esto cuando, al acabar la guerra, volvieron al país los judíos polacos supervivientes dispuestos a recuperar sus posesiones que estaban ocupadas por polacos no judíos que se quedaron con ellas.
«una parte de los judíos ortodoxos regresaron tras la guerra, aunque no fueron recibidos con flores precisamente, aquí nadie los esperaba. Sus inmuebles habían sido repartidos, igual que los bienes que habían dejado para que se los guardaran.»
En cuanto a la estructura narrativa empleada cada uno de los catorce capítulos que forman la novela está introducido por una especie de prontuario de las efemérides que ese día [la cita es la del capítulo cuarto que se fecha el Sábado, 18 de abril de 2009] se producen en el mundo: 
«Para los católicos, séptimo día, penúltimo de la Octava de Pascua; para los cristianos ortodoxos, Sábado Santo; en todo el mundo judío, Sabbat. [...] En el exterior, el Parlamento de Somalia impone la ley islámica en todo el país; en Bulgaria se produce un pánico generalizado porque un conocido astrólogo presagia un terremoto; [...] El Arsenal juega con el Chelsea y cae en la semifinal de la copa inglesa. En Sandormierz, unos ladrones talan seis manzano y un ciruelo. [...] Primer día medianamente primaveral, cálido, soleado y sin lluvia.». 
Como se ve va de los aspectos más universales a los más particulares (la ciudad donde vive, el fútbol, la temperatura...).

Creo que Zygmunt Miloszewski de quien, como ya he dicho, nada había leído hasta ahora escribe muy bien. En especial he disfrutado con momentos de introspección y autoanálisis por parte del personaje protagonista que el escritor presenta utilizando el monólogo interior o una especie de soliloquio reflexivo muy interesante en el que el lector debe discernir adecuadamente al sujeto de cada una de las formas verbales empleadas:
«Espera, espera, hay que tachar a la amante; si Sobieraj y Wilczur había dicho la verdad, entonces era el hombre más enamorado del planeta. No, espera, no se puede tachar nada, esto es una ciudad pequeña, aquí todos se llevan a partir un piñón, a saber quién, qué y con qué intenciones le cuenta algo al fiscal.»
Es una novela negra que enlaza, mucho más que otras que ahora se están escribiendo, con el noir clásico. Y digo tal cosa porque subyace en los comportamientos y actitudes del personaje central un cierto machismo -ahormado en el humor, ciertamente- que hoy sería objeto de censura total por parte del pensamiento queer y woke tan en boga actualmente. Así me lo parece cuando Szacki denomina a su compañera, la fiscal Sobieraj, «chochín intachable» («Reconoció enseguida la melena pelirroja del «chochín intachable», la fiscal Sobieraj»). Pienso que con esto del pensamiento único que nos abruma, la novela negra con policías, fiscales y periodistas tan machistas y ofensivos hacia las mujeres corre serio peligro de desaparecer. 

Y lo anterior lo mantengo -y bien que lo lamento- a pesar de que esas alusiones, ciertamente en el límite de lo admisible, vengan muy bien empaquetadas en humor. La sociedad se ha vuelto -nos hemos vuelto- así de intransigente/s: 
«Las bomberas de Wrocław se quejan de que no se les permite ir a los operativos porque no hay vestuarios femeninos, cuando en realidad a ellas no les molesta usar vestuarios mixtos, y mucho menos a sus compañeros.»
Pero el humor no sólo toca estos comportamientos, pensamientos o actitudes considerados propios del hombre sino también otros aspectos o situaciones más neutros, más blancas:
«Fue el mayor éxito de la policía de Sandomierz desde que recuperaran la bicicleta robada del padre Mateusz» ["El padre Mateusz" es una serie televisiva rodada en la ciudad de Sandomierz de enorme éxito en Polonia a finales del XX e inicios del XXI]
Incluso llega el humor a las entrañas de lo metaliterario:
«Las versiones se diferenciaban por algunos matices, pero todas contestaban elegantemente a la pregunta «¿por qué?», de una forma digna de las novelas negras.»
Novela negra polaca, fiscal Teodor Szacki
Dos cosas más me han impactado y agradado mucho en esta novela. La primera es que, pese a ese halo a veces machista que se puede percibir en la historia narrada, las mujeres que Zygmunt Miloszewski presenta son mujeres libres, autónomas, soberanas, que deciden por sí mismas en todo, incluido, naturalmente, en el sexo. La segunda cosa es la enorme similitud que he creido percibir entre la manera de sentir y comportarse de los polacos y nosotros mismos, los españoles. Es evidente que la cultura católica de ambos países ha conformado una manera de estar en el mundo, de enfrentarse a los problemas casi casi idéntica. Véase si no es así en estas citas. La primera podría haber sido proferida perfectamente en la España de los años 40 del siglo pasado:
«Yo creo que aquella generación de antisemitas de posguerra educó a la siguiente generación, y esta a la siguiente. Personas que creían en lo del judeocomunismo, en la conspiración internacional judía, en lo de que dominan las finanzas del mundo entero.»
La siguiente cita es perfectamente adscribible a un español de hoy mismo:
«usted piensa según unos estereotipos políticamente correctos. Le han inculcado que el mejor ciudadano es el cosmopolita de izquierdas de memoria corta y que el patriotismo es una especie de hobby vergonzoso que está al mismo nivel que el catolicismo popular, la xenofobia y, por supuesto, el antisemitismo.»
Por último, esta tercera cita es un lugar común que constantemente se piensa, más que se pronuncia, en nuestro país a día de hoy, de ayer y casi casi desde los tiempos de Mariano José de Larra:
«Szacki comprobó con espanto que en provincias los periodistas eran aún más estúpidos que en Varsovia.»
En conclusión, La mitad de la verdad de Zygmunt Miloszewski es una buena novela, muy entretenida, que esconde informaciones relevantes y presenta comportamientos humanos muy bien perfilados y muy reconocibles. Es seguro que leeré más libros de este polaco nacido en Varsovia en 1976 especializado en el género de la novela negra. 

 

10 comentarios:

  1. Tengo en mi lista de pendientes los dos primeros libros de esta serie. Ahora he visto que hay un tercero. la verdad es que este que traes hoy tiene muy buena pinta, pero ya que tengo también apuntado el primero, empezaré por él.
    Un beso.

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    1. Las listas de pendientes son inacabables. También estoy contigo en que, de no haber leído ninguna novel de una serie, comenzar por la primera es lo deseable.
      Besos

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  2. Ni idea de este libro, Juan Carlos. Es bueno saber que se puede leer de forma independiente, aunque también te diré que aquí, una, es muy tiquismiquis con esas cosas y que leer una segunda entrega sin la primera, aunque la disfrute, me provoca cierta incomodidad. En fin, salvando eso, lo que cuentas de este libro me parece muy interesante. Saludos.

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    1. Dejando a un lado la trama de novela negra -interesante y bien ejecutada- las referencias a la sociedad polaca me parecen de lo más sugestivo. Yo creo que este extremo te gustará.
      Un beso

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  3. Hola Juan Carlos, pues ni el libro ni al autor. Parece un tipo joven, que tiene que haberse documentado bien para hablar de la segunda guerra mundial. Son libros, que si tienen un enfoque un poco distinto al del holocausto, me apetecen. Creo que voy a hacer como Rosa, y empezar por el primero. Una reseña muy completa. Gracias y besos.

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    1. Me ha resultado muy atractivo ver cómo la sociedad polaca vivió los pogromos contra los judíos ejecutados en la propia Polonia y cómo muchos polacos se aprovecharon del sufrimiento de sus propios conciudadanos sólo por ser judíos y sufrir persecución. ¡Terrible!
      Gracias por tu palabras, senyoreta Buncle.
      Besos

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  4. No conocía ni el libro ni a su autor. Y me has tentado, que el género y la temática me atrae. A ver si encuentro el primero de la serie.
    Besotes!!!

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    1. Seguro que lo encuentras, Margari; y si no lo encuentras comenzar por éste tampoco te impedirá disfrutar.
      Besazo

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  5. Es verdad que la mayoría de las series pueden leerse en desorden. Al menos a mi no me duele importar
    Este libro no lo conocía, la verdad
    Un saludo

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    1. Y a mí tampoco me importa, Laky. Es más muchas veces me canso de las series por lo repetitivo que me puede resultar la insistencia en los mismos personajes y actitudes.
      Un abrazo

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