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28 feb 2023

William Irish: "No quisiera estar en tus zapatos" y "Fue anoche" (A pares XXXIII)

«Quinn levantó los zapatos y los examinó con curiosidad, pero sus ojos inexpertos no hallaron en ellos ninguna diferencia a cuando los dejara debajo de su cama la noche anterior. Necesitaban una limpieza y decidió celebrar su vuelta haciéndolo.» ("No quisiera estar en tus zapatos", p. 15)

«Había resuelto el misterio secundario. Y dentro de ese misterio estaba la clave del otro, del misterio principal, como esas cajas de laca contenidas una dentro de otra hasta que pasando por varias se llega a la última.» ("Fue anoche", p. 135)

Los dos relatos largos que he leído vienen habitualmente contenidos en un solo volumen. El que he leído yo es el que en el ya lejano año de 2004 y con el número 17 de la Colección Serie Negra sacó el diario El País. Cada una de estas dos narraciones apenas llega a las 100 páginas, siendo más extensa la menos afamada pero no peor, la titulada Fue anoche.



No quisiera estar en tus zapatos

No quisiera estar en tus zapatos, William Irish, Cornell Woolrich
Novela corta aparecida en 1948 de William Irish, escritor norteamericano autor de interesantes novelas como La ventana indiscreta tan recordada por la película de Alfred Hitchcock. Precisamente la narración que acabo de leer tiene mucho de cinematográfica y según la iba leyendo me preguntaba si la historia no habría sido llevada también a la pantalla. Me propuse indagar al respecto y, ¡eh, voilá!, efectivamente encuentro que en 1948 conoció versión cinematográfica en la película del mismo título (en inglés, "I Wouldn't Be in Your Shoes") dirigida por William Nigh con guion de Steve Fisher en adaptación de la novela de Cornell Woolrich
 
A mí la historia me ha entretenido mucho. En síntesis se trata de dilucidar si Tom Quinn condenado a muerte por la muerte de un avaro vecino suyo que vivía en el barrio logrará evitar la pena capital. Todo está en su contra especialmente por culpa de las huellas dejadas por sus zapatos especiales para pies planos que él acababa de adquirir. La desaparición de los mismos durante una calurosa noche de verano, al ser arrojados por la ventana en un arrebato para ahuyentar a unos gatos en celo que impedían dormir a Tom y a su esposa Annie, junto a la misteriosa reaparición de los mismos a la mañana siguiente a la puerta de la casa del matrimonio es difícil de explicar. A las sospechas se unirá el hallazgo fortuito en la calle por parte de Tom de una cartera que contiene una fuerte cantidad de dinero. 


Annie, la mujer de Quinn, duda de la veracidad de las palabras de su marido respecto al dinero encontrado y le insta a devolverlo, algo a lo que él se niega. Para la policía la pista de los zapatos especiales hechos a mano es concluyente. Caso resuelto, se dicen. Sólo el inspector White duda de tanta facilidad. ¿Se salvará Tom Quinn de la pena capital a la que todo le conduce? Para saberlo hay que disfrutar con la tensión narrativa, el suspense, que William Irish imprime a esta novelita corta, casi mejor, a este relato corto extendido. Sólo diré para animar a su lectura que en Woolrich el azar es elemento determinante en muchos de sus relatos, y en este lo es claramente.

 



Fue anoche

Esta novela corta (1948) de William Irish está en la línea de la anterior que da título al libro que he leído de este escritor norteamericano del noir. Un autor que sabe dosificar al milímetro la tensión dramática, paseando la sospecha por unos u otros personajes muy al estilo de la reina del suspense Agatha Christie.

Fue anoche avanza un grado en el concepto del noir norteamericano al interiorizar en la vida de una pareja asediada por las deudas y los fracasos en ciertas compras y negocios. Precisamente esta situación es la que los lleva -especialmente al marido Gil- a ser sospechosos principales de la desaparición de un asentado industrial que en compañía de su secretario personal ha pasado un fin de semana en el rancho que el matrimonio se ve en la necesidad de alquilar por habitaciones.

Como es habitual en él, Irish recurre al azar para dar giros importantes a su narración. El azar en este caso es sorprender parcialmente una conversación entre dos particulares, despertarse a mitad de la noche y descubrir algo o cruzarse casualmente con un vehículo. Y junto al azar está el tratamiento del tiempo que en esta narración es determinante. Es el discurrir temporal lo que marca la sucesión de hechos acaecidos a lo largo de una semana, que es lo que dura la historia.

William Nigh, Cine negro norteamericano
Es un relato policial en el que Ward el agente encargado de investigar la misteriosa desaparición de Burroughs permanece en un segundo plano pero es en definitiva quien irá desvelando los datos importantes de la investigación. Junto a él en el papel de investigador encontramos a Jacqueline, la esposa de Gil, quien como en la esposa del relato anterior no está convencida del todo de la inocencia de su marido. Es ella la que de manera racional, tal y como se observa en la cita inicial, hace lógicas deducciones que la van posicionando ante el causante del delito. 

Me ha interesado mucho en esta novela corta la galería de personajes, algunos muy inspirados en la propia biografía del autor. Tenemos a Irene Robles, mujer cuyo matrimonio duró poco, sólo un día, algo menos que lo que el propio Woolrich permaneció casado. Quizás en Mistress Robles vierta Irish su rencor hacia la que fuera su mujer por pocas semanas:
«No era una mujer a la caza del hombre; era una mujer terriblemente temerosa de envejecer.»

Gil, siempre con problemas económicos, contiene en su personaje características propias del escritor. Y evidentemente Bud Arden, escritor en el dique seco, falto de inspiración por el momento y bebedor continuado («un barril sin fondo») se inspira claramente en el propio novelista que moriría víctima de su adicción a la bebida.

Los otros dos huéspedes del rancho de los Blaine, Carman y Marsh, son claramente candidatos a la culpabilidad e inocencia en el caso de la desaparición del señor Burroughs. Carman tiene un gran parecido con Corso, antiguo jefe de pistoleros desaparecido y según algunos muerto; en cuanto a Marsh, secretario personal de Homer Burroughs, su fidelidad al magnate es incuestionable. 

Como ocurre en tantas novelas policiales de la gran Agatha Christie dentro de este abanico de seres se esconde el causante de la inexplicable desaparición. El suspense, los giros argumentales, las falsas y acertadas deducciones hacen que la lectura de esta novela corta suponga un enorme disfrute. 



El escritor
pulp fiction, hard boiled, novela negra
William Irish
 es, junto al de George Hopley, uno de los seudónimos literarios utilizados por el escritor estadounidense Cornell Woolrich nacido en Nueva York el año 1903. Sus padres se divorciaron siendo él niño y Woolrich vivió y creció bajo el influjo de su madre. La literatura le atraía tanto que abandonó sus estudios superiores para dedicarse en cuerpo y alma a ella. Su matrimonio duró escasas semanas. Es autor de inquietantes novelas de serie negra como La ventana indiscreta llevada al cine por Alfred Hitchcock o La novia vestía de negro, que inspiró la película La sirena del Mississippi de François Truffaut

Se le conoció con el sobrenombre de El Rey del Suspense y, según José María Guelbenzu«ciertamente lo fue, el mejor escritor de suspense que ha habido nunca. Es autor de relatos y novelas maestras tales como No quisiera estar en tus zapatosLo que la noche revela, La novia vestía de negroMarihuana Me casé con un muerto, entre otras muchas. Era un hombre retraído, solitario, afectado de una relación amor-odio con su madre, que acabó viviendo en un hotel sus últimos años, alcoholizado, célebre y huraño».  Murió en 1968.

Nota
Este libro participa en los Retos siguientes: Autores de la A a la Z, con él relleno la letra I; y Nos gustan los clásicos.

 

7 comentarios:

  1. Hola Juan Carlos!
    Me gustan mucho este tipo de género, he leído varios de una colección bastante antigua, buscaré que se me crucen.

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    1. Las de esta colección, todas ellas novelas negras, son muy interesantes y entretenidas
      Saludos

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  2. Cualquiera de estas dos novelitas parecen ideales para disfrutar de una buena tarde de lectura, aunque me tienta más No quisiera estar en sus zapatos. Veremos si me animo.
    Besos

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    1. La de No quisiera estar en tus zapatos es ciertamente muy curiosa por el asunto que presenta. Desde luego para entretener una tarde sin querer buscarse más complicaciones cualquiera de las dos es ideal

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  3. Me inicie a la novela negra con una colección de novelitas de Agatha Christie que tenía mi madre en su biblioteca , recuerdo que me gustaron tanto que las devoré una a una hasta dar con toda la colección. No he leído nada de William Iris así que creo que es un buen momento para buscarlo y empezar a ello.
    Siempre es un placer leerte, Juan Carlos. Magnífica reseña.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Pues te diré, Rita, que mi afición a la lectura la identifico también con las novelas de Agatha Christie, si bien yo las sacaba de la biblioteca pública de mi ciudad. Luego ya vendría Miguel Delibes y sus libros que, todos, siempre me encantaron.
      Tampoco yo conocía a este autor norteamericano. Y, bueno, se lee muy bien; es muy entretenido y sí, recuerda mucho a Agatha Christie.
      Gracias por pasarte por el blog. Me encanta leer tus comentarios.

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  4. Pueden ser una lectura <> al resultar unas historias cortas y adictivas.
    En los dos casos, las esposas no quedan en buen lugar al no apoyar incondicionalmente a sus respectivos maridos. Algunas estás deseando deshacerse del cónyuge al precio que sea.
    Gracias por presentárnoslas.
    Un abrazo.

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