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25 oct 2021

"Estado del malestar" de Nina Lykke

«Me gustaría no ser médica, porque entonces podría ir al médico. Entonces podría creerme toda esta representación teatral en la que el médico es el protagonista y los pacientes son el público» (reflexión realizada por la protagonista Elin con un evidente sentido humorístico y crítico. Tal sentido es perceptible en muchas páginas del libro)


Dado que la tertulia "más que palabras..." de la que formo parte se reúne este martes y como, por no poseer aún el don de la ubicuidad, me será completamente imposible participar en la misma, a vuela pluma quiero dejar dos o tres impresiones mías sobre el libro de Nina Lykke, "Estado del malestar",  objeto de debate.


Estado del malestar
La novela que he leído está bien. Sin más. Es un poco una colección de tópicos requetevistos sobre los males de nuestra sociedad del bienestar en la que paradójicamente todos decimos, creemos o queremos sentirnos muy mal. Hay un victimismo tremendo en la misma. Si no somos víctimas de algo, o nos sentimos agraviados por algo, o menospreciados por alguien, y tal, no somos nada. Nos tenemos que quejar de todo, incluso de lo que no está escrito. Es lo que tiene no haber sufrido grandes carencias, es lo que tiene tener las necesidades básicas más que cubiertas, es lo que tiene pertenecer a la clase media mayoritaria de los países nórdicos (Noruega en este caso). Pero no es una obra circunscrita al caso noruego sino que lo que en ella se plantea es trasladable a cualquier otro país del continente, como por ejemplo al nuestro, España.

Más que una novela en muchos momentos me ha parecido estar leyendo un ensayo. Eso sí tiene momentos, detalles, anécdotas muy bien traídas, simpáticas críticas al Sistema, pero, todo hay que decirlo, nada sorprendentes. 

Según leía esta novela plagada de reflexiones en primera persona emitidas por Elin, la médico protagonista de la narración, no he podido por menos que recordar la grata lectura del anecdotario en forma de libro escrito por el doctor Francisco Coronel Díaz titulado "Las experiencias de un médico para todo" que reseñé en este blog hará cosa de medio año o así [pinchando en el título del libro se accede a la lectura de la reseña]. Si el doctor Coronel contaba un sinfín de situaciones anecdóticas que en el ejercicio de su profesión de nefrólogo vivió en su consulta y fuera de ella, la ficticia doctora Elin en su consulta de medicina general de un centro de salud de la ciudad de Oslo cuenta no pocas curiosidades acaecidas con variopintos pacientes: aquellos que sólo van para hablar un rato, los que quieren milagros como adelgazar llevando una vida sedentaria y llena de apetito, la pareja de cuarenta y tantos años que desean tener un hijo que los una más dado que cada uno viene de un matrimonio con dos y tres hijos, la pareja infértil hasta el momento y que ahora ella con con 39 años pese a haberse quedado embarazada desea abortar porque tienen en perspectiva un viaje fastuoso, el portador de fuertes hemorroides que acude a la consulta sin haberse limpiado bien para no dañarlas, etc., etc.

La autora para dar entrada en la novela a los pensamientos y reflexiones de su personaje protagonista utiliza el recurso del desdoblamiento. Conversa silenciosamente con Tore, el esqueleto de plástico y tamaño natural que tiene en el despacho de su consulta. Tore se dirige a ella y Elin le responde o le pregunta a su vez. En realidad son soliloquios pero presentados de una manera más gráfica, más plástica, más fácil de entender. Quizás si la autora Nina Lykke hubiera echado mano del monólogo interior, el flujo de conciencia u otros recursos posibles la novela habría ascendido varios puestos en el escalafón de mi valoración personal, pero las cosas son como son, no hay más.
«Pero no puedes desaparecer sin más, dice Tore, que quiere que siga en la lucha, tanto con Aksel, que está en cas, en Grenda, como con Bjørn , que ha vuelto a su vida matrimonial en Friedrikstad, como con Gro, que ha hablado varias veces con Aksel, como me ha dicho alguna vez en los mensajes que me ha enviado y a los que he dejado de responder.»
literatura noruega, Estado del malestar
Al tiempo que Elin tiene una visión de privilegio de la sociedad desde su consultorio por donde desfila la totalidad de la sociedad noruega, ella forma parte de la misma y a sus cincuenta y pocos años vive con su esposo Aksel una vida tediosa y sin alicientes que intenta sobrellevar gracias a su adicción alcohólica y a las series televisivas. Se encuentra muy sola dado que sus dos hijas ya han abandonado el nido familiar y a que se siente algo desatendida por Aksel, un fanático del esquí y otros deportes cuya máxima ocupación es acudir a competiciones variadas en los lugares más dispares. Ella se ve a sí misma como una mujer tradicional que, hija de madre soltera, desde bien pequeña hubo de resolverse la papeleta de vivir sin encontrar gran respuesta en ella a la que sin embargo en su vejez cuida y visita en la Residencia de mayores donde pasa sus últimos años de vida. Como mujer casada le sucede lo mismo con Aksel, quien no hace nada en el hogar a no ser que ella se lo pida. 

Todo el panorama descrito hasta aquí cambiará cuando Elin casualmente encuentre en facebook un saludo de Bjørn, su lejano novio del instituto. Inopinadamente, sin reflexionar, contesta al saludo y a partir de ahí se inicia una relación entre ellos que dará al traste con su aburrida vida. Pero, ¿es mejor la perspectiva de vivir con Bjørn que la confortable vida que lleva con Aksel?

Para dar respuesta a la pregunta anterior es preciso leer el libro que como digo se lee muy bien, tiene algo de felizmente adictivo. 

Muchas son las reflexiones, los pensamientos esparcidos a lo largo de este libro. He aquí algunos que han llamado poderosamente mi atención durante la lectura:
  • Ontología
    • «Este cuerpo, esta cáscara indefensa que nos rodea y desde la que vemos el mundo. El cuerpo es la jaula en la que vivimos y, de vez en cuando, sin que sepamos por qué, sacudimos los barrotes y la jaula se tambalea»
    • «Nos pasamos la vida fingiendo que somos inmortales e invulnerables, pero bajo la piel nos corre la sangre y siempre hay posibilidades de que ocurra una catástrofe. En cuestión de minutos, de segundos, todo se puede derrumbar, nadie está seguro en esta vida cotidiana que creemos que está grabada en piedra, pero que en realidad está escrita en la arena y enseguida llegará el tsunami.»
  • Lo políticamente correcto en una sociedad profundamente vigilada
    • «Últimamente debemos tener cuidado. Todas nuestras declaraciones podrían acabar grabadas en video, en audio y compartirlas en las redes sociales por un empleado que estuviera por allí, con el móvil en la mano, como casi todos los empleados a lo largo de toda la comida, y por eso la conversación en la cafetería ya no es libre, porque allí también tenemos que contenernos como ya hacemos en la consulta con los pacientes.»
    • «Pienso que esa palabra, masculino, nunca la habría dicho en Grenda [Grenda es el barrio guay donde viven familias y jóvenes de ideología progresista], porque en Grenda el género es una construcción social y, aun así, esa palabra no para de surgir y de subírsele a los hombros, a los brazos, a la barba incipiente, al pelo gris del pecho que le asoma por la camisa»
  • La absurda necesidad de transmitir una imagen a los demás en la que vaya implícita la ubicación ideológica
    • «"Nosotros los hombres" es algo que Aksel no habría dicho nunca. "Soy un hombre con muchas necesidades físicas" tampoco. Nosotros los hombres, vosotras las mujeres son expresiones que Aksel nunca habría utilizado. Ni él ni nadie en toda Grenda»
  • Los prejuicios sociales
    • «Cuando conoció a Bjørn, una amiga mía me dijo lo siguiente: "Es muy guapo y muy amable, pero ¿tú crees que es suficiente para ti?", y esas palabras se me quedaron en la cabeza porque cuando Bjørn estaba en Oslo me daba dentera cada vez que abría la boca. Y lo que más vergüenza me daba  —porque me avergonzaba de él igual que él se avergonzaba de mí— no era que no fuera de Kràkeroy o que nadie de su familia hubiera ido a la universidad» [...]  
  • La cotidianidad y vulgaridad de la vida
    • «Nos hemos reído de todos los amigos y compañeros de trabajo que se han separado convencidos de que todo iba a mejorar y al final sólo han comprobado que la vida era igual que antes, pero más difícil, porque enfrentarse a esta nueva vida con toda su logística y tus hijos y los míos y los nuestros requiere una inteligencia y una madurez mucho mayor y más profunda y más amplia que la que habría requerido quedarse en la vida anterior.»
  • Sociedad machista y patriarcal:
    • «¿Qué pasaría si yo dejara de lavar la ropa y las sábanas y las toallas, si dejara de recoger, si dejara de hacer la compra y la comida, si dejara de congelar las sobras y volver a sacarlas para que se descongelaran? Es decir, si dejara de hacer todas aquellas tareas que hacían que Aksel, cada vez que me veía pasearme por la cocina, me dijera: "¡Qué hacendosa estás!"»
  • La falta de médicos en la atención primaria (uno de los motivos)
    • «¿Qué es ese invento de especialista en medicina general? Especialista y general son antónimos. Otorrinolaringología es una mezcla de dos conceptos que tienen sentido juntos; ginecología y obstetricia, también; enfermedades cardiovasculares, lo mismo; pero ¿especialista en medicina general? ¿Es una broma?»
  • La muerte en nuestra sociedad
    • «Me quiero morir [la madre de Elin a su hija cuando ésta va a visitarla]
      — Pero no puedes decir esas cosas.
      Tenemos esta conversación en cada visita, y como de costumbre pienso: ¿por qué no? No sólo no puede morirse, sino que no puede hablar de ello. Según la ley, hay que mantener a las personas con vida por mucho que sufran.
      »

20 comentarios:

  1. Parece una novela interesante. La apunto.
    Besos.

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  2. Estaba pendiente de tu reseña, Juan Carlos, desde que comentaste en el grupo Tarro-libros que lo habías leído. Otra compi del grupo (no recuerdo quién) lo había comentado también y me llamó la atención. Lamentablemente, su opinión iba también en la línea de una de cal y una de arena. La verdad que mis intenciones de leer este Estado del malestar se han enfriado un poco. No lo descarto completamente, pues sigue llamándome la atención y estoy segura de que no me iría de la lectura de vacío, pero si le doy una oportunidad al menos llegaré a esta lectura con las expectativas templadas.
    Besos

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    1. Me gusta eso de coincidir con tu compañera, Lorena. Se lee muy bien la novela que viene a ser un vademécum de los problemillas que nos aquejan a los que habitamos en la parte más que confortable del mundo. Es en este sentido en el que digo lo de que es una colección de tópicos requetevistos de los males de nuestra sociedad; pero que estén muy vistos y muy comentados no quiere decir que no existan y que no sea importante tomar conciencia de ellos. Pero nada más. Luego la historia de amor que acompaña a las reflexiones, pues bueno, una historia de amor, sin más; vamos, quiero decir que no sorprende para nada, que es muy corrientita.
      Pero con todo, no me arrepiento de haberla leído aunque me alegro que se lea en un plis plas (ja, ja...)
      Muchos besos

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  3. En esta ocasión lo dejo pasar, que por lo que cuentas, pese a tener alguna cosilla interesante, no termina de convencerme. ¡Ole, la lista de pendientes no aumenta!
    Besotes!!!

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    1. Ja, ja, ja..., sí, Margari, esta vez te has librado y el listado de pendientes no te aumenta.
      Un beso

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  4. Muy nuevo e interesante, puedo darle una miradita, si se me cruzara .
    Es lo lindo de el mundo blog poder acceder a reseñas tan Buenas como las tuyas de libros desconocidos.
    Gracias y saludosbuhos 😊🍂🍁🍂🍁📚

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    1. Gracias a ti, de nuevo, amiga. Si te cruzas con él o lo buscas en alguna biblioteca creo que te agradará y no te llevará casi tiempo.
      Besos

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  5. Hola Juan Carlos! Me ha recordado lo que he ido leyendo a la gente que se quejaba del confinamiento cuándo yo pensaba "pero si ahora tenemos de todo, hay internet, libros para entretenerlos, se puede comprar online.., y antes que no había nada?". Alguna cosilla me ha llamado la atención pero lo dejo pasar por no me acaba de encajar. Por cierto, soy nueva seguidora, si te apetece pasarte por mi blog estaré encantada, y si te gusta lo que ves y quieres suscribirte, pues genial! Un besote!

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    1. Acabo de pasar por tu blog. He dejado un comentario en tu última reseña y he comenzado a seguirte. O sea que a parir de ahora nos leeremos más a menudo
      Un beso

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  6. Pues ahora no sé si me apetece leerlo y eso que lo tenía apuntado con cierta prioridad. Qué distintas son las apreciaciones de distintos lectores.
    Eso de « tópicos requetevistos sobre los males de nuestra sociedad del bienestar en la que paradójicamente todos decimos, creemos o queremos sentirnos muy mal» no augura buena lectura, aunque, por otra parte, dices que es adictivo. Tal vez lo lea en plan relax y entretenimiento y así, de paso, descubro qué me dice a mí. Igual al ir con pocas expectativas, me sorprende.
    Un beso.

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    1. Creo que hay que leerlo en plan relax, Rosa. Y desde luego no es una gran novela, pero sí entretiene y como está escrita de manera sencilla pues se lee en un pis-pas.
      Besos

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  7. Coincido en tu apreciación sobre la mejoría que este tipo de narraciones experimenta cuando se recurre a monólogos interiores, flujo de conciencia y demás recursos modernos. Crece la dificultad técnica para quien escribe; y crece la dificultad también para quien lee; pero en ese esfuerzo de ambas partes se suben muchos peldaños en calidad, intensidad y eficacia literaria. En todo caso, ahí queda la obra y ahí quedan tus palabras, que te agradecemos con un aplauso.

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    1. Y yo te agradezco tu comentario, Rubén.
      Un fuerte abrazo

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  8. Se podría decir que la argumentación de este libro es en torno a una apreciación de la realidad cotidiana que nos rodea. En una sociedad con las necesidades perentorias cubiertas, tendemos a quejarnos por las minucias y es más, a prejuzgar y criticar a mansalva a todo aquel que se salga del tiesto, o viole los criterios establecidos por una sociedad enjaulada.
    Nada del otro mundo en cuestión literaria por lo que "entreleo" en tus apreciaciones sipnóticas.
    Creo que este no lo leeré. Ando imbuido actualmente en tres lecturas de género diferente y el tiempo es el que es. ¿Has visto? me quejo por algo banal.
    Un fuerte abrazo, amigo.

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  9. Ja, ja, ja... No podemos escapar del mundo que nos rodea, amigo Javier.
    ¿Y qué estás leyendo que te tiene totalmente abducido? La curiosidad me mata.
    Un abrazo

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  10. Buen día, Juan Carlos.

    Pienso que cualquier obra literaria o cinematográfica debe aspirar a sacudirnos y por lo que cuentas esta novela es demasiado monótona y llena de lugares comunes. En cualquier caso se agradece una reseña con su lado crítico y tan bien argumentada.

    Un fuerte abrazo.

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    1. No es que contenga muchos lugares comunes sino que las críticas de vicios sociales y de arquetipos sociales que muestra son archiconocidos. Sin embargo como digo la novela no se hace pesada de leer sino más bien todo lo contrario, se pasa de ligerita.
      Un fuerte abrazo, Miguel

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  11. Ay, pues por lo que cuentas creo que la autora le habría podido sacar mucho más jugo a estas cosas cotidianas que viven los médicos... Me parece que tienes razón con eso de que habría resultado mejor lectura si se hubiera "perdido" por las reflexiones personales, que si se escriben bien suelen dar mucho juego. En fin, no sé si la leeré o no, que lo mismo cae en mis manos casualmente y nunca se sabe; pero por lo menos le perdonaré que se lea rápido, jajajaja.

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