Este "A pares" está formado por dos lecturas en cierta manera extrañas aunque por motivos diferentes. "A salto de mata" de Paul Auster lo es porque su 'lectura' la he realizado escuchando el libro y no leyéndolo. Los audiolibros están en auge últimamente. La verdad es que yo ya los había probado anteriormente en dos ocasiones y no me había encontrado muy a gusto haciéndolo sobre todo porque la búsqueda de algún dato, nombre de personaje, fecha escuchada o lo que sea se hace difícil cuando no imposible; para qué decir nada de realizar anotaciones 'in situ' o efectuar subrayados de alguna frase relevante, algo sencillamente impensable. Pero con todo en una época en la que hay que caminar, montar en bici o viajar en coche conduciéndolo personalmente, me parece que los audiolibros son un buen remedo -si es que las imitaciones pueden serlo- de la verdadera lectura sobre todo si, como ha sido el caso de este libro, lo que se escucha es una historia de escasa complicación temática y aún menos complicación formal.
La segunda lectura, "Coños", de Juan Manuel Prada, la realicé en papel hará unos tres meses y se había quedado ahí, sin reseña ni comentario alguno debido al tipo de obra que en sí es. La extrañeza en este caso viene ya expresada en el propio título, llamativo por demás; si me acerqué al texto fue por su escasa complicación al estar realizado en forma de relatos cortos independientes unos de otros y por el escaso número de páginas del libro, algo que después de lecturas largas y sesudas me apetece hacer de vez en cuando para así desconectar rápido de profundidades anteriores.
"A salto de mata" de Paul Auster
El autor cuenta en primera persona episodios de sus primeros treinta años de vida. Si hay algo constante a lo largo de las 153 páginas del libro es la perentoriedad del dinero que Auster siente constantemente. Ya en su niñez Paul recuerda a su padre Samuel discutiendo con Queemie, su madre, a cuenta del dinero que ella derrochaba según él a manos llenas. Muy pronto Paul comprendió que el dinero era importante y procuraba ahorrar la mayor parte de lo que le daban como regalos durante las diferentes festividades judías y en ceremonias como el Bar Mitzvah que como miembro de la comunidad realizó al cumplir los trece años. Estos ahorros más el de las propinas que obtenía durante las vacaciones escolares haciendo pequeñas tareas en los jardines y casas de los vecinos más el que le dieron por su graduación de bachillerato le permitieron hacerse con un fondo (unos 1500$) que le resultó muy útil para viajar a Europa finalizados sus estudios de bachillerato y antes de entrar en la Universidad de Columbia donde estudiará Literatura, la pasión de su vida.
Los viajes son una constante en él. Amante de la literatura desde al menos los doce años, Europa siempre le atrajo. A los 18 años viaja a París en un barco fletado para estudiantes. Y de allí, en los dos meses y medio que duró esta primera gran salida, España, Italia y muy especialmente Dublín. Ir a la capital de Irlanda era algo que le debía a James Joyce sin lugar a dudas, dice. En esta novela autobiográfica cuenta sus experiencias en Europa, especialmente en París, las amistades que hizo, los trabajos que realizó para salir adelante pues el dinero se acababa rápido y sobre todo sus deseos de escribir. En los dos meses y medio que duró el viaje pensó mucho en la novela que quería escribir y cuyo manuscrito luego se perdió.
De regreso en USA inicia sus estudios universitarios en 1965. Finalizado el segundo curso se apunta a un programa de la Columbia para estudiar en el extranjero el tercer curso en París. Le decepcionó completamente el programa y tuvo una fuerte discusión con el director del mismo, a consecuencia de la cual decidió abandonar la Universidad. Si no estudiaba debería incorporarse a filas y marchar a la Guerra de Vietnam. Decidió, por esto, permanecer en París leyendo, escribiendo, viendo películas e incluso pensando en hacerse director de cine algo que no realizará por no superar los farragosos requisitos exigidos para ingresar en la Escuela de Cinematografía. Al notar que su familia estaba preocupada por él decidió volver a Nueva York y pensar sobre qué hacer, si la Universidad o la Guerra. Corría 1968 y había revueltas estudiantiles contra el papel de USA en Vietnam. A Paul el decano de la Facultad le dijo que le admitirían de nuevo en la Universidad si lo deseaba pues que un chico de 20 años fuese a la Guerra era un auténtico crimen. Volvió a ella y se graduó, aunque durante esos tres años las huelgas y manifestaciones estudiantiles contra Vietnam fueron frecuentes; revueltas en las que Auster participó no muy activamente pues él se sentía alejado de "aquello que se dice solidaridad". Quizás gracias a este carácter se salvó de ir a la cárcel, de morir montando un explosivo o de huir constantemente del FBI como les ocurrió a un buen número de sus compañeros de estudios.
Sus temores sobre tener que ir a Vietnam desaparecieron cuando en 1969 realizado el sorteo él salió con un número que lo eximía del servicio. Pudo a partir de entonces y una vez finalizados sus estudios buscarse un trabajo que le diese el suficiente dinero como para ganar tiempo y así realizar su mayor deseo: escribir. Comienza entonces a trabajar en un petrolero de la ESSO. Viaja por toda la costa este del país y entabla amistad con personas que le hacen conocer la profunda realidad del país como, por ejemplo, el fuerte racismo que en el mismo existe. Logrados unos 4000$ decide volver a París donde se dedica a escribir y cuando el dinero se le va agotando comienza a hacer traducciones del francés al inglés o viceversa. Una de las que hizo fue la de una constitución que se preparaba para el nuevo Vietnam. También daba clases de inglés a estudiantes de bachillerato, hacía de guía turístico para ingleses o americanos y cosas así. En París vive con su novia Lydia Davis, hija del escritor Robert Gorham Davis. Ambos viven fundamentalmente de hacer traducciones de autores franceses al inglés. Más dinero le dará hacer sinopsis en inglés de guiones cinematográficos que la mujer mexicana de un productor ruso le proporcionaba. Tras un trabajo en México con resultado poco amable vuelve con Lydia a Nueva York donde irreflexivamente -dice- deciden casarse. Es 1974.
En Nueva York, gracias a su padrastro (el segundo marido de su madre tras haberse separado el matrimonio en 1965) consigue que The New York Review of Books o Harper’s Saturday Review le paguen por las reseñas que haga de libros de arte y/o de literatura. Es una manera de sobrevivir malamente que apenas le permite escribir. Con todo escribe poesía, teatro y va pergeñando alguna novela. La necesidad de dinero estalla cuando en 1976 sea padre junto a Lydia Davis de Daniel, su primer hijo. "Tener un hijo marca la verdadera frontera entre la juventud y la edad adulta". Idea entonces comercializar un juego de cartas sobre beisbol que inventó cuando era adolescente. Pero “El que confía en imbéciles acaba comportándose como un imbécil”, escribe en "A salto de mata", expresando así el fracaso de la idea y el tiempo perdido hablando con una gran cantidad de charlatanes para intentar que su juego fuese vendido a una empresa que lo comercializase, algo que siempre acabó en fracaso.
Tras el fracaso del juego buscó un trabajo fijo pero tras varios meses de entrevistas y búsqueda nada le había salido. Afortunadamente le llegó una beca de 3500$ del instituto de Arte de Nueva York. Gracias a esto podrá ponerse ya decididamente a escribir. La novela negra americana que leía y le gustaba (suicidio aparente que es un asesinato) le llevó a decidir hacer una novela de sentido inverso: asesinato que al final fuera un suicidio. Le agradó la idea y se puso a escribir una novela policíaca en esos términos. En dos meses le dio forma en unas 300 páginas que imitaban otras leídas pero que a él le satisfizo. Sin embargo tropezó con dificultades sobre todo por su incompetencia como vendedor. Necesitaba un agente literario, pero los poetas no tenían agente. Su fracaso iba en el sentido de que le decían que ya no se llevaban las novelas de detectives privados, algo parecido a lo que le dijeron cuando el juego de cartas sobre beisbol, que ya no se llevaban los juegos de mesa sobre deportes.
En noviembre de 1978 se rompió su matrimonio. Dos meses después murió su padre y eso le afectó muchísimo por lo que se puso a escribir sobre él. Volvió a New York, se enamoró y en 1981 se volvió a casar. En esos 4 años todo cambió. Un amigo que montaba una editorial le pidió un manuscrito y entonces Auster le mandó la novela y se la publicó aunque condiciones de dinero no había por parte alguna y además la publicó dos años después.
Finaliza esta autobiografía de juventud relatando las vicisitudes del manuscrito de esa novela detectivesca que al final salió con mayor fortuna en una editorial de bolsillo que le adelantó 2000$ de los cuales hubo de entregar 1000$ al primer editor -su amigo- según figuraba en contrato y un 10% a la agente literaria que le llevaba los asuntos; en total, sólo le quedaron tras todos esos años de lucha 900$. "A salto de mata" cierra con esta frase: “Así se escriben libros por dinero. Es 1996”. Fue su primer no-fracaso y por tanto el final de esta narración subtitulada "Crónica de un fracaso precoz".
Me gustaría que al acabar de leer esta reseña, el lector tuviese clara la idoneidad de la lectura de "A salto de mata" para aquellos amantes de la obra y la figura de Paul Auster.
"Coños" de Juan Manuel de Prada
Es el primer libro que escribió Juan Manuel de Prada. Se trata de una boutade, un juego de joven amante de la literatura, enamorado precisamente de la de Ramón Gómez de la Serna con quien soñaba codearse o al menos emular. Así si el madrileño novecentista escribió y escandalizó en su tiempo con "Senos", el vizcaíno que estudió en Salamanca escribió unos relatos sueltos que agavilló bajo el rotundo y no menos escandaloso título de "Coños". Son 54 relatos cortos que entre todos suman apenas 150 páginas en total.
La sinopsis que la editorial Valdemar que lo publica realiza sobre el mismo pretende en mi opinión elevar estos ejercicios de escritura erótica de un estudiante a categoría excelsa, algo que en mi opinión no alcanza aunque tampoco quepa concluir lo contrario en absoluto. Dice la editorial lo siguiente:
Coños, constituye un homenaje a la mujer y a la literatura, que aspira a la celebración episódica del cuerpo femenino, a la divinización obsesiva de las mujeres a través de las palabras, y muestra al lector que la diversidad no es sólo un camino hacia la unidad íntima de la mujer. Burlándose de los géneros, entremezclando lúdicamente el fragmento lírico con las memorias apócrifas, la prosa de estirpe clásica con un humor tributario de las vanguardias, Juan Manuel de Prada nos sirve, en un estilo propio, millonario de metáforas, un libro que podría adscribirse a un género nuevo o excluirse de toda adscripción.
Tras haberlo leído, a la pregunta que me hago sobre qué es este libro, me contesto que no es nada más que un divertimento, una nadería graciosa e irrespetuosa sin más, que no hay que ver con ojos de policía de lo políticamente correcto simplemente porque no lo es. Pero así como pienso que no hay que derribar la estatua de Colón porque de él haya derivado el concepto de colonización, de igual manera pienso que no hay que arremeter contra el autor porque el órgano designado sea exclusivo de una mitad de la población. Así como en Colón hoy debemos quedarnos con los beneficios que su gesta supuso para el mundo en muchos aspectos, en este librito de Juan Manuel de Prada se debe uno fijar en el buen oficio literario que destilan los relatos que lo componen. ¡¡Sin más!!
Pese a ser una obra de primera juventud del escritor ya en ella se traslucen sus muchas lecturas y su mucho amor por el cine. Literatura y Cine son referentes de no pocas imágenes presentes en su escritura. Igualmente se percibe en la mayoría de los relatos el innegable sentido del humor del escritor que recuerdo haber percibido con gusto en la única novela que de él he leído, "Las máscaras del héroe", que fue Premio Ojo Crítico de narrativa 1997.
- Así, a oscuras, escondidos de Manitú, desenterrábamos la marihuana y fumábamos en paz, rememorando a John Wayne en 'She wore a yellow ribbon'. (película de John Ford del año 1949 protagonizada por John Wayne)
- Gertrudis, que es algo procaz, se corre maldiciendo a Guillermo Cabrera Infante, a quien considera un James Joyce para mulatos con úlcera gástrica. Tampoco es para tanto.
- Miro el coño de Gertrudis y le recito fragmentos de Paradiso, la novela de Lezama Lima que me deslumbró en la adolescencia por sus conexiones insólitas, aunque nunca llegase a entenderla del todo (pero la literatura no debe entenderse, basta con que acaricie el oído, el alma o los cojones).
Lo que más me ha agradado de este librito del vizcaíno de nacimiento, zamorano por procedencia familiar e infancia y salmantino por formación universitaria, es, aparte del sentido del humor, el buen empleo que hace de la lengua si bien a veces me haya resultado un tanto barrocón por el exceso de imaginería y adornos. Bueno, ya la última cita anterior en la que aparece nombrado el cubano José Lezama Lima y su novela "Paradiso" dice mucho de este gusto suyo por el exceso.
Antes de concluir quisiera resaltar la idea de que según se leen los distintos capítulos o relatos uno se da cuenta de que la obra no tiene por destinatario exclusivo un lector masculino, ni tampoco es una especie de "Libro de buen amor" actual que ofrezca un abanico de mujeres (costureras, sonámbulas, cubanas, solteronas, viudas, filipinas, vírgenes...) al estilo de lo que hiciera en su siglo Juan Ruiz, y mucho menos un manual de educación sexual. Lo que hay en él (originalidad, vanguardia, Cine, Pintura, Música, autobiografía...) configura esta gavilla de ejercicios literarios como una obra para leer despacio, saboreando su más que aceptable literatura y su innegable buen sentido del humor
Esta colección de relatos cortos de título tan llamativo según aclara Luis Carda Jambrina, prologuista de la misma, salió publicada por vez primera en 1994 de manera casi clandestina en una edición no venal de sólo 50 ejemplares que iba circulando de mano en mano siendo citada por entusiastas del género y "apreciada por poetas, escritores y especialistas en literatura erótica (Rafael Alberti, Luis García Berlanga, Luis Alberto de Cuenca, Abelardo Linares, Gonzalo Santonja, Víctor Infantes...)". Fue tal la popularidad que adquirió en esos ambientes literarios que a rebufo de la primera novela del autor citada antes, aparecida en 1996, y junto a otro libro de relatos -doce en este caso- titulado "El silencio del patinador" de 1995, la editorial Valdemar decidió hacer una edición en toda regla ese año, la cual se ha ido reeditando una y otra vez desde entonces en ésa y otras editoriales.
Auster me cuesta, no sé por qué pero no acabo de conectar con él... igual siempre me empeño en volver a intentarlo =)
ResponderEliminarCoños, junto con Senos precisamente, quiero leerlo =)
Besotes
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarDe Auster te recomendaría la lectura de su "Trilogía de Nueva York. En cuanto a Juan Manuel de Prada y a quien con su colección de relatos quiere emular, el vanguardista Gómez de la Serna, ambos despliegan en sus libritos un abundante e irreverente sentido del humor del que últimamente andamos muy necesitados.
EliminarUn beso
Hola Juan Carlos. Los audiolibros me cuestan casi más que las versiones digitales. Yo creo que, por mucho que los hábitos lectores avancen, seguiré siendo de papel. De Auster leí poco, pero me gustaría hacerlo más. Este que propones es interesante, así que tomo buena nota. De de Prada, me gustan mucho los relatos pero, en este caso, tengo otras volúmenes que me atraen más. Feliz domingo.
ResponderEliminarHola, Marisa:
EliminarComo digo en la entrada el de Auster interesa por conocer los primeros y dificultosos años de un autor consagrado de la literatura. De Prada escribe muy bien; el tema en esta ocasión es obvio y si se leen estos relatos con buen ánimo hay momentos muy hilarantes.
Un beso
A mi Auster me gusta mucho, pero hace tiempo que no leo nada suyo. Lo último que leí fue el libro 4321, creo que es el último.
ResponderEliminarY de Juan Manuel de Prada no he leído ningún libro suyo, le sigo en sus artículos de la revista xlsemanal. Su forma de escribir a veces se me atraganta un poco con esa escritura tan erudita, no sé si me explico lo que quiero decir. Algún día me animaré con algún libro. Un abrazo
Estuve muy tentado de leer 4321 pero siempre me echó para atrás su número de páginas. Coincido contigo en que Juan Manuel de Prada se pasa a veces con la erudición; en esta colección de ejercicios literarios no hay tanta desde luego, quizás porque el eje en torno al que orbitan los relatos no la admite tanto.
EliminarUn beso
A Paul Auster no le he hincado el diente. Tengo que hacerlo en algún momento.
ResponderEliminarUn beso.
Yo te recomendaría comenzar por alguna de sus novelas antes de por esta autobiografía de juventud. Entiendo que si ya conoces un poco su manera de escribir se entiende mejor su modo de vida antes de llegar a producir esas buenas obras. Pienso que la "Trilogía de Nueva York" es buena manera de empezar a hincarle el diente.
EliminarUn beso
Envidia Juan Carlos, estoy leyendo muy poquito y tú vas a pares. Bromas al margen, no he escuchado ningún audiolibro, no sé si me gustarán pero desde luego cuando estás pilladísima con un libro y tienes que conducir o caminar o lo que sea que no te permite leer me parece una buena opción.
ResponderEliminarMe ha gustado saber más de Auster aunque también me cuesta un poquito, igual no he acabado de acertar en mis lecturas con él. Me apunto la trilogía de Nueva York.
Besos
Hola, Conxita:
EliminarSobre los audiolibros mi opinión está en la entrada. Entiendo que si el libro es literariamente exigente por su calidad, la letra impresa es mejor y casi casi hasta necesaria; pero si el asunto es liviano y la forma está próxima a lo habitual un audiolibro puede ser una buena manera de aprovechar un tiempo en que es imposible leer, por ejemplo mientras se da un paseo por la ciudad.
Auster es un escritor al que hay que leer con atención y no siempre se logra entrar en él bien. El contexto anímico por lo personal, laboral y familiar del lector influye mucho en la manera de abordar una lectura. Por eso te recomiendo probar otra vez con él para ver qué tal. De todos modos hay autores que no gustan; cuando eso sucede lo mejor es abandonarlo y probar con otro.
Un beso
Ese libro de Paul Auster sobre el detective privado, ¿se titula por un casual "Jugada de presión? y lo firmó como Paul Benjamin?
ResponderEliminarLeí "Asalto de Mata" en 2004 y recuerdo haber pensado que con vidas así de ricas y movidas no es extraño que se dedique a escribir historias y lo haga tan bien. ¡Qué grande es Paul Auster!
Respecto a "Coños" no lo he leído. Lo busqué por las librerías a raiz de leer "Las máscaras del héroe" que considero uno de los mejores libros de finales del siglo XX, pero no le encontré y luego ya me desilusioné con el autor y no lo volví a buscar. He leído casi todas las novelas de Juan Manuel de Prada buscando al autor de "Las máscaras..." y, aunque alguna ha sido buena, ese autor no lo he vuelto a encontrar. Tenía unos veintiséis años y nos preguntábamos que iba a escribir después de esa obra maestra. Bueno pues nunca consiguió superar su novela de juventud.
Un beso.
Totalmente de acuerdo en tu opinión sobre Juan Manuel de Prada. Yo también creo que jamás logró superar su primera novela. Yo llegué a "Coños" por necesidades derivadas de cumplir con el Reto de "Lecturápolis" Autores de la A a la Z. Es un divertimento de juventud del escritor. Yo lo tengo por casa.
EliminarLa vida de juventud de Paul Auster interesa a quienes nos gusta Paul Benjamin Auster, que es su nombre completo. Y sí ese es el nombre con el que firmó esa primera novela que fue la que le sacó del mundo de fracaso en que hasta ese momento, según él, se movía. Sí ese es su título.
Besos
Es que la tengo comprada desde hace años. La encontré en una feria del libro antiguo y de ocasión. Cuando vi que Paul Auster era Paul Benjamin, no dudé en llevármela.
EliminarBuenas propuestas y en mi caso sería debutante con ambas.
ResponderEliminarGracias por la entrada.Saludosbuhos! !!
Un saludo y un beso, Búha
Eliminar¿Sabes qué me ocurre con los audiolibros? Qué se me va el santo al cielo -como cuando me hablaban los profesores en clase- y de que me doy cuenta he perdido el hilo.
ResponderEliminarAuster o me encanta o me aburre, sin término medio, esta parece de las historias que me pueden gustar, vaya usted a saber 🙄😁 Coños queda apuntado.
Besos.
Es el grave peligro de los audiolibros y la condena de los profesores. Te lo dice uno que lo fue durante muchos años. Constantemente había que reinventarse para despertar a ese alumno o a esa chica que se te escapaba de clase junto a las musarañas (ja, ja...)
EliminarY con Auster a mí también me ha pasado muchas veces lo que a ti: o me gusta mucho o me aburre mucho. Incluso en ésta -y me pasa con gran parte de la narrativa norteamericana contemporánea- las páginas en las que habla de beisbol me aburren soberanamente. Debe de ser que no entiendo ese deporte que algo tendrá para que Salinger, Richard Ford, Auster y tantos otros le dediquen mucho espacio en sus novelas.
Besos
¡Hola!
ResponderEliminarlos audiolibros son una muy buena opción para muchas personas o casos determinados, yo si te soy sincera prefiero escuchar música en esos ratos de imposibilidad de leer físicamente. Por eso no es una opción para mí, al menos en la actualidad.
Respecto a los dos libros de tu reseña a pares, me parece interesante la biografía de Auster y aunque se que no me pondré a leerla, he aprendido mucho con todo lo que nos has contado sobre él. Curioso todo en general, pero me ha llamado la atención de forma especial lo de su escasa solidaridad al no querer meterse en líos, y ese dato de cómo se salvó de hacer la mili, por el sorteo que le eximió, no sabía que en algún momento se hiciera algo así.
El otro libro no me atrae nada por lo que cuentas y porque son relatos, ya sabes que yo con los relatos no me hablo demasiado
Besos
Hola, Marian:
EliminarSobre lo de eximirse del servicio militar por sorteo o ser enviado a un destino más cómodo (Vietnam no debía de ser lo mejor para nadie, ¿no te parece?) era un sistema habitual. Como tú eres una mujer joven no viviste la época en que aquí en España los chicos hacían la mili por obligación. Y había sorteo de destinos (Canarias, Madrid, África (Ceuta y Melilla), Galicia...) e incluso había chicos que evitaban ir al Servicio (así se decía) por 'exceso de cupo', o sea, más jóvenes que plazas en el ejército.
Siempre se aprenden cosas leyendo, es uno de sus atractivos.
Un beso
¡Juan Carlos! Me he sonreído cuando he leído lo de "cómo tú eres una mujer joven", jeje, no lo soy, sí que viví esa época en la que era obligatorio el servicio militar, pero eso de sorteos para ver si había suerte y librarse no lo oí nunca y lo del exceso de cupo tampoco. En fin, que es verdad que contigo siempre aprendo muchas cosas, leyéndote, leyendo estas reseñas tan elaboradas que haces siempre
EliminarUn beso!!
Me gusta mucho Paul Auster y además hace tiempo que no leo nada suyo, así que quizá me anime con esta obra suya. La de tu otro "a pares" no la he leído aunque sí recuerdo el bombo que se le dio en su día; esta ya no tengo tan claro que la vaya a leer, la verdad es que no me llama absolutamente nada.
ResponderEliminarDe las dos la que sin duda merece la pena leer es la de Auster; la otra no es nada más que lo que señalo en la reseña: un mero y calenturiento ejercicio juvenil.
EliminarUn beso
Nos traes, Juan Carlos, dos autores de los que he leído un libro de cada uno y ninguno de esos libros me terminó de convencer.
ResponderEliminarDe Paul Auster leí Brooklyn Follies y... no sé, como que no le pillé la gracia o no empaticé. No obstante no descarto darle otra oportunidad al autor por ver si es ese libro en cuestión no era para mí o por saber si es que no hay feeling entre el señor Auster y yo. El caso es que siempre lo voy postergando. Me parece interesante este libro que nos traes. El saber algo del autor siempre ayuda a entender mejor su obra. Aunque de repetir, creo que me decantaría por alguna de sus novelas.
De Juan Manuel de Prada leí Morir bajo tu cielo, una novela histórica sobre los últimos de filipinas. Me pareció muy irregular, con partes muy interesantes y otras que me aburrieron soberanamente. El libros que nos traes de él me resulta curioso, pero, si soy sincera, no me había planteado repetir con el autor y de momento sigo con esa opinión.
Me resulta curioso lo de escuchar libros en vez de leerlos. De momento no lo veo (o más bien no lo oigo). Supongo que será cuestión de probar.
Besos
Hola, Lorena:
EliminarA mí Auster me gusta aunque sin llegar a entusiasmarme. La novela "Brooking Follies", única que has leído de él, yo la recuerdo con mucho agrado. La comentamos en el Grupo de lectura y fue una tertulia de lo más sabrosa. Otras ("El palacio de la luna", por ejemplo) se me hicieron más cuesta arriba, aunque siempre procuro vencerle por mucho que hable de beisbol (ja, ja...) y suelo quedar bastante satisfecho.
Sobre Juan Manuel de Prada, dejando aparte "Coños" que no es más que lo que digo en la reseña, sólo he leído "Las máscaras del héroe" y me gustó mucho; pero luego hasta hoy jamás volví al autor zamorano por origen familiar.
Escuchar libros tiene para mí como un retorno al pasado radiofónico cuando las historias eran contadas (narradas) y escuchadas. Para ir "leyendo" mientras se conduce es un buen recurso, aunque eso sí siempre hay que estar atento a la carretera, ¿vale?
Un beso
Dos títulos muy elocuentes. Me encanta Paul Auster y desconocía su periplo juvenil hasta que logró ser escritor. Cuando alguien tiene tanta vocación nunca desfallece, me asombra cuánto perseveró y seguro que sacó de esas experiencias material abundante y valioso para sus novelas. A Juan Manuel de Prada no lo he leído, me carga un poco en lo personal, pero los relatos parecen divertidos y como dices, vivimos tiempos en los que unas risas no vienen nada mal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenos días, Gerardo:
EliminarA mí lo que más me ha sorprendido de esta autobiografía de Auster es el altísimo nivel de todo tipo (social, económico, intelectual, cultural, artístico...)en que el joven Paul Benjamin Auster se movía. Te das cuenta cuando lees estas historias vitales que no toda la cultura está al alcance de todos pues casi nadie puede conocer a John Lennon, al poeta Kacinsky, a Arthur Cohen..., y tantos y tantos otros.
Sobre Juan Manuel de Prada es verdad que es un poco niño repelente; bueno, estos relatos no son gran cosa; quizás para echar alguna risilla pero poco más, desde luego.
Un fuerte abrazo
Hola.
ResponderEliminarMe encanta Paul Auster, adoroincluso sus guiones de cine. Y soy muy fan de su mujer, Siri Hustvedt, acudí a un encuentro con ella y le hice una pregunta. !A salto de mata" es genial.
Juan Manuel de Prada...no es que no me guste, pero, no sé, no me atrapa.
Ainssss "El libro de buen amor". Recuerdo que mis compañeros de clase odiaban al Arcipreste de Hita y a mí me encantaba, incluso escribí un poema/diálogo teatral sobre Trotaconventos y algunos personajes que me inventé y a mi profesor le gustó.
He disfrutado mucho la entrada, enhorabuena.
Muy feliz día.
Una amante del Cine y de la Literatura es evidente que tiene que gustarle mucho Paul Auster. Nosotros en nuestro Club de Lectura hemos comentado "Brooklyn Follies" de Auster y de Siri Hustvedt "El mundo deslumbrante"; las dos lecturas nos encantaron. Yo de Auster he leído varias de sus novelas y he visto algunos de sus filmes, ahora mismo recuerdo "Smoke" y "La vida interior de Martin Frost". Mientras la primera no me gustó mucho, la segunda me encantó. Casi siempre es lo que me ha pasado con Auster: momentos de tomarle un gusto imposible de contener y otros momentos en que se me atraganta un poquito. De su mujer sólo he leído la que te he dicho y me dejó como el título, 'deslumbrado'
EliminarYa me habría gustado a mí disfrutar de alumnas tan amantes de la literatura y tan creativas como tú, Margari. No me extraña que el profe de lite estuviese encantado contigo.
Muchos besos
¡Hola!
EliminarPues a mí me ha pasado al revés, "Smoke" me encanta, de hecho hice post en el blog y le pregunté a Siri Hustvetd acercade ella, precisamente.
¡Feliz día!
No acabo de encontrar el misterio de Auster, que gusta a casi todos, a mí no mucho. Es posible que no haya encontrado aún EL LIBRO, pero ya llevo cuatro o cinco... y no. Bueno, no pierdo la esperanza.
ResponderEliminarLeí hace unos años unas páginas de "Coños". A mí, una vez pasado el deseo de epatar, me pareció insustancial y aburrido. Por cierto, Juan Manuel de Prada me parece un magnífico escritor, parece sacado del XIX. Me encantaron "El silencio del patinador" y "Las máscaras del héroe". Otros también, tal vez algo menos.
Decía de él Umbral que alguna vez dejará de escribir a medio gas para regalarnos una obra maestra.
Ya he dicho en algún otro comentario que Auster me gusta y me enfada a veces por igual. En cuanto a Juan Manuel de Prada suscribo cuanto dices. "Coños" no es nada, es un juego casi de adolescentes que están sintiendo bullir el sistema hormonal, nada más. Sus novelas sí son otra cosa. Su "Las máscaras del héroe" me encantó. Pero no he leído ninguna otra suya.
EliminarUmbral solía ser muy atinado en sus juicios. En lo que dice sobre De Prada creo que tiene mucha razón.
Un abrazo
Hola, Juan Carlos.
ResponderEliminarInteresante el tema que comentas de los audiolibros. Fíjate que yo lo enmarcaría en algo distinto a la literatura y a esa lectura de la que hablas con subrayados y demás. Lo digo porque pienso que se pueden conformar imágenes distintas en nuestro cerebro. En cualquier caso, me parece algo muy bueno si lo usamos como un complemento a la lectura. Respecto a los libros reseñados me parecen como dos bomboncitos por el tamaño de las 150 páginas. Interesantes, dulces y que dejan con ganas de más. Me gusta especialmente la literatura tan cinematográfica de Juan Manuel de Prada. Aunque últimamente le veo un poco perdido tanto en sus libros como en su actividad como tertuliano.
Un buen trabajo como siempre el tuyo, amigo. Destilas amor por la literatura y lo contagias.
Un fuerte abrazo.
Los audiolibros siempre han ejercido cierta atracción sobre mí. Hace ya muchos años, haciendo unos cursos de Formación del Profesorado en la UNED que me parecieron interesantes por demás los conocí por vez primera. En ese momento eran en forma de cassettes. Un trabajo que hice sobre una novela, después de haberla leído en papel la escuché varias veces en forma de audiolibro y la verdad es que me sirvió muchísimo para profundizar en la narración. Desde entonces de vez en cuando recurro a ellos aunque desde luego donde esté la lectura de libros que se quite la audición de libros; estoy contigo en que es algo distinto a la literatura propiamente dicha. Casi casi es como un retorno a la época del analfabetismo, cuando había que leer en voz alta el libro a un público iletrado totalmente.
EliminarYo también, ya desde hace varios años, veo a Juan Manuel de Prada perdido en su laberinto.
Eres muy amable, Miguel. Gracias por tus palabras.
Un cordial saludo
Interesante dúo, de Auster he leído la trilogía de Nueva York y 4321 y aunque a veces puede resultar intenso creo que es un autor que no hay que dejar de leer. De Juan Manuel Prada no he leído nada, creo que este año es bueno para leer algún libro suyo y así sumar uno más de autores en español.
ResponderEliminarSiempre es un placer pasar por aquí y leerte.
Un abrazo enorme, Juan Carlos.
Te diré, Rita, que has leído al bueno; De Prada es autor de prácticamente sólo una novela pues desde que se dio a conocer con "Las máscaras del héroe" prácticamente no ha hecho nada que esté a la altura de esa novela tan premiada y elogiada. "Coños" es un libro muy menor, creo que ya ha quedado claro en mi reseña, que sólo tiene su aquel si se contextualiza en que lo escribe un chico muy jovencito al que le gusta la literatura y que está poseído dada su edad por un subidón hormonal duradero (ja, ja...)
EliminarUn beso
Con Auster no acabo de conectar, algunos de sus libros se me han hecho demasiado densos. Pero el que comentas, al ser autobiográfico, puede ser interesante, para conocerle más.
ResponderEliminarUn abrazo
Desde luego Auster es denso en muchos de sus libros. "Brooklyn Follies" que es la última novela suya que he leído sin embargo se me hizo más liviano que otros. De todas maneras creo que la liviandad o densidad de los libros depende mucho del momento del lector y del contexto en que se encuentre. Lo digo porque con Auster y algunos autores semejantes me sucede eso; son autores que exigen una gran atención y no siempre uno está predispuesto para eso.
EliminarSaludos