"Un viejo patético, ridículo, con pinta de colgado y de enfermo, y la niña destartalada, con la ropa grande, creyendo que así oculta los kilos que le sobran, la niña acomplejada, rara y boba"
Esta novela corta de Sara Mesa, cuya lectura había pospuesto durante no sé cuántas semanas o incluso meses, me ha gustado mucho. ¿Por qué? A punto estoy de responder con un paternal 'pues porque sí'. Bueeeno, intentaré justificar este rotundo y categórico sí. Comencemos.
La historia
De entrada estamos ante una anécdota poco frecuente en la literatura actual tan preocupada con la corrección política en todo aquello que toca. Aquí, ni más ni menos que la relación entre una niña de 14 años y un adulto, próximo a la vejez que no ancianidad, de 54 años. Es evidentemente una relación impropia. Y según escribo también me está pareciendo rotundamente impropio el término que utilizo, "relación", habida cuenta de las evidentes connotaciones sexuales que el mismo conlleva. ¡Ah!, ¿es que no hay tal cosa en el relato? ¿No, sí? Hay que leerlo, amigos. Es más, os diré que un muy importante elemento sostenedor del interés narrativo de esta novela reside en este elemento.
Los personajes
Dos personajes innominados que todas las mañanas durante un trimestre se ven en un parque público ocultos tras unos setos. Sus nombres no se nos dicen, incluso ni ellos mismos se los declaran. Deciden llamarse con nombres inventados: 'Casi' es la niña de "casi 14 años"; 'Viejo' es el hombre de 54 años a ojos de esta niña, que así lo denomina. Los dos son seres desubicados en el mundo que se les asigna:
Ella, Casi, no acepta la imposición de asistir al instituto y durante un tiempo engaña a todos pasando las horas escolares en el parque. Se da en Casi la paradoja, tan común por otra parte en los adolescentes, de sentirse no valorada por los demás y al tiempo temer y desear ser acusada por hombres, chicos, vecinos, profesores…
Viejo, por su parte, vive única y exclusivamente en su afición a la ornitología y su exhaustivo conocimiento de las canciones, vida y anécdotas de Nina Simone y de otros cantantes de soul, blues y jazz. Es evidente que no está integrado en el mundo que se le supone a un adulto; incluso su relación con una niña de 14 años rompe todos los estándares admitidos por la sociedad.
Ambos personajes, Casi y Viejo, experimentan en la historia una evolución, un desarrollo, un crecimiento personal que les hará afrontar el futuro de mejor manera. En este sentido estamos ante una clara novela de aprendizaje
Alrededor de estos dos seres peculiares existe un mundo que los ignora. La sociedad [los operarios del parque especialmente] es indiferente a la sospechada corrupción, a los abusos potenciales sobre menores, es insolidaria, es egoísta, pasa de todo… Por su parte los padres de Casi viven en la ignorancia de lo que hace su hija durante las mañanas de ese trimestre; lo mismo sucede con los profesores del instituto que son lentos en detectar estas ausencias; y por último "los policías de la mente" que debieran ocuparse de personajes desubicados como estos dos, cumplen con los protocolos sin implicarse más de lo imprescindible.
La estructura
Dos son los niveles en que se presenta y desarrolla la anécdota, el de la realidad de las mañanas pasadas en el parque y el de la ficción imaginada por Casi en su Diario. Ambos niveles, realidad y ficción, vienen a confundirse y fusionarse en la historia relatada de manera admirable. Como elemento probatorio de la anomalía acontecida se presentará lo escrito en ese Diario. Esta confusión o mezcolanza entre lo escrito y lo sucedido no es raro que suceda en la cabeza de inquisidores y/o lectores ingenuos:
- "Escribirlo fue horrible, por lo visto, pero hacerlo con cualquiera que tenga su edad, eso está bien, y al parecer es lo que se espera."
- "Lo que no podían ni imaginar era lo que ese diario encerraba, que era verdad y era mentira, pero que básicamente era una forma de verdad."
Sara Mesa (foto de Javier Díaz para El Periódico) |
El estilo
La novela me ha satisfecho por muchas cosas. Pero hay una que quisiera destacar sobre las otras, y es el fantástico manejo del idioma que demuestra esta madrileña de nacimiento y sevillana de adopción. No en balde Sara se inició en literatura de la mano de la poesía y eso, queridos amigos, se nota, ¡vaya si se nota! Su evolución es lógica por donde quiera que se mire, pues de la poesía pasó al cuento y de éste a la novela corta. Es evidente que la síntesis, la concentración expresiva e intensidad significativa permean toda su Obra creativa. Por otra parte en "Cara de pan" hace muestra de un extenso vocabulario ornitológico tanto de tipo científico (turdus medula, esturnus unicolor, apus apus…) como de naturaleza popular.
También me ha impactado la crítica social que realiza mediante el empleo de eufemismos y disfemismos, es decir, de los pocos términos aceptados por la dictatorial corrección lingüística actual ('persona con capacidades diferentes', 'persona con otras capacidades'...) frente a la riqueza creativa del pueblo a través -¡es cierto!- de no pocos disfemismos (retrasado, subnormal, tarado, loco, discapacitado mental, persona con retraso...). La corrección lingüística tiene su correlato en la corrección sanitaria que no sólo evita estos términos sino que como en el caso del protagonista adulto cifra el proceso de curación mayormente en la pura palabrería obviando en gran parte los problemas que el tratamiento fuera de instituciones ad hoc puede producir en ellos mismos, en sus familias, y en la sociedad en general.
Para finalizar
Todo en la novela me ha gustado, creo que ha quedado patente en lo dicho hasta aquí. Sin embargo un 'todo' es demasiado grande y siempre hay algún 'pero' que ponerle. El que quiero yo hacerle a Sara Mesa deriva de mi dedicación a la enseñanza durante toda mi vida. Como enseñante que he sido detecto en la novela una cierta negatividad frente al colectivo profesoral:
- [a los profesores] no les interesa que los alumnos vayan a clase porque así tienen menos trabajo (¡!);
- [Casi y Viejo dialogando] es mejor el autodidactismo porque aprendes aquello que te interesa y en el cole hay que aprender cosas que no interesan a nadie;
- [Viejo recordando] los profes daban bofetones…
Igual que pongo a la autora la pega anterior, quiero reconocerle la razón que tiene la critica que realiza a la objetualización de los alumnos en manos de orientadores, psicopedagogos y profesores. La certeza de su aseveración proviene, en mi opinión, de la profesionalización excesiva actual con los muchos protocolos de actuación que la misma conlleva.
Por último quisiera cerrar la reseña señalando la reflexión sobre la escritura -metaficción- presente en algunos momentos del relato cuando la niña Casi se enfrenta al proceso creativo:
"intuye que [Viejo] es inofensivo, pero si quiere sacar algo en limpio, debe imaginárselo como peligroso. No puede quedarse sin una historia que contar Necesita una historia que contar."
No lo conocía, me llama bastante... me lo llevo apuntado, gracias por la reseña!
ResponderEliminarBesotes
Gracias a ti por pasarte por aquí y comentar.
EliminarBesos
No he leído nada de esta autora a la que hace tiempo que tengo en mi lista de pendientes. A ver si este año, le pongo remedio.
ResponderEliminarHay muchos tópicos acerca de los profesores. Lo que no queda claro es si la autora los comparte o los está criticando. Habrá que leer la novela para descubrirlo.
Un beso.
Hola, Rosa:
EliminarLos que hemos sido profesores, quizás tengamos la piel algo sensible, pero es evidente que -al menos a mí- me fastidian mucho mucho esos topicazos sobre la profesión. Ciertamente no sé si Sara Mesa los compartirá pero tampoco introduce algún personaje que los contradiga.
Besos
No he leído aún nada de esta autora y eso que lleva mucho tiempo entre mis pendientes. A mí ese "porque sí" ya me había convencido. Y si además luego la pones tan bien...
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola, Margari:
EliminarYo también la tenía en mi eterna lista de pendientes. Lo he leído al ver el libro casualmente por casa al estarlo leyendo mi mujer. O sea que ha sido sin premeditación, pero ha sido una lectura gratificante.
Besos
Me la anoto querido Juan Carlos aunque esa visión de la enseñanza puede que muestre un cierto resentimiento. Gracias por la reseña y un siempre abrazo.
ResponderEliminarDesde luego lo de la enseñanza no es el elemento central del relato, aunque a mí como profesor me ha tocado la fibra. Pero hay mucho más en el relato.
EliminarUn abrazo fuerte
Leí hace años "Cicatriz" de esta autora y me gustó mucho. Luego leí "Mala letra" y ya no me gustó tanto. Creo que este no lo leeré. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece. Puedes hacerlo a través de mi perfil.
ResponderEliminarMuchas gracias y un abrazo.
Hola, Rocío:
EliminarBienvenida. La verdad es que "Cara de pan" es la primera novela que leo de Sara Mesa. Como habrás leído en la reseña a mí me ha gustado su manera de escribir, por lo que no descarto leer alguna obra suya más: "Cicatriz", por ejemplo.
Naturalmente que acepto tu invitación y te agradezco que sigas mi blog. Ahora mismo me paso por el tuyo.
Un abrazo
No conocía esta novela. A ver si cae este año.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola:
EliminarPor las reseñas que he leído en tu blog creo que esta novela será de tu agrado.
Un abrazo
La autora estudió Filología Hispánica y si no recuerdo mal, es o ha sido profesora de Secundaria. En "Cuatro por cuatro", uno de los protagonistas es un profesor interino y se nota que conoce el medio. Supongo que ha trasladado a su personaje el pensamiento de muchos, que son tópicos injustos en su mayoría.
ResponderEliminarLeí "Cara de pan" en cuanto salió y me gustó mucho, me sorprendió el tema y la forma en la que aborda una cuestión tan espinosa. Sara Mesa es muy atrevida, pero no temeraria, esa fue mi sensación. Tiene un libro sobre la burocracia "Silencio administrativo", que también me llama mucho.
Aprovecho para felicitarte el nuevo año.
Un abrazo.
Hola, Gerardo:
EliminarDesde luego se nota que Sara Mesa conoce el medio de la enseñanza y desde luego pienso que reproduce un tópico que existe en la sociedad. Como todo tópico contiene algo de verdad, aunque sea escasa -siempre es así en los lugares comunes- y quiero creer que la escritora no se pone de perfil ante esta realidad que a veces se da o se ha dado en ciertos centros educativos (al haber sido profesor podría decir como Lope de Vega eso de "quien lo probó, lo sabe"). Pese a todo esto que acabo de decir cuando como profesor uno lee manifestaciones de este tenor, duelen, incluso aunque en ellas pueda existir un pequeño atisbo de verdad. Creo que no podemos huir refugiándonos en un antiguo y estéril corporativismo. Pero -insisto- duele leer estas cosas.
Desde luego que la escritora no rehúye los temas espinosos como el de la novela. Me llama la atención el de la novela "Silencio administrativo" que no he leído.
Un abrazo, amigo
Hola Juan Carlos, de la autora leí algunos de sus relatos cortos y me gustó la manera de contar que tiene, es muy fresca y sí con un gran dominio del lenguaje. Desconocía que venía de la escultura.
ResponderEliminarRespecto a los maestros entiendo que duela, hay maestros buenísimos de los que dejan huella para bien y maestros sin vocación que ojalá se hubieran dedicado a otra cosas y a pesar de que existen y que pasa en todas las profesiones es lícito que duela esa crítica, a veces un tanto gratuita, desde la generalización.
Un beso enorme
Hola, Conxita:
EliminarNo, no es de la escultura de donde procede Sara Mesa; procede de la poesía.
Sobre el asunto de los tópicos sobre la enseñanza coincido plenamente con tu opinión; hay buenos y malos profesionales, como en cualquier profesión; lo que ocurre en la enseñanza es que toda la sociedad pasa por la escuela y de ahí que el profesional de la cosa, el maestro o el profesor, bueno o malo, esté en boca de todos. Con todo, pienso que todavía ganan los buenos sobre los malos (ja, ja...)
Un beso
Disculpa Juan Carlos, el corrector en un extraño giro decidió apostar por la escultora.
EliminarY por supuesto yo también creo que ganan los buenos, a estos siempre se los recuerda ;)
Besos
Totalmente disculpada, amiga mía. ¡¡Blogger es impredecible!!
EliminarHola Juan Carlos.
ResponderEliminarYo trato de imaginar que los puntos de vista de los personajes, no necesariamente son los puntos de vista del autor. A veces solo trae a la palestra un punto de reflexión. Pero aquí va MI PERO.
A mí me trae a la mente Lolita, libro que en realidad no he leído, porque no me atrevo. Vi la película y no la pude terminar, me quería arrancar los ojos. Aunque seguro y no es fiel a la novela.
Yo puedo leer este tipo de temáticas en pequeñas dosis, es decir, cuando no son el meollo del asunto, pero cuando el drama gira en torno a ello, me reporta un tinte obsceno. Y sin ofender, me queda la duda si los pederastas disfrutarían este tipo de libros por sentirse validados y comprendidos jajajjaa ojalá no creas que te acuso de nada. Ni a tí ni a los lectores que se lo apuntan gracias a tu maravillosa reseña.
Con las sentencias que leo en mi trabajo, obligada, tengo suficiente. Un abrazo.
Hola, Fany:
EliminarComo lo que voy a decir aquí está ya lejos del texto de mi reseña no creo que por ello la novela pierda algún potencial lector. Con todo voy a avisar: ¡¡¡WARNING: Spoiler!!!
Te diré que la relación entre ambos personajes es puramente coloquial, puramente lingüística; no hay nada de carnal, ni siquiera insinuaciones. Lo interesante aquí es cómo el mero hecho de que una niña y un hombre hablen, entablen una relación de sana amistad es visto con sospecha por la sociedad. Y es que la sociedad que nos ha tocado vivir está supersensibilizada -¡es lógico!- por culpa de esos depredadores sexuales que abusan de niños y seres que no pueden defenderse.
Sara Mesa es una artista moviéndose por el filo de la navaja, por esos territorios difíciles en los que lo más fácil es condenar y ya está sin ir más allá.
Un fuerte abrazo, amiga
¡Hola! me ha encantado tu reseña y lo que cuentas sobre esta novela que tengo en mente leer, ya que conozco a su autora, leí "Cicatriz" y me gustó mucho. También va de una relación extraña entre un hombre y una mujer, una relación cibernética. La prosa también me gustó.
ResponderEliminarPor cierto, no sabía que habías sido docente, pero por lo poco que te conozco (cibernéticamente hablando) creo que te pega esa profesión. Y sobre tus peros..., creo que no me echan para atrás, aunque los entiendo
Besos
Hola, Marian:
EliminarTú ya sabes que los profes solemos ser picajosos. Si no ponemos un "pero" parece que no nos quedamos a gusto. Es un "pero" menor aunque veo que es en lo que la mayoría de los lectores de la reseña os habéis fijado. Siempre cuando uno trabaja en algo, en lo que sea, parece como que estás hipersensibilizado por lo que se diga sobre ella, aunque es evidente que nada tiene que ver con la realidad necesariamente (tal y como se dice en los avisos previos de algunas películas).
Si leíste "Cicatriz" y te gustó estoy convencido de que ésta también será de tu agrado.
Un beso
Jaja, sí, aunque no solo los profesores, todos cuando nos tocan de alguna forma nuestra profesión nos ponemos picajosos. Sé que es un "pero" menor, sin importancia, no es lo único en lo que me he fijado de tu reseña (pero es cierto que los peros siempre llaman mucho la atención), para mi prima todo lo demás que cuentas sobre la novela. Me pasa también en las mías, que en cuanto pongo algún pequeño "pero", parece que la gente solo se queda con eso a la hora de decidir si les atrae la lectura o no
EliminarBesos
Pues no sé si será este libro u otro, pero me apetece leer a esta autora. Me ha gustado lo que has comentado de ella.
ResponderEliminarUn abrazo
Léelo. Te gustará. Seguro.
EliminarMe ha encantado tu reseña, Juan Carlos. Llevo con ganas de leer este libro desde que salió y siempre lo estoy postergando, y eso que es cortito.
ResponderEliminarMe encanta Sara Mesa. He leído de ella Cuatro por cuatro, Cicatriz y su libro de relatos Mala letra. Me gustaron los tres, aunque muy especialmente los dos últimos que menciono. De hecho, creo recordar que en alguna parte he leído que Cara de pan está basado en uno de los cuentos de Mala letra.
En cuanto a la crítica hacia los profesores que destacas hay en esta novela, ¿es realmente crítica por parte de la autora o tan solo da voz a su joven protagonista que es estudiante? En cualquier caso, como profesor que has sido comprendo que te moleste. Entiendo que entre el profesorado hay de todo pero me consta que no son pocos los docentes que tienen auténtica vocación y que muchas veces es el propio sistema el que les impide desarrollarla plenamente.
Bueno, espero que no me pase el 2020 sin volver a leer a Sara Mesa.
Besos
Hola, Lorena:
EliminarQuiero leer "Cicatriz" porque todos los que la habéis leído habláis siempre muy bien de ella. Esta, "Cara de pan", me ha gustado bastante así que quiero leer más de Sara Mesa-
Sobre los profes, totalmente de acuerdo contigo en todo lo que dices.
Un beso
No la apunto como posible lectura, pero te agradezco la reseña y el descubrimiento de otra autora cuya obra también ignoraba. Entre Rosa y tú me descolocais de continuo con las posibles lecturas pendientes. Por eso lo de ir descartando de momento algunas, quizá en otra vida...
ResponderEliminarUn abrazo
Ja, ja... En otra vida leeremos todo lo que no nos va a dar tiempo en ésta, ¡seguro! Yo desde luego así pienso hacer y espero que tú también.
EliminarUn cordialísimo abrazo, amigo mío
¡Hola Juan Carlos! Acabo de terminar Cara de pan. Presentía que me iba a gustar y así ha sido. Creo que me ha gustado tanto como a ti, yo además no le he encontrado tus "peros" (aunque los entiendo desde tu punto de vista de docente)
ResponderEliminarLa prosa de Sara Mesa me ha vuelto a cautivar. Me ha llamado la atención especialmente una cosa: que a lo largo de esos meses en los que Casi estuvo faltando a clase, sus padres no se enteraran de nada, me cuesta comprender como tras la primera falta, los profes no se pusieran en contacto con los padres ¿no? Como que se enteran después de un tiempo.
El personaje del Viejo me ha gustado mucho, me ha enternecido a momentos. Sin duda una autora a la que seguiré muy de cerca y de la que leeré lo que vaya publicando
Besos
Hola, Marian:
EliminarAyer te dejé comentario en tu blog. Sólo añadiré aquí que también a mí me sorprendió mucho -me pareció inverosímil, vamos- que la falta a clase de Casi pasara inadvertida para sus padres y que los profesores no se pusieran en contacto con ellos en cuanto se enteraron. Bueno, son cosas de la ficción. Desde luego en la vida real tal cosa no hubiera sucedido.
Yo también estaré atento a esta chica -a Sara Mesa me refiero- pues su escritura me ha gustado mucho.
Beso fuerte