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25 jun 2017

Mijáil Yúrevich Lérmontov: "El héroe de nuestro tiempo"

En un listado de novelas únicas de escritores únicos, vi que junto a títulos como "La campana de cristal" de Sylvia Plath (leer reseña aquíaparecía "El héroe de nuestro tiempo" de Lérmontov. Lo anoté, y durante la visita a la Feria del Libro madrileña del pasado mes de mayo lo pregunté en varias casetas de editoriales y librerías. Tras un agradable deambular, por fin en la de Akal me lo proporcionaron.

Es una novela de pocas paginas, unas 175 de texto propiamente dicho, que en el volumen de Akal viene precedido de una introducción magnífica realizada por su propia traductora, Rocío Martínez Torres, profunda conocedora de la lengua y cultura rusas.


escritores románticos, mitos románticos, poetas románticos
El autor 
Mijáil Yúrevich Lérmontov es un romántico que, literariamente, en su breve vida da el paso del romanticismo a un inicial realismo. Nació en 1814 en Moscú y murió el 27 de julio de 1841 en un duelo a los pies -dice Rocío Mnez Torres- de su adorado monte Mashuk. Vivió, pues, sólo 27 años, poco, como tantos otros grandes románticos, pero en su brevedad su paso por este mundo fue prolífico: huérfano de madre a los tres años será educado por su abuela quien para combatir los problemas de salud que tuvo desde su más tierna infancia lo llevará con frecuencia a los baños termales de Piatigorsk en el Cáucaso. Allí es donde sitúa esta novela en gran parte fruto de sus observaciones en ese lugar: los oficiales rusos, los cosacos, los ataques de los guerrilleros, la aristocracia tomando las aguas, el conocimiento y experimentación de sus  amores primeros, etc.

Fue un gran lector y en sus años de estudios universitarios en Moscú leyó todo cuanto cayó en sus manos: Walter Scott, Schiller, Lessing, Víctor Hugo, Goethe, Rousseau, Byron, Shakespeare y sobre todo Alexander Puschkin... Estas lecturas están bien reflejadas y asimiladas en "El héroe...". Muy pronto, a los catorce años, comenzó a escribir poesía de estilo byroniano ("Oleg", "Circasianos", "Las tribus del Cáucaso"...). Alos 16 años publicó en Moscú dos poemas dramáticos, género muy del gusto romántico,: "Un hombre extraño" y "Las pasiones y los hombres". En el año 1832 ingresó en la Academia militar y desde entonces su vida estuvo unida al ejército. Cuando en 1837 murió Puschkin, Lérmontov escribió un apasionado poema, "La muerte del poeta", en el que, al tiempo que lamentaba la desaparición del poeta, arremetía contra las injusticias y tropelías cometidas por el zar Nicolás I. Por esta razón será desterrado a la frontera del Cáucaso a combatir a los montañeses (guerrilleros osetios y chechenos) que hostigaban a los rusos. 

El tiempo pasado en la zona del Cáucaso que él tanto amaba desde niño le dio asuntos para muchos de sus poemas y para su única novela completa, "El héroe de nuestro tiempo", que publicará en San Petersburgo en 1840. De nuevo, por culpa de un duelo, será reenviado al Cáucaso en 1841. Camino de allí se le autoriza a detenerse en el balneario de Piatigorsk debido a sus problemas de salud. El balneario estaba lleno de partidarios del zar y Lérmontov se había forjado fama de ser su enemigo por sus abusos. Cual si de un caso de predestinación se tratara vivirá allí, un año después de publicada su novela, las mismas terribles experiencias sufridas por Pechorin, el protagonista de la misma. Experiencias que no voy a contar aquí para no interferir en el placer de descubrirlas leyendo la novela.

"El héroe de nuestro tiempo"  
Sinopsis
"El héroe de nuestro tiempo", sin duda una de las obras que más influyó en el desarrollo de la prosa del siglo XIX, es clave en el paso del Romanticismo al Realismo en la literatura rusa. Nos encontramos ante la primera novela psicológica, filosófica y social de la época, que reúne en sí misma todo un compendio de géneros: un diario lírico («Kniazhná Mary»), un relato filosófico («El fatalista»), un relato de aventuras («Tamán»), un relato de viajes (el comienzo de «Bela» y «Maxim Maxímich») y un poema romántico («Bela»). Y el conjunto, con ciertos rasgos autobiográficos en la figura del protagonista (Pechorin), configura una dura crítica social, revestida de una gran riqueza poética.
(sinopsis tomada de la que da la propia editorial en la contraportada de la novela)

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Mi comentario 
La novela se compone de cuatro relatos, de los que uno, "El diario de Pechorin", que es el central está organizado a su vez en otros dos titulados "Tamán" y "Kniazhná Mary". Los otros tres son:  "Bela" y "Maxim Maxímich", que preceden al de más extensión, y "El fatalista" que cierra el conjunto. Algunos de los relatos fueron publicados por separado como narraciones independientes en la revista "Los anales de la patria" entre 1839 y 1840. Curiosamente los cuentos así dados a la luz, -"Bela", "El fatalista" y "Tamán"-,  aparecieron en este orden que no es el que el escritor les dio cuando en 1840 publicó, ahora sí, la versión definitiva de la novela.

Cuando la novela apareció, algunos quisieron ver en ella una obra política y un ataque a los rusos. No en balde, pensarían, su autor era el mismo joven que ya denunció en un poema elegíaco escrito a la muerte de Alexander Puschkin los abusos que se cometían en el país del zar Nicolás I. Por este motivo, Lérmontov, en la edición de 1841, aparecida pocos meses antes de su muerte, incluyó un prólogo en el que rebatía las acusaciones que contra la novela se habían lanzado y la exoneraba de cualquier intencionalidad moral o ejemplarizante:
"No piensen, sin embargo, después de esto, que el autor de este libro tuvo en algún momento el orgulloso sueño de convertirse en el enmendador de los vicios humanos. ¡Dios le guarde semejante ignorancia! Simplemente le resultó divertido dibujar al hombre actual tal como él lo entiende y como, para su desgracia y la de ustedes, tantas veces lo ha encontrado."
Pese a tratarse en un principio de relatos independientes, el escritor logra dotarlos de unidad mediante un acertado manejo de la figura del narrador. Estamos ante un triple narrador: un joven militar -el escritor, con seguridad- que cuenta una historia recibida de viva voz de un narrador testigo, el capitán Maxim Maxívich, con quien coincide en su deambular por la zona del Cáucaso a la que el joven militar ha sido destinado. Este capitán y narrador primero es quien ya desde el cuento inicial, "Bela" le habla de Grigori Alexandrovich, 'Pechorin', principal personaje de la novela que, a su vez, será el narrador de "El diario de Pechorín" y de "El fatalista" con el que culmina la novela y que, en cierto modo, viene a cerrar el círculo de los encuentros e intercambio de historias habidos entre estos dos seres, Maxim Maxívich y Pechorin.



Localización.
circasiana, chechenia, osetia, cosacos, rusos
(De Adamsa123 - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, httpscommons.
wikimedia.orgwindex.phpcurid=24518728
Las historias suceden en plena naturaleza de la zona caucásica que bañan los ríos Terek y Dariak, que en la novela se denomina Circasia. Los  montes Beshtú, Zmeínica, Zheleznaia, Lysaia, Mashuk y Belrús conforman el escenario en el que se mueven los personajes que protagonizan la novela.

Estamos ante una naturaleza idealizada, amable, salvaje e inocente (el tópico del buen salvaje roussoniano se percibe por aquí), que se contrapone al tópico del vicio, estulticia y doblez que anidan en las ciudades rusas más europeizadas como San Petersburgo o Moscú y que aquí en la novela se plasma en el balneario de Piatigorsk.

Personajes.
Los veo divididos en dos claros grupos: hombres y mujeres.
  • La galería de tipos y personajes masculinos que presenta el autor es variada e interesante: 
    • En primer lugar está la figura del personaje principal, Pechorin, un ser descreído, egoista, burlador, que sólo busca su propio placer, un don Juan auténtico, que ilusiona a las mujeres para una vez en sus redes dejarlas caer, un hombre que desea desaparecer porque en la vida no encuentra ya nada que le satisfaga. 
    • Frente a él en el otro lado del fiel romántico está Grushnitski, que representa al desesperado romántico capaz de todo por amor pero cuyos méritos no son del todo bien apreciados por la mujer objeto de su pasión. 
    • El capitán Maxim Maxívich es representación del aventurero romántico, el personaje que ha recorrido ya mucho mundo y conocido a mucha gente,  En la novela cumple una interesante función que es la de ser el transmisor de las historias que ha conocido y contarlas de viva voz a ese segundo contador que las pone por escrito ("Aquel que, como yo, haya tenido la ocasión de vagar por estas montañas desiertas, de recrearse en la contemplación de sus extravagantes paisajes y aspirar ávidamente el aire vivificante que se esparce por sus desfiladeros; aquél, por suspuesto, comprenderá mi ansia de transmitir, narrar y pintar estás mágicas escenas. [...] Sí, el capitán también: en los corazones de la gente sencilla el sentido de la belleza y la majestuosidad de la naturaleza es cien veces más fuerte e intenso que en nosotros, entusiastas narradores de viva voz y de pluma.", pág. 65). 
    • Es evidente que no se puede obviar a ese receptor de las historias orales, escritor de las mismas, ese joven militar que se encuentra por azar con el capitán y que conoce a través de éste y de los diarios escritos por el propio Grigori Alexandrovich las veleidades de este héroe romántico. Hablo del propio autor de la novela, Lérmontov, quien sin nombrarse organiza, enjuicia, moldea y conoce, como autor omnisciente que es, todos los entresijos del relato. 
    • Otros personajes masculinos serían el doctor Verner, los compañeros de armas de Grushnitski, el misterioso marinero y el misterioso niño ciego del relato "Tamán", los jugadores del relato "El fatalista", etc.
  • En el capítulo femenino, la idealización romántica es más intensa. Todas ellas viven con la vista sólo puesta en el amor. 
    • En primer lugar tenemos a Bela la bella joven oriental que es raptada y negociada mediante  engaños y artimañas de las que los hombres, incluido su propio hermano, sacarán provecho sin contar para nada con la voluntad de la joven; pese a todo ella se enamorará perdidamente de su raptor. 
    • Otro tanto le sucede a Vera, quizás la mujer con más personalidad de la novela que asume con entereza su calidad de amante pero que no desea perder su confortable condición de esposa de su bien situado marido por sus devaneos consumandos con Pechorin. Vera me parece que es la mujer romántica por excelencia: amante apasionada, adúltera, sufridora en silencio de los flirteos del amado, disimuladora... 
    • La pareja formada por la madre y la hija del cuento "Kniazhná Mary" me ha recordado mucho a las mujeres de los salones ilustrados dieciochescos de los que amabas descienden claramente; en concreto ese juego con billetitos, enamoriscamientos engañosos, excursiones campestres y tal han traido a mi memoria la fantástica novela -también única, por cierto- de Choderlos de Laclos, "Las amistades peligrosas". Entre madre e hija percibo una clara diferencia, pues mientras la kniaguinia Ligovskaia -la mamá- busca la tranquilidad material de ambas a través de un provechoso matrimonio, la niña, kniazhná Mary, vive en ese irreal mundo de ensoñaciones románticas que a la postre tanto le harán llorar. 
    • Por último no quiero olvidar a la ondina misteriosa del relato "Tamán" que con sus armas de mujer pretende embaucar al capitán quien luego descubrirá su vulgar condición de delincuente. La cruda realidad social ya asoma en esta novela fundamentalmente romántica.
Elementos románticos y realistas.
  • Predominan por encima de todos los elementos románticos
    • En primer lugar la utilización de esos narradores en primera persona que manifiestan su pensamiento individual, su subjetividad, sus sentimientos. 
    • En ocasiones -por ejemplo en la despedida que Vera, amante de Pechorín, realiza- aparece el mensaje escrito, la carta autógrafa, como otro medio de manifestar este predominio del 'yo' por encima de todas las cosas. 
    • El mismo protagonista principal de la narración tiene muy afirmado ese egocentrismo tan característico de quien sólo piensa en sí mismo ("Contemplo las alegrías y las penas de los demás sólo en función de mí mismo, como si fueran el alimento que fortalece mi alma", pág. 146).
    • También aparecen descripciones típicamente románticas en las que la noche, la luna, el mar, jóvenes misteriosos (bellas muchachas venidas del mar, ondinas, enigmáticos chicos ciegos, marineros que proceden de mar adentro...) crean en el lector sensación de irracionalidad, de irrealidad deliberadamente buscada. Pero, al tiempo que se mantiene este nivel de misterio, Lérmontov nos hace tomar conciencia de la realidad cuando nos descubre que estos seres extraños no son más que contrabandistas.
    • En el campo del contenido el ennui, spleen, hastío o aburrimiento es lugar común en muchos de los relatos en especial en miembros de la clase aristócrata y se revela como elemento importante en el comportamiento de algunos seres, sobre todo de Pechorin quien a sus 25 años se siente ya hastiado de todo: mujeres, vida militar, peligros ("Por otra parte, el desencanto, como todas las modas, desciende de las capas altas de la sociedad a las más bajas, que lo llevan a término; y que, ahora, la mayoría de los que realmente sienten ese hastío, intentan ocultar esa desgracia como si fuerra un vicio", pág.75) 
    • La muerte como elemento asumido y que forma parte de la vida es también un claro elemento romántico ("¿Y qué si he de morir? ¡Moriré! Para el mundo la pérdida será pequeña y para mí mismo el mundo ya es bastante aburrido. Soy como un hombre que bosteza en un baile pero no se va a dormir porque no ha llegado aún su carruaje. Pero cuando el carruaje ya esté listo... ¡Adiós!" (pág. 175)
    • La libertad es rasgo definidor del héroe romántico y el nuestro la tiene por divisa y no quiere perderla jamás -de ahí su aversión a comprometerse en matrimonio con nadie- a pesar de la tranquilidad y serenidad que podría lograr si así lo hiciera: "¡No, no hubiera podido soportar esa vida! Soy como un marinero que ha nacido y crecido en la cubierta de un bergantín pirata: su alma está acostumbrada a las tormentas y las batallas, y, cuando se encuentra en la costa, siente nostalgia y languidece, por mucho que le atraiga un boscaje umbroso o por mucho que brille un sol apacible sobre él" (pág. 196).
  • Los elementos realistas son mucho menos abundantes.
    • Lérmontov se aparta ya un tanto del estilo declamatorio, inflamado e irracional del romanticismo para detenerse en la sosegada descripción costumbrista que marca el paso de una tendencia literaria a otra. Así se ve, por ejemplo, en "Bela" el primero de los relatos en el que, aun dentro del exotismo oriental propio del romanticismo, aparece una pormenorizada descripción objetiva y costumbrista de una ceremonia nupcial:
"-¿Cómo celebran las bodas? -le pregunté al capitán.Pues de una forma corriente. En primer lugar, el maulá les recita algo del Corán, después se ofrecen los regalos a los dos jóvenes y a sus parientes; comen, beben buzá y luego comienza la dzhiguitovka, donde siempre hay algún payaso enmugrecido que, montado en un jamelgo lisiado, hasta se desloma para hacer reir a la honorable compañía" (pág. 49 donde sigue con la descripción unos cuantos párrafos más).
    • Un elemento claramente de índole realista es la figura del doctor Verner que representa la objetividad, la ciencia y la racionalidad propias del facultativo que sabe mucho, ha visto mucho y conoce a fondo la realidad de la vida. También los deseos de la madre de la Kniazhná Mary de colocar a la niña cuanto antes para así salvar las posibles dificultades materiales que a la niña pudieran surgirle en el futuro es revelador de ese bajar a la tierra las ensoñaciones románticas y plantar cara a la realidad de la vida.
    • También ese afán de verosimilitud en el que insiste con tanta frecuencia ("Me acerqué y me oculté tras una esquina de la galería", p. 118; "Un alto arbusto me ocultaba de ellos, pero yo podía verlo todo a través del ramaje", p. 133; "El destino quiso de nuevo darme la oportunidad de escuchar una conversación que habría de decidir la fortuna de aquel hombre", p. 170) persigue evitar un posible sentido en exceso fantasioso e irreal de la historia relatada
Realismo literario ruso
Conclusión
Una novela más que recomendable para los amantes de la literatura. Es un auténtico clásico, un eslabón imprescindible para conocer el paso del romanticismo al inicial realismo. Dentro de la literatura rusa del siglo XIX creo que en ella aparecen ya prefiguradas las dos grandes líneas que marcarán a la gran novela rusa de ese siglo: la de Tolstoi más centrada en la narración de los hechos externos, de la aventura; y la de Dostoievsky que entra de lleno en la veta psicologista y que aquí Lérmontov usa con acierto sobre todo en los caracteres femeninos.

 A mí, particularmente, esta novelita me ha hecho reconciliarme con la gran literatura después de algunas lecturas actuales que divagan y se sitúan en no sé qué inasibles naderías que sólo persiguen llenar páginas y páginas hasta conformar una resma de papel que por tamaño quepa calificar de novela. Desde luego no es éste el caso de estas cinco historias protagonizadas por este héroe romántico que está de vuelta de todo y que, desengañado, sólo ansía la salida de este mundo. Fácilmente podríamos encontrar héroes así también en nuestro mundo. ¿O quizás no?

10 comentarios:

  1. Hola Juan Carlos!
    Es una obra de arte literaria. No sabe nadie lo satisfactorio que resulta entrar en un blog y encontrar un libro así entre un montón de best sellers...se me saltan las lágrimas.
    Gracias por traerlo, creí que el libro solo moraba en mi estantería.

    Magnífica reseña!
    Besos 💋💋💋

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    1. No me extraña nada, Yolanda, que esta joya anidase hace tiempo en tu estantería. En una amante de la literatura como tú es normal. Ya sabes que tus elecciones lectoras tienen para mí absoluta credibilidad.
      Gracias por tus palabras.
      Un beso

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  2. Me dejas perpleja con la profundidad de tus análisis. Como se nota la profesión.
    No me atraen mucho los relatos, pero igual le doy una oportunidad a este. A los veinte años lo hubiera leído sin dudar. Esa transición entre el romanticismo y el realismo, me resulta muy atractiva.
    Anda que morir en un duelo a los 27 años... qué pérdida para la literatura.
    Un beso.

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    1. Más que relatos, es una novela dividida en cinco capítulos. Lo que ocurre es que como los fue publicando por separado en prensa pues admiten ser leídos así, pero en el volumen en que se presentan es una auténtica y única narración.
      La verdad es que los románticos vivían muy deprisa. parece mentira todo lo que hizo antes de morir con sólo 27 años.
      Un beso

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  3. Que análisis más sumamente detallado. No he leído la obra pero desde luego, la apunto a mi lista de deseos. Un saludo

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  4. Magnífica reseña Juan Carlos, la literatura rusa la tengo totalmente olvidada, no he leído absolutamente nada y mira que mi hermano me insiste para que lea Tolstoi. Tu reseña ha hecho que sienta curiosidad por esta novelita que creo que puede ser de mi gusto. Sin duda queda anotada en mi listas de pendientes. Un saludo!

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  5. Excelente libro para iniciarte en la narrativa rusa, Alejandra.
    Un beso

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  6. Gracias por esta entrada tan completa. Desde hace un tiempo leo a los escritores rusos por orden cronológico. En estos tiempos extraños de pandemia que vivimos, sólo en esta literatura encuentro sosiego y calma. Un saludo y te seguiré leyendo, cuidate.

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    1. Hola, Esther:
      Entiendo que si lees a los escritores rusos por orden cronológico ya has leído a Lermontov dado que los clásicos rusos son más de la segunda mitad del XIX, ¿no? Estoy de acuerdo contigo en que son los clásicos los que nos reconcilian con nuestra verdadera condición como personas, condición en la que meditamos mucho en circunstancias que no podemos controlar como es la actual pandemia.
      Sé bienvenida al blog, amiga
      Besos

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