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29 jun 2013

...Se acabó... Comienza un nuevo día...

Juan Carlos, Mª Luz, Cecilia y Primi (falta Carmen)
      Con estas dos referencias a sendos títulos de temas musicales que me han acompañado desde … siempre, quiero iniciar este post sobre los agradables momentos vividos durante este último junio [puedes escucharlos yendo a la página de este mismo blog: "Música que me gusta escuchar" ]
Lo más simpático de todos los fastos habidos en el mes con motivo de la jubilación de cinco compañeros del IES Mirasierra (Cecilia, Mari Luz, Primi, Carmen y quien esto escribe) fue la comida que los compañeros nos  ofrecieron en el Restaurante “La bella Anna” de Montecarmelo.  Allí nos reunimos una muy nutrida representación del Centro en el que hemos pasado bastantes años de nuestra vida profesional; y allí, a los postres, entre la alegría consecuencia de la buena comida, de las bebidas espirituosas y sobre todo de la amistad cuajada a lo largo de tanto tiempo, surgieron los discursos, las palabras de afecto, los obsequios, los abrazos, alguna que otra lagrimita…, en fin, que os voy a decir que vosotros no vierais o no imaginéis. Tras tantas hermosas frases y sinceras dedicatorias quise agradecer a todos su esfuerzo y amistad con unas palabras que, dado que algunos compañeros que no pudieron asistir me han pedido que se las haga llegar, quiero reproducir a continuación:


Muchísimas gracias por todo, compañeros. Si me permitís me gustaría deciros algo:
               Tres de los que hoy nos jubilamos (Cecilia, Mª Luz y yo) pertenecemos a la quinta fundadora del IES en el ya lejano 1986. Han pasado nada más y nada menos que 27 años que son ¡muchos años! Durante estos años el IES nació (Seve que es profe precursor más que fundador, sabe que en verdad nació el curso anterior): recuerdo esa primera reunión de profesores en septiembre de 1986 a la que Mª Luz y yo llegamos acarreando un bebé de tres meses (el bebé en cuestión hoy tiene 27 años y pesa casi 100 kilos); se transformó: era increíble la facilidad con que Mª Jesús eliminaba servicios para convertirlos en aulas o departamentos más o menos apañaditos; creció con la llegada de los Ciclos Formativos: surgió el edificio de Ciclos y Bachillerato, la Universidad que decía alguna compañera de manualidades; casi muere atropellado por el Metro de doña Espe: ¡qué emoción recordar esa asamblea de alumnos, profesores, padres y administración en la que el Consejero de la Cosa admitió, derrotado, que el Metro no colisionaría con el IES!; y se reinventa a partir del próximo curso con el bilingüismo.
               Para mí, esto del bilingüismo es ya too much: si malamente me manejo con los que tienen la misma que yo, ¿qué haré –mejor, qué haría- ante tanto profe habilitado, homologado, cualificado y superpreparado que venga a explicar (in english, of course) lo que a duras penas algunos de mis alumnos entienden in spanish?. No. Mejor dejarlo y que mentes más lúcidas que la mía se las vean con lo que se avecina.
               Yo prefiero guardar en mi memoria –mientras me dure, claro- lo mucho que me he reído en las clases con mis alumnos, en las reuniones de profesores con los compañeros y sobre todo en la Sala de Profesores. Son muchas las anécdotas vividas. De ellas recuerdo, por ejemplo:
 A  Mª Luisa Regueiro santiguándose al entrar en la Sala de Profesores para conjurar –imagino- los espíritus malignos que danzasen por ahí.
A Jesús Alonso hablando en la cafetería de sus alumnos, porreros por supuesto.
Las Juntas de Evaluación en las que Juanjo nos dictaba las calificaciones de sus alumnos sin ayuda escrita y además nos ilustraba la mejoría o no del chico o chica según les fuese en sus amoríos.
A Aurora Amorós y su lucha inútil contra el foco de humo que –según sostenía ella- salía del despacho de Angel Cantos, secretario y profesor de filosofía quien con la misma resolución negaba la mayor llegando a afirmar en Claustro de profesores “¡No me busques, Aurora, que me encuentras!” (quizás hecho legendario, pues no hay constancia de tal cosa en las Actas de Claustro).
No quiero aburrir, pero si buscamos vienen a mi cabeza otras muchas anécdotas protagonizadas por otros tantos compañeros de los cientos con los que he tenido la suerte de trabajar: Pepe el maño y sus maravillosas fotocopias, Alicia de la Iglesia y su aula de Plástica, Juan Dionisio y su aula de Música, los de Historia y sus recuperaciones de las recuperaciones... Y he de decir que de todos he aprendido algo y de todos me llevo lo mejor. Espero que también ellos se hayan llevado algo bueno de mí.

               En definitiva han sido, para mí, 27 años felices y positivos pues creo que todo ha estado bien: el trabajo me ha gustado, los niños han sido majos en general y vosotros, compañeros, formidables. Con vosotros (¡esas horas muertas en la Sala de Profesores!) he disfrutado mucho gastando bromas, riéndonos de la puñetera realidad, diciendo alguna que otra maldad, relativizando la normativa, discrepando, capeando tormentillas pasajeras… Y de entre todos vosotros quiero dar un abrazo especial a mis compañeros del Departamento de Lengua porque gracias a ellos el departamento es magnífico, estupendo, divertido, relajado, comprometido, activo y trabajador. Dar nombres no es bueno porque metes la pata si olvidas alguno sin querer, pero me voy a arriesgar aunque sólo nombraré a los resistentes y no a las aves pasajeras: de los que ya se jubilaron un saludo cariñoso a Maena y Amparo; y para los que hasta hoy hemos trabajado juntos: José Luis, Juan, Teresa, Cecilia y Alicia un fuerte y sincero “¡Os quiero!, que hago extensivo a todos los aquí presentes.

                      

El mes de junio lo cerramos con un aperitivo de agradecimiento ofrecido por los cinco jubilantes jubilosos a todos los compañeros, en el transcurso del cual hice entrega a la directora y compañera Pilar Benito de unas caricaturas de profesores realizadas por un alumno allá por el año 1996 en el que Dany, el alumno artista, imagina el Centro como un campo de batalla entre Moros y Cristianos, o sea, entre alumnos y profesores. Habida cuenta de los años transcurridos -¡nada menos que 17!- el dibujo es un total ejercicio de ¡Adivina quién es!

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