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4 abr 2022

Lev Tolstói: Guerra y paz. Un clásico muy actual.

« —¡Somos rusos y no regatearemos nuestra sangre en defensa de la religión, el trono y la patria! ¡Hay que dejar los desvaríos, si es que somos verdaderos hijos de nuestra patria! ¡Demostraremos a Europa cómo Rusia se levanta en defensa de Rusia!— gritaba.»

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Un clásico de la literatura universal que no había leído aún. Su extensión de 1864 páginas en la edición de Mario Muchnick que he manejado ha hecho que su lectura la haya realizado al tiempo de la de otros libros mucho menos voluminosos y también más actuales. Por esto aunque comencé la lectura el 12 de enero de este 2022 no ha sido hasta el 31 de marzo que la he dado por concluida.

La edición de Mario Muchnick es fantástica con unas anotaciones estupendas consistentes en traducciones de las muchas frases que en francés se dicen los personajes pertenecientes a la aristocracia y alta burguesía de la Rusia del zar Alejandro I. La traductora, Lydia Kúper, declara en "Nota de la traductora" al final del texto propiamente dicho, fechada en 2003, que había puesto en este trabajo toda el alma y que en el curso de su realización comparó, contrastó y consultó no pocas traducciones del texto tanto al español como al francés, italiano e inglés. El resultado, al menos a mí así me lo ha parecido, es de una enorme calidad.

La edición es completísima porque, además del texto perfectamente traducido como digo por Lydia Kúper, incluye un Apéndice que bajo el título de «Unas palabras acerca de "Guerra y paz"» escribió el mismísimo Lev Tolstói (1828-1910) el año 1888 en la revista "Antigüedades rusas" donde el propio novelista justifica el título de la obra, el género al que pertenece («No es una novela ni un poema y todavía menos una crónica histórica: Guerra y paz es lo que el autor ha querido y podido expresar, en la forma en que está expresado.»), el carácter de la época que tantos lectores le criticaron en su momento, el porqué de usar el francés dentro de una obra rusa, la razón de los nombres de los personajes en una novela que mezcla los históricos con los de ficción, su disputa o discrepancias con la visión dada por los historiadores de los acontecimientos históricos mostrados en el relato y, por último, la escasa trascendencia que según su opinión tienen los llamados grandes hombres en los acontecimientos históricos.

En esta estupenda edición de la obra cumbre de la literatura rusa y universal se incluyen dos listados: 1) de los personajes y 2) de los contenidos de los capítulos de la novela. Estas dos listas son muy útiles según se realiza la lectura y a mí, personalmente, me han servido muchísimo para la confección de esta reseña.

Cierra ya definitivamente la edición una extensa confesión del propio editor Mario Muchnick sobre cómo conoció a sus catorce años Guerra y paz en una edición mexicana y cómo quedó subyugado por la acción, las intrigas palaciegas, los bailes y amoríos -estos últimos, claro, lo atraparon mucho menos-. Cuenta en este escrito sus siguientes encuentros con Guerra y paz en inglés, en francés, hasta llegar a una «cuarta lectura de la novela que tuvo lugar en Madrid, en 1998» que le sedujo completamente. Fue a raíz de esta cuarta lectura, efectuada también en inglés, que decidió editarla en español. Como se ve toda una odisea editorial.



Guerra y Paz
¿Por qué he decidido leer esta novela cumbre de Lev Tolstói ahora? Evidentemente, una motivación clara es el conflicto desatado por la actual Federación Rusa (Rusia) con la vecina Ucrania invadida  definitivamente por el país de Vladimir Putin el pasado 20 de febrero de este año 2022. Los amagos e indicios de que esta invasión posiblemente iba a producirse venían ocupando los informativos desde casi finales de 2021. En mi imaginario personal las ciudades de Odesa, Kiev o Jarkov siempre han estado asociadas a Rusia, mejor dicho, al Imperio Ruso. Los cosacos, esos seres tan intrépidos y atractivos literariamente hablando, siempre me agradaron y excitaron mi imaginación. La segunda razón ha sido mi admiración por la literatura rusa entre cuyos nombres más respetados hay no pocos de origen ucraniano (Gógol, Bulgákov, Vasili Grossman, y muchos otros más). Los setenta años que Ucrania formó parte de la URSS hicieron que el gentilicio "ucraniano", igual que el de las otras catorce repúblicas socialistas soviéticas que la integraban, quedase subsumido bajo el genérico de "ruso". Por eso para mí, hasta que no se ha desatado esta terrible e injusta guerra los tres escritores antes mencionados eran tan rusos como Tolstói, Pushkin o Dostoievski. Evidentemente necesitaba aclararme y la lectura de Guerra y paz me ha servido en parte para ello.

La novela la escribió su autor durante cinco años y la fue publicando, al menos las dos primeras partes, en forma de fascículos de revista siendo muy bien acogidos por los lectores. Esto explicó que luego de dos años en este formato (de 1865 a finales de 1867) hiciese aparecer en forma de libro todo lo publicado hasta entonces y prosiguiese la escritura de las campañas de Napoleón en Rusia hasta darle forma completa y definitiva a finales de 1869. El formato de novela por entregas utilizado desde luego sirve para explicar el ritmo ágil y fluido de la novela cuya lectura no es nada pesada para  los lectores actuales a pesar de su enorme extensión, algo más de 1700 páginas.

¿Qué cuenta la novela?
Bielorrusia, Ucrania, Rusia, Kiev, Zelenski, Putin, Jarkov, Mariupol
Desde el punto de vista histórico la novela cuenta las campañas rusas de las tropas napoleónicas. Antes de entrar en Rusia Napoleón al frente de un fastuoso ejército de 600.000 hombres venció en Austerlitz (año 1805) a la Coalición de países formada contra él; hizo lo propio luego, ya en Rusia, en Friedland (1807) y en Smolensk (1812). Tras estas grandes victorias y muchas otras menores, el emperador francés sigue en ese año de 1812 su avance imparable camino de Moscú. Antes de llegar a la capital del imperio del zar Alejandro I tiene lugar la batalla de Borodinó que según algunos ganaron los franceses y según Kutúzov, general en jefe de los rusos, Rusia; posterior al resultado de esta contienda es la entrada de los franceses en Moscú, que los rusos habían abandonado, y el incendio de la ciudad. A partir de aquí se produce la debacle francesa por las enormes pérdidas sufridas en Borodinó, por los agudos problemas de intendencia sufridos por su ejército, por la desmoralización de las tropas, y también pero no sólo, como se ha repetido hasta el hartazgo, por las inclemencias climatológicas.

Lo anterior es en síntesis la parte histórica que Tolstói muestra en Guerra y paz. El resto de la novela está dedicada a contar lo sucedido a una serie de familias y de personajes que viven la guerra cuando ésta se desata pero también vivían la paz cuando se establecía. Son fundamentalmente tres familias las que conforman el abanico, diríamos, social, jovial y festivo en que discurre la vida de los hombres y mujeres que forman parte de las mismas. Sus nombres; los Bezújov, los Roskov, y los Bolkonski. Los hombres y mujeres de estas tres familias sirven para mostrar la vida de lujos y fiestas que llevaba la aristocracia rusa, que además, durante estos años, conformaban el grupo de jefes militares. Las relaciones amorosas entre los miembros de estas tres adineradas familias mantienen viva la atención novelesca del lector.

Es importante señalar que no sólo aparecen en la novela personajes adinerados preocupados por cómo aumentar sus posesiones o satisfacer las deudas que negocios ruinosos puedan haberles ocasionado; también aparece el pueblo llano ruso, que constituían la carne de cañón de esos ejércitos de miles de hombres que se enfrentaban entre sí por voluntad de unos engreídos jefes cuyos proyectos tácticos de batallas rara vez tenían reflejo fiel en la realidad. Los mujiks (campesinos rusos sin propiedades) eran reclutados obligatoriamente para el ejército y caían como chinches en batallas que, en una sola jornada, podían dejar en el campo 20.000 ó 25.000 hombres muertos o, lo que era peor aún, heridos de muerte.

Si la aristocracia social y militar está representada por personajes como Pierre Bezújov (protagonista principal de la novela que filosofa y reflexiona sobre la guerra, la religión, la opresión ejercida por los señores sobre los siervos, etc.) o por Andrei Bolkonski, Maria Bolkonski, Nikolai Rostov, Natasha Rostov, Sonia (prima de Natasha y de Petia Rostov), etc., sin lugar a dudas la voz del pueblo la deposita Tolstói en Platón Karatáiev, «soldado compañero de cárcel de Pierre en Moscú. Símbolo del pueblo ruso.». Pierre Bezújov, hijo bastardo del inmensamente rico Kiril Vladimirovich Bezújov, cuya fortuna heredará íntegramente, es por origen, pensamiento y evolución personal durante el relato el nexo de unión entre las clases dirigentes rusas y el pueblo llano. Sus ideas de pacifismo, de redención social, de filantropía, en definitiva de socialismo, son las ideas que defendía el aristócrata Lev Tolstói en su vida real. Precisamente estas ideas llevaron al escritor a chocar no pocas veces con las de los que serían artífices de la revolución rusa de 1917: Lenin y Trotski

La nómina de personajes es inmensa y no queda reducida a los que acabo de citar. Tolstói hace un fresco completo de la sociedad rusa: el estamento militar que sólo busca los reconocimientos honoríficos personales aunque sea a costa de los intereses de la Nación; las envidiejas y celos que surgen entre los jóvenes candidatos a noviazgo, también los galanteos; los momentos duros vividos por las mujeres durante la crianza de los hijos o el cuidado de los familiares enfermos; así como los vicios que asolaban a no pocos hombres inmersos en las garras del juego, la bebida o la vida amoral; etc.

Leyendo Guerra y paz no he podido por menos que recordar a Pérez Galdós y sus "Episodios nacionales". Entiendo que Galdós cuando inicia sus series en 1872 ya es conocedor de la obra maestra de Tolstói y decide aplicar el esquema y estilo tolstoiano a su trabajo, o sea, la novela histórica renovada. Lev Tolstói la realiza apartándose un tanto de la fundacional novela histórica romántica de Walter Scott introduciendo en ella una mayor dosis de realismo. En efecto -es mi opinión- Guerra y paz es una novela histórica realista. El propio escritor ruso en el Apéndice que en 1888 hizo acompañar a la reedición de su novela es consciente de sus innovaciones y a la pregunta que él mismo se hace de «¿Qué es Guerra y paz?», se responde:
«No es una novela ni un poema y todavía menos una crónica histórica: Guerra y paz es lo que el autor ha querido y podido expresar, en la forma en que está expresado. [...] La historia de la literatura rusa, desde los tiempos de Pushkin, no sólo ofrece múltiples ejemplos de obras que se apartan de esa forma que podríamos llamar europea, sino que no nos ofrecen un solo caso contrario. Desde Almas muertas, de Gógol, hasta La casa de los muertos de Dostoievski, en el nuevo período de la literatura rusa no hay una obra de arte en prosa, por encima de la mediocridad, que se ajuste a la forma de novela, poema épico o relato.» 
Literatura rusa del siglo XIX, Guerra Rusia-Ucrania, Guerras napoleónicas en Rusia
En la respuesta reconoce pues, Tolstói, que su novela, al no ser en lo absoluto ninguna de las tres formas señaladas, es algo novedoso constituido en su unidad por los tres ingredientes juntos. Y eso es lo que Galdós recogió en sus cinco series de los Episodios nacionales: Ficción, Nacionalismo e Historia. Y es lo que engancha muchísimo a la lectura de esta obra ingente que es Guerra y paz: la sabia hilazón realizada entre personajes históricos reales (zar Alejandro I, general Kutúzov, general Barclay de Tolly,  conde Rastopchin, Napoleón, Murat 'el rey de Nápoles', y muchos otros más) y los ficticios creados por el novelista a imitación de otros que podrían haber existido como los Bolkonski, Drubetskoi, Bilibin, pero cuyos nombres y personalidades sólo tuvieron existencia real en la cabeza del autor ruso. Por otra parte la novela es un canto a la nación rusa que el novelista ve latiendo no en unos cuantos héroes individuales sino en el pueblo ruso. Como se ve Galdós tuvo en esta novela un perfecto modelo para su obra magna.

A lo largo de la novela Tolstói insiste en su concepto sobre lo que para él es la Historia rebatiendo las teorías o planteamientos de reconocidos historiadores del momento como Thiers, Michelet y otros. Es Tolstói partidario de una historia "científica", es decir apoyada en documentación fiable y suficiente. Para él, más que los historiadores que se fijan en la fuerza de una sola persona, resultan más fiables y están más en lo cierto aquellos otros «más recientes historiadores, desde Gibbon hasta Buckle», como el alemán Gervinus, que estudian los hechos relacionados con todos los pueblos. 
«Thiers, bonapartista, dice que el poder de Napoleón se funda en su virtud y genialidad; Lanfrey, republicano, sostiene que lo sustentan las mentiras y el engaño del pueblo. Esos historiadores, al contradecirse unos a otros, destruyen la idea de la fuerza que produce los acontecimientos y dejan sin respuesta la pregunta esencial de la historia. Los historiadores que estudian los hechos relacionados con todos los pueblos parecen reconocer la falsedad de los historiadores particulares sobre la fuerza motriz de los hechos. No reconocen que esa fuerza radique en el poder de los héroes o monarcas; para ellos es el resultado de numerosas fuerzas dirigidas de forma diferente. Al describir la guerra o la conquista de un pueblo, el historiador universal no busca la causa del acontecimiento en el poder de un solo personaje, sino en la interacción recíproca de numerosos personajes relacionados con aquel hecho. Según tal opinión, resulta que el poder de los personajes históricos es producto de múltiples fuerzas y no puede ya ser considerado como una fuerza capaz de provocar por sí misma el hecho.»

Estas reflexiones sobre los conceptos de Historia y también otras tantas sobre la espiritualidad, la religión,  las clases sociales, la liberación de los siervos, etc., etc., van apareciendo a lo largo y ancho de la novela puestas en boca de algunos de los personajes, en especial de los más reflexivos, aquellos que como Pierre Bezújov o Andrei Bolkonski se muestran como más torturados dada su conciencia de persona, de seres humanos que desean la redención de todos los hombres. Bezújov entrará en la masonería y adoctrinará a otros como Andrei o Nikolai para que lo hagan, si bien al final se desengaña un poco de esta filantropía masónica que es más que otra cosa una revolución desde arriba que ignora bastante a aquellos que precisamente busca redimir, o sea, al pueblo, verdaderos artífices del movimiento histórico.


¿Cómo lo cuenta?
Desde el punto de vista formal la novela hace uso del narrador omnisciente. Es un narrador-autor que no se oculta jamás, que conoce todo lo que sucedió, sucede y sucederá en el curso de la narración que está presentando, se comporta como si de un dios auténtico se tratara. Constante y conscientemente marca la distancia temporal de más de 50 años que separan los hechos relatados del momento de escritura de los mismos. Con esto quiere marcar al tiempo la literaturización de un momento histórico relativamente reciente y la enorme distancia intelectual que separa ambos periodos. Los avances científicos admitidos ya en 1865 cuando Tolstói redacta su obra eran objeto de burla o simplemente se ignoraban en 1805. Tal es el caso del creacionismo frente a la teoría de la evolución de Darwin Que los hombres han descendido del mono en un período incierto es tan comprensible como el decir que fueron hechos con un puñado de barro en determinada época (en el primer caso la incógnita es el tiempo; en el segundo, el origen).»

Existe introspección psicológica en muchos de los personajes que en una especie de monólogo interior 'avant la lettre' se cuestionan no pocas cosas acerca de su actuar próximo o presente: «La vieja princesa ofrecía vino a su vecina con un triste suspiro, miraba enfadada a su hija y parecía decir: “Sí, querida, a nosotros no nos queda otra cosa que beber vino dulce. Ahora es el momento de esos jóvenes y de su insultante felicidad”. Y el diplomático pensaba, mirando los rostros felices de los enamorados: “¡Vaya tontería todo lo que estoy contando! ¡Como si importara algo! ¡La felicidad es eso!”.» Como se ve Proust, Joyce y demás renovadores de la novela a inicios del siglo XX ya tenían aquí señalada la senda para la renovación, sólo les faltaba pulirla, eliminar lo superfluo. 

Aunque sin duda alguna, leyendo a Lev Tolstói, la sensación que embarga al lector es la de lo contradictorio que se muestra el escritor en no pocas ocasiones: de defensor del más radical cientifismo unas veces a detractor del mismo por la ruptura que éste supone respecto al misterio, magia y espiritualidad inherentes al sentimiento religioso. Y lo mismo acaece cuando escuchamos pregonar la necesidad de la liberación de los siervos y al poco se critica la revuelta de los mismos o se les ve bajar sumisos la cerviz reconociendo así su mal comportamiento. A este respecto quizás sean las conversaciones mantenidas entre Pierre Bezújov y Andrei Bolkonski donde quedan bien a las claras las dudas del propio autor sobre estas cuestiones sociales: Bezújov defiende la mejora de las condiciones de vida de los siervos («¿Qué mal y qué horror hay en impedir que la gente muera de enfermedad, sin ayuda, cuando es tan fácil ayudarlos materialmente y yo les proporciono médicos, hospitales y asilos a los ancianos, cuando es tan fácil hacerlo? ¿Y no es un bien tangible e indudable si doy un poco de descanso y asueto al mujik, a la mujer con niños, que no tienen un minuto de reposo ni de día ni de noche?») mientras que su interlocutor le responde que para un mujik «su única felicidad posible es la de ser animal, de la que quieres tú privarlo.». Evidentemente el escritor ruso se identifica más con Bezújov que con Bolkonski pero en su comportamiento vital, en cierto modo, asumía ambos planteamientos. 

Cuando describe batallas en campo abierto la técnica que utiliza es, diríamos hoy, muy cinematográfica. Tolstói maneja a la perfección  el arte de la narración abriendo el campo focal para hablar de planteamientos bélicos generales para luego, como si de un zoom se tratara,  acercarse a un episodio particular o a la actuación concreta de un personaje. Su maestría al hacerlo así provoca que la lectura sea muy agradable y muy entretenida.


Para finalizar
Federación rusa, Ucrania, Donbass, Crimea
La invasión de Ucrania por orden de Vladimir Putín me incitó, entre otras cosas, a leer esta obra de Tolstói. A lo largo de la lectura he tenido la sensación de que el tiempo -casi 200 años- no había pasado. Las motivaciones de exacerbado nacionalismo que aduce Putin para masacrar a Ucrania son casi idénticas a las arengas que los militares aristócratas rusos lanzaban para incitar al combate contra los franceses [la cita que abre esta reseña es un claro ejemplo]. En una cosa difiere el ayer del hoy: en 1807 - 1812 los rusos fueron los atacados; hoy, ellos son los invasores. Y siendo así no son pocas las similitudes que he creído encontrar, especialmente en los problemas de intendencia sufridos por ambos ejércitos -el francés del siglo XIX y el ruso del XXI- que a la postre llevaron a Francia y hoy, parece, están llevando a Rusia a batirse en retirada. Ojalá que la semejanza prosiga por este sendero.

Como vengo diciendo comencé esta reseña aludiendo a los motivos que me llevaron a leer Guerra y paz. Ahora, cuando decido dar cierre a la misma recuerdo uno más que, pienso, puede servir de colofón a mi comentario. Además de todo lo dicho sobre los penosos acontecimientos bélicos actuales y el de mi admiración por la literatura rusa, el detonador definitivo que me impulsó a buscar la novela de Tolstói fue la lectura que en diciembre del año pasado realicé del ensayo de Sergio del Molino "Contra la España vacía". En un momento dado del ensayo de Sergio del Molino se puede leer lo siguiente: 
 «Bezújov sufre varias metamorfosis en los arcos argumentales, hasta renegar de su pacifismo y convertirse en un patriota. Al final de la novela, protagoniza una de las escenas más emocionantes y salvajes de la historia de la literatura: un paseo alucinado por un Moscú en llamas, incendiado por las tropas de Napoleón. 
Me fascina la complejidad de Bezújov, que trasciende muchísimo cualquier caricatura de progre melifluo y, a la vez (quizá debido a su talla inabarcable), encarna el tópico como nadie. No hay nada declamatorio, inverosímil o arquetípico en él. Contiene la riqueza de Fausto y el temblor dubitativo de Hamlet, pero es muchísimo más humano. En Pierre Bezújov nos reconocemos todos los lectores, porque es frágil de verdad, se asusta de verdad y se desconcierta y desespera de verdad ante un mundo que creía entender y acaba ardiendo ante sus ojos. O ante sus lentes, porque Bezújov lleva gafas, es un ochkastie. Su derrota es un derrumbe humanitario que clausura cualquier ambición espiritual y de mejora del ser humano. El Tolstói religioso empieza en el desengaño de su personaje.»

Sin lugar a dudas buscar a este personaje tan actual, tan contemporáneo, tan moderno y cercano al hombre de hoy, verle funcionando en su propia salsa, o sea en el original de Lev Tolstói, fue el principal acicate para sentarme a leer esta magnífica novela, mejor diría, este novelón en su más amplio sentido de longitud y de calidad, que es Guerra y paz, un clásico en toda regla.

32 comentarios:

  1. Creo que, por desgracia, es un tema que siempre está de moda. No he leído a Tolstoi, pero es que me da pereza.
    Besos.

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    1. Las historias que muestra Tolstói en sus novelas son interesantes, Lady. Dices que te da pereza y entiendo que quizás sea por la extensión de sus novelas; por ello te recomendaría para iniciarte en él una novelita corta suya titulada "La muerte de Ivan Ilich", seguro que te gustará.
      Un beso

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    2. Lo tendré en cuneta. Gracias.
      Un beso.

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  2. La primera vez que leí la novela, bueno, para ser exactos, lo intenté, fue en clase y me resultaba soporífero. Una vez se acababan las lecturas en clase, no continuaba en casa 🙄 Juventud, bendita ignorancia.
    Años después la cosa cambió mucho, si bien no es una lectura fácil, poniendo ganas se consigue y el resultado es maravilloso. Pero cuesta.

    Besos

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    1. Cierto es lo que dices, Yolanda. No es una lectura adictiva tipo Gellida o Agatha Christie por poner dos ejemplos dispares pero cuando se realiza y se culmina la sensación de satisfacción y de haber contactado con la alta literatura es inmensa.
      Un beso

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  3. Reconozco mi incapacidad para disfrutar con esta novela. La he empezado tres veces en mi vida y tres veces la he abandonado. No logro sumergirme en sus páginas. No logro "imponerme" la voluntad de seguir avanzando, más allá de lo que mi paciencia me permite. Creo que Tolstoi no es para mí.

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    1. A veces ocurre con algunos escritores, sobre todo los que escriben obras voluminosas. Pese a todo me atrevería a recomendarte la lectura de "La muerte de Iván Ilich", una novela breve que creo podría gustarte. Ahí la dejo (ja, ja...)
      Un abrazo

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  4. Entiendo tu motivación por rescatar esta obra de tu biblioteca, pues esas similitudes entre la guerra entre Francia y Rusia y la actual entre Rusia y Ucrania, aun cambiándose los papeles del agresor en cada caso, ayudan a analizar ciertos comportamientos bélicos y humanos para los que no pasa el tiempo.
    Me he dicho una y otra vez que debería leer a los clásicos y no dedicar el poco tiempo que dedico actualmente a la lectura a las novelas de reciente publicación que luego suelen decepcionarme. Pero aunque la literatura rusa también me atrae mucho, siempre me ha echado para atrás la extensión de sus obras más emblemáticas, de ahí que muchas veces haya acabado viendo su versión cinematográfica: Doctor Zhivago, de Boris Pasternak, y Ana Karenina, de Lev Tolstoi, son dos ejemplos, cuyas novelas tienen entre ochocientas y mil y pico páginas, por no hablar de Los hermanos Karamazov, que tiene casi mil doscientas o Crimen y castigo, con casi ochocientas. Y luego está el vasto número de personajes, que le obliga a uno a hacerse un listado, je,je, aunque en el caso de tu ejemplar de Guerra y paz puedes hallar esa información en el mismo libro.
    Reconozco que eso no debe ser un impedimento para leer estas joyas de la literatura. Lo mismo me ocurría con Cien años de soledad, que me daba mucha pereza ponerme con ella y, cuando por fin lo hice, me entusiasmó. Y si venimos al siglo XXI, tenemos un ejemplo de gran extensión en la trilogía de Ken Follet, The Century, compuesta por La caída de los gigantes, El invierno del mundo y El umbral de la eternidad, con más de mil páginas cada volumen y con un gran número de personajes (que también están relacionados en un anexo). Y, a pesar de todo ello, la leí, aunque debo confesar que, aunque me gustó, se me hizo un poco pesada.
    Así pues, no tengo excusa para no echar mano a Guerra y paz, que la tengo acumulando polvo en la biblioteca del trastero. Pero creo que deberá esperar un poco, pues acabo de empezar la útima novela de Ken Follt, Nada, que tiene más de ochocientas páginas (este hombre no se pone a escribir por menos) y a mi ritmo de lectura, creo que tardaré un mes en acabarla, je,je.
    Estupenda reseña la tuya, que me ha resultado muy inspiradora.
    Un abrazo, Juan Carlos.

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    1. Hola, Josep María:
      Es cierto lo de la gran extensión de estas novelas rusas, aunque últimamente parece que el metraje de los best seller no les van a la zaga como demuestra la última de Ken Follet que tienes entre manos.
      Te diré que hay versión cinematográfica de Guerra y paz relativamente reciente, del año 2016. Es una serie televisiva inglesa y esta gente las hace muy bien. La he buscado por internet y veo que la echan en RTVEPlay!: una miniserie de 6 episodios. Pues puede estar bien, pero acabo de ir a la dirección que dicen y no aparece. En fin, habrá que seguir buscando. Quizás en Filmin, que es donde más cosas encuentro, esté.
      Esperemos que finalice la guerra y que Rusia y Ucrania vuelvan a ser fuente de cultura (danza, música, literatura...) y no de muerte y destrucción.
      Un abrazo

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    2. Debo hacer una corrección: el título de la última novela de Ken Follet es Nunca, no Nada.

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  5. Me encanta la literatura rusa, y leí esta obra hace muchísimo tiempo, y claro, era muy joven y me impactó. Creo que, por desgracia, tienes toda la razón y está de actualidad.
    Gracias por la reseña y muy feliz semana.

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    1. Es un clásico de verdad pues leyéndolo hoy nos da pistas y claves la mar de interesantes. Luego las historias de galanteos y tal se leen con gusto también.
      Un beso

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  6. Yo he leído esta novela dos veces. La primera era adolescente y leí una edición de Bruguera creo. También he pensado que tal vez no fuera una edición íntegra de la novela pues cuando leí la que me regalaron hace unos años, de Clásicos Mondadori 2004 (creo que pertenece a Random House), y vi las más de 1200 páginas me di cuenta de que aquella debía de estar resumida.
    Resulta una historia apasionante con reflexiones muy interesantes, aunque debo reconocer que los pasajes que tienen lugar en pleno campo de batalla, se me hicieron duras. Y recuerdo el deshielo como una terrible pesadilla.
    Muy interesante tu reseña y un buen momento para leer este libro. te diré que yo ni siquiera sabía que Grossman o Bulgákov, por hablar de auroes a los que he leído, fueran ucranianos. Para mí seguían siendo rusos.
    Un beso.

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    1. Los libros de la editorial Bruguera, muchos de los cuales eran ilustrados, los recuerdo con mucho cariño pues eran los que mis padres nos regalaban a mí y mis hermanos por Reyes. Eran versiones adaptadas. Ahí fue donde yo amé a los cosacos, a "Miguel Strogoff, el correo del zar" y a otras historias de otras zonas y lugares.
      Lo de los autores que todos decimos rusos el nacionalismo ahora los va colocando a cada uno en su lugar. Habría que preguntarles a ellos -si se pudiera- qué se sentían.
      Besos

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  7. Lo tengo en la estantería pendiente, pero reconozco que me da cierta pereza. Debo vencerla, ¿a que sí? Me lo dice tu reseña. Se hace pesadito Tolstoi en ocasiones, pero cuando se termina sus novelas, siempre dan una satisfacción tremenda. Y te das cuenta de que las virtudes de su novela son mucho mayores que sus peros, que terminan siendo pocos y hasta los olvidas.
    Besotes!!!

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    1. Lo que llevo peor de Tolstói son sus reflexiones filosófico-religiosas. Creo que se comía mucho el tarro; pero, claro, era la época, el momento, pues hay que darse cuenta de que vivió en plena efervescencia de los movimientos de liberación de los siervos, algo que él intelectualmente admitía aunque no sé si en su vida real de gran propietario rural lo llevaría del todo a la práctica.
      Pero leyendo en sus novelas las descripciones en movimiento de las batallas, los planteamientos de los personajes respecto a estas o respecto a los amoríos que buscan y tal es magnífico.
      Muchos besos

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  8. Como te he comentado, Juan Carlos, tengo serias intenciones de leerla este año. Llevo tiempo con ganas de leer algo de Tolstói. Siempre pensé que me estrenaría con el autor con Ana Karenina, pero he ido leyendo cosillas sobre Guerra y Paz que me han ido metiendo el gusanillo por leerla. Mis motivaciones, como ves, son diferentes a la tuyas, pero igualmente creo que será enriquecedor conocer el pasado de Rusia para entender mejor su presente. Dada la extensión de la novela, tengo que escoger el momento para embarcarme en ella y que no se me haga eterna. Fíjate que ahora mismo estoy con el 'tochaco' de La Regenta, así que aún esperaré para iniciar otra lectura aún más extensa. Eso sí, tenía dudas sobre qué edición leer. Creo que la que has escogido tú puede ser una buena opción. Es probable que me decida por ella.
    Besos

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    1. "La Regenta" es la versión española de "Mme Bovary" y de "Anna Karenina" que a su vez lo es de la de Flaubert. "Anna Karenina" es fantástica, mucho más entretenida que "Guerra y paz" desde luego y pese a su longitud más breve que la historia de las guerras napoleónicas.
      Mi motivación ha sido precisamente la de ver de entender algo mejor la idea de los rusos sobre sí mismos. En eso creo que "Guerra y paz" sirve pues revela un poco el alma compleja, tradicional y muy conservadora de Rusia, algo que con esta guerra está demostrando plenamente.
      La edición de Mario Muchnick es muy buena y contiene muchas cosas además del texto propiamente dicho de la novela. Tú que eres una magnífica lectora creo que vas a disfrutar con la guerra y con la paz que se muestra en esta "novelita"
      Besos, Lorena

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  9. Parece claro que para enfrentarse a una novela de este tipo tenemos que tener una motivación especial y la invasión rusa me parece que ha hecho que nos interesemos de manera especial por todo lo relacionado con el Imperio Ruso. Las guerras actuales o pasadas suelen tener una motivación histórica y surgen de derrotas dolorosas o de victorias épicas que conforman el nacionalismo en los países. En mi caso tú gran reseña me es suficiente para hacerme una idea de Guerra y paz que sin duda es un clásico entre los clásicos. Por cierto, los rusos hacen películas también muy largas je, je. Dicho lo cual me permito recomendar 'El barbero de Siberia' je, je.
    Un fuerte abrazo, Juan Carlos.

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    1. Hay gran verdad en lo que dices sobre el nacionalismo. Paradójicamente la invasión de Ucrania viene motivada históricamente (dejemos a un lado cuestiones económicas, ¡importantísimas!) por la pertenencia de Ucrania al Imperio ruso y luego a la URSS durante años y años (siglos, podría decirse). La prueba de esta ligazón es la de que autores ucranianos apenas si conocemos pues todos ellos se agrupan bajo la denominación de 'rusos'. Decía que paradójicamente esta invasión basada en una idea nacionalista rusa del pasado va a tener como consecuencia un odio terrible a todo lo ruso por parte de Ucrania y -ya se está viendo- el resto del mundo. Ojalá que los 160 millones de seres humanos que viven en la Federación rusa se liberen pronto de sus dirigentes actuales y vuelvan a ser surgir de entre ellos los grandes artistas, escritores, músicos, deportistas y tal que suelen ser.
      Buscaré "El barbero de Siberia" que me suena mucho pero no la he visto. Ahora mismo recuerdo como curiosa e interesante para entender un poco más la Rusia de hoy la titulada "La muerte de Stalin", además muy divertida.
      Un abrazo, Miguel

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  10. Toda una asignatura pendiente tengo con este libro y es que dos intentos he hechos y dos fracasos monumentales ¿irá la vencida a la tercera o no hay dos sin tres? En esas me debato.
    Besos.

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    1. Yo que tú, Manuela, no forzaría la situación. Si quieres atacar la literatura de Tostoi comienza por algo más breve; te recomendaría "La muerte de Iván Ilich". Si te gustase yo seguiría por "Anna Karenina" y si la cosa siguiese funcionando daría el salto a "Guerra y paz" la más voluminosa. Un plan, como decían los antiguos soviéticos, para los próximos quince años (tres veces quinquenal), ja ,ja...
      Un beso grande

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  11. Tu magistral reseña hace que me entren ganas de leer este libro. También me gustaría comprender algo más sobre la razón de este conflicto que no llego a entender. Antes de la pandemia, estuve buscado esta edición de Guerra y Paz para regalársela a una amiga que quería leerlo. No lo encontré. Gracias, Juan Carlos.
    Abrazos

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    1. No sé si habrán vuelto a reeditarla. ¿Sabes lo que pasa? Que al ser ya un autor libre de derechos a las editoriales no les es rentable esforzarse en sacar o reeditar las buenas ediciones dado que la gente (el común de la gente) no las compra al estar el texto libre de derechos de autor. Pero sí esta edición es magnífica.
      Un beso

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  12. Leí hace ya unos años este libro y en esta misma edición que recuerdo que me costó mucho dinero, pero mereció la pena. Estos días yo también la estoy recordando y me entran ganas de releerla. Pero otro ruso se ha metido por medio, Bulgákov, y estoy disfrutando mucho. Un saludo

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    1. Bulgákov es bestial, alucinante, magnífico. De él he leído "El maestro y Margarita". Es una novela increíble, de lo mejor que se puede leer en literatura. La represión social en Rusia se dibuja en ella a la perfección. ¿Es esta novela la que estás leyendo? Desde luego para hacer un ejercicio de inmersión en la Rusia del pasado (la URSS) creo que es una novela perfecta.
      Un beso

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  13. Es un libro que no pasa de moda. Gracias por la reseña. Te mando un beso.

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    1. Muchas gracias a ti por darte una vueltecita por aquí.
      Besos

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  14. Es un gran pendiente que tengo, leí La muerte de Ivan Ilich y Ana Karenina, pero siempre, pro la cantidad de páginas, le siento respeto y temor a Guerra y Paz. Con tu reseña, que por cierto te felicito por la lógica al hilar la historia bélica del pasado con lo que pasa hoy, a mí me ha recordado a Madre, de Maksim Gorki. Buenísima, te la recomiendo. La leí en 2021 y es otro exponente del realismo socialista.

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    1. Leí La madre hace tiempo y la recuerdo muy por encima. Creo que Gorki la escribió antes de la revolución de 1917. Como Tolstói Gorki apoyaba la liberación de los siervos y estuvo muy cerca de Lenin en la revolución marxista.
      Un beso Panamá Liber

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  15. Estupenda reseña y no podías haber elegido un libro más apropiado con el tiempo que vivimos.
    No sé si en algún momento seré capaz de aventurarme en una lectura tan extensa, pero si lo hiciese, he tomado nota de la edición que has leído.
    Un abrazo

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    1. Cuando lo leas si decidieras hacerlo verás que salvo en algún momento esporádico la novela tiene ritmo y gusta leerla pese a su enorme extensión.
      Saludos

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