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2 oct 2020

Jennifer Egan: "El tiempo es un canalla". Pullitzer 2011

- Susan, la mujer de Ted, le dice un día "Tenemos que procurar que sea siempre así"... y no porque estuviese achispada o hubiesen hecho el amor esa mañana sino porque "acababa de notar el paso del tiempo"
Bennie le recuerda a Scotty su anterior encuentro: "fue hace veintipico años. ¿Puedes creer que haya pasado tanto tiempo? Me trajiste un pescado."
• "Alex se había rendido ante Bennie Salazar sin casi oponer resistencia. ¿Por qué?" […] "¿se trataba de la extraña simetría de haber oído hablar por primera vez de Bennie Salazar de boca de una chica perdida con la que había salido una vez, al principio de todo, para terminar conociendo a Bennie una década y media más tarde, por la guardería de su hija?"

Conocí esta novela gracias a la reseña que en su blog, "Cuéntame una historia", publicó Rosa Berros hace exactamente un mes. Fue una reseña subyugante, que me atrapó inmediatamente, como casi todas las suyas. En el interior de la misma agradecía a Gerardo Vázquez del blog "Varado en la llanura" haberle dado a conocer a Jennifer Egan, y a Juan Carlos Montag del blog "El fuego de Montag" haberle recordado, hace tan sólo dos meses, con una reseña sobre "El tiempo es un canalla" que ya habían pasado dos años desde que leyó por primera vez en el blog de Gerardo la referencia a novela y autora. Es maravillosa la capacidad que tienen las redes sociales, en especial los blogs literarios, de transmitir informaciones útiles y placenteras como la de la novela que me propongo reseñar.

Jennifer Egan, "El tiempo es un canalla"


"El tiempo es un canalla"
apareció publicada en 2011 alzándose nada menos que con el Pullitzer aquel año. En la lucha por este galardón desbancó incluso a "Libertad" de Jonathan Franzen, una novela que leí hace tiempo con mucho agrado y que desde luego tras hacer lo propio con la de Jennifer Egan entiendo que no se alzase con el Premio. Y lo comprendo porque mientras que Franzen presenta una obra interesante pero dentro de parámetros constructivos que podríamos definir como tradicionales, Jennifer Egan realiza una novedosa obra distinta a muchas otras. Esto, unido a ser en cierto sentido una crónica de toda una generación, aquella que se inicia en los últimos años 60 o primeros 70 del siglo pasado para llegar hasta la década de los años 20 del siglo XXI en que nos encontramos, o sea, más de diez años después del momento de escritura y/o de lectura, explica por qué ganó no sólo el Pullitzer 2011 sino también el Premio del Círculo de Críticos en 2010. En la justificación de ambas concesiones se puso en valor, además del tema del tiempo como elemento destructivo, la novedosa construcción del relato.

Recomiendo a quien lea esta novela que haga la lectura a buen ritmo si es que quiere disfrutar de la misma. Es un libro que por su construcción a base de capítulos situados cada uno en un tiempo distinto -hacia adelante o hacia atrás- y narrado por un personaje diferente, parece en ciertos momentos más una colección de relatos cortos que una novela en el sentido acostumbrado. Pero no, sí es una novela, y lo reconocemos si la leemos del modo que recomiendo, sin pausarla mucho, porque aunque los personajes que aparecen en unos y otros capítulos son recurrentes, -y aquí el punto de vista, la perspectiva adoptada por cada narrador es muy importante-, mientras en unos son auténticos protagonistas en otros aparecen simplemente como secundarios llegando incluso  hasta a olvidarnos de alguno en el baile temporal que es esta novela.

La estructura que Egan da a la novela es la horma adecuada al Tema que se propone: la maldición que el Tiempo vierte sobre aquellas generaciones del rock, que deificaron la juventud como si ésta fuese a durar eternamente. Pero no, claro, esto no es posible, somos contingentes, temporales, nos arrugamos, envejecemos, perdemos la libido con el paso de los años, tenemos hijos e incluso nietos que en su sinceridad e inocencia nos echan/rán a la cara nuestra vejez o nuestro deterioro... "¿Cómo he pasado de ser una estrella de rock a ser un jodido gordo inútil?", dice Bosco, un artista sobre el que el tiempo ha hecho estragos.

El tiempo todo lo muda, incluso aquello que nos pueda parecer inamovible. En un capítulo Alison Blake, hija de 12 años de Sasha y de Drew, su marido, en un año de la década de los 20 del siglo actual escribe utilizando de soporte la aplicación Power Point, o sea, escribe una narración en diapositivas a base de cuadros sinópticos, esquemas, gráficos, diagramas... utilizados normalmente en otras actividades socio-laborales, al menos en nuestro hoy. Por más que su padre le pide que utilice el papel para hacerlo a la manera tradicional de la literatura Alison no lo hace. Y lo mismo le sucede a su hermano Lincoln quien analiza la música, campo profesional y pasión en la que viven y han vivido todos los personajes de la novela, de una manera singular: fijándose en las pausas, algo que a su padre también desconcierta. 

Siempre que los humanos reflexionamos sobre nuestra existencia finita, sobre los inevitables estragos que el tiempo produce sobre cualquier ser vivo y los constatamos en nosotros mismos, se entra en un bucle de sombrío pesimismo. ¿Diría, pues, que esta narración es decididamente oscura, desesperanzada? Sinceramente, yo diría que no. Y es que una cosa es ser realista, objetivo, y otra muy distinta ver sólo el lado penoso de la vida. Contra lo inevitable nada cabe hacer y menos lamentarse; sólo nos queda echar mano del latino 'carpe diem' y procurar disfrutar de lo que la existencia nos procura en cada una de las etapas por las que pasamos: la amistad entregada durante la primera juventud; las ilusiones de todo tipo (amores, triunfos profesionales...) durante ese período; los hijos, aunque sean testigos demoledores del discurrir de la Vida; los viajes (el de Ted Hollande por Nápoles en busca de su sobrina Sasha es fantástico; por contra el que Doll y Steph realizan a Sudamérica, aunque hermoso en sí mismo, es horrendo por la finalidad que persigue: mejorar la imagen de un General genocida); el disfrute del Arte -música, pintura, literatura- por servir para regocijarse en el  momento actual con el mundo:… "Ella [Sasha] no respondió. Estaba observando el sol. Ted lo miró también, contempló el derroche de colores polvorientos a través de la ventana. Turner, pensó,. O'Keefe, Paul Klee." (pág. 291); etc.

La revelación de la belleza de la vida, la necesidad de disfrutar de ella pese a lo inevitable que nos espera a todos, es importante para Sasha y para Bennie, quizás los dos personajes principales dentro del círculo que es el personaje colectivo que en torno a ellos se configura a base de amigos, clientes profesionales, relaciones familiares, compañeros de trabajo, compañeros de estudios, relaciones amorosas transitorias... Este personaje colectivo del que forman parte también ellos mismos es el auténtico protagonista del relato. Es un personaje informe que crece con las interconexiones que unos y otros establecen entre sí y con otros nuevos. Los cuadros sinópticos del capítulo en que Alison cuenta la historia de su familia a base de flechas, círculos y esquemas es representación formal de lo que la Vida actual es: una compleja red de relaciones que se mueve por el tiempo y el espacio de manera diríase desordenada, en un intento, quizás, de doblegar al monstruo, al canalla: el Tiempo. 

Esta presentación de Power Point es el registro más novedoso utilizado en la novela
Nuestra vida particular, la vida de cada uno está formada por nuestras acciones pero también por la de aquellos con los que nos relacionamos. Esto es lo que Jennifer Egan nos transmite con esa estructura formal que ha dado a su novela a base de capítulos que se dirían independientes por su distinto narrador en 1ª persona pero en los que los otros personajes aparecen en un papel secundario. Al hacerlo así, cambiando el foco, con una perspectiva diferente, vemos a los actores desde dentro de ellos mismos pero también desde fuera, o sea, tal y como los otros los ven. Incluso cuando emplea un narrador en 2ª la escritora parece querer subrayar esta idea: "Queda claro al instante que Kitty Jackson pertenece más al grupo de estrellas simpáticas (Matt Damon) que al de las estrellas difíciles (Ralph Fiennes). Las estrellas de la categoría simpática actúan como si fueran como tú (o sea, como yo) para caerte bien y así lograr que escribas cosas halagüeñas sobre ellas", cuenta Jules entrevistando a Kitty la actriz en horas bajas que usarán Steph. y Doll para rehabilitar en lo posible la imagen del general genocida. Esta focalización externa y/o ['y' en el caso de Jules dada su bipolaridad] interna en mi opinión es un rasgo fundamental de la novela.

Decía antes que no se puede luchar contra lo inevitable -el paso del tiempo- pero tampoco dejarse anímicamente vencer por él. En un momento del relato cuando un Scotty fracasado socialmente se presenta ante el exitoso productor discográfico Bennie Salazar mantienen un diálogo que dice:
"El tiempo es un canalla, ¿no? ¿Vas a dejar que un canalla te vacile?
Scotty sacudió la cabeza.
—El canalla ha ganado
".

Veremos que aunque la batalla definitiva esté perdida de antemano, sin embargo hay victorias parciales que nos reconcilian con la existencia como se ve en ese concierto condenado en principio al fracaso que el ajado y deprimido Scotty dará, o en esa producción musical que un fracasado Bennie promueve, o en los hijos que Sasha y Drew tengan tras una vida movidita por parte de ambos allá en su lejana juventud... Y siempre siempre el recuerdo imborrable de las ilusiones puras, auténticas, que durante la adolescencia-primera juventud todos tenemos y que en la novela se ven reflejadas en la pugna habida entre Scotty y Bennie por Alice; en el cariño de Sasha hacia Rob; en el no correspondido de Rob hacia Drew; en la ansiada y nunca producida relación de Bennie con Sasha; en la fugaz habida entre Alex y Sasha; etc. Y por medio de A a B, es decir, de entonces acá, la vida transcurrida, el ineluctable decurso temporal. 

Precisamente la novela se divide en dos grandes apartados titulados así, A y B. 'A' está formado por 6 capítulos (o relatos, como he dicho antes) y 'B' por 7, aunque el primero de éstos, o sea, el 7º es una especie de relato bisagra constituido a su vez por cinco secuencias narrativas. Significativamente este capítulo se denomina "De A a B" y contrariamente al resto está narrado en 3ª persona. Muestra el porqué de la disolución del matrimonio de Stephanie y Bennie y sirve para dar entrada a una serie de personajes de la órbita de Steph que tendrán importancia en los capítulos siguientes: los vecinos del matrimonio en la zona exclusiva de Crandale (Nueva York), en especial Kathy con la que Steph juega al tenis; Jules, el hermano bipolar de Steph, que acaba de salir de la prisión donde ha cumplido condena por intento de violación; Doll, la jefa de Steph, con la que emprenderá en capítulos siguientes el blanqueo de un general genocida; también Chris, el hijo de ambos; etc.

Novela posmodernista, literatura norteamericana
Es una novela muy bien ejecutada, que no descuida detalle alguno. Al presentar en desorden el decurso temporal se hace algo complicado ubicar debidamente en el tiempo los diferentes sucedidos. Lo que sí es cierto es que iniciándose aproximadamente en 1973 la novela finalizaría 50 años después, en 2023 , con un punto de no retorno, una bisagra temporal, que se insinúa en el capítulo 7 y que se viene a situar en los días o meses próximos al 11 de septiembre de 2001. 

He leído, como no podía ser menos, las  interesantísimas opiniones que sobre la novela escriben en sus blogs Rosa Berros, Gerardo Vázquez y Juan Carlos, Montag, los tres amigos que cito al principio de esta reseña. He seguido la recomendación que Gerardo hace al final de la suya de leer lo que sobre esta narración dice José Martínez Ros en el blog 'Estandarte' y he leído esa reseña de pe a pa. Me ha parecido soberbia y me ha servido para comprender y aprender que es lo que desde siempre busco en este mundo de los blogs literarios. Os aconsejo leerla [pinchad aquí para acceder a ella] en especial por esa adecuación que -dice- cumple "El tiempo es un canalla" respecto a los seis rasgos que la literatura del siglo XXI debería poseer según lo que el gran escritor italiano Italo Calvino dejó escrito en 1985 poco antes de morir. Son los siguientes: 

  • levedad (el inicio lo cumple sin duda alguna)
  • rapidez  ritmo visual y vertiginoso. Es fácil que pronto la veamos convertida en serie o film)
  • exactitud (el ritmo se atiene a ubicaciones temporales y espaciales precisas)
  • visibilidad (deja ver el hueco dejado por las Torres Gemelas, un concierto punk con sus bailes peculiares, un intento de violación, la asesoría de imagen a un dictador, un safari en África, etc.)
  • multiplicidad (colección de relatos comprimidos en uno solo, variabilidad de registros narrativos, perspectivismo, épocas y lugares distintos, etc.)
  • consistencia (lo más complicado, sin duda alguna: que todo lo anterior se vea como formando parte, verosímilmente, de un todo, que se lea con gusto y que en muchos momentos sea una novela divertida).
Como se ve Italo Calvino estaba señalando, consciente o inconscientemente ,los principios que conforman lo que ha venido en llamarse novela posmoderna que en mayor o menor grado informa gran parte de la literatura norteamericana de los últimos tiempos.

Para finalizar
Todos los personajes son importantes, todos tienen interés, pero en el grupo destacan dos: Sasha y Bennie; y de esta pareja el fundamental en mi opinión es Sasha que personifica aunque en sentido opuesto al título, el paso del tiempo. Al inicio de la historia vemos a Sasha con unos 30 años en la consulta del psicólogo al que cuenta su último episodio de cleptomanía que tuvo una noche que estuvo en una cita a ciegas con Alex; más tarde en el capítulo 9 conocemos la búsqueda que Ted Hollande hizo en Nápoles a donde ella huyó con sólo 17 años:
"Sasha había huido de una adolescencia cuyo catálogo de tragedias incluía el consumo de drogas, innumerables detenciones por hurto, una tendencia a rodearse de músicos de rock (según había explicado Beth con impotencia), cuatro psicólogos, terapia familiar, terapia de grupo y tres intentos de suicidio"

Y veinte años más tarde encontramos a una Sasha totalmente integrada: casada y con dos hijos; y a un Ted ya abuelo y divorciado de su mujer. Ambos verán juntos el atardecer en la casa de ella en el desierto de California y al ver al sol "atrapado en el interior del círculo de alambre" Sasha mirando a su tío y al sol le dice: "¿Lo ves? Es mío" (pág. 292). En definitiva ha conseguido dominar su vida tras unos tiempos algo confusos. Ignora la impronta que su persona dejó en los seres que tuvieron relación con ella como Bennie y Alex que en un momento dado de la novela la buscan, esfuerzo inútil pues lo que en verdad ellos pretenden es recuperar el pasado, y eso es simplemente imposible. 

Una novela que merece ser leída. Yo quiero leer algo más de esta autora que descubierto gracias a los amigos del ciberespacio (ja, ja...). En España de ella se ha publicado al menos otro título, "Manhattan Beach", Lo buscaré qué duda cabe.

23 comentarios:

  1. No conocía la receta de Italo Calvino para una buena novela, pero desde luego, esta tiene todos los ingredientes y los mezcla de maravilla.
    Me alegro de que entre Gerardo, tu tocayo Juan Carlos y yo te hayamos animado a leer esta novela. El análisis que le haces es profundo y muy pormenorizado.
    Es cierto que en algunos momentos cuesta ubicarse temporalmente en la trama, pero enseguida la autora hace un guiño y nos sitúa rápidamente. Me ha encantado ir averiguando en qué momento estábamos, qué iba antes y qué iba después. ha sido como una labor de investigación que le ha dado un aliciente añadido a la lectura.
    Yo también, como José Martínez Ros, lo recomendaré allí a donde vaya.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa:
      En efecto agradezco a los tres la recomendación y vuestras acertadas reseñas. Y sobre Italo Calvino (tengo que volver a leer algo suyo pronto) creo que los rasgos que señala como constitutivos de la literatura del siglo XXI no se refiere sólo a la buena literatura sino al espíritu que informará -según él- a la expresión literaria en general; vamos, que sin saberlo o sabiéndolo estaba señalando las mimbres del posmodernismo en literatura.
      Buen finde, amiga. Un beso

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  2. Hola Juan Carlos, me llevo apuntada esta novela y me has recordado que hace mucho que no leo a Calvino, a ver si pronto se me cuela algún libro suyo. Un abrazo

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    1. Hola, Esther:
      Yo también hace mucho que no leo a Italo Calvino; ahora que recuerde "El barón rampante" lo leí hace ya ni sé el tiempo y algo más o por ahí debe de andar "El caballero inexistente". Este último título es el que más recuerdo por haberlo leído en clase con los alumnos: eran otros tiempos, por entonces los chicos soportaban las aventuras de este caballero todo fachada, todo armadura, pero nada por dentro. Hoy día me habrían echado con cajas destempladas y sus papás se habrían quejado a la superioridad por hacerles perder el tiempo a los buenos de sus hijitos, ¡o tempora, o mores!
      Un beso, amiga

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  3. Admito mi ignorancia y reconozco que no conocía este libro y ni siquiera conocía a la autora. Pero le has puesto remedio y ya mismo estoy anotando el título en mi lista infinita de pendientes. Y me recuerdas también que todavía no he leído Libertad de Franzen y lo que es peor, no he leído nada de Italo Calvino. Nada, que me voy con una buena lista de deberes. A ver si me aplico... Y ya que estoy, pregunto, ¿alguna recomendación para empezar con Calvino?
    Besotes!!!

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    1. Me vas a hacerme sentir culpable, Margari (ja, ja...). Nada más lejos de mi intención que poner deberes a nadie (durante muchos años los estuve poniendo dando clase). Recomendaciones, sí; deberes, no [Ja, ja... me he sonado a mí mismo estilo: '¡¡No nos mires, únete!!'].
      De Ítalo Calvino he leído las dos que le cito a Esther en el comentario anterior. Cualquiera de ellas es recomendable; si tuviera que elegir un título elegiría el que más recuerdo, "El caballero inexistente", pero "El barón rampante" y un tercero que cierra como una especie de trilogía suya sobre los antepasados del hombre contemporáneo, "El vizconde demediado", podrían ser también adecuadas. Yo leeré más pronto que tarde esta última, claro, por no haberlo hecho hasta el momento.
      Un beso dominical

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  4. Vaya pedazo de reseña Juan Carlos.
    No he leído nada de la autora y deberé ponerle remedio como dice Margari. Las recomendaciones que leo en vuestros blogs me ayudan a descubrir nuevas lecturas y se agradece mucho. (Hace muy poquito he acabado mi última lectura de Mayte Esteban gracias a una recomendación de tu blog y la he disfrutado mucho), y espero también hacerlo con esta.
    Mientras te leía me he puesto a pensar en ese ¿cuándo nos empezamos a dar cuenta del paso del tiempo? Y las distintas velocidades que tiene en función de nuestras edades.
    Un beso enorme y feliz sábado

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    1. Hola, Conxita:
      No sabes cómo me gusta saber que una recomendación mía te haya hecho disfrutar. Imagino que es "La colina del almendro" de Mayte Esteban, ¿no? Es muy recomendable, desde luego. Esta de la norteamericana Jennifer Egan es más compleja desde luego, pero si la lees como digo en mi reseña, con continuidad, sin dejarla reposar, es decir sin abandonarla durante días para luego retomarla, estoy seguro que te agradará. Jennifer Egan se mueve de manera desordenada por el espacio y el tiempo con lo que a veces desorienta un pelín. Ya me diás, amiga.
      Un beso y feliz domingo

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    2. Esa es Juan Carlos, no conocía a la autora ni la novela y sí la he disfrutado.
      La lectura de Egan la dejaré para vacaciones que es cuando disfruto de más tiempo y no hago tantas paradas en mi lectura. Gracias por las recomendaciones amigo. Un beso

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  5. ¡Hola! Siempre me dejas con los ojos como platos después de leer tus reseñas (incluso aunque de primeras sepa que la novela no la voy a leer, por lo de siempre, falta de tiempo y selectividad, aunque nunca se sabe) y esta no se ha quedado corta. Me parece muy curiosa esa forma de narrar que nos cuentas (me ha recordado una serie que estoy disfrutando, Mrs América, en la que cada capítulo trata el tema centrándose y desde el punto de vista de una de las protagonistas que son unas cuantas, viendo también a los actores desde dentro de ellos y también desde fuera), igual eso influyó a la hora de ganar el Premio.
    Es cierto que nuestra pequeña familia bloguera nos influye mucho a la hora de decidir nuestras lecturas, nos aporta ideas y propuestas que a veces terminamos leyendo ya otras veces no. En este caso, os conozco a los cuatro, os sigo de cerca (a Rosa hace poco que la conocí) y me leo todas vuestras reseñas y las disfruto. No conocía el otro blog que nombras (Estandarte), ahora me paso a leer la reseña
    Pues lo dicho, me alegra mucho que la hayas disfrutado tanto, amigo
    Besos

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    1. Hola, Marian:
      ¡Ay, madre mía, lo que se sufre dando clase! Si lo sabré yo que estuve 37 años y medio en el tajo (ja, ja...), Selectividad es una losa por eso de acabar los temarios y que los chicos salgan lo más airosos posible, aunque este año parece que Celaa recomienda no suspender a nadie (bueno, en fin, por este sendero no quiero entrar).
      Ahora no recuerdo bien pero creo que fuiste tú (casi casi lo aseguraría) la que me recomendó la serie "Merlin" en Netflix que va de profes, ¿la conoces? Está bien la primera temporada; empecé a ver la segunda y, como dicen los chicos, me rallé mucho y la dejé de ver.
      Un beso

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    2. ¡Hola de nuevo! Lo de la selectividad me refería a ser selectiva en mis lecturas por el poco tiempo, jeje.
      Sí, fui yo la que te recomendó Merlí, a mi me fascinó la serie y el personaje, también el actor Francesc Orella (evidentemente tenía rasgos extremos, está claro que no era el ejemplo maravilloso de un buen profe, pero como serie de ficción me encantó, tenía sus cosas buenas). Que pena que al final la abandonaras. Me dejas con intriga ¿porque te rallaste? ¿te aburría?
      Un beso

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    3. Mi confusión con el término "Selectividad" no puedo menos que achacarlo a 'deformación profesional' personal (ja, ja... Sorry!). Sobre "Merlí" te diré que me río mucho con el profe de filosofía y desde luego envidio el grupo de alumnos que sigue con atención y aplicación sus exposiciones. Ayer, tras haber escrito la respuesta anterior, volví a ver un capítulo de la serie que te decía había abandonado y volvió a gustarme. Me vuelvo a enganchar pese a esos guiños a la política local que creo que hacen perder alcance a la serie. Por otra parte es complicado conseguir mantener el nivel episodio tras episodio sin cansar. Pero sin duda es de las series con las que mejor me lo he pasado. Reírse en estos tiempos con un producto inteligente, desde luego no tiene precio. Gracias por la recomendación.
      Muchos besos

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  6. El pasado es irrecuperable. Esa es una gran verdad que a veces nos cuesta mucho asumir.
    Me ha encantado tu reseña, Juan Carlos. Tengo este título bien apuntado (aunque tal vez ya se quede para el 2021). Me fijé en él por la reseña de Gerardo y la reseña de Rosa lo desempolvó de mi lista de pendientes. De todas formas, si no fuera así, tu reseña hubiera hecho que me fijara en él.
    El tiempo como tema me parece un filón y me atrae la estructura de esta novela. Más allá de la originalidad de escribir un capítulo como una presentación de Power Point y demás, me gusta esa estructura puzle de diferentes tiempos y narradores que juega a encajar relatos y formar con ellos una novela.
    Espero sumarme a los adeptos a Jennifer Egan cuando la lea.
    Besos

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    1. Conociéndote, Lorena, me juego lo que sea a que esta novela te gustará y te harás adepta a Jennifer Egan. Yo quiero también leer otra de ella que hay traducida en España, "Manhattan beach", más que nada por comprobar si sigue la misma tónica en forma y asuntos o no. En sin, siento curiosidad.
      Un beso

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  7. Juan Carlos, tus reseñas son de quitarse el sombrero. Me encanta que se enlacen unas cosas con otras... El libro me suena. No te diré que voy a salir corriendo a por él, pero sí que es verdad que tu opinión ha despertado mi curiosidad. Y has mencionado a Italo Calvino, con lo que me gusta. Su Marcovaldo lo he leído y releeído un montón de veces. Besos

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    1. Hola, Marisa:
      Italo Calvino es un genio de la literatura. Gracias a la reseña de Jesús Martínez Ros en la que relacionó la novela de Egan con los postulados que para la novela del siglo XXI estableció el escritor italiano he vuelto a recordar lo mucho que me gustaron hace ya años los dos o tres libros que de él leí por entonces. A ver si vuelvo a tomar alguno de los suyos entre mis manos.
      Un beso

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  8. Coincido contigo, Juan Carlos. Es genial el intercambio de lecturas y pareceres, cómo los libros van rodando y cada bloguero aporta su grano de arena. En tu caso mucho más, porque haces un análisis completísimo. En castellano también tiene "Ciudad esmeralda", un libro de relatos con muy buena pinta. Es curioso lo poco conocida que es por estos lares, siendo multipremiada en su país. Ganas me dan de una relectura.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Gerardo:
      No me extraña nada que te den ganas de volver a leer esta novela; yo acabo de hacerlo y también me lo he planteado pues cuanto más piensas en ella más cosas descubres y más te agrada.
      Mientras siga fluyendo la literatura e forma de recomendaciones de unos blogs a otros estaré contento en este medio, claro que sí. Ahora mismito me acabas de proponer otro título de esta autora, así da gusto. Muchas gracias
      Un fuerte abrazo

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  9. Jolín, después de escribir todo el comentario y darle al botón de enviar, me ha dado un error; espero que luego no te aparezca dos veces... Te decía que habrá que leer esta novela y además siguiendo tu recomendación de hacerlo a buen ritmo; y que no sé si dejar de venir a visitarte, porque me voy siempre con más deberes de los que ya tenía, jajajaja. Pero bueno, hoy al menos he aprendido algo nuevo, que lo de los seis rasgos de la literatura según Calvino no me lo sabía.

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    1. No, por favor, no dejes de venir, que lector@s con criterio como tú no abundan. Luego lees o no lees, tú decides. Es imposible hacerlo con todo lo bueno que hay por ahí.
      Un beso

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  10. Es extrañísimo cómo esta novela se le escapó a las grandes editoriales en su día, y todavía más cómo hemos llegado a leerla. Efectivamente, para eso están los blogs literarios, y es maravilloso estar rodeado de mis tres blogs favoritos de todos los tiempos en esta entrada.
    Desconocía que desbancó a "Libertad" de Franzen en el Pulitzer. Yo también la leí en su día y me pareció soberbia, pero es cierto lo que dices, Egan arriesgó con la estructura y con el tema y le salió una novela redonda. También estoy contigo en que hay que leerla sin mucho descanso. Yo la compré justo después de que Gerardo publicara su reseña y empecé a leerla con demasiados intervalos hasta que la dejé porque me perdía. Un año después la he leído del tirón, en dos o tres días y es cuando de verdad la he disfrutado. Me gustó tanto que poco después me hice con "Manhattan" y he terminado hace poco de leerla. Egan cambia de registro y hace una novela más tradicional, sin tanta dispersión cronológica y sin tanto personaje, pero también muy buena.
    Enhorabuena por la reseña. Es estupenda.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Juan Carlos:
      También yo me he hecho con "Manhattan Beach" hace nada. La estoy leyendo en la tablet tras haberla sacado de la e-biblio. Acabo de iniciarla y aún no puedo decir nada, sólo que se lee con agrado.
      Gerardo me dijo en un comentario que estaban publicados en España unos relatos de Egan ("Ciudad esmeralda") y buscando por las bibliotecas más obras de la autora he visto que hay una anterior a "El tiempo es un canalla" titulada "La torre del homenaje". Se ve que tras el exitazo de "El tiempo..." la editorial o editoriales se aplicaron a sacar otros títulos suyos.
      Muchas gracias por tus palabras y tu atención, JCarlos.
      Un abrazo

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