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29 oct 2020

"La romana" de Alberto Moravia

“Alguien pensará que es muy cómodo aceptar una suerte innoble, pero fructífera, en vez de rechazarla. Pero yo misma me he preguntado a menudo por qué la tristeza y la rabia conviven tantas veces en el ánimo de quienes quieren vivir según ciertos preceptos o adaptarse a determinados ideales, y por qué, en cambio, quienes aceptan la propia vida, que es sobre todo nulidad, oscuridad y pequeñez, viven tantas veces alegres y despreocupados.”

Alberto Moravia, Luigi Zampa, Realismo social

Impresionante novela es "La romana", ejemplo del realismo social -mejor, neorrealismo- italiano de la primera mitad del siglo XX. Su autor, Alberto Moravia, la publicó el año 1947, momento en Italia de ilusión ante el porvenir, pero también de inmensas dificultades a raíz de la Guerra ya acabada que había dejado grandes zonas devastadas y una población depauperada aunque vital y animosa. 

El recuerdo del fascismo reciente pervive en esta magnífica novela cuya acción el escritor sitúa años antes del inicio de la Guerra con el país totalmente en manos del régimen de Mussolini.

Alberto Moravia nació en Roma el año 1907 en el seno de una familia burguesa acaudalada. Su padre, judío no practicante, era arquitecto y pintor; su madre, católica practicante, se dedicaba a sus labores. El escritor y periodista se casó en 1941 con la también novelista Elsa Morante y el matrimonio fijó su residencia en Capri. La pareja se separó 21 años más tarde y Moravia se fue a vivir con la escritora Dacia Maraini. Por último se casó en 1986 con la española Carmen Llera. Falleció en Roma el 26 de septiembre de 1990.

Su Obra es copiosa y comenzó a publicarla a edad muy temprana, en 1929, con Los indiferentes, novela que le lanzó a la fama. Bajo el régimen fascista el periodista Moravia que militaba en el Partido Comunista sufrió censura frecuente de obras y publicaciones; de hecho el triunfo no le llegaría hasta finalizada la Guerra con novelas tan famosas como La romana (1947), La desobediencia (1948), El amor conyugal (1949) y El conformista (1951). Esta fama se vio incrementada con las versiones cinematográficas que desde 1954 se hicieron de muchos de sus  títulos comenzando preciosamente por el de la novela que he leído, "La romana", llevada a la pantalla por Luigi Zampa en admirable interpretación del personaje de Adriana por parte de la bella Gina Lollobrigida. Otros directores como Bertolucci, Dacia Maraini, Tinto Bras, etc., adaptarían otros títulos suyos al cinematógrafo.




Mi comentario sobre "La romana"
Una chica bondadosa con deseos muy normales se ve arrojada a la vida, a hacer la calle, por su origen social y por el impulso que quienes la rodean, en especial su madre y su amiga Gisella, alimentan en ella desde bien temprano. Todos le dicen que es tontería desperdiciar la belleza que Dios le ha dado. Comienza así a sus 17 años a ejercer de modelo en talleres de pintores. Se habitúa a su desnudez y empieza a ser consciente de su poderío: 
Fueron aquellas miradas, además de las oscuras alusiones de mi madre, las que despertaron mi coquetería y, al mismo tiempo, me dieron conciencia de mi belleza y del provecho que de ella podía sacar.
Gisella es compañera de profesión y la incita a tener relaciones con señores que le pagarán, lo que hará que ella y su madre vivan mejor. Adriana no quiere pero en una encerrona a la que la conducen en Viterbo Gisella y Ricardo, amigo de ésta, será seducida por Astarita, importante miembro de la policía política (la acción sucede en 1937, en plena época mussoliniana). Antes de esto Adriana, que así se llama el personaje principal de la novela, se ha enamorado perdidamente de Gino, un chofer del que su madre quiere alejarla por entender que con él nada prosperará. Con Gino hace el amor y se da cuenta de que disfruta de ello. Desde ese momento Adriana sentirá la tensión que le ocasionan por igual el placer del sexo (la naturaleza, en suma) y los propósitos de una vida ordenada (matrimonio, casa organizada e hijos; o sea, la moralidad imperante). Lejos de desquiciarla, estas dos tendencias  conviven en ella a las mil maravillas. Aunque practique el oficio más viejo del mundo para ella el placer, para de verdad acercarse al ideal, ha de ir acompañada del amor; y esto ella sólo lo sentirá por activa o por pasiva con cuatro personas: Gino, su primer amor; Astarita, quien hacia ella siente un amor total; Sanzogno, el delincuente que le hace sentir el sexo como nunca jamás le había ocurrido ni le sucederá; y Giacomo (Mino) hacia quien ella se siente especialmente atraída a pesar del continuo rechazo que él le manifiesta en un ejercicio hipócrita consustancial a la clase burguesa de la que procede.

Ella se da cuenta de que el dinero -obtenerlo, ganarlo, guardarlo, gastarlo...- es otro de sus placeres. Cuando por vez primera recibe dinero a cambio de sexo su sentimiento, como casi siempre todo en ella, es ambivalente: le produce placer recibirlo pero al tiempo sabe que la acción no es correcta. Para conseguirlo ella se dirige a la calle y se insinúa a hombres de los que tras hacer el amor recibe dinero que entrega a su madre, auténtica Celestina que asiente y consiente lo que su hija practica. Estos hombres son anónimos y para ella son simplemente instrumentos, objetos, para su oficio de prostituta. 

Los hombres que tienen importancia en su vida son los cuatro ya señalados: AstaritaGinoGiacomo y Sonzogno. Los dos últimos provienen de sus relaciones anteriores. El primero, Giacomo, es un chico que junto a Gisella conoce una noche. Él iba junto a Giancarlo y ellas deciden ligárselos: Giancarlo se enrolla con Gisella y Giacomo se muestra reticente a hacer el amor con Adriana quien se encela y quiere saber qué le sucede. Poco a poco ella irá enamorándose de este chico al que llamará Mino. Al otro, Sonzogno, autentico hacedor del desastroso rumbo que tomará la historia, lo conoce vía Gino. Es un delincuente con quien mantendrá relaciones sexuales muy gratificantes. Sonzogno es el tipo de hombre que atemoriza y atrae al tiempo. Dador de inmenso placer a la par que terror.

Franco Fabrizi, Daniel Gelin, Renato Tontini, Raymond Pellegrin
De izda a dcha los 4 hombres que rodean a Adriana:
Giacomo, Sonzogno, Gino y Astarita

En la galería de tipos humanos que aparecen en la narración hay dos grandes grupos: el de los burgueses Giacomo y Astarita, y el de los humildes Gino y Sonzogno. Adriana y las mujeres de su entorno forman parte del de los humildes. Ella por inducción y propio convencimiento quiere salir de la miseria en que nació y aspira a una vida acorde con los ideales del grupo primero. El salto es difícil, si no imposible; sólo el dinero puede crear un remedo de satisfacción, de ahí el placer que ella experimenta cuando sus servicios sexuales son retribuidos debidamente. Cualidad sobresaliente en Adriana es su bondad. Ella se percibe así aunque es crítica consigo misma (acababa de descubrir que no era yo tan buena como siempre había creído). Pese a su oficio es creyente practicante y busca auxilio a sus problemas en la religión. Ella se confiesa y pide a la Virgen ayuda y consuelo. Sobre todo Adriana es una mujer buena en un sentido natural y no impostado; pero también lo quiere ser en el de la moral social y religiosa imperantes. Lo que ocurre es que conciliar ambas moralidades es difícil cuando no imposible
Sentí un gran deseo de encontrarme en regla en todo sentido. En regla con la moral que no me permitía un oficio como el mío; en regla con la naturaleza que quería que a mi edad una mujer tuviera hijos; en regla con el gusto de vivir entre objetos hermosos, con vestidos nuevos y agradables, en casas luminosas, limpias y cómodas. Sólo que una cosa excluía a la otra y si deseaba estar en regla con la moral no podría estarlo con la naturaleza

Además de mostrarnos a la perfección la psicología de esta mujer sencilla y la de los personajes que la rodean, en el relato se tocan temas muy importantes. Quizás la hipocresía en que vive la sociedad pudiente sea uno de los principales. En dos personajes es muy visible ésta: en Astarita, funcionario público al servicio del fascismo, que por contra demanda elevadas y sinceras manifestaciones amorosas en su vida privada; y naturalmente en Giacomo (Mino) que vive en una completa desazón existencial al odiar su origen acaudalado familiar que intenta tapar con un activismo político y una valentía no del todo comprobable. Ambos se debaten en un sinvivir que les hará odiarse a sí mismos y a pensar incluso en soluciones finales. Concretamente Giacomo al estar frente a Astarita percibe la falsedad en que personalmente él se mueve: Me he dado cuenta de que era yo quien le pagaba, yo a quien él defendía, yo quien estaba tras él como amo, aunque estaba ante él como acusado.

La religión y su función ancilar también tiene un espacio importante en este relato. Para Adriana es una ayuda fantástica, sin embargo para Giacomo al no ser creyente no representa nada, no existe, y esto le quita un posible asidero, un refugio a su problemática vital
—Así, pues, yo debería aceptar lo hecho y no rebelarme, debería aceptar lo que he llegado a ser y no juzgarme… ¡Bah! Tal vez en la iglesia pueden ocurrir ciertas cosas, pero fuera de la iglesia…
—Pues ve a la iglesia —propuse agarrándome a esta nueva esperanza.
—No, no iré. No soy un creyente y en la iglesia me aburro…
Asunto de naturaleza social es el de las familias vergonzantes que en España tanto y tan bien mostró Galdós en sus novelas contemporáneas [ver reseña en este blog de una de ellas]. Alberto Moravia lo presenta en la persona de la Sra. Medolaghi e hija en cuya casa vive de realquilado Giacomo: Las Medolaghi no eran ricas, desde luego, pues de lo contrario, no alquilarían habitaciones. Sintiéndose pobres y no queriendo admitirlo, les parecía un peligro y un insulto mi presencia de pobre sin máscara.

Contrariamente a lo esperado el fascismo mussoliniano bajo el que en 1937 vivía Italia no aparece en primer plano y como elemento nuclear, sino como telón de fondo que todo lo envuelve, no se cuestiona, se da por supuesto, y al que sin referirse explícitamente siempre todo queda vinculado. Esto, en oposición a la versión fímica que de la novela se hizo en 1954 por Luigi Zampa en la que se muestra una escena inexistente en el relato de un noticiario cinematográfico donde se ve desfilar a las fuerzas mussolinianas, me parece un gran acierto por parte del escritor. En la novela Giacomo junto a sus amigos y correligionarios Tullio y Tommaso combaten al fascismo desde la clandestinidad.

La novela se inscribe dentro de la corriente literaria del realismo social practicado en el continente y especialmente en Italia durante esos años. En Italia, especialmente en el mundo del cine en el que Moravia participaría siempre activamente, se conoció como neorrealismo, quizás para diferenciarse del Realismo decimonónico. Es un realismo de corte existencial también muy usual en esos años cuarenta en toda Europa, donde conocerá las dos direcciones de existencialismo arraigado (existencialismo cristiano) y desarraigado (existencialismo ateo); en "La romana" predomina este último, pues Adriana, único ser al que vemos buscar apoyo religioso, no padece personalmente la angustia existencial de otros personajes aunque sí tenga en ocasiones reflexiones de este cariz (Salían después de sus casas como yo, e iban de un lado para otro representando sinceramente sus papeles que no tenían nada de sinceros. Y ese pensamiento me confirmaba en la convicción de que todos los hombres, sin excepción, son dignos de compasión, aunque no sea más que porque viven.)

Formalmente es una novela de corte tradicional contada en primera persona por la protagonista. La narración en muchas ocasiones me ha hecho recordar nuestra novela picaresca clásica especialmente en alguna reflexión inicial que Adriana hace desde el momento en que está escribiendo el relato (cinco años después de lo que nos cuenta en ese instante) para justificar ante sí misma su trayectoria vital: 
A mí, nacida en la casa de los empleados del ferrocarril, aquella villa me hacía el mismo efecto, probablemente, que a los habitantes de la villa que yo envidiaba podrían hacerles las casas más ricas y grandes de los barrios acomodados de la ciudad. Así, cada uno pone su propio paraíso en el infierno de los demás.
Es una narración de tipo lineal que se inicia con el personaje teniendo 17 años y acaba cuando cuenta 22. No hay ningún salto de tipo temporal. Está distribuida la historia en dos partes: una primera con 9 capítulos que acaba cuando su relación con Gino finaliza. La segunda parte, de 11 capítulos, está dedicada en esencia toda ella a su relación con el otro gran amor de su vida, Giacomo. Lógicamente en el transcurso de la trama elementos de la primera parte aparecen en esta segunda y ayudan a su desarrollo realizando así una novela, nunca mejor dicho, redonda.

La novela no presenta dificultad lectora alguna, lo que lejos de ser demérito es uno de los valores de la obra que queda así al alcance de cualquier lector. Moravia al realizar una novela nada elitista con las palabras usuales del mundo que les ha tocado en suerte a la protagonista y al resto de personajes logra así hacer realidad uno de los postulados del realismo socialista: poner al alcance del pueblo, sin perder por ello calidad, una de las grandes artes, la Literatura, considerada siempre propiedad de la burguesía ilustrada. 

En esta historia dramática de la joven ingenua corrompida por su madre y una amiga íntima que me ha hecho recordar a "Las amistades peligrosas" del francés Choderclos de Laclos, todo es entendible. Que así sea no quiere decir que Moravia renuncie a introducir en ciertos momentos bellas, duras, hermosas y muy gráficas imágenes (de todo lo ocurrido no me quedaban más que el olor dulzón del amor en los dedos y las huellas saladas y secas de las lágrimas en las mejillas.). A la par, el autor, conocedor como nadie de la tradición literaria, hace uso de académicas descripciones físicas y de carácter que ya son junto a las de clásicos de otros siglos ejemplos a seguir:
Encontré a Gisella en el bar con un hombre de mediana edad, un viajante de comercio, al que me presentó con el nombre de Giacinti. Sentado, parecía de estatura normal, en parte porque sus hombros eran muy anchos, pero, una vez de pie, me pareció un enano, y la misma anchura de sus hombros contribuía a hacerlo más bajo de lo que en realidad era. Su cabello era abundante y blanco, limpio como la plata, en corte de cepillo sobre la cabeza, quizá para parecer más alto. El rostro era rojo y lleno de salud, de rasgos regulares y nobles como los de una estatua: una bella frente serena, unos ojos grandes y negros, una nariz recta y una boca bien dibujada. Pero una expresión antipática de vanidad, de suficiencia y falsa benevolencia, hacía aquel rostro a primera vista atractivo y majestuoso, decididamente repulsivo
¿Cabe hacer un retrato mejor? Al leerlo lo emparejaba en mi cabeza con el del Dómine Cabra del  mismísimo Quevedo. Creo que como muestra para escolares de qué es y cómo se hace un retrato literario no hay  otra. ¿No lo veis así vosotros?

expresionismo italiano, pintura social italiana
Por último, no puedo dejar pasar, hablando de forma pero también de fondo, claro, decir algo del Cine. Alberto Moravia que en su faceta de periodista escribió artículos sobre el séptimo arte y más de una crítica de películas también formó parte de este mundo fundamentalmente como guionista. En varias de las adaptaciones de sus novelas intervino trabajando en el guion de las mismas bien en solitario o junto a otros. En la de "La romana", película de 1954 que he visto nada más finalizar la lectura del relato y que en mi opinión queda muy por debajo de la novela, fue compañero de los guionistas Giorgio Bassani, Ennio Flaiano y del propio Luigi Zampa. Trabajó codo con codo con directores tan esenciales en el siglo pasado como Pier Paolo Passolini, Jean Luc Godard, Zampa o el propio Vittorio de Sica. Y dado, si no en todas, el sesgo erótico presente en sus novelas -"La romana" entre ellas, claro está- tuvo también peticiones de adaptaciones por parte de directores de cine erótico como Tinto Bras con quien trabajó en el guion de la versión cinematográfica de su novela "El hombre que mira". Y es que efectivamente en el éxito popular de Alberto Moravia no hay que minusvalorar el erotismo, muy presente en la novela leída dada la dedicación profesional de Adriana quien en varias ocasiones ve la realidad cual si de una secuencia fílmica se tratase:
Mi fantasía me proponía una y otra vez la escena de los disparos y acariciaba voluptuosa sus detalles y, sin duda, en el contraste entre los agentes y Sonzogno, me ponía con todo el ánimo de parte de Sonzogno. Me estremecía de júbilo viendo al agente herido en tierra, exhalaba un suspiro de alivio al ver que Sonzogno huía, lo seguía con ansiedad escaleras abajo, no me sentía tranquila hasta que lo veía desaparecer en la oscura lejanía de la amplia calle. Por último, me cansé de esa especie de cinematografía y decidí apagar la luz.
Cerraría esta reseña y este apartado del Cine y Moravia señalando el inmenso canto de amor a Roma que "La romana" es. Un canto que pese a todo a mí me parece ilusionado ante el porvenir que desde luego nunca podría ser peor del presente que en esos momentos se estaba viviendo. La ciudad de Roma aparece sobre todo en la vitalidad de sus habitantes de distintos tipos, ideologías, clases sociales, niveles culturales, oficios... que juntos y pese a todo se ayudan y colaboran en gran medida en ese tirar para adelante que es la vida en suma.

Una novela que es un verdadero clásico y que recomiendo a cualquiera que no la haya leído aún. Como clásico que es la incluyo dentro de la IVª edición del reto 'Nos gustan los clásicos' en el que durante este 2020 estoy participando. También es la lectura elegida durante este mes de octubre por la Tertulia Literaria "más que palabras..." en la que participo; estoy seguro de que propiciará una sesión de lo más entretenida cuando la realicemos. 

26 oct 2020

"Borat, la secuela". Sacha Baron Cohen

La película, una locura desde el título 'Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan', con erratas intencionadas y abreviada como 'Borat subsequent moviefilm', o simplemente como ‘Borat 2’, ha llegado para influir en las elecciones USA del 3 de noviembre.

Sacha Baron Cohen
Sabía del estrafalario personaje de Borat interpretado por el humorista británico Sacha Baron Cohen por la sorpresa que causó en 2006 la  película "Borat: lecciones culturales de Estados Unidos para beneficio de la gloriosa nación de Kazajistán", falso documental de Sacha Baron Cohen dirigido por Larry Charles. No la llegué a ver pero la imagen del personaje ataviado con un bañador de tirantes que apenas cubría sus partes íntimas se hizo viral y apareció por doquier. Por eso cuando el otro viernes supe que iba a estrenarse en la plataforma de Amazon Video la segunda parte de este film decidí verlo.

Al inicio de la película vemos a Borat en una cadena de presos en una cantera de Kazajistán donde está condenado a trabajos forzosos como consecuencia de su anterior aventura. Hay que tener presente que los resultados de esa aventura tal y como rezaba el título completo de la película "Borat: lecciones culturales de Estados Unidos para beneficio de la gloriosa nación de Kazajistán" no habían sido muy bien acogidos en la nación kazaja. Sin embargo ahora el presidente del país recupera a Borat para encomendarle la misión de entregar un regalo a alguien próximo al presidente Donald Trump a fin de lograr que el presidente kazajo pueda entrar a formar parte del club de hombres fuertes del mundo. Si como la vez anterior no lograse culminar a plena satisfacción la misión, a su regreso le espera la pena de muerte.

Borat sale de su pueblo entre gritos e imprecaciones por parte de sus vecinos. Su hija Tutar Sagdiyev (Maria Bakalova) desea acompañarle pero dado el machismo imperante en el país y la escasa consideración que de  las mujeres tienen todos sus habitantes, incluidas ellas mismas, el padre se niega en redondo. Sin embargo Tutar se las ingenia para embarcarse dentro de una caja en la que Borat transporta una eminencia kazaja: un chimpacé encargado de la cultura del país. Tutar sobrevive a la travesía gracias precisamente a la carne de este mono.

Todo en el film es una serie de despropósitos que por el modo como se presentan provocan que rápidamente como espectadores debamos de activar un chip mental que active en nuestro cerebro el modo surreal y por ende pasemos a estar dispuestos a aceptar cuantas exageraciones, provocaciones e incorreciones políticas, sociales, religiosas y morales nos proponga Jason Woliner, director de esta segunda entrega. Los momentos hiperbólicos son frecuentes. Su finalidad no es otra que provocar a los sectores más conservadores de la sociedad norteamericana (especialmente los Republicanos), intentando mostrar su estupidez política ahora mismo que están en pleno final de campaña para las elecciones en las que el actual presidente Donald Trump se la juega. 

Larry Charles, Sacha Baron Cohen
Todos los tópicos de la sociedad americana se tocan en esta secuela de la anterior y exitosa película; en especial los defendidos por los conservadores: segregación, defensa de las armas, defensa de los privilegios de las élites económicas, antifeminismo... son los más tratados. Y junto a todos estos se cuela en este falso documental, como un polizón que ha irrumpido sin previo aviso en la campaña, el asunto de la pandemia del coronavirus. Sacha Baron Cohen como ya hiciera en 2018 con las legislativas estadounidenses ha decidido influir en estas elecciones y por eso el estreno de la película se ha hecho coincidir con el momento final de la Campaña electoral. El empeño de todos los que participan en esta producción es poner su granito de arena para lograr que en USA no vuelva a triunfar un presidente que dirige la democracia hacia lo iliberal.

El propósito me parece loable e incluso el planteamiento elegido, acertado: una especie de falso documental en el que intervienen personajes de ficción como los dos principales y otros como Tom Hanks y muchas otras personas reales que participan en ella haciendo de sí mismos a sabiendas como si de un auténtico documental se tratase. Junto a estos individuos auténticos hay dos que participaron en ella creyendo que verdaderamente se trataba de un verdadero documental, ignorantes de que las imágenes se utilizarían en una película: el vicepresidente actual republicano Mike Pence y el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani que es sin duda alguna quien sale peor parado en esta comedia histriónica.

La finalidad perseguida por todo el equipo encabezado por el actor Sacha Baron Cohen en el papel de  Borat es mostrar a través de este producto híbrido de realidad y ficción la brutal hipocresía practicada por los Republicanos americanos en muchos aspectos. Para ello Borat y su hija se introducen en una fiesta de puesta de largo de jóvenes chicas a las que sus padres al llegar a la pubertad presentan en sociedad en una especie de puesta de largo. Aprovechando este formato ciertamente antiguo padre e hija participarán en la fiesta y bailarán como ven hacer a todos; pero ellos para la ocasión, al 'haberle visitado la luna' a Tutar, realizarán ante tan selecto y mojigato auditorio una danza kazaja de petición de la lluvia y la fertilidad que por sus gestos, acciones y el estado menstrual en que la chica se encuentra escandalizará a todos los asistentes. De igual manera, en otro momento, padre e hija jugarán al equívoco ante un médico ginecólogo que pensará que entre ellos ha habido incesto y renunciará a ayudarles creyendo que le están solicitando la realización de un aborto. Esta segunda situación es ciertamente cómica; no me lo pareció tanto la primera por abusar mucho en mi opinión de lo escatológico, tan sólo por el deseo de escandalizar.

Como se ve el asunto de la mujer en todos sus aspectos (opresión, liberación, empoderamiento...) es central en esta película. Otro momentos muy divertido y subidito de tono es el que protagoniza Tutar en una reunión de mujeres conservadoras. Ante tal auditorio, la joven, que acaba de descubrir  y experimentar en sus propias carnes qué es la masturbación femenina, pronuncia un discurso apasionado describiendo el acto y el éxtasis de placer alcanzado con él. Ver las caras de las muy respetables señoras que, atónitas, la escuchan no tiene precio.

Maria Bakalova, Amazon Video, Borat 2
El sexo, la condición femenina y la liberación de la mujer son temas esenciales en este relato fílmico. Pero siéndolos, sin lugar a dudas el momento cumbre de esta película de 82 minutos de duración se da cuando la hija de Borat, ya liberada de los engaños paternos y reconvertida ahora en hermosa joven becaria periodista se presenta ante un tenido popularmente por libidinoso Rudy Giuliani para entrevistarle. Tras manifestarle ella su nerviosismo por su falta de práctica, el ex-alcalde la anima y la ayuda en la entrevista. Finalizada la misma y apagadas las cámaras Tutar le dice a Giuliani si puede pasar al dormitorio y él ayudarla a quitarse el micrófono. Pasan al dormitorio y allí una cámara oculta graba a Tutar pidiendo al edil Giuliani que se siente en la cama para a continuación ver cómo ella le afloja la camisa y el cinturón del pantalón. Giuliani se tumba de espaldas y en un gesto que está dando mucho que hablar se introduce la mano dentro del pantalón para... ¿qué? 

La verdad es que como espectadores nos quedamos sin saber efectivamente la intención última del ex mandatario neoyorquino pues Borat vestido con ropa interior de mujer irrumpe a gritos en el dormitorio interrumpiendo la escena íntima que parecía iba a iniciarse diciéndole a Giuliani que "eso" se lo puede hacer él en vez de su hija Tutar. Y así finaliza este momento álgido del film. Tal falta de resolución en uno u otro sentido (Giuliani ha dicho que con esa mano que mete dentro de su pantalón sólo buscaba recolocarse la camisa) ha sido muy criticada por muchos dado que diríase que Sacha Baron Cohen perdona a los republicanos al no apuntillar debidamente al morlaco Giuliani que parecía más que entregado. 

Diré que personalmente a mí el producto visto no me ha gustado mucho. Me ha parecido de un humor cuestionable, de una estética que claramente opta por el feísmo y de unos asuntos escatológicos presentados de manera esperpéntica e hiperbólica. Tanto nivel de exageración en mi opinión hace ingresar al film decididamente en el terreno de la inverosimilitud. Al tratarse de un documental, por muy falso que el mismo sea, saber si estamos del lado de la realidad o del de la irrealidad me parece más que necesario; en todo caso, por muy del lado de lo irreal que se encuentre, la verosimilitud es condición indispensable y esto, desde luego, creo que Sacha Baron Cohen por muy cómica que sea su interpretación no lo consigue.



23 oct 2020

MARGARET ATWOOD: El asesino ciego

“Yo y la chica de la fotografía hemos dejado de ser la misma persona. Yo soy su resultado, el resultado de la vida a la que me lancé precipitadamente en una ocasión; como si ella, si es posible afirmar que existió, sólo estuviese compuesta de lo que yo recuerdo. Poseo una perspectiva mejor: la mayor parte del tiempo soy capaz de verla claramente. Ella, en cambio, aun cuando fuera capaz de mirar no me vería en absoluto.”

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Como creo haber dejado constancia en este blog, Margaret Atwood es una escritora que me agrada. Dos novelas suyas he reseñado aquí:  su exitosa "El cuento de la criada" y la muy reciente "Penélope y las doce criadas". [pinchando en cada uno de los títulos puedes leerlas si lo deseas]. 
He vuelto a leer "El asesino ciego" tras haberlo hecho por vez primera hace diez años más o menos y he vuelto a constatar la enorme calidad de esta escritora.

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Margaret Atwood
La canadiense Margaret Atwood repasa el siglo XX a través de la memoria de la narradora, Iris Chase. Se centra en la historia de la familia Chase que de una posición privilegiada dentro de la Comunidad pasará –a su pesar- a justificar la riqueza advenediza personificada en la figura del marido de Iris, Richard Griffen Prior

Hay en esta  historia dos niveles: Uno externo que relata los antecedentes de la creación de la fábrica de botones “Chase” por el abuelo de Iris, Benjamin, casado con la abuela Adelia, y la evolución de la misma y de la familia. Se diría que éste es un nivel ‘objetivo’. El otro nivel se podría calificar de ‘ficticio’, dado que se trata de una historia incrustada en la anterior -¿o será al revés?-. Precisamente esta historia lleva el mismo título de la novela, El asesino ciego, y es un relato de ciencia ficción y aventuras ambientado en la mítica ciudad de Sakiel-Norn. 
Dentro de este segundo nivel en su interior hay otros dos: uno que conecta con el que he denominado ‘objetivo’, y el propiamente ficticio: la historia de los extraños sucesos del planeta Zicrón que “Él” cuenta a “Ella”. Estamos pues, aquí, ante un relato en estilo indirecto propio: “ella” le pide a “él” que le cuente esa historia y “él” le hace caso incluyendo, corrigiendo, eliminado, comentando... detalles de esta historia de extraterrestres. Este relato ‘ficticio’ aparecerá firmado dentro del nivel ‘objetivo’ por Laura Chase, hermana de Iris,  de la que nada más iniciarse la novela conocemos su muerte en accidente automovilístico sufrido en el mes de mayo de 1945. Este accidente se nos relata en otro nivel narrativo, usando la técnica de inclusión de noticias periodísticas dentro del relato en línea con lo que innovara John dos Passos en Manhattan Transfer. Este recurso objetivista lo utiliza la autora de manera recurrente en la novela. Además de dar variedad al texto cumple la importante misión de ‘anclar’ el relato en un aquí y un ahora concretos, al tiempo que añade una pátina de autenticidad a la narración.

Estos tres niveles narrativos se presentan en contrapunto. Y aunque se mantiene una cierta linealidad temporal (total en el relato de El asesino ciego y truncada en los otros dos) se viene a configurar una ‘historia circular’ que abre y cierra con los mismos episodios: la muerte en 1945 de Laura Chase y dos años más tarde la de Richard Griffen.

El destinatario del relato de Iris es siempre una segunda persona, Sabrina, hija de Aimée y, por tanto, nieta de Iris Chase.

El que he denominado al principio nivel ‘objetivo’ también presenta dos subniveles: el inmediato y correspondiente al momento de la narración –1999- y el de la evocación hacia el pasado en forma de relato narrado con incursiones frecuentes en él del momento de la narración. Este recurso le permite a la narradora introducir juicios de valor u opiniones en la historia que se nos cuenta.

Estructura externa: Obra voluminosa de 627 páginas distribuidas en XV capítulos. El último, un epílogo, queda fuera del relato propiamente dicho. Cada capítulo se compone de secciones que se corresponden con los distintos niveles narrativos mencionados. Cada sección tiene secuencias que van y vienen pasando de uno a otro lado: del ‘objetivo’ (actual, real...) al ‘ficticio’ (puramente ficticio, pasado evocado...).
 
Argumento  [¡¡ATENCIÓN: Contiene spoiler!!] 
[He ocultado frases para no desvelar partes importantes.
Si quisieras leerlas no tienes más que pasar el ratón sobre esas 
frases como haces cuando quieres seleccionar texto] 

Benjamín y su esposa Adelia –los abuelos- levantaron una fábrica de botones. La 1ª guerra mundial será el momento en que la empresa prosperará con éxito. El matrimonio tiene tres hijos que no parecen interesarse mucho por la actividad fabril. Reclutados para la guerra, de ella sólo volverá uno, el padre de la narradora, quien, a su pesar, habrá de ponerse al frente de la actividad para lograr que siga funcionando. El carácter de Norval Chase, que así se llama, es favorable al bienestar de sus trabajadores. 

Las hijas de Norval, Laura e Iris, crecen en un ambiente de lujo y comodidades, siendo educadas en los estrictos principios del puritanismo reinante con preceptores ad hoc. Laura, desde el principio, manifiesta una independencia e ideas un tanto perturbadoras. Verdaderamente quien les dará a ambas más enseñanzas es Reenie, el ama de llaves sabia y amorosa que las querrá como a hijas, especialmente tras la pérdida de la madre.

Fort Ticonderoga, Ontario, Canadá, Margaret Atwood
Norval
, el padre, deseoso de contribuir al embellecimiento de un ficticio Port Tinconderoga, en el lago Ontario, en Toronto, donde viven, decidirá pagar una escultura a “El soldado desconocido”. Así entra en escena Calista Fittzsimmons, artista que se introducirá en la casa –'Avilion'- y se convertirá en amante de Norval. Con ella llegan a 'Avilion' multitud de artistas vanguardistas de corte ácrata. Este es el modo como Alex Thomas entra en escena. Estamos en los años 30, años de revueltas que siguieron al crack del 29.

Las fábricas Chase empiezan a pasar por dificultades y sufren varias huelgas; en una de ellas arde la fábrica. ¿Quién ha sido? Todo apunta a Alex Thomas que ha estado junto a otros artistas, LauraIris y Richard, en un pic-nic. Laura, que tiene 14 años, admira a Álex y lo esconde en el desván de su casa. Iris será cómplice de este ocultamiento hasta que logran que salga de casa y huya.

Tras el incendio, Norval logra un acuerdo con Richard Griffen Prior. El precio: la boda con Iris Chase. Ella se sacrificará por su padre, por los empleados y por su hermana Laura. Su sacrificio se asemeja al que realizara su abuela Adelia Montford que hubo de casarse con su esposo Benjamin por acuerdo de los padres respectivos y así salvar a las empresas Montford. Laura no aceptará a los Griffen (Richard y su hermana Winifred), nuevos ricos advenedizos.


Así llegamos a los años de la 2ª guerra mundial. Griffen que ha hecho negocios con los alemanes, al entrar EEUU en la contienda, deberá cambiar de posicionamiento. Cualquier escándalo puede dar al traste con su incipiente carrera política. Por esto Laura será encerrada en una institución (en realidad –eso lo sabremos más tarde- una clínica de abortos) por “creerse” embarazada como su hermana Iris. En verdad, cuando lo sepamos, se nos aclarará que estaba embarazada de Richard que había abusado de ella sin su consentimiento. Por el contrario, y paradójicamente, su mujer Iris lo está pero no de él sino de Álex Thomas al que está viendo clandestinamente. Este, podría decirse, que es el nivel ‘real’ del relato El asesino ciego.

Cuando finaliza la guerra, Álex ha muerto en combate (fue a la de España y luego a luchar en Europa). Al conocer la noticia, Laura se hunde y se suicida. Iris al descubrir el relato escrito por Laura y enterarse de la verdad de lo sucedido a su hermana decide publicar la novela El asesino ciego con lo que acabará con la carrera de Richard. Estamos en 1947.

En 1999 Iris escribirá una memoria –la novela de su vida- para su nieta Sabrina. Es una obra totalizadora en la que se incluye a sí misma. En realidad esa novela totalizadora es la que estamos leyendo que apareció publicada precisamente en 1999 en Canadá, ganando el Premio Booker y el Premio Hammett en el 2000. Fue un auténtico bombazo convirtiéndose en un best seller de calidad.

Lo mejor
La estructura de tres historias en contrapunto con dos niveles narrativos cada uno en la que el perspectivismo funciona a las mil maravillas.
Lo peor
Da excesiva información en ciertas ocasiones de algunos aspectos y escasísima de otros. La anagnórisis final elimina posibilidades interpretativas al lector.

Para concluir
La sensación lectora que recuerdo tuve cuando la leí la primera vez hará diez años fue muy agradable. Mientras lo hacía me parecía estar en diálogo directo con las buenas narradoras del siglo XIX en las que la Atwood sin lugar a dudas ha bebido, asimilado y superado sus recursos, asuntos y técnicas.
El ritmo y la estructura me han parecido siempre muy cinematográficas. Cuando la leí en 2010 pensé que pronto habría versión cinematográfica; Al releerla ahora constato que no ha sido así y pienso que quizás el éxito de "El cuento de la criada" ha hecho olvidar otras obras magníficas de la canadiense como ésta.
Margaret Atwood, El asesino ciego

Novela muy equilibrada que cuando parece escorarse en exceso hacia alguno de los géneros narrativos que contiene en su interior (novela rosa, novela fantástica, etc.) la autora sabe evitarlo y rápidamente salvar la situación conduciendo el relato hacia la línea de flotación adecuada.

Datos del libro
MARGARET A T W O O D: El asesino ciego. Trad. De Dolors Udina,. Afluente, edcs B. Premio Booker 2000, Barcelona 2001, 627 páginas

15 oct 2020

"Manhattan Beach", novela de Jennifer Egan:

Rose no había acertado con lo de que el mundo volvería a ser un lugar pequeño; por lo menos no volvería a ser el mundo pequeño que había sido antes de la guerra. Demasiadas cosas habían cambiado. Y entre aquellos cambios y deslizamientos Anna se había colado por una grieta y se había escapado.

Tras el clamoroso éxito obtenido por la autora con "El tiempo es un canalla", -novela que comenté aquí no hará ni quince días [leer reseña]-, enfrentarse de nuevo con el público con otra y que ésta no desmerezca en absoluto de la anterior, es empresa no fácil de la que con frecuencia se sale malparado por no cubrir las expectativas con que los lectores acuden. Para mi sorpresa y satisfacción Jennifer Egan supera con nota la prueba y aunque no mejora a la que obtuvo el Pullitzer en 2011 mantiene un nivel más que aceptable con esta historia que para mi sorpresa abandona el espacio puramente urbano para llevarnos al mar, a su orilla playera y portuaria, y también al tremendo océano embravecido que tantas y tantas novelas de aventuras ha albergado en su seno.

Jennifer Egan, Manhattan Beach, Nueva York, IIª Guerra Mundial, Gangsters
"Manhattan beach"
se publica en 2017. Supone en cierto modo una vuelta al modo tradicional de narrar. Aquí no hay saltos temporales tan arriesgados como los que practica en su novela anterior ni tampoco estamos ante una obra de personaje coral. No, aquí aunque con ciertos flash backs muy bien medidos (hay que decir que Jennifer Egan maneja a la perfección los recursos cinematográficos), predomina la linealidad temporal,  un narrador externo objetivo en 3ª persona, y una acción centrada en las vicisitudes de tres personajes: Eddie Kerrington, su hija Anne y el mafioso Dexter Styles. En torno a estos tres que dan inicio a la novela orbita el resto de seres, cada uno con su personalidad e individualidad propias.

Eddie es un irlandés casado con Agnes, antes bailarina en Follies, con quien tiene dos hijas: Anne y Lydia. Anne está muy unida a su padre quien la lleva a cualquier cita que tenga, incluso a realizar los 'encargos' para el Sindicato con los que entre dificultades económicas se gana la vida. Estamos en el Nueva York de 1937. Un día Eddie lleva a su  hija Anne a visitar a Dexter Styles, propietario de no pocos clubes, casinos y salas de fiesta. El encuentro de Anne que entonces tiene 12 años con el gánster Dexter será muy  importante para ella y lo recordará siempre. Cuando cinco o seis años más tarde, ya con USA en plena Guerra Mundial, vuelvan a encontrarse, Anne relacionará rápidamente en su cabeza la desaparición cinco años atrás de su padre con ese hombre que pertenece al clan mafioso de los 'spaghettis'.

La Segunda Guerra Mundial en que los Estados Unidos está inmerso es el marco histórico en el que sucede esta historia. Concretamente Anne desea colaborar al esfuerzo bélico y anhela entrar en el grupo de buceo que el ejército tiene, entrena y prepara en los muelles. Su condición de mujer hará que su entrada en esta agrupación le sea muy difícil. La conseguirá pese a la oposición y burlas que el Tte. Álex, encargado de la misma, practique en su contra. Afortunadamente otros seres también desplazados socialmente como el negro Marle y el miope Bascombe serán su apoyo en ese mundo laboral machista en el que se integra. Su realización personal la logra a través de su trabajo de buceadora aunque su condición de mujer le ocasionará por razones simplemente naturales no pocas dificultades y quebraderos de cabeza. En los quebraderos de cabeza tendrá una importante participación el mafioso Styles al que se siente peligrosamente atraída. 

Este personaje, Dexter, que abandonó su apellido italiano para mejor entremezclarse con los angloamericanos y así pasar más desapercibido tiene en su entorno un mundo doble: el familiar que le lleva a relacionarse con personas influyentes de la sociedad americana a través de su suegro Arthur Berringer. Arthur, dado su origen aristocrático y sus contactos con políticos del país, es importante para que los negocios de Dexter y de su jefe el señor Q vayan bien. Harriet es la esposa de Styles. Sus hermanos: Bitsy, Regina, y Arthur son seres con vida propia cada uno que coinciden con Dexter en las conmemoraciones familiares. Quizás estas vidas propias y las coincidencias, diríase, azarosas, entre personajes sean uno de los parecidos mayores con "El tiempo es un canalla".

Quedaría por último Eddie cuyas andanzas previas a su inexplicada desaparición, parece que voluntaria, las iremos conociendo a lo largo del relato. El mar en su caso, así como en el de Anne e incluso en el de su propia hija Lydia, hermosísima chica postrada en una silla de ruedas por una parálisis cerebral incurable de nacimiento fruto de una negligencia médica, tiene un papel más que relevante. Anne estará empeñada durante todo el relato en saber el motivo de la desaparición paterna así como hallar el lugar donde sus restos se encuentran dadas las sospechas que tiene de lo que le debió de ocurrir. Su profesión de buceadora le va a resultar muy útil en esta indagación.

Estos tres núcleos narrativos avanzan a la par y en contrapunto. Cada uno de ellos se expande en un sinnúmero de personajes secundarios que enriquecen la novela y le dan más y más verosimilitud al relato. Sin duda alguna es Anna quien se yergue sobre todos ellos. Su vida es el centro de la narración: sus amistades (la descocada Nell; la amable Rose; León, que fue su primer amor; su madre Agnes, su tía paterna, Brionne, que la ayudará siempre que lo precise), sus ilusiones, sus decisiones, sus reencuentros, sus despedidas... Y con ella el mar.

Desde siempre para mí, y pienso que para tantos y tantos lectores, en literatura el mar ha sido sinónimo de aventura, de acción, de libertad. También me ha parecido así en "Mahattan Beach". La novela se abre con un lema tomado de "Moby Dick" de Herman Melville ("Sí, como todos saben, la meditación y el agua están emparejadas para siempre"). Esta novela es el clásico estadounidense que cuenta la historia alegórica y épica de esa ballena blanca cuya libertad y su temible poder simbolizará junto al capitán Ahab variados aspectos de los propios Estados Unidos. Y en USA estamos, concretamente en Manhattan, ciudad que se homenajea constantemente en el relato. De manera semejante a Woody Allen en la mayoría de sus filmes, también Jennifer Egan muestra su amor a esta ciudad. Muchas zonas neoyorquinas y de sus alrededores son citados, pero especialmente es el mar, la costa, el océano, los astilleros navales, el Arsenal, los soldados de Marina, la Marina mercante, la guerra submarina... los protagonistas de estas descripciones y localizaciones. Esta mirada marinera que realiza la novelista proporciona una vista inédita de la metrópolis: 
se acercaron a los Narrows, la entrada de la bahía Lower, controlados por Fort Hamilton al este y por Fort Wadsworth en Staten Island al oeste. [...] Pasados los Narrows, la gabarra viró al este y pronto la silueta vaga del Parachute Drop se materializó a mano izquierda, junto con otros esqueletos del parque de atracciones: la Wonder Wheel y el Cyclone.”
Desde un punto de vista estrictamente literario, fantásticos me han parecido aquellos momentos en que la narración recala en aspectos puramente marineros como los naufragios producto de la guerra que también en los mares se mantenía: 
El mar en la literatura, Guerra Mundial, Navíos
A través del chaparrón Eddie vio la popa del Elizabeth Seaman sumergida hasta la mitad del palo de mesana, las olas rompiendo por encima de la toldilla. En la parte de sotavento había una balsa de pontón que se había soltado automáticamente de su estante deslizante y ahora flotaba sobre la cubierta.
A quienes hayan leído "El tiempo es un canalla" esta incursión marinera de la escritora seguramente que sorprenderá. No es fácil -es mi honesta opinión- salir airoso de estas lides cuando con tremenda  equivocación se viene a entender que el mar es lugar para aventura propias de adolescentes. Enorme error, semejante a aquel que demoniza ciertos títulos tildándolos de juveniles, de femeninos, o de cualesquiera otra cosa. No, no hay tales tipos de obras, en literatura lo que hay es simplemente buenas o malas obras, sean estas apreciadas por estos o aquellos lectores. La novelista organiza todo su relato en torno al mar. Incluso los ocho apartados en que estructura la novela se titulan con términos relacionados con este medio: 'La orilla', 'El mundo de las sombras', 'Mira el mar', 'La oscuridad', 'El viaje', 'La inmersión', 'El mar, el mar', 'La niebla'.

Lo que Egan demuestra en "Manhattan beach" es que su mundo narrativo no concluyó con o está acotado al de la contemporaneidad más absoluta, ni que siempre va a ser el Tiempo objeto de su reflexión, o que constantemente va a estar indagando en la experimentación literaria. No, la Literatura es una carretera amplia de muchos carriles y no siempre se ha de circular por uno por muy elogiado que sea éste. Un escritor de raza no lo es sólo por atenerse a unos postulados por más que fuera el mismísimo Italo Calvino quien los propusiese. Para nada. Un autor de nivel -autora en este caso-  lo es aquel que siempre sabe manejar el instrumento, la paleta de colores, con soltura y adaptabilidad; aquel que no quiere hace siempre la misma novela, que no quiere repetirla cual papagayo, por muchos elogios que aquella recibiera en su momento. Jennifer Egan, en mi opinión, demuestra  con esta novela tradicional en la forma pero profunda en la indagación de la personalidad de los personajes y en la presentación y evolución de caracteres que es una novelista de raza y de enorme altura.

Frases destacables de la novela
  • [Anna desde que se ha despedido de su madre en Pensilvania Station] había notado, por primera vez el poder de succión de la oscuridad y sus peligro. Desde entonces había estado eludiendo aquel peligro. ‘Otra clase de chica’. ¿Cómo podías saber qué clase de chica eras si no tenías a nadie a tu alrededor? A lo mejor ‘esa clase de chicas' eran simplemente chicas que no tenían a nadie que les dijera que no eran esa clase de chicas"
  • Las tareas que requiere fuerza física o soportar condiciones extremas les están estrictamente vedadas. En el resto de los empleos las chicas son lo que denominamos ‘asistentas': ayudan a un hombre que es su superior. Y tienen prohibido subir a los barcos.”  [le dice el Tte Alex a Anna]
  • El pisito, abarrotado, era sofocante. Todas las superficies rezuman feminidad, incluido el revestimiento de madera barato de las paredes. Perfume, pelo de mujer, uñas, el periodo: todo concentrado en una nube íntima y densa que lo envolvió haciendo que la cabeza le diera vueltas
  • El mar, tan extraño, tan violento y hermoso: aquello era lo que Anna quería que Lydia viera
  • Compró una maleta grande de cartón tipo ‘por favor que no llueva' (como solía llamarlas su padre), la llenó de ropa, artículos de tocador y libros de Ellery Queen, se terminó lo que quedaba en la botella de leche y envolvió la mantequilla con un trapo de cocina.



10 oct 2020

"Telefónica", novela de Ilsa Barea-Kulcsar

"Había que ganar tiempo, tiempo para las demás columnas internacionales. ¿Los españoles? Bueno, para transformar unas milicias en un ejército se necesitaba mucho tiempo, la desconfianza frente a los oficiales de carrera, comprensible en vista de la conjura de los generales y oficiales, resultaba destructiva. Y los españoles eran francamente difíciles de organizar…" (MADRID, OTOÑO DE 1936)

La novela a la que pertenece la cita anterior la descubrí casualmente paseando por la última Feria del Libro presencial celebrada en Madrid en junio de 2019. Llamó mi atención su título y el hecho de haber sido escrita, según rezaba el marcapáginas que la publicitaba, por la que fuera esposa del escritor Arturo Barea. Fue por esto que decidí adquirirla.

La autora
Arturo Barea, Ilsa Barea-Kulcsar
De 
Ilsa Barea-Kulcsar nada sabía antes de ver su nombre sobreimpresionado en la portada de esta novela que adquirí como novedad en la última Feria del Libro de Madrid presencial, o sea, la de 2019. Sí, no hace tanto aunque así lo parezca; hablo de la época aquella anterior al Coronavirus en la que los humanos nos juntábamos en ferias y exposiciones donde no importaba la distancia social ni tampoco íbamos enmascarados: Sé que suena como algo muy lejano, pero no lo es tanto. Bueno, sea como fuere, el caso es que tras leer la novela sentí curiosidad por la persona y así llegué navegando por Internet hasta la presentación de la novela en septiembre de ese mismo año con motivo de cumplirse 117 años de su nacimiento.

Algunas notas tomadas de la presentación de "Telefónica" en el edificio Telefónica realizada el 18 de septiembre de 2019. 
Como digo no asistí a esta presentación que he visto en streaming en la web de "Espacio Fundación Telefónica". En dicha presentación participaron; Daniel Álvarez, editor de Hoja de Lata que publicó la novela; Elvira Lindo, novelista y entusiasta de la obra de Arturo Barea; William Chislet, comisario de la exposición sobre Arturo Barea organizada en 2018 por el Instituto Cervantes en Madrid, Badajoz, Manchester y Dublín; y Georg Pilcher, profesor de lengua y literatura alemanas en la Universidad de Alcalá de Henares y descubridor de la novela "Telefónica" de Ilsa Barea-Kulcsar.

Ilsa Barea-Kulcsar nació el 20 de septiembre de 1902, o sea, que hoy tendría 118 años. Nació en el seno de una familia con posibles: su padre fue profesor de instituto, pedagogo progresista y un socialdemócrata convencido; su madre procedía de la baja nobleza austriaca y como era habitual en la época se dedicó a la crianza y educación de sus tres hijos. Ilsa estudió en un instituto muy progresista que admitía alumnas y en 1920 comenzó a estudiar en la Universidad de Viena Ciencias Políticas y Derecho. Pronto militó en el Partido socialdemócrata aunque por discrepancias con la línea política en 1922 se dio de baja en el mismo afiliándose al Partido Comunista donde conocería al que sería su primer esposo, Leopold Kulcsar. Ambos trabajaron dos años para el Partido del que también se alejarían por no coincidir con su línea práctica. En 1925 el matrimonio fue detenido  en Hungría acusado de espiar para la Unión Soviética. Tras cuatro meses de prisión en Budapest salieron libres gracias a los buenos abogados contratados por el padre de ella. De vuelta en Viena abandonan el PC por haberse sentido abandonados durante su confinamiento e Ilsa volvió a ingresar en el Partido Social Demócrata.

Tras la llegada al poder en Austria de un partido ultracatólico conservador que cerró el Parlamento, Ilsa y Leopold trabajan en contra de este. Tras la breve Guerra civil austriaca (12-16 febrero de 1932) será detenido Leopold y ella pasa a la clandestinidad. Ya libres ambos, viven en Viena y trabajan contra el Régimen hasta que a finales de 1934 son descubiertos y tienen que huir de Austria yendo primero a Praga (Checoeslovaquia). Durante sus años en Praga sufre el matrimonio una primera crisis consecuencia de la cual en 1936 Leopold, que ha conseguido trabajo en la embajada española, se quedará allí mientras que ella viaja a España como periodista. 

Ilsa era una mujer muy culta que hablaba cuatro lenguas (inglés, alemán, francés e italiano) y que aprendió rápido español, idioma que hablaba muy bien a pesar de que sólo estuvo en España quince meses. Murió bastante joven, a los 70 años, el 1 de enero de 1973.

La novela "Telefónica" la comenzó en París en marzo de 1938 al poco de salir de España y la acabó en su residencia de Hertfordshire, en Inglaterra, el 31 de marzo de 1939. Se publicó por entregas de marzo a junio de 1949 en el Arbeiten Zeitung austriaco, un periódico socialdemócrata.
Arturo Barea, al que conoció en el servicio de censura de prensa de la Telefónica durante la Guerra Civil, no habría sido el escritor que conocemos sin el impulso de Ilsa que tradujo sus obras al inglés comenzando por "La forja de un rebelde" en 1943. Esta trilogía novelística salió antes en inglés que en español, siendo la primera edición en nuestra lengua la aparecida en Argentina en 1951; en España no se publicó hasta 1977.


Mi comentario sobre "Telefónica"
Es la primera y única novela escrita por la autora austriaca. Parte de su propia experiencia vivida durante la guerra de España, si bien no es una novela del todo autobiográfica según advierte ella misma en el  epílogo autobiográfico que con el título Madrid, otoño de 1936 figura al final de la ficción propiamente dicha. Pese a esto es inevitable no ver a la propia 'Ilsa la de la Telefónica' tras esa Anita Adam de la quinta planta, la planta del edificio de Telefónica donde estaba situada la censura  de prensa extranjera y donde Anita trabajaba. Más difuminada está en el relato la figura de Arturo Barea que trabajó durante el conflicto como jefe de la censura en el mismo lugar. En la novela Anita se enamora del comandante militar del edificio, Agustín Sánchez, y no del censor jefe. Ya se sabe, la ficción aunque se inspire en la realidad no debe por ello reproducirla con exactitud. 

Edificio Telefónica en 1936
"Telefónica"
es la historia del Madrid asediado durante los primeros meses de la Guerra Civil, cuando se preveía por unos y otros que caería de inmediato. Hasta tal punto estaba instalada esta creencia entre los republicanos que el Gobierno de la Nación había decidido en noviembre de 1936 trasladar su sede a Valencia. Quedó Madrid guarnecida exclusivamente por las fuerzas del General Miaja y por milicias formadas con muy buena voluntad pero escasa preparación por españoles deseosos de luchar por su libertad contra el fascismo. Afortunadamente a principios de noviembre del 36 llegaron a España las Brigadas Internacionales que se habían creado en Europa y Estados Unidos como respuesta a la hipócrita política de los países europeos de no intervención cuando Italia y Alemania apoyaban sin embozo a las fuerzas de los golpistas. 

Estas brigadas participaron en la defensa de Madrid y contribuyeron a evitar su pronta caída. Con ellas viajaron a España no pocos periodistas dispuestos a contar para sus lectores las vicisitudes de estos soldados. Entre estos periodistas está la protagonista de la novela, Ana Adam, que por su conocimiento de idiomas, es destinada desde Valencia al servicio de censura de los textos que estos periodistas vayan a mandar a sus medios. Ser mujer y venir propuesta directamente por Valencia para un puesto importante en Telefónica levantó no pocas suspicacias entre los habitantes y defensores del edificio. La defensa del edificio corría a cargo de militares republicanos que comandaba Agustín Sánchez; pero además de los militares, por Telefónica, como por todo Madrid, pululaba toda una serie de personas de ideologías diversas -comunistas, anarquistas, socialistas, troskistas...- enfrentadas entre sí por su intransigencia ideológica contribuyendo sin quererlo al avance de los franquistas. 

En vez de estar todos a una en la defensa del edificio, el más alto de Madrid desde cuya planta trece el mando militar vigilaba el frente situado a poco más de kilómetro y medio en la Casa de Campo, el Parque del Oeste y la Ciudad Universitaria, y centro esencial de comunicaciones de toda España y de esta con el resto del mundo, en Telefónica los anarquistas sospechan de todos los demás, sobre todo de los comunistas y socialistas. Anita  es socialista, mujer e inteligente y esto no se perdona. Moreno, vigilante anarquista, y Lucrecia, también anarquista, junto a otros como el sanguinario chequista Valentín, creen que Ana es una quintacolumnista que debe ser eliminada. Así andan las cosas por el interior de Telefónica. Afortunadamente parece que se impone la razón cuando el equidistante de mente fría e ideas claras comandante Sánchez decide hablar y reconducir la situación que parece estar yéndose de las manos: Así no podemos seguir trabajando, camaradas. No podemos trabajar unos contra otros, no importa cuáles sean los motivos, políticos o sociales. Madrid es el frente. El mando militar tiene que tener el mando y el ejército tiene que ser un ejército, y nosotros, los de la Telefónica, una parte al servicio militar.

Este ambiente envenenado es el que se respira entre los defensores de Telefónica. En los muchos pisos de ella están los militares, el puesto de mando, el servicio de censura, el Consejo Obrero, la sección sindical de los empleados de Telefónica, la planta de los corresponsales de prensa, la planta donde las telefonistas mantienen abiertas las comunicaciones, la zona de máquinas que hay que mantener funcionando... y abajo en los sótanos es donde se refugia la población civil de los inmisericordes bombardeos de los junkers alemanes y donde viven los refugiados huidos de barrios madrileños ya caídos en poder de Franco o de ciudades y localidades próximas que han corrido igual suerte.

La nómina de personajes es amplísima y más que personajes individuales la novela muestra un personaje coral que es Telefónica, que es Madrid, que en definitiva es la España republicana. En este personaje colectivo, Telefónica, tenemos además de a la pareja principal formada por Agustín y Anita que vive su particular historia de amor y a los anarquistas intrigantes ya citados, a muchos otros de distintas ideologías como Manuel García, sindicalista de UGT ingeniero-mecánico encargado del mantenimiento de las máquinas; el viejo Pepe, portero ayudante del control de la puerta del edificio; telefonistas y ascensoristas como Rosita; Pepita, esposa de Agustín y sus hijos Lolita y Juanito; Paquita, amante de Agustín; Dª Concha Martínez, viuda, mujer popular de Carabanchel, refugiada en la Telefónica junto a su hermana Pilar y los hijos de ésta, encargada de organizar y abastecer a los refugiados así como de organizar su salida hacia Levante ante la inminente caída de Madrid; etc. Mención especial merecen los periodistas, otro personaje colectivo esencial en el relato pues no hay que olvidar que Anita Adam y la misma escritora pertenecen al gremio. Su número es grande: Adlington de la agencia NS, Stephen Johnson (periodista inglés muy de fiar para Anita), Bevan (corresponsal conservador americano), White (periodista del 'Times'), Simms, André (periodista francés)., Morton (corresponsal del derechista americano 'New York Telegraph'), Miranda, Warner (joven y nuevo periodista inglés)... 

Del grupo de los periodistas destaca sin duda alguna el francés André que desde el principio, incluso antes de haber leído el texto autobiográfico "Madrid, otoño de 1936" que sirve de epílogo a la novela, me recordó al francés André Malraux que vino a combatir dentro de las Brigadas internacionales. En ese epílogo Ilsa aclara que la noche anterior a su llegada a Madrid, esperando al avión que la trasladaría desde Valencia, la pasó hablando con André Malraux, quien tras la Segunda Guerra Mundial sería ministro de Cultura de Francia con el General De Gaulle y novelista importante [su novela "L'espoir" es todo un referente para conocer su visión sobre la Guerra de España].

Junto a la lucha y defensa del edificio se ve en el relato la muerte de personas anónimas víctimas de los obuses y bombas arrojadas sobre la Gran Vía y el propio edificio de la Telefónica, principal objetivo a batir por los franquistas. También es importante observar en la novela cómo muchos de los personajes van a evolucionar hacia posturas distintas a las que tenían en principio. Estos cambios se dan sobre todo en el grupo de los periodistas. Simms escribe para una publicación conservadora y aunque él pretende ser neutral la barbarie que contempla no le permitirá serlo:
Simms estaba escribiendo en su cabeza su versión de la muerte de Durruti. [...] ¿Merecía la pena escribir un artículo para una revista y sacarlo a escondidas? Toda la cuestión de los anarquistas, los fusilamientos de presos... pero ¿cómo podía explicarse si no se quería describir la historia y la psicología de los españoles? [...] ¿Cuántos ataques aéreos durante ese día, tres o cuatro? En los grandes almacenes una granada de mortero o una bomba aérea ligera habían hecho un agujero enorme. Pensó que en el frente las explosiones y la destrucción eran más naturales que en la ciudad y se sorprendió al pensar que algo así podía ser natural, No, aquí era donde se daba uno cuenta de hasta qué punto eso era contra natura.
Simms no había dormido esa noche, el frente lo había conmocionado más de lo que quería confesarse, y el olor a fuego en la calle, y todavía más el olor amargo, penetrante, así como el sabor que deja una explosión en el aire lo irritaban. [...] Cuando Simms llegó al chaflán que estaba casi frente a Telefónica, le llamaron la atención una mancha húmeda y un agujero blanquecino en el pavimento. Un obús; luego habían venido los limpiadores  con su manguera para lavar la sangre.
[...]
- ¿Qué le pasa ,Simms?
- ¿A mí? No mucho. Sólo que he dejado de ser neutral -dijo el corresponsal de guerra.
Y así les sucede a muchos otros. Me parece interesante destacar la evolución que sufre el anarquista Moreno quien se desengaña de la persecución ideológica que su grupo realiza y decide abandonar el cómodo puesto de comisario político para ir al frente y luchar de verdad contra el enemigo de verdad. Parecida es la actitud del mecánico ingeniero Manuel García que en un momento dado decide ser él mismo quien arriesgue la vida en una reparación telefónica. Y como ellos prácticamente todos los personajes en los pocos días del mes de diciembre en que transcurre la novela evolucionan, sufren cambios producto del propio conflicto en sí o de la peripecia íntima que viven. Porque en "Telefónica" dentro del marco terrible de la guerra se desarrollan otras historias más personales, más sentimentales, más íntimas, protagonizadas en primera fila por Agustín y Anita, con las figuras adláteres de Paquita, Pepita, Dª Concha, la niña Lolita y algún otro. Esta historia de amor es trasunto de la real que en el mismo edificio vivieron Arturo Barea e Ilsa Kulcsar.

Desde el punto de vista formal la narración es tradicional, con un narrador externo en tercera persona salvo en momentos de introspección que cambia a la primera y linealidad temporal. Utiliza la técnica de la Nueva Objetividad que tuvo surgió en el período de entreguerras en Alemania caracterizado por un constante cambios de perspectivas y combinación de distintas voces narrativas. Como ya he dicho se trata de una novela coral organizada en cuatro apartados que siguen en esencia la peripecia amorosa de la pareja protagonista, de manera que en la Primera parte conocemos a los personajes y sabemos de la lucha que mantienen Pepita y Paquita por los favores amatorios de Agustín; en la Segunda, Agustín interviene activamente para evitar problemas a Anita que está siendo hostigada por la facción anarquista de la casa; en la parte Tercera, la pareja Ana - Agustín se consolida, si bien la actividad amatoria debe posponerse en beneficio de la acción bélica; y en el último apartado los amantes, al despertar tras haber pasado la noche juntos, escuchan lo que pasa en la calle, en dirección al frente, por si vuelve a resonar el estruendo sordo de una explosión. Ya empiezan a temer el uno por el otro y por su nueva vida.

Estilísticamente la novelista hace uso de un hermoso lenguaje que he percibido en muchos momentos especialmente cuando la protagonista Ana reflexiona y la escritora nos lo presenta utilizando el monólogo interior:
Soy una estúpida. Hay que ver cómo tengo la formación literaria pegada en el cogote. Citas. Y, ¿por qué no? Hay otra cita parecida de Storm: 'Aguanta, al final de la vida sólo te tienes a ti mismo'. Es cierto, pero no quiero que sea cierto. Que sea cierto...qué raro es que ahora piense en frases gramaticalmente perfectas. Cuando uno se escucha a sí mismo, siempre se piensa en frases. O en signos de estenografía. Es cierto que ahora quiero aferrarme a algo que tenga una forma clara. Tengo miedo de estar sola. Por eso trabajo así. ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué tengo que estar aquí?  [...] p. 63)

Para finalizar
En "Telefónica", además de hablar de la heroica resistencia de Madrid, centrada en las acciones -buenas y malas- vividas dentro del edificio, y de la historia de amor mantenida entre Ana y Agustín, aparece una defensa inapelable de la dignidad de la mujer frente al machismo imperante en ese tiempo en España. El choque entre hombres y mujeres se percibe en varios momentos: por ejemplo cuando Manuel García conversando con Lucrecia a propósito de las vituallas y prendas que necesitan los niños y mujeres refugiados le dice a ésta que de cómo se debe tratar a los refugiados seguramente sabes más que yo, y de cualquier manera es tarea de mujeres; también cuando Agustín comenta a sus compañeros tras haber hablado con Anita que es raro poder debatir con una mujer, dice Agustín. Ese es el atractivo de las extranjeras, que se las puedes tratar como a compañeras pero siguen siendo mujeres. Como se ve son frases reveladoras del fortísimo machismo que en la época existía en nuestro país; un machismo que marchaba acorde con el inmenso atraso que se sufría aquí. 

La novela cuando fue publicada en 1949 por entregas salió con el título "In der Telefonica" ('En la Telefónica'); sin embargo en esta primera edición en España en forma de novela los editores de Hoja de Lata han preferido reducir el título a una sola palabra: "Telefónica", un término muy reconocible en nuestro país por ser la Compañía de teléfonos referente empresarial en España: desde la Guerra Civil y hasta poco antes de acabar el siglo pasado fue monopolio estatal y tras ser privatizada en 1999 es hoy una empresa privada de telecomunicaciones que compite en el mercado con otras empresas semejantes. 

Arturo Barea, Ilsa Barea-Kulcsar

El edificio de la Telefónica había acabado de construirse por la empresa estadounidense ITT propietaria de la Compañía en 1929 tras tres años de trabajos. Fue el segundo rascacielos de España en su momento, era alto, señero, sorprendente para todos. Si sorprendía por fuera, su disposición interna con sus cinco grandes ascensores y sus estrechas escaleras le conferían un aire de modernidad increíble. En la novela 
Ilsa Barea-Kulcsar, que se enamoró de su segundo y definitivo marido en él, parece conferirle un aura mágica, especial, como corresponde al entusiasmo por la vida pública y personal que conoció ella en su interior. La disposición de elementos y la distribución por plantas del personal en la novela es muy fiel al recuerdo que la escritora se llevó de su estancia en él. Así en el epílogo "Madrid, otoño de 1936" ella escribe:
"La Telefónica -y ahora no cito de memoria, sino según un texto que escribí al poco de abandonar España, todavía bajo la reciente impresión de lo vivido- tenía trece plantas y dos sótanos. En lo más profundo bajo la tierra estaban los refugiados de los suburbios y de los pueblos de los alrededores de Madrid. En la planta trece se ubicaba el puesto de observación de la artillería. En medio, apretujados en las habitaciones de doce plantas, la maquinaria de la red telefónica para toda España, y, al mismo tiempo, una muestra representativa del Madrid sitiado: otros refugiados; obreros; policías; milicianos; Primeros Auxilios; empleados; oficiales del Estado Mayor del puesto de observación, apartados por miedo a cualquier otro contacto; como cuerpos extraños, aislados, los funcionarios de los capitalistas americanos dueños de la Telefónica y del monopolio de teléfonos de España, en ese momento desposeídos de su poder por el control estatal; la oficina militar, control administrativo superior en que solo estaba el coronel o su representante; un comedor espacioso; catres de campaña en todo tipo de habitaciones para la gente del turno de noche; un ejército de telefonistas que en parte dormían en el edificio para no tener que ir de o al trabajo bajo una lluvia de obuses; en la cuarta planta los periodistas de prensa extranjera; en la quinta, la censura de prensa, una sección del Ministerio de Estado, y la censura teléfonos, un comité de los empleados de Telefónica. Y en medio" [...]

2 oct 2020

Jennifer Egan: "El tiempo es un canalla". Pullitzer 2011

- Susan, la mujer de Ted, le dice un día "Tenemos que procurar que sea siempre así"... y no porque estuviese achispada o hubiesen hecho el amor esa mañana sino porque "acababa de notar el paso del tiempo"
Bennie le recuerda a Scotty su anterior encuentro: "fue hace veintipico años. ¿Puedes creer que haya pasado tanto tiempo? Me trajiste un pescado."
• "Alex se había rendido ante Bennie Salazar sin casi oponer resistencia. ¿Por qué?" […] "¿se trataba de la extraña simetría de haber oído hablar por primera vez de Bennie Salazar de boca de una chica perdida con la que había salido una vez, al principio de todo, para terminar conociendo a Bennie una década y media más tarde, por la guardería de su hija?"

Conocí esta novela gracias a la reseña que en su blog, "Cuéntame una historia", publicó Rosa Berros hace exactamente un mes. Fue una reseña subyugante, que me atrapó inmediatamente, como casi todas las suyas. En el interior de la misma agradecía a Gerardo Vázquez del blog "Varado en la llanura" haberle dado a conocer a Jennifer Egan, y a Juan Carlos Montag del blog "El fuego de Montag" haberle recordado, hace tan sólo dos meses, con una reseña sobre "El tiempo es un canalla" que ya habían pasado dos años desde que leyó por primera vez en el blog de Gerardo la referencia a novela y autora. Es maravillosa la capacidad que tienen las redes sociales, en especial los blogs literarios, de transmitir informaciones útiles y placenteras como la de la novela que me propongo reseñar.

Jennifer Egan, "El tiempo es un canalla"


"El tiempo es un canalla"
apareció publicada en 2011 alzándose nada menos que con el Pullitzer aquel año. En la lucha por este galardón desbancó incluso a "Libertad" de Jonathan Franzen, una novela que leí hace tiempo con mucho agrado y que desde luego tras hacer lo propio con la de Jennifer Egan entiendo que no se alzase con el Premio. Y lo comprendo porque mientras que Franzen presenta una obra interesante pero dentro de parámetros constructivos que podríamos definir como tradicionales, Jennifer Egan realiza una novedosa obra distinta a muchas otras. Esto, unido a ser en cierto sentido una crónica de toda una generación, aquella que se inicia en los últimos años 60 o primeros 70 del siglo pasado para llegar hasta la década de los años 20 del siglo XXI en que nos encontramos, o sea, más de diez años después del momento de escritura y/o de lectura, explica por qué ganó no sólo el Pullitzer 2011 sino también el Premio del Círculo de Críticos en 2010. En la justificación de ambas concesiones se puso en valor, además del tema del tiempo como elemento destructivo, la novedosa construcción del relato.

Recomiendo a quien lea esta novela que haga la lectura a buen ritmo si es que quiere disfrutar de la misma. Es un libro que por su construcción a base de capítulos situados cada uno en un tiempo distinto -hacia adelante o hacia atrás- y narrado por un personaje diferente, parece en ciertos momentos más una colección de relatos cortos que una novela en el sentido acostumbrado. Pero no, sí es una novela, y lo reconocemos si la leemos del modo que recomiendo, sin pausarla mucho, porque aunque los personajes que aparecen en unos y otros capítulos son recurrentes, -y aquí el punto de vista, la perspectiva adoptada por cada narrador es muy importante-, mientras en unos son auténticos protagonistas en otros aparecen simplemente como secundarios llegando incluso  hasta a olvidarnos de alguno en el baile temporal que es esta novela.

La estructura que Egan da a la novela es la horma adecuada al Tema que se propone: la maldición que el Tiempo vierte sobre aquellas generaciones del rock, que deificaron la juventud como si ésta fuese a durar eternamente. Pero no, claro, esto no es posible, somos contingentes, temporales, nos arrugamos, envejecemos, perdemos la libido con el paso de los años, tenemos hijos e incluso nietos que en su sinceridad e inocencia nos echan/rán a la cara nuestra vejez o nuestro deterioro... "¿Cómo he pasado de ser una estrella de rock a ser un jodido gordo inútil?", dice Bosco, un artista sobre el que el tiempo ha hecho estragos.

El tiempo todo lo muda, incluso aquello que nos pueda parecer inamovible. En un capítulo Alison Blake, hija de 12 años de Sasha y de Drew, su marido, en un año de la década de los 20 del siglo actual escribe utilizando de soporte la aplicación Power Point, o sea, escribe una narración en diapositivas a base de cuadros sinópticos, esquemas, gráficos, diagramas... utilizados normalmente en otras actividades socio-laborales, al menos en nuestro hoy. Por más que su padre le pide que utilice el papel para hacerlo a la manera tradicional de la literatura Alison no lo hace. Y lo mismo le sucede a su hermano Lincoln quien analiza la música, campo profesional y pasión en la que viven y han vivido todos los personajes de la novela, de una manera singular: fijándose en las pausas, algo que a su padre también desconcierta. 

Siempre que los humanos reflexionamos sobre nuestra existencia finita, sobre los inevitables estragos que el tiempo produce sobre cualquier ser vivo y los constatamos en nosotros mismos, se entra en un bucle de sombrío pesimismo. ¿Diría, pues, que esta narración es decididamente oscura, desesperanzada? Sinceramente, yo diría que no. Y es que una cosa es ser realista, objetivo, y otra muy distinta ver sólo el lado penoso de la vida. Contra lo inevitable nada cabe hacer y menos lamentarse; sólo nos queda echar mano del latino 'carpe diem' y procurar disfrutar de lo que la existencia nos procura en cada una de las etapas por las que pasamos: la amistad entregada durante la primera juventud; las ilusiones de todo tipo (amores, triunfos profesionales...) durante ese período; los hijos, aunque sean testigos demoledores del discurrir de la Vida; los viajes (el de Ted Hollande por Nápoles en busca de su sobrina Sasha es fantástico; por contra el que Doll y Steph realizan a Sudamérica, aunque hermoso en sí mismo, es horrendo por la finalidad que persigue: mejorar la imagen de un General genocida); el disfrute del Arte -música, pintura, literatura- por servir para regocijarse en el  momento actual con el mundo:… "Ella [Sasha] no respondió. Estaba observando el sol. Ted lo miró también, contempló el derroche de colores polvorientos a través de la ventana. Turner, pensó,. O'Keefe, Paul Klee." (pág. 291); etc.

La revelación de la belleza de la vida, la necesidad de disfrutar de ella pese a lo inevitable que nos espera a todos, es importante para Sasha y para Bennie, quizás los dos personajes principales dentro del círculo que es el personaje colectivo que en torno a ellos se configura a base de amigos, clientes profesionales, relaciones familiares, compañeros de trabajo, compañeros de estudios, relaciones amorosas transitorias... Este personaje colectivo del que forman parte también ellos mismos es el auténtico protagonista del relato. Es un personaje informe que crece con las interconexiones que unos y otros establecen entre sí y con otros nuevos. Los cuadros sinópticos del capítulo en que Alison cuenta la historia de su familia a base de flechas, círculos y esquemas es representación formal de lo que la Vida actual es: una compleja red de relaciones que se mueve por el tiempo y el espacio de manera diríase desordenada, en un intento, quizás, de doblegar al monstruo, al canalla: el Tiempo. 

Esta presentación de Power Point es el registro más novedoso utilizado en la novela
Nuestra vida particular, la vida de cada uno está formada por nuestras acciones pero también por la de aquellos con los que nos relacionamos. Esto es lo que Jennifer Egan nos transmite con esa estructura formal que ha dado a su novela a base de capítulos que se dirían independientes por su distinto narrador en 1ª persona pero en los que los otros personajes aparecen en un papel secundario. Al hacerlo así, cambiando el foco, con una perspectiva diferente, vemos a los actores desde dentro de ellos mismos pero también desde fuera, o sea, tal y como los otros los ven. Incluso cuando emplea un narrador en 2ª la escritora parece querer subrayar esta idea: "Queda claro al instante que Kitty Jackson pertenece más al grupo de estrellas simpáticas (Matt Damon) que al de las estrellas difíciles (Ralph Fiennes). Las estrellas de la categoría simpática actúan como si fueran como tú (o sea, como yo) para caerte bien y así lograr que escribas cosas halagüeñas sobre ellas", cuenta Jules entrevistando a Kitty la actriz en horas bajas que usarán Steph. y Doll para rehabilitar en lo posible la imagen del general genocida. Esta focalización externa y/o ['y' en el caso de Jules dada su bipolaridad] interna en mi opinión es un rasgo fundamental de la novela.

Decía antes que no se puede luchar contra lo inevitable -el paso del tiempo- pero tampoco dejarse anímicamente vencer por él. En un momento del relato cuando un Scotty fracasado socialmente se presenta ante el exitoso productor discográfico Bennie Salazar mantienen un diálogo que dice:
"El tiempo es un canalla, ¿no? ¿Vas a dejar que un canalla te vacile?
Scotty sacudió la cabeza.
—El canalla ha ganado
".

Veremos que aunque la batalla definitiva esté perdida de antemano, sin embargo hay victorias parciales que nos reconcilian con la existencia como se ve en ese concierto condenado en principio al fracaso que el ajado y deprimido Scotty dará, o en esa producción musical que un fracasado Bennie promueve, o en los hijos que Sasha y Drew tengan tras una vida movidita por parte de ambos allá en su lejana juventud... Y siempre siempre el recuerdo imborrable de las ilusiones puras, auténticas, que durante la adolescencia-primera juventud todos tenemos y que en la novela se ven reflejadas en la pugna habida entre Scotty y Bennie por Alice; en el cariño de Sasha hacia Rob; en el no correspondido de Rob hacia Drew; en la ansiada y nunca producida relación de Bennie con Sasha; en la fugaz habida entre Alex y Sasha; etc. Y por medio de A a B, es decir, de entonces acá, la vida transcurrida, el ineluctable decurso temporal. 

Precisamente la novela se divide en dos grandes apartados titulados así, A y B. 'A' está formado por 6 capítulos (o relatos, como he dicho antes) y 'B' por 7, aunque el primero de éstos, o sea, el 7º es una especie de relato bisagra constituido a su vez por cinco secuencias narrativas. Significativamente este capítulo se denomina "De A a B" y contrariamente al resto está narrado en 3ª persona. Muestra el porqué de la disolución del matrimonio de Stephanie y Bennie y sirve para dar entrada a una serie de personajes de la órbita de Steph que tendrán importancia en los capítulos siguientes: los vecinos del matrimonio en la zona exclusiva de Crandale (Nueva York), en especial Kathy con la que Steph juega al tenis; Jules, el hermano bipolar de Steph, que acaba de salir de la prisión donde ha cumplido condena por intento de violación; Doll, la jefa de Steph, con la que emprenderá en capítulos siguientes el blanqueo de un general genocida; también Chris, el hijo de ambos; etc.

Novela posmodernista, literatura norteamericana
Es una novela muy bien ejecutada, que no descuida detalle alguno. Al presentar en desorden el decurso temporal se hace algo complicado ubicar debidamente en el tiempo los diferentes sucedidos. Lo que sí es cierto es que iniciándose aproximadamente en 1973 la novela finalizaría 50 años después, en 2023 , con un punto de no retorno, una bisagra temporal, que se insinúa en el capítulo 7 y que se viene a situar en los días o meses próximos al 11 de septiembre de 2001. 

He leído, como no podía ser menos, las  interesantísimas opiniones que sobre la novela escriben en sus blogs Rosa Berros, Gerardo Vázquez y Juan Carlos, Montag, los tres amigos que cito al principio de esta reseña. He seguido la recomendación que Gerardo hace al final de la suya de leer lo que sobre esta narración dice José Martínez Ros en el blog 'Estandarte' y he leído esa reseña de pe a pa. Me ha parecido soberbia y me ha servido para comprender y aprender que es lo que desde siempre busco en este mundo de los blogs literarios. Os aconsejo leerla [pinchad aquí para acceder a ella] en especial por esa adecuación que -dice- cumple "El tiempo es un canalla" respecto a los seis rasgos que la literatura del siglo XXI debería poseer según lo que el gran escritor italiano Italo Calvino dejó escrito en 1985 poco antes de morir. Son los siguientes: 

  • levedad (el inicio lo cumple sin duda alguna)
  • rapidez  ritmo visual y vertiginoso. Es fácil que pronto la veamos convertida en serie o film)
  • exactitud (el ritmo se atiene a ubicaciones temporales y espaciales precisas)
  • visibilidad (deja ver el hueco dejado por las Torres Gemelas, un concierto punk con sus bailes peculiares, un intento de violación, la asesoría de imagen a un dictador, un safari en África, etc.)
  • multiplicidad (colección de relatos comprimidos en uno solo, variabilidad de registros narrativos, perspectivismo, épocas y lugares distintos, etc.)
  • consistencia (lo más complicado, sin duda alguna: que todo lo anterior se vea como formando parte, verosímilmente, de un todo, que se lea con gusto y que en muchos momentos sea una novela divertida).
Como se ve Italo Calvino estaba señalando, consciente o inconscientemente ,los principios que conforman lo que ha venido en llamarse novela posmoderna que en mayor o menor grado informa gran parte de la literatura norteamericana de los últimos tiempos.

Para finalizar
Todos los personajes son importantes, todos tienen interés, pero en el grupo destacan dos: Sasha y Bennie; y de esta pareja el fundamental en mi opinión es Sasha que personifica aunque en sentido opuesto al título, el paso del tiempo. Al inicio de la historia vemos a Sasha con unos 30 años en la consulta del psicólogo al que cuenta su último episodio de cleptomanía que tuvo una noche que estuvo en una cita a ciegas con Alex; más tarde en el capítulo 9 conocemos la búsqueda que Ted Hollande hizo en Nápoles a donde ella huyó con sólo 17 años:
"Sasha había huido de una adolescencia cuyo catálogo de tragedias incluía el consumo de drogas, innumerables detenciones por hurto, una tendencia a rodearse de músicos de rock (según había explicado Beth con impotencia), cuatro psicólogos, terapia familiar, terapia de grupo y tres intentos de suicidio"

Y veinte años más tarde encontramos a una Sasha totalmente integrada: casada y con dos hijos; y a un Ted ya abuelo y divorciado de su mujer. Ambos verán juntos el atardecer en la casa de ella en el desierto de California y al ver al sol "atrapado en el interior del círculo de alambre" Sasha mirando a su tío y al sol le dice: "¿Lo ves? Es mío" (pág. 292). En definitiva ha conseguido dominar su vida tras unos tiempos algo confusos. Ignora la impronta que su persona dejó en los seres que tuvieron relación con ella como Bennie y Alex que en un momento dado de la novela la buscan, esfuerzo inútil pues lo que en verdad ellos pretenden es recuperar el pasado, y eso es simplemente imposible. 

Una novela que merece ser leída. Yo quiero leer algo más de esta autora que descubierto gracias a los amigos del ciberespacio (ja, ja...). En España de ella se ha publicado al menos otro título, "Manhattan Beach", Lo buscaré qué duda cabe.