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21 may 2020

"Lluvia fina" de Luis Landero

Esta cayendo una lluvia menuda helada. Aurora se recoge en su abrigo y camina sin prisas hacia la parada del autobús. La calle está desierta. Sólo algunas siluetas apresuradas que se desvanecen enseguida entre las sombras. Alrededor, los reflejos de las farolas en el suelo mojado, las ráfagas ocasionales de los coches, la luz de las ventanas: la vaga irradiación nocturna de la ciudad.

Aurora reflexiona en el aula de su colegio donde se ha quedado, finalizada la jornada escolar, para corregir unos ejercicios de sus alumnos. Ante los dibujos inocentes de los niños piensa sobre la condición de "muro de las lamentaciones oficial" que cumple dentro de su familia. Ella es una amable mujer casada con Gabriel. Ambos son padres de Alicia, una niña con problemas de comunicación e interrelación de la que apenas nadie, salvo ella misma, Aurora, se ocupa y menos se preocupa. Esto, ser la escuchante de todos y no poder contar sus cosas a nadie la está sobrepasando.

Novela española actual, Técnica de la Citación
Gabriel es el menor de los tres hijos que tuvo el matrimonio formado por Gabriel y Sonia. De ellos es el único varón; las otras dos son niñas: Sonia, la mayor, y Andrea, la segunda. El padre, Gabriel, un hombre optimista y fantasioso, amado por todos sus hijos, murió siendo todos bastante pequeños; en este personaje cabe ver un homenaje o un guiño al Gran Faroni, protagonista de la primera novela de Luis Landero, "Juegos de la edad tardía". Representa Gabriel padre la alegría de vivir, la luz, la inventiva manifestada aquí en un retrato de un militar antiguo con entorchados que él dijo a sus hijos era el Gran Pentapolín en torno al cual fabulaba historias con las que embelesaba a los tres hermanos. La madre es todo lo contrario del fallecido: es una mujer tiránica, triste, oscura, que desconfía de los buenos momentos y que durante toda su vida sólo se ha dedicado a su trabajo de practicante que combinó el enviudar con un negocio de mercería para sacar la familia adelante. Dado su autoritarismo será a ella a la que carguen sus hijos todas sus frustraciones.

Junto a los tres hermanos están las parejas con las que comparten toda o parte de su vida; todos ellos esconden rarezas y arrastran fracasos y desilusiones: Horacio, divorciado de la hija mayor, Sonia, con la que tiene dos niñas, Ana y Azucena, se casó con ella más por influencia de la madre que por deseo de ella; Andrea, la reina de los traumas, achaca toda su infelicidad a los demás: a su madre porque -decía- la abandonó cuando sólo tenía dos o tres años, a Sonia porque Horacio -repetía siempre- tenía que haberse casado con ella, a Gabriel porque es un egoísta infantil que jamás se preocupó de nadie; de Gabriel, que parece el más equilibrado, conoceremos por boca de Aurora sus extravagancias y dobleces... Esta familia, pues, es una auténtica fauna.

Me ha gustado mucho la manera como está escrita la novela. He leído por ahí que lo importante en literatura es lograr que el escrito fluya, que el lector se sienta confortable durante la lectura, que no encuentre dificultades insalvables. Esto, naturalmente, no equivale a escribir puerilidades o asuntos deliberadamente comprensibles para lectores de bajo nivel intelectual; paradójicamente los autores que así piensan suelen fabricar auténticos bodrios, ladrillos ilegibles e infumables que se caen de las manos por culpa de tanto recurso narrativo novedoso acumulado muchas veces sin venir a cuento y en un desorden tremendo.

No. Landero, en esta novela, se maneja con la llaneza de los maestros, aquellos que manejan el material que tienen entre manos con tal habilidad que saben construir venciendo las dificultades y logran mostrar un resultado aparentemente fácil y sencillo. ¡Ay, la dificultad de la claridad! Por eso esta novela me ha gustado, porque revela la presencia en su arquitectura de un auténtico maestro de las letras.

Es una novela construida prácticamente toda ella a través del sistema de la citación. Quiero decir que no hay un narrador único, -testigo, objetivo u omnisciente-, que cuente toda la historia, sino que es a través de ese muro que es Aurora que nos vamos enterando de la realidad, de manera incompleta y con perspectivas diversas según quién sea en cada momento su comunicador. A través del estilo directo escuchamos a los personajes contarle a Aurora. Es estilo directo porque lo narrado por cada uno de ellos es reproducción exacta de lo acaecido: A veces, con frecuencia, dado que todo ya ha sucedido, se mezcla lo que se está diciendo con una anterior citación de otro personaje que enjuicia, introduce su punto de vista, contradice..., pero todo siempre en el momento en que es contado a Aurora. Ella misma también referirá su experiencia con Gabriel, su marido. Y lo hace en primera persona abandonando el estilo de la citación o mezclando en estilo directo la conversación mantenida con él con otra u otras conversaciones mantenidas por otros personajes y que en el instante mismo de la rememoración le están siendo contadas a Aurora. En fin, es una compleja y muy trabajada novela cuya narratividad supone una verdadera vuelta de tuerca, una mîse en abyme ('abismación', se dice en castellano) que provoca una metaliteraturización del relato que estamos leyendo. Ya en la primera página de la historia aparece una reflexión de Aurora (en el fondo una especie de anticipación) sobre lo que nos disponemos a leer: un relato de relatos
"Ahora ya sabe con certeza que los relatos no son inocentes, no del todo inocentes. Quizá tampoco lo sean las conversaciones de diario, los descuidos y equívocos verbales o el hablar por hablar. Quizá ni siquiera lo que se habla en sueños sea del todo inocente. Hay algo en las palabras que, ya de por sí, entraña un riesgo, una amenaza, y no es verdad que el viento se las lleve tan fácilmente como dicen."
Pero, insisto, pese a la dificultad del procedimiento, Luis Landero consigue que la historia fluya, que estemos a gusto leyéndola. Esto, creo yo, está al alcance de pocos autores.

Todo sucede en el escaso tiempo que va del final de las clases de la tarde en la escuela donde trabaja
"Está empezando a atardecer, y hace ya rato que se fueron los niños."                                al momento en que  "una voz la devuelve de golpe a la realidad: «Doña Aurora, que son ya las ocho», dice el bedel desde la puerta apenas entreabierta. ¡Las ocho ya! ¡Qué tarde se ha hecho! Aurora recoge sus cosas, se pone el abrigo, y al accionar el móvil descubre con sorpresa que está apagado". 
O sea, en tiempo real,  unas cuatro horas aproximadamente durante las que ella ha estado recordando las confesiones que unos y otros le han hecho quejándose todos de todos. Esas quejas, esa multiplicidad de voces que durante veinte años, desde que llegó a esa familia, ha escuchado con paciencia infinita han ido calando en ella como esa lluvia fina que al salir del colegio encuentra en la calle y que la conduce hacia el inexorable futuro.

El autor nos va descubriendo la personalidad de cada personaje en el discurrir de las conversaciones que entre sí mantienen a propósito de una fiesta que a Gabriel se le ha ocurrido dar para celebrar el 80 cumpleaños de la madre, mujer cuyo difícil carácter ha hecho que la familia lleve muchos años sin reunirse. Es, piensa Gabriel, una buena disculpa para retomar el contacto. Comienzan entonces las llamadas telefónicas de Gabriel a Sonia, de Sonia a Andrea, de Gabriel a Andrea... y a su vez en un segundo nivel las de cada uno de ellos a la buena de Aurora comentándole los agravios intuidos o recibidos en los respectivos diálogos. Lo interesantísimo para mí es que Landero muestra la psicología de estos seres no a través de descripciones estáticas sino todo lo contrario: vemos y sabemos cómo es cada uno de ellos al verlos actuar en las retrospecciones que van relatándole a Aurora a fin de que ésta se haga mejor idea del porqué de las quejas de cada cual. Esto, insisto, no es fácil, y el escritor, pacense de nacimiento y origen familiar pero madrileño de adopción como tantos otros españoles que arribaron a la capital en los años sesenta, lo lleva a cabo con soltura, eficiencia y elegancia.

No cabe decir mucho más de esta historia que en el fondo muestra la cotidianeidad de un pequeño grupo familiar en el que hay de todo, pese a que vistos desde fuera y sin profundizar nada sería una familia normal más. Algo que es verdad porque con frecuencia la normalidad es esto que nos encontramos aquí: madres posesivas y distantes, padres amables e imaginativos, mujeres que se creen perseguidas por todos desde siempre, otras que deben reconducir su vida tras una primera equivocación provocada por interferencia materna, un hombre soñador e incapaz de ponerse en serio a nada, y una mujer que no soporta por más tiempo ser recipiente donde los demás arrojan sus neuras y se van tan oreados sin preocuparles el estado en que ella queda. ¿Es esto una familia normal y feliz? Decía Lev Tolstoi al inicio de su novela "Ana Karenina" que «Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera». ¿Sí? Bueno, no sé, dejando al ruso a un lado hay que leer esta novela para tomar postura y decidir si estamos ante un grupo familiar feliz o infeliz, e incluso si en cualquier caso se podría hablar de normalidad.

En torno a Luis Landero
"Lluvia fina",
De Luis Landero (Alburquerque, Badajoz, 1948) he leído unos cuantos libros aunque curiosamente ésta es la primera novela de ficción que reseño. Es un escritor que se dio a conocer como novelista en 1989 con "Juegos de la edad tardía" que fue toda una sorpresa en el panorama literario español de ese año. La novela recibió el Premio de la Crítica y el Nacional en 1990, y él mismo fue distinguido con el Premio Icaro para nuevos creadores por esta novela que le permitió dedicarse de manera más profesional a la literatura. No obstante compatibilizó hasta su jubilación la escritura con la docencia, primero en el Instituto Calderón de la Barca de Madrid, luego en la Escuela de Arte Dramático, también en la Universidad Complutense de Madrid como Profesor Ayudante e incluso ha sido profesor invitado en la Universidad de Yale.

Por profesión y ciudad de ejercicio comunes siempre le he seguido la pista y a mis alumnos constantemente les he animado a participar en el Certamen Literario de Narraciones Cortas Luis Landero, que se convoca a nivel internacional para todos los alumnos de secundaria de los países hispanoparlantes. 

Además del primero y del último de sus libros he tenido el gustazo de leer otros títulos suyos: "Caballeros de fortuna" (1994), "El mágico aprendiz" (1998), y su autobiografía, "El balcón en invierno" (2014), que ahora mismo recuerde. Esta novela memorialista sí que la tengo reseñada en este blog. Invito a quien desee saber más sobre las ideas y vivencias del autor a leer la novela y antes, si así lo desea, mi reseña en la que después de cinco años de haberla publicado al volver a ella creo que contiene informaciones interesantes. Os dejo el enlace aquí.

36 comentarios:

  1. Me gusta mucho Luis Landero, le conocí con El balcón de invierno, seguí con La vida negociable, y he leído esta última. Le escuché en una librería de mi ciudad presentando La vida negociable. Tengo pendiente leer esa novela que le dió a conocer, Juegos de la edad tardía. Un saludo!

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    1. Hola, Esther
      Yo cuando leí la que le dió a conocer me quedé un poco como sin saber si me gustaba o no me gustaba; seguramente por lo diferente que era respecto a la novela que por entonces se estilaba en España. Pero según fui leyendo otros títulos suyos me fue gustando más y más. Es difícil mantener el nivel y pienso que en "Lluvia fina" lo mantiene y se sitúa a gran altura.
      Abrazo

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  2. Hola.
    Tras leer tu comentario en mi blog tenía que venir aquí.
    Al contrario que la obra de la que hablas en tu otro blog, esta novela me apetece, y mucho. Como bien dices es difícil que una novela fluya, y todo lo que cuentas me parece muy interesante.
    Va directa a mi lista de pendientes.
    Muy feliz día.

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    1. La lista de pendientes es siempre inmensa, inacabable. De vez en cuando yo la reviso y me topo con títulos de hace una pila de años que afortunadamente anoté y que encuentran entonces su momento de lectura.
      Ya me dirás qué te parece cuando la leas.
      Saludos

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  3. Hola Juan Carlos, la verdad es que de Luis Landers solo leí hace muchos años, Juegos de la edad tardía y no se porque no leí nada más porque la disfrute mucho. Esta que ahora traes la tengo apuntadisima por varias recomendaciones, pero por unas cosas y otras no la he leído. Veremos si cuando vuelva a visitar las librerías o la biblioteca me hago con ella. Un abrazo.

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    1. El lunes próximo parece que vuelven a abrir las librerías. Por fin, ya era hora. A quienes nos gusta leer, las librerías son empresas imprescindibles, ¿verdad?
      Un beso

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  4. El balcón de invierno es fabuloso, la verdad es que no se porque no he repetido con el autor ya, está pasando demasiado tiempo.
    Hay tanto por leer.

    Besos 💋💋💋

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    1. Hola, Yolanda:
      Pues no has repetido porque es tantísimo lo que hay que es imposible abarcarlo todo. Pero desde luego tú no puesdes quejarte porque tu nivellector es alucinante.
      Besazos

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  5. ¿Y qué hago yo sin leer nada de este autor? Le tengo que poner remedio, me ha quedado clarísimo.
    Besotes!!!

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    1. Hola, Margari:
      Como le digo a Yolanda es de todo punto imposible abarcar todo. El panorama literario es inmenso. Poco a poco y con tranquilidad. Pero creo que este escritor te gustará.
      Un beso

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  6. Totalmente de acuerdo contigo. Yo la leí hace poco más de un año y me encantó. Es cierto eso de "la dificultad de la claridad". Lo he pensado muchas veces y cualquiera de los que escribimos un poco, aunque no sea más que opiniones sobre lo que leemos como es mi caso, sabemos lo difícil que resulta escribir con sencillez y de manera que las cosas se entiendan claramente. Cuando se lee parece todo muy simple, pero detrás de esos escritores sencillos, hay mucho trabajo de pulido, de esculpido hasta quitar lo que sobra y dejar exenta la escultura literaria que se quiere mostrar.
    Una gran novela con una estructura y una técnica sencillas, pero originales.
    Un beso.

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    1. Mi experiencia lectora -y también de escuchante- me lo corrobora día tras día. Recuerdo una frase de don Miguel de Unamuno que siempre repetía a mis alumnos y que considero que es una verdad como un templo: "Escribe claro, quien piensa claro porque [...]". ¡Qué gran verdad! Cuando leo o escucho esas frases tan alambicadas, enrevesadas, que parecen no tener fin y en las que te pierdes como si estuvieras en un laberinto me enfermo. Revelan para mí una mente embrollada, con pocos espacios diáfanos, con las ideas muy poco claras.
      Landero es un genio de la claridad y llegar a ese nivel es fruto de muchísimo esfuerzo.
      Besos

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  7. Buenos días Juan Carlos, interesante entrada. No leí "Fina lluvia" pero he leído con interés tu reseña. Me he acordado de Delibes: un drama sin dramatismo. Los personajes de Landero se me antojan cinematográficos (a veces digo tonterías jeje).
    "La cita de Tolstoi es magnífica: "Todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera". Siempre me ha parecido formidable en su genialidad.
    Un abrazo

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    1. En cierto modo es verdad esa analogía que señalas entre Delibes y Landero. Me parece muy oportuna y acertada. Y no, no dices tonterías con esa similitud que se te antoja entre los personajes de Landero y los cinematográficos. Creo que de todas sus novelas, quizás sea "Lluvia fina" la que mejor se adaptaría al Cine.
      De Tolstoi, qué te voy a decir: un genio, una mente clarividente. Su dicho sobre las familias ya es lugar común, prácticamente se ha convertido en refrán. Mucha gente la repite sin saber quién la dijo por primera vez. Que pase eso está ala alcance sólo de los genios, y Tolstoi lo es, sin duda alguna.
      Besos

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  8. Pienso que la verdadera maestría de un escritor está en conseguir narrar una historia compleja de manera sencilla. Fácil de leer, vamos. No he leído nada de Landero y creo que a través de tu reseña me voy a animar a ello.
    Gracias, Juan Carlos.
    Buen fin de semana!

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    1. Pues ya verás cómo te va a gustar este escritor, Miguel. Muchos equivocadamente entienden que decir algo de manera alambicada es prestigioso y revela inteligencia. ¡Qué error tan tremendo!
      Lo mismo te deseo a ti, un buen fin de semana.
      Un abrazo

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  9. Me gusta eso que dices sobre encontrarse a gusto leyendo una novela. Así que tomo nota, que ni me sonaba.

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    1. Encontrarse a gusto leyendo una novela es lo fundamental, ¿no te parece? A ver si coincides conmigo, Espe.
      Un beso

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  10. Será una lectura próxima. No lo frecuento. De hecho, tras la lectura de sus dos primeros libros no he vuelto sobre él. Pero unos días antes del confinamiento escuché una entrevista con él y me interesó. Así que, tras leer tus reflexiones, y tras el de Ana Merino, que empiezo esta tarde, igual le toca. Espera, tengo también un par de Juan Gómez Jurado. Dios, qué estrés.

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    1. Tienes tarea por delante. A Juan Gómez Jurado me tengo prometido leerle pero es el día de hoy y sigo con la promesa sin cumplir. Ya dirás qué te parecen estas lecturas (Landero y Ana Merino) que son cortitas.
      Un abrazo

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  11. Me pareció impecable en lo literario, como explicas muy bien y me gustó la forma en la que está concebida la novela. Landero es un maestro. Pero lo que es la historia y sus personajes, no logré conectar con ellos y en mi opinión hay pasajes que rozan lo descabellado. Al final acabé con un sabor agridulce, de esas lecturas que abordo con muchas ganas y se me van deshaciendo. He visto que mi opinión no coincide casi con la de nadie, además me cuento como lector de Landero. Todo muy raro.
    En fin, siempre quedará "Juegos de la edad tardía".
    Un abrazo.

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    1. Hola, Gerardo:
      Sobre los personajes y lo descabellado de alguno de los pasajes no eres el primero al que le oigo este 'pero'. No sé, yo no he caído en ello, pero ya te digo que ha habido más personas que coinciden con tu opinión.
      Un fuerte abrazo

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  12. Un minucioso examen de una novela espectacular, Juan Carlos. Comparto totalmente tu opinión. Este hombre escribe de maravilla y sus historias siempre tienen ese poso de la melancolía. Lo que más me impresionó de la obra es cómo va trenzando los diálogos. Son técnicas que me dejan muy asombrada. Tuve la oportunidad de acudir a la presentación del libro. En el canal de Youtube del blog tienes 3 vídeos breves en el que él va contando detalles de la novela. Si te apetece, pasa por allí y los ves. Adoro a Landero. Muy buena reseña, Juan Carlos. Feliz domingo.

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    1. Hola, Marisa:
      Sin duda ahora me daré una vueltecita por tu canal de You Tube y veré esos videos que citas. Yo creo que lo mejor de la novela es esa técnica que utiliza trenzando los diálogos unos con otros. En esta novela Landero me ha gustado más que en otras a pesar de que la historia no deja de ser algo anodina por excesivamente frecuente, ¿no te parece?
      Besos

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  13. No he leído nada de Landero y he leído tanto bueno sobre este libro que es uno de los próximos que leeré.
    Gracias por la reseña, Juan Carlos!

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    1. Pues espero que te agrade cuando lo hagas, Anabel
      Besos

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  14. Confieso que no he leído nada de este autor, como de tantos otros. No hay vida suficiente para hacerlo. En vista de la buena crítica y de los positivos comentarios que he leído, tendré que apuntarlo para iniciarme en su sencilla y clarividente forma de escribir lo complicado.
    Un fuerte abrazo Juan Carlos.

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    1. Hola, Javier:
      Tú que eres escritor creo que disfrutarás leyendo esta novela entre otras cosas por la técnica que utiliza en los diálogos. A mí es lo que más me ha agradado de la novela.
      Un muy fuerte abrazo

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  15. Esta vez no coincido con tus impresiones, me aburrí. Otros libros del autor me han gustado mucho más.
    Un abrazo

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    1. No todo puede gustar y casi debería decir que no todo debe gustar. Junto a esto también es verdad que en el acto lector influyen muchísimas cosas además de la calidad del libro que se tiene entre manos; entre otras está el momento anímico, el laboral, el fisiológico, el puramente contextual (no es lo mismo leer en un autobús que en una biblioteca), el climático... Ja, ja..., pues claro, dirás, ya lo sé. Con esto sólo me recuerdo a mí mismo la cantidad de circunstancias además de las puramente literarias que intervienen en el disfrute mayor o menor de un libro.
      [Bueno, corto, porque, como decía Valle Inclán en "Luces de Bohemia", creo que me estoy poniendo algo estupendo ("Max, no te pongas estupendo")]
      Besos

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  16. Me encanta Landero. Lo primero suyo que leí fue El balcón en invierno, que me pareció una maravilla. Luego leí Juegos de la edad tardía, que me pareció una genialidad. Esta última novela suya que reseñas me llama mucho la atención y es lo que más me apetece leer de todo lo que no he leído del autor.
    Familia feliz o infeliz. Bueno, en todas las familias se cuecen habas, ¿no? En todo caso ya lo descubriré cuando lea esta novela.
    Besos

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    1. Pues si te encanta Landero como dices es seguro que esta última novela suya te gustará. Sobre lo de las familias felices o infelices qué razón tienes: en todas se cuecen habas. Además, ¿qué es la felicidad? (je, je...)
      Un beso

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  17. Pues no me importaría leerlo, no soy especialmente fan de este hombre, pero por cómo hablas del libro creo que quizá me gustase =)

    Besotes

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    1. Hola, Shorby:
      Así lo creo también yo. Prueba a ver y ya me dices.
      Un beso

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  18. Hola Juan Carlos.
    Suelo visitar mucho este blog en busca de recomendaciones, o buscando una segunda opinión después de haber leído una novela, como ahora es el caso. La mayoría de críticas que he leído de esta novela en particular y de Landero en general, son maravillosas.
    A mi no me parece que lo sea tanto, sin embargo, creo que el autor tiene un mérito enorme dando fluidez a una historia que, a prioiri sería muy monótona. Conversaciones y más conversaciones de cuatro personajes que no actúan, solo hablan recordando hechos del pasado. No hay diálogos con acotaciones, apenas hay descripciones físicas... Sin embargo la narración fluye. No es pesada en absoluto. Landero va dejando pequeñas píldoras desde el principio que indican al lector que "aquí hay tomate", y te impulsan a seguir leyendo.
    Por el lado negativo, creo que las voces de varios personajes (con la excepción de la madre) son muy parecidas. Se expresan igual. Utilizan un lenguaje demasiado culto a mi parecer, con frases muy largas perfectamente construidas y un vocabulario muy rico, que no está al alcance de cualquiera, solo de grandes oradores.... o de un narrador omniscente, que casi no utiliza Landero.
    Es la primera y única novela que he leído de este autor, y me gustaría leer más, aunque con cierta prevención.
    Gracias por el blog

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    1. Hola, Félix:
      Agradezco mucho tus visitas al blog. Si alguna de mis reseñas te ha servido alguna vez para elegir una lectura determinada, la finalidad del mismo ya estaría demostrada de manera suficiente.
      Tus opiniones sobre esta novela de Landero me parecen interesantes. La verdad es que la "magia" de la literatura es que además de entretener las obras leídas producen interpretaciones diversas en los lectores coincidentes con la manera de ser y pensar de éstos.
      Landero es un escritor que o gusta mucho o gusta poco. Según se le leen sus novelas más va gustando. Su universo creativo es muy similar de unas a otras y se sustenta las más de las veces en su vida próxima, incluso íntima. A mí me gusta sobre todo la manera como dispone los materiales narrativos, la disposición de los "trastos" en expresión que a él le gustaría dados sus derroteros juveniles de maletilla taurino. Su biografía está en todos y cada uno de sus libros.
      Sobre otros títulos que te pudieran agradar pienso que "El balcón en invierno" pudiera ser de tu interés. Es quizás la más biográfica de todas y eso que, como ya te he dicho, todas los son en mayor o menor medida.
      Las gracias te las doy yo a ti por pasarte por aquí y por haber dejado este interesante comentario.
      Un saludo

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