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9 abr 2020

Mia Couto. "Cada hombre es una raza"

Escuché el nombre de Mia Couto hace unos años recomendado por una amiga. Al oírlo pensé, equivocadamente, que sería el de una autora portuguesa o brasileña, claro. Ana, compañera y amiga de tertulia, nos lo ha venido recomendando desde ya hace meses. Volvió a sonar en la última presencial que tuvimos a la hora de proponer lecturas para la que ya intuíamos inminente cuarentena. Así  he llegado hasta este libro, su 2ª colección de cuentos titulada "Cada hombre es una raza".

Muchas cosas se aprenden leyendo. Estas son algunas que este libro de Mia Couto me ha desvelado: La primera fue descubrir que, pese a que el nombre propio Mia apunta a sexo mujer, sin embargo en este caso es hipocorístico de António Emílio Leite Couto, o sea, un hombre. Mi segundo descubrimiento ha sido el de su nacionalidad: mozambiqueña y no portuguesa ni brasileña; mozambiqueño nacido en 1955 en Beira, la segunda ciudad en importancia del país. Al ver su imagen en internet descubro asimismo que es de raza blanca y al informarme lo entiendo: hijo de emigrantes portugueses instalados en Mozambique en los años 50. Mis otros descubrimientos han sido de orden literario según avanzaba en la lectura de los 11 cuentos que componen este libro.

"Cada hombre es una raza"

Sinopsis (proporcionada por la propia editorial)
Mario Morales (traductor), Cada Homem é uma Raça (1990)

«Mi raza soy yo mismo. La persona es una humanidad individual. Cada hombre es una raza, señor policía.»


Cuentos de encuentros y desencuentros entre la cultura africana y el racionalismo occidental, entre las tradiciones mágicas y el modernismo escéptico, entre la fantasía y la leyenda.


Estos relatos nos hablan de la ternura de la pasión, de los prejuicios racistas, de las fronteras entre la aldea y el resto del mundo, del contraste entre los colonizadores y los colonizados, o de la venganza última de una esposa engañada.


Mia Couto transforma en literatura viva el habla popular y la historia cotidiana de los habitantes de Mozambique en esta colección de historias que despliegan todo el colorido y la magia del continente africano.


Comentario
Colección de 11 cuentos. Mis sensaciones sobre los mismos son bastante desiguales de unos a otros. Los hay que están bastante próximos a la realidad (independencia del país, especialmente) y resultan muy entendibles; los hay que se elevan a zonas espirituosas y/o legendarias en las que -sí, lo confieso- me pierdo estrepitosamente al no dominar sus referentes y mi satisfacción se precipita por el sendero de la insatisfacción; y por último los hay que combinan a la perfección elementos de los dos tipos anteriores y me resultan mágicos, poéticamente literarios, y de gratísima lectura.

En general detecto en ellos unas constantes: los hombres destacan por su vagancia, las mujeres por el misterio y la magia que en sí mismas encierran. Cuando los hombres dejan de lado esta vagancia se decantan por la violencia que roza a veces la barbarie y que en ocasiones, víctimas del alcohol, vierten sobre sus propias mujeres; por su parte las mujeres se presentan como más amables, menos violentas, enamoradizas, deseosas de realizarse como tales, fieles a sus hombres a pesar del maltrato que algunas reciben de ellos. Diríase que es un mundo tradicional el que se muestra, como si no hubiese posibilidad de cambio; sin embargo en varios de los cuentos se atisba el mismo, se vislumbra progreso hacia una mejor relación entre ambos sexos.

Hay muchas referencias al tiempo. El tiempo como un continuum es el propio de las leyendas; luego aparece también el tiempo del mundo antiguo -el país anterior a la independencia- y en el mismo sentido el tiempo futuro en aquellos cuentos en los que la esperanza radica en ese nuevo país que se intuye, que vendrá tras liberarse del colonialismo padecido durante siglos. Estos últimos cuentos están mucho más pegados a la realidad ("Los mástiles de Más Allá", por ejemplo), aunque incluso en ellos los elementos mágicos se hibridan con los reales creando una mezcla que capta al lector ("El apocalipsis privado del tío Gueguê").

En el terreno de la fantasía, de lo legendario es donde cabe situar la mayoría de los relatos, siendo para mí esto uno de los grandes méritos de la literatura de Mia Couto. Las leyendas, el elemento mágico reposa casi siempre en historias de amor, de rapto amoroso, de relación hombre-mujer. Estas historias las transmite el autor con un lenguaje hermoso, bello, muy poético, que al hundirse a veces en tradiciones ancestrales las comunica a través de un habla que se sumerge en la irracionalidad. Lo hace fundamentalmente mediante creaciones léxicas sorprendentes fruto de la unión de dos términos en uno nuevo e inexistente: tiritanteaba, benevalentía, temedrosos, infantasías, sobremarino, sobrevivo, argumentiras, etc. Otras veces esta dimensión irreal, evanescente, de difícil comprensión, la expresa a través de vocablos poco usados o arcaísmos como 'encarrujada', 'cárnido' y otros de este jaez.

Penetrar el ámbito de lo mágico, de la creencia irracional, de lo que difícilmente puede explicarse de manera inteligible exige la utilización de recursos literarios que sirvan para realzarlo. Por ello es frecuentísimo topar en estos cuentos con antítesis, oxímoron, paradojas... También en unas culturas como las de los pueblos mozambiqueños en las que el animismo es elemento central, la lengua debe estilizarse y esforzarse para dar visibilidad a una existencia en la que tienen cabida hechiceros, chamanes o brujos como sucede en el cuento ya de extraño título, "El exfuturo padre y su exviuda", en el que Benjamín, casado con Anabela que le rehúye, deberá por consejo del enfermero Bila pasar tres semanas con una vieja bruja si es que quiere conseguir ser aceptado por ella. También es absolutamente propio de una concepción animista la fusión de contrarios como pasado-futuro, viudez-casorio visibles en el título del cuento citado antes; pero también se constata esta dualidad imposible en la unidad en un mismo ser de los conceptos hombre y mujer: 
[la mujer] "me explicó sus razones: sólo ella guardaba la eterna gestación de las fuentes. No siendo ella. yo no estaba completo, hecho sólo con la arrogancia de las mitades. No encontraría yo en ella mujer que fuese mía sino mujer en mí, esa que, en adelante, me encendería en cada luna" ('Mujer en mí')
Y estas imposibilidades sólo son realizables durante el sueño -muy frecuente este onirismo en varios relatos de la colección-, un sueño cuyos límites con la realidad son lábiles, huidizos. Y para llevar hasta el lector estas irrealizables acciones Mia Couto se sirve del lenguaje poético, el cual al embeberse con frecuencia en imágenes y metáforas hermosas nos hace recordar muchísimo al llamado realismo mágico de los escritores sudamericanos de los años 60 y 70 del siglo pasado. Igual que ellos, estoy convencido que si preguntáramos a Mía Couto por la dificultad de creer lo que dice al parecernos todo ello magia o leyenda nos diría como así hacían Rulfo, García Márquez, Miguel Angel Asturias o Vargas Llosa ante idéntica cuestión:  "¡Es auténtica realidad!". Una realidad, sin duda alguna, desconocida para los occidentales. Quizás por esto nos sorprendan a veces fenómenos inexplicables y naturales como del que ahora mismo estamos intentando escapar del mismo modo como siempre se ha hecho de los enemigos invisibles: escondiéndonos en nuestro baobab y creciendo hacia dentro de la tierra, buscándonos como seres primitivos, invocando a quien sabe qué deidades irracionales, escapando de los conceptos artificiales y falsos de comunidad o nación para refugiarnos en lo único cierto y auténtico que es la persona ("no era la aldea la que merecía salvación. Era la gente, la gente humana, esas personas que forman aldeas, familias de aldeas", 'La leyenda de la novia y el forastero')

La persona y su conjunto es lo único importante, lo único real. Cada persona, hombre o mujer, es un todo, es, como reza el título, una raza. Y esto es imposible que cambie. Tan imposible -o mejor, tan ilusorio- como las relaciones de poder que se establecen en esas aldeas y familias de aldeas
—Escucha, João. Siempre me asalta esta duda: ahora soy el criado del colono. ¿Después qué vendrá?
—Después vendrá la libertad, padre.
—Tonterías, hijo. Después seremos los criados de ellos, de los mussodjas. Tú no sabes qué es la vida, hijo. Esa gente habituada a los tiros no sabrá hacer otra cosa al final de la guerra. El azadón de ellos es la escopeta. ('Los mástiles del Más Allá')
Hay en esta colección de cuentos un alegato en contra de la violencia, de su uso gratuito, tan frecuente desgraciadamente en el continente africano, aunque no sólo en él.
"Al carecer de víctimas, los bandoleros retiraban los cuerpos de las sepulturas para volverlos a matar" ('El apocalipsis privado del tío Gueguê')
"Las palizas no son cosa de príncipes. Ellos no propinan golpes o la muerte, los encargan a otros. Nosotros somos la mano de sus voluntades sucias" ('La princesa rusa')
Pero sin ninguna duda lo que más capta y emociona de estos cuentos es la inmensa belleza que desprenden merced a la lengua cargada de poesía que su autor ha utilizado para componerlos y que su traductor al español, Mario Morales, logra transmitirnos en la excelente traslación que realiza del idioma portugués al nuestro. He aquí algunos ejemplos destacables.
    • La belleza de esa niña, sobrino, eres tú quien la pone. Las mujeres son muy extensas, uno las viaja, uno siempre se pierde en ellas (El apocalipsis privado del tío Gueguê)
    • Existen esas historias que, cuanto más se cuentan, menos se conocen. Muchas voces, al final, sólo producen silencio (El pescador ciego)
    • Sobre el tejado de zinc, se estrellaban gruesas gotas, embarazadas de cielo (Los mástiles del Más Allá)
Finalizaré destacando los cuentos que más me han interesado a pesar de la dificultad que supone elegir entre tanta belleza. El que abre la colección, "Rosa Caramela" es precioso, muy impactante; "El baobab que soñaba pájaros" es muy hermoso sobre todo al presentar asustados a los blancos colonizadores debido al atractivo que las historias contadas por un joven pajarero negro tienen sobre los niños; por el humor que contienen me han agradado y divertido mucho "El exfuturo padre y su exviuda" y "Rosalinda la ninguna"; y por el acercamiento a la realidad histórica del país colonizado por Portugal durante siglos y la facilidad para comprenderlos debidamente también destacaría los dos últimos: "Sidney Poitier en la barbería de Firipe Beruberu" y "Los mástiles de Más Allá".

La lectura de los cuentos contenidos en "Cada hombre es una raza" es una buena manera de iniciarse en la literatura de este mozambiqueño autor de novelas como "Tierra sonámbula" (Suma de Letras, 2002), "El último vuelo del flamenco" (Alfaguara, 2002), "La confesión de la leona" (Alfaguara, 2012) o "Jerusalém" (Alfaguara, 2009) entre otros títulos.

17 comentarios:

  1. Me suelen dar un poco de pereza los cuentos y relatos, pero de vez en cuando cae alguna recopilación, así que me lo llevo apuntado por si se me cruza, puede ser interesante y no conocía al autor.

    Besotes

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    1. La verdad es que su nombre no está muy difundido aunque últimamente en España se han publicado muchas de sus novelas. Yo leeré alguna en algún momento sin suda alguna.
      Un beso

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  2. A Couto lo descubrí de forma casual, buscando otro libro (esto me pasa muy a menudo, ahora que lo pienso) yo buscaba relatos africanos, o mejor dicho, de mujeres africanas, y me topé con este. También pensé que era una mujer, y me sorprendió su apellido, indagué et, voilà! 😂😂😂 Disfruto enormemente leyendo cuentos y relatos, y estos me parecieron pura delicatessen.
    Coincido contigo en el del Baobab y El de Sidney Poitiers, totalmente 😁🥰

    Besukis 💋💋💋

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    1. La verdad es que los prejuicios de los occidentales nos llevan a lugares comunes respecto al contienente africano; por eso cuando al buscar relatos africanos nos encontramos con los de un hombre de nombre Mia y raza blanca tofdos nuestros presupuestos se nos vienen abajo.
      Pero qué maravilla la de estos cuentos. Como bien dices: Pura delicatessen.
      Un beso

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  3. Siendo sincera, lo que llamas un estilo poético, a mí no me ha gustado y me ha bajado el ánimo de todo lo bueno que venía leyendo de la reseña. Esas tres últimas frases se me hacen muy parecidas a una canción de Ricardo Arjona.

    Entre tus apreciaciones, me gusta que por partes lo equipares o compares con el realismo mágico. Apenas ayer vi el cielo nublado y pensé que, llegando el invierno a mi país, las lluvias torrenciales mezcladas con el encierro me van a terminar haciendo sentir como la gente de Macondo cuando les dio la enfermedad del insomnio y luego empezaron a perder la memoria.

    Si eso pasara, yo leería este libro. Curioso que sea un hombre y blanco, porque cuando apareció en mi lista de actualización, yo juraba que era una mujer de África, no muy distinto de lo que te ha pasado a tí. La portada también despista. Esto de leer a blancos escribir sobre gente de otras razas y algunas primidas por otras o incluso por sus propia culturas, a mí siempre me causa un poco de gracia y con ello me pesa otro poco de culpa.

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    1. Hola, Fany:
      No conocía el nombre de Ricardo Arjona. He buscado información sobre él y leo que es un cantante de origen guatemalteco. Deduzco, entonces, de tucomparación que esas tres frases que coloco como ejemplo te han parecido poco reveladoras e interesantes para evidenciar un lenguaje poético. Pues sí, quizás sí tengas razón. Es difícil entresacar ejemplos de aquello que uno quiere evidenciar. Admito no haber estado en esta ocasión muy afortunado. Pero sigo manteniendo lo esencial y es la sensación de belleza y de alta creación literaria que se desprende de la lectura de estos cuentos.
      Creo que es interesante este escritor en especial por ser africano y reunir en él cualidades propias del realismo mágico hispanoamericano y de buena parte de la tradición literaria oocidental y/o europea pues no se pued obviar su origen familiar portugués aunque él sea mozambiqueño de nacimiento y de residencia.
      Un beso

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  4. Primero te diré que al ver el nombre pensé que el autor era una mujer, evidentemente no lo conocía hasta ahora. No soy de relatos, ni de fantasía sin embargo me he sentido muy atraída por este libro que nos traes. Yo siempre digo que hay libros de relatos y libros de RELATOS, cosas mías pero creo que entenderás lo que quiero decir y tengo la sensación que este es de los de mayúscula.
    Un abrazo

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    1. Pues sí, Inés, das en el clavo, este es un libro de mayúsculas: R E L A T O S. Cuando menos es algo distinto, diferente.
      Gracias por tu comentario
      Un beso

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  5. Salgo de tu reseña como si me hubiese acunado una nana mozambiqueña. Se destila de estos relatos una mezcla entre lo tribal de ese país africano y lo meloso de su idioma portugués. Leo poca literatura africana, supongo que, entre otras razones, porque nos llega menos que de otras latitudes, así que tomo buena nota de estos relatos. El tema del colonialismo, además, también me interesa.
    Sí que cuesta pensar en Mia Couto como un hombre. A fuerza de observar su fotografía ya lo voy consiguiendo.
    Besos

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    1. Qué bonito, Lorena, todo lo que escribes. Incluso el comentario que me dejas es un auténtico regalo. Creo que como ya hacen muchas editoriales y reseñadores hay que destacar la importancia que tienen los traductores en todas estos libros en los que el lenguaje utilizado es hermoso. Gracias a ellos -cuando son buenos- podemos acercarnos a la belleza del libro en su idioma original. Y eso es muy difícil. Es por ello que en la reseña he destacado el nombre de Mario Morales, su traductor.
      Y sí, cuando se observa la foto del autor se percata uno (ja, ja...) de que es un hombre quien responde al nombre de Mia.
      Un beso

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  6. Creo que me perdería con los mismos cuentos que tú, por las mismas razones. Pero aún así, me has dejado con ganas de sumergirme en las letras de este autor, que no conocía hasta el momento. Muy buena reseña.
    Besotes!!

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    1. Si tienes oportunidad léete alguno de ellos. Los que recomiendo, en especial "Rosa Caramela", pienso que serían de tu agrado.
      Besazos

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  7. Mira que soy de relatos pero te confieso, que aunque no dudo en que merezca la pena alguno de ellos, de momento no me atrevo ni a buscarlo en amazon. Estoy con los libros que ya tengo por casa, he empezado a releer de nuevo El Quijote, con eso te digo todo.
    Un fuerte abrazo mi amigo.

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    1. Has decidido ir a puerto seguro, ¡eh! Cuando decidas visitar mundo (literariamente hablando) Mozambique seguirá estando ahí.
      Un muy fuerte abrazo, Javier

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  8. ¡Hola!
    Al leer el nombre yo también pesé en una mujer.
    Por un laod me apetece leer algunos pero luego me desinflo, porque esos que se elevan a lo espirituoso y hacen que te pierdas a mí también me harían perderme.
    Gracias por la reseña y feliz miércoles.

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    1. Pues si tienes oportunidad, léete sólo uno o dos, -el primero y el último, por ejemplo-, seguro que te gustarán. Luego ya el resto los va leyendo a tu bola, no todos seguidos, no, poco a poco, como se hace con la comida delicatessen.
      Gracias a ti, Marigem, por tu amable comentario
      Besos

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  9. Gracias a vosotros por haber llegado hasta aquí y haber echado un vistazo a la reseña.
    Saludos

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Muchas Gracias por dejar tu Comentario.