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27 mar 2020

"Senderos de tinta" de Juan Cruz Lara Jiménez

"Senderos de tinta" de Juan Cruz Lara Jiménez es una de las lecturas que me están ayudando a sobrellevar el confinamiento marceño. Mi política libresca es la de alternar o llevar a la vez lecturas complejas con otras más asequibles. "Senderos de tinta" pertenece al segundo grupo: tiene mucho de aventura, de evasión, de divertimento. Apropiada sin duda alguna para sobrellevar mejor las circunstancias actuales.

Sinopsis (de la contraportada del libro)
Una abadía a las afueras de Grenoble está a la espera de que entreguen un manuscrito que el abad ha pedido al monasterio Santo Petrini, cerca de Milán. Tras recibirlo y copiarlo, deberán devolverlo a la mayor brevedad. El encargado de trasladar el manuscrito es un rico mercader llamado Enrico, que, en compañía de Francesco -un humilde hombre que tiene una especial amistad con él- encontrará varias dificultades durante el viaje, pues el mercader posee una fórmula que ha descubierto, con unas propiedades que hacen que todo el que la posea pueda hacerse rico si sabe utilizarla. Durante la espera, en la abadía se sucederán unos hechos que no dejarán indiferentes a los clérigos que allí habitan.

Un noble señor pretende hacerse con la fórmula a través de sus poderosas amistades, extendiendo el rumor de que el mercader viaja con ella. Al poner a prueba dicha fórmula, Enrico está poniendo en peligro a personas de las que se rodea. A la llegada a una comarca a medio día de camino de Grenoble, se sucederá un hecho que hará que el gobernador se implique en una búsqueda junto al mercader, que finalizará con un beneficio mutuo. ¿Terminará el mercader con éxito el encargo?

Mi opinión
Agradezco a Juan Cruz Lara la gentileza que ha tenido conmigo al enviarme un ejemplar de "Senderos de tinta", su segunda novela. Me agrada mucho poder avizorar desde la lejanía autores que quizás en un futuro no muy lejano sean importantes en el panorama literario español. Creo que Juan seguirá escribiendo historias interesantes como la de esta novela y a buen seguro irá depurando la forma cada vez más y consolidando un estilo personal que de seguro le hará tener seguidores incondicionales.

editorial Círculo Rojo, Senderos de tinta, Juan Cruz Lara Jiménez
En "Senderos de tinta" viajamos con don Enrico, un mercador acogido en su niñez por Fray Rosino, bibliotecario en este momento de una abadía benedictina próxima a Grenoble. El viaje se realiza además de por la zona francesa cercana a Grenoble por el Piamonte y la Lombardía, hoy desgraciadamente esta última tan presente en los informativos de todo el mundo por culpa del indeseable COVID19.  Acompañante de Enrico en su desplazamiento es Francesco, vecino suyo. Juntos constituyen una especie de don Quijote y Sancho, personajes con los que he encontrado más de una similitud, especialmente en el idealismo de uno y el pragmatismo del otro, así como en lo timorato que es el segundo frente al arrojo y valentía que demuestra el primero. Véase si no esta frase de don Enrico ante el miedo mostrado por Francesco en una situación: "- ¡Oh, Francesco -sonríó don Enrico-. Ya tendrás tiempo de darte un buen susto si nos ocurre algo."

Estos dos seres que se trasladan por esa zona noritaliana, con el Milán de los Sforza a punto de caer en poder de Francia y unos habitantes que ansían mejorar de condición económica, corren un peligro inmenso. La fórmula que Enrico posee es ansiada por poderosos como don Luciano y otros más bien menestrales que ven en ella la solución a sus problemas de liquidez.
 Pero ¿por qué don Enrico realiza este periplo? Pues simplemente por eso de que es de bien nacidos ser agradecidos y don Enrico tiene amistad con Fray Rodrigo, abad del monasterio Santi Petrini, quien lo ha escogido para transportar unos manuscritos importantes para la Iglesia de Roma hasta la abadía de Grenoble que dirige Fray Remigio, un ser con cierta doblez.

Confieso que durante la lectura de los primeros capítulos (38 es el número total de los mismos) cuando ocurren ciertos sucesos misteriosos en el monasterio próximo a Grenoble, en la descripción de las diversas dependencias del mismo (biblioteca, capilla, sala capitular, huerto y herboristería, etc.) el recuerdo de la novela de Umberto Eco "El nombre de la rosa" no lograba sacarlo de mi cabeza. Sin embargo la investigación en ciernes de quién ha hecho determinada cosa no progresa en demasía quedando truncada la posible evolución de la misma al estilo de la novela culturalista del semiólogo italiano. Me agradó que así fuera pues en principio pensé que fácilmente "Senderos de tinta" sería una más a sumarse al listado de spin-off de la exitosa novela. Pero no, no es así, y eso me ha gustado.

La novela tiene ritmo y se lee con agrado. Es una historia lineal con personajes que bien podrían haber dado, quizás, algo más de juego. Estoy pensando concretamente en el abad fray Remigio y en ese descubrimiento que hace junto al ayudante del bibliotecario fray Rosino, personaje este último con quien se lleva rematadamente mal. Quizás, ¡ojalá!, Juan Cruz Lara, tire de este hilo en una posible novela siguiente pues los personajes "malos" en mi opinión siempre atraen al lector -estoy hablando por mí, claro- más que los justos, buenos y muy consecuentes.

Senderos de tinta, Abadías, Viajes, Amistad, Felicidad
Foto: Diario de Navarra (17_03_2020)
Es una novela para la que el autor se ha documentado debidamente y esto se nota en el lenguaje utilizado por los personajes; un lenguaje propio de la época en que se sitúa la historia -sin duda el siglo XVI- momento en que para relacionarse entre semejantes se utilizaba el 'tuteo' pero para hacerlo entre poderosos o de un inferior hacia un superior 'vos' era la forma pronominal de respeto. Asimismo Juan Cruz Lara va dejando esparcidos a lo largo del relato términos propios del mundo conventual propios de una abadía como "cillerero".

Pienso cuál sería el tema que señalaría como principal de entre otros posibles y claramente me inclino por el de la Amistad por encima del dinero, asunto que atraviesa todo el relato: "Tu vida. Francesco, es mucho más importante que el oro que puedas contar en lo que te resta de existencia". Y junto a éste destacaría también el de la Solidaridad: "me siento orgulloso de que mi trabajo sirva para algo más que para hacer fortuna". Estas dos frases las profiere el mercader don Enrico, protagonista absoluto de la narración.

Además de las frases citadas quisiera destacar dos más. La primera por ser aplicable a cualquier persona, incluidos lectores e incluso el autor; la segunda, por mostrar la belleza del lenguaje utilizado en ocasiones en el escrito:
    • "En cierta manera, esta misión le había servido para descubrir algo que estaba latente en su interior y para darse cuenta de que lo único importante que había en la vida, era la propia vida; que sin ella, todo estaba acabado."
    • "El silencio era absoluto y la calma total; sólo se escuchaba el disimulo de la noche"

El autor
Biografía (tomada de la pagina de la editorial Círculo Rojo):
Juan Cruz Lara nació en Pamplona (Navarra) en 1972. Su incursión en la escritura vino de la mano de un amigo, catedrático de filosofía, que lo introdujo en el mundo de las letras. Una treintena de artículos de opinión en periódicos locales, varios concursos de relato corto y su primera novela, "El silencio del muro", que se publicó en el año 2018, dieron paso a esta segunda historia: "Senderos de tinta".

Detalles del libro
ISBN: 9788413384955
Fecha de Lanzamiento: 24-enero-2020
Editorial: Círculo Rojo
Encuadernación: Tapa blanda
Número de páginas: 272
Dimensiones: 21 x 15 cm
Idioma: Castellano
Número de edición: 1
Género: Novela - Narrativa
Subgénero: Novela Española e Hispanoamericana

21 comentarios:

  1. Una lectura que según nos describes puede resultar muy entretenida y que servirá indudablemente para llenar todos estos tiempos muertos a los que estamos sometidos por obligatoriedad.
    Gracias por tu reseña sobre la misma, amigo.
    Salud,fuerza y honor. Y naturalmente un fuerte abrazo.

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    1. Hola, Javier:
      ¿Qué tal llevas la cuarentena? Da la sensación de que vamos a necesitar muchos libros como éste para poder sobrevivir en la cárcel domiciliaria. Quién nos iba a decir a nosotros que viviríamos un episodio así, ¡y con esta virulencia!
      Un abrazo ¿de finde? Ah, sí de finde

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  2. Estoy de acuerdo contigo, entre lecturas densas hay que intercalar otras más livianas o las neuronas explotan -esto lo añado yo 😂- yo lo hago siempre, libre o confinada.
    Esta es una buena candidata.

    Besitos.

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    1. Hola, Yolanda:
      Pues sí, así es, hay que alternar, si no sería imposible sobrevivir. Y si uno está confinado hay que hacer lo propio no sólo con lo que se lee sino también con lo que se ve, o sea, con las pelis y/o series que se cruzan en estas tarde-noches que con el cambio de hora van a ser más lo primero que lo segundo. Ayer me puse a ver una serie en Netflix que parece no estar mal: "Tinieblas y amanecer" basada en una trilogía de novelas escrita por Aleksey Nikolayevich Tolstoy (nada que ver con Lev Tolstoy, el de "Guerra y paz", ¡eh!). Bien bien, se puede ver.
      Un besazo

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  3. Parece una lectura entretenida, así que si se cruza, tiene muchas posibilidades de caer.
    Besotes!!!

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    1. Pues nada, Margari, a por ella. pero ya te digo no damos abasto.
      Besazos

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  4. ¡Hola Juan Carlos! Según te iba leyendo a mi también me venía ala cabeza "El nombre de la rosa". Parece por lo que nos cuentas de esas lecturas para pasar el rato que igual en estos momentos no nos vienen mal. El argumento me llama y se lee bien. La tendré en mente. Y ahora estoy con una de esas que se incluyen en el género feelgood, por cambiar, a ver si no la abandono
    Besos

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    1. Hola, Marian:
      Ja, ja... Me ha hecho gracia el final de tu comentario. Tienes toda la razón porque efectivamente estas lecturas que sirven para despejar la mente de preocupaciones y comeduras de tarro tienen eso, que a veces en un momento dado nos dejan de convencer y las abandonamos. Es el gran riesgo que corren las que militan en el género feelgood. Esta que acabo de leer no diría yo que fuese feelgood dado que hay ausencia de romanticismo en ella, pero...
      Muchos besos

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  5. Antes de que lo mencionaras, me había venido a la cabeza "El nombre de la rosa". Monasterios, la época...
    Tengo demasiado acumulado y esta novela no me atrae lo suficiente. Tengo que dejar respirar la lista de pendientes.
    Un beso.

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    1. Cómo te comprendo, amiga mía. Yo también hay momentos en que dejo de apuntar sugerencias porque es materialmente imposible dar abasto. Y no es cosa de estresarse más de la cuenta.
      Cuídate mucho
      Un beso

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  6. Hola Juan Carlos me ha parecido una propuesta interesante para estos días de confinamiento. Estos días me apetece poco escribir y sí lecturas que me distraigan.
    Así que la anoto.
    Un beso y mucha salud

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    1. Hola, Conxita:
      Salud, efectivamente, es lo que ahora mismo todos necesitamos. Con esta pandemia hemos vuelto a la Edad Media o a antes del siglo XX (ss XVI a XIX, ambos incluidos) cuando enfermar era ponerse en manos del Destino porque fármacos pocos había.
      Lecturas como ésta sirven para distraer, una de las grandes funciones de la literatura sin lugar a dudas.
      Muchos besos

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  7. Hola!
    Gracias por la recomendación, la tendré en cuenta para una lectura distinta a la que normalmente tengo.
    Espero que te encuentres bien en esta época de cuarentena e incertidumbre.
    Saludos y salud!

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    1. Hola, Luu:
      Gracias a ti por pasarte por aquí. De salud por ahora bien, pero como bien dices estamos viviendo tiempos inciertos. Espero que pasen, pero me temo que el Mundo ya no va a ser el que conocíamos antes.
      Un beso

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  8. Pues sí, la vida es lo más importante que hay en la vida y se nos olvida demasiado a menudo.
    En cuanto a la novela, no dudo que sea un buen divertimento e ideal para alternar entre otras lecturas más profundas, pero ese tipo de tramas no me atrae demasiado, así que aprovecho y no añado más a la interminable lista.
    Besos

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    1. Perfecto, Lorena, no sabes lo bien que te entiendo y lo mucho que te comprendo. Hay demasiadas cosas excelentes esperando por ahí.
      Espero y deseo que el 'bichito' de marras se haya quedado puertas afuera pues ya sólo nos faltaría que además de estar prisioneros en la propia casa el famoso COVID fuese y nos atacase.
      Un fuerte abrazo y un beso

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  9. El argumento me ha enganchado y, como tú, me ha recordado (mientras leía la sinopsis al principio de tu reseña) a El nombre de la rosa, seguramente por el misterio que encierra la historia y la existencia de un monasterio de por medio, je,je. El tema de los pergaminos que guardan oscuros secretos y que son objeto de lucha por hacerse con ellos, los misterios que encierra una abadía o un monasterio, celosamente guardados por el abad, el prior, o quien sea, abunda en la literatura "místico-esotérica". No obstante, si la obra no cae en lo puramente fantástico e ilustra hechos reales de la época en la que discurre la historia, eso es para mí un acicate para decidirme a leerla. Plagiando a Miguel Pina (blog "Cine y críticas marcianas"), lo que él atribuía hace unos días al cine, yo también lo aplicaría a una novela, aun siendo de ficción, y es que debe formar, informar y entretener. Y creo que Senderos de tinta cumple con estos tres requisitos.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Josep Mª:
      La novela, como digo, se lee bien e ilustra a quien la lee, o sea, que cumple los atributos que dices señala Miguel Pina para el buen cine: formar, informar y entretener. De los tres, creo, que el más destacable en esta 2ª novela del autor es el de entretener.
      Un fuerte abrazo, amigo. Cuídate, que estamos en tiempos difíciles

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  10. Huy, no conocía ni la novela ni al autor, pero esa referencia a "El nombre de la rosa", que creo que es de los libros que más veces he releído, me ha llamado muchísimo.

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    1. Hola, Espe:
      Como no quiero confundir a nadie, te diré que de una novela a otra hay una distancia enorme, naturalmente. Pero sí, leyendo "Senderos de tinta" pasa por la cabeza y la memoria la abadía de "El nombre de la rosa".
      Muchas gracias por tu comentario. Un beso

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