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5 may 2019

Diego Trelles Paz. "El círculo de los escritores asesinos"

No hay cosa más elevada que un buen lector. Voy aún más lejos: la literatura no es posible sin la complicidad de la lectura, y tómese ‘lectura’ en el sentido de la construcción de un significado plural, de la alianza de dos hombres libres frente a un mismo texto.” (Manuscrito 'C', pág. 284)

Santiago Roncagliolo, editorial Candaya, Roberto Bolaño, Trelles Paz
Pienso que la cita con la que he decidido comenzar esta reseña dice ya mucho del libro del peruano Diego Trelles Paz que acabo de leer. Ante la obra de este joven autor (Lima, 1977) no se puede mostrar pasividad alguna: o bien se le acoge con entusiasmo, o bien se le evita con cierto hastío. Con Trelles Paz no cabe la indiferencia, la pasividad lectora, y sí el posicionamiento a favor o en contra de la novela que se está leyendo.

Sinopsis de "El círculo de los escritores asesinos" (dada por la propia editorial)
¿Por qué mataron al afamado crítico literario García Ordóñez? Aunque todos se declaran inocentes, el asesino es uno de los integrantes del Círculo, una pandilla de jóvenes escritores y cinéfilos que rinden pleitesía al poeta César Vallejo, no creen en democracia más necesaria que la del talento y sostienen una guerra sin cuartel contra la llamada «mafia cultural de Lima». Ganivet, El Chato, Larrita y Casandra serán los autores de los cuatro manuscritos que, reunidos y comentados por el enigmático Alejandro Sawa, pretenden aclarar el asesinato de tan influyente hombre de letras. Tan perversos como inocentes, tan frágiles como arrogantes, todos tienen mucho de las imprevisibles calles de la Lima donde creció su autor, Diego Trelles Paz, uno de los más destacados representantes de la narrativa peruana actual.


Mi comentario
A mí la novela me ha gustado bastante pese a que en ciertos momentos me haya podido resultar algo tediosa dada la ingente información de tipo cultural que el escritor acumula en el relato. Es una información integrada plenamente en la ficción en forma de componente del relato que cada uno de los cuatro personajes apodados Ganivet, El Chato, Larrita y Casandra escribe sobre lo acaecido con el crítico literario García Ordóñez. Estos relatos manuscritos están siendo compilados y editados críticamente por otro importantísimo actor de esta historia, Alejandro Sawa, quien a través de un desmesurado número de notas de distinta amplitud (algunas muy extensas) va aclarando al lector las referencias de tipo literario, cinematográfico y pictórico, además de las propiamente derivadas de la relación interpersonal entre los cinco protagonistas de esta curiosa hstoria ya citados más algún secundario más para completar el cuadro como por ejemplo Emilia.

Es una novela henchida de literatura por los cuatro costados. Es precisamente esta hinchazón, esta bulimia libresca, la que enamora al lector o le hace abandonar la lectura de la novela. Las dos reacciones son plausibles, posibles y explicables. Las dos las entiendo y de ambas participo en parte, si bien reposada ya la lectura y dejado pasar un tiempo para que la experiencia lectora se decante debidamente me posiciono más del lado de los defensores de la novela que del de sus detractores.

Para los defensores, como yo, la novela es todo un compendio de literatura hispanoamericana con especial atención a la peruana, aunque también de la española e incluso, tirando por lo alto, de la universal. Es muy perceptible el claro homenaje, en la ejecución y diseño de la novela, a dos grandes escritores latinoamericanos: Roberto Bolaño de quien Trelles es experto conocedor al haber sido autor en 2003 -justamente dos años antes de la aparición de esta obra-  de una tesis sobre la novela "Los detectives salvajes" del autor chileno; el segundo autor al que se rinde explícita pleitesía es al argentino Julio Cortázar en su conocidísima novela "Rayuela".

De Bolaño toma el novedoso estilo policíaco o detectivesco que el chileno inaugurase en "Los detectives..." y que aquí se evidencia en una investigación atípica sobre un crimen del que todos dicen saber pero del que nadie señala con inequívoca certeza a su autor. De Cortázar toma la posibilidad dada al lector de elegir un orden y/o manera de leer: saltándose las notas, yendo de ésta en concreto a aquella otra, esperando o no a que llegue páginas más adelante una reflexión sobre algo, volviendo hacia atrás... En fin jugando con el texto, con su estructura, rompiendo el confort del lector.
A ambos escritores reverencia Trelles Paz y a ambos desea superar:
"Todo escritor necesita de un padre espiritual, de una figura patriarcal ante la que deberá rebelarse para encontrar su voz. De eso se trata todo. La literatura es la suma de múltiples parricidios, de asesinatos simbólicos que son prefigurados por la llegada del genio o por la revelación de un fracaso.”(pág. 100)
"Bioy", "El círculo de los escritores asesinos", "La procesión infinita", literatura peruana actual
Toda la novela es pura metanarratividad. Todo en ella es transtextualidad, en especial por medio de dos tipos de intertextos: la citación y la alusión. Los actores del relato son seres muy relacionados con la literatura, seres que más que otra cosa viven en un mundo ajeno al de los demás, viven en Literatura. De aquí sus apodos, sus citas de obras y autores, sus comparaciones, metáforas, los intertextos, las alusiones... Todo, pero todo todo, está en relación con la literatura, desde la de Cervantes a quien se homenajea en especial en la primera parte, 'Manuscrito G', donde Ganivet, uno de los miembros del Círculo que está en prisión por el caso, lee a sus compañeros de encierro "El Quijote" demorando todo cuando puede el final del mismo a fin de evitar lo que pueda suceder al acabarlo; o sea, es una especie de Sherezade en "Las Mil y una noches" (esta demora en la finalización de los relatos es visible también en otras partes del libro). Y por si esto fuera poco, hay un editor de estos 'manuscritos encontrados', de nombre Alejandro Sawa (¡oh, la inspiración valleinclanesca para el enorme ciego que todo lo ve, Max Estrella!), que se preocupa de desvelar al lector todas las referencias nominales que los diversos personajes vierten en sus intervenciones. Pero como ya hiciera el gran 'Micky Cervantes' (así, con humor, aparece a veces nombrado en esta novela el manco de Lepanto) en su obra genial este Sawa que está editando los manuscritos que han llegado a su poder o que incluso, el último de ellos, él mismo ha escrito, opina, desdice lo dicho por alguien, le corrige, minusvalora algo o a alguien... en fin juega y juega siempre con elementos literarios.

Hay en esta narración mucha ironía, mucho elemento paródico en línea con el posmodernismo literario derivado de los principios teóricos que estableciera Bajtin y que con el paso de los años muchos autores han ido integrando en sus libros. La literatura paródica iniciada ya por Cervantes para la novela moderna en "El Quijote" la recoge Trelles Paz aquí y cual una 'mise en abyme'  la refuerza y amplia. Si Cervantes encontrraba un manuscrito escrito por un autor -Cide Hamete Benengeli- y el propio Cervantes lo único que hacía era transcribirlo comentándolo, enjuiciándolo como si no fuese suyo para nada, aquí el escritor peruano presenta no un manuscrito sino cuatro y además en cada uno de ellos quien lo escribe dice que se lo está contando a otra persona al tiempo que revela que al menos una parte de la historia le ha llegado por boca de otros. Como se ve un rizar el rizo increíble, paródico, que incide en un humor declarado en muchas ocasiones como cuando para referirse a don Miguel de Cervantes uno de los personajes lo denomina "don Micky Cervantes" En otros momentos la referencialidad se va más que por el lado de la parodia por el de la analogía, como cuando al hilo de lo que en el texto se dirime, el asesinato del crítico literario García Ordóñez, los personajes a modo de justificación, como si la relación Literatura y Muerte fuese natural, establecen cierta analogía entre la muerte de éste y la de otros escritores y artistas: los suicidios de Sylvia Plath y de Alejandra Pizarnik,  las muertes por accidente de coche de Albert Camus, Roland Barthes, y del "poeta maldito peruano" Carlos Oliva, la del enorme poeta peruano -el Gran César, se dice en la novela con reiteración- César Vallejo en París con sólo 44 años..., y también, aunque en el campo de la pintura, la que sufriera el mismísimo Pollock en 1956.

Metaliteratura, 'mise en abyme', cajas chinas, novela policíaca atípica
La pintura de Pollock es importante en el relato, pero mucho más lo es la de Edward Hopper. Dos cuadros de este artista, "Nighthawks" y "Hotel-room", sirven en algún momento de la narración de elementos exteriores para resaltar esa mirada desde fuera que los lectores realizan de las obras al tiempo que las penetran e incorporan a su propia realidad, pues en definitiva realidad y ficción son conceptos evanescentes de frontera difusa. Casandra en un momento de la novela está en su habitación sentada en la cama en cuya cabecera está el cuadro 'Habitación de hotel' de Hopper, y ella misma está leyendo un papel que sostiene en sus manos. Es un cuadro dentro de un cuadro, una realidad -el cuadro de Hopper- dentro de una ficción -la habitación de Casandra- que realiza desde su personal realidad -me refiero a la propia Casandra- la misma acción que el personaje de Hopper efectúa en la ficción pintada por el artista estadounidense.

Junto a las referencias literarias y pictóricas son muchas las realizadas al mundo del Cine. No se puede olvidar que el escritor se licenció en Cine y Comunicación en la Universidad de Lima, y que ha trabajado mucho como guionista llegando incluso a dirigir un cortometraje. En esta novela, pues, junto al homenaje a tantísimos escritores (Bolaño, Cortázar, Onetti, Vallejo, Leopoldo Lugones, Borges, Macedonio Fernández, Cervantes, Alejandra Pizarnik, etc., etc.) y a algunos pintores hay un montón de alusiones al Cine destacando especialmente su admiración por Lars von Trier que para Trelles cumple en este campo la misma función que Bolaño en el literario. También Eric Rohmer y algunos de sus filmes ('Le genou de Claire' o 'Ma nuit chez Maud') es importante para los chicos de clase media alta de este Círculo creado un poco a imitación del "Club de los poetas muertos" que aparece en la película de Peter Weir.

Para finalizar, incluyéndolo también en el saco de tantos aspectos positivos contenidos en esta narración, estaría la gradación 'in crescendo' en cuanto a interés del lector que aplica Trelles en su novela. De las cuatro partes en que se estructura la obra la más extensa, densa y costosa de leer es la escrita por el personaje Ganivet; pero superada la página 172, donde ésta concluye, las partes dedicadas a los manuscritos Ch (el de El Chato), L (el de Larrita Lugones) y C (el de Casandra), cada vez más breves, la lectura va ganando en agilidad produciéndose junto al distinto punto de vista (técnica de la 'focalización múltiple' o 'pluriperspectivismo') una lógica y consecuente variación estilística en el tono y el ritmo acordes con cada uno de los personajes redactores de los mismos. A los cuatro manuscritos referidos habría que añadir una quinta parte, el escrito final, realizado por el propio compilador o editor de todos los otros, Alejandro Sawa.

Teniendo más peso en mi consideración, como ya he dicho más arriba, los elementos positivos, también creo que es de justicia señalar algunos 'peros' que pondría al relato y que podrían resumirse en los siguientes: a veces la lectura se revela algo pesada; parece una obra dirigida a un lector muy determinado conocedor de la mayoría de los elementos literarios allí expuestos; la historia justificación de toda la ficción -la del susodicho asesinato- se pierde a veces en la hojarasca libresca; los personajes son algo indeseables y es difícil que el lector empatice con ellos; la ingente anotación a pie de página es agotadora por sobreabundante y parece estar algo de más en ocasiones; la novela parece sólo un vehículo donde verter todo lo mucho que sabe el autor; hay cierta prepotencia en el autor como si dijese a los lectores que si no entienden lo que les muestra la culpa es del poco nivel que tienen...; y, por último, es un remake de "Los detectives salvajes" de Bolaño a quien intenta superar sin lograrlo porque la calidad de escritura de uno y otro escritor es dispar siempre a favor del chileno.

Ya acabando esta reseña me gustaría destacar los muy abundantes 'peruanismos' que Trelles introduce en su relato. Es un léxico vivo, popular, utilizado por los jóvenes peruanos en su vida cotidiana. A veces para un lector español alguno de estos términos es difícil de interpretar, pero esto no es ningún demérito en el relato sino todo lo contrario. He aquí algunos de los muchos que hay esparcidos por el texto:
  • No brindaste con Rodrigo que se agarra unos cuerazos en el 'Sargento’, ni viste a Claudita que está loca la pobre yendo al ‘Bauhaus’ todos los miércoles aunque ya está repleto de cholos y chibolos cojuditos y ahí sí tú no entras, ahí sí no encajas” (pág 81)
  • 'bincha’, 'paltas feas’ (136), 'cachaba como la poeta más grande’ (137)
  • melcocha a medio camino entre el costumbrismo más barato y la crónica chicha” (pág 149)
  • 'jinco’. 'mensos’ (217), 'joto’ = gay (231)
  • "'no mames güey’ o 'pinche peruano loco’” (255)
  • 'ruca’ = mujer fácil (258)
Tampoco me resisto a cerrar esta reseña sin destacar algunos fragmentos de la novela que me parecen especialmente significativos:

  • Todo un enredo tu historia, querido... Dijiste que algo ocurrió el mismo día que lo conociste... luego mencionaste no sé qué y ahora me hablás de los cineastas de la Nouvelle Vague con tu francés atroz... Sólo falta que ahora hablés de otra película y seguro que nos quedamos aquí a dormir.” (, pág 229)
  •  “Antes que nada voy a presentarme. mi nombre es ##### ####### pero desde niño, debido a mi baja estatura, me apodaron el Chato”(pág 181)
  •  “¡Las palabras, Roque, las palabras! y gracias a ellas, el único y Supremo poder del ser humano que no es otro que la posibilidad de inventar, de cambiar la realidad y explicaré lapsus lo cotidiano con ‘magia’.La ficción, Roque, es el verdadero pulmón de nuestra existencia. La única realidad es que no hay realidad posible.” (pág. 59)

En conclusión
Esta novela negra peculiar, atípica, en el sentido bolañiano, no por ello no deja sin decir cosas ciertamente interesante sobre el Perú en el que se sitúa la historia: el Perú de Alberto Fujimori, presidente electo en 1990 convertido en dictador por un autogolpe en 1992. También se alude a otros presidentes anteriores como el general Velasco Alvarado o Belaunde Terry. En todos los casos es un Perú pobre, de represión política, en el que un grupo de jóvenes universitarios, intelectuales, que buscan en sus reuniones el alcohol y el sexo, viven en cierto modo ajenos a la realidad socio-política inmersos en su campana de cristal de la Literatura.

Los detectives salvajes, Diego Trelles Paz, novelas inclasificables

Un libro sobre libros, de los que a mí me gustan pese a los 'peros' -pequeños defectos en mi consideración- que he señalado algo más arriba. Yo, que disfruto de vez en cuando con la literatura de Enrique Vila-Matas [en este blog reseñé hace tres años su obra "Historia abreviada de la literatura portátil" que se puede leer pinchando aquí], diré que he disfrutado leyendo a Diego Trelles Paz aunque no me ha extasiado. Tengo entendido que sus novelas siguientes: "Bioy" (Barcelona: Destino, 2012), Premio de novela Francisco Casavella, España, Finalista del Premio Rómulo Gallegos, Venezuela, 2013; y "La procesión infinita" (Barcelona: Anagrama, 2017), Finalista del Premio Herralde, España, 2016, son novelas algo diferentes. Me gustará comprobarlo por mí mismo, aunque sabedor de sus afectos literarios declarados a lo largo de toda su novela y en especial en la página final de agradecimientos (Vila Matas, Martin Guerra, Thomas Pynchon,Tomás Eloy Martínez [de este magnífico autor argentino se pueden leer en este mismo blog mis reseñas sobre "El vuelo de la reina" y "Purgatorio"], Roberto Bolaño, Jorge Luis Borges, etc. ) entiendo que su estilo, su manera de concebir el hecho literario no diferirá en exceso de lo que de manera tan apabullante ha mostrado en este Círculo con el que ha pretendido "matar" metafóricamente a su maestro y guía literario, Bolaño, sin conseguirlo por ahora, y es que el chileno es, éste sí que sí, un 'mosntruo' de la Literatura.

Al hilo de la lectura de "El círculo de los escritores asesinos" he estado releyendo el libro de cabecera de su autor, o sea, he revisitado "Los detectives salvajes" de Roberto Bolaño que me ha gustado mucho más que hace casi quince años cuando lo leí por vez primera. Haré reseña en este blog próximamente porque es una obra que se la merece sin duda alguna.

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Nota: La novela del peruano Diego Trelles Paz fue la lectura de la tertulia "más que palabras..." en la reunión del pasado mes de abril. La Crónica de la misma se puede leer en este enlace
(Aviso para navegantes: el autor de la Crónica soy yo mismo así que ciertas similitudes en algunas opiniones vertidas allí y aquí serán iguales o muy semejantes)

14 comentarios:

  1. Pues peros incluidos mi querido Juan Carlos, yo me lo llevo, pero desde la primera línea ya sabía que se vendría a casa. Ahora me falta sacar tiempo y que el puñetero ojo mejore de una vez...y el mundo es mío, jajajaja.

    Besitos cielo.

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    1. Me cachis, Yolanda, a ver si ese ojo mejora. Sin ojos, los lectores no somos nada. El tiempo, eso ya es otro cantar.
      Un besazo

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  2. Me atrae la novela pero por otro lado me da un poco de miedito.
    El escenario me resulta muy atractivo pero esa bulimia literaria de la que hablas creo que a mí me haría abandonar, no soy yo mucho de atracones.
    Me la apunto por si acaso.
    Un besote grande.

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  3. Con todo lo que cuentas me estaba atrayendo, pero cuando he llegado a los peros, casi que me retiro. Eso de que la novela sea el vehículo para que el autor me impresione con todo lo que sabe, me pone de muy mal humor. Tal vez debería releer también "Los detectives salvajes" que yo leí hace veinte años y quedarme con el original puesto que la copia no consigue superarlo, cosa que ya me imaginaba. Era muy osado por su parte y ni digamos ya pretender superar a Cortázar y su Rayuela. Que no digo yo que seas imposible, pero si alguien lo consigue, será sin querer, nunca porque se lo proponga.
    Un beso.

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  4. Rosa y Paloma:
    Entiendo perfectamente vuestras dudas. Os recomiendo que os paséis por la Crónica que en el blog de la tertulia "más que palabras..." hice de lo que entre los trece miembros de la misma allí se dijo. Sí os fijáis veréis que este libro no deja indiferente a nadie: o se le aprecia mucho o se le coge cierta tirria. Yo -ya lo digo en esta reseña- me gusta la novela más que me disgusta pero no me produce el mareo admirativo que me produjo "Rayuela" o "Los detectives salvajes". Pero es muy interesante leerlo por ver cómo es la nueva literatura peruana. Interesante leerla. Os la recomiendo, pese a todo.
    Un beso a las dos

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  5. Con esta reseña, lo buscaré.

    Gracias por compartir. Un abrazo

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  6. Me encanta la cita con la que arrancas la reseña y estoy plenamente de acuerdo con ella. También me ha gustado la posterior respecto a los parricidios literarios.
    Me parece una novela curiosa. Tengo mis dudas, no sé si mi bagaje literarios será el adecuado para sacarle todo el partido a esta novela. Pero me ha llamado la atención así que, quién sabe si me anime.
    Besos

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    1. Sinceramente, Lorena, creo que tu bagaje literario da para esta novela negra atípica y muchas otras más como ella. Creo que te gustará porque, ya te digo, no es una novela como las que estamos acostumbrados. Se hace un poquito cuesta arriba al inicio, pero después ya uno coge carrerilla y va como la seda. Me encantará leer la reseña que hagas cuando la leas.
      Un beso

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  7. Pedazo reseña te has marcado, Juan Carlos. Un minucioso análisis que ha conseguido despertarme la curiosidad por esta obra de género negro. Sin duda, debe ser una de esas novelas que te atrapa o la dejas en la página 50. En todo caso, me la apunto para las vacaciones para encararla con la cabeza más descansada. Saludos!

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    1. Hola, David:
      Esta novela estoy convencido de que te va a gustar, pues tú eres un buen escritor y conocedor de literatura y en este libro hay mucho de lo último. A lo mejor es excesiva la información que da sobre libros pero, bueno. sí eres capaz de superar la página 50 (ja, ja...) seguro que te gustará. Ya me dirás.
      Un abrazo

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  8. Con curiosidad me dejas después de tremenda reseña, pese a esos pequeños peros que señalas. Pero hay que cogerla con ganas y con tiempo, para disfrutarla, así que por ahora la dejo en la lista pero sin prisas.
    Besotes!!!

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  9. Me gustan los libros que levantan polémicas. Me acercaré a él a ver si no muerde. Un saludo

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    1. No, Squirrel Ardilla, morder no muerde (ja, ja...) o al menos yo he sido hábil y no me he dejado.
      Muchas gracias por tu comentario
      Saludos

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